Definición de tiempo
El budismo no considera al tiempo como un contenedor absoluto en el que ocurren los acontecimientos y que existe independientemente de esos acontecimientos. Por lo tanto, el budismo no afirma que el espacio y el tiempo sean una cuadrícula de fondo que proporciona las coordenadas espacio-temporales de los objetos ubicados en ella. El tiempo (dus, sct. kala) es una variable que afecta no congruente (ldan-min 'du-byed); en otras palabras, es un fenómeno no estático que no es una forma de fenómeno físico ni una manera de darse cuenta de algo, y que es conceptualmente imputable sobre un continuo no estático.
En concreto, el tiempo es un intervalo en un continuo mental individual entre las experiencias de dos eventos consecutivos. Como los continuos mentales individuales no tienen principio ni fin, el tiempo tampoco tiene principio ni fin. Por tanto, el tiempo no se limita a la experiencia de una persona en una sola vida.
Cuando el budismo habla del tiempo, se refiere a lo que el pensamiento occidental llamaría un “período de tiempo” o un “intervalo temporal”. Un período de tiempo, como variable que afecta no congruente, no es estático: experimentamos el período a lo largo de una secuencia de momentos y cada momento en que lo experimentamos es diferente. Un período de tiempo, entonces, es una imputación. Como fenómeno de imputación, no puede existir ni ser conocido independientemente de una base para la imputación: uno de los momentos del intervalo entre la experiencia de dos eventos.
Además, según las afirmaciones Gelug, un período de tiempo, como variable que afecta no congruente, puede ser conocido de manera no conceptual. Por ejemplo, cuando vemos un amanecer, vemos el primer momento del período de tiempo que se extenderá hasta el momento anterior al próximo amanecer. Ese período de tiempo puede etiquetarse mentalmente con la categoría de “día” y designarse con la palabra “día”, pero esas son cogniciones conceptuales de ese período de tiempo. Aun así, estamos viendo, de manera no conceptual, el primer momento de un período de tiempo que puede medirse conceptualmente como perteneciente a una categoría y llamarse por una convención como “un día”, “hoy” o “miércoles”.
- Eso no significa que, si dejamos de etiquetar conceptualmente ese período de tiempo medido convencionalmente como un día y entramos en un estado totalmente no conceptual, ese período de tiempo ya no exista, ni objetiva ni subjetivamente. Un período de tiempo es medible conceptualmente y puede designarse con diversas convenciones, pero eso no significa que exista solo cuando alguien lo mide. Tampoco significa que un período de tiempo o un intervalo temporal solo pueda conocerse conceptualmente. Cuando vemos un vaso caer de la mesa y romperse en el suelo, no vemos solo una secuencia de fotogramas fijos, como el rollo de una película, y lo sintetizamos conceptualmente en el evento. Simultáneamente con ver el vaso en sus diversas ubicaciones mientras cae, vemos de manera no conceptual en cada momento la caída del vaso, la impermanencia del vaso y un momento en el período de tiempo desde que cae de la mesa hasta que golpea el suelo.
- La impermanencia, el no estatismo o el cambio implican causa y efecto, y la causa y el efecto implican un período de tiempo como intervalo entre una causa y un efecto. Aunque la vacuidad (el vacío), como fenómeno estático y la verdad más profunda (don-dam bden-pa, verdad última) sobre todo, no está sujeta a la causa y el efecto, esto no significa que la verdad más profunda sobre todo sea que todo existe en realidad independientemente del tiempo. Si todo existiera de esa manera, no habría causa y efecto.
- De la misma manera, si abordamos la verdad más profunda en términos de que está más allá de las categorías de verdaderamente existente, verdaderamente no existente, ambas o ninguna, y que es inexpresable, eso no hace que el tiempo sea totalmente no existente. Debemos entender que el tiempo, como todos los fenómenos válidamente conocibles, existe desprovisto de formas imposibles de existir.
