El precioso renacimiento humano
¿Por qué un precioso renacimiento humano es como una joya que concede los deseos?
Este precioso cuerpo humano que tenemos es más precioso que una joya que concede los deseos. Es una base para el ocio, pero el ocio y la oportunidad que nuestro cuerpo nos permite no son para consumir drogas sino para practicar el Dharma. ¿Por qué el precioso cuerpo humano es más preciado que una joya que concede los deseos? Porque las joyas que conceden los deseos pueden ayudarnos a obtener comida y bebida para esta vida, pero no nos benefician en las vidas futuras; mientras que este cuerpo que tenemos ahora es más precioso que una joya porque nos permite practicar el Dharma.
Todos queremos tener felicidad todo el tiempo y que perdure tanto como sea posible. Pero sin importar cuál sea la felicidad que logremos, será muy breve porque sólo durará esta corta vida. Así que, si queremos una larga continuidad de la felicidad, necesitamos pensar en nuestras vidas futuras. Una joya que concede los deseos no puede darnos la libertad de renacer en los tres reinos inferiores ni puede concedernos la inmortalidad. Pero al usar este valioso cuerpo humano como una base de trabajo, podemos protegernos de los renacimientos inferiores y, al igual que Jetsun Milarepa, si lo utilizamos como una base para la práctica del Dharma, podemos alcanzar la iluminación en esta vida. Así que, dado que una joya que concede los deseos no puede concedernos estas cosas que nuestro precioso cuerpo humano sí puede, nuestro cuerpo es más precioso que una joya que concede los deseos.
Así que tenemos que practicar el Dharma con este precioso cuerpo humano. Pero tendemos a sostener la visión opuesta: aunque es más precioso que una joya que concede los deseos, usamos nuestro cuerpo para adquirir más y más riqueza, e incluso estamos dispuestos a sacrificar nuestra vida por este objetivo a corto plazo. Hay muchas personas en el mundo que son más ricas e inteligentes que nosotros, pero al utilizar nuestro precioso cuerpo humano para practicar el Dharma, acumulamos mucha más fuerza positiva (mérito) que ellos. Así que es importante no desperdiciar este precioso renacimiento humano, sino utilizarlo para cumplir los tres propósitos para los que es útil: conseguir uno de los mejores renacimientos en el futuro, alcanzar la liberación y la iluminación.
Sin importar cuántos objetos materiales poseamos, éstos no nos darán satisfacción; incluso si una persona tuviera todas las cosas materiales en el mundo, aun así no estaría satisfecha. Queda claro que incluso todas las joyas que conceden los deseos son incapaces de proporcionarnos satisfacción. Si alguien adquiere más y más riqueza, esto sólo le produce más y más sufrimiento. Podemos experimentar este hecho por nosotros mismos: es muy difícil viajar en un tren o en autobús con una gran cantidad de equipaje; en cambio, sería mucho más fácil si no tuviéramos todas esas posesiones.
Así que deberíamos de tratar de practicar así el Dharma. Por ejemplo, cuando Jetsun Milarepa vivía en una cueva no tenía posesiones materiales. Jetsun Milarepa y el Buda Shakyamuni entendieron qué tan triviales e innecesarias son las cosas materiales, por lo que renunciaron a ellas para practicar el Dharma. Y ustedes también, que han vivido en muchos países ricos en el mundo, se han dado cuenta de que las cosas materiales no son tan importantes y las han dejado atrás para venir aquí y practicar el Dharma.
Causas y dificultad para obtener un precioso renacimiento humano
Tenemos que considerar por qué es tan difícil obtener este precioso cuerpo humano; es difícil de obtener debido a que es muy difícil acumular sus causas. Estas causas se dividen en tres:
- mantener una estricta autodisciplina ética,
- practicar las seis actitudes de largo alcance (las seis perfecciones),
- ofrecer versos de aspiración puros.
Mantener una estricta autodisciplina ética
Es muy difícil mantener una estricta autodisciplina ética, así como reconocerla y evaluarla en los demás. En términos de la autodisciplina ética, están las diez acciones destructivas, y necesitamos considerar que la mayoría de las personas en el mundo ni siquiera saben cuáles son; por supuesto, entre los que sí las conocen, la mayoría no practica evitarlas.
