Superar el desánimo

Versos 15 al 16

Verso 15: No desanimarse cuando se medite en la bodichita

Recordar la naturaleza de Buda para superar el desánimo

Y cuando surja una sensación de desánimo, permítanme alabar las glorias de la mente.

Esto habla acerca del gran problema que surge cuando queremos meditar en la bodichita, el cual es el desánimo y la sensación de “es demasiado, no puedo hacerlo”. El consejo aquí es alabar las glorias de la mente. “Las glorias de la mente” se refiere a los maravillosos aspectos de la mente, específicamente los diversos aspectos de la naturaleza de buda. Enfocarse en la naturaleza de buda de los aspectos de la mente, lo cual explicaré brevemente, puede ayudarnos a superar el desánimo.

¿Cómo podemos realmente lidiar con el desánimo? Esta es una pregunta muy importante. Para poder ser capaces de meditar en la bodichita, necesitamos saber cómo lidiar con el desafío. Dada mi propia experiencia y la experiencia de otros en el trabajo con este tema, he encontrado que el consejo general que da Tsongkapa en torno a cómo hacer una visualización, puede ser muy útil. Lo que dice es que, primero, necesitamos tener una imagen mental de algo, de tal forma que tengamos cierto tipo de objeto de enfoque. Luego, mientras obtenemos cada vez mejor concentración, los detalles surgirán automáticamente.  Pero al principio no deberíamos de preocuparnos acerca de los detalles; de lo contrario, nos sentiremos muy frustrados.

Me parece que este también es un consejo muy útil con respecto a cómo meditar en la bodichita. En el tantra, cuando nos visualizamos a nosotros mismos como figuras búdicas, lo principal en lo que nos enfocamos es en la sensación conocida como “orgullo de la deidad”, el cual es el auto-orgullo de sentir que realmente somos la figura búdica – ese soy “yo” – aunque estamos plenamente conscientes de que meramente llamamos “yo” a la figura búdica en la que podemos convertirnos, sobre la base de todas sus causas en nuestras continuidades mentales. La figura búdica en sí misma está solo vagamente en foco; los detalles no están claros, pero la confianza en que somos la figura búdica, es fuerte. Podemos hacer algo similar con la bodichita. Con la bodichita, nos enfocamos en nuestra propia iluminación individual que aún no ha acontecido, pero que puede suceder sobre la base de sus causas, los factores de naturaleza de buda de nuestras continuidades mentales. El estado iluminado que anhelamos alcanzar está vagamente en foco, los detalles no están claros. Pero nuestra confianza en que lo alcanzaremos para beneficiar a los demás, es fuerte.

Al principio, nos vamos a sentir muy frustrados, si tratamos de pensar en términos de lo que realmente significa la iluminación y lo que significa tener todas las cualidades de un buda – ser capaces de beneficiar a cada individuo de acuerdo con sus necesidades, ser capaces de hablar en un idioma que todos entiendan, ser capaces de multiplicarnos en un millón o un billón de formas y cosas así. Si tratamos de hacer eso, es bastante probable que nos desanimemos mucho. Me parece que al principio no es útil en absoluto tratar de imaginar en detalle todas las cualidades de buda que estamos anhelando alcanzar. Necesitamos enfocarnos en la idea general de qué es la iluminación, junto con el sentimiento de que esa es realmente nuestra propia iluminación futura.

Al principio, necesitamos construir el verdadero estado mental y de corazón de la bodichita. Es solo cuando estamos mucho más avanzados en el camino que ese estado mental surge automáticamente. Cómo lo construimos es, ya sea con la meditación de las siete causas y un efecto, o con la meditación de igualar e intercambiar el yo con los demás. No es el momento de entrar en detalle en torno a cómo hacer ambas, pero el punto principal de ellas – en términos de sentir lo que queremos generar – es tener una enorme sensación de apertura, para ampliar grandemente los límites de nuestro interés.

