Contemplación sobre la preciada y rara vida humana, la certeza de la muerte y la necesidad del Dharma
Hemos hablado del preciado renacimiento humano que todos hemos logrado. Este preciado renacimiento humano tiene los ocho respiros y los diez enriquecimientos necesarios para la práctica del Dharma. Necesitamos meditar en este preciado renacimiento humano y en lo difícil que es alcanzarlo, pensando en todas las causas necesarias para hacerlo.
Piensen en algunos de los ejemplos explicados anteriormente sobre lo difícil que es lograr un renacimiento humano como este. Entonces, piensen en la dificultad de lograrlo desde el punto de vista de los números involucrados: hay muchas más criaturas en los reinos inferiores y muchos más animales que seres humanos. Piensen también en la rareza de lograr un preciado renacimiento humano. Si fuera el caso que haber alcanzado un renacimiento humano ahora significara que automáticamente lo alcanzaremos en el futuro, entonces todo estaría bien. Por desgracia, no es así. Piensen profundamente en esto y no den por sentado este renacimiento humano que tenemos.
Además, piensen en el hecho de que quien haya alcanzado un renacimiento humano no ha vivido para siempre. No hay nadie que haya nacido que no haya muerto. Por lo tanto, debemos aprovechar esta oportunidad, con la base de trabajo de un preciado renacimiento humano, para alcanzar grandes propósitos. Incluso es posible alcanzar la iluminación de la budeidad con esta base de trabajo que tenemos ahora. Necesitamos meditar sobre la muerte y el hecho de que la base de trabajo de una preciada vida humana no va a durar para siempre. Es impermanente.
Deberíamos pensar seriamente en la falta de certeza en cuanto a la hora de la muerte. Podemos morir en cualquier momento. Lo único que nos sirve cuando morimos es la fuerza positiva de nuestras acciones constructivas realizadas en el pasado que se llevan en la conciencia en el continuo mental. Aparte de eso, no hay nada más que pueda ayudarnos cuando muramos. Deberíamos pensar en acumular tantas acciones constructivas y tanta fuerza positiva como sea posible practicando el Dharma. Podemos morir en cualquier momento y no sabemos cuándo. Por lo tanto, debemos tomar una decisión muy firme de practicar ahora y de ahora en adelante. No debemos pensar que podemos esperar hasta mañana o pasado mañana para practicar. La conclusión a la que debemos llegar con gran certeza es: “Voy a practicar y dedicarme plenamente al Dharma”.
Sin importar cuántos amigos, familiares o posesiones materiales tengamos, no podemos llevarnos ni una pequeña aguja e hilo en el momento de nuestra muerte. Lo único que va a ser de ayuda es haber practicado el Dharma. Por lo tanto, el tercer punto a contemplar y la decisión que debemos tomar es determinarnos a practicar y enfocarnos en el Dharma.
Protección contra el miedo y el sufrimiento a través del refugio
Si no acumulamos una gran cantidad de potencial positivo al practicar el Dharma durante nuestra vida, entonces, en el momento de la muerte, puede surgir un gran temor dentro de nosotros. Puede ser una experiencia espantosa. Si no hubiera vida futura, estaría bien; sin embargo, de hecho, hay vidas futuras. Si, al final de nuestra vida, hemos acumulado una gran cantidad de energía negativa, tendremos que enfrentar la temible experiencia de renacer en uno de los reinos inferiores. Podemos imaginar lo aterrador que sería renacer como animal con solo mirar el miedo y el sufrimiento que los animales en la naturaleza experimentan en sus vidas.
Si no hubiera refugio o protección posible, entonces pensar en todas estas cosas solo causaría depresión; este no es el punto. Más bien, el propósito de pensar en este posible sufrimiento y miedo es porque podemos encontrar refugio y protección. Si preguntamos qué tipos de refugio y protección están disponibles, la respuesta es la Triple Joya. Estas son la joya de refugio en el Buda; la Joya de Refugio en el Dharma, las enseñanzas; y la Joya de Refugio en la Sangha, la comunidad de los realizados. Tomar refugio es la actitud mental en la que ponemos todas nuestras esperanzas y volteamos completamente nuestra mente y nos confiamos en el poder de las Tres Joyas de Refugio para que nos brinde los métodos que nos protegerán del miedo y el sufrimiento.