Hay tres acciones destructivas del cuerpo:
- Quitar una vida: por ejemplo, es posible que sepamos que no debemos matar, pero cuando un insecto nos pica, instintivamente damos un manotazo y lo matamos.
- Tomar lo que no nos ha sido dado: aún si no realizamos un robo grande, es posible que utilicemos medios ingeniosos para obtener cosas de otras personas, así que es casi lo mismo.
- Permitirse un comportamiento sexual inapropiado: tenemos muchos deseos de quedarnos con las parejas de otros.
Acumulamos estas acciones destructivas del cuerpo cada día, como gotas de lluvia que caen sobre nosotros.
Las cuatro acciones destructivas de la palabra son:
- Mentir: acumulamos esta todo el tiempo. Por ejemplo, tenemos la intención de bajar por la colina, pero si alguien nos pregunta a dónde vamos, decimos que vamos a subir por la colina.
- Hablar divisoriamente: hacer que los amigos se enemisten unos con otros, o que aquellos que ya no son amigos tengan más enemistad. Hacemos esto todo el tiempo al hablar mal de otros.
- Utilizar lenguaje insultante o palabras duras: esto no necesariamente es hacia un ser humano. Por ejemplo, a veces el perro entra a nuestro cuarto y le decimos: “¡Lárgate, fuera de aquí!”, y utilizamos lenguaje ofensivo. Es un gran error usar lenguaje insultante o duro, porque sabemos que cuando alguien lo usa contra nosotros nos sentimos heridos, y los demás sienten lo mismo, incluidos los animales.
- Hablar sin sentido o chismorrear: prácticamente cada palabra que sale de nuestra boca es un chisme: “He estado en ese país”, “he hecho esto y aquello”. Si hablan demasiado, aumentan la posibilidad de cometer esta acción destructiva. Como yo no sé inglés, no tengo la oportunidad de chismorrear en inglés, ¡sólo puedo acumular chismes en tibetano!
Las tres acciones destructivas de la mente:
- Tener pensamientos codiciosos: alguien tiene una casa muy bonita y tú la deseas para ti; esto no es algo muy bueno, pero es algo que sentimos con mucha frecuencia.
- Tener pensamientos de malicia: desear que alguien sea infeliz o que se rompa el cuello. Esto es algo que no sólo le deseamos a nuestros enemigos, también podemos pensar con malicia hacia nuestros amigos, si nos molestan.
- Pensamiento antagonista, distorsionado: por ejemplo, pensar que no hay renacimientos futuros, o que las Tres Joyas de Refugio no ayudan a nadie, que hacer una puya es una pérdida de tiempo, que ofrecer lámparas de mantequilla es un desperdicio de mantequilla, o que hacer ofrendas de tormas es como tirar la tsampa.
Es difícil que evitemos cometer estas acciones, pero si no las evitamos no podremos obtener un precioso renacimiento humano. No hay tiempo ahora para entrar en detalles, pero si desean conocer más al respecto deberían estudiar las enseñanzas del lam rim.
Practicar las seis actitudes de largo alcance
La segunda causa para obtener un precioso renacimiento humano es practicar las seis actitudes de largo alcance (las seis perfecciones): la generosidad, la autodisciplina ética, la templanza, el esfuerzo gozoso, la estabilidad mental (concentración) y el darse cuenta que discrimina (sabiduría).
Pero en lugar de practicar la generosidad, practicamos la tacañería y brindamos a los demás nuestra actitud tacaña; en lugar de tener paciencia, tenemos ira; en lugar de gozar la práctica del Dharma con perseverancia gozosa, tenemos pereza y queremos dormir todo el tiempo; en lugar de tener estabilidad mental, cultivamos la divagación mental; por ejemplo, cuando recitamos un mantra nuestra mente vaga por todos lados y creamos más oportunidades para que esto suceda.
Había una vez un maestro que, en medio de una práctica, recordó que había una tarea que quería darle a su discípulo, pero había olvidado decírsela. Tan pronto como la recordó detuvo su meditación, se levantó y le dijo que la hiciera: ésta era su mente divagando. Siempre que hacemos prácticas de recitación, nuestra mente se distrae.
En términos del darse cuenta que discrimina de largo alcance, necesitamos cultivar el darse cuenta que discrimina que comprende la vacuidad. Pero en lugar de ello estudiamos cosas mundanas, como pintura, por lo que no acumulamos el tipo correcto de conocimiento.
