El sexto punto consiste en dieciocho prácticas que nos vincularán a este entrenamiento de las actitudes. El séptimo punto contiene veintidós puntos para limpiar y entrenar nuestras actitudes. Son listas largas, pero también son lineamientos maravillosos en torno a cómo ser menos egoístas y estar más interesados en los demás. Abordaré con un poco de detalle cada uno de ellos, lo cual es útil y necesario, porque las expresiones tibetanas son bastante oscuras. A menos que tengamos una buena explicación, puede ser realmente difícil saber de qué se tratan.
La palabra sánscrita samaya (dam-tshig en tibetano) se refiere a prácticas que formarán un vínculo estrecho que nos mantendrán conectados estrechamente con el entrenamiento de nuestras actitudes. Algunas son cosas que necesitamos evitar, mientras que otras son acciones que necesitamos hacer.
(1-3) Entrena siempre en los tres puntos generales.
El primero de estos tres puntos generales es (1) No contradecir lo que he prometido. Una forma de interpretar esto es que, por ejemplo, cuando estamos entrenando nuestras actitudes, debemos ser cuidadosos de no ignorar cosas como las diez acciones constructivas. Las personas podrían sentir: “estoy practicando como un bodisatva y por eso puedo hacer lo que yo quiera”; sin embargo, eso no es apropiado.
Este es un punto difícil, pero interesante. Un ejemplo controversial podría ser el de evitar beber alcohol, el cual es uno de los votos de pratimoksha de una persona laica. Uno podría decir: “Soy un bodisatva. Estoy tratando de ayudar a otros. En mi país es una costumbre social beber, así que, si no bebo con mis amigos, no estarán abiertos y receptivos conmigo. Así que voy a ignorar esta enseñanza sobre evitar el alcohol porque quiero ayudar a los demás”. Por supuesto, puede haber circunstancias en las cuales esta podría ser una forma apropiada de pensar, pero debemos ser muy cuidadosos de no utilizar esto como excusa para beber alcohol simplemente porque nos gusta. Además, necesitamos ser muy cuidadosos de que esta actitud no disfrace un sentimiento de que la enseñanza del Buda acerca del alcohol es estúpida y que no estamos de acuerdo con ella.
En general, existen cosas que son naturalmente destructivas que todos necesitan evitar. También hay cosas que el Buda nos recomendó evitar, si es que tenemos ciertos objetivos. Matar es algo naturalmente destructivo y que todos necesitan evitar. Beber alcohol puede caer dentro de una u otra categoría. Sin embargo, sin importar cómo lo clasifiquemos, si queremos trascender la influencia de las emociones perturbadoras, tales como el enojo, la codicia, el apego, la ingenuidad y demás, necesitamos evitar el alcohol. ¿Por qué? Simplemente porque nos hace ser más susceptibles de estar bajo el control de estas emociones perturbadoras. Básicamente, ¡es nuestra decisión! Depende de qué queremos hacer con nuestra vida. Si nuestro objetivo principal es trascender estas emociones aflictivas, para poder ser de mayor beneficio a los demás, entonces necesitamos evitar el alcohol. Si realmente no nos importa, entonces podemos hacer lo que queramos.
Es muy importante ser honestos con nosotros mismos y examinar nuestra motivación para beber socialmente. ¿Entendemos realmente lo que el Buda dijo acerca del alcohol y por qué? ¿Beber con nuestros amigos es realmente la mejor forma de ayudarlos? ¿Existen otras formas con las que podamos estar igualmente relajados, sin los efectos secundarios? Si nuestra motivación es ayudar a que nuestros amigos se relajen, existen otras formas de hacerlo que no incluyen alcohol. Si hemos tomado diversos votos, como la promesa de no tomar alcohol, es importante no romperlos.
Cuando nos entrenamos para ayudar a otros, tiene que ser tanto a nivel físico como a nivel mental. Muchas personas sienten que pueden hacer ofrendas en cuencos con agua e imaginar que dan cosas a los demás, pero que no tienen que hacer nada a nivel físico. A algunas personas les gusta hacer todo mentalmente y solo meditar, y sienten que no tienen que hacer prácticas físicas, como postraciones u ofrendas del mándala. Este desequilibrio también se aborda con este punto. Necesitamos resolver cómo las postraciones y las ofrendas del mándala realmente se relacionan con la vida cotidiana. No basta solo hacer una ofrenda del mándala; también necesitamos ofrendar a los demás lo que sea que tengamos, y eso incluye nuestro interés, tiempo y energía. Es lo mismo respecto a las postraciones: es una práctica pobre mostrar respeto a la estatua del Buda, pero no a nuestros padres, amigos o a otras personas. Necesitamos aplicar estas prácticas a la vida diaria.