El poder del refugio
Después de generar esta actitud en nuestra mente, debemos pensar en todas las buenas cualidades del cuerpo, palabra y mente de los budas. Si comenzáramos a describir todas las cualidades de los budas, no habría fin. Es mejor aprender acerca de las cualidades de los budas estudiando varios textos. Hay muchas grandes ventajas en tomar refugio, al tener recordación de las cualidades de los budas como fuente confiable de las enseñanzas del Dharma. Con una fuerte mente de refugio, tenemos protección tanto de las cosas invisibles como de las visibles; los fantasmas y los espíritus no podrán hacernos daño, ni tampoco cosas como tigres y leopardos.
En el Tíbet, en el distrito de Gambo, hubo un hombre que fue atacado y mordido por un yeti. Por si no lo saben, un yeti es un abominable hombre de las nieves. Un lama vio al hombre y le preguntó: “¿De dónde sacaste esa terrible herida en la cabeza?”. Él respondió: “Me mordió un yeti”. Al escuchar esto, el lama le enseñó refugio al hombre, y el hombre tomó refugio. Luego, cuando el hombre estaba trabajando y un yeti se le acercó nuevamente, esta vez solo lo olfateó sin atacarlo.
En otro distrito del Tíbet, existía la antigua costumbre de dejar a criminales peligrosos en lugares donde había muchos animales salvajes y feroces. Uno de esos criminales tomó refugio de manera decidida y, debido a que tenía una creencia confiada muy fuerte, sobrevivió a la terrible experiencia.
El siguiente ejemplo ilustra el poder protector de las palabras de tomar refugio y se refiere a una persona que realmente no tomó refugio en su corazón o en su mente. Había una casa de retiro en las montañas, y un ladrón trató de entrar cavando y luego arrastrándose por debajo de la puerta. El practicante de Dharma que estaba adentro notó que una mano se extendía por debajo de la puerta y la golpeó con un gran palo diciendo: “¡Tomo refugio en el Buda!”. Golpeando la intrusa mano de nuevo, dijo: “¡Tomo refugio en el Dharma!”. Por último, una tercera vez, mientras golpeaba al ladrón, dijo: “Tomo refugio en la Sangha”. El ladrón logró retirar su mano y se escapó para esconderse debajo de un puente. Se acostó, haciendo un recuento del día y de sus experiencias, mientras repetía las palabras: “Me refugio en el Buda; me refugio en el Dharma; me refugio en la Sangha”. Por lo general, ese puente era una vía principal para fantasmas y espíritus, pero debido a que el ladrón simplemente había recitado las palabras de refugio en las Tres Joyas, los fantasmas no pudieron pasar. Al día siguiente, el ladrón se reunió con sus amigos, otros ladrones, y dijo: “¡Qué bueno que solo hay tres joyas de refugio, porque si hubiera más, probablemente me hubieran matado por la golpiza!”.
El sufrimiento de los reinos de los seres divinos
En uno de los reinos de los seres divinos, los dioses, había un hombre llamado Lodro Tenpa. En los reinos de los seres divinos, todos son generalmente felices y agradables, aunque nunca piensan en hacer algo constructivo o positivo. Llevan guirnaldas de flores alrededor del cuello, que nunca se desvanecen ni marchitan, y siempre huelen bien. Sin embargo, a medida que los seres divinos se acercan al momento de la muerte, aparecen ciertos signos. Las guirnaldas de flores comienzan a marchitarse y a oler mal. Hay varios otros signos como este. A excepción de ciertos amigos que son leales, nadie se acerca a estos seres divinos una vez que estos signos de muerte comienzan a aparecer. Todo el mundo los ignora y se mantiene a distancia, sin querer tener nada que ver con ellos.
