Los diez factores mentales que acompañan cada momento de la experiencia

Tener una mente tranquila y una actitud considerada   

En el desarrollo de la sensibilidad equilibrada, hay muchas variables diferentes involucradas en superar los extremos de ser insensibles o hipersensibles con respecto a nosotros mismos y a los demás. Esto tiene que ver con cómo prestamos atención a las situaciones, cómo respondemos a ellas y los efectos de nuestro propio comportamiento.    

Ya sea en términos de prestar atención o responder, para ambos necesitamos tener una mente tranquila y una actitud considerada. Necesitamos poder prestar atención y, en consecuencia, necesitamos aquietar a nuestra mente de todo tipo de distracciones, comentarios, juicios, preconcepciones y emociones irrelevantes, como el miedo y el nerviosismo. Todo eso tiene que aquietarse para poder prestar atención, y también para responder de manera adecuada con nuestras acciones y sentimiento emocional. Obviamente, cuando estamos pensando en otra cosa o estamos muy nerviosos o asustados, es muy difícil prestar atención y, por lo tanto, muy difícil responder de una manera equilibrada y adecuada.         

Lo mismo ocurre con la actitud considerada. Una actitud considerada significa respetar a la otra persona, entendiendo que es un ser humano con sentimientos como nosotros. Se ven afectados por lo que hacemos. Sus sentimientos se lastiman, al igual que nuestros sentimientos se lastiman, y así sucesivamente. Claramente, si no nos importa la otra persona o cuál es su situación o cómo se siente o algo así, ciertamente no le prestamos atención, e incluso si nos damos cuenta, no nos molestamos en responder.              

Estas son las dos alas, la mente tranquila y la actitud considerada, para todo el entrenamiento de la sensibilidad equilibrada.  

Distanciarnos del contenido de nuestra actividad mental

Necesitamos despegarnos de alguna manera, en cierto sentido, del contenido de nuestra experiencia y de la actividad mental, para poder desarrollar esta sensibilidad equilibrada. Esto debe entenderse correctamente, ya que puede ser un poco engañoso.  

No es muy fácil ayudar a nadie si siempre estamos enojados con ellos, siempre aferrándonos y exigiendo cosas, siendo egoístas y demás. Por lo tanto, necesitamos ser capaces de distanciarnos un poco de ese nivel y aquietarnos a un nivel más profundo. En este nivel más profundo, podemos acceder a los ingredientes básicos que todos tenemos para responder y prestar atención de forma equilibrada. Esto significa que necesitamos prestar atención a la actividad mental básica que está ocurriendo en lugar de al contenido de esa actividad.  

En el nivel más básico, esa actividad mental es el surgimiento de un holograma mental de algo que vemos, como algo visible, un sonido, un olor o incluso una emoción. Hay un holograma mental y hay una especie de involucramiento mental con ello. De hecho, esa es la misma actividad, solo que descrita de dos maneras. No es, por ejemplo, que surja un pensamiento y luego lo pensemos. El surgimiento de un pensamiento y el pensar ese pensamiento es lo mismo. No hay un "yo" separado que esté observando, controlando o haciendo que suceda. No hay una mente pequeña como una máquina, que tenga a este "yo" jugando con el teclado, haciendo que surjan pensamientos o haciendo que la visión suceda. Solo pasa.                

Por supuesto, somos la persona que piensa y ve. No es alguien más, y no es que no haya nadie en absoluto. Sin embargo, incluso cuando pensamos: "¿Qué debo hacer ahora?" o "¿qué piensa la gente de mí?", lo único que está sucediendo es un pensamiento que surge y tiene como contenido el sonido mental de estas palabras. No hay un pequeño "yo" sentado en nuestra cabeza en una especie de habitación que ahora está pensando esto, presionando algunos botones y luego surge el pensamiento. Sin embargo, cuando pensamos en nosotros mismos en términos de este pequeño ser, como un extraterrestre sentado en nuestra cabeza, entonces, por supuesto, esto se convierte en un objeto de intensa preocupación e inseguridad. ¿Qué va a pensar la gente de este pequeño "yo"? ¿Cómo hacemos que ese "yo" esté seguro y que a la gente le agrade?         

Nos preocupamos por algo que en realidad es bastante ficción. La ciencia, por supuesto, estaría de acuerdo con eso. No podemos encontrar un pequeño “yo” sentado en algún lugar de nuestra cabeza o, si lo vemos a la manera tibetana, ubicado en nuestro corazón. No hay nadie sentado ahí atrás mirando a través de nuestros ojos. Sin embargo, al pensar: "¿Qué piensa la gente de mí?" no es que alguien más lo esté pensando. Convencionalmente, por supuesto, estamos haciendo eso. Somos responsables de lo que pensamos, hacemos y decimos.  

Cómo comunicarse con los demás de forma sensible

Por supuesto, cuando surgen estos hologramas mentales, también debemos verificar si son una apariencia engañosa o precisa para poder responder adecuadamente. Para ello, podemos trabajar con algunas de las características básicas de esta actividad mental. Sin embargo, al trabajar con ellas, una vez más, es muy importante no concebir un pequeño "yo" sentado en nuestra cabeza: aquí están todos estos componentes de nuestra actividad mental y estamos ajustando las perillas y los botones. No es una cosa dualista separada de un "yo" que ahora va a ser el controlador y ajustar lo que está sucediendo.         

