Ahora, vamos a seguir hablando de las seis perfecciones o las seis actitudes de largo alcance. Pueden haber notado que están en el orden de generosidad, autodisciplina ética y luego paciencia. Esto es porque el enfoque de nuestra práctica debería ser también en este orden. Anteriormente hablé acerca de la generosidad. Como bodisatvas, deberíamos regalar nuestra riqueza. Y, además de esto, si tenemos nombre y fama, ¿por qué no renunciar a eso también y ofrecerlo a los demás, o usarlo en beneficio de otros?
La pregunta que mucha gente hace es, si hacemos eso, ¿podemos llevar el mérito o potencial positivo a nuestra siguiente vida o no? El budismo dirá que sí, podemos llevar el mérito a la siguiente vida. Las huellas se quedan en nuestra mente. Las diferentes escuelas filosóficas debaten en torno a dónde se quedan las huellas. La escuela Chitamatra dice que las huellas se quedan en la mente, en la conciencia. Otras escuelas, tales como la Prasánguika, dicen que las huellas solo se quedan sobre la imputación “yo”. Hay un gran debate al respecto. En cualquier caso, todas las escuelas budistas creen que cualesquiera cosas destructivas o constructivas que hagamos se convierten en huellas. Estas huellas se quedan en la conciencia, o en el “yo”, continúan en nuestras vidas futuras. El hecho de que acciones constructivas creen huellas que nos llevamos a vidas futuras es, en realidad, una gran causa de esperanza. Tenemos que mantener muy seguras nuestras huellas. Para protegerlas, necesitamos practicar la autodisciplina ética. El verso 26 habla más al respecto.
La práctica de la autodisciplina ética
(26) La práctica de un bodisatva es salvaguardar la autodisciplina ética sin propósitos mundanos porque, si no podemos satisfacer nuestros propios propósitos sin disciplina ética, el deseo de satisfacer los propósitos de los demás es una broma.
Sin autodisciplina, incluso las cosas más pequeñas fracasarán. Aun cuando planeamos algo muy bien, si no tenemos la autodisciplina de seguir hasta el final, todo lo que hemos planeado se tambaleará y no tendremos éxito en nada. No es que la autodisciplina sea particularmente divertida, pero la conservamos porque tiene muchos beneficios. Imaginen que alguien tiene sobrepeso y quiere ponerse en forma y estar saludable. Eso requiere autodisciplina. Incluso si le gusta la comida chatarra, la evitará y empezará a ir al gimnasio. Cuando ve a sus amigos hacer ejercicio y ve los beneficios que eso tiene, ¡lo hará, aunque tenga que renunciar a la sabrosa comida chatarra!
Este es solo un ejemplo de la autodisciplina ordinaria. Lo que necesitamos es autodisciplina ética, con la que nos aseguramos de que las acciones de nuestro cuerpo, palabra y mente no nos dañen a nosotros mismos o a los demás. Si no tenemos autodisciplina ética, toda la idea de beneficiar a los demás son solo palabras y no acciones. Sin autodisciplina ética, no conseguiremos el bienestar para nosotros ni para los demás. Cualquier pensamiento de llevar beneficio a los demás será usurpado.
Hay seis actitudes de largo alcance. Y cuando practicamos una actitud, debería contener a todas las demás. Así, por ejemplo, cuando practicamos la generosidad, deberíamos hacerlo de forma muy pura, sin ninguna expectativa de recibir algo a cambio. El dar puro es solo dar por el hecho de dar. Eso es generosidad. Pero necesitamos tener autodisciplina ética, paciencia y demás relacionadas con esta generosidad. Así, cuando hablamos de la disciplina ética de la generosidad, deberíamos pensar: “Estoy dando esto, pero no es para que los demás se impresionen o piensen que soy grandioso. Solo estoy enfocado en lo que estoy haciendo”. Esta es generosidad ética. Es dar de forma pura y desde el corazón.
