Meditación en el refugio

Repaso - El estado emocional para refugiarse

En la sesión anterior, hablamos sobre la importancia y la necesidad de darle un rumbo positivo a nuestra vida. Vimos que el refugio es una dirección en la que nos protegemos de las dificultades. Atravesamos por toda una lista de dificultades a las que nos enfrentamos en la vida que nos impiden alcanzar la felicidad.

Además, vimos que, en el nivel más básico, la felicidad proviene de un sentimiento de conexión con los demás. Este sentido de conexión se desarrolla al refrenarse de los comportamientos destructivos, y lo experimentamos cuando las personas ahora confían en que no vamos a hacer nada para lastimarlos. Básicamente, confían en nosotros; saben que no seremos desagradables con ellos. La amistad se basa en esta confianza. Con esto como base, entonces, para ser felices, para tener más conexión con los demás, necesitamos refrenarnos de enojarnos con ellos, de ser agresivos y egoístas con los demás. En general, abrimos nuestro corazón y no solo pensamos en nosotros mismos.

Todas estas formas negativas de comportarnos destructivamente, como la ira, la cerrazón mental, la frialdad, etc., nos llevan a desarrollar una sensación de estar simplemente horrorizados por nuestro comportamiento; generalmente nos referimos a esto como miedo. “Bueno, me temo que voy a seguir siendo así, lo que seguirá separándome de los demás, llevándome a la soledad, la depresión y la infelicidad”. Sin embargo, nos damos cuenta de que no es desesperanzador; no estamos indefensos en esta situación. Reconocemos que hay una manera de superar todos estos obstáculos autodestructivos.

También discutimos cómo es posible que el cerebro y la mente forjen nuevos caminos, nuevos hábitos. Es posible cambiar, como en ese ejemplo de aprender a usar la mano izquierda si nuestra mano derecha está paralizada. Entonces, si forjamos nuevos caminos, podemos vencer el miedo, por ejemplo, el miedo a abrir nuestra mente y corazón a los demás. La mente es perfectamente capaz de estar abierta, no solo cerrada, terca o temerosa de cualquier cosa nueva o diferente. En resumen, tenemos este miedo; estamos horrorizados de que las cosas continúen en una mala dirección. También tenemos confianza en que es posible cambiar y abrirse. Luego, está la compasión. Hacemos todo esto porque pensamos en los demás, de modo que podamos estar más conectados con los demás, aunque sea solo en un nivel egoísta, y luego pasar de ese nivel egoísta hasta beneficiarlos.

El miedo, la confianza y la compasión son las tres causas de refugio que tenemos. Los juntamos para conformar el estado emocional para tomar refugio, para darle esta dirección positiva y segura a nuestra vida. Tengan en cuenta que estoy presentando todo esto en un nivel muy básico antes de entrar, técnicamente, en el Buda, el Dharma y la Sangha. Primero necesitamos entender la idea general de lo que hay detrás del refugio y la dirección segura antes de entrar en más detalles, porque toda esta idea de darle dirección segura a nuestra vida es realmente muy beneficiosa para todos. No tenemos que ser budistas. Lo que se vuelve únicamente budista aquí es hablar en términos de: “¿Cuáles son las fuentes en las que podemos tener total confianza y en las que podemos apoyarnos, que sean capaces de mostrarnos el camino para convertirnos en un buda?”. Entonces, no se trata solo de ir en una dirección más positiva en general en la vida; en cambio, se trata de identificar y confiarnos a quienes pueden guiarnos, a través de todas las etapas, hasta el objetivo final de la iluminación, y estar convencidos de que son guías fiables y que podemos alcanzar estas metas. Bueno, ni siquiera tenemos que creer en ese objetivo final para al menos ir en esa dirección.