Estos seres divinos al borde de la muerte experimentan una tremenda cantidad de sufrimiento mental porque ven que están a punto de perder la gran cantidad de placer que han disfrutado. También pueden ver que van a renacer en un reino inferior, porque la fuerza kármica que los trajo esta vida divina ha terminado, y el potencial kármico negativo que han creado en el pasado va a madurar y a traerles el sufrimiento de un reino inferior. Se dice que el sufrimiento mental que experimentan los seres divinos cuando están a punto de morir es de mucha mayor intensidad que el sufrimiento físico que tienen las criaturas del infierno en los reinos infernales. Generalmente, esta es la situación con los seres divinos.
Entonces, este ser divino llamado Lodro Tenpa previó su propio renacimiento como un cerdo y estaba aterrorizado. Fue con Indra, el Rey de los Seres Divinos, y le pidió ayuda. Indra respondió: “Lo siento, no conozco ningún método para evitar que corras este destino, pero le preguntaré al Buda”. Indra lo hizo y recibió del Buda una ceremonia ritual muy eficaz de la deidad Namgyalma, o Ushnishavijaya en sánscrito. Este ritual purifica y elimina las fuerzas kármicas negativas. Lodro Tenpa realizó los rituales y recitó el mantra de la deidad Namgyalma. Cuando murió, renació en un reino incluso superior al anterior.
Aunque Indra tiene la percepción extrasensorial de poder ver reinos inferiores al suyo, no puede ver reinos superiores. Por lo tanto, Indra le preguntó al Buda en dónde había renacido Lodro Tenpa, y el Buda le dijo que estaba en un reino de seres divinos superior al reino de seres divinos de Indra.
El Buda, el Dharma y la Sangha
El Buda enseñó el refugio como la forma de purificar las fuerzas kármicas negativas. Sin embargo, el método real que brinda protección es la práctica del Dharma. Por ejemplo, la protección de Lodro Tenpa provino de llevar a cabo las prácticas y rituales de la deidad Namgyalma y de las enseñanzas que el Buda proporcionó. Entonces, el refugio real son las enseñanzas, la Joya de Refugio del Dharma. Indra es un ejemplo de la Joya de Refugio de la Sangha, la comunidad, que ayuda en el proceso de obtener protección. Por lo tanto, debemos recordar las buenas cualidades de las Joyas de Refugio y refugiarnos tres veces por la mañana y tres veces por la noche.
El hecho de que hayamos alcanzado un preciado renacimiento humano se debe a nuestra práctica pasada del Dharma y depende de la bondad del Buda por habernos dado enseñanzas en el pasado. Por lo tanto, refugiarse es también un acto de recordar la bondad de todos los budas. En recuerdo de la bondad de los budas, debemos hacer ofrendas tres veces al día como muestra de nuestro agradecimiento. Por lo general, comemos tres veces al día y, por lo tanto, antes de comer, se debe ofrecer la primera porción a los budas.
Al habernos refugiado en el Buda, ya no deberíamos refugiarnos en otras deidades o cosas mundanas. Por ejemplo, algunas personas se refugian en el sol, la luna, el agua o el fuego. Esto no es apropiado ni correcto. Está bien ofrecer incienso, etc., a Brahma u otros tipos de seres divinos, pero no debemos confiarnos totalmente ni tomar refugio en ellos de manera última y profunda. Está bien honrarlos y mostrarles veneración, pero no debemos tomar refugio último en ellos porque no tienen el poder para poder brindarnos el refugio definitivo.
Por ejemplo, si estamos sentados y detrás de nosotros hay una tela colgada, y nos recostamos sobre ella pensando que es una pared sólida que nos puede sostener, nos caeremos. Del mismo modo, no deberíamos refugiarnos definitivamente en nadie que no tenga el poder de proporcionar el refugio definitivo.
Cuando nos refugiamos en la Sangha, la comunidad de aquellos que realizan y practican las enseñanzas, no debemos quedarnos por mucho tiempo con nadie que tenga visiones distorsionadas, como aquellos que dicen que no existen renacimientos futuros o vidas pasadas, o causa y efecto, en otras palabras, aquellos que no aceptan el karma. Pasar mucho tiempo con ellos puede debilitar fácilmente nuestra creencia confiada y desanimarnos de nuestra práctica del Dharma.
