El texto de Gungthang Rinpoche (Gung-thang-tshang dKon-mchog bstan-pa'i sgron-me) (1762-1823), “Entrenamiento sobre cómo meditar en torno a la impermanencia, escrito en verso” (Mi-rtag sgom-tshul-gyi bslab-bya tshigs-su bcad-pa bcas) comienza rindiendo homenaje a todos sus gurús, que se manifiestan en numerosas formas y dan enseñanzas para domesticar a la mente:
Homenaje a la gran unión de dicha y vacuidad, la cual se manifiesta en diferentes formas y variaciones, para adaptarse a las muchas necesidades y disposiciones de los seres limitados.
Este precioso cuerpo humano que posee los ocho respiros y diez dones se alcanza solo una vez. Existe el peligro de perder esta oportunidad y entrar en el próximo renacimiento sin haber logrado algo de valor duradero. Ahora es el momento de colocarnos en el camino hacia la liberación. De hecho, es casi demasiado tarde, ya que todos nosotros estamos entre las edades de veinte y treinta años. Debemos mantenernos firmes en la práctica del Dharma con el recordatorio que es cual gancho de hierro, y la vigilancia que se asemeja a las etapas de entrenamiento de un elefante. Intentar terminar con todo lo mundano y lo samsárico en este mes, o al menos en este año, o tener la idea de posponer la práctica del Dharma y hacer todo lo demás primero este año, es un fantasma que nos seduce. Un maestro dijo una vez que las personas religiosas nunca deben preocuparse por tener lo suficiente para vivir. Algunas personas ponen excusas de que tienen que ganar dinero para practicar el Dharma, pero nunca ha habido ningún practicante serio del Dharma que haya muerto de hambre.
Genera el pensamiento para hacer una práctica completa dedicada del Dharma. Las actividades de esta vida son como olas en el agua. Al igual que las olas, viene la primera, luego, inmediatamente, sigue otra. Mientras más hacemos, más actividades nuevas vendrán: es interminable. ¿No es mejor estar firmemente decididos a dejar estas cosas ahora, cuando no hay restricciones sobre nosotros, que vagar sin rumbo por aquí y por allá? Por ejemplo, si hay una emergencia, tomamos la decisión firme y resuelta de dejarlo todo e ir a hacernos cargo. Es como la historia de cuando Naropa fue a ver a Tilopa. Decididamente dejó su posición como el abad de Nalanda y se fue. O como Tsongkapa quien, habiendo recibido instrucciones de Manjushri para hacer un retiro de las prácticas preliminares, tomó la determinación de hacerlo, dejó a sus miles de discípulos y se fue.
No te engañes a ti mismo. La muerte puede llegar hoy, antes que la práctica de Dharma de mañana. Por lo tanto, si quieren practicar el Dharma, háganlo de ahora en adelante.
Aunque las obras de grandes maestros como Tsongkapa y Padmasambhava se extienden en todas las direcciones del mundo, todos estos maestros están muertos. Solo sus nombres permanecen, sus cuerpos se han ido y solo podemos entenderlos a través de sus enseñanzas. Todo esto es una indicación de su impermanencia, al igual que la estatua reclinada del Buda en Kushinagar, la cual nos recuerda que incluso el Buda murió. Shantideva dice en “Involucrarse en la conducta del bodisatva” (sPyod-'jug, sct. Bodhicharyavatara) que si los budas, los pratyekabudas y los shrávakas han muerto, ¿hay alguna duda de que nosotros moriremos también? Esta también es una enseñanza del VIII Dalái Lama, quien, al igual que los maestros que escribieron todas estas enseñanzas, ya no está vivo. Debe notarse, sin embargo, que si las formas de estos grandes seres se desintegran y se disuelven nuevamente en el cuerpo de naturaleza esencial de los budas (Svabhavakaya), esto se hace únicamente para enseñar la impermanencia a los discípulos engañados.