El hecho de que esa sensación de interés sea fuerte al principio no es tan importante. Eso crecerá con el tiempo. Es como la visualización: se vuelve cada vez más enfocada conforme más la hacemos. Solo queremos abrir el alcance de nuestra mente: “Todos son iguales, así que tengo interés igualitario por todos”. No se queden atrapados en los detalles de “¿qué hay acerca de la cucaracha” y “¿qué hay con el mosquito?” y “¿qué hay con las criaturas infernales?”. Esos son detalles. El punto es abrir la perspectiva, tener esta apertura, esta amplitud de alcance.

Luego, añadimos a esa apertura la cualidad de sensación de “yo quiero ser feliz y también todos los demás. No quiero sufrir y tampoco nadie más. Todos somos iguales en ese sentido”. Asimismo, dejamos que esa sensación de querer ser felices y no querer ser infelices se expanda más allá de los límites de nuestro sentido habitual de “yo”. Simplemente nos abrimos y dejamos que se irradie esa sensación. Luego añadimos a ese pensamiento: “Para realmente ser capaz de traer felicidad a mí y a todos los demás, necesito alcanzar la iluminación, y todos necesitan alcanzar la iluminación”, sintiendo con mucha fuerza que “realmente quiero hacer eso, para mí y para todos los demás”.

Es como si hubiera un sol de amor, compasión e interés por los demás dentro de nosotros, queriendo brillar sobre todos y conducirlos hasta la iluminación. Lo que queremos es deshacernos del límite que constriñe nuestro interés solo por nosotros mismos e imaginar que ese sol brilla hacia el exterior infinitamente. No se preocupen por qué tan lejos – “¿Son mil kilómetros, un millón de kilómetros o veinte años luz de kilómetros?”. Eso no importa. El punto es tratar de tener una sensación de infinito, en un sentido, de salir de forma ilimitada – amor inconmensurable, compasión inconmensurable, interés inconmensurable ilimitados. Este es el punto – obtener un corazón muy vasto, una mente muy vasta.

Entonces pensamos: “Iluminación – eso es lo que necesito alcanzar”. Y, de nuevo, no tenemos que tener todos los detalles, solo una sensación general de ella. La sensación general de ella es que “este es el estado más alto posible, el estado más alto de evolución que elimina todas mis limitaciones”. Solo tratar de tener esa sensación de amplitud. No importa cuánto tiempo tome alcanzar esa iluminación. Así, también está la sensación de expansión en términos de tiempo, la muy vasta área que impregna todas las dimensiones – dimensiones espaciales, dimensiones temporales, dimensiones de desarrollo, dimensiones de cualidades. De nuevo, no se preocupen por los detalles. Solo tengan esa sensación de vastedad, una vastedad de calidez. Eso es lo que significa “maha” en el Mahayana: vasto.

Luego, dentro de eso, hay – como una ilusión – una forma de un buda. Sea que nos visualicemos a nosotros mismos como figuras búdicas, como hacemos en el tantra, o visualicemos una figura frente a nosotros, no importa. También podríamos hacerlo al estilo mahamudra, en donde solo es la naturaleza misma de la mente, la claridad misma de la mente, que representa lo que estamos tratando de alcanzar. Eso también es un enfoque. Así que tenemos un enfoque dual – esta enorme vastedad y cierta representación de ella. Es como un imán; solo somos arrastrados hacia esa representación y hacia ese enorme alcance. En eso es en lo que nos enfocamos con la bodichita.  

Así, la bodichita no es solo simple compasión: “Oh, tú, pobre persona en la calle, quiero ayudarte”. No es eso en absoluto; es mucho, mucho más vasto. Ese es el estado mental que queremos desarrollar. Trae lágrimas a nuestros ojos. Nuestro corazón está tan pleno, es tan sobrecogedor. Ese verdaderamente es un estado mental extraordinario.

