Vacuidad en lugar de vacío

Cuando hablamos de la vacuidad, que es el término de traducción que prefiero en lugar de “vacío”, nos referimos a la ausencia de una forma de existencia que no existe, que nunca ha existido, y que jamás existirá. Proyectamos formas imposibles de existencia sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre todos los fenómenos, que no corresponden en absoluto con la realidad. Algo que corresponda con ellas está totalmente ausente. Por poner un ejemplo sencillo, si imaginamos que existimos como la persona más importante del universo, que debe salirse siempre con la suya, ¡eso es una fantasía total! Nadie existe de esa manera imposible. Hay una ausencia total de esa forma de existencia con respecto a cualquier persona. 

Permítanme explicar por qué utilizo “vacuidad” en lugar de “vacío”. No sé en otros idiomas, pero en inglés existe una diferencia sutil entre ambos términos. “Vacío” sugiere que hay un recipiente —un vaso, por ejemplo— y que ese vaso está vacío. Dicho de otro modo, existe una base o un contenedor para el vacío, y ahí está: un contenedor que se puede encontrar y que está autoestablecido en términos de la verdad convencional. El término “vacío”, por lo tanto, refuta o niega algo al respecto: que alguna vez hubo algo en él, específicamente una forma imposible en la que este contenedor encontrable y autoestablecido haya existido alguna vez. 

Esta descripción se ajusta a los llamados “sistemas filosóficos inferiores”, menos sofisticados que el Prasánguika. Todos estos sistemas no Prasánguika afirman que la existencia de todos los fenómenos válidamente conocibles está establecida por el hecho de que cada uno de estos fenómenos tiene una marca característica definitoria individual “desde su propio lado” que lo convierte en un elemento individual válidamente conocible. También sostienen que esa existencia está establecida por el hecho de que pueden encontrarse como “cosas” referentes que corresponden con los nombres y conceptos que se utilizan para ellos. Esta última forma de establecer la existencia de algo se conoce como “existencia establecida por autonaturaleza” (rang-bzhin-gyis grub-pa) o, para abreviar, “existencia autoestablecida”. Muchos traductores traducen este término como “existencia inherente”. 

En todos los sistemas filosóficos no Vaibáshika, la ausencia de una forma imposible de existencia es un fenómeno conocible por imputación (btags-yod). Solo puede ser conocido al conocer primero su base de imputación. No obstante, según los sistemas filosóficos no Prasánguika (el Sautrántika, el Chitamatra y el Svatántrika)— para conocer de forma válida un objeto (en este caso, la base para la imputación de una ausencia) y distinguirlo de todos los demás objetos, necesitamos aprehender la marca característica definitoria individual del lado de ese objeto que establece su existencia y, solo entonces, podemos conocerlo de forma válida como un fenómeno válidamente conocible.

  • Para la escuela Sautrántika, la vacuidad —o para ser más exactos, la falta de identidad de las personas— solo puede ser conocida con la base para la imputación de esta falta de identidad (la persona junto con su base de imputación, la conciencia mental) que aparece y es conocida de forma simultánea con ella. Para usar nuestra analogía de un vaso vacío, según el sistema Sautrántika, solo podemos enfocarnos en el hecho de que nunca ha habido nada en el vaso, al enfocarnos al mismo tiempo en el vaso vacío.
  • Del mismo modo, para el sistema Chitamatra y el Svatántrika, la vacuidad de todos los fenómenos solo puede ser conocida cuando su base de imputación aparece y es conocida en primer lugar. Pero, al enfocarse en esta vacuidad, la base deja de aparecer. Según estos sistemas Mahayana, nos enfocamos primero en el vaso vacío, y luego nos enfocamos solo en el hecho de que nunca ha habido nada en el interior del vaso.

El sistema Prasánguika sigue este modelo del Chitamatra y Svatántrika —es decir, primero aparece la base de imputación de una vacuidad, y luego aparece su vacuidad sin que la base siga apareciendo. No obstante, aprehender la base para la vacuidad no requiere la aprehensión de algo del lado de la base que establezca su existencia. Esto se debe a que el sistema Prasánguika refuta que tanto la característica definitoria individual convencional como la autonaturaleza convencional de algo tengan el poder de establecer la existencia de ese objeto, ya sea por su propio poder o en conjunción con el etiquetado mental. 

Por lo tanto, en el caso del sistema Prasánguika, no se trata de aprehender primero un vaso, cuya existencia estaría autoestablecida, y luego refutar una forma imposible de existencia de ese vaso autoestablecido. Eso sería lo mismo que aprehender que el vaso está vacío. De acuerdo con el Prasánguika, aprehendemos el vaso sin afirmar nada sobre el modo en que se establece su existencia. 

Esta afirmación concuerda con el rechazo Prasánguika de la lógica utilizada por el Svatántrika y por los demás sistemas filosóficos inferiores para refutar formas imposibles de existencia. Esos sistemas afirman la existencia autoestablecida del sujeto de cualquier silogismo —lo que se conoce como “propiedad-propietario”— que se utilice en la refutación. Sin embargo, dado que el sistema Prasánguika no acepta la existencia autoestablecida de nada, no tiene ningún punto en común con los sistemas inferiores para debatir con ellos utilizando su sistema de lógica. Por esa razón, el sistema Prasánguika solo argumenta utilizando conclusiones absurdas o prasanga

En resumen, el sistema Prasánguika no afirma la existencia de algo que pueda ser encontrado y establecido por sí mismo, incluso en términos de la verdad convencional. Se limita a afirmar que no existe ningún modo imposible de existencia con respecto a ninguna cosa. No niega esa forma de existir desde algo que pueda ser encontrado convencionalmente. 

Por lo tanto, elijo “vacuidad” en lugar de “vacío”, para ajustarme a la visión Prasánguika. El término sánscrito para vacuidad, shunyata, procede de la palabra sánscrita utilizada para “cero”, shunya. Shunya significa “una nada”, en el sentido de “no existe tal cosa”. No es que exista algo firmemente establecido, pero está vacío de algo más que nunca ha existido. Por otro lado, la vacuidad como “una nada” no es la negación total de todo. No es un término nihilista. Es solo la ausencia total de algo que pueda ser encontrado y que corresponda a nuestra proyección de algo imposible que jamás podría existir.

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