El segundo de los tres puntos es (2) No involucrarme en (conducta) indignante. La “conducta indignante” se refiere a hacer algo absolutamente ridículo. Es como asistir a la enseñanza de un alto lama vestidos con una diminuta minifalda, mostrando todo. Eso sería indignante, más allá del nivel de lo apropiado. Si estamos trabajando en la práctica mahayana de entrenar nuestras actitudes, no deberíamos pensar que podemos hacer cosas indignantes, como derribar árboles y contaminar el ambiente. Tampoco debemos pensar que somos inmunes al daño porque podemos transformar situaciones dañinas en positivas. Otro tipo de conducta indignante es ser hipócritas en la práctica. Es decir, ser buenos en el exterior, cuando estamos con otras personas, pero en casa cazamos mosquitos como si estuviéramos en un safari en África. ¡Eso es indignante!
El tercer punto general es (3) No caer en la parcialidad, lo cual quiere decir practicar y entrenar solamente con nuestros amigos y familiares, e ignorar a las personas con las que, de hecho, tenemos dificultades. Si vamos a cambiar nuestras actitudes, necesitamos trabajar con situaciones y con personas difíciles. Un ejemplo de parcialidad que los tibetanos utilizan con frecuencia es que, si alguien en una posición superior nos reprende, podemos aceptarlo con gracia, pero si un inferior nos reprende, nos molestamos. Por lo general, practicamos la paciencia con nuestro jefe, porque de otra manera perderíamos nuestro trabajo, pero no la practicamos con alguien que se encuentra en una posición inferior.
En general, los tibetanos piensan que es más fácil practicar con amigos y familiares que con extraños, así que deberíamos practicar equitativamente con ambos grupos. Sin embargo, a muchas personas en Occidente les ocurre lo contrario. Nos parece más difícil practicar con familiares, porque nos molestan mucho más de lo que lo haría un extraño o nuestros amigos. En términos de no ser parciales, me parece que necesitamos aplicarlo en ambas vías.
(4) Transformar mis intenciones, pero permanecer normal.
Esto significa es importante permanecer normales en nuestra conducta. A pesar de que quizás hayamos intentado desarrollar compasión por todos, si hacemos una gran demostración de nuestra compasión al llorar frente a otros, eso podría parecer pretencioso. Obviamente, ¡es ridículo que una persona que sufre tenga que consolarnos a nosotros en lugar de nosotros a ella! El punto aquí es no ser autoindulgente con nuestras emociones fuertes ni mostrarlas cuando sea inapropiado.
Me parece que, en el contexto occidental, esto necesita más aclaración. Cuando alguien nos cuenta una historia triste, necesitamos dar cierta señal de que sentimos algo y no solamente sentarnos ahí con una expresión vacía en nuestro rostro. Al mostrar señales físicas de compasión, es importante ser muy sensibles respecto a lo que hará sentir cómoda a la otra persona, como poner nuestro brazo alrededor de ella. Algunas personas querrán un hombro para llorar, mientras que otras podrían ponerse a la defensiva con las personas que las compadecen. Esta es la razón por la que las enseñanzas de tonglen, dar y tomar, siempre se hacen en privado, sin que la otra persona ni nadie más sepa lo que estamos haciendo.
Muchas personas se involucran con el budismo y empiezan a caminar por ahí con un rosario alrededor de sus brazos o de su cuello como si se tratara de una pieza de joyería. Si están con alguien que atraviesa dificultades, dicen: “Om mani padme hum”, pero eso puede ser molesto para las personas, o quizás piensen que hemos enloquecido. Así que es muy importante permanecer normales. Podemos recitar mantras en nuestra cabeza; no necesitamos decirlos en voz alta y, ciertamente, no necesitamos un rosario en nuestra mano.