Si tuviéramos que entrar en esa forma tan dualista de trabajar con este tipo de material, nos convertiríamos en lo que llamamos un fanático del control, y realmente se vuelve muy artificial, no es natural de ninguna manera. Por favor, no lo conciban como las redes sociales o el uso de dispositivos portátiles, etc. No es que "yo" esté aquí, y vamos a comunicarnos presionando estos botones y teclas, con algún "tú" como una apariencia o un nombre en una pantalla. No es así. Necesitamos el contacto de persona a persona si queremos ser realmente sensibles con los demás y no tener esta distancia que nos da la ilusión de un "yo" detrás de la consola de una computadora. De hecho, es muy importante darse cuenta de eso.             

Mucha gente está realmente interesada en todo este fenómeno de la comunicación virtual con otros a través de Facebook, correo electrónico, mensajes de texto o lo que sea. Es muy interesante ver realmente dentro de nosotros mismos: ¿Cómo nos comunicamos con los demás? ¿Cómo se modifica nuestro concepto de comunicación y de ser sensible a los demás, especialmente si podemos apagar nuestra máquina cuando no tenemos ganas de comunicarnos? ¿Somos realmente sensibles a alguien cuando es solo con pequeñas palabras abreviadas en un mensaje de texto?    

Puede ser muy útil tomarnos uno o dos minutos y observar dentro de nosotros mismos. Tal vez algunos de nosotros no estemos en absoluto involucrados en este tipo de comunicación, pero muchos de nosotros sí. ¿Cuál es nuestra actitud? ¿Cómo experimentamos comunicarnos de esta manera? ¿Realmente se ha convertido en nuestro concepto de comunicación y trato con los demás? Debido a la influencia que tiene el uso de este tipo de medios, ¿se ha alterado nuestra forma de comunicarnos cuando estamos con alguien en persona?    

Además, ¿qué tan bien prestamos atención a alguien cuando siempre estamos preocupados por lo que aparece en nuestra página de Facebook o en nuestros mensajes de texto? ¿Qué tan profunda y significativa es nuestra respuesta cuando se limita a los "me gusta" y los pulgares arriba? ¿Acaso lo único que queremos en nuestra comunicación con los demás es recopilar una cierta cantidad de "me gusta" y tener más "me gusta" en nuestra página que otra persona?    

Tomemos un momento para reflexionar sobre nuestra propia situación personal. Una instrucción particular podría ser examinar cuántas veces durante el día revisamos nuestro correo electrónico o nuestra página de Facebook. ¿Con qué frecuencia revisamos los mensajes de texto y con qué rapidez respondemos, independientemente de con quién estemos y qué estemos haciendo? ¿Acaso nos importa interrumpir lo que la otra persona está haciendo cuando enviamos un mensaje? ¿Nos importa en alguna medida? ¿Se nos ocurre siquiera pensar en eso? Mirar la pantalla de la computadora o lo que sea es como mirar en el espejo. Básicamente, es vernos a nosotros mismos y parece que nos volvemos tan importantes que podemos interrumpir a cualquiera con lo que queramos decir.      

Tomemos un momento, por favor, para reflexionar. 

Creo que la conclusión a la que podemos llegar es que la comunicación real de persona a persona requiere una franqueza, una participación real y un compromiso para relacionarse con otra persona. No se trata de tener la garantía de que, si no tenemos ganas de tratar con alguien, simplemente apagamos nuestra máquina.    

Los primeros cinco factores mentales

Cuando abordamos esta actividad mental, viendo nuestra experiencia en términos de actividad mental un momento tras otro momento tras otro momento, entonces si analizamos, encontramos que en cada momento de la experiencia hay muchos componentes involucrados. Estos componentes son lo que llamamos factores mentales. Según el análisis budista, hay diez de ellos que funcionan todo el tiempo. Cuando podemos aprender a identificarlos y reconocerlos en nuestra experiencia momento a momento cuando estamos tratando con otros o simplemente con nosotros mismos, entonces también podemos notar si cada uno de ellos está en equilibrio. ¿Están trabajando en armonía entre sí o hay algo fuera de balance que necesita ser corregido?             

Nuevamente, no puedo enfatizar lo suficiente que no estamos haciendo esto como un “yo” separado que está observando y emitiendo este juicio como el maestro de escuela o el policía, exigiendo: “Tienes que hacer esto y tienes que hacer aquello” y entonces hacemos los cambios. Simplemente lo hacemos.   

Hagamos un ejemplo o demostración simple: Por favor, giren la cabeza hacia una pared. Ahora, ¿cómo lo hicimos exactamente? ¿Hubo un sentimiento de un "yo" separado en nuestro interior que decidió y luego jaló algunos hilos -como una marioneta- y giró nuestra cabeza? Dudo que esa haya sido la forma en que lo experimentamos. Simplemente lo hicimos, giramos la cabeza.  

Digamos que nos damos cuenta de que realmente no estamos prestando atención a lo que esta persona está diciendo, y nuestros pensamientos son simplemente: “Oh, realmente quiero salir de aquí. Ojalá dejara de hablar". ¿Cómo cambiamos eso? Simplemente nos detenemos. Simplemente lo hacemos. Simplemente prestamos más atención. No es como si hubiera un "yo" que tiene que girar el dial en la máquina de atención, como si hubiera un "yo" que es el controlador y otro "yo" que tiene que ser controlado y hace que el tercer "yo" preste más atención. No es así. Simplemente lo hacemos.              

¿Esto tiene sentido? ¿Pueden identificarse con eso? Suena muy simple, pero en realidad no es tan fácil, sobre todo cuando estamos muy afligidos por la preocupación. "¿Qué debería hacer? ¿Lo haré bien? No quiero cometer un error". Entonces, se siente como si hubiera un "yo" que tiene que manipular y controlar, ¿no es así? Cuando experimentamos las cosas de esa manera, a través de todo este tipo de preocupación, entonces no es un estado mental muy feliz, ¿verdad? Es un estado mental muy desagradable.    