En resumen, es muy difícil acumular las causas para un precioso renacimiento humano. Al ver lo raro que es tener un cuerpo así, deberíamos pensar que lo tenemos solamente esta vez y que podemos perderlo muy fácilmente. Si no aprovechamos este precioso cuerpo humano que hemos alcanzado, será muy difícil conseguir otro en el futuro.
Libertades de las ocho situaciones difíciles
La naturaleza de este precioso renacimiento humano es que está libre de las ocho situaciones temporales difíciles. Una situación difícil es aquella en la que no hay posibilidad de practicar el Dharma.
Hay cuatro estados no humanos difíciles:
- En los reinos infernales no hay posibilidad de practicar porque el cuerpo está en llamas todo el tiempo.
- Si se nace como un espíritu hambriento (preta) constantemente se experimenta hambre y se piensa en comida.
Si en la mañana nos levantamos y no desayunamos, no estaremos dispuestos a practicar el Dharma; si nos despertamos con dolor de cabeza, tampoco estaremos dispuestos a practicar el Dharma. De la misma forma, tomando esta experiencia, si nacemos como un espíritu hambriento y vivimos sesenta años sin comida, no estaremos interesados en practicar el Dharma.
Por lo tanto, necesitamos apreciar que estamos libres de renacimientos infernales y como pretas.
- Renacer como un animal: incluso si se nace como el perro de su Santidad el Dalái Lama, ni siquiera se puede recitar la aspiración de refugio.
Así que no nacimos en el reino infernal, como pretas, ni en el reino animal.
- No nacimos como un dios con larga vida: ellos tienen tantos placeres mundanos que no tienen interés en practicar el Dharma.
Shariputra tuvo un discípulo que le tenía una profunda devoción; cuando el discípulo murió, renació en el reino de los dioses. Shariputra usó sus poderes extrasensoriales y pudo ver en qué reino de los dioses había renacido, así que pensó en ir a visitarlo. Cuando lo encontró, su discípulo únicamente le dijo “hola” con un gesto de la mano; no estaba interesado en practicar el Dharma porque la estaba pasando muy bien. Esto fue real, no es solamente una historia.
Esto también lo podemos ver en nuestra propia experiencia. Si alguien es muy pobre, estará dispuesto a practicar el Dharma, pero si se vuelve rico y está cómodo, no estará interesado. Así que también somos muy afortunados de no haber nacido como un dios con una larga vida.
Hay cuatro situaciones difíciles como humanos:
- La primera (la quinta dificultad) es que, por ejemplo, hay personas que nacen en países o en tiempos en los que no pueden escuchar ni siquiera una palabra de Dharma. No estamos en esa situación.
- Hay personas que nacen en sociedades bárbaras en las que lo único que importa es conseguir comida y ropa; tampoco estamos en esa situación. En el Tíbet hay una montaña llamada Tsari; los tibetanos acuden a ella cada doce años. La tribu loba que vive allí es muy bárbara y exige un impuesto para atravesar su país, el cual consiste en un yak. En cuanto los lobas consiguen el yak, inmediatamente lo matan para comerlo y beber su sangre. Somos muy afortunados de no haber nacido en esa situación.
- No hemos nacido ciegos, sordos, locos ni tontos, así que estamos libres de esos obstáculos para aprender y practicar.
- Tampoco hemos nacido en una zona con una actitud antirreligiosa en donde se crea que la religión es mala y que lo único que importa es hacer dinero.
Así que, si tenemos un renacimiento humano libre de estas situaciones difíciles y además entendemos las causas para obtenerlo, somos doblemente afortunados. Muchas personas que tienen un cuerpo humano tan valioso, no conocen las causas para seguir obteniendo renacimientos semejantes.
Analogías
Podemos utilizar analogías para ayudarnos a comprender la dificultad de obtener un precioso cuerpo humano. Por ejemplo, es tan raro como los granos de arena que se adhieren a un espejo cuando los lanzamos sobre su superficie.
Si pensamos en estas cosas, nos daremos cuenta del valioso logro que es nuestro presente renacimiento humano, y debiésemos pensar que sólo seremos capaces de conseguirlo esta única vez. Pensemos en los cientos de millones de personas que habitan en la India y cuán pocos practican el Dharma. Así que podemos ver lo raro que es.