Al igual que estos grandes seres, en cien años ninguno de nosotros estará por aquí tampoco. Los reyes y hombres de estado, que están muy orgullosos de su riqueza y fuerza, y que pueden presumir de adornadas listas de hazañas, tampoco estarán presentes. Solo sus nombres permanecerán. Lo mismo es cierto para los muchos líderes mundiales famosos de hoy: no estarán aquí en el futuro. Las personas que tienen tu edad y tienen la misma fuerza física que tú, también mueren. De repente, son secuestrados por el Señor de la Muerte. Entonces, ¿qué te da la confianza de que vivirás para siempre? No temer a la muerte, aunque uno haya sido enseñado acerca de la impermanencia, es extremadamente estúpido. Incluso los animales aburridos y tontos como las ovejas, al ver que el carnicero mata a otras ovejas, tiemblan con sus corazones acelerados.
Hay una historia de Gueshe Potowa relacionada con esto. Una persona que vivía en su aldea fue a verlo y le preguntó: "Cuando mi muerte esté a punto de llegar, ¿podrías enviarme un mensaje?". Más tarde, alguien murió en una aldea de la parte alta y se envió un mensaje acerca de esto al hombre, pero él no hizo nada. Lo mismo sucedió con relación a alguien en un pueblo de la parte baja y luego en un pueblo de en medio. Aun así, este hombre no hizo nada. Finalmente, llegaron los signos de su propia muerte, por lo que corrió hacia Gueshe Potowa y le preguntó: "¿Por qué no me enviaste un mensaje?". Gueshe Potowa respondió: "Lo hice, pero no lo entendiste". Gueshe Potowa solía meditar en la impermanencia contando todas las muertes en Penpo, el valle en el que vivía.
Una comprensión de la impermanencia no tiene que estar basada en referencias escriturales; podemos verlo a través de la desnuda percepción de la muerte que aflige a todos los seres vivos. Las personas que ven la obviedad de la muerte, pero no aplican esta comprensión a sí mismos, son como personas ciegas con los ojos abiertos o alguien con ojos de cristal. En el futuro, nuestros amigos, parientes, sirvientes y séquito, todos se irán. Mientras estamos junto a ellos, somos como una colección de hojas unidas por el viento, solo para ser esparcidas más tarde. Aunque ahora estamos juntos, cuando volvamos a encontrarnos en vidas futuras, estaremos en diferentes formas y ni siquiera nos reconoceremos. Es muy raro que alguien piense en la impermanencia, pero al menos deberíamos tener un equilibrio entre la vida mundana y espiritual, ya que esto crea estabilidad.
El cambio de las estaciones, la caída de las hojas y otros fenómenos naturales dan lecciones sobre la impermanencia. Como dijo Milarepa: "veo todo a mi alrededor como una enseñanza".
Otra metáfora de la impermanencia es una feria. Personas de diferentes pueblos se reúnen para estos eventos y luego se dispersan. No sabemos a dónde van y nunca volverán a reunirse así. Estas colecciones de amigos y parientes de los que estamos rodeados son como personas en una feria o moscas en otoño. Se dispersarán.
Cosas como la primavera y el verano pueden ser atractivamente bellas, pero todas son enseñanzas de la impermanencia y el cambio constante, como lo son los elementos mismos. Las plantas son primero verdes, luego anaranjadas y luego secas. La temperatura del agua en los arroyos, su color y los sonidos que hace, todo cambia con las estaciones. Corrientes que eran sorprendentemente verdes-azuladas, con bellas ondulaciones parecidas a las danzas, que hacen bellos sonidos de burbujas, eventualmente se congelan sobre la superficie y el hielo blanco y las aguas emiten un sonido como el de alguien que murmura. Lo mismo les sucede a las personas. Cuando son jóvenes, van a muchas fiestas y disfrutan bailando, cantando y bebiendo. Pero cuando envejecen, sus hábitos cambian. Al igual que en el ejemplo anterior, ¡también emiten sonidos de murmullo!