También está todo el negocio de la curación, en el que las personas llevan a cabo todo un show dramático de imposición de manos y demás. Los tibetanos dicen que eso invita a la interferencia porque, cuando no funciona, como sucede en muchos casos, entonces hacemos el ridículo. En el budismo, la principal práctica de curación es el tonglen que, como acabamos de mencionar, nunca comentamos con los demás. Si funciona, no decimos: “Hice esto por ti, por favor, págame o agradéceme” o lo que sea. Si no funciona, entonces no hacemos el ridículo.
Permanecer normales, de tal forma que nadie sepa lo que estamos haciendo. Incluso en términos de hacer plegarias antes de comer y demás, es mejor hacerlo silenciosamente. Si estamos con otros budistas, es una cosa, pero si estamos con nuestra familia no budista y comenzamos con el “Om Ah Hum”, eso puede generar sentimientos desagradables.
(5) No hablar de los aspectos deficientes o deteriorados de otros.
Los tibetanos siempre dicen: no le digas ciego a una persona ciega. Si alguien no es muy inteligente, no lo llames tonto. Las personas saben que no son muy inteligentes, no tenemos que restregárselos. Esto es muy interesante porque nos aventuramos en el asunto del sarcasmo y el humor. Podemos ser muy sarcásticos hacia las personas y pensar que es divertido, pero quizás realmente estemos lastimando mucho sus sentimientos. Algunas personas incluso sienten que ser sarcásticos con los otros es señal de amistad, pero aquí tenemos que revisar la cultura en la que estamos y cuál es la intención.
En los Estados Unidos, la gente es muy sarcástica; se burlan de sus grandes narices o de sus esposas feas. Es como la comedia circense: alguien se cae de las escaleras y todos se ríen. Te arrojan un pastel en la cara y todos se ríen. Luego tenemos las caricaturas violentas: gatos siendo aplastados por un martillo y demás. ¡Eso es para los niños! ¿Qué pensamiento hay detrás de todo esto? Es muy extraño pensar acerca de ello.
De cualquier forma, si bien pensamos que hablar de los aspectos deficientes de otros, el sarcasmo y demás, son inocentes y divertidos, de hecho, sí lastiman los sentimientos de las otras personas.
(6) No pensar nada acerca de (las fallas de) otros.
Esto significa no buscar fallas en los demás o, cuando vemos errores, criticarlos constantemente. Nuestra relación con nuestro maestro espiritual, por ejemplo, necesita enfocarse solamente en las buenas cualidades del maestro, porque esas son las que nos pueden inspirar. No negamos las cualidades negativas del maestro, pero no nos quedamos fijados en ellas, ya que eso solamente nos conducirá a la depresión. Si vemos defectos en nuestro maestro, la instrucción es ver si son nuestras propias proyecciones. Por ejemplo, si nuestros padres no nos pusieron suficiente atención, podríamos pensar que el maestro tampoco lo hace, aun si esto es porque está ocupado y viaja mucho. Si aclaramos nuestras fallas proyectadas y vemos que aún existen algunas fallas reales, la instrucción es enfocarnos en las cualidades positivas en lugar de en los errores.
Sin embargo, por lo general, esta aproximación es aplicable a nuestra relación con cualquier persona. Si estamos intentando ayudar a otros, enfocarnos en sus defectos para ayudarlos a que los superen es una cosa, pero, normalmente, los defectos de las otras personas nos molestan. Si nos enfocamos en sus buenas cualidades, eso nos motivará a pensar de forma positiva sobre ellos. Queremos desarrollar una actitud en la que valoremos a los demás, así que quejarnos de sus defectos no es útil.
A menudo, somos más críticos con las personas más cercanas. Por ejemplo, muchas personas esperan que sus hijos o sus padres sean perfectos, y son muy críticos con ellos si no alcanzan ese ideal. Dado que nadie puede ser perfecto, es una mejor estrategia enfocarse en las buenas cualidades en lugar de escoger los defectos. Lo único que necesitamos tener es una visión realista de la otra persona.
(7) Purificarme primero de cualquiera que sea mi mayor emoción perturbadora.
Sea el enojo, el apego o los celos, primero deberíamos intentar superar nuestro problema emocional más difícil. Nuestras diversas emociones perturbadoras nos impiden ayudar a los demás, así que necesitamos examinarnos con honestidad para ver cuál es realmente nuestro problema más grande. En lugar de sentir temor de abordarlo, tal como se dice en las instrucciones del tonglen, debemos enfrentar el problema. Para hacerlo, podemos aprender muchos métodos, algunos de los cuales funcionarán algunas veces y otros, otras veces. Es importante que tengamos una variedad de métodos que podamos usar (Ver también: Cómo lidiar con los celos en las relaciones).
