Igualarnos e intercambiarnos con los demás

Dos meses antes de morir, Tsenshap Serkong Rinpoche le dictó esta enseñanza al Dr. Berzin, le pidió que la escribiera palabra por palabra y le dijo que la conservara como su enseñanza más importante. Explica con detalle las meditaciones para superar la máxima fuente de nuestra infelicidad y problemas (nuestra actitud egocéntrica) y, en lugar de ello, desarrollar una actitud de apreciar sinceramente a los demás, la cual es la fuente de toda la felicidad.

Existen dos tradiciones para el desarrollo de la bodichita, el desarrollo de un corazón totalmente dedicado a otros y la obtención de la iluminación para poder beneficiarlos lo más posible. Una es la de las seis causas y un efecto y la otra es la de igualar e intercambiar nuestras actitudes hacia nosotros mismos y hacia los demás. Cada una de ellas tiene un método diferente y característico para el desarrollo de la ecuanimidad como paso preliminar. Aunque ambos hablan de ecuanimidad, el tipo de ecuanimidad que se desarrolla es diferente:

  1. La ecuanimidad que se obtiene antes de reconocer a todos los demás como nuestras madres en la meditación de las seis causas y un efecto, implica visualizar a un amigo, un enemigo y a un extraño, y es la ecuanimidad con la que dejamos de tener sentimientos de apego o repulsión, de hecho uno de sus nombres es “la mera ecuanimidad con la que dejamos de tener apego y repulsión hacia amigos, enemigos y extraños”. En este caso la palabra mera implica la existencia de un segundo método que transmite algo más.

    Otro nombre para este primer tipo de ecuanimidad es “la mera ecuanimidad como forma para desarrollar ecuanimidad en común con los shrávakas y los pratyekabudas. Los shrávakas (oyentes) y pratyekabudas (los que autoevolucionan) son dos tipos de practicantes del hinayana (el vehículo modesto) de las enseñanzas del Buda. En este caso, la palabra mera implica que, con este tipo de ecuanimidad, no tenemos ni estamos involucrados con el corazón dedicado de la bodichita.
  2. La ecuanimidad que desarrollamos como preliminar para igualar e intercambiar nuestras actitudes hacia nosotros mismos y hacia los demás no es sólo el tipo de ecuanimidad antes mencionado; la ecuanimidad con la que no tenemos sentimientos de cercanía o de lejanía en los pensamientos o acciones que llevamos a cabo en beneficio y ayuda a todos los seres limitados y a la eliminación de sus problemas. Esta es la manera especialmente particular, poco común del mahayana (vehículo vasto), de desarrollar la ecuanimidad.

Mera ecuanimidad

Si nos preguntamos cuál es la manera para desarrollar la ecuanimidad que se obtiene antes de reconocer a todos como nuestras madres en el método de las seis causas y un efecto, veremos que implica los siguientes pasos:

Visualización de tres personas

Primero visualizamos a tres personas: una que nos sea totalmente desagradable o que consideremos nuestra enemiga, otra muy querida y apreciada por nosotros, a la que amemos o que sea nuestra amiga, y por último a un extraño o a alguien por quien no tengamos ninguno de los sentimientos anteriores. Visualizamos a las tres personas juntas.

¿Qué tipo de actitud surge usualmente cuando nos enfocamos en cada una de ellas? Ante la persona que nos disgusta surge un sentimiento de desagrado, de inquietud y de repulsión. Ante nuestro amigo entrañable surge un sentimiento de atracción y apego. Ante el que no es nada de esto surge un sentimiento de indiferencia con el que no queremos ni ayudar ni dañar, ya que no encontramos al extraño ni atractivo ni repulsivo.

Cómo parar la repulsión hacia alguien que nos desagrada

[Para facilitar la discusión en español, supongamos que las tres personas que visualizamos son mujeres.]

Primero trabajamos con la que nos disgusta, a la que podríamos incluso considerar nuestra enemiga.