Intervalos temporales
Para repetir, el budismo no habla del “tiempo” como algo que pasa, sino de períodos de tiempo, “intervalos temporales”, que son imputaciones sobre secuencias de eventos experimentados en un continuo mental.
- Un intervalo temporal puede ser una imputación sobre una secuencia de experiencia kármica, como el intervalo entre la acción destructiva de alguien y el momento en que esa misma persona experimenta infelicidad y sufrimiento como el resultado que madura de ello.
- También puede ser una imputación sobre una secuencia cognitiva, como el intervalo entre el momento en que alguien ve una hoja caer de un árbol y el momento en que esa misma persona ve esa hoja en el suelo.
- Además, un período de tiempo puede ser una imputación sobre un continuo de formas de fenómenos físicos que cambian de acuerdo con las leyes físicas de causa y efecto, como el continuo de la hoja que acabamos de mencionar o el continuo de un frasco de leche que se transforma en un frasco de yogur.
Así pues, dado que el tiempo es una imputación sobre un intervalo dentro de un continuo o secuencia de acontecimientos mentales o físicos, resulta claro que el tiempo es relativo y depende del observador. Esto es así tanto desde el punto de vista de la experiencia no conceptual que el observador tiene de dos acontecimientos, como desde el punto de vista del etiquetado conceptual que hace el observador de los acontecimientos y del intervalo entre ellos mediante categorías y palabras.
- Pero tengan en cuenta que el tiempo es un fenómeno no estático, es decir, no es una forma de fenómeno físico ni una manera de darse cuenta de algo.
- Un período de tiempo no es lo mismo que la percepción subjetiva y conceptualización que una persona tiene de un período de tiempo, que son formas de darse cuenta de algo.
- Para la mayoría de las personas, por ejemplo, el intervalo de un año parece mucho más corto a medida que envejecen. Un año parece pasar más rápido a los cuarenta años que a los cuatro. Esto se debe a que un año es solo el 2.5 % de la vida de una persona de cuarenta años, pero el 25 % de la vida de un niño de cuatro años. Sin embargo, desde un punto de vista objetivo, dado que el tiempo no es una “cosa” que pasa, hablar de diferentes velocidades a las que pasa el tiempo, acelerándose a medida que envejecemos, no tiene sentido. Es como hablar de diferentes velocidades a las que conduce su coche el hijo de una mujer estéril.
Unidades de tiempo
Dado que el tiempo es un intervalo en un continuo mental o físico no estático, las unidades con las que se etiqueta y mide conceptualmente el tiempo son meras convenciones.
Un “año”
Un intervalo específico puede ser etiquetado por una persona de muchas maneras diferentes, dependiendo de las convenciones que siga. Tomemos, por ejemplo, la etiqueta “año”. Un “año” generalmente se mide en términos del movimiento y la posición espacial, ya sea de los cuerpos celestes o de las personas que miden un año. Esto, por supuesto, plantea el tema de la relación entre el tiempo y el espacio, pero dejémoslo de lado.
- Un año solar: intervalo temporal medido según una revolución de la Tierra alrededor del Sol. Tradicionalmente, esto se medía desde la perspectiva de la Tierra según el paso del Sol a través de los doce signos (khyim) o veintisiete constelaciones lunares (zla-skar, mansiones lunares) del zodíaco (' khor-lo). Estos signos o constelaciones lunares son galaxias distintas de nuestra propia Vía Láctea. Pero como el Sol orbita alrededor del centro de la Vía Láctea, mientras que las otras galaxias se mueven de diferentes maneras y parecen relativamente estacionarias desde nuestro punto de vista en la Tierra, el intervalo entre las sucesivas veces que una determinada galaxia aparece en el fondo detrás del Sol naciente será diferente cada año. Debido a este fenómeno, tenemos años bisiestos y días bisiestos. Por lo tanto, la duración de los años solares es variable.
