Gran Compasión y Tonglen, dar y tomar

Versos 17 al 21

El día de hoy abordaremos la compasión, la gran compasión y la bodichita. Trataré de abreviarlo un poco. Tenemos aún mucho material que revisar.  

Desarrollar compasión

Aunque podemos conocer algo acerca de cómo practicar, de lo que carecemos en la vida diaria es de acción real. Esto es porque carecemos de renuncia – la determinación de estar libres del sufrimiento. Si no hay renuncia, aunque sea un poco, nuestra práctica no tendrá mucho impacto en nuestra vida. Para desarrollar renuncia lo más importante es contemplar la impermanencia. 

No contemplar la impermanencia debilita nuestra práctica. Esa es la razón por la que el Buda y los grandes maestros siempre nos instan a meditar en la impermanencia, de tal forma que podamos ver en qué estamos perdiendo nuestro tiempo. Con seguridad, una vez que tenemos esta determinación de liberarnos del sufrimiento, tendremos ganas de pasar más tiempo practicando el Dharma. Una vez que practicamos y vemos cómo es posible eliminar las causas del sufrimiento, entenderemos cómo también es posible que ya no tengamos que tomar otro renacimiento en el samsara. Anhelaremos entonces moksha, la liberación, un estado de no más sufrimiento. Esto es la felicidad verdadera. 

Es como cuando alguien que está a nuestro lado tiene migraña, nos sentimos tristes por esa persona, pero también nos sentimos afortunados de que nosotros no tengamos. Somos muy afortunados. Es la misma sensación. Y si supiéramos cómo quitarnos la migraña, sería terrible de nuestra parte que no le digamos a la otra persona qué hacer. Esto es lo que hacen los bodisatvas. Inmediatamente ven cómo pueden ayudar a cualquier ser con el que se encuentren. Toma cierto tiempo adquirir este tipo de motivación que llamamos bodichita. Una vez que alcanzamos la liberación, desearemos dar esta misma liberación a todos los demás seres. 

La gran compasión proviene de la compasión. Todos nosotros tenemos algo de compasión dentro y esta es nuestra gran esperanza. Ese es uno de los factores de la “naturaleza de Buda” que todos tenemos. El problema es que nuestra compasión es limitada y, por lo general, está mezclada con apego. La compasión así no es pura y, en última instancia, no es de mucho beneficio. Por ejemplo, si una madre ve que algo le sucede a su hijo, se preocupará mucho, pero cuando algo le suceda a otro niño, quizás sienta pena por él, pero realmente no buscará ayuda. En ese momento, es muy difícil para nosotros ponernos en los zapatos de los demás y verdaderamente sentir su sufrimiento. Una de las principales razones es que realmente no queremos hacerlo. La mayoría del tiempo, queremos ignorarlo. Tenemos egocentrismo. Para apreciar a los demás tenemos que valorarlos de una manera diferente. 

En el budismo tibetano, nos encanta debatir. Debatimos mucho acerca de la diferencia entre la compasión que tienen los arhats y los bodisatvas. Los arhats tienen mucha compasión – mucha más que nosotros – pero está limitada. Se enfocan principalmente en liberarse a sí mismos de la existencia incontrolablemente recurrente, y mientras ciertamente tratan de ayudar a los demás, decimos que la compasión es mesurable porque tiene un límite. Hoy quizás practiquen por cien seres, mañana por doscientos y luego eso es todo. Los bodisatvas no son así, su compasión es totalmente inconmensurable, no dejan fuera a ningún solo ser.  

Es como una madre que ve que su hijo se ahoga en un río. La compasión de un bodisatva es como la de una madre con brazos – inmediatamente saltará y tratará de salvar a su hijo. La compasión de un arhat se describe como una madre sin brazos. La madre ve que el niño se está ahogando y quiere ayudar, pero siente: “Si salto estaré indefensa, no podré ser de mucha ayuda, no hay mucho que pueda hacer”. Pierde toda esperanza porque aún tiene algo de egocentrismo. 

Lama Tsongkhapa escribe al respecto en su texto Lam-rim chen-mo, Gran presentación del camino gradual a la iluminación. Para desarrollar la gran compasión dentro de nuestra mente, necesitamos primero ver que realmente existe un método para salir de la existencia incontrolablemente recurrente. Y también necesitamos cierto conocimiento acerca de la verdad más profunda – el hecho de que todo está desprovisto de formas imposibles de existir. Tenemos que ver esta verdad, esta realidad de la existencia. A través de ver esta realidad y del hecho de que existe una salida de la existencia incontrolablemente recurrente, experimentaremos un gran sentido de esperanza. Entendemos que es posible verdaderamente ayudar a los demás. 

