Cómo vivir una vida dedicada a la práctica

Versos 17 al 28

Verso 17: Vivir en soledad

Permítanme avanzar e irme a vivir en un lugar aislado, fuera de los límites (de cualquier ciudad) y, como el cadáver de un animal de caza, esconderme en soledad y vivir sin apegos.

Esto es muy similar a lo que explica Shantideva en el octavo capítulo de su texto:

(VIII.37) Así, permítanme vivir en soledad en bosques hermosos y encantadores, con pocos problemas, felicidad y bienestar, calmando todas las distracciones.
(VIII.35) Permitan que este cuerpo se quede ahí en aislamiento, solo, sin hacer amigos íntimos ni conflictos. Si ya me cuentan como si estuviera muerto, no habrá dolientes cuando realmente muera.

Aquí, Atisha dice que, si queremos mejorarnos a nosotros mismos, avanzar, y realmente desarrollarnos a nosotros mismos, es mejor vivir en un lugar aislado, silencioso, fuera de los límites de cualquier ciudad – que es lo que la palabra monasterio significa en tibetano: un lugar silencioso que está fuera de las ciudades – y ser como el cadáver de un animal de caza. Eso significa, como explica Shantideva que, si ya hemos sido contados como muertos, entonces no habrá dolientes que nos interrumpan y hagan una gran escena cuando nos estemos muriendo.  

Podremos practicar de forma apropiada para ayudar a beneficiar nuestras vidas futuras si nos escondemos lejos en soledad y vivimos sin ningún apego. Ahora, por supuesto, no todos podemos hacer eso. Su Santidad a menudo dice que solo un muy pequeño porcentaje de la gente se sentirá inclinada a vivir en soledad y a dedicar su vida a la meditación; para la mayoría de nosotros, es mejor quedarse en sociedad e involucrarse en ayudar a otros en la medida que podamos. Sin embargo, algunas veces es útil irse de retiro por un tiempo – quedarse en un lugar silencioso a meditar, a trabajar en cosas del Dharma o hacer cualquier actividad constructiva que deseemos. Pensar en los grandes maestros que vivieron de esta forma – y también algunos de los maestros del presente – nos brinda una gran inspiración.

Especialmente para los principantes, una situación bastante tranquila es mejor porque hay menos distracción. Sin embargo, no tengan ideas demasiado románticas sobre la India y Nepal: no son lugares silenciosos. Son las Tierras del Sonido. Los monasterios tibetanos son extremadamente ruidosos, todos hacen sus prácticas en voz alta. E incluso si estamos solos en un lugar silencioso, podemos, por supuesto, tener una gran cantidad de ruido en nuestra cabeza. No hay garantía de que, si externamente todo está silencioso, internamente estará silencioso. No obstante, que todo esté silencioso en el exterior es útil para muchas personas.

Verso 18: Superar la flojera

Tener una práctica cotidiana estable

(Ahí), permítanme siempre ser estable con mi figura búdica.

Ahí, – eso se refiere a estar en soledad, en un lugar aislado y silencioso – permítanme siempre ser estable con mi figura búdica. Aquí hay otro indicio que introduce Atisha sobre la práctica tántrica.

Dice: “Permítanme siempre ser estable”. Lo que necesitamos para obtener estabilidad es tener una práctica cotidiana de meditación, sea cual sea esta práctica diaria. Especialmente cuando tenemos vidas muy ocupadas y hacemos muchas cosas, es muy útil tener una práctica constante que hagamos todos los días. Sin importar qué locura esté sucediendo en nuestra vida, tenemos este estado mental estable – un lugar estable al cual ir. Nos brinda un sentido de continuidad. Eso es muy importante para la estabilidad.

Si trabajamos con una figura búdica, un “yidam”, como hacemos en el tantra, lo que estamos haciendo es abandonar nuestra auto-imagen asociada con nuestra vida ocupada y adoptar una nueva auto-imagen – sobre la base del entendimiento de la vacuidad, la bodichita y la renuncia, por supuesto. La auto-imagen es la de un buda en la forma de una figura búdica, tal como Avalokiteshvara o Tara, la cual representa las diversas cualidades que estamos esforzándonos por alcanzar.

Cuando vamos a un lugar silencioso, es muy importante “disociar”, como dice Shantideva, tanto nuestro cuerpo como nuestra mente, de todo el ajetreo.

(VIII.89) Habiendo considerado, con aspectos como este y más, los beneficios de disociarme (a mí mismo), y así aquietar completamente mis pensamientos dispersos, meditaré en la bodichita.  

No solo es nuestro cuerpo el que se va a un lugar aislado. También aislamos a nuestra mente de todas las asociaciones, de los apegos y demás. Disociamos a nuestra mente de la auto-imagen que tenemos cuando estamos en el lugar que dejamos. Esa es la razón por la que trabajar con una figura búdica es muy útil. Nos ayuda a reemplazar la auto-imagen samsárica con una que es más “nirvánica”, si podemos usar esa palabra, una que no tenga todas las viejas asociaciones negativas – negativas en el sentido de las emociones perturbadoras. La figura búdica representa nuestras iluminaciones futuras que anhelamos alcanzar con la bodichita.