Si el receptor no lo quiere y nos lo devuelve, podemos aceptarlo, porque no tenemos ninguna expectativa. Cuando algo así nos sucede a nosotros, surgen fuertes emociones y pensamos: “¡He dado mucho tiempo y amor y a cambio recibo esto!”. Dentro de nosotros, aun si sentimos que estamos practicando la generosidad pura, hay cierto tipo de expectativa involucrada. Cuando estamos practicando la generosidad y a cambio alguien nos trata de una forma negativa, tenemos que ser fuertes. Necesitamos practicar la actitud de la paciencia junto con la generosidad, lo cual podría significar pensar: “No tengo arrepentimientos, practiqué la generosidad porque pensé que podría ayudar y no tengo expectativas de recibir nada a cambio. La otra persona puede decir o hacer cualquier cosa, pero yo sé que hice lo correcto”.
A continuación, cuando practicamos la generosidad, también necesitamos la actitud de perseverancia, de esfuerzo gozoso. Damos una vez, dos veces, quizás una tercera vez y eso es todo, nos damos por vencidos. Nos sentimos incapaces de dar más, sea tiempo o dinero. Después de todo, si solo tenemos 100 dólares para nosotros, ¿cuánto estamos realmente dispuestos a dar? ¿Y qué hay con el tiempo? Todos tenemos amigos u otras personas que nos molestan y solo queremos irnos rápidamente. Para ayudar a otros, necesitamos ser capaces de ponernos en sus zapatos y sentir lo que ellos sienten. Implica mucho esfuerzo ir y escuchar los problemas de nuestros amigos, y se necesita perseverancia para quedarse ahí escuchando. ¡Realmente implica perseverancia! Pero este es solo un ejemplo del esfuerzo gozoso y la perseverancia de la generosidad. Si pensamos en los beneficios y cualidades de practicar la generosidad, será algo que realmente nos gustará y desearemos practicar. Y, de hecho, practicar la generosidad junto con las otras actitudes de largo alcance es la forma número uno de hacer amigos. Esta es la mejor forma de hacer una conexión con otras personas.
En la India, cuando un invitado llega a nuestra casa, le ofrecemos agua. Cuando alguien ha recorrido un largo camino para llegar con nosotros, está cansado y le ofrecemos agua. Siempre que vamos a una fiesta, necesitamos llevar regalos para hacer feliz al anfitrión. En la vida samsárica, ¡no se permite llegar con las manos vacías! Sentimos un poco de vergüenza si no llevamos algo. En el Lam-rim Chen-mo, Lama Tsongkhapa dice que esto es muy importante. Hacemos felices a la otra persona haciendo algo muy sencillo. Es algo que deberíamos desear ser capaces de hacer más. A través de esto, podemos hacer conexiones con las personas y podemos entregar cualquier mensaje. Sea acerca de la bodichita, la vacuidad o la impermanencia, podemos hablar con otros cuando creamos la conexión correcta con ellos.
Luego, tenemos la práctica de la concentración junto con nuestra generosidad. Pensamos en y nos enfocamos en estas prácticas que estamos haciendo. Pasamos tiempo meditando en la generosidad.
Podemos dar algo con amor y compasión, pero si vemos a este objeto como verdaderamente existente, se vuelve más una cosa samsárica. Así, finalmente, también necesitamos darse cuenta que discrimina, sabiduría. Cuando damos con una mente pura y un entendimiento de la realidad de nosotros mismos y de la persona a quien damos, esta generosidad trasciende el samsara. Esta gran generosidad construye un fuerte potencial positivo que es una semilla directa de la budeidad. De hecho, hay un gran debate en torno a si realizar postraciones crea las semillas para que tengamos cualidades de un buda en el futuro. Sin embargo, no hay absolutamente ningún debate acerca de la generosidad. Definitivamente sí crea semillas que ayudan a que en algún momento nos convirtamos en budas. Por favor, conserven esto en mente.