  1. Dejamos que surja el sentimiento de desagrado y repulsión. Cuando ha surgido claramente,
  2. Notamos que surgen aún más sentimientos, como que sería bueno que le pasara algo malo, o que experimentara algo que no desearía que le sucediera.
  3. Luego examinamos las razones por las que surgen estos sentimientos y deseos negativos. Generalmente descubrimos que éstos son porque dicha persona nos lastimó, o nos ha causado daño, o nos hizo o nos dijo algo desagradable a nosotros o a algún amigo nuestro, por esto queremos que le pase algo malo o que no consiga lo que quiere.
  4. Ahora pensamos en la razón por la que queremos que le pase algo malo a esta persona que nos desagrada tanto y verificamos si es realmente una buena razón. Lo consideramos de la siguiente manera:
    • En vidas pasadas, a quien hoy llamo enemiga ha sido mi madre y mi padre en muchas ocasiones, así como mi pariente y amigo. Me ha ayudado considerablemente, infinidad de veces.
    • No hay certeza de lo que pasará en esta vida. Esta persona puede ser de gran ayuda o convertirse en una buena amiga en tiempos futuros. Tales cosas son muy posibles.
    • En cualquier caso, esta persona y yo tendremos infinidad de vidas futuras y existe la certeza de que alguna vez será mi madre o mi padre y como tal me ayudará considerablemente y yo tendré que poner toda mi esperanza en ella. Por tanto, como ella me ha ayudado en infinidad de formas en el pasado, me ayuda en el presente y me ayudará en el futuro es, finalmente, una buena amiga; esto es lo que seguramente decidiremos. Por tanto, considerando todo esto, no es razonable que la considere mi enemiga y que tenga malos deseos para ella tan sólo porque me ha lastimado un poco en esta vida.
  5. Pensamos en algunos ejemplos. Pensemos que un banquero o alguna persona pudiente, en posición de darme mucho dinero, con deseos de hacerlo y que nos haya dado algo en un pasado cercano. Supongamos que un día esta persona pierde la cabeza, se enoja y me da una cachetada. Si nos enojamos y le guardamos rencor, esto podría causar que perdiera su intención de darme más dinero. Podría existir el peligro de que cambiara de opinión y decidiera darle el dinero a alguien más. Por otro lado, si aguantara la cachetada, mantuviera la vista baja y la boca cerrada, más adelante estaría aún más contento conmigo por no haberme enojado con él; quizá hasta quiera darme más de lo que había pensado originalmente. Si por el contrario me hubiera enojado y hecho una escenita, sería como en el dicho tibetano: “tienes comida en la boca y tu lengua la saca”.
  6. Por tanto, tengo que considerar el largo plazo con esta persona que me desagrada, al igual que respecto a todos los seres limitados. Su ayuda hacia mí en el largo plazo es cien por ciento segura, por lo que es totalmente inapropiado que me mantenga enojado por un daño pequeño y trivial que alguien pueda hacer.
  7. A continuación consideramos cómo un escorpión, un animal salvaje o un fantasma, reacciona violentamente a la más mínima provocación. Luego, al considerarnos a nosotros mismos, vemos lo inapropiado que es actuar como dichas criaturas. De esta manera disolvemos nuestro enojo. Necesitamos pensar que no vamos a perder la calma y a enojarnos, sin importar el daño que nos haga la persona; de no ser así, actuaríamos tal como el escorpión o el animal salvaje.
  8. Para concluir ordenamos todo esto como un silogismo lógico. Dejaré de enojarme con otros porque me han dañado porque:
    • Han sido mis padres en vidas pasadas,
    • No sé si más adelante en esta vida se conviertan en mis amigos más queridos,
    • En el futuro, en un momento o en otro, renacerán como mis padres y me ayudarán en gran medida, así que me han sido o me serán de ayuda en los tres tiempos, y
    • Si yo respondo con enojo, me estoy comportando como un animal salvaje. Por tanto, voy a dejar de enojarme por el poco daño que me hagan en esta vida.

