Factores mentales y otras teorías budistas de la cognición

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Factores mentales

Hay conciencias primarias y factores mentales.

En cualquier cognición siempre existen estos dos tipos de fenómenos conscientes, que comparten cinco características congruentes (mtshungs-ldan lnga). Comparten un objeto común (1) (yul), (2) soporte (rten), (3) aspecto mental (rnam-pa), (4) tiempo (dus) y (5) fuente natal (rdzas).

En una cognición directa visual de una vasija de barro azul, tienes tanto la conciencia visual primaria como factores mentales tales como distinguir, sentir un nivel de felicidad, etc. [1] Todos estos toman como objeto común la vasija de barro azul. Surgen de la misma condición focal. [2] También comparten una condición dominante común, ya que todos dependen de los sensores cognitivos de las células fotosensibles de sus ojos.

[3] Toman el mismo aspecto del objeto, que aparece en cierto sentido como un holograma mental. Por ejemplo, cuando colocas una pieza de vidrio transparente sobre una tela azul, el vidrio adquiere el mismo aspecto azul que la tela. Si se coloca sobre un paño amarillo, tomaría un aspecto amarillo, aunque el vidrio en sí no es ni azul ni amarillo. Un fenómeno consciente es como un cristal transparente. Aunque no tiene cualidades físicas propias, toma cualquier aspecto de un objeto que se le aparece y lo hace al dar surgimiento a lo que es como un holograma mental del objeto. Entonces, en cualquier momento específico de la cognición, tanto la conciencia primaria como todos los factores mentales que la acompañan, toman el mismo aspecto del objeto que aparece como un holograma mental.

[4] Ocurren al mismo tiempo, aunque -para ser más precisos- no son exactamente simultáneos. Y [5] todos surgen de tendencias que son imputaciones sobre el continuo mental como su fuente natal, aunque no todos de la misma tendencia kármica, que es la afirmación en el Chitamatra, sino de sus tendencias individuales. De acuerdo con la explicación Chitamatra, el objeto de la cognición, como un holograma mental, también comparte la misma fuente natal que las formas de darse cuenta de él en la cognición del mismo.

La conciencia primaria, la mente y la conciencia son términos sinónimos que son mutuamente incluyentes. Cuando se divide, hay seis tipos, desde la conciencia visual hasta la conciencia mental.

Con la conciencia primaria (sems), sinónimo de mente (yid) y conciencia (rnam-shes), te das cuenta simplemente de la naturaleza esencial (ngo-bo) de cualquier cosa que puede ser conocida válidamente. La naturaleza esencial se refiere a si es algo visible, un sonido, un olor, un sabor, una sensación táctil o un objeto mental. Los seis tipos aceptados por los Sautrántika son las conciencias visual, auditiva, olfativa, gustativa, táctil y mental.

Además, hay darse cuenta principales (gtso-sems), que son grupos de una conciencia primaria y factores mentales específicos. La bodichita, por ejemplo, es un darse cuenta principal compuesto por la conciencia mental enfocada en la propia iluminación aún no acontecida, junto con la intención de beneficiar a todos los seres y la intención de alcanzar esta iluminación para poder hacerlo mejor.

En algunas de las explicaciones Chitamatra, el Buda enseñó ocho tipos de conciencia, agregando la conciencia base (kun-gzhi rnam-shes, sct. alayavijnana) y el darse cuenta engañoso (nyon-yid) a estos seis. La primera conoce todos los objetos sin claridad y con una cognición no determinante y, como base para la imputación de todas las tendencias, es la base de las cogniciones y las acompaña a todas. El Buda no especificó que fuera constructiva o destructiva, sino que adquiere el estatus ético de la cognición que acompaña. La conciencia base es también la base para la imputación del “yo” convencional, una persona. Como tal, es el lugar de las características definitorias, tanto de una conciencia como del “yo” convencional. El darse cuenta engañoso se enfoca en la conciencia base y se aferra a ella para ser establecido como el yo que debe ser refutado por la falta de identidad burda o sutil de las personas.