Meditación: tener un efecto sobre nosotros mismos

Hablamos del Dharma, simplemente de una manera muy general, como los métodos que enseñó el Buda. Cualquiera puede seguir muchos de estos métodos, incluso sin creer en el renacimiento, etc. Si hablamos en general de la Sangha, no tenemos que pensar necesariamente en la comunidad de aryas que han tenido una cognición no conceptual de la vacuidad. Podemos obtener cierta fortaleza al saber que hay otros que también están trabajando en esta dirección. Entonces, cuando hablamos de refugio, debemos comenzar por tener algún nivel fundamental de él, que es este nivel muy básico de trabajar en nosotros mismos. Cuando vamos en esta dirección, nos horroriza simplemente estropear las cosas cada vez más en la vida, y estamos seguros de que podemos cambiar a medida que trabajamos para estar más conectados con los demás.

Luego, paso a paso, podemos trabajar a través del lam-rim, verificando nuestra motivación, etc., para anhelar la iluminación. Sin embargo, esta dirección básica subyace a todo el camino. Es la base. De lo contrario, es muy fácil practicar métodos budistas, especialmente los avanzados de visualización, tantra, recitación, mantras y todas estas cosas, pero en realidad no lo aplicamos para cambiarnos a nosotros mismos, para hacer alguna mejora en nuestra vida. Lo hacemos por cualquier razón, y no está teniendo un efecto en la forma en que lidiamos con las situaciones cotidianas de la vida. Esto hace que pierda todo el sentido, ya que el punto principal de cualquiera de estas prácticas es la autotransformación. Trabajar en nosotros mismos, superar las deficiencias, darnos cuenta de más buenas cualidades y ayudar más a los demás: todos los métodos del Dharma están destinados a apoyar nuestra transformación.

Ahora bien, ¿cuáles son los métodos básicos que usamos para meditar realmente? La meditación significa desarrollar este hábito de darle dirección segura a nuestra vida. Existe un método general que se utiliza, que se aplica a varios tipos diferentes de meditación en las enseñanzas del Dharma. Es usar la imaginación - muchos de los métodos en el budismo emplean la imaginación - y aquí imaginamos en tres etapas, tres situaciones diferentes. Estas son:

  • Caerse de un acantilado,
  • Estar a punto de caerse del borde de un acantilado, 
  • Ir por una cinta transportadora hacia el borde de un acantilado, donde nos vamos a caer.

Ya sea que usemos un acantilado o el techo de un rascacielos, realmente no importa.

Primero, identificamos en qué caemos. Podemos comenzar con algunos ejemplos generales; como, por ejemplo, un estado de depresión, soledad o aislamiento. Todos estos son estados en los que nos horrorizaría caer. Por ejemplo, pensar: “Soy una persona mayor y solo quiero quedarme en mi apartamento, ya que estoy solo, aislado y deprimido”. En primer lugar, estamos horrorizados por esto y realmente no queremos que suceda. Además, entendemos que estos sentimientos son causados por nuestra cerrazón mental, quejándonos todo el tiempo y pensando solo en nosotros mismos. Básicamente, cada vez que alguien nos visita, es completamente desagradable estar con nosotros.

En segundo lugar, además de horrorizarnos de que esto esté sucediendo o de que continúe sucediendo, tenemos confianza de que es posible detener este comportamiento y desarrollar mejores hábitos. Pensamos en los demás; “Si soy así con todos, no solo no querrán estar conmigo, sino que los hago increíblemente infelices. Los deja en un estado mental horrible después de haber estado conmigo y no quiero eso. No quiero que experimenten eso”. Y así, con esta motivación de tres pasos, primero imaginamos que caemos en esa depresión; ya estamos en camino hacia ella, y pensamos: “Vaya, realmente no quiero que esto suceda; quiero darle una dirección segura a mi vida para evitar esta depresión”.

