Hemos estado revisando las 37 Prácticas del bodisatva escrito por el gran maestro, Togme Zangpo. Llegamos al verso 22. Del verso 22 al 24 habla acerca de la cesación o detención del sufrimiento, y acerca de la verdad más profunda.
Desarrollar la bodichita más profunda, la realización de la vacuidad
(22) La práctica de un bodisatva es no imputarle a la mente características inherentes de los objetos aprehendidos por la mente ni a las mentes que los aprehenden, al comprender realmente cómo existen las cosas. Sin importar cómo aparecen las cosas, son de nuestra propia mente; y la mente misma está, desde el principio, separada de los extremos de la fabricación mental.
(23) La práctica de un bodisatva es, al encontrarnos con objetos placenteros, no considerarlos como verdaderamente existentes, aunque aparezcan bellamente, como un arcoíris de verano, y (por lo tanto) deshacernos del aferramiento y el apego.
(24) La práctica de un bodisatva es, en el momento en que nos encontramos con condiciones adversas, verlas como engañosas, porque diversos sufrimientos son como la muerte de nuestro hijo en un sueño y tomar (tales) apariencias engañosas como verdaderas es un desperdicio agotador.
En el budismo, tenemos cuatro sistemas de principios o escuelas filosóficas. Cada una describe la naturaleza de la realidad de una manera diferente. Es bastante confuso. Los cuatro sistemas se llaman Vaibáshika, Sautrántika, Chitamatra y Madyámaka. Los primeros dos, los llamados “sistemas inferiores” del Vaibáshika y el Sautrántika, no hablan acerca de la vacuidad de todos los fenómenos. Solo refutan algunas, pero no todas las formas imposibles en las cuales el yo existe. Los seguidores de estos principios no están listos aún para escuchar sobre esta vacuidad.
El sistema Chitamatra también es conocido como la escuela “solo mente”. Se acerca un poco más a la vacuidad de todos los fenómenos. Dice que nada existe por sí mismo, sino que todo es una proyección de la mente; a excepción de que afirman que la existencia de la mente está establecida independientemente, por sí misma. La mente sólida está ahí.
El sistema que está un paso más arriba, el Sistema Prasánguika Madyámaka, ve esto y dice: “Hmm, no, eso no puede ser correcto”. Cuando hablamos de cosas como la mente, son muy sutiles. No podemos señalarlas fácilmente como podemos señalar esta mesa que está frente a mí. Entonces, el verso 22 refuta a la escuela Chitamatra.
En el Sutra del Corazón hay una línea sobre los budas de los tres tiempos: pasado, presente y futuro. De manera similar, cuando hablamos acerca de la mente, podemos ver que existe en dependencia de ser una mente de los tres tiempos: el pasado, el presente y el futuro. Pero, cuando vemos el tiempo, nos damos cuenta de que no hay nada a que aferrarse. No podemos agarrarnos de nada y decir: “¡Esto es el tiempo!”. El futuro aún no ha acontecido y, por lo tanto, no está aquí ahora mismo. Y el pasado ya aconteció, por lo que no se puede encontrar en ningún lado. Solo podemos hablar del momento presente, pero tan pronto como hablamos del momento presente, ya ha pasado, no hay nada que podamos señalar. Esta es la gran refutación de la escuela Chitamatra – si la mente depende del tiempo y el presente no puede encontrarse, entonces ¿cómo puede la mente ser encontrada? La escuela Chitamatra no habla mucho acerca de esto. No están listos para pensar así.
Aunque la mente no tiene principio ni final, no podemos decir que la mente es sólida. Cuando tratamos de hablar acerca de una mente misma, no podemos decir nada. Tenemos que hablar de una mente en términos del ejemplo de alguien que tiene una mente, como un humano. Decimos: “Este humano piensa esto, ese humano piensa aquello”, no: “esta mente piensa esto…”. La mente no existe de forma independiente de la persona que es una imputación sobre ella.