Cuando vemos que no hay existencia verdadera a la que aferrarse, sentimos que todo es como una ilusión. Ver esto crea mucho menos apego y aferramiento al yo y también disminuye la distancia que tenemos con otros. 

El entendimiento de la vacuidad quita el pegamento que nos ata al samsara. Cuando conocemos la verdad más profunda de todo, nos damos cuenta que no hay nada a qué aferrarse. Entonces, podemos fácilmente intercambiarnos por alguien más sentados en nuestro cojín sin ningún problema y valorarlos de la misma forma en que nos hemos valorado a nosotros mismos. 

Uno de los problemas más grandes creados al no conocer la verdad más profunda es el egocentrismo. Debido a que sentimos que somos muy independientes y sólidos, nos valoramos a nosotros mismos y a cualquier cosa y a cualquier persona que sea cercana a nosotros. Aun cuando podemos ver que otros seres sintientes han sido muy amables con nosotros, el pensamiento de realmente retribuir su bondad es muy difícil. Todo esto es debido a nuestro egocentrismo. 

Todos los seres han sido nuestras madres

Para deshacernos de este egocentrismo, necesitamos tratar de considerar a todos los seres como nuestras madres. Por supuesto, en el budismo, dado que creemos en los renacimientos sin principio, lógicamente debe significar que, en algún punto u otro, cada uno de los seres ha sido nuestra verdadera madre. No podemos decir que hay una gran diferencia entre la amabilidad de nuestra madre en esta vida y la amabilidad de nuestra madre en otra vida. Es simplemente un hecho de recordarlo o no. Necesitamos contemplar mucho esto, para llegar a un entendimiento de que otros seres son como nuestras madres, y tenemos que recordar su amabilidad. Lo más difícil es realmente retribuir su bondad. Hoy en día, parece que los niños no tienen la habilidad de cuidar a sus padres y dedicarles tiempo, paciencia, o incluso una sonrisa. Entonces, si es difícil hacer esto por nuestros propios padres, podemos imaginar cuán difícil es desarrollar el pensamiento de retribuir la bondad a todos los seres sensibles. 

Sin embargo, una vez que desarrollamos una compasión muy fuerte y entendemos la falta de un yo que exista de forma imposible, veremos a todos los fenómenos siendo como una ilusión. Cuando sentimos que no hay nada sólido en la existencia, automáticamente sentiremos que todo es interdependiente y está conectado. Vemos cómo todo está conectado con todo lo demás. Veremos la necesidad de cuidarnos los unos a los otros.  

La práctica de la bodichita es muy importante. Sin la bodichita, simplemente nos detendremos en este nivel de desear retribuir la bondad de los demás. Pero, como un inicio, realmente necesitamos contemplar cómo todos los seres han sido nuestras madres y pensar en la amabilidad que nos han mostrado. La próxima vez que salgamos y le demos unas monedas a un indigente, en lugar de solo pensar que podrá disfrutar de una taza de té caliente en el clima frío, traten de pensar: “Esta persona me ha beneficiado muchas veces en mis vidas anteriores, esta es mi oportunidad de retribuir su bondad”. 

El propósito de nuestra vida es alcanzar la plena iluminación. Darle algunas monedas a un indigente es algo, pero en realidad la única forma en que podemos beneficiar a los demás verdadera y plenamente es alcanzando la iluminación completa y perfecta. 

Algunas veces cuando estamos afuera, quizás notemos a una pequeña hormiga que trepa sobre nosotros. Antes de soplarla para que se vaya, solo pensemos en ello por un momento, pensemos en cómo queremos ayudar a este pobre ser. Siempre que el gran maestro Atisha veía un burro, con su atención plena se acercaba a él y le decía: “Hola, madre”. Esta era su práctica. Y Su Santidad el Dalái Lama, a donde sea que va y con quien sea que se encuentre, toma las manos de las personas. Esta es la práctica de la bodichita. Podría simplemente saludar con la mano, como el Presidente Trump, pero Su Santidad toma sus manos, para mostrar su conexión con cada ser. 

Necesitamos seguir lentamente los patrones que notamos en estos grandes seres, de tal forma que nosotros también lleguemos a valorar a los demás seres sensibles. Así, sentiremos lentamente que la principal razón para nacer en este mundo como un ser humano con un cerebro muy inteligente es beneficiar a los demás. No querremos desperdiciar esta oportunidad que tenemos. Esta preciada vida humana que tenemos es buena no solo para mí, sino también para todos los demás. 