Y luego el segundo paso: estamos al borde de caer en ese horrible estado mental y sentir “¡Vaya, realmente no quiero esto!”, y luego damos esa dirección segura. Luego, el tercer paso es donde estamos un poco alejados del acantilado, pero nos dirigimos en esa dirección, si seguimos actuando de la manera en que lo hacemos. Y entonces decimos: “Vaya, tengo que detenerme. hay una posible dirección segura en la que puedo ir, y voy a darle esa dirección a mi vida, voy a trabajar conmigo mismo, para que cuando esté con otros no me esté quejando todo el tiempo”. Esa es la triple forma en que meditamos sobre el refugio.

Obviamente, podríamos hacer esto imaginando caer en un infierno, pero no tenemos que restringirnos a esa forma clásica de meditar. Entrar en una depresión horrible y aislada, ya es un infierno que queremos evitar. La forma clásica es imaginar que caemos en un infierno. Entonces, intentemos hacer esta meditación.

Meditación triple guiada sobre el refugio

Primero, como con cualquier meditación, necesitamos calmarnos. Por lo general, hacemos esto enfocándonos en la respiración. La respiración es muy útil porque tenemos que soltar cada respiración, ya que no podemos contener la respiración para siempre. A medida que exhalamos cada vez, sea cual sea la tensión, cualquier otro pensamiento que tengamos, etc., tratamos de soltarlo con la exhalación. Esto nos ayuda a calmarnos, a aquietarnos. También nos conecta con nuestro cuerpo, de modo que no nos perdamos en nuestros pensamientos, y esto, en cierto sentido, nos ayuda a enraizarnos.

Entonces, recordamos cómo es este estado de depresión, soledad, aislamiento o amargura. Por ejemplo, el estado mental que siente “nadie me ama”. No tenemos que generarlo en realidad, solo recordarlo. Entonces pensamos: “Esto es algo realmente horrible, un estado mental horrible. Ciertamente no quiero esto. Me horrorizaría si esto me sucediera”.

Luego pensamos: “Me temo que sucederá si no cambio. Sin embargo, estoy seguro de que es posible cambiar. El cerebro tiene esta neuroplasticidad, ya que la mente es flexible. Es posible cambiar mis hábitos, dejar de quejarme y actuar de una manera tan desagradable que simplemente aleja a la gente”.

“Puedo abrir mi corazón a los demás. No tengo que estar tan cerrado, pensando solo en mí mismo y con ganas de quejarme de todo lo que me está pasando, de mí, de mí, sin interesarme por nadie más”.

Entonces pensamos: “Me intereso por los demás y por el efecto que mi comportamiento tiene en ellos. No quiero hacerlos sentir infelices por la forma en que me estoy comportando”. Entonces, desarrollamos la compasión.

Ahora, imaginamos que caemos en este estado de depresión, aislamiento o soledad. Todavía no hemos tocado fondo por completo, pero caemos en él. Al estar horrorizados por esto, seguros de que podemos cambiar y teniendo compasión por los demás, entonces, tenemos esta fuerte determinación, este poderoso anhelo: “Voy a darle una dirección positiva a mi vida y trabajaré para superar mi comportamiento negativo”. Es como si estuviéramos cayendo y ahora queremos cambiar de dirección y volar de regreso.

Luego, imaginamos una situación similar en la que estamos al borde de un acantilado, a punto de caer. Nuevamente, horrorizados de caer, pensamos: “¡Ah! Pero estoy seguro de que puedo detenerme, ya que estoy interesado en todos los demás”. Y luego, en esa intención de refrenarnos de caer, vamos en una dirección positiva.

En tercer lugar, vemos que nos dirigimos hacia el borde de un acantilado. Aún no hemos llegado a ese punto, pero vemos que, si seguimos actuando de la forma en que lo hemos estado haciendo, nos acercará más y más a ese límite. Pensamos: “Realmente quiero evitar esto, es tan horrible. Entonces, voy a darle esta dirección segura a mi vida ahora, para evitar esto. Estoy seguro de que puedo ir en esa dirección positiva, ya que me interesa el efecto que lo que estoy haciendo tiene en todos los demás”. Y, en cambio, nos movemos en una dirección segura.