Había una vez un lama que estaba dando un discurso sobre la dificultad de obtener un precioso renacimiento humano. Un mongol en la audiencia le dijo: “Si usted piensa que es muy difícil obtener un renacimiento humano, ¡debería ir a China y ver cuántas personas hay allí!”. Eso sería como decirme que debo ir a la Unión Soviética.
Estos son temas muy buenos temas para abordar en la meditación.
Aprovechar nuestro precioso cuerpo humano y vivir una vida significativa
Si pensamos en lo duro que trabajamos en las vidas anteriores para lograr este precioso cuerpo humano, desearemos fervientemente vivir esta vida de forma significativa. Un ejemplo sería haber llevado una carga hasta la mitad de una montaña y después simplemente dejarla caer hasta el fondo. El trabajo que hemos realizado para obtener este precioso renacimiento humano en esta vida es como el trabajo de llevar una carga hasta la mitad de la montaña; si lo soltamos, entonces todo ese trabajo se desperdiciará.
Así que ahora que tenemos un precioso cuerpo humano, no sólo debemos desear obtener otro en el futuro. Dado que lo tenemos ahora, debiésemos usarlo ahora para alcanzar el estado completamente iluminado de un buda. Si no lo hacemos, sería como tener una bolsa de arroz, no comerla y sólo rezar para obtener otra en nuestra próxima vida. Así que es preciso que ahora mismo aprovechemos al máximo nuestro renacimiento humano.
Ser conscientes de la muerte
La muerte es segura
Si consideramos qué tipo de precioso cuerpo humano tenemos, veremos que no está hecho de roca ni de metal; si así fuera, podría durar mucho tiempo. De hecho, si abrimos nuestro cuerpo para ver lo que tenemos adentro, nos daremos cuenta de que es una gran cantidad de sangre y vísceras, como las entrañas de los animales que las personas cuelgan en su casa después de comprar carne en un mercado. Nuestro interior es tan delicado como el de un reloj.
Si pensamos en la muerte y en la cantidad de personas que han muerto, podemos contar cada una de ellas con las cuentas de muchísimos rosarios. Si pensara en cuántos tibetanos han muerto desde que llegué a Dharamsala, podría darle vuelta a mi rosario con gran rapidez.
No hay alguien que haya tenido un cuerpo humano que no haya muerto; y si pensamos cómo mueren las plantas y los árboles, podemos ver que nuestra muerte es sólo cuestión de tiempo. La conclusión natural de haber nacido es morir. No hay nada más que podamos hacer. La conclusión de que estemos reunidos ahora es que nos dispersemos, y la conclusión de subir es bajar. Al darnos cuenta de que indefectiblemente moriremos, necesitamos tratar de practicar el Dharma tanto como sea posible antes de que la muerte llegue.
Así que debemos pensar en cómo moriremos. Imaginen que están muy enfermos, que su piel toma un color muy feo, están muy débiles, todos sus familiares están llorando y diciendo que todo está mal, el doctor viene y les da la medicina, chasquea la lengua y confirma lo grave que es.
Podemos morir en cualquier momento
Tampoco hay certeza de cuándo moriremos: padres muy viejos con el pelo blanco pueden enterrar los cadáveres de sus hijos; muchas personas se ahogan y mueren durante una comida normal.
Por ejemplo, pensemos en esta historia del Tíbet. Un hombre apartó unos grandes trozos de carne para comerlos a la mañana siguiente, pero los trozos de carne duraron más que él. Otro ejemplo: yo conocí a un productor de papas de Simla que iba a preparar pan frito para el almuerzo, pero murió mientras el pan se estaba cocinando.
Así que la mejor manera de apreciar la impermanencia y la muerte no es leyendo acerca de ellas, sino pensando en las personas que conocemos que han muerto.
Sólo el Dharma puede ayudarnos en el momento de la muerte
¿Cuál es la importancia de meditar en la muerte? Nos muestra que la única cosa que vale la pena hacer es practicar el Dharma. Si pensamos en términos de las cosas materiales, veremos que no podemos llevarnos nada con nosotros. Por ejemplo, si eres un rico comerciante que ha hecho mucho dinero, lo único que puedes tener es una pieza de tela más cara que envuelva tu cuerpo para la cremación. Este comerciante pudo haber cometido una cantidad enorme de acciones destructivas para acumular esa riqueza mientras viajaba de un país a otro.