La mente misma es dependiente de otras cosas, además de una persona. Cuando decimos: “Me siento así”, estamos hablando de sentimientos. La mente no existe independientemente de los sentimientos; también es dependiente de ellos. Así, no podemos encontrar nada que exista sólidamente como “esto” es la mente. Incluso una vez que estemos plenamente iluminados, no será como que entonces encontraremos la mente. El beneficio de conocer la vacuidad de la mente es ayudar a la gente que tiene aferramiento hacia todos los fenómenos, especialmente hacia la mente. De lo contrario, aún hay aferramiento a la mente.
Luego, el verso 22 es muy útil para aquellos que tienen una gran fe en la escuela de pensamiento Chitamatra. Les ayuda a abrir más sus ojos.
Deshacerse del aferramiento a los objetos placenteros
El verso 23 habla acerca de la verdad más profunda.
(23) La práctica de un bodisatva es, al encontrarnos con objetos placenteros, no considerarlos como verdaderamente existentes, aunque aparezcan bellamente, como un arcoíris de verano, y (por lo tanto) deshacernos del aferramiento y el apego.
Como lo hablamos anteriormente, todos nuestros sufrimientos provienen de la esperanza. En tibetano, la palabra para ello es “rewa”; expectativa es quizás una mejor palabra. La esperanza a menudo es positiva; las expectativas pueden ser algunas veces buenas y algunas veces malas. Algunas veces – con mucha frecuencia – tenemos demasiadas expectativas. Algunas escuelas budistas dicen que la existencia incontrolablemente recurrente empieza por tener demasiadas expectativas. También podríamos llamarlo apego. Debido al apego, tenemos expectativas para esto y aquello. Y luego, a su vez, la expectativa hace que nuestro apego sea más fuerte. Pero cuando no podemos obtener lo que queremos, no tenemos más opción que soltarlo. Es verdad, nos guste o no. Cuando realmente no hay esperanza, necesitamos soltar algo. De alguna manera sabemos esto, no somos tontos. Dentro de nosotros, somos bastante inteligentes. Podemos ver que muchos de nuestros problemas y frustraciones surgen cuando hay mucho aferramiento y cuando nuestras expectativas son muy altas.
El verso 23 habla acerca de encontrarnos con algo hermoso. Cuando nos encontramos con cosas hermosas, ciertamente está bien disfrutarlas. Aquí, en ningún sentido estamos diciendo que no deberíamos disfrutar de las apariencias. No estamos diciendo: “¡No veas nada hermoso!”. Eso sería ridículo; sin embargo, necesitamos entender la realidad de todo aquello con lo que nos encontramos. Necesitamos disfrutar la apariencia de un objeto mientras entendemos que no hay nada a qué aferrarse. Podemos intentar ver las cosas como si existieran un poco como un arcoíris.
Una vez fui a las cataratas del Niágara. Había un arcoíris, ¡pero nadie quería saltar sobre las barandillas para tratar de agarrarlo! Todos lo disfrutaron, le tomaron una foto y lo soltaron. Los arcoíris son hermosos en apariencia, aunque estén desprovistos de cualquier sustancia. Cuando vemos un arcoíris, lo disfrutamos sin aferramiento porque sabemos que no podemos agarrarnos a él. De la misma forma, todos los fenómenos están desprovistos de cualquier sustancia inherente, por lo que no hay nada a qué aferrarse. En lo profundo, cuando pensamos que no hay nada a qué aferrarse, como un arcoíris, puede cambiar inmensamente la forma en que experimentamos la vida.
Un beneficio es que sabremos qué es el amor puro. Experimentaremos cómo es verdaderamente amar a otros. Ahora mismo, la mayoría de nosotros estamos muy engañados y no conocemos el amor puro en absoluto. Se siente como si amáramos mucho a alguien, pero no sabemos cómo amarla, es solo aferramiento y apego. He pensado en esto muchas veces antes, la diferencia entre apego y amor.
