Miedo: Lidiar con las emociones perturbadoras

12:25
El miedo es uno de los más poderosos impedimentos para alcanzar cualquier cosa positiva en la vida. Como un estado mental confuso, está basado en la falta de darse cuenta, especialmente con respecto a lo que significa sentirse seguro. Sin embargo, con una amplia gama de métodos, tanto de emergencia como provisionales, podemos liberarnos del grillete paralizante del miedo.

Métodos de emergencia para lidiar con el miedo

En el budismo tibetano, Tara, la figura femenina de Buda, representa el aspecto de un Buda que nos protege del miedo. Tara, de hecho, representa los vientos de energía del cuerpo y la respiración. Cuando estos son purificados, ella también representa la habilidad de actuar y cumplir nuestras metas. Este simbolismo sugiere muchos métodos de emergencia para manejar el miedo, trabajando con la respiración y las energías sutiles.

Los métodos de emergencia se derivan de prácticas preparatorias (preliminares) que podemos hacer antes de meditar, estudiar, o escuchar enseñanzas. Por sí mismas, estas prácticas ayudan a tranquilizarnos en emergencias, cuando estamos aterrados o sentimos pánico. También sirven como los primeros pasos a dar antes de aplicar métodos más profundos.

  1. Contar los ciclos de respiración con los ojos cerrados, tomándolos como ciclos de inhalación y exhalación, y poniendo atención en la sensación del aire entrando, bajando, en el abdomen extendiéndose, después contrayéndose, y exhalando.
  2. Contar los ciclos de respiración con los ojos medios abiertos, ligeramente enfocados, mirando hacia el piso, tomando como ciclo la exhalación, una pausa y la inhalación; con el mismo enfoque anterior, y después de un momento, añadiendo conciencia de la sensación de contacto entre nuestras posaderas y la silla o el piso.
  3. Reafirmar la motivación o meta de lo que deseamos alcanzar (logrando estar más calmados), y por qué lo deseamos alcanzar.
  4. Imaginar que la mente y la energía se enfocan como el lente de una cámara.
  5. Sin contar la respiración, poniendo atención en el abdomen inferior subiendo y bajando mientras respiramos y sintiendo que todas las energías del cuerpo fluyen armoniosamente.

¿Qué es el miedo?

El miedo es una inquietud física y emocional por algo conocido o desconocido, sobre la que sentimos no tener habilidad alguna de control, manipulación o de poder obtener los resultados que deseamos. Queremos deshacernos de lo que nos produce miedo y esto nos hace generar una fuerte repulsión. Aun cuando el miedo es un estado de ansiedad general, sin algo específico a que temer, existe el fuerte deseo de deshacernos de ese “algo” indefinido.

El miedo no es un simple enojo. No obstante, al igual que el enojo, vincula una exageración de las cualidades negativas del objeto al que tememos y una exageración del “yo.” El miedo añade a la ira el factor mental de distinguir (‘ du-shes, reconocimiento) que no podemos controlar o manejar la situación. Entonces prestamos atención (yid-la byed-pa) a lo que tememos y a nosotros mismos, en términos de esa forma de distinción. Esa manera de distinguir y prestar atención puede ser precisa o imprecisa.

La falta de conciencia acompaña al miedo.

El miedo hacia algún hecho de la realidad, siempre está acompañado por la falta de conciencia (ignorancia o confusión) del mismo, al no conocerlo, o al conocerlo de una forma que contradice a la realidad. Consideremos seis posibles variantes de esto:

(1) Cuando tememos que no podemos controlar o manejar una situación, nuestro miedo podría estar acompañado por la falta de conciencia de la causa y el efecto, y de cómo existen las cosas. Los objetos conceptualizados (zhen-yul, objeto implícito) de nuestra temerosa forma de prestar atención a nosotros mismos y a lo que tememos, son:

  • un “yo” sólidamente existente, que por sí mismo debería ser capaz de controlarlo todo, como el poder evitar que nuestro hijo se lastime;
  • una cosa sólidamente existente, que existe en sí misma y sin influencia de nada más; que nosotros mismos deberíamos ser capaces de controlar; pero que por alguna ineficiencia personal, somos incapaces de hacerlo.