En verano, las abejas cantantes extraen la esencia de las flores en hermosos jardines. Esto es como cuando somos jóvenes. Nos complacemos en los placeres y las comodidades del mundo. Pero en otoño, el jardín de flores se vuelve como un desierto y, en invierno, cuando el viento sopla a través del jardín, produce un sonido triste. La gente no quiere ir allí y ver todo así de escueto. Algunas veces, una colina entera está cubierta de flores, luego, en invierno, está completamente seca. Es lo mismo con las casas: se desgastan y envejecen. Por lo tanto, todos estos son ejemplos de impermanencia. El maestro más inmediato de la impermanencia, sin embargo, es la propia forma física. A medida que envejecemos, ya no podemos hacer lo que hacíamos en nuestra juventud: nos volvemos más lentos y nuestra apariencia cambia.
La impermanencia aplica, no solo a los seres animados, sino también a cosas inanimadas como edificios, naturaleza, jardines y el tiempo. Lugares como los grandes monasterios de Nalanda, en donde Nagáryuna y Asangha estudiaron, y Bodh Gaya, hace tiempo que desaparecieron. Lo mismo ha sucedido con Ganden, Sera y las otras grandes universidades monásticas en el Tíbet. Incluso la Biblioteca de Obras y Archivos Tibetanos donde nos encontramos ahora se desintegrará y se convertirá en ruinas. Nagáryuna dijo en su “Carta a un amigo” (sct. Suhrllekha): “Si todo el universo será destruido por el incendio de siete soles, no hay duda de que nuestros cuerpos también serán destruidos, ya que la destrucción alcanzará todo hasta el primer nivel del reino de la constancia de Brahma, en el plano de las formas etéreas”.
Un ratón negro y uno blanco se turnan para comer una cuerda que ata una paca de heno. En este ejemplo, los ratones blanco y negro representan la noche y el día, la paca de heno es nuestra esperanza de vida y la cuerda alrededor del heno es su duración. Antes de que esta cuerda se destruya por completo y el manojo de heno, que representa lo largo de nuestra vida, colapse, debemos aprovechar la oportunidad para hacer tantas acciones constructivas como sea posible.
Cada momento del tiempo nos está persiguiendo para llevarnos ante la presencia del Señor de la Muerte. Al igual que un animal llevado a un matadero, cada paso nos acerca a la muerte. Cada aliento que tomamos nos acerca a la muerte. ¿Cuánto más cerca hemos llegado desde que nos levantamos esta mañana? Sentir que no vamos a morir porque somos jóvenes es tonto. La edad no hace diferencia para el Señor de la Muerte. Si padres muy viejos, con cabello blanco y cuerpos temblorosos doblados como arcos, pueden llevar los cuerpos de sus hijos al cementerio, ¿cómo podemos decir que el Señor de la Muerte discrimina con respecto a la edad? Por lo tanto, necesitamos practicar el Dharma independientemente de la edad, no solo cuando seamos viejos. Lo único que es beneficioso es el Dharma.
El único amigo confiable es tu propia práctica. La gente no es confiable. Cuando la propia cosecha de riquezas sea destruida por el granizo de las malas circunstancias, será difícil obtener una respuesta, incluso del círculo de familiares a los que cuidaste anteriormente. Cuando nos volvamos pobres, todos nos decepcionarán y nos abandonarán. Esta es la naturaleza humana básica. Cuando somos viejos y pobres, la gente ni siquiera nos presta atención. Cuando somos ricos y famosos, la gente siempre buscará nuestra atención. Cuando alguien es rico, la gente viene y finge haber contribuido a su fama. La gente trata de compartir tu felicidad, pero no tus tristezas. Cuando no pueden obtener nada de ti, te ignoran. El Buda actuó de manera opuesta y prestó más atención a los pobres y necesitados.
Si alguien influyente le dice a tu amigo de mayor confianza que no eres bueno, cambiará de opinión y será voluble. Solo unas cuantas palabras pueden hacer que le desagrades al día siguiente. Esto prueba el dicho: "Algo puede no ser alcanzado por un metro, pero pudo ser alcanzado previamente en unos cuantos centímetros". Esto significa que unas pocas palabras pueden hacer que las personas que solían estar cerca se vuelvan distantes. Necesitamos encontrar un amigo estable en el Dharma. Los amigos son cuidadosos entre ellos y vacilan en señalar sus errores y debilidades. Nuestro enemigo, sin embargo, es más útil porque señala nuestras fallas.
