Paráfrasis de "Consejo de un anciano experimentado"

Estas enseñanzas sobre el sufrimiento surgen del texto “Consejos de un hombre viejo y experimentado” (Nyams-myong rgan-po’i ’bel-gtam yid-’byung dmar-khrid) del preciado maestro Gungtang Rimpoché (en tibetano: Gung-thang-tshang dKon-mchog bstan-pa’i sgron-me) (1762-1823). Contiene muchas parábolas que fluyen como una historia en verso, basadas en las escrituras. El principal objetivo de la enseñanza es el ayudarnos a desarrollar la renuncia y la determinación de ser libres; y en general, sustentar la base para la bodichita para alcanzar la iluminación en beneficio de todos.

Homenaje al Buda impoluto quien ha abandonado las semillas de renacimientos incontrolablemente recurrentes por la fuerza del karma y de las emociones destructivas, y quien, en consecuencia, no experimenta los sufrimientos de la vejez, la enfermedad y la muerte.
En medio del vasto, solitario y salvaje plano del samsara, vive un hombre viejo quien fue visitado por un muchacho joven, orgulloso de su salud y juventud. Ellos tienen la siguiente conversación:
“Oiga anciano, ¿porqué actúa, se ve y habla usted de forma diferente a los demás?”
A eso, el viejo responde, “si tú dices que yo actúo, camino, me muevo y hablo de manera diferente, no te sientas que vuelas sobre el cielo. Aterriza sobre esta misma tierra que yo, y escucha mis palabras.”

Algunos jóvenes sienten que la vejez es sólo para los viejos y que nunca les llegará a ellos. Son muy arrogantes y no tienen paciencia alguna al tratar con los mayores.

El viejo continúa: “Hace algunos años, yo era más fuerte, más guapo y más vigoroso que tú. No nací de la forma en que soy ahora. Al correr, podía dar alcance hasta a los caballos voladores."

La mayoría de la gente grande habla así. El presente nunca es tan bueno con los días de antaño.

“Si atrapaba algo, podía incluso atrapar con mis manos desnudas a los yaks de las tierras nómadas Mi cuerpo era tan flexible que me podía mover como un ave en el cielo. Mi cuerpo estaba en tan buena forma que parecía un joven dios. Vestía con los ropajes más coloridos, llenos de adornos de plata y oro; comía toneladas de comidas y postres y montaba poderosos corceles de combate. Casi nunca me encontré sentado solo, sin jugar, reír y disfrutar. Prácticamente no existe felicidad alguna que no haya experimentado.”

“En aquella época, nunca pensé en la impermanencia de mi vida o acerca de mi muerte. Tampoco imaginé pasar por el sufrimiento de la vejez como lo hago ahora.”

En una ocasión había una persona joven en la región donde yo viví, que llevaba una vida de lujos y siempre se mimaba con placeres. Lentamente fue envejeciendo, su cuerpo se dobló, su ingreso decreció. Les decía a sus amigos “nunca pensé que la vejez me llegaría tan de repente”

“Al vivir distraído, involucrado en fiestas, amigos y diversión, la vejez se infiltra y te abruma en medio del sonido de tu risa”

Gueshe Kamapa dijo, “deberíamos sentirnos agradecidos de que la vejez llega lentamente. Si llegara de repente, sería insoportable. Si a los treinta años nos fuéramos a dormir y despertáramos como si tuviéramos ochenta, no podríamos soportar vernos a nosotros mismos. No comprendemos nuestra propia vejez; cómo es que envejecimos es un total misterio para nosotros. Cuando de repente nos damos cuenta de que hemos envejecido, requerimos de algún tiempo para aceptarlo, y entonces es demasiado tarde. Aunque se dice que la práctica del Dharma por algunas horas antes de la muerte es benéfica, para involucrarnos en el tantra requerimos de buena condición física. Por tanto, es importante comenzar con la práctica tántrica mientras aun se es joven.