Me gusta usar el término “apego aferrado” Apego aferrado es un término más fuerte. Pienso que esto aplica a muchas relaciones. Cuando tenemos apego aferrado, decimos: “Te amaré por siempre”. Hay amor, pero no es puro porque el amor no tiene condiciones: “Te amaré por siempre, siempre y cuando me hagas feliz”. No lo decimos, pero está oculto ahí. Si la persona que amamos sale con alguien más, no podemos aceptarlo porque sentimos que nos pertenece. Pero el amor puro es más como: “Te amo y quiero que seas feliz”. Con el amor puro, si nuestro ser amado no está cómodo con nosotros y quiere continuar su camino, con una gran sonrisa y gran compasión diremos: “Adelante”. Eso es amor puro, pero las personas no lo practican. Nuestro amor es: “Quiero que me hagas feliz”. El amor verdadero es: “Quiero que seas feliz”.
Deshacernos de la aversión a condiciones adversas
Toma mucho esfuerzo ver las cosas como similares a un arcoíris. El verso 24 continúa explicando la verdad más profunda.
(24) La práctica de un bodisatva es, en el momento en que nos encontramos con condiciones adversas, verlas como engañosas, porque diversos sufrimientos son como la muerte de nuestro hijo en un sueño y tomar (tales) apariencias engañosas como verdaderas es un desperdicio agotador.
Cuando nos encontramos con el sufrimiento, es muy importante no usar toda nuestra energía en simplemente lidiar con el sufrimiento mismo. Si nos encontramos con algo terrible, no podemos deshacerlo. No podemos regresar el tiempo. Tenemos un cerebro inteligente, por lo que tenemos que encontrar la causa del sufrimiento. ¿Acaso nuestro sufrimiento provino de tener demasiadas expectativas? Quizás teníamos expectativas acerca de alguien más, y eso no funcionó. Podemos poner todos nuestros sufrimientos delante de nosotros y observarlos. ¿Qué fue lo que los causó? ¿Por qué sufrimos en estas situaciones? Incluso si no hemos experimentado sufrimiento profundo, podemos inferir que puede suceder en cualquier momento. Quizás ocurra el siguiente mes, quizás vamos a tener que enfrentarlo el año entrante. Debemos prepararnos para él. Ahora, cuando somos incapaces de ver todo como una ilusión, automáticamente nos aferraremos a él. Ante cualquier cosa que nos encontremos nos aferraremos fuertemente o sentiremos repulsión, en el caso de las condiciones adversas. Tenemos que tener un método con el que podamos soltar.
Gyalse Togme Zangpo dice que el método para dejar ir es ver a todos los fenómenos, incluyéndonos a nosotros mismos, como si fuéramos una ilusión. Si podemos hacer esto, entonces podemos simplemente hablar, comer, dormir, enseñar y disfrutar la vida como lo hacemos. La vida, vivida en esta forma relativa, puede transcurrir de manera muy agradable. Cuando vemos a todos los fenómenos como una ilusión, podremos fácilmente ser capaces de soltar. No aceptaremos las cosas como totalmente sólidas y preciosas ni pensaremos: “¡No puedo vivir sin esto!”. Cuando estamos totalmente enfocados en las cosas pequeñas y las consideramos como el único tipo de felicidad que podemos obtener, nuestra mente se vuelve muy estrecha.
No queremos esta mente estrecha, en donde todo es tan fijo y sólido. Necesitamos desarrollar la actitud opuesta, con la que vemos a las personas que amamos y respetamos, a nuestros maestros y al Buda, a un pobre perro en la calle – a todos como si fueran una ilusión. De esta forma, podemos amar y recibir amor a cambio, sin aferramiento ni apego. Podemos experimentar las dificultades y los obstáculos sin mucho dolor ni aversión. Básicamente, vemos y entendemos la realidad. Esa es la práctica central del Dharma.
Necesitamos investigar por nosotros mismos. ¿Vale la pena ver a todos los fenómenos como sólidamente existentes, como lo hacemos actualmente, o no? Necesitamos revisar dentro de nosotros mismos. Cuando revisamos nuestra vida, podemos ver que, cuando consideramos a los fenómenos como sólidos, permanentes y existentes completamente por sí mismos, eso en realidad nos produce mucho dolor. Hasta que entendemos esto y estamos 100% convencidos de ello, nuestra práctica del Dharma es básicamente como un cuento de hadas. Pensamiento fantasioso. Solo serán historias de grandes practicantes que hacen esto o aquello. Pero cuando sentimos que es verdad y escuchamos hablar a un gran maestro, automáticamente sentiremos: “¡Wow, esto es!” y la conexión ya estará ahí.