Hay 51 factores mentales, a saber, los cinco siempre operantes, los cinco que determinan el objeto, los once constructivos, las seis emociones y actitudes perturbadoras raíz, las veinte emociones perturbadoras secundarias y los cuatro factores variables.

Con un factor mental, te das cuenta de las distinciones y cualidades en un objeto, cuya naturaleza esencial conoces simultáneamente con una conciencia primaria. Hay una gran cantidad de tales factores, los cuales se han condensado en varias listas. Esta enumeración particular de 51 deriva de Antología de temas especiales de conocimiento (mNgon-pa kun-btus, sct. Abhidharmasamuccaya), un texto Chitamatra de Asanga. Entre los muchos elementos que no se mencionan específicamente aquí están el amor y la compasión, que obviamente también son factores mentales.

Sentir un nivel de felicidad, distinguir, impulso, prestar atención o tomar en cuenta y el darse cuenta que contacta suman cinco. Debido a que estos (siempre) vienen en compañía de cada (instancia de) un darse cuenta principal, se les llama los cinco (factores mentales) siempre operantes.

[1] Sentir un nivel de felicidad (tshor-ba) es la experiencia de felicidad, infelicidad o ninguno de los dos (neutro) en respuesta a la forma en que el darse cuenta que contacta diferencia un objeto, como se explica a continuación. Sentir cierto nivel de felicidad es la forma en que experimentas la maduración de la repercusión de tu karma y puede ser alteradora (zang-zing) o no alteradora (zang-zing med-pa) dependiendo de si tienes apego (sred-pa) por tus agregados contaminados o estás totalmente absorto en un estado de cognición directa yóguica.

[2] Distinguir (‘du-shes) toma un rasgo característico no común del objeto que aparece de una cognición conceptual o no conceptual y le atribuye un significado convencional. Al hacerlo, diferencia el objeto de todo lo que no es, particularmente el fondo y otros objetos en el mismo campo cognitivo de la cognición, por ejemplo, el campo de visión.

[3] Un impulso (sems-pa) es lo que causa que tu conciencia primaria se enfrente o se mueva hacia un objeto potencial de cognición. En el sistema de principios Sautrántika, es equivalente al karma (las, impulso kármico). [4] Tener en mente (yid-la byed-pa), o prestar atención, involucra a la conciencia primaria con un objeto de cierta manera: con un cierto grado de atención y con una cierta forma de consideración. [5] Darse cuenta que contacta (reg-pa) diferencia un objeto como agradable, desagradable o neutro, sirviendo así como base para experimentarlo con una sensación correspondiente de cierto nivel de felicidad.

Al igual que los cinco factores mentales siempre operantes (kun-‘gro lnga), son parte de cada momento de la cognición. Por lo tanto, cada vez que conoces algo, tu distinción lo ha separado de todo lo que lo rodea, un impulso ha movido uno de tus tipos de conciencia hacia él y el tomar en cuenta se ha involucrado con él con cierto nivel de atención y lo ha considerado de alguna manera, por ejemplo, como impermanente. Tu darse cuenta que contacta ha diferenciado este objeto como agradable, desagradable o neutro y, de acuerdo con esto, la sensación lo ha experimentado con felicidad, infelicidad o una sensación neutra. Además, tu darse cuenta reflexivo ha notado todos estos factores, permitiéndote luego recordar este momento de cognición.

La intención, la convicción firme, la recordación, la fijación mental y el darse cuenta que discrimina suman cinco. Se explica que debido a que estos determinan el involucramiento (de la mente) con objetos cognitivos específicos, se denominan cinco (factores mentales) que determinan el objeto.