La práctica de la paciencia
(27) La práctica de un bodisatva es desarrollar la paciencia como un hábito, sin hostilidad ni repulsión hacia nadie, porque para un bodisatva que desea riqueza de fuerza positiva, todos aquellos que causan daño son iguales a tesoros de joyas.
Yo no tengo hijos, pero las personas que los tienen definitivamente saben cómo se siente esto. Cuando un niño está gritando y chillando y llorando por supuesto que algunas veces es muy molesto, pero los padres aún conservan a su hijo en el corazón como lo más valioso para ellos. Sienten que su hijo es inocente y que realmente no es consciente de sus acciones, por lo que no sienten enojo hacia él de forma automática. Cuando el niño se despierta a las dos de la mañana llorando, los padres irán con él sin ningún enojo o duda, sentirán un impulso enorme de ir y ayudar al niño. No quiero decir que los padres nunca se molesten con su hijo, pero pienso que es muy raro que sientan odio o enojo hacia su hijo; esto es porque los padres consideran a su hijo como lo más preciado.
De la misma forma, los bodisatvas consideran a todos los seres como si fueran sus hijos. Debido a ello, no hay peligro de que los bodisatvas se enojen con las personas o las odien. Para un bodisatva, no hay enemigo. El enojo proviene principalmente de la sensación de tener un enemigo, de algún ser externo que nos causa problemas. Para los bodisatvas, no hay peligro en sentir enojo hacia ningún ser, porque han visto que cualquier fuente potencial de daño hacia ellos es un tesoro invaluable.
Esta es la forma totalmente opuesta de cómo la gente normalmente piensa. Normalmente, si alguien trata de lastimarnos, queremos destruir a esa persona, queremos venganza. Pero los bodisatvas ven a estos seres como un tesoro invaluable. ¿Por qué? Porque han visto que el resultado de hacerlo es la plena iluminación. Hacerlo no solo beneficia a los demás, sino también a nosotros. Una vez que alcanzamos la plena iluminación, este es el estado máximo posible. Esta es la meta última. Esta es la razón por la que otros seres son un tesoro preciado para los bodisatvas.
Las personas ordinarias como nosotros decimos: “Yo, tú”. “Yo” viene primero. Pero para los bodisatvas, los demás siempre vienen primero. Una vez que vemos que nuestra propia iluminación depende de todos y cada uno de los seres sintientes, no hay duda de que los consideraremos a todos como seres preciados incomparables. Si dejamos fuera siquiera a un solo ser sintiente, no podremos alcanzar la iluminación. Es de esta forma que tenemos que practicar.
Estaba hablando con un amigo cercano y él recordaba una experiencia que tuvo con uno de sus amigos. Se habían dicho palabras fuertes y duras y ya no se dirigían la palabra. Me dijo que cuando recita sus compromisos diarios, automáticamente incluye a su “una vez amigo-ahora enemigo” junto con todos los demás seres sintientes. No piensa ahora: “Bueno, este hombre ya no es mi amigo así que no lo incluiré en mis plegarias”. Estaba haciendo lo mejor para practicar.
Muchas personas dejan a sus enemigos fuera y solo hacen plegarias por su familia y amigos. Los bodisatvas no hacen esto porque ven la amabilidad de todos los seres sintientes como iguales y entienden que para la meta última de la budeidad, la plena iluminación, requieren a todos los seres sintientes. Es casi como una regla que, si se deja fuera a un solo ser sintiente, no funciona, no puede dejarse fuera a nadie. Entonces, la paciencia es muy importante. Necesitamos ver a los seres sintientes como muy preciados, especialmente aquellos que actualmente consideramos nuestros enemigos.
La práctica de la perseverancia
(28) La práctica de un bodisatva es ejercer perseverancia gozosa, la fuente de las buenas cualidades para los propósitos de todos los seres errantes, ya que podemos ver que incluso los shrávakas y los pratyekabudas, quienes lograrían solo sus propios propósitos, tienen tal perseverancia que ignorarían un incendio que ha estallado en su cabeza.