Cuando nos refugiamos en el Dharma, no debemos dañar a ninguna otra criatura viviente ni matar ni siquiera al insecto más pequeño. Tampoco debemos faltarle el respeto a los libros o cualquier cosa que tenga escritura. No debemos usar papel con escritura para envolver basura, pararnos sobre él, limpiar, envolver flores o limpiarnos las manos. Además, no debemos lamernos los dedos para pasar las páginas. Tampoco deberíamos vender ni empeñar libros de Dharma, este es un gran acto negativo. Si vendemos textos de Dharma con el propósito de poder seguir publicando más textos de Dharma, entonces está bien. No es aceptable vender libros simplemente para poder comer.
Cuando nos refugiamos en el Buda, no deberíamos involucrarnos en el negocio de vender o empeñar estatuas o pinturas del Buda. Tampoco debemos poner papel de desecho, basura o cualquier objeto encima de una estatua del Buda. Además, aunque podemos criticar la forma en que un artista representa una imagen del Buda, nunca deberíamos criticar la imagen del propio Buda.
Cuando nos refugiamos en la Sangha, la comunidad monástica, no debemos criticar ni decir cosas malas sobre los monjes o monjas. En China, hubo una vez un hombre educado que criticó a un monje en un libro, diciendo que las acciones de este monje eran como las de una serpiente. En la misma vida, este sabio sufrió mucho picor en la cabeza. Se rascó y rascó y, finalmente, su piel se desprendió y se transformó en una serpiente. En otro caso, un laico le dijo a un monje: “Tu voz es como la de un perro”. Posteriormente, el hombre renació como un perro durante quinientas vidas.
Hubo un tiempo en el que un hombre muy erudito tenía un hijo, Shebu Serkya. El hombre murió y Shebu Serkya se educó y fue a debatir con muchos monjes. Incapaz de derrotarlos, regresó con su madre, y ella le aconsejó: “Mañana, cuando debatas con los monjes, deberías darle un apodo a cada uno de ellos. Di: ‘Tienes la cabeza de un cuervo’ o ‘tienes la cabeza de un perro’”. Al día siguiente, siguiendo el consejo de su madre, Shebu Serkya llamó a dieciocho monjes diferentes con dieciocho apodos diferentes durante los debates. Los monjes, al darse cuenta de que Shebu Serkya estaba acumulando mucho karma negativo al insultarlos, permanecieron en silencio. Shebu Serkya pensó que eso significaba que había ganado el debate con cada uno de ellos.
Más tarde, durante la época del Buda, hubo unos pescadores que pescaron un pez muy grande de dieciocho cabezas. Todos en el pueblo, incluido el Buda, acudieron a verlo. Con el fin de enseñar a las personas que se habían reunido, el Buda bendijo al pez y éste pudo hablar. “¿Eres Shebu Serkya?”, preguntó el Buda. “Sí”, confió el pez de muchas cabezas. El Buda preguntó entonces: “¿Qué hiciste para sufrir este tipo de renacimiento?”. El pez respondió: “Les di a dieciocho monjes los nombres de dieciocho animales y, como resultado, nací con dieciocho cabezas”. Esto fue muy útil para todas las personas reunidas, quienes luego se determinaron a no insultar a las personas. Si nos refugiamos en la Sangha, entonces no deberíamos insultar a otros.
La verdadera joya del Buda, el Dharma y la Sangha
Un miembro de la Sangha no necesariamente usa la túnica de un monje ordenado. Cualquiera que sea un practicante sincero del Dharma es considerado miembro de la Sangha. La Joya real de la Sangha se refiere a un arya o noble, alguien que tiene cognición no conceptual de la vacuidad. Cuatro monjes reunidos también constituirían una Sangha o una comunidad monástica; individualmente serían considerados como monje o bhikshu.
Para representar la Joya del Buda, tenemos pinturas del Buda; sin embargo, los Budas con todos los signos mayores y menores, o un Buda viviente, como Su Santidad el Dalái Lama, constituyen el verdadero Refugio del Buda. Para la práctica, está permitido tener representaciones pintadas de las Joyas de Refugio del Buda para ayudarnos. La Joya de Refugio del Dharma se refiere a todas las detenciones verdaderas y todas las buenas cualidades en el continuo mental de tales budas. En términos de nuestra práctica, los textos de Dharma que enseñan sobre esto también pueden servir como la Joya de Refugio del Dharma.