Recordarnos nuestras fallas para surgir por encima de la pereza

Y siempre que surja una sensación de pereza o agotamiento, permítanme enumerar mis propias fallas

Como he dicho a menudo, hasta que nos convirtamos en arhats, el samsara continuará con altibajos. Esa es la naturaleza del samsara. Algunas veces tendremos ganas de meditar; algunas veces no. Algunas veces irá bien, algunas veces no. Algunas veces nos sentiremos perezosos y agotados; otras veces no. Lo importante es solo continuar de todos modos. Como se establece en un verso anterior, consideramos estas cosas como si fueran ilusiones. No exageramos los altibajos, solo continuamos.

Para ayudarnos a superar la pereza y agotamiento, Atisha dice que ennumeremos nuestras propias fallas. En otras palabras, nos recordamos que la pereza y el agotamiento son fallas. Son obstáculos, cosas que queremos superar. Así, nos recordamos a nosotros mismos nuestra motivación para meditar: queremos superar cosas como la pereza, el desánimo, el agotamiento y la autoconmiseración, y entrenar a nuestra mente para que no se distraiga completamente con apego, enojo y demás.

Al recordarnos que “esa es exactamente la razón por la que estoy sentado aquí. Esa es exactamente la razón por la que quiero meditar – es porque me siento peresozo y no quiero hacer nada constructivo”, reafirmamos nuestra motivación y eso nos da la fuerza para continuar. Esa es parte de la perseverancia – aceptamos que el samsara tiene altibajos, aceptamos esa dificultad. No tenemos ilusiones acerca de eso. Simplemente seguimos intentando, hacemos el esfuerzo.

Una vez que nos hemos recordado nuestra motivación para superar estas fallas, entonces:

Corregirnos con autodisciplina

Y recordarme los puntos esenciales de entrenar la conducta.

Esto se refiere a la disciplina ética, la disciplina de corregir nuestras fallas. Lo que se explica aquí es que necesitamos reconocer nuestras fallas, nuestros defectos, cuando surgen, y después recordar corregirlos nosotros mismos. Eso es lo que a menudo se denomina “el gurú interno”. No necesitamos un gurú externo que nos corrija. No necesitamos un policía o una mamá o un papá. Nosotros podemos reconocer cuando estamos actuando de una forma que no concuerda con lo que nos estamos esforzando por alcanzar, cuando estamos actuando de una forma que no es constructiva.

Después solo lo corregimos. Y no titubeamos. Simplemente lo hacemos, como diría mi madre, “de principio de fin”. Solo lo hacemos. Es como cuando quieres tomar un baño, pero el agua está un poco fría – “Bueno, solo lo haces, te metes al agua. O tomas un baño o no lo tomas. Si lo vas a hacer, ¡simplemente lo haces!”.

Verso 19: Ser amables y amistosos si nos encontramos a otros

Pero si sucede que vea a otros, permítanme hablar de forma calmada, amable y sincera, deshacerme de expresiones ceñudas o iracundas, y siempre conservar una sonrisa.

Esto es, de nuevo, muy reminiscente del texto de Shantideva.

(V.71) Así, tendré autocontrol y siempre presentaré un rostro sonriente. Dejaré de fruncir el ceño y hacer muecas (de desaprobación), seré amigable con los seres errantes, y seré honesto.

Incluso cuando viva y practique en soledad, sin duda nos encontraremos con gente. Cuando tengamos interacciones con ellas, es importante que nos comportemos de formada calmada y amable. Si somos estables en nuestra práctica, estaremos calmados, y eso tranquilizará a los demás.

Sin embargo, es importante no volvernos rígidos cuando nos calmamos. Después de regresar a Norteamérica tras los primeros años de haber estado en la India, por ejemplo, pasé algún tiempo con mi hermana. Su señalamiento fue: “Estás tan calmado que podría vomitar”. Estaba solo como un zombi, manteniéndome tranquilo todo el tiempo sin mostrar ningún tipo de alteración emocional– mi hermana es una persona muy emocional. Así, estar tranquilos y ser amables no significa que no tengamos expresión en nuestro rostro y que vayamos por ahí como zombis. Necesitamos tener expresiones faciales y responder, reaccionar.

Hablando de nuestras expresiones faciales, dice deshacernos de expresiones ceñudas o iracundas. Esto es especialmente cierto si provienen de la presunción – pensamos cuán maravillosos somos porque “sigo una vida espiritual”. Menospreciamos a los demás con gestos de desaprobación en nuestro rostro – “Oh, ¿trabajas en los negocios?” o alguna otra cosa samsárica. “¿Aún bebes cerveza?”, “¿aún bebes vino?”. Y tenemos esta mirada de intensa desaprobación que menosprecia a los demás.

Así, necesitamos siempre conservar una sonrisa. Eso no significa una sonrisa que muestre todos los dientes, como las que vemos en la publicidad, una que es completamente falsa. Por el contrario, necesitamos, como dice Atisha aquí, ser sinceros, hablar desde nuestro corazón y no ser pretenciosos, no darnos aires de superioridad, desaprobar ni nada por el estilo. Como dice Su Santidad el Dalái Lama, es simplemente un gozo encontrarse con otro ser humano, de humano a humano.  

En el entrenamiento en la sensibilidad, en una parte, tratamos de observar nuestras expresiones faciales. Tratamos de notar si estamos frunciendo el entrecejo o si estamos arrugando nuestra frente o nuestra boca. Si notamos que nuestros músculos faciales están tensos de alguna manera, tratamos de relajar el rostro, relajar la expresión. Esto es muy importante dado que, a menudo, nuestro rostro automáticamente se frunce o tiene algún tipo de gesto de desaprobación. Eso comunica. Nosotros no lo vemos, pero la otra persona sí.