Con este verso, Gyalse Togme Zangpo presenta la perseverancia, la cuarta perfección o actitud de largo alcance. La perseverancia viene en medio de la lista y hay una razón para ello. Sin perseverancia, no hay forma de que podamos mejorar y desarrollar nuestra generosidad, disciplina ética y paciencia. Es por eso que está en medio. La concentración y el darse cuenta que discrimina, las siguientes perfecciones, también se basan en la perseverancia.
Tenemos un dicho en tibetano que, incluso si tenemos sabiduría, sin perseverancia solo somos como un cuerpo muerto – no logramos nada. Cuando hablamos de la perseverancia de largo alcance, deberíamos tener presente que no se refiere a toda perseverancia. Por ejemplo, hay muchas personas que invierten mucha perseverancia y esfuerzo en hacer dinero. Pueden hacer mucho dinero para sí mismas y ser muy hábiles en eso, pero eso no es perseverancia de largo alcance. La perseverancia de largo alcance está en algo constructivo tanto para nosotros como para los demás.
El verso también menciona a los shrávakas y pratyekabudas. Los shrávakas son conocidos también como escuchas, y los pratyekabudas como realizadores solitarios. Los shrávakas son llamados escuchas porque escuchan al Buda y luego practican lo que han escuchado. Su motivación es limitada, en tanto solo quieren alcanzar la liberación como un arhat para su propio beneficio. Practican lo que han escuchado del Buda, pero no hacen todo lo que el Buda les pide que hagan, como desarrollar gran compasión y bodichita, pero pueden entregar el mensaje a otros. El Buda enseñó cómo alcanzar la plena iluminación y los escuchas entregan el mensaje, pero ellos no buscan la iluminación plena. Solo anhelan la liberación.
Los pratyekabudas o realizadores solitarios son más tercos; puede ser un poco duro decirlo así. En tibetano, tradujeron el término del sánscrito como rinoceronte, porque a los rinocerontes les gusta vivir como criaturas solitarias. No viven en manadas como los elefantes. Les gusta quedarse en meditación durante largos periodos y son influenciados por haber escuchado las enseñanzas del Buda en vidas previas. Se dice que les temen un poco a los budas, porque les preocupa verse influenciados en el sentido de tener que alejarse de su meditación para practicar la bodichita y alcanzar la iluminación plena. ¡Hacen plegarias para que, cuando un buda acuda a un sistema de mundos, ellos no estén! Esa es la razón por la que, cuando el Buda nació, muchos realizadores solitarios que vivían en Varanasi decidieron desaparecer cuando se enteraron de la noticia. Algunos volaron muy lejos con sus poderes milagrosos y otros incluso quemaron su cuerpo. La diferencia entre los escuchas y los realizadores solitarios es que los realizadores solitarios construyen más potencial positivo y, por lo tanto, pueden enseñar a los demás de una forma única, sin discurso, sino con medios y gestos milagrosos.
Hay una gran diferencia entre el esfuerzo y la perseverancia de aquellos practicantes que siempre se enfocan en sí mismos y aquellos que han hecho el compromiso de ayudar a los demás. Con seguridad, el esfuerzo y la perseverancia de aquellos que desean beneficiar a los demás es más fuerte y más positiva. Los shrávaka y los pratyekabudas ven la existencia incontrolablemente recurrente como si su cabeza estuviera en llamas. Desarrollan una renuncia profunda y el deseo de liberarse del fuego de la existencia tan pronto como sea posible, pero solo para sí mismos. Están desesperados por extinguir el fuego de su cabeza. Recuerden que no estoy hablando de un fuego real, es solo una metáfora para la existencia incontrolablemente recurrente. Ven el sufrimiento del samsara como el fuego y sienten que no pueden quedarse en el samsara un segundo más. Se apresuran hacia la práctica de convertirse en un arhat.
Por otro lado, los bodisatvas ven el fuego en su propia cabeza, pero también ven el fuego en la cabeza de los demás. Piensan en cómo sacar a todos de su sufrimiento, por lo que tienen más responsabilidad. Cuando tienes más responsabilidad, automáticamente te esfuerzas más y perseveras en ello. Entonces, si posponemos las cosas, es solo por pereza.