[1]. La intención (‘dun-pa) es la motivación para obtener el objeto o para hacer algo con el objeto una vez obtenido. [2] La convicción firme (mos-pa) se enfoca en un objeto que se ha determinado que es de esta manera y no de aquella, y se aferra a él de tal manera que no puedes ser disuadido. [3] La recordación (dran-pa) evita que olvides y, por lo tanto, pierdas tu sujeción mental en un objeto específico con el que estás familiarizado. Se refiere a la actividad consciente de recordar o tener presencia mental continua en algo, no al almacenamiento pasivo de impresiones.

[4] La fijación mental (ting-nge-‘dzin) es la colocación mental en un objeto específico de cognición durante cualquier cantidad de tiempo. Cuando se perfecciona se convierte en concentración absorta. [5] El darse cuenta que discrimina (shes-rab) analiza un objeto en particular, discriminando entre lo que se debe aceptar o rechazar y cuáles acciones se deben practicar o evitar. Cuando se perfecciona, se convierte en el darse cuenta que discrimina de la falta de identidad de las personas, aceptando así la forma real en que existen todas las personas y rechazando las nociones falsas distorsionadas de que las personas están establecidas como existentes en la forma de un atman.

Estos cinco son los cinco factores mentales que determinan el objeto (yul-nges lnga). Funcionan para ayudarte a obtener certeza acerca de un objeto.

Creer que un hecho es verdadero, dignidad moral, interés por cómo las propias acciones se reflejan en los demás, las tres raíces de lo que es constructivo (desapego, imperturbabilidad y falta de ingenuidad), perseverancia, un sentido de aptitud, una actitud cuidadosa, equilibrio o serenidad, y no ser cruel (son los once factores mentales constructivos. Cada uno es) constructivo desde el punto de vista de ser un oponente o por naturaleza esencial, congruencia, etc.

[1] Creer que un hecho es verdadero (dad-pa) se enfoca en un objeto que es verdadero o existente y lo considera verdadero o existente. Puede enfocarse así, ya sea basándose en la razón o con una aspiración de alcanzar el objeto, como alguna buena cualidad, o puede creerlo de tal manera que elimine las emociones perturbadoras hacia él. [2] La dignidad moral (ngo-tsha) es el sentido de abstenerse de un comportamiento destructivo debido tu interés por cómo se refleja eso en ti mismo. Es un sentido de respeto por uno mismo. [3] Interés por cómo las propias acciones se reflejan en los demás (khrel-yod) es el sentido de abstenerse de un comportamiento destructivo debido a que nos interesa cómo se refleja en nuestra familia, comunidad, maestro o cualquier grupo al que pertenezcamos.

[4] El desapego (ma-chags-pa) es una falta, hasta cierto punto, de deseo anhelante por algún objeto mundano. [5] La imperturbabilidad (zhe-sdang med-pa) es no desear causar daño en respuesta al sufrimiento propio o ajeno. [6] La falta de ingenuidad (gti-mug med-pa) es un darse cuenta de los detalles de la causa y el efecto conductual o de cómo existen las personas, y actúa como un oponente para la ingenuidad sobre ello. Estos tres últimos, como base para no involucrarse en un comportamiento destructivo, son las tres raíces de lo que es constructivo.

[7] La perseverancia (brtson-‘grus) es vigor entusiasta por ser constructivo. Con ella, ejerces un gran esfuerzo en el comportamiento constructivo. [8] Un sentido de aptitud (shin-sbyangs) es una sensación de flexibilidad y maleabilidad de la mente y el cuerpo mientras se concentra en un objeto. Con él, sientes que puedes mantenerte concentrado todo el tiempo que desees. Se vuelve estimulante cuando se perfecciona con el logro de un estado mental tranquilo y estable de shámata (zhi-gnas).

[9] Una actitud cuidadosa (bag-yod) causa que permanezcas enfocado en objetos, acciones y metas constructivas y no te inclines hacia las negativas. Con ella, eres cuidadoso con tu estado mental y tu comportamiento. [10] El equilibrio (btang-snyoms) es un estado mental temporalmente libre de sopor mental y volatilidad mental y, por lo tanto, es un estado natural de apertura. [11] No ser cruel (rnam-par mi-‘tshe-ba) no es simplemente no querer dañar a otros que están sufriendo, sino además preocuparse por su bienestar y, con compasión (snying-rje), desearles que se liberen de su sufrimiento.