Cómo parar el apego hacia alguien que nos agrada

  1. Nos enfocamos en nuestra amiga o persona amada en el grupo de enemigo, amigo y extraño que visualizamos inicialmente.
  2. Dejamos que surjan los sentimientos de atracción y apego hacia esta persona.
  3. Al permitirnos sentir con más fuerza lo mucho que queremos estar con esta persona,
  4. Examinamos nuestras razones para tener tal apego. Es porque me ayudó un poco en esta vida, hizo algo agradable para mí, me hizo sentir bien o algo por el estilo y por eso me siento atraído hacia ella y estoy apegado.
  5. Ahora examinamos si esta es una razón apropiada para tener tal sentimiento. Tampoco es una buena razón porque:
    • Sin duda alguna, esta persona ha sido mi enemiga en vidas pasadas, me ha dañado y seguramente ha comido mi carne y bebido mi sangre.
    • No tengo certeza alguna de si más adelante en esta vida esta persona se convertirá en mi peor enemigo.
    • Con toda seguridad, en vidas futuras me dañará o me hará algo desagradable en algún momento.
  6. Si por la pequeña razón de que en esta vida me ha hecho algo bueno pero trivial, me enamoro locamente y me apego a ella, entonces me estoy comportando como los hombres que se dejan seducir por los cantos de las sirenas comedoras de hombres. Estas sirenas adquieren una apariencia atractiva, deslumbran a los hombres con sus coqueteos y luego se los tragan.
  7. De esta manera decidimos no apegarnos a nadie por alguna pequeña cosa agradable que nos hagan en esta vida.

Cómo parar la indiferencia hacia alguien neutral

En tercer lugar, seguimos el mismo procedimiento con la persona entre los dos extremos, el extraño que no es ni nuestro amigo ni nuestro enemigo.

  1. Nos enfocamos en dicha persona de nuestra visualización,
  2. Observamos cómo no sentimos nada, ni el deseo de dañar ni de ayudar, no queremos deshacernos de esta persona ni estar con ella y
  3. Sentimos la intención de ignorarla.
  4. Examinamos nuestras razones para sentirnos de esta manera. Vemos que como esta persona no ha hecho nada para ayudarnos o dañarnos no tenemos ninguna relación con ella.
  5. Al examinar más profundamente si esta es una razón válida para nuestros sentimientos, vemos que esta persona no es en sí una extraña porque ha sido y será cercana a nosotros, nuestra amiga o algo por el estilo, tanto en incontables vidas pasadas como más adelante en esta vida y en vidas futuras.

Da esta manera podemos poner un alto a todos los sentimientos de enojo, apego o indiferencia hacia enemigos, amigos y extraños. Esta es la manera de desarrollar la mera ecuanimidad que es común con los shrávakas y los pratyekabudas, y la que se desarrolla como un preliminar para reconocer a todos como nuestras madres en el método de las seis causas y un efecto en el desarrollo de un corazón dedicado de la bodichita.

La ecuanimidad mahayana distinguida

La manera de desarrollar la ecuanimidad en términos de igualar e intercambiar nuestras actitudes respecto a nosotros mismos y a los demás se divide en dos:

  • la manera de realizarlo desde el punto de vista relativo,
  • la manera de realizarlo desde el punto de vista más profundo.

La manera de realizar la ecuanimidad desde el punto de vista relativo se divide en dos:

  • la manera de realizarlo desde nuestro punto de vista,
  • la manera de realizarlo desde el punto de vista de los demás.

La forma de actualizar la ecuanimidad que depende de nuestra perspectiva

Esto incluye tres puntos:

  1. En vista de que todos los seres limitados han sido nuestros padres, parientes y amigos en incontables vidas, no es apropiado que me sienta cercano a algunos y lejano a otros, que unos sean mis amigos y otros mis enemigos o que le dé la bienvenida a unos y rechace a otros. Necesitamos pensar que, si no he visto a mi madre en diez minutos, diez años, o diez vidas, de cualquier manera sigue siendo mi madre.
  2. Sin embargo, es posible que, así como estos seres me han ayudado, también me han dañado algunas veces. Comparado con el número de veces que me han dañado y con lo mucho que me han ayudado, el daño que me han hecho es totalmente insignificante. Por tanto, es inadecuado darle la bienvenida a uno por ser cercano y rechazar a otro por ser lejano.
  3. Definitivamente vamos a morir, pero el momento de nuestra muerte es totalmente incierto. Supongamos que estamos sentenciados a muerte y que nos ejecutarán mañana. Sería absurdo pasar nuestro último día de vida enojados con alguien. Al escoger algo trivial, estaríamos perdiendo nuestra oportunidad de hacer algo positivo y significativo en nuestro último día de vida. Por ejemplo, en una ocasión un alto oficial estaba furioso con una persona, así que se pasó todo el día pensando en cuál sería la manera más severa de poder castigarla. Al día siguiente, el oficial murió repentinamente antes de poder hacer nada. Su enojo fue totalmente absurdo. Esto resulta igualmente cierto si la otra persona fuera a ser ejecutada al día siguiente, no tendría ningún sentido el castigarla o herirla hoy.

