Los siguientes dos caminos principales: la bodichita y la visión correcta de la vacuidad

Generar un anhelo por la bodichita

Anteriormente vimos que, una vez que la renuncia pura y genuina se ha generado en nuestro continuo mental, ese es el punto cuando verdaderamente estamos en el camino del Dharma. Este es el inicio del camino. Es posible que hayamos escuchado acerca de los caminos Mahayana y Hinayana e incluso que hayamos estado un poco confundidos al respecto. Traducido del sánscrito original, Mahayana es el vehículo mayor y Hinayana es el vehículo menor. Pero no deberíamos pensar en ellos como uno que es más pequeño que el otro, en términos de menospreciarlo. Ambos son caminos excelentes. Difieren en términos de la responsabilidad que asumen los practicantes. Los practicantes Hinayana anhelan su propia liberación, mientras que los practicantes Mahayana asumen la responsabilidad, no solo de su propia iluminación, sino también la de todos los seres sensibles en el universo. Cuando alguien genera la bodichita, cada acción de su cuerpo, palabra y mente está dirigida al bienestar de todos los seres sintientes. Esa persona está en el camino Mahayana. 

El verso seis revisa la generación del anhelo por la bodichita.  

(6) Pero, ya que aún esta renuncia, si no se sostiene con el desarrollo de la meta pura de la bodichita, no se convertirá en causa de los esplendores y gloria del estado purificado sin par (de la iluminación), aquellos que tienen sentido generan la meta suprema de la bodichita.

Es posible que hayamos generado la renuncia en nuestra mente, pero si queremos continuar a lo largo del camino, esta renuncia también tiene que estar imbuida por la bodichita. Lama Tsongkhapa menciona que, aquellos que generan la renuncia para alcanzar la liberación para sí mismos, no son nada especial, porque este tipo de logro solo los beneficia a sí mismos, no ayuda ni influencia mucho a todos los seres sensibles. Por lo tanto, cuando deseamos la felicidad superior, pensamos no solo en nosotros mismos, sino también en la felicidad de los demás seres. 

Sin importar qué tan felices seamos nosotros, si quienes nos rodean son infelices, ¿podemos verdaderamente ser felices? Pienso que eso es imposible. No solo eso, no podemos lograr la meta última de la plena iluminación si solo nos importa nuestra propia felicidad. Por otro lado, si somos capaces de generar el deseo de lograr una vasta meta en lugar de solo la liberación personal, eso producirá la felicidad última, no solo para nosotros mismos, sino para todos los seres sensibles. Este camino se toma mediante la generación de la bodichita no artificial o espontánea. 

Pero dejemos de lado por un momento la generación de la bodichita. Primero que nada, tenemos que recordar ser amables. De hecho, no es fácil en absoluto ser tan amables como nos gustaría, pero esa es la base de todo. Si ni siquiera somos amables, ¿cómo podríamos generar compasión igualitaria por todos los seres? 

La práctica en siete partes para generar la bodichita

Hay dos formas diferentes de generar la bodichita. Una se llama práctica en siete partes, y se supone que es el método más fácil de los dos. La segunda forma es usar el método de intercambiar el yo con los demás; se dice que este es más complicado. 

Revisemos la práctica en siete partes, la cual tiene siete pasos. Empieza por llegar a entender que todos los seres sensibles han sido nuestras madres en vidas pasadas y luego recordar su bondad. El siguiente paso sería retribuir su bondad. Podemos considerar primero a la familia de esta vida. Pensamos en cómo, en general, nuestra madre y nuestro padre han sido muy amables con nosotros y nos han cuidado muy bien. Si hacemos esto, es fácil reconocer su bondad. Si creemos en el renacimiento y entendemos que el tiempo no tiene principio, entonces veremos cómo es posible que todos y cada uno de los seres sensibles haya sido nuestra madre en algún punto en el pasado. Al reconocer cómo nuestros padres presentes son amables con nosotros, entendemos cómo todos los demás seres sensibles han sido amables con nosotros también. Y no hay diferencia entre la amabilidad recibida en esta vida y la recibida en vidas pasadas. Como mencioné, el siguiente paso es desear retribuir esa bondad. ¿Cómo podemos hacerlo? De hecho, este es uno de los puntos más difíciles, especialmente en estos días.  