Esta es la razón por la que se dice que una de las principales prácticas en el tantra, la de ver a nuestro gurú como un buda, tiene un poder único. En la India, deben haber escuchado que a los tibetanos les encanta ir con muchos gurús y recibir muchas iniciaciones y llevar a cabo todo tipo de puyas, por lo que tienen un dicho: que los tibetanos tienen cientos de deidades, pero no ven una sola en toda su vida. Por otro lado, en la India, un practicante tiene una deidad, pero ven a todas las deidades. ¿Por qué? Una vez que nos damos cuenta de la vacuidad de una cosa – por ejemplo, la falta de identidad o falta de un “yo” que exista de forma imposible – también veremos la vacuidad de todos los demás seres y cosas. Solo podemos enfocarnos en eso. Por supuesto, antes de esto, tenemos que combatir el apego y otras emociones destructivas. Ir directamente con el gran jefe nunca funciona; tenemos que ir paso a paso.
Las seis actitudes de largo alcance
Ahora estamos en el verso 25. Los bodisatvas ven que nuestro verdadero enemigo está dentro de nosotros. Es nuestra propia mente de no darse cuenta, la cual conduce al autoaferramiento. Con el poder de la vacuidad, al ver a todos los fenómenos y a nosotros mismos como una ilusión, entendemos que hay una forma de beneficiarnos a nosotros y a todos los demás. La vida no es como ver una película, en donde observamos indefensos que los personajes atraviesan altibajos. Podemos ayudar. Esta es la razón por la que los bodisatvas practican las seis perfecciones, las actitudes de largo alcance.
La práctica de la generosidad
(25) La práctica de un bodisatva es dar generosamente sin esperar nada a cambio ni que madure algo kármico, porque si aquellos que desearían la iluminación deben renunciar incluso a su cuerpo, ¿qué necesidad de mencionar las posesiones externas?
Los bodisatvas aman a todos por igual, y cuando ven a alguien con gran sufrimiento o enfrentando problemas como estar en bancarrota, están listos para ayudar. Bueno, acabo de decir que los bodisatvas aman a todos por igual, pero ¿qué significa realmente esto en la práctica? Significa que su amor es imparcial. Sin importar si alguien le ha dado un regalo a un bodisatva o lo ha insultado, si es bien parecido o si hace preguntas inteligentes o tontas, el bodisatva los tratará y amará a todos por igual. No es como el ejemplo de estar enamorado de alguien y, si solo tienes un tazón, eres feliz de compartir con esa persona. Pero con un extraño, especialmente con uno que no tiene una buena apariencia, no queremos compartirlo y, si lo hacemos, lavamos el tazón tres o cuatro veces después de que lo use.
Cuando amamos a otros, nos gusta mostrarlo. Esto es algo que podemos tratar de desarrollar hacia todos los seres. Cuando pensamos en nuestro gurú, aun si su conducta es extraña, tenemos esta práctica en la que pensamos que, haga lo que haga, lo hace a propósito. Lo está haciendo para enseñarnos algo, así es como entrenamos a nuestra mente. Por supuesto, no deberíamos practicar esto solo con nuestros maestros, sino también con todos los seres sintientes. Los demás cometerán errores, pero estaremos listos para aceptarlo.
Para la mayoría de nosotros, dar cosas pequeñas no es un problema. Diez rupias no es un problema; cincuenta, está bien, como una excepción, pero cien o doscientas es demasiado. Entonces, pensamos: “No, no puedo dar tanto”. Esto no es necesariamente malo porque podemos estar pensando en nuestro futuro. ¡También tenemos que comer! Tenemos que tener algo de dinero para hacer esto y aquello. De hecho, a menudo las personas que son muy ricas son más miserables que los pobres, con toda seguridad.
Personalmente, dependo de los benefactores, pero no estoy buscando millonarios o billonarios. Mi benefactor debe estar en medio, de tal forma que pueda dar de manera pura, que yo pueda tomar de forma pura y que la relación que construyamos sea pura. De lo contrario, las cosas se pueden poner un poco raras.