Se nos dice repetidamente que acudamos a nosotros mismos como el testigo principal, porque nos conocemos mejor que nadie. Esto significa que necesitamos ser muy introspectivos, lo cual, por supuesto, muchas personas no son. Necesitan que alguien les diga que están actuando de forma egoísta o tonta, porque no se dan cuenta por sí mismos. Sin embargo, realmente es muy difícil obtener ese tipo de retroalimentación honesta de parte de otros, porque requiere una relación de verdadera confianza entre las personas. Si le pedimos a alguien que nos ayude a aprender a ser un poco más sensibles acerca de lo que está pasando con nosotros mismos, no deberíamos de enojarnos o ponernos a la defensiva cuando nos lo dice, aun si es algo que preferiríamos no escuchar. Incluso si acudimos a nuestro mejor amigo para que nos ayude a evaluarnos, no es el testigo principal. Quizás nos dé una pista, pero necesitamos revisar por nosotros mismos si lo que dice es verdad o no.
(8) Deshacerme de esperanzas de frutos.
“Esperanzas de frutos” se refiere a querer algo como recompensa por ayudar a otros. Esto es muy difícil, ya que frecuentemente ayudamos a otros por razones perturbadas muy sutiles. Podría no ser tan burdo como “te estoy ayudando porque quiero que me ayudes después”, pero con frecuencia queremos ser apreciados, amados y queremos que nos agradezcan. Algunas veces solamente porque queremos sentirnos necesitados y útiles, especialmente si somos padres de un hijo adulto. Necesitamos revisar si nuestra motivación está mezclada con algo de egoísmo porque, si es así y la otra persona dice “no necesito tu ayuda” o no nos valora, nos molestamos mucho.
Algunas imágenes pueden ser útiles. Por ejemplo, es interesante ver cómo a veces actuamos como un perro. Llegamos a casa y nuestro perro está esperando que lo acariciemos en la cabeza. ¿Es esta la forma en la que nos comportamos después de hacer algo por alguien? Estamos esperando que nos diga: “¡Gracias, eso que hiciste por mí fue realmente lindo!”. Aun si nos agradecen, ¿qué se consigue con esto? Si nos damos cuenta de que estamos esperando que nos agradezcan, podemos traer a nuestra mente la imagen del perro que espera ser acariciado, para ver que estamos siendo realmente tontos. Si vamos a hacer cosas por los demás, es muy importante hacerlas simplemente por el beneficio de las otras personas.
Esto puede ser un poco delicado. Es como los padres que hacen todo por los hijos -ropa, habitación, comida, etc.- ¿Y entonces qué ocurre? A menudo, el niño no lo nota ni lo valora en absoluto, y solamente se aprovecha, especialmente durante su pubertad. Como padres, ¿qué es lo que queremos? ¿Queremos que nuestros hijos nos agradezcan cada vez que les lavamos la ropa? Eso es totalmente no realista. En muchas formas, si el niño asume alguna clase de responsabilidad y actúa de forma madura y considerada, entonces sentimos que el niño es agradecido. Aunque deseamos ayudar a los demás, no deberíamos hacerlo de tal forma que se vuelvan dependientes de nosotros o que se aprovechen constantemente de nosotros. Si nuestra ayuda los vuelve dependientes de nosotros, no es tan beneficioso.
(9) Renunciar al alimento envenenado.
Esto se refiere a envenenar nuestra práctica con egoísmo. Incluso si tenemos pensamientos constructivos o estamos involucrados en acciones constructivas, si percibimos que están mezcladas con egoísmo, el consejo es soltarlas, corregir nuestra motivación y empezar de nuevo. Si estamos haciendo algo por alguien más para sentirnos necesitados y apreciados, eso envenena la acción positiva con egoísmo porque con ella buscamos una afirmación de nosotros mismos. Es mejor retroceder y corregir nuestra motivación – de nuevo, necesitamos ser sumamente honestos con nosotros mismos.
Una de las señales a vigilar se encuentra, de hecho, en la definición de emoción perturbadora, que es algo que cuando surge, nos hace sentir incomodidad (de ahí “perturbadora”) y nos hace perder nuestra paz mental. También puede causar que otras personas que están con nosotros se sientan incómodas. Asimismo, causa la pérdida de control.