Si tienes muchos empleados o trabajadores o eres un general al mando de cien mil soldados, nadie puede ir contigo cuando mueras. Ni siquiera un país lleno de familiares puede ayudar: lo único que pueden hacer es permanecer a tu lado mientras mueres, molestándote mucho y dificultando tu muerte y tu renacimiento.
La única cosa que puede ayudar en el momento de la muerte es la práctica del Dharma, ya que, si has acumulado suficiente fuerza kármica positiva de las acciones constructivas, esto puede beneficiar tus futuros renacimientos, mientras que la fuerza kármica negativa los obstaculizará. Esto es algo que podemos entender sin pensar en la muerte. Muchos tibetanos eran muy ricos en el Tíbet, pero tuvieron que partir llevando sólo sus conocimientos y las cualidades internas que tenían en ese momento. Así que necesitamos practicar el Dharma con sinceridad y no perder el tiempo en actividades mundanas.
Es preciso que consideremos intrascendentes todas las actividades mundanas de esta vida, como la paja del trigo. Las actividades mundanas no tienen esencia, son como los pasteles de lodo que hacen los niños: lo único que podemos hacer es tirarlos cuando están terminados. Los niños construyen castillos de arena, pero cuando terminan de jugar con ellos, los dejan y se van. Así es como debemos considerar las actividades mundanas.
Si piensan acerca de todo esto, les será de gran ayuda en su práctica del Dharma.
Los niveles inferiores de motivación
La motivación inicial
Si consideramos todas las actividades mundanas como innecesarias y sin mayor importancia, nos daremos cuenta de que lo único importante es nuestra práctica del Dharma. Practicar el Dharma es hacer algo que será de beneficio en nuestros futuros renacimientos. Por ejemplo, tener la actitud: “Ahora he alcanzado un precioso renacimiento humano, voy a usarlo para evitar renacer en los reinos inferiores en las vidas futuras”, es el nivel inferior de aprovechamiento de nuestra preciosa vida.
Lo que nos impide caer en los tres reinos inferiores es mantener una estricta autodisciplina ética, pero incluso si tenemos un firme deseo de mantenerla, ésta tiende a degenerar gradualmente. Así que para evitar que caigamos en un renacimiento inferior, tenemos que deshacernos de nuestras emociones perturbadoras; esto es como lavar una pieza de ropa muy sucia: al principio utilizamos poca fuerza y poco a poco la aumentamos. Para liberarnos de las emociones perturbadoras, comenzamos lenta y suavemente, y gradualmente ejercemos nuestro mayor esfuerzo. Por lo tanto, para mantener la autodisciplina ética, necesitamos ponerla en práctica lentamente y después, mediante su práctica gradual, podremos deshacernos de las emociones perturbadoras; de lo contrario, nuestros esfuerzos pueden degenerar fácilmente. Practicar la autodisciplina ética para evitar renacer en los reinos inferiores es el nivel mínimo de la práctica del Dharma.
La motivación intermedia
Incluso si escapamos de nacer en los tres reinos inferiores y en nuestra próxima vida nacemos entre los placeres y las alegrías de los reinos de los dioses o incluso como un ser humano, debemos entender que todos los renacimientos samsáricos son sufrimiento. Esto se explica ampliamente en las enseñanzas del lam rim, pero puede describirse con el siguiente ejemplo: estás de pie bajo el sol y hace mucho calor, por lo que vas a la sombra; así, has escapado del sufrimiento de tener calor, pero te quedas con el sufrimiento de tener frío. No hay lugar en el samsara en el que estemos libres del sufrimiento.
Las emociones perturbadoras causan que demos vueltas en el samsara. La raíz, como la raíz de un árbol, es el aferramiento a identidades verdaderamente independientes; nuestro girar en el samsara es como dar vueltas en un carrusel sin llegar a ninguna parte. La única manera de bajarse es elevarnos, ir por encima de él. Esta es la idea de un arya, alguien que tiene el darse cuenta que discrimina que comprende la falta de identidad o la falta de un “alma” imposible.
Para cultivar esta comprensión de la vacuidad en nuestro continuum mental, es necesario alcanzar el shámata, un estado mental tranquilo y estable, y para conseguirlo necesitamos autodisciplina ética. Así que los tres entrenamientos superiores (los entrenamientos superiores de la autodisciplina ética, la absorción meditativa y el darse cuenta que discrimina) nos permiten ir por encima del samsara. Si los practicamos, podemos poner fin a nuestro girar en el samsara.