Finalmente, terminamos la meditación enfocándonos en la respiración nuevamente para poder calmarnos y asentarnos.

Básicamente, esta es la estructura de la meditación sobre el refugio. Completamos muchos tipos diferentes de situaciones infernales que queremos evitar, y luego, por otro lado, podemos completar una idea más clara de lo que significa ir en una dirección positiva, en términos de confiarnos al Buda, al Dharma y a la Sangha e ir en la dirección segura de lo que nos enseñan. Sin embargo, la estructura de la meditación son los mismos tres pasos que acabamos de tener. Primero, necesitamos comprender la estructura de la meditación, luego podemos completar los detalles.

Preguntas

¿Existe alguna instrucción que no incluya miedo? He trabajado durante mucho tiempo para desarrollar los aspectos positivos de las cosas en mi vida y creo que el miedo es lo que bloquea todo y no permite que sucedan cosas buenas.

Bueno, por eso creo que es importante diferenciar dos tipos de miedo. Existe el miedo que acompaña a la sensación de: “Es inútil, estoy indefenso, no hay nada que pueda hacer”. Esto nos paraliza, ya que es un tipo de miedo muy negativo. Sin embargo, existe un tipo positivo de miedo, que es saber que hay una forma de evitar algo que queremos evitar, y así nos damos cuenta de que no estamos indefensos. Este tipo de miedo nos impulsa a evitar lo que no queremos experimentar.

Por ejemplo, digamos que nos quitamos una astilla del dedo o algo del ojo, podríamos pensar: “¡Bueno, temo empeorarlo! Pero sé que, si tengo cuidado, puedo evitarlo”. ¿Por qué queremos ser cuidadosos? Porque no queremos hacernos daño. Hay un fuerte sentimiento de que “no quiero hacerme daño”. ¿Cómo llamamos a esto? ¿Es miedo? ¿Es cautela? ¿Simplemente nos horroriza la idea de clavarnos esta aguja en el ojo o algo así? ¿Cómo lo llamamos? Es realmente difícil identificar la palabra exacta para describir este fuerte sentimiento.

Solía usar la palabra “pavor”. No sé si tienen esa palabra en ruso, pero el ejemplo que solía usar era: “Tengo esta cita con alguien que es realmente aburrido y realmente no quiero ir a esa reunión, pero tengo que ir. No le tengo miedo a la reunión, pero me resisto a ir”.

Mi último pensamiento -siempre está cambiando- es que el pavor no es una emoción lo suficientemente fuerte. Por ejemplo, cuando digo que tengo pavor de estar en un hogar de ancianos, donde nadie viene a visitarme, y estoy sentado ahí solo sintiéndome horrible, esa palabra no es lo suficientemente fuerte. En cierto sentido, le tengo pavor a esto, pero aún más, lo encuentro horrible. Realmente no quiero tener ese tipo de sentimiento horrible. No es del todo miedo y es más fuerte que el pavor. Ahora, estoy jugando con esta palabra “horroroso”, ya que tiene que ser una emoción fuerte, pero no una que nos paralice.

En otras palabras, se supone que este es un estado mental útil, no un estado mental que será un obstáculo. Luego, tratamos de trabajar con ese sentimiento de pavor horrorizado y hacer que sea un estado mental útil que se ajuste a esta categoría general de estar horrorizado, tener miedo o temer que suceda, pero no tanto que sea un sentimiento que me paralice, porque va de la mano con la confianza de que hay una manera de evitar lo que tememos. El miedo no es la única motivación. El miedo, más la confianza en que hay una manera de evitarlo, además de pensar: “Quiero evitarlo no solo por mí, sino porque quiero ser más capaz de ayudar a los demás, ya que no solo me lastima a mí, ¡sino a todos los demás!”. Si estoy atrapado en un infierno, ¿cómo puedo ayudar a alguien, si estoy atrapado allí por un par de eones?”.