Estar incómodos o molestos por dentro puede ser de forma muy sutil, así que “molesto” quizá sea una palabra muy fuerte. Shantideva dijo que, cuando nuestra mano quita una astilla del pie, no esperamos que el pie agradezca a la mano, porque están conectados. De la misma manera, cuando ayudamos a otros, no hay necesidad de hacer un gran alboroto o quejarse. Si hay platos sucios por lavar, solo necesitan ser lavados. Podemos hacerlo con paz interna. Si los lavamos con resentimiento, pensando: “Eres tan descuidado, ¿por qué siempre tengo que lavar tus platos? Pero estoy entrenándome para ser un bodisatva, así que mejor lo hago”, esta es una actitud envenenada.
Otros textos lojong nos dicen que no tengamos esperanza o expectativas de que alguien a quien hemos ayudado hará algo bueno a cambio. Si nos volvemos sensibles a lo que está sucediendo dentro de nuestra mente, puede haber una ligera intranquilidad interior, lo cual indica que estamos actuando bajo la influencia del egoísmo o alguna otra emoción perturbadora. Esto puede provocar que anunciemos a la otra persona: “¡lavé tus platos!”. Pero, ¿por qué necesitamos decírselo? Si somos sensibles, podemos notar una pizca de nerviosismo en nuestras entrañas justo antes de decirlo. Puede ser muy sutil, pero con la práctica podemos notar el egoísmo inconsciente que yace ahí. No es una práctica fácil, pero es esencial.
La conducta constructiva tiene dos tipos: una que está mezclada con confusión, (a saber, la actitud autocentrada), y una que no está mezclada con confusión. La conducta mezclada con la actitud autocentrada es causa de un renacimiento afortunado, pero aún perpetúa el samsara. Por otro lado, la acción constructiva no mezclada con confusión acumula potencial positivo para alcanzar la liberación y la iluminación. Ya tenemos los entramados de potencial positivo de la conducta constructiva previa y necesitamos fortalecerlos. El potencial positivo madura como felicidad, pero si está mezclado con confusión, entonces conduce al sufrimiento del cambio -felicidad que no dura o que conduce a la frustración-. Nuestro objetivo es fortalecer nuestro entramado de potencial positivo sin confusión.
(10) No confiar (en los pensamientos perturbadores) como mi excelente apoyo principal.
Esto significa que no dedicamos la vía principal de nuestra mente a los pensamientos perturbadores, en lugar de a los pensamientos positivos y a valorar a los demás. Tan pronto como surjan el enojo, el apego o la actitud autocentrada, no les damos juego; simplemente los cerramos inmediatamente. Si pensamos: “Bueno, no seamos tan duros con nosotros mismos, no es tan malo que nos estemos enojando”, eso significa que le estamos permitiendo a las emociones perturbadoras transitar por la vía principal. Así, se volverán cada vez más fuertes, hasta que perdamos el control y tomen el mando. Es preciso que seamos amables con los demás y nada amables con las emociones perturbadoras.
Como práctica diaria, puede ser útil repasar las listas dadas y recitar nuestros votos del bodisatva y nuestros votos tántricos, si es que los hemos tomado. Esto nos ayudará a recordarlos y tener presencia mental de los consejos dados como guía para la vida. No deberíamos solo leerlos de corrido; de hecho, podríamos pasar tiempo contemplando uno o dos de ellos, para ver si realmente los estamos llevando a cabo o no. No hay necesidad de revisarlos rápidamente.
Podemos hacer esto en la mañana y en la noche. En la mañana, mientras recorremos la lista, podemos establecer la firme intención de tratar de seguir los diferentes puntos. Por la noche, podemos revisar cuánto éxito tuvimos durante el día. Existe la historia de Gueshe Ben Gungyal, quien tenía una pila de piedras blancas y una pila de piedras negras. Colocaba una piedra blanca en una pila separada cada vez que seguía el consejo, y una negra cuando no lo hacía. De esta forma, tenía una imagen clara de lo que estaba haciendo a lo largo del día.
El punto no es sentirnos orgullosos de cuántas piedras blancas tenemos, o culpables, si lo único que tenemos son piedras negras, sino solo regocijarnos si lo hemos estado haciendo bien. No es necesario exagerar con la autoevaluación; si vemos que hemos estado actuando de forma negativa, entonces podemos sentir arrepentimiento y determinarnos a mejorar. Recordemos que el progreso no es lineal – unos días son mejores que otros. Aun así, podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para actuar de una forma positiva y menos egoísta cada día.
