Impulsos del karma de mente, cuerpo y habla

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Breve repaso

En la primera sesión, realizamos la introducción al tema de Karma: ¿De quién es la culpa? Vimos que el acercamiento que necesitamos seguir es uno analítico, en el que examinamos cada uno de los tres componentes: el karma, el yo y la culpa. Si queremos obtener una fotografía armoniosa de como van estos tres elementos juntos, necesitamos analizarlos desde el punto de vista de un sistema. Esto es porque hay dos explicaciones del karma que se estudian en la tradición tibetana. Una es dentro del contexto de las visiones Sautrántika y Chitamatra y la otra es desde el punto de vista del Vaibáshika y el Madyámaka.  

Dado que la visión más profunda acerca del yo se encuentra en el Sistema Prasánguika dentro del Madyámaka, si queremos juntarlo con el karma, necesita combinarse con la visión Prasánguika del karma. Aunque todas las escuelas tibetanas concuerdan en la presentación Madyámaka del karma por los maestros budistas indios, difieren en sus interpretaciones de la visión Prasánguika de la realidad. Por lo tanto, entre esas visiones, explicaremos la Gelugpa. 

También mencionamos que el karma se refiere a los impulsos kármicos – los impulsos kármicos de cuerpo, palabra y mente. Las tres variedades pueden ser destructivas, constructivas o no especificadas. El término “no especificada” significada que puede ser de cualquiera de esas formas.  

El punto principal acerca del karma que quiero enfatizar es que involucra compulsividad. Esta compulsividad se incluye en la forma en que pensamos, hablamos y actuamos. Percibimos esta compulsión como fuera de nuestro control porque está bajo la influencia de hábitos muy fuertes, impulsados por nuestras emociones perturbadoras y por nuestro aferramiento a un “yo” autoestablecido verdaderamente existente.

Impulsos kármicos de la mente 

Existe una larga lista de factores mentales que acompañan nuestra cognición de las cosas. A algunos de ellos los llamamos mecánicos en el sentido de que son partes del mecanismo de cómo conocemos las cosas – por ejemplo, atención, interés, concentración y este tipo de cosas. Los impulsos kármicos de la mente se refieren a uno de estos factores mentales mecánicos, un impulso mental (sems-pa). Otros factores mentales incluyen nuestras emociones, tanto las positivas como las negativas. 

Definición

Un impulso mental se define como el factor mental que mueve uno de los tipos de conciencia, junto con sus otros factores mentales acompañantes, hacia un objeto. Es un impulso apremiante que, cuando surge, no tenemos control sobre él. Hay dos tipos de impulsos mentales apremiantes: impulsos funcionales e impulsos esforzados. Los impulsos funcionales apremiantes conducen a una conciencia sensorial a ver, escuchar, oler, probar o sentir físicamente un objeto, o conducen a una conciencia mental a pensar en un objeto. A diferencia de los impulsos funcionales, los impulsos esforzados requieren un esfuerzo consciente. 

Los impulsos funcionales no son impulsos kármicos de la mente. Por ejemplo, el impulso incontrolable que lleva a nuestra conciencia mental hacia un objeto extraño de divagación mental cuando estamos sentados en meditación, tratando de enfocarnos en la respiración. 

¿Qué es lo que lleva a la mente a empezar a pensar algo? ¿Reconocemos cuán apremiante es eso? Sin control alguno simplemente empezamos a pensar en algo. Podría ser algo destructivo, pensar en estar enojados con tal o cual persona, o podría ser algo constructivo, acerca de cómo todos son muy amables y cómo amamos a alguien. Podría simplemente ser algo neutro, por ejemplo, ¿qué vamos a almorzar? Es increíble cuán fuera de control está nuestro pensamiento, ¿cierto? 

A eso es a lo que me refiero cuando describo este factor mental de un impulso como apremiante. Simplemente aleja nuestra atención cuando estamos meditando, por ejemplo. Por supuesto, siempre hay energía involucrada con cualquier acción de la mente, pero aquí estamos hablando de un factor mental, que se relaciona con la forma en que nuestra actividad mental opera desde el punto de vista experiencial. 

Los impulsos mentales funcionales apremiantes surgen a cada momento y llevan a nuestra conciencia, junto con sus factores mentales acompañantes, a tomar a su siguiente objeto. Como dije, estos no son impulsos kármicos de la mente. En el sistema Prasánguika, los impulsos kármicos de la mente se refieren específicamente a los impulsos mentales esforzados apremiantes que conducen a la conciencia mental conceptual a pensar acerca de hacer o decir algo a alguien o algo mientras se enfocan en esa persona o cosa. Solamente estos tipos de impulsos apremiantes son los impulsos kármicos para las acciones kármicas de la mente. 

En este sistema, aunque el impulso mental apremiante que lleva al cuerpo o al habla a cometer una acción kármica de cuerpo o palabra es un impulso esforzado, no se considera un impulso kármico y no es el impulso kármico para la acción kármica del cuerpo o del habla. Los sistemas Chitamatra y Sautrántika, por otro lado, sí clasifican tal impulso mental esforzado como el impulso kármico involucrado. 

Acciones destructivas de la mente

Algunas veces hay un poco de confusión acerca de este factor mental apremiante en términos de acciones kármicas de la mente, así que, como ejemplos, mencionemos brevemente los tres tipos de actividad mental destructiva − pensar codiciosamente acerca de algo, pensar con malicia acerca de algo y pensar distorsionadamente con antagonismo acerca de algo. Estas actividades mentales son flujos de pensamiento que surgen en torno a cometer alguna acción con respecto a alguien o algo – pensar con un cierto conjunto de emociones y actitudes perturbadoras acerca de hacerle algo a alguien o a algún objeto o acerca de decirle algo a alguien. No son solo un momento de pensamiento. En cada caso, un impulso mental apremiante conduce a la conciencia mental y a un conjunto específico de factores mentales acompañantes hacia esa persona u objeto y pensar y decidir si hacerles o decirles algo. 

Los siguientes son los tipos de formas destructivas de pensar que tenemos cuando estamos planeando hacer algo.  

