El dzogchen es un sistema extremadamente avanzado de meditación en los niveles fundamentales más profundos y sutiles de la mente. “Mente” se refiere a la actividad mental ininterrumpida de involucrarse cognitivamente con los objetos, descrito desde otra perspectiva como la actividad mental de dar surgimiento a las apariencias (hologramas mentales).
La palabra “dzogchen” significa la “gran (chen) completitud (dzog)”, lo cual se refiere al hecho de que todas las cualidades de la budeidad están completas en el nivel de rigpa (darse cuenta puro), el nivel fundamental más profundo de todas ellas. No se necesita añadir nada a lo que se llama “rigpa base”, sin principio ni final; sin embargo, estas cualidades ahora no funcionan a su máxima capacidad. Esto es debido a que un factor obstructivo de aturdimiento (ofuscamiento) ha surgido simultáneamente con ella, también desde el tiempo sin principio.
El “aturdimiento” es el surgimiento automático de un no darse cuenta de la naturaleza vacía de todos los fenómenos – la ausencia total de formas imposibles de existencia. Éste oscurece el llamado “darse cuenta reflexivo” de la propia naturaleza de rigpa. Esta naturaleza pura tiene tres aspectos:
- Pureza primordial – está desprovista de todos los niveles más burdos de cognición (darse cuenta limitado, tib. “sem”) en la cual suceden la cognición conceptual, las emociones perturbadoras e incluso la percepción sensorial ordinaria. También es primariamente pura de todas las formas imposibles de existencia.
- Establecimiento espontáneo – da surgimiento a todas las apariencias (hologramas mentales)
- Capacidad de respuesta – surge en respuesta a las causas, condiciones y necesidades de los demás. En cierto sentido, se “comunica” de forma compasiva con esas necesidades.
Esta naturaleza triple es responsable de nuestras facultades de mente, cuerpo y habla, respectivamente.
Cuando la rigpa base fluye junto a este factor fugaz del aturdimiento, la rigpa base funciona como un álaya para los hábitos (conciencia fundamental), en la cual se imputan:
- Recuerdos
- Potenciales kármicos y tendencias
- Tendencias para las emociones perturbadoras y actitudes perturbadoras nominales
- Hábitos de aferrarse a formas imposibles de existencia.
La meta de la meditación dzogchen es lograr la detención verdadera del aturdimiento y, en consecuencia, la detención verdadera del álaya para los hábitos y el funcionamiento completo de todas las cualidades positivas innatas de rigpa, con el fin de ser del máximo beneficio para todos los seres.
El dzogchen fue enseñado en las tradiciones nyigma y bon en el Tíbet, y también fue incorporado posteriormente en las diferentes escuelas kagyu. En el sistema de clasificación nyigma de nueve vehículos de la mente, es el más alto de los seis vehículos del tantra, el atiyoga. Hoy en día, sin embargo, el estilo de meditación dzogchen es frecuentemente enseñado fuera de sus contextos de sutra y tantra, por ejemplo, como método para calmar la mente y lograr la perfecta concentración de shámata (un estado mental tranquilo y estable). Como tal, puede ser muy efectivo. Sin embargo, para lograr la liberación y la iluminación, la práctica del dzogchen sólo puede emprenderse sobre la base de un amplio estudio y práctica de:
- Los preliminares exteriores – la preciosa vida humana, la impermanencia, los sufrimientos del samsara, causa y efecto kármico (ética), los beneficios de la liberación (renuncia) y una relación saludable con un maestro espiritual calificado
- Los preliminares interiores – refugio (una dirección segura) junto con postraciones, bodichita basada en el amor y la compasión, purificación de Vajrasatva, ofrendas del mandala, chod (ofrenda del propio cuerpo) y yoga del gurú.
Tras completar todo esto, es necesario recibir una iniciación tántrica y mantener estrictamente todos los votos tomados en ese momento. Sobre esta base, otros requerimientos son:
- Práctica del tantra mahayoga – yoga de la deidad con figuras búdicas y mantras
- Práctica del tantra anuyoga – trabaja con los vientos sutiles, canales y gotas de energía.
Sin una acumulación robusta de fuerza positiva (mérito) y un darse cuenta profundo de todas estas prácticas, y sin la inspiración y la orientación cercana de un maestro calificado, no es posible tener éxito en la práctica del dzogchen. Es demasiado sutil y difícil de hacer.