“Cuando envejecemos, no nos gusta mirarnos al espejo. En ese tiempo, nuestros cuerpos y nuestras mentes se debilitan. Nuestros cuerpos comienzan a degenerarse de la cabeza a los pies. Nuestras cabezas se encorvan como si estuviéramos siempre recibiendo la iniciación del vaso” 
“El cabello blanco de mi cabeza, sin que quede nada negro, no es signo de purificación; es la flecha de escarcha que viene de la boca del señor de la muerte, que ha aterrizado en mi cabeza. Las arrugas de mi frente no son los pliegues de un infante regordete bebiendo leche de su madre; es la cuenta de los mensajeros del señor de la muerte acerca de cuántos años ya he vivido. Cuando hago bizco, no es porque haya humo en mis ojos; es una señal de estar desamparado bajo la degeneración de mis capacidades sensoriales. Cuando intento hacer un gran esfuerzo para escuchar con mi mano en la oreja, no es porque esté llevando a cabo una comunicación secreta; es el signo de la degeneración de mi capacidad para escuchar.” 
“Cuando moqueo y goteo por la nariz, no es un adorno de perlas sobre mi cara; es señal de que el sol de la vejez ha derretido el hielo del vigor juvenil. El perder mis dientes no es señal de que brotarán unos nuevos como a un infante; es señal del desgaste de las herramientas del comer que el señor de la muerte se está llevando. Cuando mucha saliva sale de mi boca y escupo mientras hablo, no es como si salpicara agua sobre la tierra para limpiarla; es la señal del final de todas las palabras que me quedan por decir. Cuando hablo de forma incoherente y me tropiezo con las palabras, no es que esté hablando un idioma extranjero y extraño; es la señal de que mi lengua se ha cansado por una vida de parloteo sin sentido.”
“Cuando mi apariencia se ha tornado desagradable, no es que esté tratando de esconderme detrás de una máscara de chango; es una señal de la completa degeneración de este cuerpo que he tomado prestado. Cuando mi cabeza tiembla mucho, no es que esté en desacuerdo contigo; es una señal del poder sobrecogedor de la vara del señor de la muerte que ha golpeado mi cabeza. Cuando camino encorvado, no es que esté tratando de encontrar la aguja que he perdido; es una clara indicación de la degeneración del elemento tierra en mi cuerpo.”
“Cuando me levanto apoyándome sobre manos y rodillas, no es que esté tratando de imitar a un animal cuadrúpedo; es porque el apoyo de mis pies ya no es suficiente. Cuando me siento, es como el dejar caer un saco lleno, no es porque esté enojado con mis amigos; es la pérdida de control sobre mi cuerpo. Cuando camino lentamente, no estoy tratando de imitar a un gran estadista; es porque he perdido completamente el sentido de equilibrio en mi cuerpo. Cuando mis manos tiemblan, no es que las esté agitando ante la avaricia por obtener algo; es la señal del temor de que todo me está siendo arrebatado por el señor de la muerte. Cuando como o bebo tan sólo un poco, no es porque sea tacaño o mezquino; es la señal de la degeneración del calor digestivo en mi ombligo. Cuando utilizo ropas ligeras, no es que pretenda imitar a los atletas; es porque la debilidad de mi cuerpo hace que cualquier ropa sea una carga”.
“Cuando mi respiración se dificulta y me quedo sin aliento, no es que esté sanando a alguien susurrándole un mantra; es una señal de debilidad y del agotamiento de las energías de mi cuerpo. Cuando hago poco y casi no tengo actividades, no es que intencionalmente esté controlando mis actividades; es por las limitaciones de lo que un hombre viejo puede hacer. Cuando soy muy olvidadizo, no es que piense que los demás no son importantes y los menosprecie; es una señal de la degeneración de la conciencia de mi memoria.”
“Oh jovencito, no me provoques y te burles de mí. Lo que experimento ahora no es exclusivamente mío. Todos experimentan esto. Espera y verás; en tres años, los primeros mensajeros de la vejez llegarán a ti. No creerás ni te agradará lo que te digo, pero lo aprenderás de la experiencia. En esta época de las cinco degeneraciones, serás afortunado de llegar a ser tan viejo como yo. Aun si vivieras tanto como yo lo he hecho, no serás capaz de hablar tanto como yo puedo.”
El joven responde: “en vez de llegar a vivir tanto como usted y tornarme tan feo y tan ignorado como usted y ser degradado como perro, sería mejor morir.”
El viejo ríe. “Joven, eres muy ignorante y estúpido como para desear vivir muchos años y ser feliz, pero sin envejecer. La muerte puede parecer sencilla, pero no es tan fácil. Para ser capaz de morir en paz y feliz necesitarías ser alguien que no ha aceptado ofrendas equivocadamente adquiridas o que ha roto la moralidad de las diez acciones virtuosas, y que ha acumulado mucho escuchar el Dharma, reflexión y meditación. Así, la muerte es sencilla.
“Sin embargo, yo no me siento así. No tengo la confianza de haber hecho algo constructivo. Le temo a la muerte y agradezco cada día en que permanezco vivo. Mi más fuerte deseo es permanecer con vida cada día.”
El joven cambia de parecer y dice: “Anciano, todo lo que ha dicho es verdad. Lo que otros me han dicho acerca del sufrimiento de la vejez corresponde con todo lo que he visto en usted. La demostración de vejez que me ha mostrado ha sido muy benéfica para mi mente. Estoy sorprendido del sufrimiento de la vejez. Oh anciano sabio, si usted ha escuchado de algún método para escapar a la vejez, no se guarde el secreto, compártalo conmigo y dígame la verdad.”
El viejo dice complacientemente, “Definitivamente existe un método. Si lo conoces, es fácil de seguir. Con poco esfuerzo, podemos rápidamente liberarnos del sufrimiento. Aunque todo aquel que nace, muere, muy pocos mueren de viejos. Muchos mueren jóvenes sin haber tenido la oportunidad de llegar a edad madura. Los métodos se encuentran en las enseñanzas del Buda. Contienen varios métodos para alcanzar la liberación y la iluminación; en otras palabras, no volver a nacer, envejecer, enfermar y morir; pero no las hemos practicado.”

