Obstáculos para desarrollar la concentración

Introducción

Para actualizar un estado mental tranquilo y estable (zhi-gnas, sct. shamatha), el objeto de atención debe permanecer igual: las instrucciones establecen claramente que el objeto de atención no debe cambiar una vez que lo hemos elegido. Esto no sólo significa que no debemos cambiar nuestro objeto de atención para desarrollar el shámata de, por ejemplo, nuestra respiración a visualizar un buda. También significa que nuestro objeto de atención no debe cambiar mientras nos estamos enfocando en él, por ejemplo, cuando el buda que estamos visualizando se mueve, se hace más grande o más pequeño, o cambia durante la sesión. De esta forma, aunque podríamos alcanzar un excelente estado de absorción meditativa (ting-nge-’dzin, sct. samadhi) enfocándonos en una recitación tántrica, no podríamos usarla para alcanzar una mente tranquila y estable de shámata; tampoco podríamos usar las visualizaciones cambiantes que la acompañan. Sin embargo, dado que alcanzar la absorción meditativa es un paso previo de alcanzar una mente tranquila y estable, es relevante discutir los errores de la volatilidad burda y sutil y del sopor mental que ocurren durante el proceso de enfocarse en una recitación tántrica. Necesitamos esforzarnos por deshacernos de todos estos obstáculos a la concentración durante cualquier tipo de meditaciones que podamos estar llevando a cabo.

Errores en el sostén mental del objeto de atención

Divagación mental y vagabundeo mental

La distracción (’phro-ba) es un término general que cubre tanto el vagabundeo mental (rgod-pa, agitación mental) como la divagación mental (rnam-g.yeng). La diferencia entre divagación mental y vagabundeo mental burdo (rgod-pa rags-pa) no es que la divagación mental implique que la mente vaya de objeto en objeto y que el vagabundeo mental burdo sea sólo que la mente deje su objeto de atención. En lugar de ello, estos dos se diferencian de acuerdo al factor mental bajo el cual la mente deja el objeto de atención. Si la mente lo deja bajo la influencia del deseo o el apego (chags-pa) hacia otro objeto, esto se llama “vagabundeo mental”. Si lo deja bajo la influencia de cualquier otra cosa, se llama “divagación mental”. Esta distinción se hace debido a que el deseo y el apego son la causa de mayor distracción entre los principiantes.

La divagación mental puede ocurrir bajo la influencia de alguna de las emociones perturbadoras raíz o secundarias, tales como el enojo, el orgullo o los celos. También podría no ser bajo la influencia de ninguna emoción perturbadora, tal como cuando se divaga hacia pensamientos de compasión hacia alguien, cuando nos enfocamos en su ausencia de existir en formas imposibles.

Niveles de divagación mental y vagabundeo mental burdo

Tanto la divagación mental como el vagabundeo mental burdo tienen muchos grados. El nivel más burdo es cuando la mente deja su objeto de atención (dmigs-pa shor, perder el objeto de atención) y va de un objeto o pensamiento superfluo (rnam-rtog, pensamiento discursivo) a otro. La cantidad de tiempo que la mente divaga o el número de pensamientos superfluos que se producen puede variar. El nivel mínimo es que la mente simplemente deje el objeto. Aquí se incluye la falla de olvidar el objeto de atención (brjed-pa).

Otra dimensión de divagación mental y vagabundeo mental burdo puede ocurrir cuando estamos tratando de enfocarnos en dos o más tipos de cognición simultáneamente durante la meditación. Podemos experimentar diferentes grados de fuerza en la atención y en la presencia mental (recordación) en cada tipo de cognición.

  • La atención (yid-la byed-pa) involucra a nuestra actividad mental con un objeto de atención.
  • La presencia mental (dran-pa), como un pegamento mental, impide que nuestra mente pierda su objeto.