Muchos de nosotros estamos trabajando muy duro para ayudar a nuestros padres. No siempre es fácil cuidarlos, especialmente cuando envejecen y tienen problemas de salud. Con frecuencia escucho decir a la gente que en Occidente es peor porque a menudo las personas ya no viven cerca de sus padres, pero pienso que es lo mismo en Europa y en las sociedades tibetana e india. Es muy difícil cuidar a nuestros padres y retribuir su bondad.  

Tenía un maestro inglés en Canadá, pero no era budista. Solía decir que había muchos problemas en el mundo y que él tenía suficientes problemas en su vida con los cuales lidiar. Decía que no podía pensar en los problemas de las demás personas porque ya estaba frustrado con los suyos; si pensaba en todo el sufrimiento que atraviesan las demás personas, se alteraba cada vez más.  

Es verdad. Es difícil pensar en todos los seres sintientes y en sus problemas y sufrimientos, pero podemos empezar pensando en nuestros padres. Es muy precioso contemplar esto. Podemos ver cómo nuestros padres han sido amables con nosotros durante toda nuestra vida, cuánto nos aman y nos cuidan. Cuando casi cualquier ser sensible da a luz, pareciera que, automáticamente, la madre y el padre sienten: “Este nuevo ser sintiente es mío”. Automáticamente sienten que su nuevo bebé es muy preciado. Podemos discutir en torno a si esto es algo biológico, químico o lo que sea, pero este amor es tan fuerte que mueve a nuestros padres a cuidarnos hasta que tenemos 19 o 20 años, e incluso mucho después que eso. Incluso cuando nuestros padres son muy ancianos, aún nos cuidan como lo hicieron en nuestra infancia. Esto es algo que tenemos que recordar; pensar en la bondad de nuestros padres es muy preciado. 

Todos los seres sintientes han sido nuestra madre

Así, reflexionamos en la bondad de nuestros padres y luego vemos la naturaleza de la conciencia. Entender la naturaleza de la conciencia nos ayudará a ver la bondad que todos los seres sensibles nos han mostrado. La conciencia que entra en el vientre de la madre en el momento de la concepción no tiene principio ni final. La conciencia que tenemos ahora es la que, con el tiempo, se ilumina. En esta habitación, todos los seres sensibles presentes tienen una mente ilimitada y sin principio. Definitivamente, compartimos conexiones de vidas previas. Por supuesto, cada uno de ustedes puede haber sido mi madre. Por lo tanto, los considero a todos como si fueran mis verdaderos padres. Pienso: “¿Quién te cuidará? ¿Quién te ayudará a salir del samsara? Asumo la responsabilidad de sacarte del samsara”.  

Desear retribuir la bondad de los seres sensibles

Entonces, llegamos a un punto en el que hemos contemplado cómo todos los seres sensibles han sido nuestra madre y recordamos su bondad. Además de esto, deseamos retribuir la bondad de nuestras madres y asumimos la responsabilidad de hacerlo. Pero, ¿cómo podemos realmente ayudar a todas nuestras madres seres sensibles? Necesitamos pensar acerca de qué tipo de métodos existen para liberar a todos los seres sensibles del sufrimiento. 

Con frecuencia, hacemos cosas buenas y tenemos buenas intenciones, pero con toda honestidad, los métodos que aplicamos son solo un alivio temporal. Cuando empezamos, podemos ver algunos insectos y pensar: voy a ayudarlos dándoles algo de comida. Podemos alimentarlos, pero solo volverá a darles hambre. No hay nada en nuestra ayuda que podamos llamar felicidad verdadera. Así, debemos esforzarnos por alcanzar la liberación y la iluminación – ver que la iluminación es la única felicidad verdadera en este mundo – de tal forma que podamos ayudar a que otros se iluminen también. Esto nos hace generar una mente altruista, al pensar que llevaremos a los demás a la liberación, al estado de felicidad que nunca declina. Esta es la intención altruista que tenemos que generar. A través de semejante intención altruista, nace la gran compasión. Al haber generado la gran compasión en nuestro continuo mental, entramos al camino Mahayana. Anteriormente, cuando hablamos acerca de la renuncia, hablamos de que tiene que ser no artificial, auténtica. Es lo mismo con la bodichita; la bodichita no artificial está condicionada por la gran compasión. 