Una vez, en un monasterio vivía un monje autodidacta. Era un miembro subalterno del monasterio y la mayoría de los monjes no le prestaban mucha atención. En una ocasión tuvieron una reunión para discutir sobre el futuro del monasterio. El monje dijo que prepararan cuerdas y mantas para amortajar los cuerpos. Todos dijeron que esto era de mal presagio y se enojaron con él. Entonces discutieron acerca de lo que se debería hacer para ayudar al monasterio. Él dijo que deberían meditar en la impermanencia. Al decir esto, les brindó una gran enseñanza. Muchos Dalái Lamas posteriores lo han honrado. Para prepararse para el futuro, uno ha de prepararse para la muerte.

“Todo mundo quiere la inmortalidad y los métodos para obtenerla. Pero nacer y no morir es imposible. Aun cientos de seres totalmente iluminados, incluyendo al Buda Sakyamuni, han fallecido. Y con respecto a los bodisatvas y los grandes maestros del pasado, sólo sus nombres permanecen. Lo mismo se evidencia en la historia del mundo. Todas las grandes figuras históricas han muerto y sólo quedan sus restos. Por tanto no debemos olvidar la realidad de nuestras muertes inminentes. Aun los grandes maestros del presente morirán. Los bebés que han nacido hoy, todos ellos habrán muerto en cien años. Entonces, ¿cómo es que, joven hombre, pretendes que sólo tu vivirás por siempre? Por tanto, es aconsejable que te prepares espiritualmente para tu muerte. 
“No se puede comprar una vida larga con dinero o conseguirla por medio de la comodidad física. Si tienes confianza espiritual, y sabes qué es lo que quieres de la vida, entonces mientras más envejezcas físicamente, mayor felicidad y juventud mental tendrás. Si disfrutas de comodidades pero llevas una vida vacía, mientras mayor seas, más infeliz te sentirás. Tienes que viajar como turista para distraer tu mente de las preocupaciones acerca de la muerte. Por otro lado, si tienes aunque sea un poco de confianza espiritual, mientras más se aproxima tu muerte, más te sentirás como el hijo que regresa a su hogar feliz. No rechazas la muerte, sino que esperas vidas continuas de felicidad.”

En cierta ocasión un gran maestro espiritual dijo: “Porque tengo completa confianza en mis nacimientos futuros, no me preocupo. La muerte puede llegar en cualquier momento y yo le doy la bienvenida.”