Cuando los grandes maestros hacen plegarias, cuando visualizan a los seres sensibles, los visualizan a todos ellos, sin importar sus diferentes formas. Cuando hablamos de desarrollar compasión en nosotros mismos, necesitamos enfocarnos en los seres sensibles – todos los seres sensibles. Con nuestro corazón humano y nuestro cerebro inteligente, podemos incluir a todos los seres sensibles en nuestras plegarias. Incluso si odiamos a nuestro enemigo o no nos gusta alguien, debido a nuestra gran inteligencia humana, con compasión podemos incluir a todos en nuestros pensamientos. Si podemos hacer esto, no deberíamos sentirnos como una persona ordinaria. Ahora, somos personas extraordinarias, porque nuestra práctica de la bodichita ahora es espléndida. Una vez que desarrollamos la bodichita, siempre que veamos a alguien, automáticamente sentiremos ganas de abrazarles. De forma natural tenemos amor por los demás y nos sentimos cercanos a todos. Este debería ser el regalo de nuestra práctica. 

El Buda le dio un voto especial a los bodisatvas, instruyéndolos para que no se queden en meditación demasiado tiempo, sino que salgan y beneficien a otros. ¿Cómo benefician a los demás? Con absorción total, ven la vacuidad de todos los fenómenos. Cuando surgen del estado de la concentración absorta, tienen el poder de ver a todos los fenómenos como una ilusión. A través de esto, sin ningún aferramiento, pueden ayudar a los seres sensibles. Esta es la forma número uno para beneficiar a todos los demás. Ahora estamos listos para regresar al texto. 

Lidiar con la arrogancia

(17) La práctica de un bodisatva es, aun si un individuo, igual o inferior a nosotros, (nos) tratara insultantemente por el poder de su arrogancia, recibirlo en la coronilla de nuestra cabeza respetuosamente, como a un gurú.

Ver a nuestro enemigo como un gurú es algo difícil de hacer. Si a nuestra práctica le falta esto, no podemos alcanzar la plena iluminación.   

Tomar el sufrimiento de todos los seres sensibles

(18) La práctica de un bodisatva es, aun si somos indigentes en el sustento e insultados siempre por la gente, o enfermos con terribles enfermedades, o afligidos por fantasmas, aceptar en nosotros, a cambio, las fuerzas negativas y sufrimientos de todos los seres errantes, y no desanimarnos.

Aquí estamos hablando de la increíble práctica de dar y tomar, conocida como tonglen en tibetano. ¿Cuándo deberíamos practicar esto? Bueno, siempre deberíamos practicarlo, pero es especialmente útil cuando nos sentimos muy indefensos. Ya saben, algunas veces tenemos que jugar juegos con nuestra propia mente. Imaginen que tenemos mucho dolor y alguien se acerca y nos dice: “Tú tienes este sufrimiento, pero alguien más está sufriendo más que tú”. Comparan nuestro sufrimiento con el de alguien más. Nuestro sufrimiento físico no disminuirá necesariamente, pero mentalmente nos da una señal de que nuestro sufrimiento no es nada comparado con sufrimientos aún mayores. En cierto sentido, automáticamente nuestro dolor se vuelve menor. 

Cuando Su Santidad el Dalái Lama tenía problemas muy dolorosos de piedras en la vesícula, estaba siendo conducido al hospital y, desde la ventana del auto vio a muchos indigentes indios desamparados. Vio que no tenían nada, ni siquiera para comer. Aun así, estaban sonriendo y jugando. Su Santidad vio que la condición de esas personas era terrible, pero aun así se las arreglaban para sonreír, por lo que el dolor de Su Santidad automáticamente disminuyó. 

Los bodisatvas no solo se quedan alrededor mientras los seres sufren, realmente tratan de tomar los sufrimientos de los demás. Se sienten muy tristes cuando ven el sufrimiento de todos los demás, de tal forma que su propio sufrimiento parece nada. Entonces, tratan de tomar el sufrimiento de los demás en sí mismos, y darles su felicidad y placer a los demás. Este es un método de visualización. Prácticamente, no podemos darles nuestra felicidad ni quitarles su sufrimiento. La felicidad que hemos obtenido es nuestra; no podemos dársela a los demás.  