  1. Pensamiento codicioso es preguntarnos a nosotros mismos: “¿Debería tratar de obtener esta cosa que pienso que es fantástica y me hará feliz?”. También puede incluir pensar acerca de cómo podemos obtenerla. Alcanza su conclusión cuando decidimos que sí, vamos a trabajar para tratar de obtenerla, y puede incluir cuál es la forma en que vamos a hacerlo. Esta es una línea de pensamiento codicioso. Esta forma destructiva de pensar es conducida por el deseo anhelante en el sentido de que queremos obtener algo que no tenemos. Tiene apego en el sentido de que planeamos aferrarnos a él y no compartirlo, y tiene codicia en el sentido de que desearemos aún más. 
  2. Pensar con malicia es preguntarnos a nosotros mismos: “Esta persona me dijo algo desagradable y no me gusta eso. ¿Debería decirle algo desagradable como respuesta y, de ser así, qué podría decir que la lastimara?”. Atravesamos el proceso de decidir si decimos algo hiriente y, si decidimos decir algo, qué podríamos decir. Esta forma de pensar es conducida por el enojo y la hostilidad.
  3. Pensamiento antagonista distorsionado no es simplemente pensar en una forma incorrecta, tal como que meditar o hacer cualquier tipo de práctica espiritual carece de valor. También es muy hostil y antagonista. Lo que una persona está decidiendo, en este caso, es si decirle a su pareja o a su hijo que la práctica espiritual es una pérdida de tiempo estúpida y que no la lleve a cabo. O puede ser decidir si repudiar la realidad basada en la evidencia como información falsa y afirmar una “realidad alternativa”, creyendo que “yo tengo razón”. Ese es pensamiento antagonista y distorsionado y se basa en la ingenuidad y en la ignorancia de la cerrazón mental. Otro ejemplo es decidir: “Debería dejar de meditar porque es algo estúpido y una pérdida de tiempo? No voy a llegar a ningún lado”. Es esta forma de pensar.  

Acciones constructivas de la mente

El pensamiento constructivo es lo opuesto de estas formas destructivas de actividad mental. Podemos tener ganas de gritarle a una persona, pero pensamos en torno a evitar gritar porque sabemos que causará muchos problemas más y entonces decidimos contenernos de gritar. Ese es un ejemplo de una actividad mental que sería constructiva.  

Acciones de la mente no especificadas 

Con respecto a líneas de pensamiento no especificadas, un ejemplo sería decidir si ir a almorzar ahora. Esto no es ni positivo ni negativo, dependiendo de nuestra motivación y de lo que esté pasando por nuestra mente sobre el almuerzo. Además, en todos estos casos, si nuestro hilo de pensamiento no llega a una conclusión y no tomamos ninguna decisión, la acción mental está incompleta. No conduce a ninguna acción decisiva del cuerpo o del habla.

Preocupación

Pienso que el ejemplo más común de pensamiento destructivo e improductivo es la preocupación. Nos preocupamos acerca de qué pasará y qué deberíamos hacer, y esto simplemente sigue y sigue y nunca llegamos a una conclusión definitiva. Esto es mucho sufrimiento, ¿cierto? No es un estado mental muy feliz. El problema no es pensar y tratar de decidir qué hacer. El problema es la preocupación compulsiva que está involucrada con ese proceso y nunca llegar a una decisión acerca de qué hacer para aliviar esa preocupación. 

Tenemos que identificar correctamente el problema. No identifiquemos que el problema es solamente pensar. Es la compulsividad que no podemos controlar. Existen ciertas decisiones en las que tenemos que pensar, pero necesitamos evitar este estado mental que solo se deja llevar por la preocupación constante. Los impulsos mentales apremiantes que conducen tal pensamiento compulsivo de preocupación son los impulsos kármicos de la mente. 

Dos tipos de impulsos kármicos de la mente

Hay dos tipos de impulsos kármicos de la mente: un impulso kármico incitador de la mente (sems-pa’i las) y un mero impulso kármico de la mente.  

  • Un impulso kármico incitador de la mente es un impulso mental esforzado que conduce a una acción mental que llega a una decisión de realmente hacer o decir algo a alguien o realmente hacerle algo a algún objeto. También puede alcanzar la decisión de no decir o hacer algo. No importa si alguna vez implementamos o no la acción física o verbal.
  • Un mero impulso kármico de la mente es un impulso mental esforzado que conduce a tal acción mental que no llega a una decisión. 

Por ejemplo, si pienso si decirte algo desagradable y decido hacerlo, el impulso kármico de la mente que produjo esa línea de pensamiento fue uno incitador. Este es el caso sea que realmente digamos algo o no. Si pienso en decir algo y no llego a ninguna decisión, entonces la línea de pensamiento de pensar acerca de ello fue generada por un mero impulso kármico de la mente. 

Factores mentales acompañantes

Los impulsos mentales apremiantes, sean funcionales o esforzados, sean kármicos o no, sean incitadores o no, son siempre acompañados por otros factores mentales. En el caso de los impulsos funcionales, atraen a estos factores mentales consigo hacia un objeto. En el caso de los impulsos esforzados, los factores mentales meramente acompañan al impulso mientras dirige a la conciencia mental a pensar y decidir si hacer o decir algo. 

En términos de los impulsos kármicos esforzados, sean kármicos o no, existen tres factores mentales principales que constituyen lo que se llama “estado mental motivador” (bsam-pa). Revisémoslos en términos del impulso kármico de la mente que produce una acción de la mente de pensar en hacer o decir algo con el fin de alcanzar una decisión. 

  • Intención (’dun-pa) es el deseo o la intención de hacer algo específico con respecto a una persona u objeto específico – por ejemplo, pensar en decir algo desagradable a alguien que lo lastimará. 
  • La intención requiere del factor mental de la distinción (‘du-shes) para distinguir a la persona u objeto previsto de los demás y la acción prevista con respecto a ese objeto de otras acciones – decir algo desagradable, no algo agradable, a esta persona y no a aquella. 
  • También debe haber una emoción perturbadora – si tenemos la intención de decirle algo desagradable a esa persona, la emoción acompañante es la hostilidad y el enojo. 