Estos once son todos oponentes de estados mentales destructivos específicos. Así, creer que un hecho es verdadero es el oponente de no creerlo, el desapego del deseo anhelante, la imperturbabilidad de la hostilidad, etc. Sin embargo, un sentido de aptitud, una actitud cuidadosa y la ecuanimidad se vuelven constructivos por medio de ser congruentes con y, por lo tanto, compartir cinco cosas en común con otros estados constructivos de la mente. Por ejemplo, una actitud cuidadosa se vuelve constructiva al estar presente con el desapego, la perseverancia, etc. Por último, a excepción de un sentido de aptitud y el equilibrio, los otros nueve son constructivos por naturaleza. Estas dos excepciones no siempre son necesariamente constructivas, porque también pueden acompañar estados mentales destructivos o engañosos, como al sentir apego por niveles profundos de concentración.

El deseo anhelante, el enojo, la arrogancia, el no darse cuenta, el titubeo indeciso (engañoso) y las perspectivas (engañosas) son las seis emociones y actitudes perturbadoras raíz. Son los (factores) principales que llevan al propio continuo mental a (un estado de) perturbación.

[1] El deseo anhelante (‘dod-chags) es el deseo de adquirir algo impuro y manchado, que consideras valioso y atractivo. [2] El enojo (khong-khro) es la generación de una actitud beligerante hacia cualquier objeto de cognición, animado o inanimado, con el deseo de deshacerse de él causándole daño. Cuando tal enojo se dirige específicamente hacia otro ser humano, esto se llama hostilidad (zhe-sdang). [3] La arrogancia (nga-rgyal, orgullo) es un sentimiento de ser único y especial, mejor que los demás.

[4] El no darse cuenta (ma-rig-pa, ignorancia) es la perplejidad de no conocer la causa y efecto conductual o la realidad de cómo existen las personas. Es la raíz del renacimiento incontrolablemente recurrente, samsara. Incluida bajo esta emoción perturbadora está la ingenuidad (gti-mug), que es este mismo no darse cuenta cuando acompaña específicamente a estados mentales destructivos. [5] El titubeo indeciso engañoso fluctúa entre dos conclusiones respecto al objeto de su cognición y se inclina hacia la conclusión incorrecta o se equilibra igualmente entre una correcta y una incorrecta, paralizándote con la indecisión.

Una emoción o actitud perturbadora (nyon-rmongs) se define como un factor mental que, cuando se desarrolla, hace que pierdas la paz mental y el autocontrol. Estas primeras cinco emociones raíz son conocidas como las cinco emociones perturbadoras sin una perspectiva de la vida (lta-min nyon-rmongs). La sexta emoción o actitud perturbadora es el conjunto de cinco actitudes perturbadoras con una perspectiva de la vida (lta-ba nyon-rmongs-can), como sigue:

[1] Una perspectiva engañosa hacia un entramado transitorio (‘jig-tshogs-la lta-ba, ‘jig-lta) se engancha a algún entramado impermanente de tus cinco agregados e interpola (proyecta) sobre él ya sea "yo" o " mío". En otras palabras, esta es tu visión errónea de quién crees que eres, tu visión de una identidad egoica concreta. Tus cinco agregados están cambiando constantemente; sin embargo, con esta perspectiva engañosa, eliges ciertos aspectos de tus agregados y los identificas con tu “yo” falso o como la posesión de ese “yo” falso, en otras palabras, como “mío”. [2] Una perspectiva extrema (mthar-‘dzin-par lta-ba, mthar-lta) se aferra al entramado de agregados que componen tu identidad egoica supuestamente concreta y se agarra a ella como algo permanente o como algo sin continuidad después de la muerte.