Las enseñanzas se enfocan en la ley de la causalidad. El Buda estableció en los sutras que para todas las emociones negativas que tenemos, tenemos que estudiar la vacuidad y alcanzar la iluminación nosotros mismos. No podemos purificarnos lavándonos en el Ganges. Y ciertamente no puedo colocar mis manos sobre ustedes y quitarles todos sus problemas y sufrimientos. Esta es la estricta regla de la causalidad.   

Cuando intercambiamos nuestra felicidad por el sufrimiento de los demás, en realidad es por nuestro propio bien. A través de este método, nos volvemos más compasivos con los demás, hacemos más espacio en nuestro corazón para otros. Por supuesto, algunas personas desagradables vendrán y necesitamos estar preparados para ellas. De hecho, necesitamos estar listos para todos los seres sensibles. Una vez que abrimos nuestro corazón de esta manera, es como ser ricos y darle nuestra tarjeta de crédito a todos y dejar que la usen para sus compras. Los bodisatvas comparten todo lo que tienen. Y lo comparten con todos, no solo con las personas que son amables con ellos. Ven que no hay nada a qué aferrarse. Todo lo que tienen es propiedad de todos. Se sienten conectados con todos. 

Eso no significa que dejan que todos los usen. Tienen la sabiduría y la confianza para ser capaces de lidiar con todos los seres sensibles. Esta es la práctica de los bodisatvas. Con esta sabiduría y confianza, abren su corazón a todos y dejan que otros tengan todas sus cosas buenas, y asumen todos los dolores en sí mismos. Si no tenemos este tipo de sabiduría y confianza con la que lidiar con los demás, es mejor no tomar el riesgo. Todavía no somos bodisatvas, pero podemos intentar. Tenemos nuestros límites, pero lentamente podemos ampliar nuestra perspectiva. 

Dar nuestra felicidad a todos los seres sintientes

(19) La práctica de un bodisatva es, aun si somos dulcemente alabados, reverenciados por muchos seres errantes, o hemos obtenido (riquezas) comparables a la fortuna de Vaishravana (el Guardián de la Riqueza), nunca ser presuntuosos, al ver que la prosperidad mundana no posee esencia.

Puede ser muy peligroso tener fama y dinero, tener todo con lo que podríamos soñar. Este es en realidad el mayor peligro, porque nos hace sentir orgullosos y arrogantes. Alguien puede estudiar tibetano y luego sentir que conoce tan bien el idioma que es mejor que otros budistas que no hablan tibetano. O quizás tenga un doctorado en literatura y, cuando escucha las enseñanzas de los grandes maestros, automáticamente su cerebro juzgará el inglés del maestro. Es muy difícil aprender de otros si nos sentimos mejores que ellos. 

Es como Su Santidad el Dalái Lama que realmente habla muy bien el inglés, pero obviamente no es un hablante nativo y no ha estudiado gramática. Entonces, si escuchamos su inglés, es posible que detectemos algunos errores. Pero a las personas como nosotros, que tenemos la motivación de realmente escuchar las enseñanzas de Su Santidad para beneficiarnos a nosotros mismos y a los demás, no nos importa en absoluto; jamás juzgaríamos su inglés.

Pienso que la mayoría de los humanos queremos presumir. Cuando yo compro algo, he notado que la mayor parte del placer parece estar en esperar la caja que ordené. Tan pronto como abro la caja, ¡el placer se va! Pero entonces, el siguiente placer viene cuando tengo una fiesta con mis amigos y quiero mostrar mi nueva compra. ¡Así soy yo! Bueno, quizás no soy solo yo quien tiene ese problema, quizás todos ustedes también lo tengan. Con este verso, Togme Zangpo dice que, cualquier riqueza que tengamos en este mundo – aun si poseemos la riqueza no solo de humanos, sino también de todos los dioses – siempre debemos permanecer humildes. 

Este es realmente un gran consejo. En Dharamsala, he escuchado a los tibetanos mayores decirle a sus hijos y nietos que tengan cuidado de no ser muy presumidos. Como refugiados, los tibetanos reciben muchas donaciones de diversas organizaciones internacionales e incluso hay fondos especiales del gobierno. Así, he escuchado a estas personas mayores que deberíamos ser muy humildes porque, si presumimos, a las personas indias locales no les gustará. Las condiciones de vida de las personas locales no son grandiosas, pero la mayoría de ellos no reciben ninguna ayuda especial, entonces, si vamos a su comunidad y construimos elegantes hoteles y tiendas, eso podría crear problemas. Presumir genera más enemigos, y entonces habrá más competencia. Estos tibetanos mayores son realmente muy buenos dando consejos a las generaciones más jóvenes. 