Hay tres clasificaciones de los seres que se han elevado:
- Aquellos que han alcanzado una vía de la mente del ver (un camino del ver).
- Aquellos que han alcanzado una vía de la mente de la familiarización (el camino de la meditación).
- Aquellos que han alcanzado una vía de la mente en la que no se necesita más entrenamiento.
Los seres con una vía de la mente del ver, recién tienen una cognición directa y no conceptual de la vacuidad. Aquellos con una vía de la mente de la familiarización meditan más y más y se acostumbran o construyen el hábito de esta cognición no conceptual de la vacuidad. Si has meditado y meditado y has habituado completamente a tu mente a esta cognición de la vacuidad, y has removido para siempre de tu mente los oscurecimientos emocionales que impiden la liberación, eres un arhat, un ser liberado.
Nivel avanzado de motivación
Amor y compasión
Pero liberarse solamente uno mismo no es suficiente, porque todos los seres limitados (seres sintientes) se encuentran en la misma situación. Todos los seres limitados son iguales en el sentido de que todos están sufriendo y desean liberarse del sufrimiento. Si desarrollamos la mente que desea que todos los seres limitados estén libres del sufrimiento, esto se llama “compasión”. Pero para cultivar este deseo de que todos los seres limitados estén separados del sufrimiento, tenemos que haber meditado durante mucho tiempo en nuestro propio sufrimiento, y luego, al darnos cuenta de lo horrible que es, podemos desarrollar la renuncia, la determinación de ser libres. Una vez que hemos adquirido la idea de lo horrible que es el sufrimiento y deseamos salir inmediatamente de él, entonces aplicamos ese pensamiento a todos los seres. Eso es la compasión.
Por lo tanto, la renuncia es el deseo de que yo esté libre del sufrimiento, mientras que la compasión es el deseo de que todos los seres estén libres del sufrimiento. La diferencia entre la compasión y el amor es que con la compasión pensamos: “¡Qué maravilloso sería si todos los seres limitados estuvieran separados del sufrimiento y de sus causas!”, mientras que el amor es el deseo de que todos los seres tengan la felicidad y sus causas.
Cómo desarrollar ecuanimidad y bodichita
¿Cuál es la razón por la que no tenemos amor y compasión? ¿Por qué no deseamos que todos estén libres del sufrimiento y tengan felicidad? Es porque nuestra mente no es lisa, sino rugosa, tiene puntos altos y puntos bajos. ¿En qué consiste esta desigualdad en nuestra mente? En que tenemos un gran apego hacia nuestros familiares y amigos, y una gran aversión hacia nuestros enemigos.
Entonces, ¿cómo emparejamos una carretera llena de baches? Podemos entenderlo pensando en este ejemplo: una persona te dio cien rupias ayer y otra persona te dio cien rupias hoy; la persona que te dio cien rupias ayer te dio un puñetazo en la cara esta mañana, y la persona que te dio cien rupias hoy te dio un puñetazo en la cara ayer. ¿Quién debería agradarte y quién no?
De igual forma, tenemos que pensar en cómo nuestros enemigos nos han beneficiado mucho en el pasado y cómo pueden llegar a sernos de gran ayuda en el futuro; del mismo modo, nuestros amigos nos han hecho un gran daño en el pasado y lo harán de nuevo en el futuro. Es sólo una cuestión de tiempo.
Otro ejemplo: hay varias personas que son caníbales, o incluso hombres lobo o vampiros; podríamos encontrarlos muy atractivos y casarnos con ellos, pero una noche enseñarán sus colmillos y nos devorarán.
Cuando golpeas a un perro, ladra y te muerde. Así que, si nos enojamos con un enemigo, estamos reaccionando de la misma manera en que lo haría un perro. Por lo tanto, necesitamos eliminar esta desigualdad de la mente, el apego y la repulsión que tenemos, y alcanzar la ecuanimidad de la mente. Sobre ese estado de ecuanimidad se pueden desarrollar el amor y la compasión, como se tiene que pavimentar un camino lleno de baches para que un coche pueda transitar sobre él.