La forma de actualizar la ecuanimidad que depende de la perspectiva de los demás

Esto también incluye tres puntos:

  1. Necesitamos considerar que no queremos sufrir, ni siquiera en sueños, y que sin importar qué tanta felicidad tengamos, sentimos que nunca es suficiente. Esto es igualmente cierto para los demás. Todos los seres limitados, desde un pequeño insecto a todos los demás, deseamos ser felices y no tener problemas ni sufrir nunca. Por lo tanto, es inadecuado rechazar a algunos y acoger a otros.
  2. Supongamos que se acercan diez pordioseros a mi puerta. Sería totalmente inadecuado e injusto darle comida sólo a algunos. Todos son iguales en su hambre y necesidad de alimento. De la misma manera es su necesidad de felicidad, sin confusión; pero ¿quién la tiene? Pero aún la felicidad entintada por la confusión, siendo insuficiente para todos los seres limitados, es algo que todos estamos interesados en encontrar. Por lo tanto, es inadecuado rechazar a algunos como lejanos y acoger a otros como cercanos.
  3. Veamos otro ejemplo: supongamos que tenemos a diez personas enfermas. Todas se sienten igualmente mal. Entonces sería injusto darle el tratamiento sólo a algunas y olvidarse del resto. Igualmente, todos los seres limitados se sienten igual de mal con sus problemas individuales y específicos y con los problemas generales de la existencia incontrolablemente recurrente o samsara. Por todo esto, es injusto e inadecuado el rechazar a algunos como lejanos y acoger a otros como cercanos.

La forma de actualizar la ecuanimidad que depende de la perspectiva más profunda

Esto también incluye tres razonamientos diferentes:

  1. Pensamos en cómo, por nuestra confusión, etiquetamos a alguien que nos ayuda o es agradable con nosotros como un verdadero amigo, y a alguien que nos lastima como a un verdadero enemigo. Sin embargo, si ellos realmente existieran tal como los etiquetamos, entonces el Tatagata (Auténticamente Transformado), el mismo Buda necesariamente los habría percibido así, pero no lo hizo. Como dice Dharmakirti en el Comentario al (Compendio de Dignaga sobre) cognición válida” (Pramanavartika): “El Buda es el mismo tanto para el que aplica agua perfumada a un lado de su cuerpo como para el que lo está cortando con una espada del otro lado”.

    También podemos ver esta imparcialidad en el ejemplo de cómo el Buda trató a su primo Devadatta, que siempre trataba de hacerle daño por tenerle celos. Por lo tanto, nosotros también necesitamos evitar tomar partido hacia la gente, desde nuestro pensamiento confuso de que existen verdaderamente en las categorías en que nosotros los etiquetamos. Nadie existe de tal manera. Necesitamos trabajar en detener nuestro aferramiento a la existencia verdadera. Este aferramiento viene de nuestra mente confusa, que hace aparecer las cosas de maneras que no son verdaderas.
  2. Más aún, si los seres limitados existieran realmente en las categorías de amigos y enemigos, tal como los percibimos, siempre tendrían que permanecer así. Pensemos por ejemplo en un reloj que consideramos que siempre tiene la hora correcta. Así cómo es posible que cambie su condición y que pueda adelantarse o retrasarse, de la misma manera el estatus de los demás no permanece fijo, también puede cambiar.