Recuerden, hay tres tipos de creencia, o confianza, que combinamos aquí. La primera se basa en la razón: que podemos cambiar y que es razonable tener confianza en eso. Por supuesto, tiene sentido que podamos cambiar, que podamos evitar el comportamiento negativo. El tipo de confianza lúcida es el que nos libera de cualquier emoción perturbadora. De modo que ese tipo anterior de miedo indefenso sería el aspecto negativo del miedo; si estamos seguros de que podemos cambiar y hay un método confiable que podemos seguir, no tenemos ese tipo de miedo paralizante. Tenemos el tipo de miedo saludable. Y luego, el tipo de aspiración de confianza, donde sentimos: “Estoy seguro de que puedo ir en esa dirección y entonces aspiro a hacer eso”.

Es difícil para mí visualizar mis situaciones infernales personales, porque no estimula tanto el miedo. Entonces, ¿es posible, en este caso, imaginar los grandes problemas de nuestra sociedad, por ejemplo? La capacidad de estar involucrado en la guerra, por ejemplo, ¿o será solo un intento de mi mente para evitar mis problemas personales reales?

Su Santidad el Dalái Lama siempre dice que debemos pensar en términos de problemas sociales más importantes, como la guerra, etc. Sin embargo, donde podemos tener algún efecto es comenzando por nosotros mismos. Es por eso que el enfoque principal al principio es trabajar en nosotros mismos y luego ampliarlo cada vez más a quienes nos rodean. Esta es la forma de hacer un cambio social gradual, porque la mayoría de nosotros no tenemos la capacidad de hacer un cambio social enorme.

Cuando pensamos en estar en una situación de guerra, ¿qué causa la guerra? Es causada por la ira, estar apegados a la propia posición y no pensar en la posición del otro lado. Luego, nos aplicamos esto a nosotros mismos. “Cuando me meto en problemas con otras personas, puede que no sea una guerra de disparar con armas, pero es el mismo tipo de problema: enojo, estar apegado a mi propio lado, no tener en cuenta la opinión de otras personas, lo que están sintiendo, etc.”.

En otras palabras, si tenemos miedo de estar en una guerra, bueno, ¿qué podemos hacer, efectivamente, para evitarla? Podríamos salir y protestar, pero aunque eso quizás nos haga sentir mejor, en realidad no llegamos a la raíz del problema. La principal fuente del problema es la ira y el apego al propio lado. Son estas cualidades que solo podemos trabajar en nosotros mismos. Por lo tanto, debemos estar seguros de que lo que hacemos, trabajar en nosotros mismos, ayudará. Pensamos en las dos causas aquí, las dos partes de la motivación: que “estoy horrorizado por mi ira y tengo la confianza de que lo que hago realmente tendrá un efecto que puedo experimentar personalmente, ahora”. Trabajar en nosotros mismos puede traer resultados antes que trabajar en la sociedad. Los cambios sociales toman una cantidad extraordinaria de tiempo.

Podríamos tener miedo de que una bomba atómica caiga sobre nuestra cabeza, pero ¿qué podemos hacer para evitarlo? ¿Escondernos debajo de la silla? Quiero decir, ¿qué podemos hacer realmente?

¿De qué manera podría ayudar el refugio a lidiar con este miedo a las bombas atómicas? ¿Cómo podría ayudar el refugio a lidiar con nuestros propios estados emocionales?

Nuevamente, al pensar en términos de: “¿Sobre qué podemos realmente tener un efecto?”. En otras palabras, ser realistas. Entonces: “Tengo miedo de que una bomba atómica caiga sobre mi cabeza. Bueno, es muy poco lo que puedo hacer para evitar que esa bomba caiga”. Tener miedo de eso no ayudará en nada, ya que solo nos hará infelices. El consejo de Shantideva es que, si hay algo que podamos cambiar, por qué estar molestos y preocuparnos por eso, simplemente lo cambiamos. Y si es algo que no podemos cambiar porque está fuera de nuestro control, ¿por qué preocuparnos y enojarnos? Tampoco va a ayudar.