Necesitamos tener pensamientos poderosos, como la dinamita que estalla y aplana un camino. ¿Qué tipo de pensamientos? Pensar en la bondad de los demás seres limitados. Por ejemplo, bebemos leche, la cual viene de las vacas y de los búfalos de agua; ellos comen hierba y beben agua, y lo único que nosotros hacemos es tomarnos su leche. Los conejos y las ratas son utilizados para experimentos médicos, por lo que los medicamentos que tenemos fueron elaborados a expensas de las ratas y los conejos que dieron su vida por nosotros.
Hay algunos seres limitados a quienes consideramos enemigos y que nos perjudican, pero si comparamos su amabilidad con el daño que nos han hecho, la primera supera por mucho al segundo. Y el daño que nos hacen puede ser muy útil. Para llegar a ser un buda tenemos que desarrollar la paciencia, y para ello necesitamos gente desagradable; si todo el mundo fuera muy agradable, no podríamos desarrollar la paciencia. Aquellos que se enojan con nosotros son seres limitados, no budas, por lo que son los que nos enseñan la paciencia. Por ejemplo, cuando Atisha llegó al Tíbet trajo consigo a un indio de muy mal genio que siempre ponía a prueba su paciencia; cuando le preguntaron por qué lo había traído, él dijo que fue para practicar la paciencia. Por lo tanto, los seres limitados y los budas son iguales en su bondad hacia nosotros, como lo afirma Shantideva en su Bodhicharyavatara (Involucrarse en el comportamiento del bodisatva).
Hay una razón por la que un buda no se enoja, y es porque tiene concentración unipuntual libre de todas las emociones perturbadoras. Así que necesitamos desarrollar esto. En la mañana necesitamos levantarnos con estos dos pensamientos:
- Hoy no voy a causar que otros se enojen.
- No voy a permitir que otros me hagan enojar.
Si nos acostumbramos a esto, seremos capaces de disminuir nuestras emociones perturbadoras, desarrollar poco a poco el estado que está libre para siempre de ellas, y así convertirnos en budas. Si nos preguntamos qué es lo que podemos hacer para agradar a los budas, es ayudar y ser amables con los seres limitados; esto realmente complace a los budas. Por ejemplo, si hay padres que tienen hijos, podemos hacerlos más felices al ser amables con los niños en lugar de serlo sólo con los padres. Igualmente, un buda es más feliz si somos tan amables con los seres limitados como lo somos con los budas. Así, sobre la base de todo esto, necesitamos tratar de desarrollar el anhelo de la bodichita: “Voy a alcanzar el estado de un buda para beneficiar a todos los seres limitados”.
Alcanzar la iluminación en esta vida
Aún más, necesitamos tener una muy firme intención de alcanzar el estado de un buda para el beneficio de todos los seres limitados en esta misma vida, ahora mismo. El Buda dijo que hay una manera de alcanzar la iluminación en esta vida. ¿Cuál es esa manera? El camino tántrico; si lo siguen, podrían alcanzar la iluminación en esta vida.
A pesar de que tengamos una muy fuerte intención de alcanzar la iluminación en esta vida, no debemos pensar que será fácil, porque hemos acumulado una gran cantidad de acciones destructivas desde el tiempo sin principio. El tantra puede ser un camino rápido, pero es muy difícil. No debemos pensar que practicar el camino tántrico es tan rápido como tomar un avión; no es tan fácil. Por ejemplo, Jetsun Milarepa experimentó muchas dificultades con su gurú Marpa: construyó torres, fue golpeado y sometido a una gran cantidad de sufrimiento; debido a ello, pudo alcanzar la iluminación en esa vida. Pero no estamos dispuestos a someternos ni a una fracción de los sufrimientos que experimentó Milarepa.
Si tenemos la fuerte intención de alcanzar la iluminación en esta vida y estamos dispuestos a someternos a grandes dificultades, entonces existe la posibilidad de que, si practicamos constantemente podamos, de hecho, alcanzar la budeidad.
Resumen
Al haber nacido con un precioso cuerpo humano, podemos usarlo para practicar el Dharma y alcanzar mejores renacimientos, la liberación y la iluminación. Para ello, necesitamos seguir un camino gradual. Esto implica evitar las diez acciones destructivas, deshacernos de las emociones perturbadoras y, con la determinación de liberarnos del samsara y con el anhelo de la bodichita, obtener concentración unipuntual y un entendimiento no conceptual de la vacuidad (vacío).