Sin preconcepciones, expectativas o preocupaciones, la meditación dzogchen empieza por aquietar nuestra actividad mental, hasta llegar al espacio entre los pensamientos verbales conceptuales de “esto” y “eso”. Cada momento y cada sílaba verbal de cada uno de esos pensamientos surge, mora y cesa de forma simultánea. Solamente podemos identificar esto de forma adecuada si hemos estudiado y meditado de antemano [por un lado] la presentación Madyámaka de la vacuidad (vacío) del surgir, morar y cesar, y [por el otro] la total ausencia de un “yo” que se pueda encontrar, que controle u observe el proceso. Al mantener presencia mental de este surgir, morar y cesar, no hay necesidad de un esfuerzo consciente; el pensamiento conceptual verbal automáticamente “se libera a sí mismo” (desaparece por sí mismo) y permanecemos en el estado entre pensamientos.
A continuación, necesitamos distinguir el surgir, morar y cesar simultáneo de los microsegundos de nuestra cognición sensorial no conceptual. Durante tales microsegundos (increíblemente difíciles de distinguir) percibimos meramente la información sensorial de una sola facultad sensorial (por ejemplo, meras formas de colores) antes de sintetizarla conceptualmente con la información proveniente de otros sentidos y con la información de posteriores microsegundos, y designar esa síntesis mental como “estos” o “esos” objetos convencionales. Cuando somos capaces de permanecer en el nivel de actividad mental entre esos microsegundos, hemos accedido al álaya para los hábitos. Sin embargo, éste todavía es un tipo de darse cuenta limitado, porque aún está mezclado con el factor del aturdimiento.
Necesitamos ir hacia algo más profundo y sutil, de tal forma que experimentemos y reconozcamos el espacio cognitivo intermedio que tiene darse cuenta profundo de su propia naturaleza triple (pureza primordial, establecimiento espontáneo y capacidad de respuesta). Hacemos esto con la ayuda de nuestro maestro dzogchen, empleando métodos especiales que nos permiten reconocer la naturaleza de nuestra mente. Al haber “lubricado” las vías de nuestros canales de energía con la práctica previa del anuyoga, todos los niveles burdos de la actividad mental se disuelven automáticamente sin ningún esfuerzo consciente para que eso suceda.
Con el cese del aturdimiento, nuestro álaya para los hábitos se vuelve rigpa resplandeciente. Esto es, rigpa en su aspecto de dar surgimiento activamente a las apariencias cognitivas (hologramas mentales) y conocerlas activamente, siendo el primero más prominente. Pero aún necesitamos profundizar más. Al permanecer enfocados en el surgir, morar y cesar simultáneo de los microsegundos de las apariencias puras de rigpa resplandeciente, necesitamos reconocer a la rigpa esencia. Esto es rigpa en su aspecto de ser el “espacio abierto” o “esfera cognitiva” que permite el surgimiento de apariencias y su cognición, siendo el segundo más prominente. Cuando reconocemos y permanecemos enfocados en esto, alcanzamos el “logro”, un camino del ver (camino del ver), la tercera de las cinco mentes que son el camino en la ruta hacia la iluminación.
Después, como resultado de la práctica con las figuras búdicas en el mahayoga, el rigpa resplandeciente da surgimiento y se conoce a sí mismo como un cuerpo de arco iris, en lugar de con los agregados ordinarios. Así, en la etapa de salto, equivalente a una mente que es el camino de familiarización (camino de la meditación), por medio de cuatro etapas, rigpa resplandeciente se vuelve más relevante mientras mantiene simultáneamente la rigpa esencia prominente. Cundo la rigpa resplandeciente y [la rigpa] esencia se vuelven igualmente prominentes, alcanzamos la iluminación y, como resultado de nuestro intenso amor, compasión y anhelo de la bodichita mantenidos a lo largo de esta práctica, estamos capacitados para beneficiar a todos los seres en la mayor medida posible.
Resumen
El dzogchen tiene reputación de ser un camino directo y sin esfuerzo, de simplemente permanecer en el estado natural de la mente. Aunque es cierto que tan sólo con reconocer lo que está sucediendo en nuestra experiencia cognitiva, cesan los pensamientos conceptuales y todos los demás niveles de darse cuenta limitado, y nuestra mente da lugar a nuestra apariencia pura con todas las facultades completas de un buda, nada de eso puede suceder sin que hayamos invertido una enorme cantidad de esfuerzo en esta vida, así como en vidas pasadas, en todos los preliminares del sutra y del tantra. No debemos ser ingenuos y subestimar la dificultad de la práctica del dzogchen. Sin embargo, con la preparación suficiente, es uno de los métodos más profundos para alcanzar la iluminación en beneficio de todos.