No estoy diciendo que no debería haber riqueza. Ciertamente, es bueno tener riqueza si la usamos para beneficiar a otros y a nuestra familia. Pero si nos sentimos ansiosos al separarnos de cualquier tipo de riqueza y pensamos: “Esta riqueza es solo mía”, es una señal de nuestro poderoso aferramiento.  

Esto me hace pensar en el Séptimo Dalái Lama. Fue el rey del Tíbet y vivió en el impresionante Palacio de Potala, pero también era un gran practicante, que dijo: “Aunque soy un rey y un monje, hay solo dos cosas que quiero: mi túnica amarilla y mi cuenco de mendicante. Estas son las dos únicas cosas que poseo. Todas las demás cosas en el Potala son propiedad del pueblo tibetano”. Es maravilloso vivir sin soberbia de esta manera. 

Superar la hostilidad y el apego

(20) La práctica de un bodisatva es domar nuestras continuidades mentales con las fuerzas armadas del amor y la compasión porque, si no hemos derrotado al enemigo que es nuestra propia hostilidad, entonces, a pesar de haber subyugado a un enemigo externo, vendrán más

Debo decir que, aunque este verso menciona las fuerzas armadas del amor y la compasión, también es acerca de la paciencia. Si no tenemos paciencia, queremos pelear u obtener justicia aun cuando alguien dice algo menor sobre nosotros. Pero, si tenemos paciencia, un gran beneficio es que no tendremos muchos enemigos. Cuando practicamos la paciencia, no hay enemigos que puedan dañarnos. Esta tampoco es una práctica fácil. Pero, una vez que hemos practicado la paciencia y el amor hacia los demás también, estaremos listos para perdonar a los demás fácilmente. 

Hace algunos años, había una familia tibetana con un bebé recién nacido que viajaba por América en automóvil. Hubo un terrible accidente automovilístico y el bebé murió, la madre quedó herida y el padre inconsciente. Fue una noticia muy impactante. El padre dio una declaración, diciendo que la persona que causó el accidente no tenía intenciones de matar a su hijo, que lo perdonaba y que esa persona no tenía por qué sentirse culpable el resto de su vida. Fue como: “¡Wow!”. Esta es una verdadera señal de tener una práctica. Estaban listos para perdonar a alguien, incluso ante algo tan devastador.  

Luego, una vez en la Aldea de los Niños Tibetanos, estaban practicando para una celebración de aniversario. Había una gran pared y un niño arrojó una lanza que, por casualidad, atravesó el cuerpo de otro niño que estaba practicando otra cosa del otro lado de la pared. Llevaron al niño al hospital en donde lo sometieron a una difícil cirugía, pero desafortunadamente perdió la vida. Escucharon que el padre de este niño era un muy grande y fuerte Khampa – los Khampas a menudo son guerreros muy feroces – así que todos estaban preocupados de que enloqueciera. Este padre preguntó qué había pasado y escuchó cuidadosamente. Luego, sorprendentemente, con las manos unidas pidió ver al niño que había arrojado la lanza. Lo abrazó y le dijo que no tenía nada de qué preocuparse porque él no había tenido la intención de lastimar a su hijo: “Perdí a mi hijo, pero ahora ¿puedes tú ser mi hijo? Debes continuar con tu educación y nunca olvidar quién eres y tu tradición”. Esto toma práctica. 

Estos padres no tienen enemigos. No tienen sentimientos negativos hacia la persona que causó su pérdida. Si derrotas al enemigo interior, no habrá enemigo exterior. 

Abandonar los objetos de deseo

(21) La práctica de un bodisatva es abandonar inmediatamente cualquier objeto que cause que nuestro aferramiento y apego se incrementen, porque los objetos de deseo son como el agua salada: mientras más nos hemos complacido (en ellos, nuestra) sed (por ellos) se incrementa (a su vez).

Este es un verso muy importante. El Buda hizo varios votos para los monjes y monjas, incluyendo los votos de celibato, para renunciar a las cosas que nos producen más apego. El Buda dejó el palacio, a su esposa y a su hijo recién nacido porque sintió que, al dejarlos, podría hacer mucho más por ellos. Estaba hablando con algunos de mis amigos en California sobre la historia de vida del Buda y uno de ellos parecía muy infeliz y me detuvo. Dijo: “Si el Buda aún estuviera vivo, ¡lo demandaría! ¡Cómo se atreve a dejar a su pequeño bebé y a su esposa!”. 

