Introducción
La cuarta de las seis actitudes de largo alcance (perfecciones) es la perseverancia. Se define como un estado mental que se involucra vigorosamente en la conducta constructiva y mantiene esfuerzo en ello. Pero implica mucho más que mantenerse en una tarea positiva; incluye la valentía heroica de no darse por vencido y disfrutar el hecho de hacer algo constructivo.
Esto no se refiere a tener una actitud realmente esforzada, con la que odiamos nuestro trabajo, pero aun así lo hacemos por un sentido del deber, por culpa, por obligación o algo parecido. Tampoco se refiere a dedicarse a ello de manera mecánica todos los días como adictos al trabajo. No es lo que llamamos “entusiasmo de corto plazo”, con el que estamos sumamente emocionados por hacer algo, invertimos enormes cantidades de energía en ello, para después agotarnos y renunciar después de una semana. Estamos hablando de un esfuerzo y de un entusiasmo sostenidos, y por eso es que también se le llama perseverancia. La razón por la que es sostenible es porque disfrutamos lo que hacemos, todo el trabajo positivo en el que estamos involucrados. La perseverancia, unida a la valentía heroica, es el mejor oponente para la flojera y la dilación.
Perseverancia cual armadura
Existen tres tipos de perseverancia, el primero de los cuales es como una armadura. Es la voluntad de continuar y continuar y continuar, sin importar cuánto tiempo tome o cuán difícil sea. Sin importar lo que suceda, no cederemos a la pereza ni nos desanimaremos. Si sabemos que el camino del Dharma tomará realmente mucho mucho tiempo, y si estamos dispuestos incluso a ir a los infiernos para poder ayudar a otros, entonces es imposible que nos dé flojera o nos desanimemos por cualquier problema menor que pueda surgir. Tenemos una actitud como armadura con la que sentimos: “¡nada, ninguna cosa en absoluto, me hará tambalear!”. Este tipo de valentía heroica nos protege de cualquier dificultad que encontremos porque ya hemos decidido que, sin importar qué tan difíciles se pongan las cosas o cuánto tiempo nos tome, vamos a hacerlo.
En cierta forma, mientras más tiempo esperemos que nos tome alcanzar la iluminación, más pronto vendrá; mientras que, si esperamos que suceda de forma inmediata y fácil, entonces nos tomará una eternidad. Muchos grandes textos y maestros han dicho que, si buscamos una iluminación instantánea y fácil, eso es básicamente un signo de nuestro egocentrismo y nuestra pereza. Queremos resultados, pero no nos interesa pasar mucho tiempo ayudando a los demás. Solo queremos obtener el delicioso postre de la iluminación. ¡Básicamente, somos flojos! No queremos hacer el duro trabajo que implica. Queremos la iluminación a bajo costo y la queremos tan barata como se pueda obtener, pero este tipo de regateo nunca funcionará.
Cuando tenemos compasión, con la actitud de “trabajaré durante tres millones de eones para desarrollar la fuerza positiva implicada en ayudar a otros”, el enorme alcance de esta valentía heroica nos ayuda a alcanzar la iluminación de forma mucho más rápida.
La perseverancia aplicada a las acciones constructivas
El segundo tipo de perseverancia es el firme esfuerzo de involucrarse en acciones positivas y constructivas, con el fin de acumular la fuerza positiva necesaria para llevarnos a la iluminación. Esto significa que no somos perezosos para hacer nuestras prácticas preliminares (postraciones y demás), ni para estudiar, aprender y meditar. Sí necesitamos hacer todas estas cosas, y es preciso que nos deleitemos al hacerlas.
La perseverancia de trabajar en beneficio de los seres limitados
El tercer tipo de perseverancia es el firme esfuerzo relacionado con trabajar para ayudar y beneficiar a los demás, lo cual se refiere a las formas de reunir a los demás bajo nuestra influencia positiva y trabajar con los once tipos de personas que es necesario ayudar, los cuales también se discuten en términos de la disciplina ética de largo alcance; sin embargo, no son exactamente idénticos. Básicamente, en este contexto significa ayudar activamente a estos tipos de personas en las diversas formas que serían apropiadas con esta perseverancia. Disfrutamos hacer todo esto, nos sentimos realmente felices de poder beneficiar a otros. Además, con paciencia, soportaremos cualesquiera dificultades involucradas, y con autodisciplina ética, evitaremos todas esas emociones perturbadoras que nos impedirían poder ayudarlos realmente. Es claro cómo las diversas actitudes de largo alcance se apoyan unas a otras.
Los tres tipos de pereza
Existen tres tipos de pereza que pueden interrumpir nuestra perseverancia. Para poder practicar y desarrollar perseverancia, necesitamos superar la pereza.