Esto no significa que no tengamos cuidado. ¡Por supuesto, somos cuidadosos! Pero no tenemos que experimentar ser cuidadosos de esta forma controladora y dualista. Simplemente lo hacemos. Este es el arte, la forma en que trabajamos con estos factores mentales. Simplemente lo hacemos. Prestamos más atención o ponemos más interés en la otra persona. Simplemente lo hacemos, sin continuar este comentario sobre lo aburrido que puede ser lo que está diciendo la otra persona. Incluso si es aburrido, no importa. Si la otra persona considera que es lo suficientemente importante como para decir lo que está diciendo, entonces nos interesamos.     

Ahora repasemos estos diez factores mentales. Este no es su orden tradicional, sino un orden ligeramente modificado que ayuda con esta práctica de entrenamiento.

Impulsos

Entonces primero tenemos un impulso (sems-pa). Un impulso es el factor mental que, mientras se enfoca en un objeto, atrae a nuestra conciencia y a sus otros factores mentales acompañantes a involucrarse en alguna acción hacia o con ese objeto en el momento siguiente. Puede describirse como algo parecido a un imán o una locomotora. Tenemos un impulso de rascarnos la cabeza. Tenemos el impulso de mirar en esta dirección. Tenemos el impulso de cambiar nuestra posición en la silla. Al igual que un imán, nos atrae en la dirección del siguiente momento de hacer algo. Podemos ver esto claramente cuando interactuamos con alguien. Podríamos tener el impulso de simplemente huir y decirle que se calle o lo que sea. Sin embargo, podemos controlar ese impulso, o podemos dirigirlo para sentir el impulso de quedarnos quietos y escuchar pacientemente lo que está diciendo. En algunos sistemas budistas, este impulso se identifica con el karma.                        

Distinción

Luego, tenemos la distinción (‘du-shes). Esto está relacionado con la forma en que tratamos con un campo sensorial. Tenemos un campo sensorial de visión o de escucha, por ejemplo, y necesitamos ser capaces de distinguir ciertas características dentro de ese campo sensorial. Si pensáramos en el campo sensorial visual como una gran masa de píxeles de colores o, un poco más burdo, de formas coloreadas, entonces necesitamos ser capaces de distinguir una característica para juntar estos píxeles y estas formas coloreadas en algún tipo de artículo; de lo contrario, no podemos lidiar con eso. No necesariamente tenemos que darle un nombre, eso es conceptual. No necesariamente tenemos que darle un significado, eso también es conceptual.     

Hay distinción en el pensamiento conceptual, cuando distinguimos que encaja en tal o cual nombre o en esta categoría. Sin embargo, si estamos tratando con alguien, ciertamente necesitamos ser capaces de distinguir su cabeza del fondo, ¿no es así? De lo contrario, no tiene sentido. O, si hay una multitud de personas, para poder dirigirnos a una persona, tenemos que distinguir las formas de colores que componen su cabeza, la imagen visual de su cabeza, de las otras personas a su alrededor. No lo juntamos de formas extrañas, ¿verdad?   

Sin embargo, también podemos distinguir a un nivel mucho más refinado en términos de la expresión de una cara o cómo alguien sostiene su cuerpo. No le estamos dando un nombre, solo lo distinguimos como un elemento, lo que obviamente nos da más información en términos de cómo relacionarnos con la persona. ¿Está aburrida? ¿Está estresada? ¿Está enferma? ¿Está cansada? Eso es distinguirlo dentro de una categoría. Primero, sin embargo, solo tenemos que distinguir la expresión de su rostro. Sin duda, necesitamos distinguir el sonido de su voz del sonido del tráfico en la calle. Necesitamos intentar distinguir el tono de voz porque eso nos da mucha información sobre su estado emocional, su nivel de estrés o su nivel de autoconfianza, ¿no es así? Eso se comunica mucho en la forma en que hablan, ¿verdad? Necesitamos distinguir eso de todo lo demás.      

El impulso nos lleva a mirar lo visible de la persona o a escuchar el sonido de su voz y luego, dentro del campo sensorial, distinguimos ciertas características.    

Atención

El siguiente factor es la atención (yid-la byed-pa). ¿Cuánta atención vamos a prestar a lo que percibimos? Prestar atención es involucrarse con un objeto específico dentro de un campo sensorial específico o involucrarse con un estado emocional o pensamiento específico. Causa que nos enfoquemos o consideremos este objeto de cierta manera. Podríamos prestarle atención con cuidado o prestarle atención de manera relajada. Todos estos factores mentales pueden variar en una escala de poco a mucho. Puede ser que prestemos mucha atención o que no prestemos mucha atención.             

¿Cómo nos involucramos con este objeto? Luego, entran en juego otros factores mentales. ¿Nos involucramos de una manera muy crítica y juzgadora? ¿Nos involucramos de una manera muy abierta? Todo esto describe cómo prestamos atención al objeto.  

Darse cuenta que contacta

Después de eso, tenemos un factor un poco difícil llamado darse cuenta que contacta (reg-pa). Eso suele traducirse como contacto, pero no estamos hablando de contacto físico. Estamos hablando de un factor mental. La forma en que se define es que diferencia si el objeto de la cognición es agradable, neutral o desagradable. Esto sirve como base para experimentar ese objeto con una sensación de felicidad, infelicidad o neutralidad.          