Las leyes del karma
Debemos tratar de entrenarnos en todos estos diferentes consejos que se dan con relación a tomar refugio. El principal consejo y entrenamiento dentro de todas las enseñanzas de refugio es el de seguir el karma, la ley de causa y efecto. Esto es, a saber, hacer lo correcto y dejar de lado lo que no lo es, practicando las diez acciones constructivas y evitando las diez destructivas. Los principales consejos y compromisos que aceptamos cuando tomamos refugio son honrar, seguir, respetar y tener creencia confiada en la ley de causa y efecto.
Analicemos un poco sobre el karma, las leyes de causa y efecto:
- En primer lugar, está la certeza del karma. Si se crea una causa, es seguro que seguirá un efecto. Así, si actuamos de forma positiva o constructiva, el resultado será la felicidad.
- En segundo lugar, si una causa tiene sus raíces en una acción destructiva, el resultado definitivamente será sufrimiento. Si no hemos cometido una acción destructiva, no podremos encontrarnos con el sufrimiento. Si no hay una causa, no hay razón para experimentar un resultado. Por lo tanto, si no queremos experimentar sufrimiento en el futuro, no debemos cometer acciones destructivas.
- El tercer punto es que, cuando realizamos una acción, debemos saber que no es en vano ni un desperdicio. En algún momento en el futuro, definitivamente va a madurar.
- Finalmente, el karma aumenta exponencialmente. De una causa pequeña, podemos obtener un resultado muy grande.
Explicar estos cuatro puntos extremadamente importantes llevaría mucho tiempo. Sin embargo, podemos empezar a entender con algunos ejemplos.
En el pasado, había una reina llamada Lozang Lhamo, que se fue de picnic con su asistente y descubrió un pequeño nido de codornices debajo de un arbusto. La reina comenzó a jugar y, para divertirse, encendió fuego y quemó el nido. La asistente no participó en prender el fuego porque se había ido al arroyo a buscar agua.
Más tarde, en la época de un buda, la reina renació como una monja que practicó muy fuertemente, alcanzó el estado de arhat y desarrolló los poderes de poder volar y hacer todo tipo de cosas. Al mismo tiempo, su asistente renació como monja, pero no había alcanzado el estado de arhat; vivían juntas como antes. Un día, la casa que compartían se incendió y aunque la reina tenía poderes milagrosos, como volar, no podía usarlos debido al potencial kármico negativo que había creado hace mucho tiempo cuando quemó el nido de codornices. Como resultado, la reina murió quemada, mientras que su asistente, que no había contribuido al acto de quemar el nido de codornices, pudo escapar de la casa por un desagüe que había en la pared.
La monja experimentó tal muerte, a pesar de ser un arhat, como resultado de haber cometido la acción destructiva anterior cuando era reina. La asistente de la reina no cometió la acción destructiva en el pasado y, por lo tanto, no se encontró con el resultado de morir quemada por el fuego.
Un ejemplo que ilustra el aumento del karma es la historia dada anteriormente de alguien que, con solo las palabras “oh, hablas como un perro”, renació quinientas veces como un perro.
En la antigua India vivía un gran Rey del Dharma, Ashoka, que había nacido en la época del Buda. Cuando era pequeño, le ofreció al Buda un puñado de arena, pensando que estaba haciendo una gran ofrenda de oro. Como resultado, más tarde renació como Ashoka y pudo construir millones de estupas en todo su imperio. Entendemos que, si plantamos una semilla, podría convertirse en un árbol enorme que da muchos frutos. Si plantamos un grano de maíz, podríamos producir una planta de maíz con muchas mazorcas de maíz. Esto ilustra cómo, a partir de una pequeña semilla, podemos obtener un resultado muy significativo.