- Un año lunar: intervalo temporal medido según doce ciclos de fases de la luna: por ejemplo, de luna nueva a luna nueva o de luna llena a luna llena. Este intervalo también varía de un año a otro, ya que las lunas nuevas y llenas dependen de la posición del sol con relación a la posición de la luna. Cuando la luna está entre la tierra y el sol, es luna nueva (zla-stong), y cuando la luna está al otro lado de la tierra, es luna llena (zla-gang). Y, dado que el intervalo varía entre cuando el sol está al comienzo de una galaxia específica, como Aries (lug), dos veces sucesivas, el intervalo también variará entre dos veces sucesivas en que ocurre la luna nueva cuando el sol está al comienzo de Aries. Debido a este fenómeno, se agregan periódicamente meses intercalares (zla-bzhol, meses bisiestos) en los calendarios budista e hindú para correlacionar los años nuevos lunares y solares.
- Además, una persona puede denominar doce ciclos de fases de la luna como «un año», pero esa misma persona u otra también podría denominarlo «menos de un año» si el mismo período se mide con años solares. Y el intervalo será diferente según el momento en que la persona lo mida.
- Desde un punto de vista relativista, el intervalo de un año también es relativo a la velocidad a la que viaja la persona en cuyo continuo mental se mide, y la velocidad a la que viaja la persona que lo mide. Cuanto más se acerque la persona a la velocidad de la luz, mayor será la duración entre su cumpleaños número 29 y el número 30, cuando se mida mediante la observación de alguien que viaja a una velocidad menor. De nuevo, recordemos que aquí no estamos hablando de la experiencia de los dos cumpleaños por parte de dos personas que viajan a diferentes velocidades, que es una forma de darse cuenta de un año, sino del intervalo entre los dos cumpleaños en sí, lo cual puede etiquetarse como "un año".
Un “día”
Si consideramos un solo intervalo llamado “año”, ¿existe un intervalo objetivo que sea etiquetado de manera diferente por una persona o por dos personas diferentes, incluso si están en el mismo lugar y viajan a la misma velocidad relativa entre sí? Si existiera tal intervalo objetivo de tiempo, tendría que ser algo etiquetado sobre partes, como un cierto número de días. Sin embargo, la etiqueta “día” puede tener diferentes definiciones según cómo se mida: por ejemplo, hay tres tipos de días discutidos en la astrología tibetana e hindú. Dependiendo de cómo alguien defina y mida un día, un día podría ser:
- Un día solar (nyin-zhag): intervalo temporal entre un amanecer y el siguiente. Este intervalo es relativo a la posición de la persona en el planeta y varía a lo largo del año, ya que el amanecer ocurre más tarde cada día después del solsticio de verano y más temprano cada día después del solsticio de invierno.
- Un día del zodíaco (khyim-zhag): intervalo temporal entre la posición del sol, desde la perspectiva de la Tierra, en un grado y la del grado siguiente en el curso de su movimiento alrededor de los 360 grados (dbyug) del zodíaco. Estos intervalos también varían a lo largo de un año, ya que la órbita de la Tierra alrededor del sol es elíptica y, por lo tanto, la velocidad de la Tierra varía a medida que orbita alrededor del sol.
- Un día de fecha lunar (tshes-zhag): el intervalo temporal correlacionado con las fases de la luna. Si dividimos en treinta partes iguales la distancia, con relación al zodíaco, entre la posición de la luna en una luna nueva y la siguiente luna nueva, entonces un día lunar es el intervalo temporal entre la ubicación de la luna en una trigésima parte y la siguiente. Estos también varían a lo largo de un mes y un año, debido a la órbita elíptica de la luna alrededor de la tierra y la órbita elíptica de la tierra alrededor del sol.
- Un día de reloj: en Occidente, el intervalo temporal que va desde el punto medio entre una puesta y una salida del sol hasta el punto medio entre la siguiente puesta y salida del sol. La salida y la puesta del sol, por supuesto, se indican en función de la posición del sol con relación a los horizontes este y oeste de la persona que los observa. Estos puntos medios no varían a lo largo de un año, sino que son relativos a la ubicación de la persona.
Una “hora”
¿Existe un cierto número absoluto de horas que se miden con estas diferentes etiquetas de días?