Algunas personas se pasan la vida recolectando riquezas y, como resultado, cambian mucho y tienen mucho sufrimiento. Debido a que es causa de tanto sufrimiento, no debemos apegarnos a la riqueza. La riqueza tiene la apariencia de felicidad, pero no lo es. Nuestra atracción por la riqueza es similar a la atracción de una polilla o una mariposa a una llama: si se acerca demasiado, será destruida. Las personas adineradas parecen felices, se ven bien, tienen una buena casa y parecen no tener preocupaciones por el dinero. Esto parece atractivo, pero cuando nos sumergimos por completo en esta situación, vemos sus problemas y desventajas. Por ejemplo, algunas personas son religiosas, pero una vez que se vuelven ricos pierden interés en la religión y su mente se concentra en acumular más riqueza. Siempre nos cansamos de acumular virtudes, pero nunca nos cansamos de acumular más riqueza.
En resumen, la vida es impermanente y la muerte está destinada a llegar, por lo tanto, debemos estar preparados para ella. No hay certeza de cuándo vendrá la muerte, pero una vez que ha llegado, es imposible rechazarla. Los ricos no pueden sobornarla, los bellos no pueden seducirla y los musculosos no pueden luchar contra ella. Parece que, en algunos lugares, el dinero puede comprar una extensión de una visa o un permiso de residencia, pero no puede comprar una extensión de nuestra vida.
Cuando somos atrapados por el Señor de la Muerte, tenemos que dejar atrás el cuerpo que nos ha acompañado desde el nacimiento. Aunque muramos en una cama caliente, cuando se va nuestra conciencia, no hay ni siquiera un momento de oportunidad para mirar hacia atrás a nuestros parientes, amigos y riqueza. Esta es la realidad de la vida y debemos hacer preparativos para ella. Tenemos que dejar atrás todo lo que hemos acumulado, soportando cada dificultad incansablemente. Tenemos que ir más allá de esta vida al tomar a nuestras espaldas el equipaje, la carga y la responsabilidad de nuestros actos constructivos y destructivos. Algunos padres mayores construyen casas para sus hijos y nietos, pero cuando mueren se llevan la carga de la conducta destructiva a sus espaldas por haberlas construido, matando gusanos y demás, mientras que los niños simplemente disfrutan de vivir en la casa. Por lo tanto, mediante tales actos, simplemente acumulamos el peso del karma negativo.
Cuando viajamos por los senderos peligrosos del bardo y nos encontramos o somos detenidos por las fuerzas militares del Señor de la Muerte, nos damos cuenta de la inutilidad de los esfuerzos que hemos hecho para acumular riqueza. Incluso si nos arrepentimos mucho en ese momento, eso no será muy beneficioso. Un proverbio dice: "Pensar por adelantado, es sabio; arrepiente después, es estúpido". La verdadera guía para un extraño en un lugar desconocido es el Dharma; las provisiones para un largo viaje son el Dharma; el remero que nos lleva a salvo a la otra orilla del océano es el Dharma. A partir de hoy, aplica tu cuerpo, habla y mente al Dharma.
Dado que está dentro de nuestro poder asegurar nuestra propia felicidad, debemos hacerlo. Si no lo hacemos, habrá un momento en el que nos confundiremos y no sabremos qué hacer. Hay una gran diferencia entre la muerte de una persona religiosa y una persona no virtuosa. El último muere sin conciencia y con dolor. El primero muere en paz y se ha preparado para el momento con anticipación, ha repartido su riqueza entre los pobres, sus parientes, los objetos de refugio y demás. Para ser como la persona religiosa, debemos tratar de aprender de estas enseñanzas tanto como podamos. No deberíamos tener una renuncia errónea y renunciar a toda comida, sueño y riqueza, sino tener un equilibrio de espiritualidad y preocupaciones materiales, y tratar de practicar lo mejor que podamos.