Es definitivo que, si cometemos una determinada acción destructiva, nos encontraremos con el resultado del sufrimiento. Por el contrario, si no cometemos una acción destructiva, no encontraremos el resultado de sufrimiento. Por lo tanto, debemos determinarnos a no cometer ninguna acción destructiva. Y a la inversa, deberíamos decidirnos a realizar tantas acciones constructivas como sea posible. Sin importar qué tipo de acción constructiva sea, desde hacer ofrendas a las Tres Joyas de Refugio hasta ayudar a la comunidad monástica -cualquier tipo de acción constructiva- debemos ser conscientes de que, de una pequeña causa, pueden surgir grandes resultados. Por lo tanto, debemos tratar de actuar con conciencia del aumento de los resultados que seguirán.
Cinco puntos para meditar en el nivel inicial de motivación
Una persona en el nivel inicial de motivación debe meditar en el siguiente orden:
- Primero, en el preciado renacimiento humano.
- En segundo lugar, en la muerte y la impermanencia.
- En tercer lugar, en los sufrimientos de los estados inferiores de renacimiento a los que podríamos ir después de la muerte.
- Cuarto, en las Tres Joyas de Refugio y los seres que tienen el poder de brindar protección y refugio.
- Quinto, en tomar refugio.
El quinto punto es la esencia del refugio, en el que seguimos las enseñanzas de causa y efecto, practicando acciones constructivas y renunciado a las destructivas. Además, debemos pensar en cómo hay cuatro tipos diferentes de resultados que provienen de cada una de las diez acciones constructivas y las diez destructivas.
El texto llamado Sutra del sabio y el tonto, Do Dzang Lun en tibetano y Damamukonamasutra en sánscrito, es muy bueno que lo estudiemos porque proporciona una presentación completa de la causa y efecto. También podemos leer las enseñanzas orales recopiladas del Buda en el Kangyur. Los cien volúmenes del Kangyur están ordenados en el orden del alfabeto tibetano. Los volúmenes etiquetados como Sha, Sa y Ha incluyen las enseñanzas sobre causa y efecto. También hay doce volúmenes de textos sobre el vinaya, o reglas monásticas, llamados Dulway Lung sobre el karma.
Incluso si no podemos leer todos los volúmenes de estas diversas escrituras, deberíamos pensar en los ejemplos que se analizan aquí hoy. Debemos decidir involucrarnos en las diversas acciones constructivas que resultan en felicidad y determinarnos a no cometer las diversas acciones destructivas que causan sufrimiento. Este es el punto principal en el que debemos pensar.
Purificación de las fuerzas kármicas negativas
Si hemos acumulado muchas fuerzas kármicas negativas a partir de acciones destructivas que cometimos en el pasado, es posible purificarlas y eliminar el hecho de tener que experimentar sus resultados. ¿Cómo podemos hacer esto? Primero podemos comenzar sintiendo un profundo arrepentimiento por cualquier acción destructiva que hayamos cometido en el pasado.
Miren a los animales que nos rodean y observen su sufrimiento. Consideren seriamente lo horrible que sería el renacimiento como animal. Piensen que están en ese estado debido a las acciones destructivas que han realizado en el pasado. Darnos cuenta de que hemos realizado el mismo tipo de acciones destructivas y que podríamos terminar como ellos con la misma facilidad nos ayudará a cultivar un arrepentimiento fuerte y sincero por todas las negatividades que hemos cometido en el pasado. Sentir un arrepentimiento sincero es el principal método para poder purificarnos de las fuerzas kármicas negativas.
El siguiente paso es visualizar néctares del Buda u objetos de refugio fluyendo hacia nosotros y purificándonos. Después de haber hecho estas visualizaciones de purificación, imaginamos que nuestro cuerpo está perfectamente limpio, claro y perfecto. De hecho, deberíamos sentir que estamos perfectamente limpios y perfectos.
Poder de la base
El siguiente punto es hacer esta práctica de purificación con una mente de gran compasión, pensando en todos los demás seres limitados y purificando a todos de todas sus fuerzas kármicas negativas. Esto hace que la práctica de purificación sea mucho más fuerte. Esto se conoce como el poder de la base, es en lo que confiamos. Por ejemplo, confiamos en la visualización del Buda para recibir los néctares purificadores y en la base del sentimiento interno de compasión. Ambos aspectos están involucrados en el poder de la base en la que confiamos.