Por otro lado, nuestra expresión facial podría ir al otro extremo que es demasiado. Podemos notar ese extremo cuando, por ejemplo, decimos algo y la otra persona reacciona exageradamente con su espresión facial y te hace sentir muy incómodo: “Esta persona está más alterada con lo que dije que yo”.

Verso 20: Ser generosos y no competir con aquellos con quienes vivimos y practicamos

Y cuando esté viendo continuamente a otros, permítanme no ser mezquino, sino regocijarme en dar y deshacerme de toda envidia.

Algunas veces, vivimos con otras personas, sea en una situación como un retiro con personas fines o en una situación con otros que tienen intereses completamente diferentes. Cuando estamos viéndolos continuamente, es importante no ser mezquinos con nuestras posesiones. “Esto es mío, no puedes usarlo”, “esta es mi comida del refigerador” y “esta es mi silla” – suena como Los tres pequeños osos: “¡Esta es mi silla, alguien se ha sentado en mi silla; alguien ha dormido en mi cama!”. Eso causa una tremenda cantidad de intranquilidad y afecta las relaciones con las personas con quienes vivimos.

Sino regocijarme en dar – nos regocijamos de compartir con otros. También nos deshacemos de la envidia. Esto se refiere a tener envidia de las posesiones de otros: “Quiero usar todas tus cosas porque son mejores que las mías” – este tipo de cosas. Este consejo, por supuesto, no es muy fácil de poner en práctica porque a menudo hay personas que quieren explotarnos, que siempre quieren usar nuestras cosas en lugar de las suyas, etc. Esto requiere una gran cantidad de paciencia.

Realmente es muy interesante: con las personas que en verdad nos gustan y de las que realmente nos sentimos muy cercanos, queremos compartirlo todo, incluso nuestro cepillo de dientes. Sin embargo, con otras personas, personas de las que no nos sentimos tan cercanos, no estamos dispuestos a compartir. Ni siquiera queremos sentarnos en la misma mesa que ellos. Así, nuestra habilidad de poner esto en práctica dependerá mucho de equilibrar nuestras actitudes hacia los demás.

Cuando sí tenemos que establecer límites, tratamos de hacerlo basados en el entendimiento de lo que es constructivo y lo que es destructivo. No compartimos nuestra computadora con niños pequeños, dado que muy probablemente la descompondrán, ni la compartimos con personas irresponsables que también, seguramente, la descompondrán. Sin embargo, dentro de los límites de lo que no es destructivo, es importante compartir. Como dije, no es nada fácil poner esto en práctica.  

Pero regocijarnos en dar – esa es la clave. Nos hace felices compartir. La mayoría de nosotros sabemos cómo se siente eso porque la mayoría de nosotros lo hemos experimentado. Cuando realmente amamos a alguien, nos sentimos muy felices de darle algo. Somos muy felices cuando acepta nuestro obsequio y le parece útil lo que le hemos dado. Así, tratamos de ampliar esa sensación de querer compartir a aquellos de quienes no nos sentimos cercanos. De esta forma – no siendo mezquinos, no siendo envidiosos de lo que otras personas tienen y sintiéndonos felices de dar – somos muy amigables.

Por otro lado, tenemos que ser tan fuertes y testarudos como un toro con respecto a conservar nuestra práctica. Si alguien quiere todo nuestro tiempo, causando que no podamos hacer nuestra práctica diaria, tenemos que fijar límites. O si quieren usar nuestros cuencos para las ofrendas como ceniceros, no los dejamos, no compartimos de esa forma. Así, tenemos que ser tercos en términos de nuestra práctica y no dejar que los demás crucen ciertos límites.

Gueshe Ngawang Dhargyey citó una expresión tibetana que habla de esto: “No le des la cuerda que está en el anillo de tu nariz a nadie más. Consérvala en tus propias manos”. Un toro o un búfalo de agua tiene un anillo a través de su nariz. Hay una cuerda que se mete por el anillo, y el toro tiene que ir a donde sea que alguien más lo conduzca. Así que la expresión es: “No le des esa cuerda a nadie más. Sostén esa cuerda con tus propias manos”. En otras palabras, “sé el maestro de lo que estás haciendo”. En conexión con eso, Atisha dice:

Verso 21: Paciencia con otros

Para proteger la mente de otros, permítanme deshacerme de toda discordia y siempre tener tolerancia paciente.

Queremos complacer a los demás, hacerlos felices y no contradecirlos. Eso es lo que significa discordia – contradecir a los demás y discutir con ellos. Tsongkapa lo dijo muy bien: “Si estás de acuerdo con la otra persona – eso termina la discusión”. Simplemente lo acordamos: “Estoy de acuerdo contigo, no voy a discutir contigo”. Entonces se termina. De nuevo, depende qué tema sea. Sin embargo, por lo general, especialmente si la otra persona no está dispuesta a escuchar y está totalmente cerrada – incluso si está diciendo algo totalmente indignante – simplemente decimos: “Sí, si”. No tiene sentido discutir.

Esto regresa a la línea – que proviene originalmente de Guirnalda Preciosa (sct. Ratnavali) de Nagáryuna – “acepta la derrota en ti mismo y ofrece la victoria a los demás”. Esta es una de las líneas centrales en el Entrenamiento Mental en Ocho Versos.