Si vamos a decirle algo agradable a alguien, la emoción acompañante sería una emoción constructiva manchada, tal como el amor, el deseo de que alguien sea feliz. La emoción está manchada porque hay una apariencia de existencia autoestablecida (rang-bzhin-gyis grub-pa) que la acompaña. Por ejemplo, en este caso del impulso kármico de pensar en decirle algo agradable a alguien, por el hábito constante de aferrarse a la existencia autoestablecida, nuestra mente proyecta la apariencia de un “yo” sólidamente existente, un “tú” sólidamente existente y una acción sólidamente existente de decir algo agradable, cada una existiendo como una entidad autoestablecida independiente. Además, nos aferramos a que estas apariencias correspondan a como las tres realmente existen. Nuestra mente también proyecta la apariencia de un resultado sólidamente existente, que te vuelvas feliz, que existe ya fijado dentro del impulso kármico y dentro de la acción, y nos aferramos a que esa apariencia sea verdadera. Además, nuestra mente proyecta la apariencia de otro resultado sólidamente existente de decirle algo agradable a esta persona. Proyectan que eso nos establecerá como si existiéramos como una buena persona porque hicimos feliz a esa persona, y creemos que eso es así. De esta forma, nuestro impulso kármico constructivo, la emoción constructiva que lo acompaña y la acción constructiva resultante son todos manchados. 

Para dar un ejemplo, hay algunas personas que están en una relación con alguien, pero se sienten inseguros al respecto. Por lo tanto, de forma compulsiva, siempre tienen que decir “te amo” e implícitamente exigen que su pareja responda: “yo también te amo”. De forma inconsciente, proyectan y creen que si dicen “te amo” y la otra persona lo dice también, esto de alguna manera establecerá que la relación es real.  

Decir “te amo”, motivado por el amor, es constructivo en el sentido de que no hay nada destructivo en decirlo o escucharlo de otra persona. Sin embargo, cuando es compulsivo y está basado en la inseguridad acerca de “tú”, “yo” y “nuestra relación”, solo causa sufrimiento. Sin importar cuántas veces digamos “te amo”, o nuestra pareja responda “yo también te amo”, nunca nos satisface, siempre queremos decirlo y escucharlo de nuevo. Nunca cura nuestra inseguridad, la cual se basa en aferrarse a la existencia autoestablecida, especialmente con respecto a nosotros mismos, “yo”. 

Sentirse inseguro es un indicador de aferrarse a un “yo” sólido 

Lo que indica que tenemos este aferramiento a un “yo” autoestablecido sólido es una sensación de inseguridad. Este es un punto muy importante. 

¿Por qué nos sentimos inseguros? Es porque nos estamos enfocando en un “yo” autoestablecido ficticio, verdaderamente existente que no corresponde a nada real. No hay ningún “yo” que pueda establecerse como si existiera independientemente de todo. Este es el “yo” falso. Nos sentimos inseguros acerca de este “yo” falso y siempre estamos tratando de hacerlo sentir seguro. Nos preocupamos por nosotros mismos en términos de que seamos este “yo” falso y queremos que la gente nos ame. Queremos “me gusta” en nuestra página de Facebook y nunca nos parecen suficientes. Esa inseguridad es la indicación de que tenemos aferramiento a este “yo” sólido. Pero es imposible hacer sentir seguro alguna vez al “yo” falso, porque el “yo” falso no corresponde a nada real. No nos damos cuenta, o somos ignorantes de ese hecho. 

Por ejemplo, podemos pensar: “Soy joven, saludable y atractivo y esto va a durar para siempre”. Eso, por supuesto, es imposible. Luego nos sentimos inseguros al respecto. Sentimos que tenemos que probarlo ante todos y estamos preocupados porque lo vamos a perder. Estamos preocupados por algo que es imposible de asegurar y por eso nos sentimos inseguros. La vida trae cambios y todo en ella es impermanente. 

Impulsos kármicos del cuerpo y el habla

Esa era la visión Prasánguika de los impulsos kármicos de la mente, que son impulsos mentales apremiantes. Pueden ser impulsos mentales incitadores o meros impulsos mentales. Ahora revisemos la visión Prasánguika de los impulsos kármicos obligados del cuerpo y el habla. 

Los impulsos kármicos obligados del cuerpo y del habla, de acuerdo con esta visión, son formas de fenómenos físicos que son conducidos por impulsos mentales esforzados no kármicos obligados. No son factores mentales. Hay dos tipos de fenómenos físicos asociados con acciones del cuerpo o del habla – una forma reveladora (rnam-par rig-byed-kyi gzugs) y una forma no reveladora (rnam-par rig-byed ma-yin-gyi gzugs). Hay dos tipos de cada una: un impulso kármico incitado (bsam-pa’i las) del cuerpo o del habla y un mero impulso kármico del cuerpo o del habla.  

  • Un impulso kármico incitado del cuerpo o el habla es uno que ha sido precedido por una acción mental que fue conducida por un impulso kármico incitador de la mente y, por lo tanto, ha alcanzado una decisión de llevar a cabo la acción física o verbal. 
  • Un mero impulso kármico del cuerpo o del habla es uno que no ha sido precedido por tal acción mental.

Explicación sencilla de las formas reveladoras y no reveladoras de los fenómenos físicos 

Todas las acciones físicas y verbales tienen una forma reveladora, una forma obvia, manifiesta, que se hace conocida ante nosotros y que también revela el estatus ético de la conciencia que causa que surja. Esta forma reveladora es el movimiento del cuerpo como un método para implementar la acción física o la emisión de sonidos de palabras como un método para implementar la acción verbal. Las formas que adopta el movimiento del cuerpo o los sonidos que emite la expresión del habla se revelan a sí mismos en el sentido de que pueden verse u oírse. También revelan el estatus ético de la conciencia que causa que surjan. Una explicación simple es que, debido a que la forma reveladora puede verse o escucharse, hace saber a los demás que la mente de la persona que crea esa forma con su cuerpo o palabra está bajo la influencia de una emoción constructiva o destructiva o de una actitud no especificada. Sin embargo, es posible que no revele la emoción o actitud específica que acompaña a la conciencia. 