Entonces, hemos cambiado el enfoque; en lugar de querer trabajar para salvarnos de que nos caiga una bomba en la cabeza, queremos salvarnos del miedo, de la infelicidad del miedo. El miedo es algo en lo que podemos trabajar, así que, si hay algo que podamos hacer al respecto, lo hacemos. Si no podemos hacer nada al respecto, bueno, entonces hagamos lo mejor de nuestra vida mientras la bomba no caiga sobre nuestra cabeza. De todos modos, la muerte llegará en algún momento: podríamos ser atropellados por un camión; no es necesario que nos caiga una bomba atómica en la cabeza.

Cambiamos nuestro enfoque a trabajar para deshacernos del miedo, en lugar de trabajar para deshacernos de la bomba atómica. Trabajar en nosotros mismos es algo que podemos manejar. Por ejemplo, si hay un incendio, tenemos miedo de salir corriendo de la casa para salvarnos y olvidarnos de los niños. Así que eso es algo en lo que queremos trabajar, para que este miedo y solo pensar en nosotros mismos no anule nuestra preocupación por el resto de nuestra familia. Este es un buen tipo de miedo en el que trabajar: el miedo a ser demasiado egoístas y simplemente pensar en salvarnos a nosotros mismos.

Si tememos por los demás y, al mismo tiempo, no sabemos cómo ayudarlos, ¿este tipo de miedo es un obstáculo o no?

Depende de si sentimos que nunca podremos aprender, o si nuestro objetivo es poder convertirnos en un buda, de modo que sepamos todas las formas posibles de ayudar a los demás. Necesitamos dar pasos en esa dirección. El primer paso es escuchar realmente lo que dicen los demás. No nos limitemos a imaginar que lo que es mejor para nosotros es lo mejor para los demás. Es necesario escucharlos, tratar de entenderlos desde su lado. Sin embargo, esto no es fácil.

Utilizamos este método de tres pasos para meditar en el refugio de forma progresiva, pensando en cada una de las situaciones horribles que queremos evitar. Revisamos algunas de ellas en nuestras sesiones anteriores, por ejemplo, actuar de manera destructiva hacia los demás, tener emociones perturbadoras, alejar a las personas porque nos enojamos con ellas o aferrarnos a ellas para que se sientan claustrofóbicas y tengan que huir. Por ejemplo, forzar compulsivamente a los demás para que reciban nuestra ayuda, haciendo que se sientan nuevamente claustrofóbicos y resentidos y digan: “¡Deja de decirme qué hacer todo el tiempo!”.

Además, podría ser nuestra preocupación por nosotros mismos, querer hacer las cosas siempre a nuestra manera, como en: “Yo soy el que tiene la razón todo el tiempo”. Al repetir incontrolablemente estos patrones de comportamiento, y sin saber cuál es la mejor manera de ayudar a los demás, tomamos decisiones equivocadas y damos consejos inútiles o malos. A medida que avanzamos en las etapas del lam-rim, podemos aplicar esta idea básica de refugio en cada una de las etapas. Luego, podemos agregar la renuncia, la determinación de ser libres o la bodichita, etc., lo que solo fortalece nuestra comprensión del refugio. Sin embargo, la estructura es la misma. El refugio es la canasta en la que todo cabe.

También podemos aplicar esto a las emociones perturbadoras, solo para asegurarnos de que entendemos el método. Por ejemplo, consideremos estados mentales desagradables como enojarnos con los demás, perder la paciencia, molestarnos, ser hostiles o agresivos. Estos estados no solo nos molestan, ciertamente también molestan a todos los demás.