(5) Cuando otros, por envidia, me traten injustamente con regaños, insultos y más, pueda yo aceptar la derrota y ofrecer la victoria a los demás.

Este es un consejo muy importante y útil. Aceptamos la derrota en nosotros mismos: “Muy bien. Yo estoy equivocado, tú estás en lo correcto”. ¿Cuál es la diferencia? No siempre tenemos que tener la última palabra. Este es el punto de la última línea del verso anterior.  

Sin embargo, hay ciertos límites. Si una persona va a hacer algo destructivo, tenemos que establecer límites. Si alguien dice: “Salgamos a dispararle a los canguros”, establecemos un límite. Decimos: “No”. No mostramos acuerdo con eso. Sin embargo, si la persona dice: “El cielo es verde” y nosotros decimos: “No, es azul”, no tiene sentido discutir. ¿A quién le importa? Esto es relevante, especialmente cuando hay una discusión política o religiosa y la otra persona no escuchará en absoluto lo que tengamos que decir. ¿Cuál es el punto? De ser así, seguir y seguir y seguir solo se vuelve plática ociosa. Así que solo decimos: “Muy bien. Hablemos de otra cosa”. Y se termina.

Incluso cuando alguien nos critica a nosotros o señala nuestras fallas o errores, no tenemos que discutir. Decimos: “Gracias. Gracias por señalar eso”, sin importar si lo que dicen es verdad o no. No tiene sentido ponerse a la defensiva. Y, con frecuencia, lo que dicen es verdad. Especialmente, no nos podemos a la defensiva si señalan algo solo para lastimarnos, para ser agresivos o cosas así. Si nuestra respuesta es: “Gracias por señalarlo”, eso disuelve absolutamente todo el antagonismo. Es el fin de la discusión.

Sin embargo, si alguien nos acusa de haber hecho algo, no decimos gracias sin revisar si aquello de lo que nos acusan es cierto o no. Obviamente, necesitamos examinar estas cosas, usar nuestro discernimiento. Si alguien dice: “tomaste mi bolígrafo” y no lo hicimos, no solo decimos gracias. Luego la persona dirá: “bueno, regrésalo” y no lo tendremos. De lo que estamos hablando es de personas que critiquen nuestras fallas y errores, llamándonos codiciosos o algo así. Entonces decimos: “Lo siento, gracias por señalarlo, trabajaré en ello”. No nos ponemos a la defensiva.

Verso 22: Ser un buen amigo y maestro

No ser voluble en nuestra amistad

Permítanme no ser adulador ni voluble en la amistad y, en lugar de ello, siempre permanecer fiel.

Esto es importante en una amistad. En inglés, hablamos de “amigos en los buenos tiempos”, que son amigos que son amigables cuando las cosas van bien y cuando estamos en buenas situaciones, pero que nos abandonan cuando estamos en problemas y cuando no es agradable estar con nosotros – nos dejan. Así, cuando otras personas dicen cosas malas, cometen errores o nos lastiman de alguna manera, es importante desearles que sean felices.  

Sin embargo, no deberíamos ser aduladores. “Adular” significa halagar demasiado. Estamos encima de la persona, especialmente cuando es agradable, pero luego la dejamos cuando no es tan agradable.

Ser voluble en la amistad significa cambiar continuamente a nuestros amigos. Abandonamos algunos amigos y continuamos con los siguientes. Es como hacer una nueva conquista, especialmente cuando la sexualidad está involucrada.

Este tipo de cosas indican que nuestra amistad no es estable. O no estamos convencidos de que la persona es nuestra amiga, o no somos sinceros. Así, en ese sentido, necesitamos permanecer fieles – no solo en los buenos tiempos, sino también en los malos tiempos; no solo cuando actúan de forma agradable, sino también cuando cometen errores.

Tener respeto por nuestros amigos

Permítanme deshacerme de insultar a otros, y conservar modales respetuosos.

Algunas personas son amigables solo con quienes son ricos y poderosos, personas de las que pueden obtener algo. Entonces, cuando descubren que no pueden obtener nada de ellas – recomendaciones, dinero, oportunidades, sexo o lo que sea – las dejan. Ellos insultan y menosprecian a aquellos de los que no pueden obtener nada, y no quieren ser amigables con tales personas.

Aquí, Atisha tiene el sistema de castas en mente. No clasifiquen a la gente en castas: “Solo puedo ser amigable con alguien de mi propia casta”, “solo puedo ser amigable con alguien que es de mi edad o de mi clase social” – lo que sea. En lugar de ello, conservar modales respetuosos hacia todos. Cualquiera puede ser nuestro amigo cercano.

¿Qué hacemos cuando la gente solo se acerca para explotarnos – personas que solo quieren obtener algo de nosotros y que, cuando ya no nos encuentran de beneficio, se alejan? Primero que nada, si estamos practicando como bodisatvas, nos sentimos felices de que acudan a nosotros. Somos felices si podemos ayudarlos. Si se van – ellas se lo pierden. Es su pérdida. Y es triste que ya no estén abiertas a nuestra ayuda.