La forma no reveladora, cuando la energía de la emoción motivadora de la acción física o verbal es fuerte, de alguna manera es como una huella física o “memoria muscular”. Es oscura y no obvia; no puede ser vista o escuchada, solo conocida por la mente, y, por lo tanto, no hace conocible a los demás esa emoción motivadora. Su función es provocar más repeticiones de la acción a corto plazo – por ejemplo, repetir palabras desagradables o palabras amables a alguien. 

Este es el primer nivel de explicación. Los impulsos kármicos de nuestras acciones físicas y verbales son tanto formas reveladoras como no reveladoras. Eso es muy bueno decirlo, pero cuando leemos o escuchamos al respecto y empezamos a analizar, tenemos que profundizar. No solo queremos cierto conocimiento intelectual que nos permita decir algunas definiciones que realmente no entendemos. Queremos ser capaces de identificar estas dos en nuestra propia experiencia, porque eso es de lo que queremos deshacernos. No solo es interesante y curioso escuchar qué significan. Queremos realmente entenderlas porque el karma es un causante de problemas. 

Los impulsos kármicos no son lo mismo que las acciones kármicas 

Como ya lo abordamos antes, un impulso kármico no es lo mismo que una acción kármica. En el caso de las acciones kármicas de la mente, el impulso kármico mental esforzado es lo que conduce a la conciencia mental y a los factores mentales acompañantes a pensar y decidir cometer una acción específica del cuerpo o el habla. Así, el impulso kármico apremiante conduce a la acción kármica de la mente, pero en realidad no es un componente de la acción. En lenguaje sencillo, el impulso que conduce a nuestro pensamiento no es el pensamiento mismo.  

Una acción no solo dura un microsegundo. Una acción es algo que sucede a lo largo de una secuencia de momentos. Cuando estamos hablando del impulso kármico apremiante de pensar algo, no es solo el impulso apremiante de empezar a pensar algo. También es el impulso apremiante en cada momento de mantener ese tren de pensamiento y el impulso apremiante al final de dejar de pensarlo y empezar a pensar en otra cosa. Incluye toda la secuencia.  

Del mismo modo, el impulso mental no kármico esforzado que conduce al cuerpo o al habla a cometer una acción kármica de cuerpo o palabra no es la acción kármica misma. Y, como en el caso de las acciones de la mente, hay una secuencia de impulsos no kármicos de empezar, continuar y dejar de hacer o decir algo. 

Tanto en las acciones kármicas de la mente como en las acciones kármicas de cuerpo y habla, el flujo de impulsos mentales esforzados que conducen a la conciencia y a sus factores mentales acompañantes durante la acción, no es la misma que la acción kármica que inicia, sostiene y finaliza. El impulso mental esforzado es la causa que surge simultáneamente (lhan-cig ‘byung-ba’i rgyu) de la acción kármica como su resultado. Como en el caso de los elementos constituyentes de un objeto material y el objeto material mismo, aquí la causa y el efecto contribuyen mutuamente a la producción del otro. No puede haber una acción kármica que surja y exista independientemente de un impulso mental esforzado que conduzca a la conciencia y a los factores mentales acompañantes a involucrarse con ella, y no puede haber ningún impulso mental esforzado que surja y exista independientemente de una acción kármica que conduzca a la conciencia y a los factores mentales acompañantes a involucrarse con ella. 

Sin embargo, aunque la causa y el efecto aquí surgen simultáneamente, no son idénticas. Una causa es el efecto de algo anterior, pero no puede ser su propio efecto; y un efecto es la causa de algo posterior, pero no puede ser su propia causa.  

En cuanto al impulso kármico del cuerpo o habla que es una forma reveladora, este es el método implementado para causar que la acción de cuerpo y habla ocurra – recuerden, el movimiento del cuerpo o la emisión del habla. También puede haber una secuencia de movimientos del cuerpo y una secuencia de emisiones de sonidos de palabras involucradas en cometer tal acción. En este caso, la secuencia de impulsos kármicos es parte de la acción kármica, pero no es la acción kármica misma. Como fue el caso con el impulso mental esforzado que conduce a la acción kármica, la forma reveladora que es parte de la acción es una causa que surge simultáneamente de la acción, pero no la acción misma.

Una acción kármica, sea de mente, cuerpo o habla, es lo que es conocido como el camino de un impulso kármico, o un camino del karma para abreviar, y está conformado por muchos componentes. 

Para usar una analogía, una acción es como un juego de ajedrez conformado de todos los movimientos individuales y todas las piezas individuales que suceden durante el juego, además de los jugadores, por supuesto. El juego es una síntesis de todo el asunto. Es más que solo cada movimiento individual – el todo es mayor que la suma de las partes. Una acción kármica es, del mismo modo, una síntesis de todos los componentes de cada momento de la acción, como el juego de ajedrez es una síntesis de cada momento de todos los movimientos.

El camino de un impulso kármico

Cada momento del camino de una acción kármica está compuesto por cuatro factores, el segundo de los cuales tiene tres partes: 

  • Una base (gzhi) hacia la cual se dirige la acción.
  • El “marco mental motivador” que consiste en tres factores mentales: (1) una distinción de que la base de nuestra acción es este objeto pretendido y no aquel, y que la acción que deseamos cometer con respecto a él es esta acción pretendida y no aquella; (2) la intención, la cual es el deseo o la pretensión de cometer una acción específica con respecto a un objeto específico; y (3) una emoción motivadora, la cual puede ser destructiva o constructiva manchada. Cada uno de estos componentes puede cambiar durante el curso del camino kármico. 
  • La implementación (sbyor-ba) de un método que causa que la acción suceda. 
  • El final (mthar-thug) o resultado alcanzado por la acción. 

En el caso de la acción kármica de cuerpo y habla, la forma reveladora que es el impulso kármico de cuerpo o habla es el tercero de estos cuatro factores – la implementación de un método que causa que la acción suceda. 

Para que una acción esté completa y para que el resultado sea el más fuerte, todos los componentes necesitan estar completos. Por ejemplo, le disparas a alguien con la intención de matarlo. Si el resultado es que la persona muere, entonces la acción fue matarla. Si la persona no muere, entonces realmente no la mataste, y la acción resultó ser solo herirla, no matarla, sin importar tu intención. La acción de matarla no se completó. El resultado y la intensidad de los resultados variará dependiendo de la completitud de todos esos factores. 