(11) No desviarme a malas jugadas
“Malas jugadas” se refiere a vengarse cuando alguien nos insulta, nos golpea o nos hace algo desagradable. Si alguien abusa de nosotros y nos dice groserías, no buscamos decirle palabras peores, sino solo las dejamos pasar. Hay algunas cuantas formas de dejarlas pasar. Si alguien nos dice algo realmente desagradable, podemos darnos cuenta de que las palabras son solo sonidos, vibraciones a través del aire. Escuchar las palabras es simplemente otra experiencia de la mente. El surgimiento y la escucha de los sonidos no es la gran cosa. Solamente cuando exageramos esa noción de un tú dualista, una persona horrible, que me dijo algo a mí, nos molestamos y sentimos que tenemos que vengarnos. Si respondemos la pelea porque fuimos insultados, entonces solo estamos pensando en nosotros mismos.
En este tipo de situaciones, los votos del bodisatva son muy claros. La motivación para no responder a alguien que nos ha insultado es evitar causarles daño y, por el contrario, tratar de ayudarlos. Sería importante que tratáramos de utilizar medios pacíficos tanto como sea posible, pero si no funcionan, incluso después de haberles dado una buena oportunidad, entonces podemos detener la violencia y demás de una manera más enérgica. Eso no sería una violación de los votos del bodisatva. Es necesario ser realistas.
A Su Santidad el Dalái Lama a menudo se le pregunta acerca de utilizar la violencia en el Tíbet, y él ha establecido que, aunque pareciera que los medios pacíficos no están funcionando, utilizar la violencia y el terrorismo no los llevaría absolutamente a ningún lado. Podrían matar a cien soldados chinos, pero entonces los chinos enviarían doscientos más. Hay 1.3 billones de chinos, así que la pequeña violencia de los tibetanos no lograría nada. Necesitamos ser inteligentes y no tomar represalias solo porque no queremos vernos débiles o quedar mal.
(12) No tenderme en emboscada.
Emboscar significa que queremos desquitarnos, así que esperamos hasta que la otra persona esté vulnerable y entonces la lastimamos de alguna manera. Significa que, cuando alguien nos lastima, no hacemos nada si no estamos en una posición fuerte ahora, pero guardamos rencor y esperamos hasta que el otro esté vulnerable para vengarnos. Este punto también es acerca de no tomar represalias. Su Santidad lo pone de manera muy hermosa: si no atacamos, con frecuencia nos preocupa que los demás lo vean como una señal de debilidad, pero en realidad es una señal de gran fortaleza. Es débil ceder al enojo, actuar simplemente como un niño pequeño o como un animal que inmediatamente ataca. ¡Implica mucha más fortaleza utilizar nuestra compasión y nuestra inteligencia y tener paciencia!
(13) No menospreciar (a nadie) sobre un punto sensible
Nunca debemos señalar los errores de alguien en público con el propósito de avergonzarlo. Hay muchas formas de enseñarle a la gente de manera efectiva sin avergonzarla delante de los demás. Una vez estaba en Bodh Gaya traduciendo el comentario de Su Santidad sobre el texto de Shantideva, Involucrarse en la conducta del bodisatva, y en ese tiempo Serkong Rinpoche había estado en Nepal, así que no lo había visto durante unos cuantos meses. Cuando nos encontramos, abrió el texto, señaló tres palabras y me preguntó si conocía el significado. Eran tres palabras sumamente difíciles, y yo no tenía el correcto entendimiento de su significado, así que me las explicó. De hecho, las tres palabras que señaló se referían exactamente a las actitudes perturbadoras con las que yo estaba teniendo dificultad en ese momento. Esta forma indirecta era una manera realmente efectiva de señalar algo. Algunos de los comentarios también dicen que este punto significa que deberíamos utilizar poderes extra-físicos, como la magia negra y demás, si es que los tenemos – ¡me parece que esto no es relevante para la mayoría de nosotros!
(14) No dar la carga de un dzo a un buey
Hay un animal en el Tíbet llamado dzo, el cual es la cría de un yak y una vaca. Realmente es muy grande y fuerte, y es mucho más fuerte que un buey. Este dicho significa que no le damos a una persona débil el trabajo que es adecuado para una persona más fuerte, porque no será capaz de llevarlo a cabo.