[3] Sostener una perspectiva engañosa como suprema (lta-ba mchog-tu ‘dzin-pa) se aferra a cualquiera de las dos perspectivas engañosas anteriores y al entramado de agregados hacia el que se dirige, y las sostiene como la visión suprema. Al aferrarte a aquello que cambia como tu identidad egoica concreta y sentir que este es el tipo de persona que siempre serás, crees que si actúas de acuerdo con esta personalidad alcanzarás la liberación. Por ejemplo, con la primera perspectiva engañosa te identificas como alguien joven y fuerte. Con la segunda, sientes que así será siempre. Entonces, con la tercera, sientes que, si pudieras mantenerse siempre en buena forma física y luciendo joven y atractivo, resolverías todos tus problemas y nunca serías infeliz.

[4] Una perspectiva de considerar la moralidad o la conducta engañosa como suprema (tshul-khrims-dang brtul-zhigs mchog-tu ‘dzin-pa) se aferra a alguna disciplina o conducta inapropiada como conducente a la liberación del sufrimiento. Con tal engaño, te pararías sobre un pie todo el día o dormirías en un lecho de clavos y lo considerarías como un verdadero camino hacia la liberación.

[5] Una perspectiva distorsionada (log-lta) se aferra a algo que siempre es verdad y siempre es el caso y, rechazándolo, considera que nunca es verdadero y nunca es el caso. Tal perspectiva distorsionada sería, por ejemplo, negar la ley de causa y efecto, creer que no existe tal cosa como la liberación del sufrimiento, etc.

Estas, entonces, son las emociones y actitudes perturbadoras raíz, las principales cosas que engañan a tu mente y producen sufrimiento.

Odio, resentimiento, encubrimiento de haber actuado indebidamente, animosidad, envidia, avaricia, pretención, encubrimiento de defectos o hipocresía, petulancia o soberbia, crueldad, falta de dignidad moral, falta de interés por cómo se reflejan las propias acciones en los demás, aletargamiento, volatilidad mental, no creencia en un hecho, pereza, indiferencia, olvido, no estar alerta y la divagación mental suman veinte. Dado que aumentan, se desarrollan a partir de y están próximas a las emociones y actitudes perturbadoras raíz, se les (denomina) emociones perturbadoras secundarias.

[1] El odio (khro-ba) es la dura intención de causar daño a algún otro ser. Es una fuerte hostilidad, acercándose a la violencia. [2] El resentimiento (khon-‘dzin) es guardar rencor obstinadamente por algún daño hecho a uno mismo o a los seres queridos y buscar venganza. [3] El encubrimiento de haber actuado indebidamente (‘chab-pa) es la actitud engañosa de intentar ocultar a los demás el hecho de que has cometido un acto destructivo específico. [4] La animosidad (‘tshigs-pa) es el residuo de un fuerte sentimiento de hostilidad que se expresa en su intención de usar un lenguaje duro y abusivo.

[5] La envidia (phrag-dog) es la incapacidad de soportar ver o escuchar acerca de las buenas cualidades o el éxito de los demás. [6] La avaricia (ser-sna) se aferra a tus posesiones y, queriendo que duren y aumenten, no está dispuesta a compartirlas con los demás o incluso a usarlas para ti mismo. [7] La pretención (sgyu) es afirmar poseer cualidades y habilidades que no se tienen. [8] El encubrimiento de defectos (g.yo, hipocresía) es la actitud ambiciosa y deshonesta de tratar de obtener ventajas ocultando tus defectos a los demás.

[9] La petulancia (rgyags-pa, presunción) es una actitud engreída de presunción y esnobismo acerca de tu salud, riqueza y otras buenas cualidades mundanas. [10] La crueldad (rnam-par ‘tshe-ba) es una falta total de sentimiento o consideración por los demás. Te hace tratar a los demás como si fueran objetos inanimados, a menudo con gran malicia. [11] La falta de dignidad moral (ngo-tsha med-pa) es una falta de sentido de abstenerse de un comportamiento destructivo porque no te interesa cómo se refleja eso en ti mismo. [12] Falta de interés por cómo se reflejan las propias acciones en los demás (khrel-med) es una falta similar de cualquier sentido de abstenerte de la conducta destructiva porque no te importa cómo tu comportamiento se refleja en los demás con los que estás asociado, como tu familia o maestro.