Solo para recapitular, en primer lugar, necesitamos entender la situación en la que están todos los seres sensibles y ver cómo sufren. A continuación, consideramos cómo todos han sido nuestra madre previamente, recordamos su bondad y deseamos retribuir su amabilidad. Con esto, generamos la intención altruista de asumir la responsabilidad exclusiva de llevarlos al estado de liberación del samsara y luego llevarlos hasta la plena iluminación. 

Con esta mente, tomamos los votos del bodisatva y tratamos de conservarlos de forma pura. Con los votos, no es que temamos romperlos simplemente porque el Buda o alguien más dijo que es malo transgredirlos. Por el contrario, tenemos una fuerte sensación de que, sin tomar y mantener los votos por el beneficio de todos los seres sintientes, la vida simplemente carece de sentido. Si entendemos cuán significativa es la vida cuando trabajamos para beneficiar a todos los seres sintientes, entonces es fácil mantener los votos, no se siente como una carga en absoluto.  

Todos los seres sensibles atraviesan un sufrimiento terrible

(7) Arrastradas por las corrientes de los cuatro ríos violentos, atadas por los apretados grilletes del karma, difíciles de revertir, arrojadas dentro del pozo con trampas de hierro del aferramiento a identidades verdaderas, completamente envueltas en la pesada obscuridad del no darse cuenta,
(8) inexorablemente atormentadas por los tres tipos de sufrimiento, vida tras vida, en la ilimitada existencia compulsiva. . . habiendo pensado así en la condición de tus madres que se han encontrado en situaciones como estas, desarrolla la meta suprema de la bodichita.

Cuando nos entrenamos en la gran compasión y la generamos, vemos cómo todas las dificultades y problemas que experimentamos son, de la misma forma, experimentados por todos los demás seres. Y hay tantos seres sensibles, incontables seres sensibles. Tan solo en los océanos de este planeta hay infinidad de seres sensibles que ni siquiera podemos imaginar. ¿Cómo podemos pensar en todos esos seres sintientes y sus sufrimientos? 

En tibetano, la palabra para bodichita es “sem-kye”. Sem significa mente y kye significa nacer o generar. Así, en tibetano, el término se refiere a generar una mente o a expandir la mente. Pasamos de pensar solamente en nuestros propios problemas a tratar de pensar en los problemas de otros seres, al ver que no estamos solos en este mundo y que los otros seres sensibles enfrentan los mismos problemas que nosotros. Gradualmente, conforme nuestra mente se vuelve cada vez más vasta, naturalmente sentiremos el impulso de ayudar a los seres sensibles. Aquí es cuando nace la intención altruista y automáticamente pensamos: “Cuidaré a los seres sensibles y lo haré yo mismo, aun si tengo que hacerlo completamente solo”.  

Hay muchos tipos de sufrimiento que podemos ver por nosotros mismos. Los sufrimientos de la niñez, los sufrimientos de las personas mayores; no se refiere solamente a los ancianos de 80 o 90 años, sino también a quienes tienen 20 o 30 años ahora. El dolor de estar envejeciendo y muriendo se siente no solo cuando estamos al borde de la muerte. El gerundio “iendo” en envejeciendo y muriendo muestra la continuación de la acción. Decir que estamos muriendo no significa necesariamente que tenemos que estar en el hospital, próximos a morir. El proceso de estar envejeciendo y muriendo está sucediendo en cada momento para todos nosotros. Todos nosotros estamos siempre envejeciendo y muriendo. Este tipo de sufrimiento no es solo relevante para las personas mayores, sino para todos nosotros. Esto es algo que deberíamos recordar. Los problemas del envejecimiento, la muerte, el nacimiento y la enfermedad son problemas comunes para todos los seres sensibles en este mundo. Estos problemas continuarán también en la siguiente vida, y en la vida siguiente a esa, sin final, hasta que eliminemos la causa del sufrimiento, que es el autoaferramiento. 