Ahora, la pregunta de si la iluminación es o no es posible es una pregunta muy difícil. Es muy difícil convencernos plenamente de ella solamente a través de la lógica. Así, lo que uno hace es darle el beneficio de la duda, que es como nosotros, particularmente como occidentales, solemos aproximarnos a todo el asunto del renacimiento. En otras palabras, decimos: “Bueno, supongamos que es posible. Así que trabajemos con ello y veamos a dónde nos lleva. Seré paciente porque me doy cuenta de que es realmente muy difícil de entender y es muy difícil convencerse de eso. Y tomará años y años y años alcanzar ese nivel. Y nunca será: ‘¡Aleluya, ahora creo!’ en ningún caso”. Así que trabajamos con ello. Acostumbramos a nuestra mente a eso.

¿Con qué trabajamos? Trabajamos con la naturaleza de buda, como dice aquí. ¿De qué estamos hablando? La naturaleza de buda es un factor, o más precisamente, un entramado de factores, que permite que este desarrollo interminable suceda.

  • Tenemos diversos factores que pueden ser estimulados para crecer y que pueden ser desarrollados. Por ejemplo, está la calidez natural de la mente; el instinto de cuidar a alguien; la cualidad natural de la mente de que la energía salga – la habilidad de la mente de entender, de comunicar, de sentir; el entramado de fuerza positiva y darse cuenta profundo que son imputados sobre nuestra continuidad mental. Todas estas cualidades, que ya están ahí, pueden desarrollarse cada vez más.
  • También está la naturaleza de buda perdurable. Esta es la vacuidad de la mente. También es un factor de naturaleza de buda. La vacuidad de la mente permite el cambio, el desarrollo.
  • El tercer tipo de factor de naturaleza de buda es la habilidad de la mente de ser inspirada a desarrollarse y crecer; no somos como pedazos de roca.

El hecho de enfocarse en estos tres tipos de factores de naturaleza de buda, nos da ánimos. Sabemos que, sobre la base de estos factores, podemos alcanzar la iluminación.

En resumen, tenemos una pequeña idea de las cualidades de un buda que estamos anhelando desarrollar nosotros mismos, pero no nos enganchamos con eso porque entonces nos desanimaremos. Solo tenemos esta sensación de que es posible crecer, que estos factores causales para alcanzar la iluminación están ahí. Así, cuando tenemos esa sensación y nuestra mente tiene este alcance de gran vastedad, entonces empezamos a ser capaces de realmente meditar en la bodichita.

Si estamos trabajando con esta base de naturaleza de buda y nuestra mente está abierta a esta vastedad, no nos desanimaremos. Entender lo que realmente significa la budeidad y obtener convicción de que en verdad es posible alcanzarla, vendrá después. Lo principal es este sentido de vastedad, la sensación de calidez que es parte de ella, y la confianza básica de que los materiales de trabajo están ahí.

No entren en el estado mental de “no puedo hacerlo, es demasiado, es imposible”. Así nos estamos identificando con el “yo” limitado; en lugar de tener el orgullo de la deidad, tenemos el orgullo del “yo” samsárico – lo cual no ayuda, especialmente si podemos recordarnos la vacuidad de eso, que “eso es basura, esa no es la forma en que la existo”. Nos enfocamos en lo aún no acontecido de esa iluminación futura – sabemos que aún no estamos ahí. Así que, no es que nos estemos engañando a nosotros mismos.

Evitar el desánimo al meditar en la vacuidad (vacío)

Y meditar en la vacuidad de ambos (estados).

Para evitar el desánimo, también necesitamos meditar en la vacuidad de el estado samsárico inadecuado de realmente no ser capaz de ayudar a todos ahora y la vacuidad del estado iluminado que anhelamos alcanzar. La vacuidad, a menudo llamada “vacío”, significa la total ausencia de formas imposibles de existencia. No es que cualquiera de estos dos estados nuestros, samsárico e iluminado, sean como pelotas de ping-pong auto-encapsuladas – una pelota ping-pong que es el pobre “yo” limitado que de ninguna manera puede ayudar a nadie o que solo puede ayudarlos de forma muy trivial, y la otra pelota de ping-pong que es la iluminación que está arriba en el cielo y es imposible de alcanzar. Ambos estados surgen de acuerdo con causas y condiciones.