Estas son formas imposibles de existencia y formas imposibles de funcionar de la causa y el efecto.

(2) Cuando estamos asustados y no podemos manejar la situación, la falta de conciencia implícita puede ser acerca de la naturaleza de la mente y de la impermanencia. Tememos que no podemos manejar nuestras emociones, como la pérdida de un ser querido, no somos concientes de que nuestras experiencias de dolor y tristeza son meramente el surgimiento y la cognición de las apariencias. Ellas son impermanentes y pasarán, como el dolor provocado por un dentista taladrándonos una muela.

(3) Nuestro miedo de ser incapaces de manejar una situación, podría ser miedo a que no podamos manejarla por nosotros mismos. Podríamos también vincular el miedo de estar solos y la soledad. Pensamos que podemos encontrar a alguien que puede aliviar la situación. Aquí los objetos conceptualizados son:

  • un “yo” sólidamente existente, que es incompetente, inadecuado, no lo suficientemente bueno y que nunca puede aprender,
  • “alguien” sólidamente existente, que es mejor que yo y que puede salvarme.

Esta es otra forma de falta de conciencia de cómo nosotros y otros existimos; y del funcionamiento de la causa y el efecto. Se podría precisar que ahora no tenemos suficientes conocimientos para ser capaces de dominar algo, como nuestro auto al dañarse, y alguien más podría tener ese conocimiento y podría ser capaz de ayudarnos. No obstante, eso no significa que, a través del funcionamiento de la causa y el efecto, no podamos aprender.

(4) Cuando le tememos a alguien, por ejemplo a nuestros jefes, no tenemos conciencia de su naturaleza convencional. Ellos son seres humanos, con sentimientos como los nuestros. Ellos quieren ser felices, no infelices, y quieren ser queridos y no rechazados. Tienen vida fuera de la oficina y ésta afecta sus estados de ánimo. Si nos relacionamos con nuestros jefes en términos humanos, mientras tengamos en mente nuestras respectivas posiciones, tendremos menos miedo.

(5) De forma similar, cuando le tememos a las serpientes o a los insectos, tenemos falta de conciencia de que también ellos son seres sintientes como nosotros, y quieren ser felices y no infelices. Desde un punto de vista budista, podemos no ser concientes de ellos como una manifestación actual del flujo mental de individuos que no tienen una identidad inherente como una especie u otra. No tenemos conciencia de que ellos, pudieron haber sido nuestras madres en vidas anteriores.

(6) Cuando le tememos al fracaso o a las enfermedades, no tenemos conciencia de nuestra naturaleza convencional como seres limitados samsáricos. No somos perfectos y, por supuesto, cometeremos errores y a veces fallaremos o nos enfermaremos. “¿Qué esperabas del samsara?”

Sentirse seguro

Desde una perspectiva budista, sentirse seguro no se vincula con:

  • adorar a un ser omnipotente que nos salvará, ya que la omnipotencia es algo imposible;
  • aun un ser poderoso pudiera ayudarnos de alguna forma, se necesitaría complacerlo; o hacerle ofrendas o sacrificios con el propósito de recibir protección o ayuda;
  • hacernos omnipotentes.

Para sentirse seguro, se necesita:

  1. saber a qué le tememos y reconocer la confusión y la falta de conciencia subyacentes;
  2. tener una idea realista de lo que significa manejar nuestro temor, especialmente en términos de deshacernos de la confusión subyacente;
  3. evaluar nuestras habilidades para manejar nuestro temor, en el momento y a largo plazo; sin subestimarnos o sobreestimarnos, y aceptando la etapa actual de nuestro desarrollo;
  4. implementar lo que podemos hacer en este momento, si lo estamos haciendo, regocijarnos; y si no, tomar la resolución de hacer lo mejor que podamos con nuestras habilidades actuales.
  5. si ahora no podemos manejarlo completamente, descubrir cómo poder llegar al punto de poder hacerlo totalmente;
  6. enfocarse y trabajar para alcanzar esa etapa de desarrollo;
  7. sentir que vamos en una dirección segura.