La práctica del Dharma no se trata de vestir disfraces y seguir costumbres, sino de tener un corazón cálido y compasivo. Hay una historia sobre una mujer tibetana que muere, se va al infierno y se encuentra con el Señor de la Muerte. Ella le dice que, aunque físicamente había causado daño, mentalmente lo había hecho con una buena motivación. Debido a esto, fue enviada de regreso a su vida en la misma vieja forma. Esto muestra la necesidad de tener un corazón amable, independientemente de cómo puedan aparecer nuestras acciones externamente.
Un proverbio dice: "Las personas que hablan mucho sobre el Dharma practican poco". Atisha siempre enfatizó esto y cada vez que conocía a una persona siempre preguntaba: "¿Tienes un buen corazón?". Cuando Dromtonpa escuchó sobre la muerte de Atisha, se puso muy triste por no haber estado con Atisha cuando murió. Sin embargo, Atisha dejó un mensaje diciéndoles a sus discípulos que, si él ya no estaba allí, conservarían su presencia si tenían buen corazón. También es bueno recordar la enseñanza Kadampa de que, aunque ahora nos quejamos por no poder beneficiar a los demás, si podemos evitar simplemente dañar a los demás, será de gran beneficio a nuestro nivel. Intenta no hacer infeliz a nadie.
Mientras la propia corriente de aliento no se rompa, uno todavía tiene la oportunidad y el poder de acumular potencial positivo y asegurar su futuro. Eres al mismo tiempo tu mejor amigo y tu peor enemigo. Cualquier felicidad tuya en el futuro depende de ti. Alguien que muere sin práctica de Dharma es igual que un perro moribundo, especialmente en el bardo. No hará ninguna diferencia que hayas nacido humano. No hay diferencia entre un emperador Chakravartin que no practica el Dharma y un perro que muere en la calle. De hecho, cuando están muertos, bien puede ocurrir que el perro haya creado karma menos negativo. Por lo tanto, pensar en la impermanencia es importante al principio, en medio y al final de la práctica. Incluso los maestros más realizados y experimentados meditan sobre la impermanencia.
De todas las huellas, la más grande es la del elefante. De todos los pensamientos, aquel que deja la mejor impresión es el de la impermanencia.
Milarepa entró al Dharma cuando vio la muerte que había causado con su magia negra. Gampopa entró al Dharma cuando su esposa murió. De manera similar, cuando el Buda vio la muerte por primera vez, se inspiró para entrar en el Dharma y encontrar una solución a este sufrimiento. La impermanencia se conoce como el camino central (no debe confundirse con Madyámaka o Camino Medio). Es el camino central que tiene la función de obstruir el apego a esta vida y establecer pensamientos positivos para toda la práctica personal. Esta línea sobre la impermanencia como el "camino central" tiene una interpretación más profunda también. También se puede explicar en términos del Madyámaka. La impermanencia es la base para desarrollar la comprensión profunda de la filosofía Madyámaka, que elimina los conceptos del yo falso y nos ayuda a establecernos en la realidad del yo convencional.
Después de haber podido alejar a la mente de las distracciones y enfocarla en el Dharma, debemos hacer lo siguiente. Aunque en este mundo hay muchas tradiciones de prácticas famosas por ser profundas, después de que somos completamente receptivos a la práctica del Dharma, sería mejor tratar de seguir la esencia completa de las enseñanzas de los budas de los tres tiempos a través de la bien establecida tradición de Tsongkapa. Para esto, necesitamos seguir los métodos combinados y unificados de sutra y tantra, que incluyen, tanto explicación, como práctica. Para seguir esto, debemos conocer la naturaleza, las etapas y las divisiones del camino y seguirlas adecuadamente. Por ejemplo, no debemos practicar el tantra antes del sutra, o estudiar la bodichita sin conocer el precioso renacimiento humano, la dirección segura (refugio), el surgimiento dependiente, etcétera.