Las condiciones para la iluminación están ahí, son los factores de naturaleza de buda. Alcanzarla es solo un asunto de desarrollar la suficiente fuerza positiva y darse cuenta profundo. Hacemos esto realmente ayudando a los demás y familiarizándonos con el correcto entendimiento de la vacuidad, es decir, al darnos cuenta de que las cosas surgirán en dependencia en términos de causa y efecto, y los esfuerzos que hagamos.

Tener ese entendimiento nos ayuda a superar el desánimo -pensar que es imposible- y, por el contrario, tener – como dijimos antes, cuando hablamos de la perseverancia – una actitud realista. Aceptamos que será difícil. No nos estamos engañando a nosotros mismos: será difícil, pero ¿hay otra cosa en la vida que valga la pena? Todo lo demás es trivial comparado con desarrollar el anhelo de la bodichita. Shantideva lo dice muy bien en su primer capítulo, “Los beneficios de la bodichita”.

(I.12) Todo lo demás que es constructivo recuerda al árbol de plátano: habiendo dado nacimiento a sus frutos, está agotado. Pero el árbol de la bodichita siempre fructifica y, nunca agotado, crece cada vez más.

Incluso si no es posible alcanzar la iluminación – que es donde estamos ahora nosotros en nuestro pensamiento: con titubeo indeciso, preguntándonos: “¿Es posible o no? Suena tan fantástico” – no importa. Y si hay o no en verdad seres iluminados ahora o si los ha habido en el pasado, no importa. Ciertamente, podemos valorar el hecho de que podemos desarrollarlos y evolucionar más y más. Así, solo representamos todo esto en términos de: “Bueno, el mayor límite al que podemos ir en nuestra evolución – llamémoslo budeidad”.

La importancia de la inspiración obtenida del maestro espiritual para no desanimarnos

Pienso que esa es la forma de comenzar. No estoy diciendo que ese sea el entendimiento final, bajo ninguna circunstancia, pero esa es la forma de comenzar. Luego podemos despegar del suelo; de lo contrario, solo nos quedaremos atrapados en la pequeña casa de “no puedo hacerlo” y “pobre de mí”. No podemos relacionarnos con un buda de ninguna forma, eso está más allá de nuestra imaginación. Por eso dicen que los gurús son tan importantes. Para usar el ejemplo de Sakya Pandita, el gurú es como una lupa que se enfoca en los rayos del sol para hacer fuego en la madera encendida de nuestra mente. El sol, en esta analogía, es, por supuesto, el Buda.

Con los gurús, tales como Su Santidad el Dalái Lama, e incluso algunos que están menos desarrollados que Su Santidad, obtenemos una sensación de aquello en lo que puede evolucionar un ser humano. Eso nos inspira. Así, nos relacionamos con el siguiente estado superior con el que podemos relacionarnos y aspiramos alcanzar eso. En ese sentido, nos desarrollamos más y más. Por supuesto, no podríamos relacionarnos con un buda ni con todas las cualidades de Buda Shakyamuni. Es demasiado. Así que no se preocupen por eso, ¿de acuerdo?

Cuando estamos meditando y tenemos bodichita convencional – nuestra mente sale infinitamente – entonces combinamos ese alcance de vastedad con el entendimiento de la vacuidad, el cual también sale infinitamente. Esta es la forma en que empezamos a unirlos. Al pensar en términos de la vacuidad, entendemos que nada existe como una pelota de ping-pong; todo está interrelacionado, es interdependiente y es afectado en sus cualidades  por todo lo demás en todas las dimensiones de espacio y tiempo. Así, este alcance Mahayana es muy importante – mientras se tiene un enfoque.

Esa es la razón por la que tener una figura búdica o algo así es útil: le da a la mente algo en qué enfocarse. Cuando la mente está muy abierta y amplia, es fácil perderse. Así, tratamos de tener un equilibrio entre la vastedad y el enfoque en la figura búdica – especialmente porque lo que uno añade a la meditación es una sensación de gozo. Sin tener algo en qué enfocarse, es muy fácil “ponerse contento”, para usar la expresión coloquial: estar tan contentos que somos como un cachorrito acostado en su espalda, con las patas al aire, siendo acariciado en su pancita.