1. La pereza del letargo y de la dilación
Muchos de nosotros tenemos experiencia de primera mano en este tipo de pereza, con la que siempre queremos dejar las cosas para mañana. Para superar esto, debemos pensar y meditar en la muerte y la impermanencia. Necesitamos entender que ciertamente moriremos, que no tenemos absolutamente ninguna pista de cuándo vendrá la muerte, y que esta preciosa vida humana que nos brinda la oportunidad de hacer tantas cosas maravillosas, es difícil de obtener.
Mi koan zen favorito es: “La muerte puede llegar en cualquier momento. Relájate”. Es bueno reflexionar sobre esta afirmación. Es cierto que la muerte nos puede sorprender en cualquier momento, pero si estamos demasiado tensos y nerviosos por ello, nunca lograremos nada. Sentiremos: “¡tengo que hacer to do hoy!” y entonces nos volvemos fanáticos, lo cual no es de ayuda en absoluto. Sí, vamos a morir y eso puede suceder en cualquier momento, pero si queremos aprovechar esta vida, entonces tenemos que estar relajados acerca de estos dos aspectos. Si siempre tenemos un intenso miedo a la muerte, entonces siempre sentiremos que nunca tenemos suficiente tiempo.
2. La pereza de aferrarse a lo que es insignificante
El segundo tipo de pereza es estar apegados a asuntos triviales, lo cual, nuevamente, muchos de nosotros podemos entender con facilidad. Desperdiciamos mucho tiempo viendo televisión, chismeando y platicando trivialidades con amigos, hablando sobre deportes y demás. Estas cosas se consideran como una pérdida de tiempo y básicamente es una forma de flojera. Es muy sencillo: es mucho más fácil sentarse frente al televisor que sentarse a meditar, ¿no es así? Nos apegamos a esas cosas mundanas y ordinarias a través de nuestra pereza, por no querer intentar y hacer algo que quizás sea más difícil, pero ciertamente mucho más significativo.
Esto no significa que no podamos detenernos para disfrutar de cierto entretenimiento o relajación, porque algunas veces lo necesitamos para poder revitalizarnos. El punto es no apegarnos a eso y exagerar por flojera. Siempre podemos tomar un descanso, salir a caminar, ver un programa de televisión, pero necesitamos no apegarnos a eso. Cuando hayamos tenido suficiente, volvemos a las cosas más positivas que estábamos haciendo antes.
La mejor forma de superar el apego a lo que es insignificante es pensar acerca de cómo los placeres y la satisfacción que obtenemos de los logros y las actividades mundanas nunca nos producen felicidad duradera. No importa cuántas películas veamos o cuánto chismeemos sobre las celebridades, o cuánto viajemos a diferentes lugares, eso nunca nos producirá ni un gramo de felicidad duradera. La única forma de obtener esta felicidad duradera es entrenarnos en los métodos del Dharma que conducen a eso. Podríamos pasar todo nuestro tiempo tratando de encestar un balón en la red, pero eso nunca nos producirá un mejor renacimiento.
Así que el punto principal a evitar es apegarnos. Podemos hacer algo para relajarnos, eso está bien. Pero apegarnos a esa actividad e invertir todo nuestro esfuerzo en ello porque somos muy flojos como para hacer algo más constructivo, ese es simplemente un desperdicio. Este tipo de pereza realmente es un obstáculo para que en verdad disfrutemos las cosas constructivas.
3. La pereza del desánimo
El tercer tipo de pereza es cuando creemos que somos incapaces, que las cosas simplemente son demasiado difíciles para nosotros y que nunca podremos hacerlas y, por lo tanto, nos desanimamos. Cuán a menudo pensamos: “oh, ni siquiera voy a intentar hacer eso, ¿cómo podría alguien como yo lograr algo así?”. Una gran meta como la iluminación puede parecer abrumadora, pero ni siquiera intentarlo es una forma de pereza.
Para superar esto necesitamos recordar la naturaleza de buda, el hecho de que cada uno de nosotros tenemos diversas cualidades y potenciales maravillosos que podemos desarrollar plenamente. Si tantas personas son capaces de trabajar desde la mañana hasta la noche solo para obtener un poco de ganancias por vender goma de mascar o lo que sea, entonces definitivamente somos capaces de invertir tiempo para alcanzar algo mucho más significativo. Si podemos permanecer durante horas en la fila para comprar un boleto para un concierto que solo dura 90 minutos, no deberíamos nunca pensar que somos incapaces de hacer algo constructivo que nos conduzca a la meta interminable de la iluminación.
Los cuatro apoyos para desarrollar perseverancia
Shantideva describe cuatro apoyos que nos ayudan a desarrollar la perseverancia.