Les contaré una historia. En la época del Buda, había un leñador que encontró una carga de oro en la selva. Era un gran practicante y seguidor del Buda, así que fue con el Buda a ofrecerle su preciado oro. Le dijo: “Quiero darte este preciado oro a ti, aunque quizás no tiene mucho sentido porque tú eres el Buda. Solo quiero dárselo a alguien que realmente lo necesite para hacerlo muy feliz. Con tu omnisciencia, ¿podrías decirme a quién puedo dárselo para que sea muy feliz?”. El Buda sonrió y dijo: “Ve con este rey, será muy feliz”. El leñador estaba muy sorprendido y respondió: “Pero el rey tiene su propio reino, tiene todo lo que podría desear”. El Buda solo sonrió y dijo: “Ve, dáselo y ve su expresión y verás cuán feliz es”. Así, el leñador se fue y le ofreció el oro al rey, quien realmente lo disfrutó, a pesar de que estaba sentado en un trono de oro. Esta es una muy buena enseñanza de que, sin importar cuánto tengamos, nunca es suficiente.
Es como vimos en el verso 21.
(21) La práctica de un bodisatva es abandonar inmediatamente cualquier objeto que cause que nuestro aferramiento y apego se incrementen, porque los objetos de deseo son como el agua salada: mientras más nos hemos complacido (en ellos, nuestra) sed (por ellos) se incrementa (a su vez).
Hay una analogía aquí de beber agua salada. Beber agua salada puede darnos un descanso por unos cuantos minutos, pero nuestra sed volverá más fuerte después. Así, cuando nos complacemos con las cosas que ansiamos, nunca estamos satisfechos, sino que solo ansiamos más y más.
Cuando Apple lanza un nuevo iPhone, la gente se apresura a comprarlo. Incluso harán fila por horas y horas para comprarlo. Las personas ricas presumen y tienen fundas protectoras cubiertas con diamantes. ¡Hermosas fundas que pueden costar incluso más que el teléfono mismo! Estas personas no sufren el dar dinero con tal de presumir, quieren mostrar cuán importantes son. A los bodisatvas no les importa mostrar lo importantes que son y aun así están dispuestos a dar cualquier cosa con tal de aliviar el sufrimiento de los demás. Nosotros tenemos demasiadas cosas en nuestro armario. Tenemos ropa de verano y ropa de invierno, y luego la moda cambia y aun así no regalamos nuestras cosas. Como dijo Shantideva: “Coleccionas muchas cosas, pero un día tendrás que dejarlas todas atrás. Deja que alguien más disfrute estas cosas al regalarlas y podrás ver y disfrutar la sonrisa en su rostro”. Esto es generosidad.
No estoy diciendo que solo sea importante dar posesiones, sino también tiempo. Dar nuestro tiempo es igualmente difícil. Si tenemos un poco de tiempo antes de la cena, preferimos dar excusas y no hacer nada. No estamos listos para dar nuestro tiempo. En realidad, preferimos pasar nuestro tiempo simplemente desperdiciándolo. Es triste, pero es verdad que con frecuencia no podemos dar nuestro tiempo a alguien que lo necesita. Pero siempre tenemos una oportunidad para practicar. Incluso cuando pequeños insectos se nos acercan, podríamos alimentarlos rápidamente. Su Santidad el Dalái Lama hace esto. Una vez estaba haciendo algo y yo no estaba seguro de qué era lo que hacía, ¡pero me di cuenta de que estaba colocando algo de pan aquí y allá y algunas hormigas estaban comiendo el almuerzo!
Esta es práctica de Dharma. ¿Cuántas hormigas podemos alimentar? En el Amazonas, hay billones de hormigas, pero podemos empezar con una hormiga, luego dos hormigas, una persona, luego dos personas. La compasión en acción es empezar de este modo con generosidad. La compasión es una motivación de ayudar. Pero para hacerlo, necesitamos sabiduría y también bodichita. Necesitamos cada una de las seis perfecciones.