En realidad, es muy interesante aprender todos los detalles. Podemos sorprendernos un poco. Por ejemplo, con mentir, se completa cuando la otra persona entiende y cree lo que decimos. Pudieron no habernos escuchado, escucharnos incorrectamente, o no creernos, pensar que lo que dijimos es tonto y falso. En tales casos, nuestra acción solo se convirtió en charla sin sentido.

Explicación más amplia de las formas reveladoras

Durante el curso de la implementación del método que causa que ocurra una acción física o verbal, está el cuerpo de la persona o el habla de la persona cometiendo la acción. La forma reveladora compulsiva es la forma cambiante del cuerpo de esa persona o el sonido cambiante de su voz durante el curso de su implementación de ese método. Finaliza cuando la implementación de ese método, sea que el final o el resultado de la acción suceda inmediatamente con la implementación de ese método – la persona a la que le disparan muere de forma instantánea – o suceda algún tiempo después – la persona muere al día siguiente de la herida de bala, siempre y cuando el tirador no muera dentro de ese periodo.

La implementación de un método que causa que ocurra la acción kármica del cuerpo o del habla puede tomar solo un momento – por ejemplo, apretar el gatillo de un arma que dispara y mata a un venado – o puede durar a lo largo de una secuencia de movimientos y cambiar en cada momento – por ejemplo, mientras se golpea a alguien o mientras se dice una mentira. De hecho, la forma reveladora del cuerpo o habla no ocurre solamente durante esta fase principal de una acción kármica, apretando el gatillo o expresando una mentira. Surge con cualquier fase preliminar o precursora – por ejemplo, acechar al venado. Continúa también durante cualquier fase de seguimiento, si hay alguna – tal como llevar el venado a casa, desollarlo, cocinarlo y comerlo. De manera similar, la forma reveladora de mentir puede surgir con las emisiones preliminares de palabras que decimos que llevan a la mentira y pueden continuar durante el curso de cualquier expresión de palabras que decimos después de expresar las palabras reales de la mentira.  

Sin importar cuándo dure la forma reveladora, es obvia y puede ser vista o escuchada y, por lo tanto, revela el estatus ético de la conciencia que causa que ocurra. Pero no necesariamente revela la emoción específica que acompaña a esa conciencia, haciéndola destructiva, constructiva o no especificada. Por ejemplo, el movimiento del cuerpo de alguien cazando a un venado revela que su mente está bajo la influencia de una emoción perturbadora, pero no revela si la persona está enojada con el venado por comerse sus cosechas o si anhela comerse un filete de venado.  

Otro punto: la forma reveladora de una acción kármica de cuerpo o habla puede ser destructiva, constructiva manchada o no especificada. Su estatus ético depende del estatus ético de la conciencia que causa que surja, así que depende del estatus ético de la emoción que la acompaña como un factor en el camino kármico de la forma reveladora. 

Breve repaso

¿Qué tenemos hasta ahora en nuestro análisis de los impulsos kármicos de cuerpo o habla? En cada momento durante el curso de una acción física o verbal, tenemos: 

  • El camino kármico de la acción, conformado por todos los factores, los cuales incluyen una base, una distinción, una intención, una emoción, la implementación de un método para causar que la acción suceda, y un resultado.
  • El movimiento apremiante del cuerpo del agente de la acción o las expresiones apremiantes de su habla como el método implementado para causar que suceda la acción, revelando a otros el estatus ético de la conciencia sensorial que causa que esta acción suceda. Estas son las formas reveladoras que son los impulsos kármicos de cuerpo y habla, y son partes de los caminos kármicos. 
  • Un impulso mental apremiante no kármico esforzado que involucra al cuerpo o al habla, momento a momento, en implementar un método para causar que la acción suceda. Esto no es parte del camino kármico. 
  • Aunque por lo general no se menciona en el análisis del karma, también hay un impulso mental funcional que, momento a momento, conduce a la conciencia sensorial, junto con sus factores mentales acompañantes, a la base para la acción. Mientras se le miente a alguien, generalmente estamos viendo a esa persona al mismo tiempo. Este impulso tampoco es parte del camino kármico. 

Procesemos esto por un momento. Durante una acción kármica de cuerpo o habla, todos estos componentes están presentes y suceden simultáneamente – una base como el objeto de la acción, una conciencia visual atraída por un impulso funcional de ver esa base y una conciencia corporal atraída por un impulso no kármico esforzado de involucrar al cuerpo o al habla en hacer o decir algo a esa base con un movimiento del cuerpo o una expresión del habla (la forma reveladora de la acción). Esa conciencia corporal y ese impulso van acompañados por una distinción de ese objeto y de la acción prevista y una emoción. Y, por supuesto, está la persona, “yo”, que es el agente de la acción, pero llegaremos a eso más tarde. Todos estos componentes se entrelazan como en un juego de ajedrez. No es que están separados y no relacionados entre sí. 

Además, la acción kármica de cuerpo o habla puede haber estado precedida por el camino kármico de una acción mental con la cual pensamos y decidimos cometer la acción física o verbal. El impulso mental que incitó, sostuvo y terminó la acción de la mente habría sido un impulso kármico incitador de la mente y, en consecuencia, la forma reveladora del cuerpo o el habla habría sido un impulso kármico incitado del cuerpo o del habla.

Identificar estos puntos en nuestra conducta 

Lo que tratamos de hacer es identificar estos componentes en nuestra conducta. Digamos, por ejemplo, que queremos pisar a una cucaracha y matarla. Un impulso funcional atrae a nuestra conciencia visual a ver una cucaracha en el suelo de nuestra cocina. La distinguimos del piso, somos infelices al verla, sentimos repulsión y hostilidad hacia ella, y luego experimentamos un impulso mental kármico destructivo apremiante que lleva a nuestra conciencia mental, junto con la distinción, la infelicidad y la intención que es el deseo o la intención de matarla, a pensar con hostilidad sobre pisarla. Después de pensar por unos cuantos momentos, decidimos definitivamente pisarla. El camino de nuestro impulso kármico destructivo incitador de la mente ahora está completo. 