Podemos distinguir a alguien de alguien más y diferenciarlo como un objeto agradable. En consecuencia, nos sentimos felices al ver a este objeto, a esta persona. Otro ejemplo es escuchar algunas palabras, las diferenciamos como palabras agradables o palabras desagradables. Con palabras desagradables, podemos sentirnos infelices. O, si con solo hablar, bla, bla, bla, es neutral y no nos sentimos ni súper felices ni infelices.              

Esto es interesante, de hecho, si lo pensamos. No estamos hablando de ser críticos aquí. Pensemos en ello. Cuando vemos a alguien, ¿es agradable o es desagradable verlo? Podría ser la misma persona. A veces es agradable verlo, a veces no. A veces, sobre la base de eso, estamos felices de verlo o no estamos contentos de verlo. Desde el punto de vista budista, describiríamos esto en términos de una situación kármica. Sin embargo, también podríamos ampliar eso y decir que se ve afectado por muchos factores causales y que, de alguna manera, cuando entramos en contacto con esta persona, este objeto o estas palabras, es agradable. Cuando estamos ocupados o tenemos una buena comida o lo que sea, eso va a afectar la forma en que entramos en contacto con una experiencia, ¿no es así?               

Hay muchas variables que pueden afectar la forma en que entramos en contacto con alguien. ¿Entramos en contacto de una manera placentera o displacentera, de una manera agradable o no muy agradable? ¿Es agradable ver a nuestro hijo, digamos, o desagradable? Podríamos estar muy ocupados y nuestro hijo entra y nos molesta, haciendo un gran escándalo o lo que sea; entonces, es desagradable. Sin embargo, eso se ve afectado por el hecho de que estamos muy ocupados y preocupados por otra cosa. Básicamente, estamos pensando en mí, en mí, en mí y no queremos que nos interrumpan. Mientras que, si nos interesamos más por el niño, entonces ya no es desagradable verlo. Es agradable ver al niño porque nos preocupamos por él.                

Todas estas cosas interactúan entre sí. Se conectan entre sí. Si estuviéramos más interesados en alguien, entonces distinguiríamos y prestaríamos atención a la expresión de su rostro y al tono de su voz, ¿no es así? Nos ayudaría a ser capaces de responder de manera adecuada. Porque una de las formas en que funciona la actividad mental es que recibe información. Necesitamos recibir más información. La información está ahí y solo tenemos que distinguirla y prestarle atención.      

Sentir cierto nivel de felicidad o infelicidad

Tenemos darse cuenta que contacta y luego tenemos la sensación (tshor-ba). La sensación se refiere a sentir cierto nivel de felicidad o infelicidad. No tiene por qué ser una felicidad e infelicidad dramáticas. Podría ser un nivel muy bajo, y normalmente lo es. Está sucediendo todo el tiempo, todas estas cosas.        

Por ejemplo, estamos viendo esta pintura en la pared, es un darse cuenta que contacta agradable y nos sentimos felices de mirarla. Unos momentos después ya no es muy agradable y no estamos tan contentos de seguir viéndola. No es que estemos realmente tristes e infelices, pero estamos lo suficientemente insatisfechos como para que surja la necesidad de mover la cabeza y mirar otro cuadro.    

Otro ejemplo podría ser cuando escuchamos a alguien hablar, es un darse cuenta que contacta agradable y estamos felices de escuchar. Está bien y nos sentimos cómodos. La felicidad también puede ser la dimensión de simplemente sentirse cómodo. Sin embargo, cuando ya no es muy agradable, entonces nos sentimos infelices y luego surge la necesidad de apartar la mirada o pensar verbalmente en otra cosa, y entonces ya no estamos prestando atención. En lugar de distinguir un significado de los sonidos que salen de la boca de la persona, se convierte en una especie de ruido de fondo. Distinguimos cómo nos sentimos y nos sentimos aburridos, cansados e inquietos. Hacemos esta distinción, al menos en inglés, cuando oímos las palabras de alguien, pero en realidad no las escuchamos.                

Reconocer estos cinco factores 

Estos son los primeros cinco factores mentales. Primero, el impulso nos lleva a involucrarnos en alguna actividad con un objeto como un imán. Por supuesto, podría haber fuerza de voluntad o podríamos decidir mirar un objeto. La decisión es otro aspecto y agrega certeza a lo que estamos haciendo. Sin embargo, incluso cuando tenemos la fuerza de voluntad para hacer algo, aún así no es un “yo” separado sentado en nuestra cabeza tomando la decisión. Es solo parte de cada momento. Para revisar, está el impulso, la distinción, la atención o involucramiento con el objeto, el darse cuenta que contacta sea placentero o desagradable, y sentir un nivel de felicidad o infelicidad. Tenemos los primeros cinco enumerados, así que obtengamos un poco de experiencia y familiaridad con lo que estamos hablando.                 

Notemos que, cuando vemos algo, es agradable, estamos satisfechos, está bien mirarlo, pero luego surge el impulso de mirar otra cosa y luego otra cosa. Siempre hay un impulso que provoca un cambio en lo que percibimos.      

Miren alrededor de la habitación, por favor, y no se limiten a girar la cabeza. Miren algo y luego observen cuando ya no tienen ganas de mirarlo, y luego miren otra cosa. Simplemente sucede de forma natural, ¿no es así?

Cuando estás cansado de mirar algo y miras otra cosa, ¿lo distingues de la pared? 