    Si pensamos en las enseñanzas acerca del hecho de que no existe certeza en las situaciones incontrolablemente recurrentes del samsara, nos puede ayudar en este caso el ejemplo del hijo devorando a su padre, pegándole a su madre y arrullando a su enemigo. Este ejemplo aparece en las instrucciones para el desarrollo de la motivación del nivel intermedio de las etapas graduales del camino hacia la iluminación (lam rim). En una ocasión, el arya (ser altamente realizado) Katyayana llegó a una casa y vio la siguiente escena: un hombre comiendo un pescado, golpeando a un perro con los huesos del pez y a la vez arrullando a un niño en sus brazos; y se dio cuenta de que el pez había sido el padre de este hombre en su vida previa, el perro al que golpeaba había sido su madre y el niño su peor enemigo. Katyayana se rio ante lo absurdo de los cambios de estatus que sufren los seres que vagan en el samsara. Por lo que necesitamos dejar de apegarnos a la idea de que las personas existen de manera fija y permanente en las categorías de amigo o enemigo, ya que con base en esto acogemos a uno y rechazamos a otro.
  3. En el Compendio de entrenamientos (Shikshasamuccaya), Shantideva explica cómo uno mismo y los demás dependemos unos de otros. Como el ejemplo de las montañas lejana y cercana, dependen unas de otras o son designaciones relativas una de la otra. Cuando estamos en la montaña cercana, la otra es la lejana y ésta es la cercana. Cuando vamos al otro lado, ésta se convierte en la lejana y aquélla en la cercana. De la misma manera, no existimos como “yo” desde nuestro propio lado, porque cuando nos miramos desde el punto de vista de alguien más, nos convertimos en el “otro”. De manera similar, amigo y enemigo son tan solo diferentes maneras de ver o concebir a una persona. Alguien puede ser tanto amigo de una persona como enemigo de otra. Tal como las montañas cercana y lejana, todo es relativo a nuestro punto de vista.

Las cinco decisiones

Después de reflexionar de esta manera acerca de estos puntos anteriores, necesitamos tomar cinco decisiones:

Dejaré de ser partidista

Ya sea que lo veamos desde el punto de vista relativo o del más profundo, no hay razón para considerar a algunas personas o seres como cercanos y a otros como lejanos. Por eso necesitamos tomar una decisión firme: Dejaré de tomar partido. Me desharé de sentimientos de parcialidad por medio de los cuales rechazo a algunos y acojo a otros. Porque la hostilidad y el apego me dañan tanto en esta vida como en vidas futuras, tanto temporal como ulteriormente, a corto y largo plazo, no me traen ningún beneficio. Hostilidad y apego son las raíces para cientos de tipos de sufrimientos, son como los guardias que me mantienen circulando en la prisión de mis problemas incontrolablemente recurrentes del samsara.

Pensemos en el ejemplo de aquellos que se quedaron en el Tíbet después del levantamiento en 1959. Los que estaban apegados a sus monasterios, a sus riquezas, posesiones, hogares, parientes, amigos y demás, no pudieron soportar el dejarlos. Consecuentemente fueron encerrados en prisiones o en campos de concentración durante veinte años o más, por su apego. Tales sentimientos de parcialidad son los verdugos que nos guían hacia los fuegos de los reinos infernales ausentes de gozo, son nuestros demonios internos que nos amargan y no nos dejan dormir por las noches. Es necesario que los saquemos de raíz por todos los medios.

Por otro lado, una actitud igualitaria hacia todos, con la que deseamos que todos los seres limitados sean felices y no tengan problemas ni sufrimientos, es importante desde cualquier punto de vista, tanto temporal como ulterior. Es el principal sendero por el que han viajado todos los budas y bodisatvas para alcanzar sus realizaciones, es la intención y el deseo más profundo de todos los budas de los tres tiempos. Por lo tanto, necesitamos pensar que, sin importar el daño o la ayuda que reciba de cualquier ser limitado desde su lado, desde mi propio lado no tengo alternativa, no me enojaré o me apegaré. No voy a considerar a algunos como distantes y a otros como cercanos y no puede haber otra manera o método para manejar las situaciones aparte de éste, estoy totalmente decidido(a). Tendré una actitud igualitaria en términos de mi manera de pensar y de actuar hacia todos los demás, ya que todos quieren ser felices y nunca sufrir. Este es el esfuerzo que voy a hacer tanto como me sea posible. Mentor espiritual, por favor inspírame para hacer esto de la mejor manera posible. Estos son los pensamientos que necesitamos tener cuando recitemos la primera de las cinco estrofas de La puya del gurú (Lama Chopa) que está asociada con esta práctica.

Inspíranos para incrementar la comodidad y el gozo de los demás, pensando que no hay diferencia entre nosotros y los demás. Nadie desea ni el más mínimo sufrimiento ni tampoco está nunca satisfecho con la felicidad que tiene.