Nuevamente, primero nos tranquilizamos enfocándonos en la respiración. Luego, pensamos en la situación. Sin embargo, no tenemos que visualizar, solo imaginar o pensar en esta situación de enojarnos horriblemente con los demás y tener muchas discusiones debido a nuestras emociones perturbadoras. Como somos realmente agresivos, nuestro comportamiento simplemente aleja a los demás.

Pensamos para nosotros mismos: “Este es un patrón que tengo y estoy realmente horrorizado por ello. Es algo que realmente no quiero continuar. Estoy horrorizado por el efecto que tiene en mí y el efecto que tiene en otras personas con las que interactúo, ¡es horrible! Pero estoy seguro de que puedo cambiar. Es posible cambiar. Puedo trabajar en mí mismo. Hay muchos métodos disponibles; es solo cuestión de llevarlos a cabo. El Buda enseñó muchos métodos para superar la ira y funcionan. Realmente quiero dejar de molestar a los demás debido a mi mal genio y mi falta de paciencia con ellos”.

Ahora, usemos la primera imagen de caer por un acantilado y ya estamos cayendo. ¿Cuál es la situación de la vida real asociada con eso? Es cuando estamos en una interacción con alguien, y nos volvemos cada vez más enojados e impacientes. Entonces, ya estamos cayendo en ese patrón y estamos a punto de llegar al fondo, donde ambos lados explotan y tienen una gran discusión. Creemos que realmente queremos evitar eso, que esta reacción sería horrible.

Entonces, nos detenemos. Establecemos nuestra dirección positiva y aplicamos todos los métodos para no enojarnos. Nos detenemos porque toda nuestra conversación va en la dirección absolutamente incorrecta y no queremos que vaya por ahí. Reconocemos que solo nos está perturbando, y está perturbando a la otra persona y a todos los demás en la habitación. Decidimos que eso no es en absoluto lo que queremos. Entonces, vamos en esa dirección segura de evitar caer más en esta discusión.

Ahora, en segundo lugar, imaginamos que solo estamos al borde del acantilado, a punto de caernos. ¿Qué significa esto? Significa que la otra persona en nuestra conversación nos ha dicho algo muy agresivo, y ahora estamos al borde de perder los estribos y enojarnos. En ese punto, le damos esta dirección segura a nuestra vida, pensando que realmente no queremos ir, caer en una gran discusión en este punto.

Luego tenemos la tercera situación, en la que nos dirigimos hacia el borde del acantilado. Es como si fuéramos a tener una reunión con esta persona y ya estamos a la defensiva. Esperamos que haya una discusión. Sin embargo, no hemos entrado en la discusión todavía, pero ya estamos en este estado mental que está listo para luchar; estamos a la defensiva, agresivos y listos para defender nuestro punto. Antes incluso de llegar al borde de enojarnos y tener una discusión, decidimos que no lo haremos, porque vamos a darle una dirección segura a nuestra vida. No vamos a encontrarnos con la persona con ese estado mental ni a entrar en una discusión, porque tampoco queremos molestar a esa persona al continuar hacia este acantilado de la ira.

Entonces, esta es la dirección segura en la que queremos ir: trabajar en nosotros mismos para evitar la ira. Pensamos: “Estoy horrorizado por lo que hace la ira, estoy seguro de que puedo superarlo y me interesa el efecto que tiene en los demás cuando me enojo, y no quiero lastimarlos”.

Finalmente, volvemos a enfocarnos en la respiración.

Dedicatoria

Siempre es útil dedicar al final de nuestra meditación: “Que esto actúe como una causa para superar realmente mi ira; que sea la causa de tener una dirección segura en mi vida para que pueda ser de la mejor ayuda para todos”.

Si queremos que esté realmente completo, comenzamos con la intención. Establecemos nuestra intención justo después de aquietar la respiración. Pensamos: “Quiero trabajar en mi comportamiento negativo y en mis emociones perturbadoras para ayudar más a los demás y dejar de tener tantos problemas con la ira”. Luego hacemos la dedicatoria al final de nuestra meditación.

Top