Hay cuadros en esta sala, en los que podemos distinguir un color de otro, y lo ponemos en elementos. Hay un loto y hay un buda. Hacemos eso incluso antes de darle un nombre. No tenemos que darle un nombre en nuestra cabeza porque sabemos que es un loto. Primero, lo juntamos como un elemento y luego, conceptualmente, encaja en la categoría de loto. Todo eso no es verbal y esta distinción ocurre todo el tiempo.        

Podemos prestar mucha atención o no prestar mucha atención en absoluto. Incluso hay un tipo de atención en la que ya no queremos mirar algo. Después de eso, surge el impulso de mirar otra cosa. Cuando nos quedamos viendo algo, en algún nivel podríamos decir que es agradable y estamos felices de mirarlo. Nos sentimos cómodos, se siente bien mirarlo. Luego, ya no es tan cómodo; no es tan agradable y luego vemos otra cosa.         

Es incluso más interesante cuando aplicamos esto a escuchar a alguien o estar con alguien. Mientras escuchamos lo que digo ahora y lo que el traductor está diciendo, ¿existe un impulso de escuchar o hay un impulso de hacer algo más? Mientras estamos sentados y escuchando, puede haber impulsos de hacer otra cosa, ya sea cambiar de posición, rascarnos la cabeza, pensar en otra cosa o tomar notas.          

¿Estamos distinguiendo sólo el sonido de las palabras y dándoles algún significado? Nuestra atención podría distraerse y estamos escuchando el ruido del tráfico. ¿A qué estamos prestando atención? ¿Estamos prestando atención al sonido de las palabras, o estamos prestando atención a la sensación de que nuestras rodillas comienzan a doler? ¿A qué estamos prestando atención? Cambia todo el tiempo, ¿no es cierto? Puede haber una sensación en la parte posterior de la cabeza que nos pica y queremos rascarnos, y surge el impulso de rascarnos.          

¿Es agradable escuchar el sonido de mi voz o el sonido de la voz del traductor? ¿Hay una sensación de felicidad y de estar cómodos o no muy cómodos? Cuando no entendemos inglés, por ejemplo, ¿es el mismo tipo de experiencia escuchar el inglés que escuchar al traductor hablando en el idioma que se entiende?       

Es muy interesante. ¿Qué es agradable? ¿Qué es desagradable? Alguien puede tener una voz muy desagradable, el sonido de su voz, y no es muy agradable escucharla, pero estamos muy interesados. Algunos traductores hablan de una manera muy aburrida, sin expresión, y no es muy agradable escucharlos. De hecho, puede ser muy aburrido escucharlos, pero si estamos realmente interesados porque queremos saber lo que se dijo, entonces aun así es agradable.     

Estos factores pueden encajar de muchas formas diferentes. Debido a que estamos más interesados, eso anulará el hecho de que no es tan agradable escuchar una voz. Esto entra en la esfera de la atención. ¿Cómo le prestamos atención a algo? ¿Le prestamos atención como siendo importante o no importante? Alguien puede tener una voz monótona y aburrida, pero si consideramos que sus palabras son importantes, prestamos atención al significado de lo que está diciendo y fácilmente ignoramos como irrelevantes nuestros sentimientos acerca de su voz.          

Ese es un tipo de situación. Escuchar una traducción no es algo que hagamos todo el tiempo. Sin embargo, interactuamos con gente todo el tiempo, con suerte, a menos que vivamos totalmente aislados. A veces, la forma en que otros hablan puede ser bastante desagradable. Hay personas que siempre se repiten, por ejemplo, o hablan tan bajo que realmente tenemos que esforzarnos para escucharlas. O su voz es tan fuerte que nos sentimos abrumados. En este tipo de situaciones, ¿qué consideramos importante o no importante? ¿Es el tono de voz, el hecho de que se repiten constantemente o el problema al que se enfrentan que quieren discutir?      

De nuevo, ¿cómo prestamos atención? ¿Qué estamos distinguiendo como el foco principal de nuestra atención? Todas estas cosas son variables y pueden cambiar. Esa es toda la esencia o propósito de este tipo de entrenamiento, ver que en cada momento de nuestra experiencia existen todos estos factores y hasta ahora solo hemos cubierto cinco de los diez. Todos interactúan entre sí, se afectan entre sí y se pueden cambiar. Cada uno es una variable. Se pueden ajustar de una manera que optimice nuestra interacción saludable y beneficiosa con alguien, o lo que yo llamo "sensibilidad equilibrada".      

Además, debemos ser sensibles no solo a la otra persona sino a nosotros mismos. Necesitamos lograr un equilibrio y es muy importante tenerlo en cuenta cuando estamos ajustando estos factores mentales. También podemos distinguir que estamos muy cansados, por ejemplo, y eso es bastante desagradable y no es una sensación muy feliz. Podemos ignorar eso, podemos tratar de no prestar atención a estar tan cansados, pero a veces se vuelve realmente fuerte, especialmente si estamos tratando de mantener la boca cerrada y bostezar sin abrir la boca, etc., y se vuelve muy desagradable. A veces, tenemos que ser sensibles a nosotros mismos en esa situación. La otra persona está hablando de todos sus problemas y dificultades, y necesitamos explicarle que estamos muy cansados y que se ha vuelto muy difícil escuchar. Por supuesto, nos disculpamos y podemos expresar que realmente nos gustaría poder escuchar, pero estamos verdaderamente agotados y es difícil prestar atención. Necesitamos un pequeño descanso o seguir hablando mañana. De lo contrario, realmente no estamos prestando atención a la otra persona. Si somos realmente honestos al respecto, la mayoría de las personas responderán favorablemente y dirán que está bien.             