Cuatro poderes oponentes
A continuación, hay cuatro poderes involucrados en el método para poder purificar las fuerzas kármicas negativas causadas por acciones destructivas:
- Primero, necesitamos una determinación muy firme. Prometemos no cometer más negatividades en el futuro.
- En segundo lugar, deberíamos presentar representaciones del cuerpo, palabra y mente del Buda.
- En tercer lugar, hacemos ofrendas de postraciones.
- Cuarto, recitamos mantras, como Om Mani Padme Hum, o incluso barremos el piso y dejamos un camino despejado para que la gente acuda a una enseñanza.
Si aplicamos estas cuatro fuerzas oponentes correctamente, funcionan. Si recitamos la plegaria de refugio y el mantra Om Mani Padme Hum un gran número de veces, recibiremos indicios de purificación en forma de signos, como sueños recurrentes en los que nos lavamos, nos ponemos ropa blanca nueva o volamos.
Tenemos esta base de trabajo de un renacimiento humano perfecto ahora y debemos asegurarnos de que la tengamos nuevamente en el futuro. Para tener un renacimiento humano perfecto en el futuro, es importante practicar la autodisciplina ética de abstenerse de cometer las diez acciones destructivas. En el pasado, hemos trabajado mucho y hemos pasado por muchas dificultades para obtener el preciado renacimiento humano que tenemos ahora. Del mismo modo, debemos seguir trabajando duro para mejorar y obtener aún mejores renacimientos humanos en el futuro. Sobre la base del renacimiento continuo como seres humanos, es posible alcanzar finalmente la iluminación.
Si nos abrimos y admitimos todos los males que hemos cometido en el pasado, nos purificamos de ellos y practicamos las diez acciones constructivas, entonces en el momento de la muerte no habrá nada que temer. No tendremos que experimentar los resultados de un renacimiento inferior, porque no habremos construido las causas, las acciones destructivas; no hay forma de que renazcamos en uno de los reinos inferiores. Podemos estar seguros de esto y, por lo tanto, podemos morir en un estado mental feliz.
Independientemente de las acciones destructivas que hayamos realizado en el pasado, debemos arrepentirnos y purificar nuestras acciones pasadas. De ahora en adelante en esta vida, debemos hacer un gran esfuerzo y trabajar lo más duro posible para acumular una reserva de acciones constructivas para que en el momento de la muerte no tengamos ningún arrepentimiento. Es muy sensato para nosotros esforzarnos de esta manera. De hecho, si todavía vivimos bastantes años y practicamos mucho, incluso es posible evitar renacer en cualquier lugar de la existencia incontrolablemente recurrente: podemos obtener la libertad o la liberación del samsara.
Es muy positivo, muy bueno, si somos jóvenes y nos dedicamos a la práctica del Dharma. Si estamos ocupados con mucho trabajo, tratemos de terminar esto lo antes posible. Si somos viejos, no debemos desanimarnos. En la época del Buda, había un laico llamado Pelgye, quien, a la edad de ochenta años, se dedicó a la práctica del Dharma. Se convirtió en monje y, a través de su práctica, pudo alcanzar el estado de liberación como un arhat. No hay falla en ser viejo. No fue hasta que Jetsun Milarepa cumplió cuarenta años que fue a estudiar con Marpa y pudo alcanzar la iluminación durante su vida.
Gran compasión por los demás
No es suficiente pensar solo en términos de protegernos de tener que renacer en uno de los reinos inferiores. Más bien, debemos tener una gran compasión por los demás y hacer todas nuestras prácticas con el deseo de que nadie tenga que sufrir un renacimiento horrible en el futuro. Es importante tener una mentalidad más amplia con gran compasión por los demás. Entrenamos, comenzando por la motivación inicial y construyendo sobre ella. Por lo tanto, desde el principio, debemos pensar en términos de realizar nuestras prácticas en beneficio de todos los seres limitados.
Deberíamos pensar que somos muy afortunados de tener un preciado renacimiento humano ahora y que no queremos perderlo y renacer en un reino inferior. Sobre esta base, nos determinamos a hacer un uso completo de este renacimiento realizando varias acciones constructivas y no destructivas. Este es el uso pleno y adecuado de este preciado renacimiento humano, y estas son las enseñanzas básicas del nivel inicial de motivación.