Esto es especialmente cierto cuando uno es maestro. Este es un gran problema que enfrentan muchos maestros de Dharma occidentales. Mucha gente se acerca y son sus estudiantes durante un tiempo, pero luego se van y no regresan. Muchos maestros se molestan por eso. Se preguntan: “¿Por qué ya no vienen? ¿Qué pasó? ¿Hice algo malo?”. En ese caso, uno tiene que pensar en términos de: “Bueno, ellos se lo pierden. Esto está disponible y si ellos no vienen es debido a su karma. Si solo querían utilizarme, ese es su defecto. Estoy disponible para ayudarlos, sea que quieran explotarme o no”.

Ahora, con respecto a la explotación – damos lo que es apropiado. No damos de más, lo cual podría ser dañino para ellos y para nosotros. No dejamos que sean un completo desgaste para nosotros. Establecemos límites. Como dijo Ringu Tulku muy bien, muchas personas pueden pedir cosas, pero solo hay algunas solicitudes que podemos cumplir – no podemos multiplicarnos en un millón de formas al mismo tiempo; aún no somos budas. Sin embargo, al menos tratamos de darles algo, algo pequeño, de tal forma que no los rechacemos por completo.

Cuando tenemos que decirle a alguien que no podemos hacer algo, yo recuerdo una hermosa línea de Miss Modales. Miss Modales es la reina de la etiqueta de un periódico norteamericano, a quien se le hacen preguntas sobre las reglas de etiqueta. Miss Modales, “Miss Buenos Modales” dice que, en tales situaciones, simplemente decimos: “Lo siento mucho”. No damos excusas. No damos razones de por qué no podemos ayudar. Simplemente decimos: “Oh, lo siento, no podré hacer eso”. No explicamos. Si explicáramos, nos darían un argumento al respecto y tendríamos que estar a la defensiva. Solo decimos: “Lo siento mucho”. Una gran gurú, Miss Modales.

Dar consejo o enseñanzas con la única motivación de ser de utilidad

Después, cuando imparta instrucciones a otros, permítanme tener compasión y una mente servicial.

Si damos consejo y enseñanzas a otros – lo cual no tiene que ser de ninguna manera formal – lo hacemos de manera gratuita; no lo hacemos por dinero ni por fama. Tampoco lo hacemos porque queremos agradarle a la otra persona o que se vuelva dependiente de nosotros, la cual es una falta aun mayor. Nuestro consejo será más sincero si evitamos todo eso.

Así, con respecto a cómo elegir realmente qué tipo de Dharma practicar, Atisha dice:

Verso 23: Elegir qué practicar

Permítanme nunca negar el Dharma y, al establecer mi intención en quienesquiera que admire fervientemente, permítanme hacer el esfuerzo de dividir mis días y mis noches (atravesando) las puertas de los diez actos del Dharma.

Necesitamos darnos cuenta de que el Buda enseñó muchos métodos diferentes, muchas prácticas diferentes; por lo tanto, no negamos ninguna de ellas. No decimos: “esta no es enseñanza del Buda” o “esto no es útil” o “esta es una cosa inapropiada para practicar”. Estamos abiertos y somos aceptantes de todas las enseñanzas del Dharma.

Dentro de todo el espectro de la práctica budista, elegimos aquello que se ajuste a nosotros, sea algo que realmente admiremos y con lo que sintamos alguna conexión – sea estilo tibetano, estilo zen, o dentro del budismo tibetano, si es esta o aquella tradición, sea Gurú Rinpoche o Tsongkapa. Lo que sea no hace ninguna diferencia. Todas son igualmente capaces de llevarnos a la liberación y a la iluminación.

Necesitamos encontrar lo que se ajusta mejor a nosotros y lo que podemos admirar, lo que podemos admirar fervientemente. “Admirar” es la palabra que también significa “convicción firme”. Estamos firmemente convencidos de que esto se ajusta a nosotros. No vamos a vernos influenciados por cuán popular es o si nuestros amigos lo practican o no, etc. Realmente tenemos confianza acerca de lo que se ajusta mejor a nosotros, y luego ponemos nuestro corazón en eso.

Los diez actos del Dharma

Dividir mis días y noches haciendo estos diez actos del Dharma – eso no significa que todos los días tengamos que hacer los diez actos. “Días y noches” solo significa “nuestro tiempo”. Así, tratamos de dedicar nuestro tiempo a una práctica en particular que nos ajuste muy bien. ¿Qué tipo de prácticas podemos hacer? Hay diez actos del Dharma:

  1. “Copiar escrituras” – eso no significa solamente fotocopiarlas. En los tiempos antiguos, significaba escribir las escrituras; dado que no había versiones impresas, hacer una copia a mano hacía que el texto estuviera disponible para más personas. Incluso hoy en día, cuando las versiones escritas están disponibles, escribir las enseñanzas o transcribir textos puede ser muy útil para familiarizarnos con sus contenidos, especialmente de escrituras o enseñanzas relativas a algún tipo de práctica en la que estemos interesados.
  2. Hacer ofrendas a las Tres Joyas” – eso siempre es algo bueno de hacer, pero también podemos hacer ofrendas con la motivación de: “Que pueda practicar bien”.
  3. Dar a los pobres y enfermos” – esto también es general, algo que, en términos de la práctica Mahayana, haríamos en cualquier caso.
  4. “Escuchar las enseñanzas” acerca de las cosas por las que realmente tenemos una fuerte admiración y convicción.
  5. Leer escrituras” acerca de enseñanzas por las que tenemos particular admiración.
  6. Tomar en serio la esencia de las enseñanzas a través de la mediatción” – meditar e involucrarnos en el tipo de práctica que se relaciona con la enseñanza particular o estilo que nos ajusta.  
  7. “Explicar las enseñanzas”– si somos capaces de explicar una enseñanza, o si somos capaces de compartirla y discutirla con otros que también puedan estar interesados en ese tipo de enseñanza, lo hacemos.
  8. “Recitar sutras” – eso también es muy inspirador. Recitar en voz alta los textos que abordan el tema en el que estamos interesados – sean puyas, plegarias, sutras o lo que sea – es muy inspirador, particularmente cuando lo hacemos con un grupo de personas.
  9. “Pensar acerca del significado de los textos” que abordan el tema de aquello en lo que estamos interesados, pensar acerca de ellos durante el día, siempre que surja la oportunidad.
  10. “Meditar unipuntualmente en el significado de las enseñanzas” tratando de realmente enfocarnos en ellas.

