Todos podemos convertirnos en budas

06:21
Si el objetivo de la vida es la felicidad a largo plazo, tanto para uno mismo como para los demás, lo más significativo y lógico que podemos hacer es trabajar de forma realista para lograr esa meta. Aunque los objetos materiales pueden proporcionarnos cierta felicidad, la verdadera fuente de la felicidad es nuestra propia mente. Cuando todas nuestras capacidades están completamente desarrolladas y todas nuestras limitaciones han sido superadas, nos convertimos en un buda, una fuente de felicidad, no sólo para nosotros sino también para los demás. Todos podemos hacerlo, todos podemos convertirnos en budas debido a que todos tenemos en nuestro interior los materiales de trabajo completos que nos capacitarán para alcanzar esa meta. Todos poseemos la naturaleza de buda.

El budismo afirma rotundamente que todos podemos convertirnos en budas, pero ¿qué significa eso? Un buda es alguien que ha eliminado totalmente sus limitaciones, corregido todas sus deficiencias y desarrollado todos sus potenciales. Todos ellos empezaron exactamente como nosotros: seres ordinarios que experimentan dificultades en la vida. Sus problemas continuaban siendo incontrolablemente recurrentes debido a su confusión acerca de la realidad, sus proyecciones poco realistas y su obcecada convicción en ellas, y esto daba como resultado emociones perturbadoras y comportamiento compulsivo. Pero comprendieron que sus proyecciones no correspondían con la realidad y, motivados por la fuerte determinación de liberarse del sufrimiento que la ingenua falta de darse cuenta les había causado, finalmente dejaron de creer automáticamente en las fantasías que su mente proyectaba. Debido a ello, dejaron de experimentar emociones perturbadoras y de actuar en forma compulsiva.

A lo largo de este proceso, trabajaron para reforzar sus emociones positivas, como el amor y la compasión igualitarias hacia todos, y ayudaron a los demás tanto como pudieron. Desarrollaron un amor bondadoso hacia todos, parecido a aquél que tiene una madre hacia su único hijo. Avivados por la energía de este amor y compasión intensos hacia todos los seres, así como por su excepcional resolución de ayudarlos a todos, su entendimiento de la realidad se volvió cada vez más potente. Con el tiempo se tornó tan poderoso que su mente dejó de proyectar incluso la apariencia ilusoria de que todas las cosas y todas las personas existen por sí mismas, desconectadas de todo lo demás. Sin ningún impedimento, vieron de forma clara la interconexión e interdependencia de todo lo que existe.

Mediante este logro se iluminaron, se convirtieron en un buda. Su cuerpo, su capacidad para comunicarse y su mente se liberaron de todas las limitaciones. Al conocer el efecto que tenía en cada persona todo lo que enseñaban, ahora eran capaces de ayudar a todos los seres tanto como era posible en términos realistas. Pero ni siquiera un buda es omnipotente. Un buda puede ejercer una influencia positiva sólo en aquellos que están abiertos y receptivos a sus consejos, y que siguen correctamente sus recomendaciones.

Además, el Buda dijo que todos podemos lograr lo que él logró: todos podemos convertirnos en un buda. Esto es debido a que todos poseemos los materiales de trabajo fundamentales que lo permiten. Estos materiales se conocen como “naturaleza de buda”.

La neurociencia habla de neuroplasticidad: la habilidad del cerebro para cambiar y desarrollar nuevas secuencias neuronales a lo largo de nuestra vida. Cuando se paraliza una parte del cerebro que controla alguna función, como la de usar nuestra mano derecha, practicar fisioterapia puede hacer que el cerebro desarrolle nuevos circuitos neuronales que nos permitan usar nuestra mano izquierda. Estudios recientes han mostrado que meditar en la compasión, por ejemplo, también puede crear nuevos circuitos neuronales que produzcan más felicidad y paz mental. Ya que la mente puede producir cambios fisiológicos de esta naturaleza, así como podemos hablar de neuroplasticidad del cerebro, también podemos hablar de neuroplasticidad de la mente. El hecho de que nuestra mente, y en consecuencia los rasgos de nuestra personalidad, no posean una naturaleza estática y fija y puedan ser estimulados para desarrollar nuevos circuitos positivos, es el factor fundamental que nos permite a todos convertirnos en budas iluminados.