- El día de veinticuatro horas fue una invención egipcia, que luego pasó a los judíos, los griegos y los romanos. Para todos ellos, sin embargo, un día de este tipo era una división de un día solar. El día y la noche se dividían cada uno en doce horas, desde el amanecer hasta el anochecer y del anochecer hasta el amanecer, de modo que la duración de una hora, siendo una doceava parte del día o de la noche, variaba según la estación y la duración de la luz del día, si era una hora del día o una hora de la noche, y también según la propia posición en el planeta. La astrología hindú y budista divide el día y la noche, desde el amanecer hasta el anochecer y del anochecer hasta el amanecer, cada uno en seis horas (dus-tshan, dus-sbyor). Una hora de reloj de duración estándar (lag-'khor chu-tsod), con veinticuatro horas de este tipo en un día, no fue adoptada en Europa occidental sino hasta finales del siglo XIII e.c. con la invención de los relojes mecánicos.
- Tanto los días zodiacales como los lunares en la astrología hindú y budista se dividen en sesenta horas (dbyug-gu) de igual duración.
Podemos aplicar el mismo tipo de análisis a los minutos y segundos. ¿Qué sucede con los relojes atómicos que utilizan como patrón de medida los intervalos de la frecuencia de resonancia atómica del cesio? Este intervalo también variará en función de la velocidad a la que se muevan los átomos de cesio, por ejemplo, en una nave espacial, y de la atracción gravitatoria a la que estén sometidos los átomos.
¿Existe un intervalo temporal de locus común?
La pregunta, entonces, es: "¿Existe un intervalo temporal de locus común que sirva como base para el etiquetado por parte de diferentes personas y con muchas etiquetas diferentes de unidades temporales?". Un locus común (gzhi-mthun, común denominador) de dos fenómenos es algo que es un ejemplo de ambos fenómenos, como una hogaza de pan que es un locus común de un alimento y algo horneado en un horno.
Existen varias opiniones budistas sobre esta cuestión de un locus común. Se enmarcan en el debate Chitamatra y Prasánguika sobre la existencia de fenómenos externos (phyi-don).
La posición Chitamatra según la visión temprana de Tsongkhapa
En el sistema de principios Chitamatra del budismo indio, según la interpretación que Tsongkhapa hizo de él durante la primera parte de su vida, se habla convencionalmente de una vasija de barro de locus común cuando varias personas ven válidamente una vasija de barro al mismo tiempo, pero cada una desde un ángulo y una distancia diferentes. Lo mismo sería cierto si dos personas diferentes viajaran a diferentes velocidades y observaran un intervalo temporal, como el año 2006. Cada una experimentaría un año 2006 y, convencionalmente, sería el año 2006 para ambas. Sin embargo, en última instancia, no hay una vasija de barro ni un año 2006 de locus común que provenga de una fuente natal diferente (rdzas) que la cognición que alguien tiene de ellos. Una vasija de barro o un año 2006 de locus común no podrían ser un objeto conocido por la absorción total de un arya (mnyam-bzhag, equilibrio meditativo).
La posición Chitamatra según la visión posterior de Tsongkhapa
En sus escritos posteriores sobre el Chitamatra, Tsongkhapa reinterpreta el Chitamatra como una afirmación de que no existe ni una vasija de barro ni un año 2006 de locus común ni siquiera convencionalmente existentes. Esta es la visión Gelug del Chitamatra generalmente aceptada. Cuando dos personas ven válidamente una vasija de barro al mismo tiempo o experimentan el intervalo que denominan el año 2006, cada persona está experimentando la maduración de las tendencias (sa-bon, semillas) del karma compartido o colectivo (thun-mong-gi las) en su propio continuo mental. No es que cada persona esté viendo válidamente una vasija de barro de locus común o experimentando un año 2006 de locus común.