Así, con este primer verso aspiramos a desarrollar una actitud igualitaria, sin sentimientos de cercanía o lejanía en nuestros pensamientos y acciones para dar felicidad y eliminar igualmente el dolor de todos. Dicha actitud de equidad satisface la definición del tipo de ecuanimidad o actitud igualitaria que nos concierne en este momento. Tomamos la firme decisión de desarrollar y alcanzar dicha actitud de la misma manera que cuando vemos un artículo maravilloso en una tienda y decidimos comprarlo.

Me desharé de mi actitud autocentrada

A continuación, pensamos en los inconvenientes de tener una actitud autocentrada. Es por el interés egoísta de una actitud autocentrada que actuamos destructivamente y cometemos las diez acciones negativas, y consecuentemente obtenemos renacimientos infernales. Desde ahí y hasta alcanzar la condición de arhat (un ser liberado) que no ha obtenido la iluminación, es que tal interés egoísta es la causa de la pérdida de toda felicidad y paz. A pesar de que todos los bodisatvas están cerca de la iluminación, algunos lo están más que otros, las diferencias entre ellos se dan por el grado de actitud autocentrada que todavía tengan. Las disputas entre los diferentes países, los desacuerdos entre maestros espirituales y discípulos, entre familias o entre amigos, todos vienen de una actitud autocentrada. Por estas razones necesitamos pensar que, si no me deshago de este desorden putrefacto del egoísmo y la actitud autocentrada dentro de mí, no hay manera de que pueda gozar de felicidad alguna. Por tanto, nunca me permitiré caer en el dominio de una actitud autocentrada. Mentor espiritual, por favor inspírame para deshacerme de todo interés egoísta. Estos son los pensamientos para el segundo verso:

Inspíranos para ver que esta enfermedad crónica de la actitud autocentrada es la causa para el surgimiento del nuestro sufrimiento indeseado y así, al repudiarla por ser la culpable, inspíranos para destruir al monstruoso demonio del egoísmo.

De esta manera, con el segundo verso tomamos la firme decisión de deshacernos de nuestra actitud autocentrada e interés egoísta.

Mi práctica principal será el apreciar a los demás

A continuación, pensamos en los beneficios y buenas cualidades que obtenemos al enfocarnos en el bienestar de los demás:

En esta vida, toda la felicidad y bienestar; en vidas futuras un renacimiento humano o como dioses; y en general, todo tipo de felicidad hasta la obtención de la iluminación vienen del considerar a los demás. Necesitamos pensar mucho en esto a través de muchos ejemplos como: un empleado de gobierno apreciado debe su popularidad a su actitud considerada para con la gente. Nuestra autodisciplina ética que nos restringe de tomar la vida de otros o no robar, se deriva de nuestra consideración por los demás y esto es lo que nos puede llevar a obtener un renacimiento humano.

Su Santidad el Dalái Lama, por ejemplo, siempre piensa en el bienestar de todos en cualquier parte, y todas sus buenas cualidades son resultado de su consideración por los demás. El bodisatva Togmey Zangpo no pudo ser dañado por Kama, el dios del deseo, que se propuso interferir con él. Este gran practicante tibetano era el tipo de persona al que se le salían las lágrimas si veía que un insecto volaba hacia una flama. Tenía tal consideración sincera por los demás que ni los fantasmas ni otro tipo de interferencias podían dañarlo. Esto se debía a que, como los mismos espíritus decían: él no tiene más que pensamientos positivos y de consideración hacia nosotros.

En una de las vidas previas del Buda en la que renació como Indra, un rey de los dioses, hubo una guerra entre dioses y anti-dioses. Los anti-dioses estaban ganando, así que Indra voló en su carroza. Llegó a un lugar en el camino en donde se habían congregado muchos pichones y por temor a atropellarlos, detuvo la carroza. Al ver esto, los anti-dioses pensaron que había detenido la carroza para regresar a atacarlos, así que huyeron. Si analizamos esto, veremos que su huida se debió a la actitud de Indra de considerar a otros. De maneras similares a ésta, necesitamos pensar en las ventajas de considerar a los demás desde diferentes puntos de vista.