Así es como podríamos pasar nuestro tiempo estudiando y practicando un tipo de enseñanza particular por la que nos sintamos atraídos dentro del budismo. Y lo hacemos sin negar o menospreciar los otros tipos de enseñanzas que el Buda dio.

Hay muchas cosas que pueden incluirse en esta lista: transcribir enseñanzas, escribir las enseñanzas que hemos recibido, ponerlas a disposición de los demás, etc. Estos también son actos del Dharma. La mejor forma de familiarizarnos con una enseñanza es escribirla después de una clase.

Verso 24: Dedicación de nuestra fuerza positiva

Dedicación de la fuerza positiva a la iluminación y a los demás

Permítanme dedicar a la gran iluminación incomparable tantas acciones constructivas como haya acumulado a lo largo de los tres tiempos, y ofrecer a los seres limitados mi fuerza positiva.

Si no dedicamos los actos positivos que hacemos hacia la iluminación, solo vamos a acumular karma positivo para mejorar nuestras situaciones samsáricas. Por lo tanto, es importante, de hecho, dedicar esas acciones – lo que hemos hecho en el pasado, lo que estamos haciendo ahora y lo que haremos en el futuro – a la iluminación y a ofrecer esa fuerza positiva hacia todos los demás. Así, lo dedicamos, no solo a nuestra propia iluminación, sino a la iluminación de todos los demás también.

Asimismo, cualquiera que sea la fuerza positiva que tengamos, la compartimos con los demás. Si hemos aprendido algo y, por lo tanto, hemos obtenido alguna fuerza positiva de eso, lo compartimos. Si tenemos conexiones en la India, digamos, y sabemos cómo obtener las condiciones adecuadas para estudiar ahí y demás, ponemos a disposición de los demás esa información y esas conexiones. Eso es compartir nuestra fuerza positiva, compartir la buena fortuna que tenemos, de tal forma que otros puedan beneficiarse de ello.

Para acumular esta fuerza positiva, Atisha dice:

Ofrecer la plegaria de las Siete Ramas para acumular fuerza positiva

Así, permítanme ofrecer siempre la gran plegaria de la práctica de las siete ramas.

Esto es lo que Shantideva siempre enfatiza. La práctica de las siete ramas consiste en (1) postración, (2) ofrendas, (3) admitir abiertamente las cosas negativas que hemos hecho y aplicar oponentes, (4) regocijarnos en las cualidades positivas, (5) solicitar las enseñanzas, (6) solicitar a los maestros que no se vayan, y (7) la dedicatoria.

Verso 25: Alcanzar la iluminación a través de completar los dos entramados

Al hacerlo así, permítanme completar mis dos entramados de fuerza positiva y darse cuenta profundo, y asimismo agotar mis dos oscurecimientos.

Al hacer este tipo de práctica –la práctica de las siete ramas, más meditación y la práctica de los diez actos de Dharma y demás – acumulamos estos dos entramados de fuerza positiva y darse cuenta profundo, las llamadas “colecciones de mérito y de sabiduría”; las fortalecemos. En el proceso, también agotamos, nos deshacemos de los dos oscurecimientos, los emocionales que impiden la liberación, y los cognitivos que impiden la iluminación.

De ese modo, al hacer significativo mi logro de un cuerpo humano, permítanme alcanzar la iluminación incomparable.

Verso 26 y 27: Las Siete Joyas de los Arya

Luego, en el verso 26, Atisha habla de las siete joyas de los arya, las siete joyas que nos llevan al estado de un arya, el estado de cognición directa de la vacuidad. Estas son las gemas que mencionó anteriormente:

La lista de siete

La joya de creer en un hecho, la joya de la autodisciplina ética, la joya de la generosidad, la joya de escuchar, las joyas de interesarme en cómo mis acciones se reflejan en los demás y de la autodignidad moral, y la joya del darse cuenta que discrimina suman siete. Estas joyas sagradas son las siete joyas que nunca se agotarán,

Nunca se acabarán. Cuando hablamos de una joya, no deberíamos pensar solo en una joya, en lugar de ello, deberíamos pensar en un tesoro que acumulamos cada vez más.

Mientras mayor sea nuestro entendimiento del Dharma y mientras más crezcan las enseñanzas del Dharma, mayor será nuestra convicción en los hechos enseñados en las enseñanzas – (1) la joya de creer en un hecho – crece y cada vez más se convierte en un tesoro.

Luego (2) la autodisciplina ética – para refrenarnos más y más de hacer cosas negativas e involucrarnos más y más en actividades constructivas, positivas, tales como meditar y ayudar a los demás – se acumula más y más, como un tesoro.