Los siete pasos anteriores describen lo que el budismo llama “tomar una dirección segura” (tomar refugio). No es una condición pasiva, sino una forma activa de poner nuestra vida en una dirección segura; la dirección de trabajar de manera realista, para deshacernos de nuestros miedos. En consecuencia, nos sentimos seguros y protegidos porque sabemos que vamos en una dirección positiva y correcta en la vida que nos posibilitará, en su momento, el poder deshacernos de todos los problemas y dificultades.

En una visión realista para manejar las situaciones aterradoras

Necesitamos recordar:

  • Lo que sea que le ocurra a nuestros seres queridos o a nosotros, es resultado de la maduración de una enorme red de fuerzas kármicas individuales, así como fuerzas históricas, sociales y económicas. Los accidentes y demás cosas indeseables ocurrirán y no podremos proteger a nuestros amados de ello. No importa cuán cuidadosos seamos y cuánto les digamos que se cuiden. Todo lo que podemos hacer es intentar darles buenos consejos y desearles el bien.
  • Para sobreponernos de accidentes y del miedo, necesitamos obtener un entendimiento no conceptual del vacío. No obstante, el permanecer totalmente inmerso en el vacío no es como enterrar la cabeza en un hoyo. No es correr lejos del miedo, sino un método para eliminar la falta de conciencia y la confusión que produce que nuestro karma madure en situaciones no deseadas que nos hacen sentir miedo.
  • Aún al trabajar con el entendimiento no conceptual del vacío para purificar nuestro karma, experimentaremos accidentes y miedo durante todo el camino hasta a la etapa de liberación del samsara (estado de arhat). Ya que la naturaleza del samsara tiene altibajos, el progreso no es lineal; algunas veces las cosas salen bien y otras no.
  • De igual forma, una vez obtenida la liberación como un arhat, todavía experimentaremos accidentes y situaciones que no queremos que sucedan. Como quiera que sea, las experimentaremos sin dolor o sufrimiento y sin miedo; porque estaremos libres de todas las emociones y actitudes perturbadas. Sólo en el estado de arhat es que podremos manejar completamente todos nuestros miedos de la manera más profunda.
  • Sólo al alcanzar la iluminación, nunca más experimentaremos accidentes o la ocurrencia de algo indeseado. Sólo un Buda no teme al proclamar:
    • sus propias realizaciones, de todas las buenas cualidades y habilidades,
    • sus propias cesaciones verdaderas de todas las dificultades que obstaculizan la liberación y la iluminación,
    • los obscurecimientos de los cuales nosotros necesitamos deshacernos para lograr la liberación y la iluminación,
    • las fuerzas de oposición en las que nosotros necesitamos confiar para deshacernos de los obscurecimientos.