A continuación, un impulso no kármico esforzado apremiante lleva a nuestra conciencia corporal, junto con distinguir la cucaracha, la infelicidad y la intención de matarla y hostilidad, a involucrar nuestro cuerpo en el acto de matarla por medio de un movimiento del pie como el método para implementar el hecho de pisarla y matarla. El movimiento de nuestro pie es el impulso kármico esforzado, incitado, del cuerpo. Esta acción kármica de matar a la cucaracha podría involucrar una fase preludio de cazarla y perseguirla, sobre la base de distinguirla infelizmente en el suelo, e incluso poner nuestro pie sobre ella cuando finalmente la atrapamos. Sin embargo, nuestra intención no fue solo colocar nuestro pie sobre ella, sino realmente aplastarla. El movimiento de nuestro pie pisándola fuertemente y matándola es la fase principal de nuestra acción destructiva. El final o resultado de la acción es que la cucaracha muera. 

Nuestra emoción mientras la pisábamos era la hostilidad y quizás también miedo. Una vez que la pisamos y empezamos con la fase de seguimiento al ver el desastre que dejó en nuestro zapato, nuestra emoción puede cambiar a desagrado. Pero, conforme limpiamos nuestro zapato, nuestra infelicidad puede convertirse en felicidad por habernos liberado de ella. 

Todas estas acciones son compulsivas y, aunque podríamos detener la secuencia durante la persecución de la cucaracha, experimentamos el cazarla y matarla sin control alguno sobre nosotros mismos. De manera similar, compulsivamente cazamos y aplastamos a ese mosquito o mosca con la forma reveladora del movimiento de nuestro cuerpo. 

Las formas reveladoras compulsivas del habla también están involucradas con las personas que son habladoras compulsivas – personas que hablan todo el tiempo sin control alguno. Interrumpen todo el tiempo a las personas con su charla. Esa es la acción destructiva de la charla sin sentido, al pensar que esa charla, la cual es irrelevante, tiene sentido. Esto es, por ejemplo, postear fotos en las redes sociales sobre lo que desayunaron, como si a alguien realmente le interesara. Detrás de esa conducta está el pensamiento: “Soy tan importante que realmente deben estar interesados en lo que comí en cada comida, y realmente deben querer ver una fotografía de eso”. Hay un fuerte aferramiento al “yo”, como si todo el mundo quisiera saber qué desayunamos. Vamos, ¿a quién le importa? En cualquier caso, es solo un ejemplo de cómo este aferramiento a un “yo” egocéntrico realmente está detrás de todas nuestras acciones kármicas compulsivas. 

Explicación más profunda de las formas no reveladoras  

A continuación, abordemos las formas no reveladoras apremiantes, los cuales son impulsos kármicos no obvios, sutiles, del cuerpo y del habla. Dado que no pueden ser vistos o escuchados y solo pueden inferirse, es difícil reconocerlos o comprender cómo funcionan. Primero abordemos la definición y las características. Luego, podemos investigar su significado, el cual es el verdadero trabajo de la meditación analítica. Trataremos de descubrir de qué están hablando las enseñanzas sobre la base de nuestra convicción de que el Buda no solo está diciendo cosas sin sentido y que habló acerca de algo que puede beneficiarnos. Por lo tanto, queremos descubrir qué significa todo en el Dharma.  

Definición y características 

Una forma no reveladora apremiante: 

  • Es una forma sutil de fenómeno físico que no revela el estatus ético de la conciencia que causa que surja.  
  • Es parte de un continuo mental, pero no se siente en ese continuo mental. En la terminología occidental esto significa que no somos conscientes de ello. 
  • No está hecha de partículas de los elementos burdos de tierra, agua, fuego o viento. 
  • Solo puede ser un objeto de cognición mental, como las formas sutiles que aparecen en los sueños.  
  • No es una categoría estática a la que pertenecen todas las formas reveladoras de los caminos kármicos, como ejemplos del mismo tipo de acción kármica. No es eso. Por ejemplo, no es que exista una categoría de “cómo mato” o “cómo miento” y cada ejemplo de mi matar o mentir encaja como un ejemplo en esa categoría estática. No estamos hablando de algo así. Es una forma de fenómeno físico.
  • Es no estática, lo cual significa que cambia momento a momento. Esto significa que es afectada por causas y condiciones para dar surgimiento a diferentes resultados. 
  • Desempeña la función de causar que surja más y más potencial kármico negativo o positivo. Sin embargo, al desempeñar esta función, no degenera ni se desgasta como lo hace nuestro cuerpo. 
  • Deber ser ya sea destructiva o constructiva manchada, en lugar de no especificado o neutra. 
  • Surge en dependencia y simultáneamente con una forma reveladora fuertemente destructiva o constructiva y continúa después de que la forma reveladora ya no está presente en el continuo mental.
  • Continúa con el continuo mental hasta que renunciamos a ella o se pierde.   

Tipos de formas no reveladoras 

Hay tres tipos de formas no reveladoras: 

  • Restricciones de votos (sdom-pa)
  • No restricción declarada (sdom-pa ma-yin-pa)
  • Formas no reveladoras intermedias (bar-ma), las cuales no son constructivas ni destructivas, pero no son ni restricciones de votos ni no restricciones declaradas.

Las restricciones de votos incluyen los votos de pratimoksha, los votos del bodisatva y los votos tántricos. Mientras los conservemos, desempeñan la función, en cada momento, de refrenarnos de cometer ciertas acciones que hemos prometido evitar. De esa forma, construyen más y más potencial positivo en todo momento. Perdemos los votos de monja y monje al morir. Pero, dado que tomamos los votos del bodisatva y los votos tántricos para todas nuestras vidas hasta que alcancemos la iluminación, continúan con nuestro continuo mental como formas extremadamente sutiles, incluso en vidas futuras, siempre y cuando no renunciemos a ellos. 

Las restricciones no declaradas son promesas de no refrenarnos, en toda nuestra vida, de atrapar y matar peces, por ejemplo, si nacimos en la casta de pescadores y tenemos esa ocupación. Se pierden cuando renunciamos a ellos o cuando morimos. 