Los dos tipos de egocentrismo

Hay dos tipos de autoaferramiento. En primer lugar, tenemos el tipo de autoaferramiento que surge natural y automáticamente. Este es el autoaferramiento que naturalmente siente que los cinco agregados son en realidad “yo”. Este es el sentido de “yo” que todos los seres sensibles tienen. El segundo tipo de autoaferramiento es el que adquirimos más adelante, debido al condicionamiento. Estos dos tipos de autoaferramiento se presentan en el Verso 7. Arrojadas dentro del pozo con trampas de hierro del aferramiento a identidades verdaderas, se refiere al segundo tipo de autoaferramiento, que adquirimos debido al condicionamiento. Completamente envueltas en la pesada obscuridad del no darse cuenta, se refiere al primer tipo, el autoaferramiento que surge automáticamente, el sentido de “yo” que tenemos de forma innata.  

Ahora, hemos revisado el segundo aspecto principal, la bodichita, con la que anhelamos la iluminación con la motivación de ayudar a los seres sensibles a liberarse del sufrimiento. 

El darse cuenta que discrimina es la llave a la liberación

En última instancia, para que los primeros dos de los tres aspectos de los que estamos hablando, la renuncia y la bodichita, sean espontáneos y trabajen a su máxima capacidad, necesitan estar imbuídos del tercer aspecto, la sabiduría o darse cuenta que discrimina que realiza la vacuidad. Sin darse cuenta que discrimina, no hay forma de liberarse del samsara y obtener la iluminación. Podemos tener una fuerte renuncia y bodichita, pero sin el darse cuenta que discrimina no estaremos libres de nuestras emociones perturbadoras y oscurecimientos y, por lo tanto, la iluminación permanecerá fuera de nuestro alcance. Necesitamos una comprensión exhaustiva y una verdadera realización de la vacuidad. Sin eso, no podemos ayudarnos a alcanzar la liberación del samsara, y no seremos capaces de ayudar a otros seres sensibles a liberarse y alcanzar la iluminación. Por lo tanto, las cualidades que necesitamos generar no son solo las de la renuncia y la bodichita sino, de forma más importante, el darse cuenta que discrimina que se da cuenta de la vacuidad correctamente.  

(9) Aunque te hayas habituado a la renuncia y la meta de la bodichita, si aún careces de la conciencia discriminativa que se percata de la naturaleza de la realidad, serás incapaz de cortar la raíz de tu existencia compulsiva. Por tanto, esfuérzate en los métodos para comprender el surgimiento dependiente. 

Es una cualidad única de este texto, escrito por Lama Tsongkhapa, que el término “surgimiento dependiente” esté estrechamente conectado con y sea casi sinónimo de “vacuidad”. El verso 9 no dice que tenemos que “darnos cuenta de la vacuidad”. Lama Tsongkhapa dice que tenemos que esforzarnos en los métodos para comprender el surgimiento dependiente

Confundir vacuidad con la nada 

Generalmente, parece que cuando no se ha estudiado previamente la vacuidad, naturalmente se nos ocurre que vacuidad significa la nada. Cuando escuchamos que no existe un “yo” o una identidad en absoluto, tal visión puede convertirse fácilmente en una visión nihilista. Este es un error, o lo que llamamos una “visión errónea”. De hecho, pensar que nada existe en absoluto es una visión tan errónea como pensar que todo existe de forma sólida e independiente, que es como la mayoría de nosotros pensamos. Estos son los dos tipos de visiones que han de ser abandonadas: la visión nihilista de que no hay nada, y su contrario, la visión absolutista de que el “yo” es sólido e inmutable. Por lo tanto, la vacuidad no debería confundirse con la nada.  

De forma ordinaria, conforme vivimos nuestra vida, y especialmente cuando surgen los problemas, sentimos este fuerte e innato sentido del “yo”. Nuestra tarea es revisar lo que este “yo” es. Tenemos que ver en dónde está este “yo” y qué es exactamente. Cuando decimos: “Estoy enfermo, soy infeliz”, nuestra tarea es encontrar a este “yo” que experimenta enfermedad e infelicidad y demás. En el Sutra del Corazón, hay una línea que dice que no hay ojo, no hay oído, no hay nariz, no hay sensación, no hay conciencia y demás. No deberíamos entender esto como que todo es completamente no existente y caer en el extremo de la nada. En lugar de ello, recuerden que siempre que busquemos este “yo” encontraremos que no hay nada que señalar. Tenemos esta sensación de un “yo” innato, pero no hay nada que podamos señalar como “yo”. Pero tampoco podemos decir que no hay nada, porque ciertamente sí nos sentimos enfermos e infelices algunas veces. Así, no podemos decir que no hay nada, pero tampoco podemos decir que hay un “yo” sólido. La verdad yace en el medio. 