A nivel fisiológico, cuando hacemos, decimos o pensamos algo que es constructivo, desarrollamos y reforzamos un circuito neuronal positivo que hace que sea más fácil, y en consecuencia más probable, que repitamos la acción. A nivel mental, el budismo dice que de esta forma construimos cierta fuerza y potencial positivos. Cuanto más fortalezcamos un entramado de semejante fuerza positiva, especialmente haciendo algo de beneficio para los demás, más robusto será. La fuerza positiva, cuando es dirigida a la capacidad de ayudar a todos los seres en su totalidad, como lo haría un buda, es lo que nos permite lograr esa meta de ser de ayuda universal.

De manera similar, cuanto más nos enfocamos en la ausencia de algo real que corresponda con nuestras falsas proyecciones de la realidad, más debilitamos los circuitos neuronales y mentales, primero, de creer en ese sinsentido mental, y luego, de proyectarlo. Con el tiempo, nuestra mente se libera de esos circuitos y se libera también de los circuitos de las emociones perturbadoras y de los patrones de comportamiento compulsivo que dependen de ellas. En su lugar, desarrollamos poderosos circuitos neuronales y mentales, ahora de darse cuenta profundo de la realidad. Cuando estos circuitos son alimentados con la fuerza de querer lograr la mente omnisciente de un buda que sabe cómo ayudar mejor a todos y cada uno de los seres limitados, este entramado de darse cuenta profundo nos permite alcanzar la mente de un buda.

Dado que todos tenemos un cuerpo, las habilidades para comunicarnos con otros (principalmente el habla) y también una mente, estos elementos son los materiales de trabajo para alcanzar el cuerpo, el habla y la mente de un buda. Asimismo, estos tres son factores de naturaleza de buda. De manera similar, todos tenemos cierto nivel de buenas cualidades (por ejemplo, nuestros instintos de auto-preservación, de preservación de las especies, nuestros instintos maternales y paternales, etc.) así como la capacidad para actuar y producir un efecto en otros. Estos también son factores de naturaleza de buda; son nuestros materiales de trabajo para cultivar las buenas cualidades, como el amor y la atención ilimitados, y las actividades iluminadoras de un buda.

Cuando examinamos cómo funciona nuestra mente, descubrimos más factores de naturaleza de buda. Todos somos capaces de recibir información, agrupar cosas que comparten alguna cualidad, distinguir la individualidad de las cosas, responder a aquello que percibimos y saber lo que las cosas son. Estas formas en las que funciona nuestra actividad mental ahora están limitadas, pero también son materiales de trabajo para alcanzar la mente de un buda, con la que funcionarán a su máximo potencial.


Video: Matthieu Ricard — “La mente humana vs. La mente de los animales”
Para activar los subtítulos, por favor selecciona el ícono “Subtítulos” que está en la esquina inferior derecha de la pantalla. Para cambiar el idioma, por favor selecciona el ícono “Configuración”, después selecciona “Subtítulos" y elige el idioma de tu preferencia. 

Resumen

Debido a que todos tenemos los materiales de trabajo para convertirnos en un buda, alcanzar la iluminación es sólo un asunto de motivación y trabajo duro y sostenido. El progreso nunca es lineal: algunos días irá mejor y otros peor; el camino hacia la budeidad es largo y no es fácil. Pero cuanto más nos recordemos los factores de nuestra naturaleza de buda, más evitaremos desanimarnos. Sólo tenemos que tener en mente el hecho de que no hay nada inherentemente malo en nosotros. Podemos superar todos los obstáculos si tenemos una motivación lo suficientemente fuerte y si seguimos métodos realistas que combinen de forma hábil la compasión y la sabiduría.

Top