Día a día debemos tratar de plantar en nuestra mente los instintos para el camino completo e inequívoco y sus enseñanzas esenciales. Al igual que los comerciantes que intentan vender todo lo que pueden cada día, debemos tratar de plantar la mayor cantidad de semillas blancas que podamos cada día, con el fin de acumular el mayor potencial positivo posible. En la práctica real podemos involucrarnos en una meditación de observación general sobre un texto corto de los caminos comunes del sutra y el tantra, como “La base para las buenas cualidades” (Yon-tan gzhi-gyur-ma), que generalmente se memoriza, se recita lentamente y se medita, y también se puede encontrar en la práctica preliminar de Jorcho (sByor-mchod). Otro texto similar es “Los puntos abreviados del camino gradual” (Lam-rim bsdus-don), que menciona las seis actitudes de largo alcance. Este texto no es tan explícito como “La base para las buenas cualidades”, pero incluye los tres tipos de autodisciplina ética, que a su vez incluyen las seis actitudes de largo alcance. Otro texto que podemos usar para este tipo de meditación de observación general es el fragmento de las etapas graduales del lam-rim de “La Puya del Gurú”, de Lama Chopa (Bla-ma mchod-pa). La meditación de observación general es un método eficiente para revisar lo que hemos aprendido y ayuda a organizarlo colectivamente en nuestra mente. Es similar a revisar un mapa para ver dónde está todo o tener una vista aérea de toda la llanura desde una montaña.
Puede ser difícil obtener una experiencia del lam-rim ahora, pero haciendo meditación de observación general cada día, plantamos las instrucciones para toda la colección de enseñanzas en nuestra mente. Cuando meditamos en el lam-rim, debemos seguir el procedimiento correcto dado en las instrucciones. Primero, debemos establecer la motivación de la bodichita y, al final, hacer una dedicatoria. Cuando establecemos nuestra motivación al comienzo de la sesión, debemos pensar que nos estamos involucrando en la meditación por el bien de todos los demás. Si esto no es posible, al menos deberíamos tener renuncia. Al final de nuestra meditación, debemos dedicar el potencial positivo que creamos para la felicidad de todos los seres limitados y su logro de la budeidad. Te insto a que tomes la esencia de tu preciosa vida humana al participar en este tipo de práctica. "Tomar la esencia" tiene tres niveles de interpretación: excelente, intermedio y pequeño. El excelente es convertirse en un buda en esta vida, el intermedio es alcanzar la liberación de todas las formas burdas de emociones perturbadoras, y el pequeño es alcanzar la libertad de los renacimientos inferiores.
Dedicatoria
Por la fuerza y el poder de la colección de fuerza positiva acumulada por esto, que podamos destruir las fuentes del sufrimiento: el aferramiento a la permanencia, el apego y la aversión. Que podamos ser especialmente capaces de destruir las fuerzas del aferramiento a la existencia verdadera, la cual es la raíz del sufrimiento en el samsara. Que todos puedan alcanzar el estado de la gran inmortalidad auspiciosa que es la budeidad.
La práctica del Dharma por un día ahora, cuando el Dharma está degenerado, es mejor que cientos de actos éticos realizados cuando el Dharma está floreciendo. La práctica del Dharma significa tener un buen corazón, ser amables, considerados, compasivos y evitar dañar a los demás. Esta es la forma en la que retribuimos la bondad de los gurús. En lugar de fingir que somos compasivos mientras albergamos odio en nuestro corazón, es mejor practicar el Dharma sin pretensiones. Milarepa dijo: “No trabajes solo por tu propia felicidad, sino por la de los demás. Esta es la forma de retribuir al gurú-padre”.
La mejor forma de entrar en el Dharma para los principiantes es aprender primero acerca de las diez acciones destructivas y refrenarnos de cometerlas. Así, uno puede lentamente construir su propia práctica y entrar en la meditación. Meditar de forma instantánea desde el principio quizá solo conduzca a la frustración, “lung” y confusión, y entonces uno puede fácilmente desarrollar aversión hacia la meditación. Esta es la base más inocua, firmemente establecida y no falsa para la práctica del Dharma. Al practicar la ética de las diez acciones constructivas, necesitamos desarrollar dignidad moral, interés en cómo nuestras acciones se reflejan en los demás, presencia mental y alerta. No deberíamos simplemente hacer lo que nos place, sino pensar en los efectos que tiene en los demás lo que vestimos, hacemos, pensamos y decimos. De manera más importante, no deberíamos de lastimar a nadie.