Por ejemplo, si estamos haciendo un tipo de meditación tántrica con recitación en voz alta, para poder expresar las palabras de la recitación necesitamos enfocarnos en la cognición táctil involucrada en mover nuestra boca y nuestra lengua. Si estamos simultáneamente leyendo la recitación mientras la recitamos, también necesitamos enfocarnos en nuestra cognición visual de las palabras. Podemos estar leyendo el texto en silencio mientras nos enfocamos también en decir las palabras en nuestra mente. Podemos incluso ser capaces de acelerar la lectura sin decir mentalmente las palabras en absoluto. Sin embargo, los objetos de enfoque en tal meditación no son meramente los objetos de nuestra cognición sensorial y nuestras palabras. También necesitamos enfocarnos simultáneamente con cognición mental, tanto en el significado de las palabras, como en las visualizaciones que las acompañan.

Mantener nuestra atención en cada uno de estos objetos componentes de este tipo de meditación tántrica compleja puede requerir diferentes cantidades de esfuerzo, pero todos ellos requieren la misma atención y presencial mental. Podemos fácilmente perder nuestra atención en uno o más de los componentes de la meditación. Esto puede ocurrir sin ninguna distracción hacia un objeto superfluo, por ejemplo, continuar la recitación pero ya no poner atención en el significado de las palabras o en la visualización, o en ninguna de las dos. Tal falla también puede ocurrir debido al vagabundeo mental burdo o un pensamiento de divagación mental acerca de algo totalmente superfluo, tal como nuestros planes del día. En este caso, nuestra recitación podría incluso continuar sin interrupción en la concentración en la cognición táctil involucrada con producir los sonidos de las palabras del texto, o en la cognición visual de leer las palabras. Pero al pensar en nuestros planes durante esta recitación, hemos perdido nuestro sostén mental en nuestros objetos de atención para la cognición mental durante la meditación (la visualización y el significado de la recitación de las palabras) debido al vagabundeo mental burdo.

Vagabundeo mental sutil

El vagabundeo mental sutil (rgod-pa phra-mo) es cuando nos estamos enfocando en un objeto y hay colocación mental (gnas-pa) en él, pero hay una falla en la fuerza de nuestro sostén mental (‘dzin-pa) en el objeto. Por ejemplo, cuando el sostén es muy tenso, puede provocar una sensación sutil de nerviosismo o tensión, como una picazón por dejar el objeto de atención. Esto se describe como la tensión o presión acumulada sobre el hielo de un río congelado, conforme el agua derretida que se encuentra debajo está por fluir.

Otro ejemplo es cuando la fuerza de nuestro sostén mental y de nuestra presencia mental en el objeto elegido se debilita de tal forma que otro objeto superfluo pueda ser sostenido con colocación de la presencia mental al mismo tiempo. Puede haber muchos niveles de fuerzas diferentes de presencia mental en cada objeto. Un ejemplo es cuando nos enfocamos en una imagen visualizada de un buda, mantenemos la visualización pero, debido a la inquietud mental, también nos enfocamos en el pensamiento: “¿Qué desayunaré?”. Esta forma de vagabundeo mental sutil puede ocurrir, tanto cuando estamos tratando de enfocarnos en la figura visualizada y en el sonido de un mantra que la acompaña, como cuando tratamos de enfocarnos simplemente en la visualización.

Un ejemplo aún más sutil es cuando estamos meditando con nuestros ojos cerrados y nuestra mente está dividida o ligeramente distraída por la cognición visual distorsionada de los puntos intermitentes de luz que pueden aparecer. Sin embargo, el mayor peligro de meditar con los ojos cerrados es que, cuando abrimos los ojos tras un periodo de meditar con los ojos cerrados, experimentamos una fuerte distracción debido a la cognición visual repentina de lo que nos rodea. En consecuencia, perdemos completamente toda presencia mental del objeto de atención de nuestra meditación; en otras palabras, lo olvidamos completamente.

Fallas en la claridad de la meditación

Sopor mental, nebulosidad mental y somnolencia

El sopor mental (bying-ba, hundimiento) es un factor mental que falla en la creación de apariencias (gsal-ba, claridad) del sostén mental de la presencial mental en un objeto de atención. En otras palabras, el sopor mental es una falla de la mente; no se refiere a una falla en la apariencia misma del objeto de atención.