Ahora tenemos estos primeros cinco factores mentales. Tomemos un momento nuevamente para digerirlos. Para revisar la lista: tenemos impulsos, distinción, atención, darse cuenta que contacta y sentir un nivel de felicidad o infelicidad. Lo que tenemos que hacer para reconocer estas cosas es analizar ahora mismo, este momento.         

¿Qué constituye nuestra experiencia de este momento?  

¿Cuál es el impulso?  

¿Qué tenemos ganas de hacer? 

¿Qué estamos distinguiendo? ¿Estamos distinguiendo nuestro estado de ánimo, o lo que hay en la pared, o distinguiendo un sonido? ¿Qué estamos distinguiendo?       

¿Qué tipo de atención le estamos prestando y a todo lo demás?   

¿Es agradable? ¿Es desagradable? ¿Tenemos un nivel bajo de sentirnos cómodos, felices, incómodos o infelices? ¿Qué está pasando ahora mismo?  

En realidad, cuando analizamos así, queda bastante claro que no hay un "yo" separado de todo esto. ¿Existe un "yo" que no tiene sensación de placer, que no distingue, que no tiene impulso? ¿Un "yo" que está en blanco, que luego de alguna manera se conecta con sentirse feliz o infeliz, o se conecta con distinguir, o siente el impulso de hacer algo? ¿Un “yo” que, cuando lo vemos por sí solo, existe completamente separado de todo esto, sin nada? Cuando analizamos, es bastante imposible que exista ese tipo de "yo".       

Aún así, nos sentimos felices. No es que alguien más se sienta feliz, y no es solo felicidad. Por supuesto, nos sentimos felices, pero no es un "yo" que existe por separado, totalmente desconectado de la felicidad o la infelicidad y luego, de alguna manera, entra en la habitación y se conecta con un sentimiento de felicidad o infelicidad. Esto tiene enormes consecuencias en términos de nuestra vida emocional, especialmente si estamos obsesionados con esta búsqueda de la felicidad, como si existiera un “yo” totalmente disociado de sentirse feliz o infeliz, y que ahora quiere conectar con sentirse feliz. Eso puede hacernos sentir realmente preocupados y muy molestos. Ciertamente, queremos ser felices. Todo el mundo quiere ser feliz. Sin embargo, simplemente hacemos lo que es esencial para ser felices.                

En muchos sentidos, una analogía con la computadora es muy útil. A veces solo tenemos que reiniciar. Este estado de ánimo en el que estamos, o toda esta obsesión con yo, yo, yo, es como el programa que no funciona correctamente. Detrás de todo lo que estamos experimentando, hay un nivel mental muy sutil que proporcionó la continuidad de nuestra experiencia. Para reiniciar, vamos a este nivel muy sutil y luego reiniciamos en un estado de ánimo diferente. Simplemente comenzamos frescos de nuevo. Cuando nos entrenamos, podemos hacer eso. Podemos reiniciar en cualquier momento y podemos hacerlo con bastante rapidez. No es tan exótico.  

Realmente necesitamos esta habilidad cuando estamos en una interacción con alguien y nos emocionamos, estresamos o nos ponemos nerviosos. Tenemos los hombros levantados y nuestra voz es muy fuerte y nos damos cuenta: “Error. Error. Algo está funcionando mal". Entonces reiniciamos. "¡Uf, está bien!". Nos tranquilizamos. Bajamos los hombros y demás. Solo se necesita un microsegundo para hacer eso una vez que estamos entrenados. Una vez que estemos más tranquilos, podemos hablar en un tono mucho más relajado. Así es como lo afrontamos. Simplemente lo hacemos.

Esto es lo que desarrollamos una vez que empezamos a trabajar con estos factores mentales y nos damos cuenta de que nuestro estado de ánimo, nuestro estado mental, todas estas cosas pueden cambiarse. No tenemos que hacer eso como controladores. Simplemente lo hacemos y somos perfectamente capaces de hacerlo. 

Los siguientes cinco factores mentales 

Repasemos los siguientes cinco factores mentales. 

Interés

El primero de los siguientes cinco factores es el interés o la consideración (mos -pa). Considerar es una palabra difícil, pero esa es la traducción real de la palabra. No es la palabra tibetana o sánscrita para interés, pero en su mayoría equivale a interés. Considerar tiene que ver con tomar un objeto para que tenga algún nivel de buenas cualidades. Esa es la definición. Cuando consideramos que algo tiene algún nivel de buenas cualidades, a menudo llamamos a este objeto interesante. Cuando algo es interesante, nos interesamos en ello y luego le prestamos atención. Si consideramos que no tiene muchas buenas cualidades, no es muy interesante. El interés es en realidad una variable de si podemos distinguir buenas cualidades en algo.                 

Por ejemplo, estamos en una interacción con alguien y está hablando de una manera que es realmente aburrida, se repite, etc. Hemos distinguido que nos sentimos bastante aburridos y que tenemos la necesidad de salir de la habitación. No tenemos ningún interés en lo que está diciendo. Esto significa que no consideramos que lo que está diciendo tenga buenas cualidades o sea interesante. ¿Qué estamos distinguiendo aquí? Distinguir el tono de su voz y el hecho de que se repite probablemente no sea muy interesante. Sin embargo, cuando distinguimos su estado emocional, lo que está tratando de comunicar y además nos preocupamos por la persona, entonces estamos distinguiendo buenas cualidades y, en consecuencia, tenemos interés.          