[13] Aletargamiento (rmugs-pa) es un estado mental en el que tu cuerpo se siente débil y tu mente trabaja lentamente. Estás abrumado por el aletargamiento y no deseas hacer nada. [14] La volatilidad mental (rgod-pa) causa que tu atención pierda la sujeción en un objeto de cognición y sea atraída, incontrolablemente, hacia otro objeto, compelida por el apego o el deseo. [15] No creencia en un hecho (ma-dad-pa) es tu falta de inclinación a aceptar lo que es verdad y es el caso. [16] La pereza (le-lo) es la falta de inclinación a participar en algo constructivo debido a aferrarte a algo que consideras más placentero.

[17] Indiferencia (bag-med) es no tener cuidado de involucrarte en un comportamiento constructivo o abstenerte de actos destructivos por no tomar en serio la causa y el efecto conductual. Es lo opuesto de una actitud cuidadosa. [18] El olvido (brjed-nges) es perder un objeto de atención basado en recordar algo hacia lo cual tienes una emoción o actitud perturbadora. [19] No estar alerta (shes-bzhin ma-yin-pa) causa que entres en un comportamiento inapropiado debido a que no discriminas correctamente entre lo que es apropiado y lo que es inapropiado. [20] La divagación mental (rnam-par g.yeng-ba) es una actitud de inquietud motivada por cualquiera de los tres venenos del deseo anhelante, la hostilidad o la ignorancia. Con esto, tu mente nunca está estable, sino que siempre salta de un objeto al siguiente.

Como todas estas emociones perturbadoras se derivan de las seis emociones raíz, se las conoce como emociones perturbadoras secundarias (nye-nyon).

La somnolencia o el sueño, el arrepentimiento, la detección burda y el discernimiento sutil son los cuatro factores mentales variables. Cambian una y otra vez para volverse constructivos, destructivos o no especificados de acuerdo con la motivación con la que son congruentes.

[1] La somnolencia o sueño (gnyid) es un estado de oscuridad sensorial total en el que tus cinco tipos de conciencia sensorial dejan de funcionar temporalmente, dejándote solo con la cognición mental. Dependiendo de tu estado mental al quedarte dormido, tal cognición será constructiva, destructiva, o lo que no fue especificado por el Buda que sea alguna de las dos.

[2] El arrepentimiento (‘gyod-pa) es el deseo de no repetir algo que hiciste u obligaste a que otra persona hiciera. Sentirse mal por las acciones destructivas que has cometido en el pasado y no querer repetirlas es constructivo. Por otro lado, sentirte así por tus actos constructivos es destructivo, ya que te impide disfrutar de sus frutos.

[3] La detección burda (rtog-pa) investiga algo de manera aproximada para obtener una comprensión general de un objeto de cognición. [4] El discernimiento sutil (dpyod-pa) escudriña un objeto en detalle para obtener una comprensión más precisa de él. Cómo se clasifican estos dos últimos factores mentales depende de si el objeto que eliges comprender es constructivo, destructivo o no especificado.

Por lo tanto, cada cognición que tienes implica factores mentales. Algunos están siempre presentes, no son beneficiosos ni perjudiciales. Algunos son constructivos, otros no. Al aprender a discernir cuáles son los factores que acompañan a tus cogniciones directas, cogniciones inferenciales, etc., puedes hacer que todas tus cogniciones sean constructivas y válidas.