No deberíamos caer en ninguno de los dos extremos, Podemos empezar simplemente meditando en este hecho de no ser capaces de encontrar este “yo” dentro de los cinco agregados. Esta es la meditación real que deberíamos hacer cuando reflexionamos sobre la vacuidad. Cuando buscamos en cada uno de los agregados, podemos ver que no encontramos nada ahí. No podemos decir que no hay nada ahí y no podemos decir que ahí hay algo. Necesitamos ir entre estos dos extremos y simplemente meditar en el hecho de no encontrar algo. 

Desde el tiempo sin principio, tenemos los hábitos y rastros de aferrarnos a un “yo” existente inherentemente autoestablecido. Pero este “yo” no existe de la forma en que pensamos que existe. Entonces, tenemos que meditar en no ser capaces de encontrar este “yo”. Deberíamos hacer nuestro mejor esfuerzo por hacer esta meditación y quedarnos en este estado meditativo de no encontrar al “yo” dentro de los cinco agregados por cuanto tiempo como podamos. Esta es la verdadera práctica de la meditación en la vacuidad.  

Las dos visiones extremas de nihilismo y absolutismo 

Entonces, lo que es más importante cuidar es no caer en las visiones extremas de la nada o de la solidez. No podemos decir que la vacuidad es la nada. Podemos tomar el ejemplo del espacio. El espacio no es la nada. El espacio es algo, pero no podemos decir que no es un vacío al mismo tiempo. Es algo para pensar. Cuando meditamos en la vacuidad del yo, podemos ver que, dentro de los cinco agregados de una persona, no hay nada sólido que podamos señalar como el verdadero “yo”. 

En realmente bueno realizar este tipo de análisis cuando experimentamos sensaciones intensas de felicidad o sufrimiento. Durante estos momentos, la fuerte sensación de “yo” surge y actúa como una base para que revisemos en dónde está exactamente este “yo” que está experimentando el sufrimiento o la felicidad. Después de investigar cuidadosamente en dónde puede estar este “yo”, concluimos que semejante “yo” es solo una ilusión.  

Por supuesto, esto no es fácil, es difícil hacer esta revisión. Por eso necesitamos analizar nuestras acciones una y otra vez, cómo se producen nuestras acciones y cómo son producidas las cosas que resultan de esas acciones. Podemos ver que los fenómenos no existen desde su propio lado. Podemos ver que surgen en dependencia de ciertas acciones, condiciones y causas. Tomemos el ejemplo sencillo de un auto. ¿Qué es un auto? Cuando vemos las partes de un auto, las llantas, el motor y demás, llamamos a este conjunto “un auto”. ¿Algo puede ser llamado auto sin un motor? Eso es algo para debatir. Sin embargo, es importante entender que el fenómeno surge en dependencia de tal conjunto de detalles. Del mismo modo, la identidad y el “yo” surgen en dependencia de los cinco agregados, pero no se encuentran dentro de ninguno de ellos. Por el contrario, el “yo” existe en dependencia de ellos. 

Estudiar las enseñanzas sobre la vacuidad

Hemos estado hablando sobre la vacuidad, pero necesitamos ser cuidadosos de ello. Para entender el tema de forma correcta, necesitamos involucrarnos en discusiones y estudiarlo de forma adecuada. Su Santidad el Dalái Lama ha hecho mucho para presentar este tema a los occidentales. La visión de la vacuidad es muy importante y deberíamos estudiar los diferentes sistemas filosóficos para entender las diferentes visiones de esas cuatro escuelas. Vean por ustedes mismos lo que es correcto y lo que no.  

Cuando discutimos la vacuidad apoyándonos en nuestra propia experiencia, puede ser difícil porque nuestra experiencia puede no necesariamente estar de acuerdo con la realidad. Si nos tomamos en serio nuestros estudios y meditación en la vacuidad, eso significa que necesitamos hacer prácticas budistas. Si no tenemos un maestro que tenga una realización de la vacuidad, y si no nos apoyamos en el Dharma correcto que describe la vacuidad y brinda los medios y los métodos para discutir la vacuidad desde diferentes ángulos para alcanzar un entendimiento unipuntual de lo que es, entonces existe el peligro de caer en visiones erróneas.  