Cuando un magistrado o cualquier empleado de gobierno toma asiento elegantemente en su oficina, su posición y todo lo que esto implica se debe a la existencia de los demás. En este ejemplo, la bondad de los otros consiste simplemente en el hecho de existir. Si no existiera nadie más que él, no podría ser magistrado, no tendría nada que hacer. Más aún, aunque existiera más gente, si nadie fuera a verlo, este magistrado sólo estaría sentado sin hacer nada. Por otro lado, si fuera mucha gente a verlo en busca de solución para sus problemas, en dependencia de ellos, se sentaría encantado a servirlos. Esto mismo también es cierto para un lama, depende de otros para sentarse gustoso a dar enseñanzas, su posición depende enteramente de la existencia de otros a quienes pueda ayudar. Enseña Dharma para beneficiarlos y así, su ayuda proviene de la dependencia de los demás, así como de recordar su bondad.

De la misma manera, es a través del amor y la compasión, por la consideración hacia los demás, que podemos rápidamente iluminarnos. Por ejemplo, si nos daña un enemigo y nosotros desarrollamos paciencia, y por ello nos acercamos a la iluminación, esto proviene de nuestra consideración por los demás. Así que, si entendemos que los seres limitados son la base y la raíz de todo tipo de felicidad y bienestar sin excepción, necesitamos decidir que, sin importar lo que hagan o el daño que nos hagan, siempre consideraremos a los demás. Los demás son como nuestros mentores espirituales, budas o preciosas joyas a las que debemos consideración, siempre sentiremos pesar si les pasa algo malo, nunca los rechazaremos y, en cualquier caso, tendremos un corazón bondadoso y cálido hacia ellos. Por favor inspírame, oh mi mentor espiritual, que nunca sea separado ni por un momento de dicho corazón y sentimiento hacia los demás. Este es el significado del tercer verso:

Inspíranos para ver que la mente que es considerada como nuestras madres y les aseguraría un estado gozoso, es la puerta de entrada que nos guía hacia infinitas virtudes, y por esto, a considerar a estos seres errantes más que a nuestras propias vidas, aunque surgieran como nuestros enemigos.

De esta manera, decidimos tomar la práctica de ser considerados con los demás como nuestro objetivo central.

No hay duda de que soy capaz de intercambiar mis actitudes respecto a mí mismo y a los demás

Al confiar en este umbral de pensar en la cantidad de fallas de tomarnos en cuenta a nosotros y la cantidad de buenas cualidades de tomar en cuenta de los demás, sentimos que deberíamos cambiar nuestros valores acerca de a quién dirigir nuestra atención, pero dudamos si seremos capaces de lograrlo. Definitivamente sí podemos. Podemos cambiar nuestras actitudes, porque el Buda mismo era como nosotros antes de llegar a la iluminación. También él se encontraba errante de renacimiento en renacimiento, en las incontrolables y recurrentes situaciones y problemas del samsara. Sin embargo, el Buda con medios hábiles hizo un intercambio de actitudes acerca de quiénes consideraba. Habiéndose enfocado rápidamente en el bienestar de los demás, llegó a la cúspide de ser capaz de satisfacer sus propios objetivos y los de los demás.

En contraste, nosotros nos hemos ocupado sólo de nosotros mismos y hemos ignorado a todos los demás. Dejando de lado cualquier logro en beneficio de los demás, no hemos obtenido ni el más mínimo beneficio para nosotros mismos. Ocuparnos de nosotros mismos e ignorar a los demás nos ha hecho totalmente inútiles, incapaces de lograr algo realmente significativo. No podemos desarrollar una verdadera renuncia o determinación de liberarnos de nuestros problemas. Ni siquiera podemos evitar el caer en alguno de los peores estados de renacimiento. De esta manera pensamos en las deficiencias de tomarnos en cuenta sólo a nosotros mismos y en los beneficios de considerar a otros. Si el Buda fue capaz de cambiar su actitud y él mismo comenzó tal como nosotros, entonces nosotros también podemos cambiar nuestra actitud.