Sin embargo, según el Chitamatra, la vasija de barro o el año 2006 se pueden encontrar: ambas personas pueden señalar una vasija de barro, en función de lo que cada una de ellas ve válidamente. De hecho, cuando a ambas se les pide que señalen una vasija de barro que ven sobre una mesa, por ejemplo, cada una verá válidamente que la otra señala la misma vasija de barro que él o ella ve válidamente allí. De manera similar, ambas personas que viajan a diferentes velocidades pueden señalar el cambio en sus cuerpos debido al envejecimiento que ocurrió durante el año 2006, y que experimentan válidamente, y ambas pueden etiquetar válidamente que el cambio ocurrió en el intervalo llamado “año 2006”. Y si la persona que viajaba a una velocidad cercana a la de la luz y que experimentó el cambio en su cuerpo durante el año 2006 se encontrara con la persona que experimentó el año 2006 mientras viajaba a una velocidad mucho menor y que de alguna manera seguía viva, la persona que viajaba a una velocidad menor también podría señalar el cambio que ocurrió en el cuerpo de la persona que viajaba a una velocidad mayor y etiquetar correctamente ese cambio como ocurrido en el intervalo llamado “año 2006” de la persona que viajaba a una velocidad mayor. Sin embargo, no lo etiquetaría como el intervalo llamado “año 2006” medido en términos de los cambios de su propio cuerpo.
La posición Prasánguika Gelug
El Prasánguika Gelug está de acuerdo con la interpretación posterior de Tsongkhapa del Chitamatra en cuanto a que no existe una vasija de barro ni un año 2006 de locus común, ya sea desde el punto de vista de la verdad superficial o de la verdad más profunda, experimentada por dos personas diferentes, ya sea en lugares diferentes o viajando a diferentes velocidades. Sin embargo, la comprensión de esto es diferente.
El Prasánguika concuerda con el Chitamatra en que la apariencia de algo, como una “vasija de barro” o “el año 2006”, no puede establecerse desde el lado de ese objeto válidamente conocible, sino que depende de la mente que conoce la apariencia. Pero, para el Prasánguika, esto se debe a que no hay ninguna “cosa” referente (btags-don) que se pueda encontrar del lado de un objeto válidamente conocible que corresponda a los nombres o etiquetas designados para él. Por lo tanto, el año 2006 experimentado por la persona que viaja a mayor velocidad y el año 2006 experimentado por la persona que viaja a menor velocidad no son ni iguales ni diferentes – ni uno ni muchos. Esto se debe a que no existe tal cosa como un “año 2006” verdaderamente encontrable. Sin embargo, a diferencia del Chitamatra, el Prasánguika afirma que hay objetos externos – objetos válidamente conocibles, como una vasija de barro y el año 2006 – que tienen fuentes natales diferentes y naturalezas esenciales diferentes de aquellas de las cogniciones de ellos.
El Prasánguika Gelug también afirma que la existencia de una vasija de barro o del año 2006 no puede establecerse por una marca característica definitoria de locus común (mtshan-nyid) del lado de la vasija de barro o del año 2006. Esto se debe a que no existe tal cosa como una característica definitoria de locus común que se pueda encontrar que tenga el poder, desde su propio lado, de establecer la existencia de algo como lo que convencionalmente es. Por lo tanto, no existe tal cosa como una o más bases que tengan o compartan una marca característica definitoria que se pueda encontrar (mtshan-gzhi) desde sus propios lados que las establezca o las convierta en lo que convencionalmente son. La existencia de un “intervalo de tiempo”, como el año 2006, se establece solo en términos de a qué se refiere una etiqueta mental válida para él: sea que haya solo una etiqueta mental válida o muchas etiquetas válidas, y si las muchas etiquetas válidas están etiquetadas por un individuo o por muchos diferentes. Recuerden, según la explicación de Chandrakirti, una etiqueta válida es una que es:
- Establecida por una convención (tha-snyad).
- No contradicha por otros que miden y etiquetan válidamente la misma etiqueta en términos de la verdad superficial.
- No contradicha por otros que válidamente miden y etiquetan la misma etiqueta en términos de la verdad más profunda.