El Buda era muy hábil y tenía una gran compasión y, por lo tanto, presentó el Dharma de una manera muy sabia. Habló de la falta de identidad de las personas y de los fenómenos, tanto a un nivel burdo como a un nivel sutil. La vacuidad tiene dos niveles, sutil y burdo. De los cuatro sistemas filosóficos, el superior, Madyámaka, se divide en Svatántrika y Prasánguika. Los académicos indios tales como Buddhapalita invirtieron un gran esfuerzo y revisaron minuciosamente a través del debate para ver que la visión del Svatántrika Madyámaka no es la definitiva. La visión del Prasánguika Madyámaka es la más precisa. 

Si no llevamos a cabo un análisis tan detallado, existe el peligro de caer en visiones erróneas, lo cual puede lastimarnos mucho. Debemos ser muy cuidadosos en nuestros estudios. Pero escuchar explicaciones sobre la vacuidad y meditar en ello no es suficiente. Incluso si escuchamos muy cuidadosamente de un maestro que no tiene dudas acerca de la vacuidad, aun así, necesitamos nuestra propia experiencia y realización, de lo contrario, no habrá certeza acerca de ello. 

Una realización de la vacuidad surge a través de estudiar con un maestro adecuado y tener un buen entendimiento del tema. Al principio, parece casi inimaginablemente difícil siquiera pensar acerca de cómo el yo y los fenómenos están desprovistos de existencia autoestablecida, inherente, pero es totalmente posible entender la vacuidad. Muchas personas lo han entendido, así que nosotros también podemos. Debemos recordar la amabilidad de los maestros de Nalanda que explicaron la vacuidad tan bien y con tanto detalle, de tal forma que ahora nosotros podemos estudiarla. Además de eso, pensar en lo afortunados que somos de tener maestros alrededor de nosotros que pueden explicarnos la vacuidad. 

Poner la vacuidad en práctica

Aquí, estoy dando solo una breve presentación de la vacuidad. Si eres nuevo en el tema, quizás te resulte un poco difícil de entender y pensar cómo ponerla en práctica. Algunos de ustedes han estudiado la vacuidad antes y es posible que hayan meditado en la vacuidad, recitado los sutras y las plegarias, y reflexionado mucho en ello. Sabrán que generalmente se dice que necesitamos construir mucho mérito, esto es, potencial positivo, para obtener una verdadera realización de la vacuidad. 

No construimos esta fuerza positiva cuando nos estamos esforzando por alcanzar cualquier cosa que queramos en nuestra vida mundana, sino cuando meditamos en la vacuidad y nos involucramos en acciones constructivas mientras que, al mismo tiempo, meditamos en la vacuidad. Así es como realmente podemos construir este potencial positivo, este mérito. Cuando hacemos cosas constructivas, debemos simultáneamente analizar cómo todos los fenómenos aparecen ante nosotros y, aun así, no existen de la forma en que aparecen. Este es el método de pensar acerca de la vacuidad en nuestra vida diaria.  

Cuando nos involucramos en las prácticas preliminares, como realizar postraciones o hacer las 100,000 ofrendas del mándala, la meta principal de todas estas prácticas es construir el potencial positivo a través del darse cuenta que discrimina que entiende la vacuidad. Esto funciona junto con nuestras acciones. Si nos esforzamos en tales acciones, en meditar en su vacuidad, entonces podemos eliminar todo nuestro sufrimiento, liberarnos del renacimiento incontrolablemente recurrente y alcanzar la budeidad. 

La vacuidad y el surgimiento dependiente son indivisibles

(10) Todo el que ha visto que (las leyes de) causa y efecto conductual jamás fallan, en todos los fenómenos del samsara y el nirvana, y que ha logrado derribar los soportes que sostienen las (cogniciones) que apuntan (a la existencia inherente), cualesquiera que estos sean, ha entrado al camino que es agradable a los budas.
(11) Las apariencias son surgimientos dependientes no engañosos y la vacuidad está alejada de cualquier afirmación (de formas imposibles de existir). Mientras estos dos entendimientos aparezcan ante ti por separado, es que aún no has realizado la intención de los poderosos. 