No sé cómo es en Occidente, pero en el Tíbet, la generación anterior siente que la generación actual no se toma la vida lo suficientemente en serio. Los padres aconsejan a sus hijos que se casen y tengan sus propios hijos y esperan que, de alguna manera, el sentimiento de responsabilidad crezca dentro de ellos. La mayoría de las veces esto funciona, pero algunas veces falla. Aun así, una vez que la mayoría de las personas se casan y tienen su propio hogar, su sentido de responsabilidad crece por lo que se esfuerzan y perseveran para ayudar al menos a su propia familia.
Los practicantes budistas, como Su Santidad el Dalái Lama, asumimos la responsabilidad universal de ayudar a todos cuando tomamos los votos de la bodichita todos los días. Este es un buen ejemplo que podemos seguir. Podemos tomar estos votos mientras visualizamos a nuestro gurú. Cuando tomamos un compromiso como este, eso nos da fortaleza y un sentido de responsabilidad.
La práctica de la estabilidad mental, concentración
(29) La práctica de un bodisatva es desarrollar como un hábito una estabilidad mental que supere puramente las cuatro (absorciones) sin forma, al comprender que un estado mental excepcionalmente perceptivo, totalmente dotado de un estado tranquilo y estable, puede vencer totalmente las emociones y actitudes perturbadoras.
Para combatir las emociones negativas, hay muchos métodos diferentes que tenemos que intentar. Digamos que queremos lidiar con el fuerte apego, por ejemplo, a alguien hermoso. En la tradición Teravada, hablamos de ver la fealdad del cuerpo y cómo es un saco de piel lleno de huesos, sangre y pus. Pensamos en las desventajas del cuerpo de esta forma para disminuir nuestro apego a él. Algunas veces puede ser de ayuda. Con seguridad reduce nuestro apego, pero no dura por mucho tiempo. ¡El apego y la atracción regresan rápidamente!
Pienso que la mayoría de nosotros podemos probar esto y ver cómo el apego disminuye temporalmente, pero automáticamente vuelve a subir con rapidez. Piensen en los cirujanos, que abren cuerpos todos los días y ven adentro toda la sangre y los órganos. Cuando vemos eso, pensamos que es bastante horrible y queremos mirar hacia otro lado. Aun cuando ven el interior de los cuerpos todos los días, los cirujanos siguen diciendo: “Este es mi guapo novio o mi hermosa novia”. No disminuye su atracción por el cuerpo por mucho tiempo. Y he visto a muchos cirujanos que engañan a sus esposas o esposos, tienen amoríos. Tienen el mismo problema con el apego que tenemos nosotros, así que solo pensar en las cualidades desagradables del cuerpo humano no nos funcionará tampoco a nosotros, a largo plazo.
Una mejor manera de combatir las emociones perturbadoras no es solo ver las cualidades negativas de algo. Básicamente, cuando sufrimos, tenemos que sostener el sufrimiento, luego podemos enfrentarlo. Bueno, es posible que no podamos enfrentarlo directamente porque quizás el incidente perturbador que causó que surgiera ya ha pasado. Pero, lo que podemos hacer, es examinar la situación que nos hizo sufrir y ver cómo y por qué sentimos dolor y frustración. Tenemos que buscar la causa de nuestro sufrimiento, cómo viene a nosotros. Si observamos cuidadosamente, veremos que proviene de nuestro propio autoaferramiento.
Esta es la razón por la que la meditación analítica es muy importante, para ser capaces de examinar las situaciones en las que nos encontramos y ver de dónde provienen nuestra infelicidad y sufrimiento. A través de la meditación analítica, veremos claramente la conexión entre nuestro sufrimiento y nuestra mente ignorante o que no se da cuenta. Ignorante en este contexto no significa estúpido – se refiere al hecho de que nuestra mente no se da cuenta de la realidad, de la forma en que las cosas verdaderamente existen. Necesitamos las meditaciones analíticas para que nuestra mente se acostumbre lentamente a ver los eventos y a las otras personas de una forma más cercana a como realmente existen.