Otras teorías budistas

La división Sautrántika del (Svatántrika) Madyámaka, Prasánguika y Vaibáshika afirman (solo) tres tipos de cognición directa: (1) sensorial, (2) mental y (3) cognición directa yóguica. No aceptan la cognición directa del darse cuenta reflexivo. Sin embargo, el Sautrántika, el Chitamatra y la división Yogachara del (Svatántrika) Madyámaka insisten en cuatro: (1) cognición directa sensorial, (2) cognición directa mental, (3) cognición directa del darse cuenta reflexivo y (4) cognición directa yóguica.

El propósito de que el Buda enseñara muchas teorías diferentes, como las que se refieren a la mente y cómo conoce las cosas, es ayudar a conducir a los seres limitados hacia la liberación y la iluminación. Aunque tales explicaciones pueden parecer contradictorias al principio, después de una contemplación más profunda se vuelve evidente que no lo son. Primero, el Buda enseña una descripción general muy aproximada de cómo funciona la mente. Cuando hayas entendido esto, entonces estarás listo para comprender más refinamientos y descripciones más precisas.

Si deseas definir algo de manera específica y exacta, utilizas un reverso conceptual, un "nada más que": es lo que queda después de haber excluido todo lo que no es. Cuanto más precisa sea la explicación de la mente, más sabrás lo que no es. Cuanto más sepas lo que no es, más precisa será tu comprensión de lo que es. Por lo tanto, es importante entrenarse a través de la explicación gradual de los diferentes sistemas de principios del Buda, desde los del Hinayana, los Vaibáshika y Sautrántika, hasta los Mahayana, culminando en los Prasánguika-Madyámaka, para alcanzar la iluminación en aras de beneficiar a todos los seres limitados.

Uno de los puntos principales sobre los que se dan más refinamientos es el darse cuenta reflexivo: cómo es que experimentas lo que haces y luego puedes recordarlo. Una comprensión más precisa de la forma real en que existen todas las cosas conduce a una apreciación más fina de lo que significa que algo sea un objeto externo, o algo que ya no está sucediendo. Por lo tanto, hay más discusiones sobre las condiciones focales para la cognición directa, qué es la cognición subsecuente, cuáles son las naturalezas de las entidades objetivas y metafísicas, qué es la apariencia, la realidad, la cognición engañosa, las verdades superficiales y más profundas, las aprehensiones explícitas e implícitas, etc.

Otro tema discutido es cómo las tendencias kármicas para la cognición futura se transmiten de una vida a otra. En este contexto, se examinan más a fondo la conciencia base, el continuo mental y la imputación. Una comprensión más fina de la falta de identidad conduce a mayores refinamientos con relación a la cognición directa yóguica y en qué se enfoca.

Al seguir un camino para aprender cómo funciona la mente de manera válida, puedes llegar a comprender cómo la mente omnisciente de un Buda lo conoce todo. Al escuchar esto, pensar en ello y meditar sobre ello, puedes desarrollar esa mente omnisciente tú mismo. Tal entrenamiento, entonces, es parte del camino hacia la iluminación.

Debido a que temía que este trabajo se hiciera demasiado largo, he presentado, más o menos, solo algunas listas básicas. Para ver ejemplos específicos de lo que se ha definido, los significados que deben entenderse, etc., consulte las obras generales (sobre Comentario al “[Compendio de Dignaga] de mentes que conocen válidamente”) de Dharmakirti, así como Una filigrana de líneas de razonamiento (válidas); (Un tratado explicativo del “Comentario al [‘Compendio de Dignaga] de mentes que conocen válidamente” de Dharmakirti) y así sucesivamente.
Con el fin de (mostrar) las sutiles diferencias relativas a los modos de conocer, que implican lo que debe ser aceptado y rechazado por aquellos de inteligencia sutil y aspirante, este breve compendio de rimas sobre modos de conocer ha sido compilado por alguien llamado Losang. Que en virtud del esfuerzo hecho en esta (obra), se abran los ojos de todos los seres errantes para ver lo que es correcto o defectuoso. Al seguir hasta su conclusión este camino excelente e inequívoco, que todos alcancen rápidamente el logro más elevado, (la iluminación) omnisciente.
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