Por supuesto, esta es una forma de pensar. Desde una perspectiva, podemos pensar que el Buda estaba siendo muy egoísta al dejar a su familia. Pero, de hecho, el Buda tampoco estaba pensando en su propio bien. En verdad quería encontrar una salida del sufrimiento para todos los seres, incluyendo a su esposa e hijo. Ciertamente, habría estado mucho más cómodo si no se hubiera ido. Después de todo, vivía en el palacio real, con todas sus necesidades cubiertas. En lugar de ello, decidió salir y buscar una manera de detener el envejecimiento, la enfermedad y la muerte. Y, como sabemos, tuvo éxito en su misión. 

Es muy difícil señalar qué provoca el mayor aferramiento dentro de nosotros. Para la mayoría de las personas, pienso que es el cuerpo. Otras cosas son más obviamente temporales, lo sabemos. Compramos cosas y nos deshacemos de ellas, así que aunque tenemos apego por ellas, no es difícil soltarlas. Pero este cuerpo siempre está con nosotros, mientras estemos vivos. Cuando la conciencia abandona el cuerpo, sentimos que estamos perdiendo todo el mundo. 

Para muchos de nosotros, será muy difícil en el momento de nuestra muerte. No todos pueden ser un Milarepa y morir con completa felicidad y gozo. Pero con la guía y la inspiración de Su Santidad el Dalái Lama y otros grandes maestros, podemos entrenar a nuestra mente para ser capaces de enfrentar la muerte. Antes de enfrentar la muerte, por supuesto, debemos entrenarnos para disminuir nuestro apego. ¡Nuestro apego es ilimitado! El Buda fue muy listo y en muchos sutras habló de la vacuidad del Buda. La vacuidad de todo y de todos. Así, no hay nada a qué aferrarse. Novios y novias, nada a qué aferrarse. Y es lo mismo con los maestros. Algunas personas están muy apegadas a sus maestros y, cuando el maestro habla con otro estudiante, ¡se ponen celosas! 

Compartiré una historia interesante. Había un gran Rinpoche, que ya no está vivo, el cual fue invitado a Taiwán por un hombre de negocios millonario, a quien llamaremos Hombre de Negocios A. Hombre de Negocios A tenía un amigo millonario, Hombre de Negocios B, que también era estudiante de este Rinpoche. Rinpoche se estaba quedando en la casa del Hombre de Negocios A, y Hombre de Negocios B quería acudir a una audiencia con Rinpoche, pero el Hombre de Negocios A dijo: “No puedes venir a mi casa, pero puedes esperar afuera de la puerta”. El Hombre de Negocios B era muy respetuoso, pero aún quería ir a despedirse antes de que Rinpoche se fuera de Taiwán. Esperó cerca de la puerta, sosteniendo una khata. El Rinpoche empezó a irse y a despedirse de todos y entonces de repente se dio cuenta de que Hombre de Negocios B esperaba en la puerta. Dijo que se acercaría a darle una bendición en la cabeza, pero Hombre de Negocios A se apresuró a interponerse entre ellos, detuvo la mano de Rinpoche y dijo: “¡No puedes darle una bendición porque yo fui quien te invitó y pagó todo!”. Esto muestra el poder del apego y la forma en que puede hacernos actuar, aun con respecto a nuestros maestros espirituales.

Pero todos tenemos esto dentro de nosotros. Cierto, quizás Hombre de Negocios A lo tenga un poco más, pero nosotros también lo tenemos un poco. Así, necesitamos recordar que un día tendremos que dejar nuestro cuerpo. No hay nada a qué aferrarse. Cuando bebemos agua salada, siempre queremos más y más. Así es como muchos de nosotros vivimos nuestra vida, solo queriendo más y más. Pero, al final de nuestra vida, veremos que todo lo que hemos disfrutado, tenemos que dejarlo atrás. Y no solo eso, sino que nuestra sed constante por más ha sido una completa pérdida de tiempo. No había nada que nos diera satisfacción verdadera. Shantideva nos da el ejemplo de rascar una comezón. Cuando tenemos comezón, nos rascamos esa área y nos sentimos aliviados. Nos sentimos felices. Pero Shantideva dijo: “No llamo a esto felicidad”. ¿Te gusta sentir comezón? Por supuesto que no, por eso rascamos la comezón. Así, ¡no deberíamos confundir el hecho de rascarnos con la felicidad! 

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