“Ya que el sufrimiento de la muerte es inevitable, debemos hacer algo al respecto. No podemos simplemente sentarnos y deprimirnos. Como humanos contamos con la sabiduría para intentar varios métodos. Aun el Buda no te puede dar enseñanzas más explícitas, muchacho. He hablado desde mi corazón, y aunque éste es mi consejo más sincero, no te fíes solamente de mis palabras, analízalas tú mismo. Realiza prácticas por ti mismo respecto a la impermanencia. Existe un proverbio: “ pregunta las opiniones de otros, pero la decisión es tuya”. Si permites que otros tomen las decisiones por ti, recibirás muchos consejos diferentes.”  
El joven dice: “Todo lo que usted me ha dicho es muy cierto y benéfico, pero, por unos cuantos años más no puedo hacer tales cosas. Tengo trabajo que atender, tengo un gran patrimonio, riquezas y demás. Necesito atender mis negocios y mis propiedades. En unos cuantos años vendré a encontrarlo, y entonces haré todas las prácticas”
El viejo se entristece mucho y dice: “Todo lo que me has dicho se ha convertido en palabras vacías y sin sentido. Yo he pasado por lo mismo: el deseo de hacer algo significativo después de algunos años, pero nunca hice nada y ahora ya estoy viejo. Yo sé cuán vano es lo que me has dicho. Las cosas que hay que hacer en unos años nunca acaban, siempre las pospondrás. Las cosas por hacer en algunos años son como la barba de un anciano: si la rasuras hoy, mañana crecerá más. Y después de la desidia de: para mañana, para mañana, pronto encontrarás que tu vida ha terminado. Este postergar la práctica del Dharma ha engañado a todos. No tengo confianza en que tú alguna vez practicarás el Dharma. Por tanto, nuestra plática es un desperdicio total. Regresa a tu casa y haz lo que quieras y déjame recitar mis mantras”.

El muchacho se sorprende mucho y se siente un tanto herido. Dice: “¿Cómo puede siquiera pensar en decirme tales cosas? dígame, ¿qué tan rápidamente se pueden conseguir cosas materiales en esta vida?”

El viejo se ríe, “Tú me has hecho estas preguntas, así que supongo que he de contestarte cuánto tiempo toma lograr cualquier cosa. En dirección al sur vive el señor de la muerte, a quien no le interesa si has terminado tu trabajo o no; él hace lo que le place. Si lograras tener una relación amistosa con él y obtener su permiso para terminar cualquier cosa en la vida, entonces te puedes relajar. De otra manera nunca te puedes relajar. La gente muere a media taza de té, mientras hay comida en la mesa, mientras camina, aun antes de poder terminar un olfateo.

Esto le sucede a todos, aun a los grandes maestros. Muchas de sus enseñanzas están incompletas, porque murieron antes de poder terminarlas. Así que, cuando el señor de la muerte llega, no puedes decir, “tengo un gran patrimonio y mucho trabajo qué hacer,” no puedes alardear nada con él, tienes que dejarlo todo. Con respecto a esto, somos completamente impotentes. No podemos determinar cuál es nuestro periodo de vida. Por tanto si eres capaz de hacer cualquier cosa, empieza a practicar ahora. Eso será significativo, de otra forma tus propiedades por sí solas no tienen sentido. Pero en estos días hay muy poca gente que te dirá la verdad sobre qué es lo que te va a beneficiar. Lo que es mas raro aun, es encontrar alguien que escuche un consejo sincero.”

El joven se conmueve profundamente y, habiendo generado un profundo respeto por el anciano, da unos pasos hacia atrás y se postra ante él. Le dice: “Ningún otro lama rodeado de banderas doradas, gueshe o yoguis poseen enseñanza alguna más profunda que la que usted ha dicho. Usted tiene la apariencia de un anciano ordinario, pero en realidad es un gran amigo espiritual. Le doy mi palabra de honor de que practicaré lo que usted ha dicho, con mi mayor esfuerzo, y en el futuro, por favor concédame mas enseñanzas.”
El viejo concede y acepta. Le dice: “No es mucho lo que sé, pero he experimentado mucho; te puedo enseñar de ahí. Lo más difícil es iniciar y establecerte en el Dharma. Comenzar a practicar el Dharma cuando ya eres viejo es más difícil. Por lo tanto es importante dar comienzo a una edad temprana.