Toda la variable de interesarse está relacionada con ser capaces de distinguir un determinado aspecto que tiene buenas cualidades, cualidades que consideramos relevantes y que nos importan. Podemos observar esto muy fácilmente cuando vamos a una tienda. Por ejemplo, vemos un bonito vestido o abrigo, y distinguimos la buena calidad del material, el corte, el diseño, etc. Sin embargo, si tenemos una cantidad limitada de dinero, entonces el diseño no es lo principal que es interesante. Lo que interesa es la buena calidad del precio. ¿Es un buen precio o no? “Esto está en oferta. Eso es de buena calidad. Eso es realmente interesante". Eso es lo que estamos distinguiendo. Eso es a lo que estamos prestando atención. El factor de que no está en nuestro color favorito es aceptable y podemos conformarnos con eso.  

Para repasar, el interés es un factor de lo que estamos distinguiendo como buena calidad, y qué variable es importante para nosotros. Las cosas son más o menos importantes debido a muchos factores como, usando nuestro ejemplo, cuánto dinero tenemos y si nos preocupa o no la moda. Muchas cosas afectan lo que consideramos importante. Cuando no tenemos mucho tiempo y no podemos realmente pasar una hora en las compras, adquiriremos lo primero que vemos, si está bien. Es interesante la decisión que tomamos si la tienda va a cerrar en cinco minutos o si tenemos mucho tiempo para comprar. Una variable completamente diferente, ¿no es cierto? Por lo tanto, lo que consideramos importante y cuánta atención le prestamos a las cosas, etc., depende de muchas causas y condiciones.        

Recordación (presencia mental)

El siguiente factor generalmente se traduce como recordación (presencia mental) (dran-pa). Ese es un término difícil. Yo lo llamo el pegamento mental. Es la actividad mental de mantener la sujeción en un objeto una vez que nuestra atención se centra en él. Recordemos, con la atención nos involucramos con el objeto, y ahora la recordación la mantiene allí y no lo suelta. Nos ayuda a no soltar mientras, por supuesto, nuestra mente divaga todo el tiempo. Es la recordación con la que queremos trabajar para sujetarnos a ese objeto y mantener nuestra atención involucrada con él.                 

A menudo, realmente tenemos que trabajar con eso para mantener nuestra atención en lo que dice la persona. Necesitamos este pegamento mental para no empezar a pensar en otra cosa, especialmente cuando notamos el impulso de pensar en otra cosa o comentar: “esto es realmente estúpido”, “esto es realmente aburrido” o lo que sea. Luego, hay un tipo de atención que lo trae de vuelta. Recuperamos nuestra atención y luego nos sujetamos a ella con recordación.             

Todos estos son un gran espectro. La recordación puede ser mucha recordación, una sujeción realmente estable o una sujeción muy débil. Podría ser demasiado intensa, como si estuviéramos encima de la persona. Eso también es una falla, ¿no es cierto? Tiene que estar en equilibrio, ni demasiado apretada ni demasiado relajada.    

El factor de atención va con esto. ¿A qué estamos prestando atención en términos de esa recordación? A menudo, las personas hipersensibles realmente están prestando atención. Realmente escuchan intensamente, esperando que la otra persona diga algo que les resulte insultante o hiriente, etc. Ese es un tipo de recordación muy desequilibrada.        

Concentración 

A continuación, está el factor mental de la concentración (ting-nge-‘dzin). La concentración consiste en fijarse mentalmente en el objeto o, en otras palabras, permanecer en el objeto. La recordación es la sujeción en el objeto y la concentración es permanecer en el objeto. Podríamos permanecer en el objeto, nuestra atención permanece allí, pero la sujeción es muy débil. Estas son dos variables que están ahí.             

Esto le pasa a todo el mundo. Por ejemplo, estamos viendo la televisión o una película, y nos quedamos dormidos, pero realmente queremos ver el programa porque es realmente muy interesante. Realmente estamos tratando de aguantar. En este caso, la recordación (presencia mental) es fuerte, pero no podemos quedarnos con ella. La concentración no está ahí, por lo que constantemente nos quedamos dormidos. Estas son dos variables diferentes aquí, dos factores mentales diferentes.    

Discriminación 

Luego, el siguiente es la discriminación o el darse cuenta que discrimina (shes-rab). La discriminación agrega certeza sobre lo que distinguimos. Esa es su definición. Esto es lo que generalmente se traduce como sabiduría. Esta traducción puede resultar bastante engañosa. Distinguimos una característica y distinguimos que es esto y no aquello. La discriminación decide de manera muy decisiva entre dos alternativas. Es esto y definitivamente no es aquello. Esto es lo que voy a hacer, no eso. Esto es beneficioso y no perjudicial.    

Ahora, por supuesto, podemos estar completamente seguros de algo y que sea totalmente incorrecto. Lo que discriminamos no tiene por qué ser necesariamente correcto. Por ejemplo, tenemos una interacción con alguien, y distinguimos el tono de su voz y la expresión de su rostro, etc. Hay decisión sobre qué es esto. Tenemos certeza de que la otra persona está molesta. Estamos convencidos de que está emocionalmente alterada, cuando de hecho, podría ser que tenga dolor de cabeza o malestar estomacal, y es solo una cuestión física, no es emocional en absoluto. Peor aún, podríamos discriminar que está molesta con nosotros, algo que hicimos nosotros, mientras que podría ser que esté molesta por algo totalmente diferente. Quizás dejó caer un vaso durante el día, el cristal se rompió y la persona está molesta, pero no tiene nada que ver con nosotros.     