Necesitamos diferenciar el sopor mental de la nebulosidad mental (rmugs-pa). Con el sopor mental burdo (bying-ba rags-pa), el sostén mental en un objeto de enfoque es débil, de tal forma que la creación de una apariencia del objeto no es clara. La nebulosidad mental, por otro lado, es una sensación de pesadez del cuerpo y de la mente.

La nebulosidad mental y el sopor mental burdo pueden ocurrir dentro de un momento de actividad mental; no son necesariamente consecutivos. El sopor mental burdo no necesariamente degenera en nebulosidad mental. Sin embargo, la nebulosidad mental puede degenerar en sueño (gnyid).

La nebulosidad mental puede ocurrir con o sin mantener el sostén mental en el objeto de atención. Si es acompañada por la divagación mental burda hacia un estado de oscuridad, perderíamos el objeto de atención por completo. Sin embargo, si hay sopor mental burdo, siempre hay sostén mental en el objeto de atención, pero la mente no tiene claridad con respecto al objeto. Así, enfocarse en un objeto sin claridad puede ser con o sin nebulosidad mental.

Sueño no significa somnolencia, sino simplemente es el estado de estar retraído de toda cognición sensorial, no sólo de un tipo de cognición sensorial, como cuando se escucha un sonido y se está retraído de ver visiones. El sueño puede ser ligero o pesado, dependiendo de qué tan retraídos estamos de la cognición sensorial. La somnolencia, aunque no se discute específicamente en los textos, es sin duda una forma de nebulosidad mental.

Sopor mental sutil

El sopor mental sutil (bying-ba phra-mo) es cuando hay tanto colocación mental como claridad con respecto a un objeto de atención, pero el sostén mental en el objeto está demasiado suelto. Debido a ello, existe el peligro de que se pierda claridad. Es un estado de no ser fresco (gsar), de estar demasiado relajados, fuera de guardia o indiferentes. Aunque aparentemente podamos tener buena concentración con el sopor mental sutil, si nuestro estado mental está demasiado suelto nunca podemos obtener la frescura, viveza e intensidad mental necesarias para obtener entendimientos profundos.

Cognición no determinante

La cognición no determinante (snang-la ma-nges-pa, cognición inatenta) ocurre con cognición no conceptual directa (mngon-sum) dentro de un campo sensorial, como ver una imagen en la pared que está detrás de una persona cuando nos estamos enfocando en la visión de él o ella. No hay certeza (nges-pa) con respecto a nuestra cognición visual de la imagen de la pared aunque la veamos no conceptualmente. En consecuencia, no podemos recordar haber visto la imagen, aunque podemos recordar haber visto a la persona.

La cognición no determinante puede fácilmente ocurrir cuando leemos silenciosamente las palabras de una oración o un texto de meditación tántrica. Aunque tenemos una cognición visual no conceptual de la página, tenemos sólo una atención mínima en las palabras que vemos y, por lo tanto, nos saltamos muchas. Puede que ni siquiera recordemos haberlas leído. Esta falla de cognición no determinante también puede ocurrir mientras recitamos un texto en voz alta.

Algo similar a la cognición no determinante puede ocurrir también durante la cognición mental conceptual, como cuando visualizamos un buda y estamos atontados o aturdidos. Así como la imagen en la pared que está detrás de la persona puede ser vista claramente, pero difícilmente se le presta atención durante la cognición no determinante, de forma similar, la mente puede ser clara con respecto al buda que está visualizando, pero sólo con mínima atención en él. Esta es una falla en la presencia mental y la atención; también puede indicar una falta de interés y de motivación.

Aunque la cognición no determinante no es estrictamente una forma de sopor mental, es un gran obstáculo para la concentración. Después de todo, la principal tarea en la concentración es mantener presencia mental en un objeto de atención y hacerlo con plena atención e interés en él. Cuando estamos “atontados” hemos perdido presencia mental y no estamos poniendo atención al objeto de enfoque, sea que haya o no colocación mental en el objeto y sea que haya claridad mental o no.

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