Una vez que empezamos a hacer preguntas tales como: “¿De dónde proviene mi sufrimiento?”, las respuestas vendrán. Llegaremos a darnos cuenta de que nuestro principal enemigo que realmente nos influencia es nuestra mente que no se da cuenta. Si podemos eliminar este no darse cuenta que causa nuestro sufrimiento, entonces podremos, a su vez, eliminar el sufrimiento mismo. El antídoto para todos nuestros problemas es la falta de identidad y la vacuidad. Nuestras aflicciones son tan fuertes y engañosas que el antídoto debe ser igualmente fuerte.
Para fortalecer realmente los antídotos, necesitamos shámata, que es un estado mental tranquilo y estable. También necesitamos vipáshana o un estado mental excepcionalmente perceptivo. Sin estos dos unidos será imposible que estos antídotos trabajen en su pleno potencial.
Cuando desarrollamos shámata, podemos permanecer en meditación durante periodos muy largos en calma y en paz. Pero sería erróneo pensar: “Tengo muchos problemas, ahora solo descansaré en shámata, pensaré en nada e ignoraré todos mis problemas”. Esa es la forma incorrecta. Cuando enfrentamos problemas, tenemos que examinarlos y pensar en cuánto podrían durar, cómo los problemas podrían ser aún peor de lo que son, y también cómo podrían ser mucho mejores si tuviéramos una solución. ¿Cuál es la solución? Las armas grandiosas de la falta de identidad y la vacuidad. Estas armas funcionan sobre la base de la concentración.
Todos tenemos cierto nivel de concentración. No creo que haya ningún ser sintiente que no tenga algún nivel de concentración; incluso los animales lo tienen. La concentración es cuando nuestra mente puede permanecer enfocada. Incluso si el enfoque dura solo un segundo, es concentración. El shámata es un nivel muy profundo de estabilidad mental y concentración, con el que podemos quedarnos enfocados en un objeto de nuestra elección durante horas y horas. No solo eso, sino que, con el shámata, nuestro cuerpo no sufre. En lugar de ello, es muy flexible. Nuestra mente siente gozo. En los textos se dice que el estado de shámata es un poco como un algodón fino, muy ligero y calmado. Si podemos quedarnos así, aunque sea solo durante una hora, es increíble.
Más allá de nuestro reino humano está el plano de los seres sin forma, el llamado reino sin forma, en donde los seres solo tienen cuerpos sutiles y están principalmente absortos en meditación muy profunda en el infinito del espacio, el infinito de la conciencia, nada en lo absoluto, y no-distinguir, pero no no-distinguir. De toda la existencia samsárica, decimos que estos son los reinos pico o cumbre. Los seres que nacen ahí básicamente sienten que no hay más sufrimiento. Están en una meditación tan profunda que solamente experimentan gozo.
De hecho, podemos alcanzar estos estados mentales en esta misma vida. No necesitamos ir a un reino celestial para experimentarlos. El problema es que el renacimiento en este reino aún está en el samsara, por lo que los seres están sujetos al renacimiento incontrolablemente recurrente. Sus vidas pueden durar millones o billones de años, pero las desventajas de renacer después de este tipo de experiencia es que, en la siguiente vida, le mente de los seres está muy aletargada. Su mente no ha estado trabajando con la bodichita o la vacuidad y, en lugar de ello, solo han disfrutado el gozo meditativo. La siguiente vez que estos seres renacen como humanos, su estado mental baja y se vuelve normal otra vez. Luego, les parece difícil involucrarse en acciones constructivas porque mantuvieron mucha distancia de los demás durante mucho tiempo, enfocándose en nada en la meditación. Hay un gran peligro en esto.