Esto tiene muchos significados. Uno es que necesitamos aceptar la responsabilidad por nuestros propios errores, en lugar de culpar a otros. Otro es no dejar que los demás hagan nuestro trabajo sucio. O, si podemos elegir asientos, no le damos los peores lugares a los demás y guardamos los mejores para nosotros.
(15) No competir
Esto se refiere a correr para ganar los mejores asientos en el teatro, o apresurarnos para ganar la mejor ración de comida. Siempre queremos tener lo mejor para nosotros mismos, y no queremos que los demás lo consigan. Es mucho mejor si dejamos que los demás vayan primero, y entonces podemos tomar la última porción o la peor, pero sin pretensión. Ciertamente, no decimos: “Oh, tú toma la porción buena, yo tomaré la mala, ¡no me importa!”. Es importante que sea natural, como una madre que deja que su hijo tome la mejor porción de comida, sin importarle en absoluto quedarse con las partes quemadas o las sobras.
Hay otra linda historia sobre esto, de nuevo con Gueshe Ben Kungyal. En una ocasión, fue con otros monjes a una comida que ofrecía un mecenas. El mecenas estaba sirviendo la comida, en este caso yogurt, y Gueshe Ben estaba sentado hasta atrás. Conforme se servía el yogurt, uno de sus alimentos favoritos, se ponía cada vez más preocupado y alterado, pensando: “Está sirviendo porciones demasiado grandes, ya no quedará nada para mí”. Entonces se dio cuenta de cuál era su actitud y cuando el mecenas finalmente llegó hasta él, Gueshe Ben volteó su cuenco y dijo: “Yo ya tuve mi porción”. Este es un gran ejemplo de este punto. En lugar de preocuparnos por si va a quedar suficiente para mí, deberíamos estar mucho más preocupados de si quedará suficiente para los demás.
(16) No invertir el amuleto
Los amuletos se utilizan para ahuyentar a los espíritus dañinos, una metáfora para entrenar a nuestra mente a valorar a los demás. Si hacemos estas prácticas solo por nuestra actitud autocentrada, es como si estuviéramos sosteniendo el amuleto invertido.
Por ejemplo, si aceptamos una pérdida temporal, sabiendo que impresionará a los demás y que, con el tiempo, obtendremos una ganancia mayor, esto es utilizar las enseñanzas de forma inversa. Actuar con humildad y ser muy considerados con alguien a quien queremos impresionar, porque esperamos obtener su ayuda en el futuro, también es utilizar el entrenamiento de forma invertida. Otro ejemplo es hacer las prácticas simplemente porque queremos agradarle a los demás. Al final, lo único que hacen, de hecho, es fortalecer nuestra actitud autocentrada.
(17) No convertir a un dios en un demonio
Nuevamente, esto se refiere a mezclar nuestras prácticas con una actitud autocentrada y hacer prácticas de Dharma para sentirnos moralmente superiores y arrogantes, con una actitud de “más santo que nadie”. Es como irse de retiro y poner un letrero afuera que diga: “¡No molestar! ¡Gran meditador adentro!”.
Los tibetanos utilizan el ejemplo de hacer un retiro de tres años, de tal forma que, al final, la gente nos considere un lama y ganemos discípulos, fama y ofrendas. Es muy importante ser humildes. Como un practicante dijo: “Cuando leo en los textos acerca de los diferentes errores y defectos, los reconozco en mí mismo, y cuando leo acerca de las buenas cualidades, las reconozco en los demás”. Eso es, ciertamente, mantener la práctica de entrenar las actitudes.
(18) No buscar el sufrimiento (para otros) como un complemento para (mi) felicidad
Ejemplos de esto incluyen: esperar que nuestros competidores de negocios fracasen para poder superarlos, o que las personas en nuestra oficina se retiren de tal forma que podamos obtener un ascenso, o que nuestros familiares ricos mueran rápidamente para heredar su dinero y propiedades. No deberíamos nunca desear a los demás desgracias de las que podamos aprovecharnos sino, por el contrario, regocijarnos y desear a las otras personas que tengan una larga vida y que disfruten de su dinero y posiciones.
Esto finaliza las dieciocho prácticas de vinculación estrecha del punto seis.