(3) La joya de la generosidad – darles a los demás cosas materiales, darles nuestro tiempo y energía, darles enseñanzas y consejo, darles protección contra el miedo. Protección contra el miedo no solamente significa salvarlos si se están ahogando; también significa asegurarles que no tienen nada que temer de nosotros. No tienen que temer que queramos obtener algo de ellos, o que los rechazaremos o ignoraremos. Tenemos ecuanimidad, así que les damos ecuanimidad. También les damos nuestro amor, deseando que sean felices. Podemos desarrollar esta generosidad cada vez más y más, extendiéndola a un rango cada vez más amplio para incluir a más y más personas.

(4) La joya de escuchar. Mientras más enseñanzas escuchemos – y que estudiemos porque, obviamente, necesitamos pensar acerca de ellas y meditar en ellas – y mientras más enseñanzas realmente recordemos, escuchar se vuelve un tesoro más preciado.

Luego (5) las joyas de cuidar cómo nuestras acciones se reflejan en los demás y (6) de autodignidad moral. Estos son dos factores – dos joyas – que forman la base de la autodisciplina. Estas son las que siempre están presentes en un estado mental constructivo.

Primero que nada, tenemos autodignidad moral. Nos respetamos a nosotros mismos, respetamos nuestra naturaleza de buda y, por lo tanto, nos interesa cómo nuestra conducta se refleja en nosotros: “Tengo tanto respeto por mí mismo y por mi naturaleza de buda que no actuaría como un idiota; no actuaría destructivamente”. Con frecuencia, las personas no tienen autoestima, cuando les es robada – lo cual sucede a menudo en conflictos regionales alrededor del mundo – no les importa lo que hagan. Se vuelven terroristas suicidas o lo que sea. No tienen ningún auto-respeto, ninguna sensación de autovalía, y entonces piensan que bien podrían ser terroristas suicidas. Por otro lado, cuando tenemos una sensación de autovalía, esta autodignidad moral, nos refrenamos de actuar negativamente. Pensamos: “No me rebajaré al actuar de esta forma”.

Luego, el otro factor es cuidado por cómo nuestras acciones se reflejan en los demás. Tenemos tanto respeto por nuestros padres, nuestros maestros, nuestros amigos, nuestra religión, nuestro género, nuestro país o lo que sea, que pensamos: “Si actúo negativamente, ¿qué va a pensar la gente de mi familia?”, “¿qué van a pensar del budismo – se supone que soy un practicante budista?”, “¿Qué van a pensar de las personas que vienen de mi país?” y demás.

Estos dos factores forman la base para la disciplina ética y pueden fortalecerse cada vez más.

Luego, (7) la joya del darse cuenta que discrimina es ser capaz de discriminar, no solo entre cómo existen y no existen las cosas, sino también discriminar entre lo que es útil y lo que es dañino, lo que es beneficioso y lo que es destructivo, lo que es un buen uso del tiempo y lo que es una pérdida de tiempo.

Estas son las siete joyas que nunca se agotarán. Nunca se acabarán. Ni pueden ser robadas.

Mantener nuestra práctica en privado

No deben ser mencionadas a cuasi-humanos.

Cuasi-humanos” se refiere a los fantasmas, fantasmas dañinos que pueden causar interferencia. Básicamente, lo que dice es que no deberíamos ir por ahí presumiendo, “he estudiado tanto” o “tengo mucha disciplina” o “tengo mucha fe”, porque eso solo invita a la interferencia. Respetuosamente, conservamos estas joyas en nuestro interior. No alardeamos ni presumimos. No tenemos que usarlas alrededor de nuestro cuello como joyería para impresionar a nadie. Simplemente las tenemos en el interior.

El verso final es sin duda el más famoso verso del texto, y es citado con mucha frecuencia:

Verso 28: Los puntos más importantes para cuando estamos con otros y cuando estamos solos

Cuando esté entre muchos, permítanme examinar mi habla; cuando esté solo, permítanme examinar mi mente.

Este es el consejo más maravilloso. ¿Cuáles son las cosas que tenemos que revisar y corregir si empiezan a ir en una dirección destructiva?

Cuando estamos con otros, es nuestra habla. ¿Estamos diciendo algo tonto? ¿Estamos diciendo algo que lastimará los sentimientos de la otra persona? ¿Estamos diciendo algo que es falso? ¿Estamos presumiendo? ¿Estamos alardeando? ¿Nos estamos quejando? ¿Qué estamos haciendo?  Así que vigilamos nuestra habla. Si estamos a punto de decir algo muy tonto, o corregimos lo que estamos a punto de decir, o mantenemos nuestra boca cerrada.  

Cuando estamos solos, es nuestra mente. Vigilamos lo que estamos pensando y sintiendo. Así, no es que limitemos nuestra vigilancia solo a lo que estamos pensando discursivamente; también vigilamos los estados de ánimo en los que estamos y las emociones que surgen. Luego, cuando notamos que algo es destructivo, algo que es perturbador, tratamos de aplicar los oponentes.

Este es el mejor consejo. Resume todo el camino. Como dije, este es un verso muy famoso y concluye el texto.