La práctica del darse cuenta que discrimina, sabiduría
(30) La práctica de un bodisatva es desarrollar como un hábito el darse cuenta que discrimina que está unido a los métodos, mismo que no tiene concepciones acerca de las tres esferas, porque sin darse cuenta que discrimina, las cinco actitudes de largo alcance no pueden producir el logro de la iluminación completa.
Esta es una gran enseñanza. El gran Chandrakirti dijo que, sin darse cuenta que discrimina, las otras cinco actitudes de largo alcance son limitadas. Es grandioso practicar la generosidad, pero también necesitamos el darse cuenta que discrimina para saber qué es correcto dar y cuándo. Cuando tenemos darse cuenta que discrimina, podemos practicar y usar todas las actitudes de largo alcance para alcanzar la liberación.
Nagáryuna dijo que, cualquier cosa que haga el Buda, está enseñando la vacuidad. En donde quiera que esté y cualquiera que sea la enseñanza que el Buda da, está enseñando la vacuidad. No hay un solo momento que no esté enseñando la vacuidad. Incluso cuando sonríe, está enseñando la vacuidad. Cuando está durmiendo, también está enseñando la vacuidad. Cuando está hablando, directa o indirectamente, está enseñando la vacuidad. ¿Por qué? Porque el entendimiento de la vacuidad es la única forma para que los demás salgan del sufrimiento.
La mejor razón para escuchar el Dharma no es solo la curiosidad sobre qué es el budismo sino, dado que sentimos fuertemente la necesidad de salir del sufrimiento, estamos buscando métodos para ello. Y quizás han venido aquí, pensado que esta persona llamada Serkong Rinpoche – yo – ¡tiene alguna información útil para que salgan del sufrimiento!
Lo que realmente necesitamos es renuncia, la determinación de liberarnos del sufrimiento. En el Lam-rim Chen-mo hay un buen ejemplo de cómo se siente la renuncia. Dice que imaginemos que hemos comido una gran comida, la cual ahora se está digiriendo en nuestro estómago. Alguien de pronto nos dice que en realidad hemos comido veneno. Con seguridad, nos levantaremos inmediatamente con una fuerte sensación de encontrar algún método para salir de ese problema. Haremos cualquier cosa. Sin importar lo que estemos haciendo, aun si estamos durmiendo, estaríamos pensando en cómo resolver nuestro problema. Incluso si estuviéramos hablando con amigos, en el primer plano de nuestra mente estaríamos buscando un antídoto para el veneno. Si somos así cuando pensamos en el renacimiento incontrolablemente recurrente, eso significa que tenemos renuncia. Si no tenemos mucho conocimiento acerca de la impermanencia y la vacuidad, entonces es muy difícil tener renuncia. Podemos decir: “Mi vida apesta”, pero seguimos los mismos hábitos de nuevo el día siguiente y seguimos sufriendo, llorando y quejándonos. No entendemos ni sentimos que el veneno está dentro de nosotros. Esta es nuestra vida.
El verso 30 enseña acerca de la importancia de la sabiduría y la falta de identidad, y de cómo esta es la única forma en que todas nuestras prácticas pueden convertirse en un arma con la que podemos combatir nuestras emociones negativas y la fuente de nuestras emociones negativas. De una vez por todas, podemos ganar la batalla. Esto nos da un gran sentimiento de fortaleza y confianza.
La práctica diaria de un bodisatva
(31) La práctica de un bodisatva es continuamente examinar nuestro autoengaño y después liberarnos de él, porque si no examinamos nuestro autoengaño nosotros mismos, es posible que con una forma dhármica (externa) podamos cometer algo no dhármico.
Esto sucede mucho, y estoy seguro de que todos nosotros podríamos dar un amplio rango de ejemplos. Básicamente, siempre estamos haciendo juicios. Principalmente, solo juzgamos a los demás, difícilmente nos juzgamos a nosotros mismos. En realidad, es bastante difícil dejar de juzgar a los demás. Las personas siempre están haciendo esto o aquello e inmediatamente reaccionamos en nuestra mente: “Oh, esta persona es mala porque hizo eso”. De hecho, no sabemos si la persona lo hizo a propósito o si pasó por accidente, o si hubo circunstancias especiales alrededor de ello. Tampoco podemos ver cuál es su motivación. Por lo tanto, juzgar es incorrecto. Si realmente queremos juzgar, entonces necesitamos juzgarnos a nosotros mismos.