Las formas no reveladoras intermedias incluyen aquellas que surgen simultáneamente con: 

  • Hacer y ofrendar un objeto de uso, con el cual, cuando otros lo utilizan, construyen potencial kármico positivo o negativo, al igual que nosotros. En el caso de construir potencial kármico positivo, tales objetos de uso incluyen libros de Dharma, estupas y templos budistas. En el caso de construir potencial kármico negativo, tales objetos de uso incluyen armas y mataderos. Estas formas no reveladoras continúan construyendo potencial kármico en nuestro continuo mental, incluso después de nuestra muerte, cada vez que alguien utilice el objeto que hicimos u ofrendamos. Estas formas se pierden cuando el objeto ya no está disponible. 
  • Como una subcategoría de la anterior, ordenarle a alguien que cometa acciones destructivas, como cuando un jefe militar ordena a los soldados que ataquen y maten al enemigo. La forma no reveladora sigue construyendo potencial kármico negativo en el continuo mental del comandante siempre que uno de estos soldados mata a un enemigo.
  • Hacer la promesa de cometer, por un tiempo limitado, un acto constructivo, tal como meditar todos los días o no abusar de alguien, pero no otras formas de conducta sexual inapropiada. De manera similar, hacer la promesa de cometer, por un tiempo limitado, una acción destructiva, tal como matar tropas enemigas mientras se está en el ejército. La forma no reveladora de esta promesa continúa construyendo potencial kármico cada vez que repetimos la acción que prometimos.   
  • Cometer, con un fuerte impulso mental y una fuerte emoción constructiva, una acción constructiva no asociada con mantener una restricción de votos, tal como hacer postraciones con una fuerte toma de refugio. De manera similar, cometer, con un fuerte impulso mental y una fuerte emoción destructiva, una acción destructiva no asociada con mantener una no restricción declarada, tal como hacer trampa en nuestros impuestos con una fuerte hostilidad por tener que pagar grandes cantidades de impuestos. La forma no reveladora de la acción continúa construyendo potencial kármico cada vez que repetimos esa acción, siempre y cuando no dejemos de repetirla.

¿Qué es realmente una forma no reveladora en términos occidentales? 

Estas con las características definitorias y variedades de las formas no reveladoras apremiantes. Podemos leer la lista y quizás incluso recitarla, pero ¿a qué se refiere? No podemos encontrar esa respuesta en ningún lugar en una descripción que pudiéramos entender en nuestra terminología occidental. Nos corresponde a nosotros pensar en ello. Puedo compartir con ustedes mi conjetura más reciente. Eso es todo lo que realmente poder hacer. Podemos tratar de identificarlas y, conforme trabajemos cada vez más con ellas, podríamos refinar nuestra comprensión de a qué se refiere este tipo de forma sutil. 

Una idea que viene a la mente, pero solo en los casos en que se repite cierta acción, es que una forma no reveladora es como una memoria muscular o una huella muscular. Cuando aprendemos a hacer cierto ejercicio físico o a tocar un instrumento, manejar una máquina, escribir en un teclado o cantar una canción, lo que podemos llamar una “memoria muscular” nos permite repetir los movimientos involucrados sin esfuerzo consciente. Pero esto no es tan preciso, dado que los ejemplos arriba mencionados implican repetir acciones no especificadas. Serían mejores ejemplos las memorias o huellas musculares relacionados con golpear compulsivamente a las personas o gritarles compulsivamente. 

Otra idea es que quizás una forma no reveladora es una especie de inercia asociada a nuestra conducta. Sigue durante la acción y continúa después de la acción, hasta que rompemos esa inercia. Es una forma de fenómeno físico y, por lo tanto, podemos pensarlo en términos de las leyes de la física, en cierto sentido. 

Pero, ¿qué pasa con la forma no reveladora construida por edificar o dirigir un centro de Dharma? Esto es más difícil de explicar en términos occidentales.

La importancia de no renunciar a la bodichita y, por lo tanto, perder los votos del bodisatva 

Hay un punto importante que pienso que está asociado con las formas no reveladoras, específicamente las formas no reveladoras de los votos del bodisatva y por qué se nos aconseja no renunciar a ellos incluso a costa de nuestra vida. Aunque no he visto esto en un texto, este es mi análisis.   

El sistema Chitamatra Solo Mente afirma que un objeto de conciencia, así como la conciencia y todos los factores mentales que conocen ese objeto en cualquier momento de cognición, provienen de una semilla kármica, una tendencia kármica. También incluyen como proveniente de esta semilla al darse cuenta reflexivo, la facultad cognitiva dentro de una cognición que toma como su objeto cognitivo a la conciencia y los factores mentales dentro de la cognición de la que es parte. Todos provienen de una semilla kármica como su fuente natal (rdzas), como pan que sale del horno. El problema con ese esquema se relaciona con la causa de los Cuerpos de Forma de un Buda.  

Hay un tipo de causa llamada “causa obtentora” (nyer-len-gyi rgyu), que se refiere a aquello de lo que se obtiene algo, como un brote de una semilla. Se transforma en su resultado y termina cuando todos sus resultados han dejado de surgir y, por lo tanto, debe existir antes de su resultado. En el sistema Chitamatra, las formas de fenómenos físicos no tienen una causa obtentora. La tendencia kármica para una cognición es solo la causa obtentora para la conciencia, factores mentales acompañantes y darse cuenta reflexivo de la cognición, pero no la causa obtentora del objeto de la cognición. Esa tendencia kármica no se convierte en el objeto de la cognición a la que da surgimiento. 

Además, aunque la tendencia kármica para una cognición se transforma en la cognición y, por lo tanto, existe antes de la cognición, solo cogniciones previas que se transformaron en esa tendencia existieron antes de la tendencia, no objetos físicos que fueron los objetos de esas cogniciones. El Chitamatra refuta que los objetos físicos existan antes de la cognición de ellos y, por lo tanto, refuta los fenómenos externos. Por lo tanto, el Chitamatra afirma que la semilla kármica o tendencia es meramente la condición que actúa simultáneamente (lhan-cig byed-pa’i rkyen) del objeto de la cognición a la que da surgimiento. 