No sólo eso, sino que con suficiente familiaridad es posible hasta cuidar de los cuerpos de otros de la misma manera que cuidamos del nuestro. Después de todo, tomamos un espermatozoide y un huevo de los cuerpos de otras personas, o sea de nuestros padres, y ahora los consideramos como nuestros cuerpos, aunque en un principio no eran nuestros. Por tanto, necesitamos pensar que no es imposible cambiar nuestra actitud. Puedo intercambiar las actitudes que tengo hacia mí mismo y hacia los demás. Sin embargo, esto es algo que no puedo hacer por sólo pensar en ello, a menos de que verdaderamente cambie mis actitudes hacia mí y hacia los demás. Es algo que puedo hacer, no algo que no puedo hacer. Por tanto, inspírame a hacerlo, Oh mi mentor espiritual. Esta es la dirección de la cuarta estrofa.

En resumen, inspíranos a desarrollar la mente que entiende la diferencia entre: – los errores de seres infantiles trabajando únicamente para sus objetivos egoístas – y las virtudes del Rey de los Sabios trabajando solamente por el bienestar de los demás, y así, ser capaces de igualar e intercambiar nuestras actitudes acerca de los demás y de nosotros mismos.

Por esto, la decisión que tomamos aquí es que definitivamente podemos intercambiar nuestras actitudes relativas a la consideración hacia nosotros mismos y hacia los demás.

Definitivamente voy a intercambiar mis actitudes respecto a mi mismo y a los demás

Nuevamente pensamos en los errores de considerarnos a nosotros mismos y los beneficios de considerar a los demás, pero esta vez lo hacemos de manera alternada mezclando ambos. En otras palabras, repasamos las diez acciones destructivas y las diez acciones constructivas, una por una, alternando de una lista a otra y vemos los resultados en términos de considerarnos a nosotros mismos y a los demás. Por ejemplo, si me considero a mí mismo no vacilaré en tomar la vida de otros. Como resultado, renaceré en un reino infernal sin alegría y aun cuando renazca más adelante como ser humano, tendré una vida corta y colmada de enfermedades. Por otro lado, si considero a los demás, dejaré de tomar la vida de otros y como resultado renaceré en un mejor estado, tendré una larga vida, etc. Luego repetimos el mismo procedimiento con robar y refrenarnos de robar, llevar a cabo una conducta sexual inapropiada y refrenarnos de hacerlo, etc. En pocas palabras, como lo dice la quinta estrofa:

Ya que el considerarnos a nosotros mismos es el portal para todos los tormentos, mientras que el considerar a nuestras madres es el fundamento de todo lo bueno, inspíranos para hacer el corazón de nuestra práctica: el yoga del intercambiarnos por los demás.

Entonces, la quinta decisión es que definitivamente intercambiaré mis actitudes hacia mí mismo y hacia los demás. Por supuesto que esto no significa decidir que ahora soy tú y tú eres yo. Más bien quiere decir que intercambio los puntos de vista con respecto a quién dirijo mi atención. En lugar de considerarnos a nosotros mismos e ignorar a los demás, ignoraremos nuestros intereses egoístas y consideraremos a todos los demás. Si no lo logramos, no habrá manera de que obtengamos nada, pero si hacemos este intercambio en nuestras actitudes entonces, con esa base podemos continuar con el entrenamiento de visualizarnos dando nuestra felicidad a otros y tomando su sufrimiento, como una manera de desarrollar un sincero amor considerado y una simpatía compasiva. Con estas bases, seremos capaces de desarrollar la resolución excepcional de aliviar los problemas y el sufrimiento de todos los demás y el colmarlos de felicidad, y desarrollaremos también el corazón dedicado de la bodichita con el que luchamos por la iluminación para poder ser capaces de hacerlo por los demás tanto como nos sea posible.

Video: Tsenshap Serkong Rinpoche II — “El significado de la vida”
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Resumen

La fuente de estas enseñanzas es Involucrarse en la conducta del bodisatva (sct. Bodhicharyavatara) de Shantideva, las enseñanzas de los maestros kadampa y, por supuesto, La Puya del Gurú - El Lama Chopa, del IV Panchen Lama. Aparecen de esta forma con secciones numeradas en Las Obras Completas de Kyabjey Trijang Dorjechang, el fallecido tutor de Su Santidad el Dalái Lama. Sin embargo, estar demasiado interesados en los esquemas y los números que contiene, es como tener un plato de siete momos (panes al vapor) enfrente de nosotros y, en lugar de comerlos, querer que alguien atestigüe cuántos son, cuál fue el origen de su forma, etc. ¡Sólo siéntate y cómetelos!

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