“Cuando eres joven, tu memoria se encuentra fresca; tienes una inteligencia dinámica y la resistencia física para construir fuerzas positivas con las postraciones. En términos de tantra, la fuerza y el vigor de tus canales energéticos son muy buenos cuando eres joven. Si puedes romper a temprana edad con la barrera de la avaricia y el apego a las posesiones materiales e involucrarte en actividades espirituales, esto es muy valioso. Una vez que has aceptado el Dharma, entendido sus puntos esenciales, y te has compenetrado en su espíritu, entonces cada cosa que hagas, digas y pienses será Dharma.”

Milarepa y Ra Lotsawa dijeron lo mismo: “Cuando como, camino, me siento o duermo, estoy practicando el Dharma.”

“No existen reglas rígidas en el Dharma. Por lo que trata de no tener demasiados pensamientos o una mente inconstante. Inicia ahora y mantén tu interés en el Dharma. No cambies de parecer a cada minuto. A partir de este momento, dedica tu vida, en cuerpo, habla y mente, a la práctica del Dharma.”

Ahora el viejo instruye al joven lo que el Dharma implica: “Primero encuentra un mentor espiritual bien calificado y dedícate de manera apropiada a él con tus pensamientos y acciones. Qué tanto puedes beneficiar a los demás dependerá de encontrar a un adecuado mentor espiritual y de tu compromiso de corazón en tu relación con él.”

Atisha enfatiza este punto. Frecuentemente relataba que tenía un compromiso igualmente incondicional hacia sus 155 maestros o gurus.

“Después necesitas observar tus palabras de honor y votos para practicar las diez acciones constructivas. Resguárdalos como a la niña de tus ojos. Corta tu aferramiento a esta vida, como un elefante salvaje rompiendo una cadena. Después acumula el escuchar, reflexionar y meditar, y practica estos tres juntos. Apoya todo esto con la práctica de las siete ramas. Esta es una manera de construir energía positiva y acumular mérito. Habiendo hecho esto, la budeidad estará en la punta de tus dedos.”

El quinto Dalái Lama dijo que si un mentor calificado guía a un discípulo calificado, la budeidad puede ser moldeada en nuestras propias manos. Milarepa también dijo que si tienes a un mentor calificado y a un discípulo calificado practicando sus enseñanzas calificadas, entonces la budeidad no se encuentra fuera de ti, sino que está en el interior. Sin embargo, uno debe hacer hincapié en que el maestro sea uno correctamente calificado.

“Esta es felicidad, esto es gozo. Oh querido hijo, si tú practicas de ésta manera, todos tus deseos serán realizados”

Estas enseñanzas son de gran beneficio para domesticar la mente. Flexibilizan una mente rígida. Un proverbio dice: “No seas como una bolsa de cuero para guardar mantequilla. No seas como una piedra en un arroyo”; una bolsa de cuero no se ablanda sin importar cuánta mantequilla contenga, no importa por cuánto tiempo una piedra permanece en el arroyo, ésta tampoco se reblandece.

A partir de ese día, el joven practicó el Dharma puro sin mezclarlo con los ocho intereses mundanos.

Nosotros necesitamos hacer lo mismo. Mientras más enseñanzas escuchamos, mayor ha de ser nuestra necesidad de practicar y cultivarnos a través de ellas, y no ser como piedras en un arroyo que nunca se reblandecen.

El anciano dice: “He escuchado estas enseñanzas de mis mentores espirituales, y también están basadas en mis propias experiencias. Que esto pueda beneficiar a incontables seres sintientes con el propósito de su felicidad.”

El autor termina: 

Aunque yo he practicado poco y carezco de experiencia acerca del Dharma, aun así, por la diversidad de disposiciones de los seres sintientes, que estas enseñanzas puedan ser de beneficio para algunos. Con la esperanza de beneficiar las mentes de los seres limitados, he escrito esto con sinceridad y motivación pura. Estas enseñanzas sobre la impermanencia no son sólo una historia interesante que se me ocurrió contar, sino que están basadas en el texto de “Las cuatrocientas estrofas” de Aryadeva.
Top