Solamente los sistemas de principios indios budistas Mahayana afirman los factores de naturaleza de Buda (sang-rgyas-kyi rigs) – literalmente, los rasgos de familias búdicas – que son responsables del logro de la budeidad. En el sistema Chitamatra, los rasgos evolutivos de familia búdica son las semillas en el continuo mental de alguien que le permite a esa persona alcanzar la mente que es el camino de un buda que no necesita más entrenamiento. Supuestamente, estas son las semillas dentro del entramado de conciencia profunda (colección de sabiduría) de la persona dedicadas a la iluminación y tales semillas serían la causa obtentora para un Dharmakaya de Conciencia Profunda de un Buda. No hay ninguna causa obtentora para los Cuerpos de Forma de un Buda. De manera, similar, el Svatántrika afirma que los rasgos evolutivos de familia búdica son los únicos factores – presuntamente las semillas – incluidos en el entramado de conciencia profunda dedicado a la iluminación, los cuales son aptos para convertirse en la naturaleza esencial de un Dharmakaya de Conciencia Profunda, sin mencionar los Cuerpos de Forma. El Prasánguika es único entre los sistemas filosóficos budistas Mahayana en afirmar que los rasgos evolutivos de familia búdica incluyen factores que se transforman en Cuerpos de Forma. 

De acuerdo con el Prasánguika, el entramado de potencial positivo (colección de mérito) dedicado a la iluminación es la causa obtentora de los Cuerpos de Forma, mientras que el entramado de conciencia profunda es la causa obtentora de un Dharmakaya de Conciencia Profunda. El entramado de potencial positivo consiste tanto en potencial que ha asumido la naturaleza esencial de una tendencia (una semilla) como formas no reveladoras. Una semilla es aceptada como la causa obtentora de un brote dado que tanto la semilla como el brote son la misma clase de fenómeno – ambas son formas de fenómenos físicos. Pero el potencial kármico que ha asumido la naturaleza esencial de una tendencia (una semilla) es una variable que afecta no congruente (ldan-min ‘du-byed), no una forma de fenómeno físico. Las variables que afectan no congruentes no se pueden transformar en formas de fenómenos físicos, solo las formas de fenómenos físicos se pueden transformar en formas de fenómenos físicos. Solo las formas de fenómenos físicos pueden ser la causa obtentora de otras formas de fenómenos físicos. Por lo tanto, podemos inferir que la causa obtentora para los Cuerpos de Forma de un Buda debe ser formas de fenómenos físicos. 

Entonces, de esto sigue que, si el entramado de fuerza positiva dedicado a la iluminación es la causa obtentora para los Cuerpos de Forma de un Buda, debe haber formas de fenómenos físicos incluidas en el entramado de fuerza positiva. Por lo tanto, podemos inferir la existencia de formas no reveladoras como miembros de tal entramado y que son la causa obtentora para los Cuerpos de Forma de un Buda. Así, cuando se dice que las formas no reveladoras solo pueden ser conocidas por la conciencia mental, esto se refiere a que su existencia sea conocida conceptualmente por cognición inferencial. 

Pensemos acerca de ello. En la discusión budista sobre la mente sin principio, siempre decimos que las sustancias físicas, como el esperma y el óvulo unidos, no pueden dar surgimiento a una mente; solo un momento previo de la mente puede dar surgimiento a un siguiente momento de la mente. De manera similar, una mente no puede dar surgimiento a una sustancia física; solamente otra sustancia física, como un esperma y óvulo unidos, puede dar surgimiento a una, como el cuerpo. 

Otra muestra de evidencia para inferir la existencia de formas no reveladoras como la causa obtentora para los Cuerpos de Forma de un Buda proviene de la presentación de los 32 signos excelentes de un Buda, las llamadas “marcas mayores” de un Buda. Cada uno de los 32 signos proviene de un tipo específico de conducta constructiva que la persona llevó a cabo mientras era un bodisatva. Por ejemplo, un Buda tiene una lengua larga porque, como bodisatva, él o ella cuidó a otros con compasión, como una madre animal que lame a su cría. Las formas no reveladoras que surgieron con las formas reveladoras de tales acciones de un bodisatva serían las causas obtentoras para esos signos excelentes. 

Me parece, entonces, que este análisis revela la razón de por qué se enfatiza tanto no renunciar a los votos del bodisatva, incluso a costa de nuestra propia vida. Los votos del bodisatva, los cuales son votos para evitar ciertos tipos específicos de conducta que nos impedirían ayudar a los demás o convertirnos en budas, son formas no reveladoras. También son las causas obtentoras de los Cuerpos de Forma de un Buda. Como formas reveladoras, como explica Shantideva, dan surgimiento a más potencial positivo en cada momento en que los conservamos, sea que estemos despiertos, dormidos, sobrios o ebrios.

En términos de la mente sin principio, hemos tomado los votos del bodisatva un incontable número de veces, pero también hemos renunciado a la bodichita y hemos perdido esos votos del bodisatva incontables veces. Por lo tanto, para alcanzar la iluminación, necesita haber una primera vez en la que nunca hayamos renunciado a la bodichita y perdido nuestros votos del bodisatva. La razón por la que no hemos alcanzado la iluminación aún, dada la mente sin principio, es que esta primera vez de no renunciar a nuestro voto del bodisatva aún no ha acontecido. Por lo tanto, es imperativo nunca renunciar a nuestro voto del bodisatva incluso a costa de nuestra vida.     

Necesitamos una forma de fenómeno físico que continuará hasta la iluminación, la cual después se transformará en el cuerpo físico de un Buda. Estas son las formas no reveladoras de la conducta constructiva y, aún más fuertes e importantes, los votos, los cuales hacen que la conducta constructiva sea más estable y decisiva. La fuerza de una forma no reveladora puede fortalecerse o debilitarse dependiendo de cuán a menudo repetimos la acción, la motivación detrás de ella y lo que hacemos, etc. Es no estática y cambia en fortaleza y energía momento a momento. 

Resumen

En resumen, tenemos una acción, y cada una de sus partes tendrá su propia causa. Estas causas son compulsivas. Lo que también es compulsivo es el impulso de llevar a cabo la acción y seguir haciéndola. La forma que toma el movimiento de nuestro cuerpo mientras realiza la acción también es compulsiva. La huella muscular de la acción es apremiante y causa que repitamos este tipo de conducta de forma compulsiva.  

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