Cómo integrar estos puntos a nuestra vida cotidiana

Con respecto a por dónde empezar a integrar estos puntos en nuestra vida cotidiana, pienso que lo que puede ser útil, especialmente dado que el texto no es sumamente largo, es leerlo todos los días, o cada tercer día o algo así, para familiarizarnos con estos diversos puntos.  Si lo hacemos así, entonces, cuando estemos en una situación en nuestra vida cotidiana que sea como lo que se refiere en los versos, recordamos el punto – porque lo hemos leído una y otra vez; nos hemos familiarizado con él.

No podemos decir que un punto en el texto sea más importante que otro. Todos estos puntos tienen que ver con aprender cómo desarrollar la bodichita – aprender qué cosas son útiles y, particularmente, qué cosas no son útiles. Cuando podemos reconocer qué cosas no son útiles, entonces tratamos de aplicar el consejo que viene aquí. Así, cuando nos sentimos muy solos y apegados a otras personas, por ejemplo, pensamos cómo pasar mucho tiempo con ellas nos distrae e interfiere con nuestra práctica. Por otro lado, cuando hay mucha gente alrededor, pensamos acerca de cómo podemos ayudarlas. Cada aspecto de esta enseñanza corresponde a una situación diferente. Así, siempre que surja una en donde podamos aplicar uno de estos puntos, lo hacemos.  

Es bueno leer algo así cada día. No tiene que ser este texto en particular, pero si este es un texto que nos parece particularmente útil, leemos este. Luego, de acuerdo con cómo vaya el día, un punto u otro nos parecerá más relevante, así que nos detendremos en él y lo pensaremos. Esa es la forma de hacerlo. Es como hacer una ronda de mantras en un rosario. Podemos hacer una ronda a través de los versos y a través de los puntos. De esa forma, estamos constanemente recordándonos estos puntos. Eso, me parece, es lo que desarrollará la mayor familiaridad con ellos.

Y luego trabajamos en ellos. Hay muchas formas de hacer eso. Mi propia forma personal fue traduciendo. Si traducimos o escribimos las enseñanzas o algo así, nos vemos obligados a pensar acerca de ellas. Si tomamos notas durante la clase, entonces, cuando estamos en casa, podemos escribirlas mejor. Hacerlo nos da mayor oportunidad de pensar acerca de ellas, especialmente si pensamos en términos de cómo pueden ser ayuda para otras personas. Que puedan o no ser de ayuda no es lo que importa; lo importante es que la motivación está ahí. Es realmente muy difícil solo sentarse, pensar en meditación y ser capaces de conservar el interés y la atención. Sin embargo, escribir las enseñanzas o traducirlas realmente nos da la oportunidad de pensar en ellas con mayor profundidad.  

Encuentro que traducir puede ser extremadamente útil para esto. He estado trabajando en una nueva traducción del texto de Shantideva, trabajando desde el sánscrito y el tibetano. Aunque yo lo enseñé, y lo enseñé lenta y cuidadosamente hace algunos años, ahora lo estoy revisando de nuevo. Estoy revisando absolutamente cada palabra, tanto en sánscrito como en tibetanondo absolutamente cada palabra, ,nte ortunidad de pensar en ellas con mayor profundidad. entes. gnicias una falta aun , y realmente batallando, tratando de decidir cuál es la mejor forma de traducirlo y entender cómo lo entienden los tibetanos, cuáles son las diferencias entre las versiones de los dos idiomas y demás. Se ha vuelto mucho más familiar para mí que ahora recuerdo muchos de los versos. Así, leer un texto todos los días o una parte del texto cada día y repasarlo una y otra vez, es muy útil. Se vuelve mucho más familiar.

Hay muchos pequeños trucos así. Ugyen Tseten Rinpoche dio un muy buen ejemplo. Dijo que cuando hace estas prácticas de recitación, que hacen todos los tibetanos, recita cada línea o cada frase tres veces seguidas. Si hacemos nuestras prácticas de recitación de esa forma, entonces realmente pensamos acerca de cada punto. Podemos recorrer nuestras prácticas de recitación muy rápidamente, específicamente si las hemos hecho cada día durante años. Pero el peligro es que las recorremos a máxima velocidad sin pensar en ellas. Pero si tomamos cada frase o cada línea y la recitamos tres veces antes de avanzar con la siguiente, entonces sí tomamos el tiempo para realmente pensar acerca de ella o para visualizar aquello de lo que está hablando y demás. Es un consejo muy útil de un gran lama, Ugyen Tseten Rinpoche, que ahora tiene alrededor de 90 años, hablando de su experiencia en su vida.

Así, cuando leemos un texto como este, aplica el mismo consejo. Si tenemos tiempo, podemos recitar cada línea tres veces de tal forma que realmente pensemos en cada una de ellas. No tenemos que leer todo el texto si es demasiado difícil; podemos leer solo un par de versos. Como dijo Shantideva en su primer par de versos: “Escribo esto para familiarizar a mi mente, y si alguien más lo encuentra útil, bueno, muy bien”. Así, en nuestra práctica, lo importante no es la cantidad, sino la calidad.

Resumen

Estoy realmente muy contento de haber tenido esta oportunidad de compartir estas enseñanzas y esta explicación de Gueshe Ngawang Dhargyey. Fue hace muchos años – 1973 – cuando recibí estas enseñanzas. Afortunadamente, tomé notas. Y si ustedes han tomado notas, entonces en treinta años podrán también explicarlo a otras personas, a futuras generaciones. Estas son enseñanzas muy preciadas y sumamente útiles.

Lee y escucha el texto original "La Guirnalda de Joyas de un Bodisatva"de Atisha. 

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