La mayoría de nosotros hemos ido muchas veces a las enseñanzas de Su Santidad. Admiramos sus palabras y sentimos que estamos comprometidos con ser buenos seres humanos como nos aconseja ser. Muchos de nosotros también tenemos los votos del bodisatva y los votos tántricos. El gran maestro Atisha siempre dijo, con respecto a mantener sus votos pratimoksha, que sentía que estaba haciendo un muy buen trabajo manteniéndolos. Luego dijo que sentía que cometía algunos errores en los votos del bodisatva. Pero, en lo que respecta a los votos tántricos, dijo que cometía muchos errores. Si incluso Atisha dijo esto, ¡¿qué esperanza tenemos nosotros?!
Por supuesto, hay esperanza. La razón por la que Atisha dijo eso abiertamente fue para mostrar que, en un nivel relativo, también enfrentaba los mismos problemas que nosotros. La diferencia es que constantemente tratamos de ocultar estas cosas. No estoy diciendo que debamos ventilar en público todas las cosas malas que hacemos, eso no sería sabio. Pero deberíamos aprender de nuestros errores. Tenemos que saber lo que estamos practicando, qué no deberíamos estar haciendo y de qué carece nuestra práctica.
Si no vemos los beneficios de seguir una cierta regla o voto, entonces no estamos tan interesados en revisarlo. Simplemente pensamos: “¿Por qué mi gurú dice que yo no debería hacer esto? ¡No critico tanto a los demás!”. Pero si revisamos cuidadosamente nuestra conducta, probablemente veremos con más claridad lo que hacemos. Sé que, si voy a una fiesta, algunas veces contribuyo al chisme. No lo hago intencionalmente, pero de alguna forma, debido a las circunstancias, surgen algunos chismes. El problema es cuando no aprendemos de las cosas destructivas que hacemos.
Si hago algo malo, hablo con mis amigos cercanos, me siento mal al respecto y me quejo de mí mismo. Eso puede ser muy útil. Algunas veces voy con mis maestros y digo que han surgido en mí ciertas emociones negativas o apego, pero que no puedo combatirlas. ¿Cuáles son los métodos? Les pregunto. ¡Puedo hacerles a mis maestros preguntas muy estúpidas! Pregunto sin dudar. Tenemos que saber cuál es la conducta de nuestro maestro. Algunos maestros son muy felices de responder estas preguntas. A algunos quizás les parezca un poco irrespetuoso; necesitamos ver cómo funciona la mente de nuestro maestro.
También es muy importante aceptar los errores que cometemos. Algunas veces hacemos muchas cosas destructivas, pero, de alguna manera, sentimos que lo estamos haciendo muy bien. ¿Por qué digo esto? De hecho, porque nos sobrevaloramos a nosotros mismos y nunca nos juzgamos tan duramente como hacemos con los demás.
Tengo un ejemplo. Me encanta dibujar. Siento que soy un artista. Le mostraré uno de mis dibujos a uno de mis amigos y dirá: “¡Nah, no es tan bueno!”, pero cuando los veo ¡pienso que son hermosas obras maestras! Así es como podemos ver cuánto apego tenemos por nosotros mismos. Por eso necesitamos acudir con nuestros maestros, y ellos pueden darnos consejos. Pueden señalar nuestras fallas. Siempre deberíamos estar listos para aceptar nuestros errores. Esto es muy difícil, el ego es muy fuerte. Así, necesitamos aflojar nuestro ego y estar listos para aceptar nuestros errores y disculparnos si es necesario. Esta es una gran práctica, no solo para los bodisatvas, sino también para personas como nosotros.