Verso 16: Evitar el desánimo al aplicar la vacuidad a lo que sea que experimentemos

Considerar todo como una ilusión

Siempre que un objeto de apego u hostilidad surja en cualquier situación, permítanme considerarlo como una ilusión o una proyección;

Esto es después de que nos hemos absorto en meditación en el entendimiento de la vacuidad. Cuando estamos lidiando con cualquier situación que perturba nuestra mente, es importante considerarla como una ilusión, de tal forma que no nos desanimemos. Cuando estamos teniendo dificultades y surge un obstáculo, lo vemos como una ilusión, como si fuera un sueño. Cuando despertamos de un sueño, el sueño se ha ido, ha terminado, aunque sí ocurrió. Quizás lo recordemos, pero no está sucediendo ahora. Así, siempre que surja en estado mental o estado de ánimo desalentador, nos damos cuenta de que no es algo sólido. Ha surgido de causas y condiciones, y pasará, como un sueño. 

Esto nos da valentía. Ver todo como si fuera una ilusión o como una proyección nos da la valentía de no ser engañados por ella. Es como ver una película de terror. Si estamos viendo una película de terror, quizás nos asustemos. Pero si nos damos cuenta de que es solo una película – solo actores maquillados están en la pantalla – podemos ser valientes y no estar tan asustados.  Este es un consejo muy útil. Las cosas suceden – algo desalentador o una situación difícil. Entonces, decimos: “Muy bien, no es la gran cosa, ha surgido de causas y condiciones. Parece sólido, pero es como una ilusión”, y entonces solo aplicamos el oponente para lidiar con ello.

Es como estar en la India y encontrar un alacrán en tu zapato. No te asustas; no haces la gran cosa de eso: “Muy bien, así que hay un alacrán en mi zapato”. Es como una ilusión en el sentido de que no es ningún tipo de monstruo horrible. Levantas tu zapato, sales, vacías el zapato y dejas al escorpión afuera. Vuelves a entrar y te pones el zapato. Se terminó. ¿Cuál es el problema?

Así es como se lidia con el desánimo y con las situaciones difíciles. “Muy bien. Ha surgido. Es como un alacrán en mi zapato. Así que, muy bien, necesito lidiar con esto. Y si necesito un tiempo para tranquilizarme, me lo tomo. ¿Cuál es el problema?”.

Considerar las palabras desagradables como un eco y al daño como la maduración del karma pasado

Siempre que escuche palabras desagradables, permítanme considerarlas como un eco; y siempre que algo dañe mi cuerpo, permítanme considerarlo como (si proviniese) de mi karma previo.

Esto es como el lojong, el texto de entrenamiento mental (entrenamiento de actitudes) que el maestro de Atisha, Dharmarákshita, escribió – que cuando escuchamos palabras desagradables son como un eco. Así, las palabras desagradables que nosotros mismos hemos dicho, ahora vuelven a nosotros y las estamos escuchando de nuevo. Y cuando algo dañe mi cuerpo, esto proviene de mi karma. Hemos lanzado el boomerang, por así decirlo, y ahora ha regresado. Creamos todos los problemas nosotros mismos. Es posible que otras personas sean las circunstancias, pero nosotros hemos creado las condiciones para encontrarnos con esas circunstancias.

De esta forma, tratamos de lidiar con estas situaciones sin convertirlas en algo horrible: “Tú, persona horrible. Tú hiciste algo que no me gusta”. Si alguien nos hizo algo que no nos gusta, podemos simplemente decirle a la otra persona: “Eso no fue aceptable. ¿Podrías actuar de forma diferente, de esta o aquella forma?”. Si son personas razonables, se adaptarán. Si ellas se adaptan y nosotros nos adaptamos, no hay problema. Si no son personas razonables y no se adaptan, nos adaptamos tanto como podamos de nuestro lado – al tiempo que ponemos límites. Establecemos los límites de lo que es aceptable de acuerdo con lo que no es destructivo.  

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