1. Convicción firme
Obtenemos la poderosa intención de poner las enseñanzas en práctica, al tener la firme convicción en las cualidades positivas del Dharma y en el beneficio que nos producen.
2. Resolución y dignidad
Necesitamos resolución y estabilidad basadas en la autoconfianza y en un entendimiento de la naturaleza de buda. Cuando estamos realmente convencidos de la naturaleza de buda (el potencial básico que reside dentro de todos nosotros) entonces automáticamente tendremos una increíble autoconfianza, que Shantideva llama “dignidad”. Si tenemos confianza en nosotros mismos, seremos estables y constantes en nuestro esfuerzo. Sin importar los altibajos que haya, perseveraremos con valentía heroica.
3. Deleite
El tercer apoyo es disfrutar lo que estamos haciendo. Es un sentimiento de satisfacción con lo que estamos haciendo con nuestra vida. Trabajar para desarrollarnos a nosotros mismos y para ayudar a los demás es lo más auto-satisfactorio y gratificante. Cuando lo hacemos, naturalmente se produce un gran sentido de gozo interno.
4. Soltar
El apoyo final es saber cuándo tomar un descanso. No deberíamos exigirnos hasta el punto en el que soltamos, nos damos por vencidos y no podemos enfrentar el hecho de volver a lo que estábamos haciendo. Necesitamos encontrar el camino medio entre presionarnos demasiado y tratarnos como si fuéramos un bebé. ¡Esto no significa que cada vez que nos sintamos un poquito cansados nos acostemos a tomar una siesta!
Sin embargo, Trijang Rinpoche, el fallecido tutor de Su Santidad el Dalái Lama, decía que cuando estamos en un estado de ánimo realmente malo, negativo, y ninguno de los otros métodos de Dharma parecen estar ayudándonos, lo mejor es tomar una siesta. Cuando despertamos, nuestro estado de ánimo será diferente, solo por la naturaleza de tomar una siesta. Este es un consejo muy práctico.
Dos factores adicionales para desarrollar valentía heroica
Shantideva señala dos factores adicionales que ayudan.
1. Aceptar con presteza
El primero es aceptar con presteza lo que necesitamos practicar y aceptar lo que necesitamos soltar. Además, necesitamos aceptar las dificultades involucradas en eso. Todo esto está basado en examinar de forma realista cada punto y nuestra habilidad para lidiar con ello. Esto implica aceptar que realmente necesitamos esta y aquella acciones constructivas para ayudar a otros y alcanzar la iluminación. Aceptamos que hay cosas que tendremos que dejar de hacer, y que eso nos implicará dificultades.
Lo aceptamos y asumimos, conociendo nuestra habilidad y lo que está implicado de forma realista. No debemos tener una actitud no realista. Si planeamos hacer 100,000 postraciones, necesitamos saber que no será fácil. Nos dolerán las piernas, nuestras palmas se irritarán, definitivamente nos cansaremos. Así que nos recordamos los beneficios que nos producirá.
¿Qué hay acerca de las cosas que necesitamos dejar de hacer? Para empezar, necesitamos darnos el tiempo para hacerlo, y eso puede ya ser lo suficientemente difícil – organizar las cosas para hacernos el tiempo. Nos examinamos honestamente a nosotros mismos para ver: “¿Puedo hacerlo?”. Aceptamos la realidad de lo que implica y ponemos nuestro corazón en ello con entusiasmo gozoso.
2. Tomar el control
El segundo punto de Shantideva para desarrollar la perseverancia heroica es que, una vez que tenemos una actitud realista de aceptar lo que hemos explicado arriba, tomamos el control para realmente aplicarnos. Con fuerza de voluntad, no nos permitimos actuar de cualquiera de nuestras antiguas maneras, especialmente con pereza. Tomamos el control y nos aplicamos al trabajo positivo que deseamos alcanzar. Como diríamos en español, “ponemos nuestro corazón en ello”.
Resumen
Cuando estamos verdaderamente convencidos de los beneficios de practicar el Dharma y vemos que la felicidad que puede proveernos es incomparable, perseverar en ello se desarrolla de manera natural. No importará lo que esté sucediendo en nuestra vida, si tenemos una motivación firme combinada con perseverancia entonces, como un héroe, alcanzaremos nuestros objetivos.
La perseverancia nos ayuda a superar uno de los mayores obstáculos que muchos de nosotros enfrentamos al tratar de alcanzar nuestras metas: la pereza. Los métodos descritos aquí son útiles no solo conforme progresamos a lo largo de nuestro camino hacia la iluminación, sino también para las metas mundanas que tenemos en el transcurso de nuestra vida.