Sin embargo, para saber qué hacer, para tomar la decisión de qué hacer, cómo responder y cómo interpretar lo que percibimos, tenemos este darse cuenta que discrimina. Agrega certeza a lo que distinguimos. Está sucediendo todo el tiempo. Quiero decir, es realmente asombroso. Vemos estas formas coloreadas de la pared, y distinguimos uniendo un cierto conjunto de formas coloreadas, y luego, conceptualmente, las colocamos en la categoría de "puerta". Estamos realmente seguros de distinguir que es una puerta, y atravesamos la puerta. Podríamos estar equivocados, ¡podríamos chocar contra la pared! Es asombroso cómo necesitamos tener esa certeza para poder cruzar la puerta. ¿Deberíamos llamar a eso sabiduría? Incluso una vaca puede hacer eso. Puede atravesar la puerta de un granero. No choca contra la pared, ¿verdad?        

Participante: A veces es una pared de vidrio. 

Si fuera de vidrio, entonces, aunque la vaca puede distinguir la pared del espacio vacío entre la puerta abierta del granero, puede discriminarlo con certeza de manera no conceptual cuando mira el granero, es posible que no tenga el marco conceptual adecuado para adaptarse a lo que ve adentro, como un pájaro que choca contra una ventana. Ellos no tienen el concepto de una ventana de cristal. En este caso, se trata de una discriminación incorrecta y una consideración incorrecta. Su certeza de que se trata de un espacio abierto es incorrecta y lo toman en cuenta o lo consideran incorrectamente como un espacio abierto. A veces eso también nos pasa a nosotros con el vidrio.           

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Intención 

Entonces, el último factor de estos cinco es la intención (‘dun-pa). La intención es el deseo o el propósito de realizar una acción específica hacia o con un objeto específico. Sin embargo, un impulso nos lleva a hacerlo, no la intención por sí misma. La intención podría ser, por ejemplo, el deseo de tener algún objeto específico. Hemos distinguido el objeto de los demás y lo hemos discriminado así que ahora tenemos la certeza de que eso es lo que queremos. Existe la intención de tenerlo, o de hacer algo con él, o de lograr algún objetivo deseado. Distinguimos una cierta sensación física. La discriminamos con certeza y la encajamos en la categoría conceptual correcta de lo que es. Por ejemplo, digamos que es hambre. Lo que sigue es la intención de lograr algún objetivo, tal vez llegar al frigorífico, abrir la puerta y tomar algo de comer. Es muy simple. Tenemos esto todo el tiempo.

Cómo estos diez factores están involucrados al tratar con nosotros mismos y con los demás

Todos estos factores mentales están involucrados en nuestras interacciones con los demás y en cómo nos tratamos a nosotros mismos. Necesitamos ser capaces de distinguir cómo nos sentimos y tener cierta discriminación de lo que realmente es, un poco de certeza, y la intención de cómo vamos a lidiar con eso.  

Por ejemplo, de todas las sensaciones físicas que estamos experimentando, la sensación de la silla debajo de nosotros, la sensación de nuestra ropa encima, la sensación de la temperatura de la habitación, dentro de todo eso estamos distinguiendo que nuestros hombros están elevados. Cómo tenemos los hombros, eso es lo que distinguimos. Esa es una sensación física. Hay tensión en los músculos. A continuación, agregamos certeza, que los músculos de nuestros hombros están tensos, están levantados. Después de eso, viene la intención de bajarlos, de relajarlos.       

Es muy útil trabajar con estos factores mentales. ¿A qué vamos a prestar atención? ¿Qué consideramos interesante? Es interesante lo que hacen nuestros músculos, lo que se siente cuando hay tensión en nuestros músculos. ¿Por qué es interesante? Es una cualidad que es importante porque nos hace sentir estresados. Por lo tanto, los bajamos.  

Para repetir brevemente nuestro segundo conjunto de cinco factores mentales, tenemos interés, recordación, concentración, discriminación e intención. Eso suma diez.   

Observaciones finales

En nuestra próxima sesión, responderemos algunas preguntas sobre estos factores. Esa es siempre la mejor manera de comenzar una nueva sesión después del almuerzo porque todos tienen sueño, incluido yo, por lo que se vuelve un poco más interesante. ¿Qué tienen de interesante estos factores mentales? ¿Cuál es su buena calidad? Bueno, le da a la audiencia la oportunidad de decir algo y participar. Tengo curiosidad por eso y disfruto escuchando lo que piensan otras personas. Esa es una buena cualidad, interesarse por lo que otras personas piensan, lo que tienen que decir y cuál podría ser la respuesta. Eso hará que prestemos un poco más de atención a las preguntas y respuestas en lugar de prestar atención a la somnolencia que todavía sentimos por haber comido y por el calor de la habitación porque es un día soleado de verano.      

Estos factores mentales están involucrados en cada momento de nuestra experiencia y si fuéramos conscientes de eso, entonces podríamos moldear situaciones de tal manera que optimizarían la experiencia. Una vez más, aunque puede parecer que hay un "yo" separado sentado en la habitación en nuestra cabeza, tratando de descubrir: "¿Cómo puedo mantener el interés de la gente en un día caluroso después del almuerzo?", no es así. Simplemente está ocurriendo el proceso de pensamiento. Surgen pensamientos sobre qué hacer y cómo manejar las cosas. Se toman decisiones y simplemente lo hacemos. No es que haya un "yo" separado totalmente disociado de estar aquí y estar involucrado en esta conferencia y que luego decide actuar de una forma u otra. Aunque se pueda sentir así, eso es lo engañoso.      

Terminemos aquí y continuaremos en la próxima sesión.

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