Esto muestra una de las cualidades especiales del texto de Lama Tsongkhapa. En primer lugar, dice que no hay nada que señalar – no podemos encontrar un yo sólido, autoestablecido, de personas o de fenómenos. También aplica la lógica del surgimiento dependiente a la vacuidad, y la lógica de la vacuidad al surgimiento dependiente, mostrando cómo estos dos deben ser vistos como inseparables. 

(12) Pero cuando sin alternancia, sino al unísono, tu certeza de la mera vista del surgimiento dependiente no engañoso hace que se derrumben todas tus formas de tomar los objetos (como inherentemente existentes), has completado el discernimiento de la visión correcta. 

Estos dos versos son los más importantes porque, una vez que somos capaces de ver la vacuidad y el surgimiento dependiente como uno solo que tiene el mismo significado, podremos entender cómo existen todos los fenómenos. 

Existe la duda acerca de si es posible que estas dos realizaciones sucedan simultáneamente en la misma mente. Es una cualidad única del texto de Lama Tsongkhapa decir que sí, es posible. Por lo general, diríamos que solo un buda tiene la habilidad de aprehender las dos verdades, eso es, tanto la verdad convencional como la verdad más profunda, con una mente. Si no me equivoco, Lama Tsongkhapa dice que es posible tener esas realizaciones de entender la vacuidad como surgimiento dependiente y el surgimiento dependiente como vacuidad, en una mente. Deberíamos revisar por nosotros mismos si es verdad o no. El texto en el que podemos leer esto es en el Lam-rim Chen-mo, Gran presentación de las etapas graduales del camino, de Tsongkhapa. 

(13) Además, cuando sabes que la apariencia elimina el extremo de la existencia, que la vacuidad elimina el extremo de la no existencia, y cómo la vacuidad se manifiesta como causa y efecto, jamás serás atrapado por visiones que se aferran a extremos.

Hablamos de esto anteriormente. No deberíamos pensar que la vacuidad significa nada y, al mismo tiempo, no deberíamos pensar que los fenómenos existen de manera sólida. 

El último verso de este texto dice: 

(14) Cuando hayas entendido los puntos de estos tres principales aspectos del camino, tal como son, confía en la soledad y, generando el poder de la perseverancia gozosa, realiza rápidamente, hijo mío, tu meta inmemorable. 

Conclusión

Ahora, al haber leído todo el texto y haber aprendido acerca de las cualidades que necesitamos generar en nuestra mente, deberíamos meditar en el texto. 

Aquí, Lama Tsongkhapa dice que debes confiar en la soledad. Por supuesto, hay algunas personas que dejan sus hogares y van a las montañas a hacer retiros y meditar en la vacuidad. Pero el énfasis aquí de confiar en la soledad es dejar de lado las propias emociones perturbadoras para que la mente sea más vasta y más capaz de meditar en la vacuidad sin obstrucciones. No está necesariamente hablando de soledad física, sino de una soledad mental que está lejos de nuestras propias emociones perturbadoras. 

Lama Tsongkhapa dice que deberíamos generar el poder de la perseverancia y realizar rápidamente nuestra meta inmemorial. Es como un regalo que Lama Tsongkhapa les ha dado a los discípulos, a quienes considera como sus propios hijos. Este texto fue escrito por Lama Tsongkhapa con el pensamiento de beneficiar a todos los seres sensibles. Dice hijo mío o podemos decir “mi niño” y debemos pensar que esto también se dirige a nosotros porque estamos dentro de los hijos de Lama Tsongkhapa, dado que somos a los que les gustaría alcanzar la liberación. Podemos tomar todo este texto como una instrucción directa para nosotros. 

Palabras finales

Hemos llegado al final. He ofrecido una breve explicación de Los tres principales aspectos del camino. Podría haberme equivocado en algunos puntos. Siempre existe la posibilidad de que me equivoque en mis explicaciones y ese es únicamente mi error y mi responsabilidad y me disculpo por eso. Si hubo algo útil y beneficioso en mis palabras, definitivamente se debe al mérito de mis maestros. Es solo a través de su amabilidad que he podido enseñarles un poco.

Creo que juntos hemos desarrollado un potencial positivo reuniéndonos aquí para escuchar el Dharma. Tenemos que dedicar este mérito a lamas asombrosos como Su Santidad el Dalái Lama, para que puedan vivir mucho tiempo. También debemos dedicarlo al bienestar de todos los seres sintientes y al medio ambiente. Gracias.

Top