Métodos provisionales para lidiar con el miedo

  1. Reafirmar la dirección segura en nuestra vida, a través de los siete pasos mencionados anteriormente.
  2. Al enfrentar una situación aterradora, tal como una prueba de detección de cáncer, imaginar que sucede lo peor que nos podría ocurrir y cómo lo manejaríamos. Esto ayuda a disipar el miedo a lo desconocido.
  3. Antes de emprender algo, tal como llegar al aeropuerto a tiempo para tomar el avión, tener varias alternativas de solución preparadas en caso de que algo falle. De esta manera no nos quedamos con el aterrador escenario de no tener una solución alterna para lograr nuestro objetivo.
  4. Como lo enseñó Shantideva, si existe una situación aterradora y podemos hacer algo al respecto ¿para qué preocuparse?, hagamos lo necesario. Si no existe nada que podamos hacer, entonces ¿para qué preocuparse?, eso nos ayudará.
  5. Ya que experimentaremos temor e infelicidad durante todo el camino hacia la liberación, necesitamos enfocarnos en que nuestra mente es tan profunda y vasta como el océano, y cuando el miedo o la infelicidad surjan, dejarlos pasar como una ola en altamar. Esta ola no perturbará la calma y la quietud de las profundidades.
  6. Si ya hemos logrado suficiente fuerza kármica positiva (mérito) por nuestras acciones constructivas, podemos entonces estar seguros de poder continuar con un preciado cuerpo humano en vidas futuras. La mejor protección contra el miedo es nuestro propio karma positivo, aunque necesitamos tener en mente que la naturaleza del samsara es la inestabilidad.
  7. Al enfrentar una situación aterradora, podríamos pedir que se efectúe un ritual, o podríamos efectuarlo nosotros mismos, para pedir ayuda a un protector del Dharma o a una figura búdica como Tara o el Buda de la medicina. Tales figuras no son seres omnipotentes que pueden salvarnos. Hacemos una petición y nos abrimos a sus influencias iluminadoras (‘ phrin-las), para que puedan actuar como circunstancia para la maduración de las fuerzas kármicas de nuestras acciones constructivas previamente cometidas, que de otra forma, podrían no madurar. Un efecto más probable del actuar de su influencia iluminadora, es que nuestras acciones destructivas previas maduren como meras inconveniencias triviales, que de otra manera podrían haber madurado como serios obstáculos impidiendo nuestro éxito en el camino. Así, en vez de estar aterrado por las dificultades, les damos la bienvenida pues “queman” fuerzas kármicas negativas.
  8. Reafirmar nuestra naturaleza búdica. Tenemos los niveles básicos de conciencia profunda para entender las situaciones difíciles y aterradoras (la conciencia profunda cual espejo), para reconocer patrones (la conciencia profunda de igualdades), apreciar la individualidad de la situación (la conciencia profunda de individualidades), y saber cómo actuar, que podría incluir el darse cuenta que no hay nada que podamos hacer (la consciencia profunda del logro). Y de hecho también tenemos los niveles básicos de energía para actuar.
  9. Reafirmar que tener una naturaleza búdica quiere decir que contamos con las bases para que todas las buenas cualidades puedan completarse en nosotros. En términos psicológicos occidentales, dichas cualidades pueden ser conscientes o inconscientes (podríamos estar atentos a ellas o no, y ellas podrían desarrollarse en distintos grados). Con frecuencia, proyectamos las cualidades inconscientes como una “sombra.” Porque el inconsciente es lo desconocido, la tensión de estar inconsciente de ello se manifiesta como temor a lo desconocido, por tanto, tememos a nuestras cualidades inconscientes desconocidas. De esta forma, podemos identificarnos con nuestro lado inconsciente intelectual e ignorar o negar nuestro lado inconsciente y desconocido de sentimientos y emociones. Podemos proyectar el lado de sentimientos y emociones como una sombra y sentirnos atemorizados de quienes son muy emocionales. Podemos asustarnos de nuestro propio lado emocional y sentirnos ansiosos por no tener contacto con nuestros sentimientos. Si nos identificamos con nuestro lado emocional conciente y negamos nuestro lado inconsciente intelectual, podemos proyectar el lado intelectual como una sombra; y sentirnos intimidados por aquellos que son intelectuales. Podemos temer intentar entender algo y sentir ansiedad de ser intelectualmente inferiores. Por eso, necesitamos reafirmar ambos lados dentro de nosotros, como aspectos de nuestra naturaleza búdica. Podemos visualizar los dos lados abrazándose entre sí formado una pareja, como en una visualización tántrica, y sentir que nosotros mismos somos la pareja completa, no sólo un miembro del par.
  10. Reafirmar otro aspecto de nuestra naturaleza búdica, que indica que la naturaleza de la mente está libre de todo miedo, y que el experimentarlo es simplemente un evento superficial y pasajero.
  11. Reafirmar otro aspecto más de la naturaleza búdica: que podemos ser inspirados por otros para tener el valor de enfrentar situaciones aterradora.

Resumen

Cuando estemos sobrecogidos por el miedo, si recordamos estos métodos para lidiar con él, seremos capaces de tranquilizarnos y enfrentar de forma realista cualquier situación que nos parezca temible.

Top