Obstáculos que impiden las conexiones positivas con los demás

Repaso

En nuestra primera sesión, tuvimos una introducción básica al tema. Vimos que, cuando hablamos de refugio en el budismo, no hablamos de un acto pasivo de recurrir a algún poder superior para que nos proteja, sino que tomamos ciertas medidas para prevenir nuestros propios sufrimientos y dificultades. Podemos describir esto como darle una dirección positiva y segura a nuestra vida. Esa dirección es trabajar en nosotros mismos para superar y evitar las diversas deficiencias y dificultades de nuestra vida. Trabajar en nosotros mismos es algo que le da sentido a nuestra vida, y eso se debe a que nos esforzamos por generar más felicidad para nosotros mismos y para los demás. Luego, analizamos lo que significa generarnos más felicidad a nosotros mismos, y vimos que en realidad no significa tener más diversión, más entretenimiento o más placer, porque cualquier felicidad que obtengamos de eso nunca dura. Nunca es suficiente. Siempre queremos más.

Lo que realmente sería significativo sería tener algún tipo de nivel de felicidad más básico y fundamental. Hemos visto, basándonos solo en la biología, que este nivel más estable de felicidad proviene del apoyo emocional que obtenemos al estar conectados y sentirnos conectados con los demás, solo por ser un animal social, biológicamente.

Examinamos que, cuando estamos cerrados y solo preocupados por nosotros mismos, absortos en nosotros mismos, esto nos separa de los demás y nos sentimos aislados y solos. Y esto nos hace infelices, hace infelices a todos. Creo que todos sabemos eso. Creo que casi todo el mundo, en algún momento u otro, se hunde en este síndrome de: “Pobre de mí, nadie me quiere”, que es muy desagradable, ¿no? Mientras que, cuando estamos abiertos a los demás, pensando en los demás, cuidándolos y ayudándolos a través de pequeños actos de bondad, nos sentimos mucho más estables, apoyados y felices, no dramáticamente felices, sino un tipo de felicidad muy tranquila y alentadora. En inglés, diferenciamos entre ser bondadosos y fríos. Alguien bondadoso es una persona cariñosa y abierta, básicamente, una persona feliz. Una persona fría es distante y cerrada, nadie quiere estar con una persona así.

Contemplar el entrenamiento mental

Como dice en uno de los grandes textos budistas, Entrenamiento mental en siete puntos, coloca toda la culpa de nuestros problemas en una cosa: nuestra actitud egocéntrica, la obsesión por nosotros mismos, solo preocuparnos por nosotros mismos. En otra parte del mismo texto, dice que si toda nuestra práctica budista se reduce a este punto, si todo lo que hacemos tiene la intención de superar este egocentrismo, esa es una señal de que nuestra práctica es exitosa. Entonces, esta presentación del refugio que recorreremos tiene la aproximación del Entrenamiento mental en siete puntos y aborda cómo se puede aplicar la enseñanza más básica y fundamental del budismo, que es el refugio. Creo que eso lo hace mucho más significativo. Cuando digo significativo, lo que quiero decir es que tiene más sentido, es algo con lo que realmente podemos relacionarnos. De hecho, vemos cómo el refugio constituye todo el fundamento del camino budista.

El primer paso que debemos dar en términos de refugio, no solo hablando teóricamente, sino aplicándolo cada día, es comenzar el día estableciendo una dirección, reafirmando un rumbo en nuestra vida. El primer paso para hacerlo es reafirmar la importancia del refugio, por qué queremos hacer esto. Por la mañana comenzamos con la intención, luego llevamos a cabo nuestra práctica de Dharma, y luego la dedicatoria. Entonces, reafirmar una dirección está antes de la intención, es lo que nos lleva a la intención. Entonces, lo que vemos es si hoy es un día sin sentido y no va a ninguna parte, o es muy insatisfactorio, eso no es lo que queremos. Eso no es muy satisfactorio.

Lo que sería mucho mejor sería darle algún tipo de significado a nuestra vida, hacer algo significativo hoy. Como mencioné ayer, cuando sentimos que al menos podemos hacer una pequeña diferencia en el mundo, incluso para una sola persona, haciéndola un poco más feliz, eso nos da un sentido de valor personal. Ese sentido de autovalía es crucial en términos de nuestro nivel básico de felicidad en la vida. Esta es la dirección que queremos darle a nuestra vida, entonces establecemos la intención de ir en esa dirección, de intentar hacer eso. Como dijimos en la primera sesión, este es el nivel de refugio más básico. Luego, si queremos, podemos completar cada vez más en detalle lo que significa ir en esa dirección, pero primero, vamos en esta dirección general.

Si simplemente decimos: “La dirección es Buda, Dharma y Sangha”, y podemos enumerar todo su conjunto de cualidades, eso no tiene ningún significado en nuestras vidas ordinarias. Necesitamos entender qué hay detrás del refugio, qué subyace a la dirección más básica. Y como dije anteriormente, si vemos solo el cuerpo físico de un buda, con todas las características, es una infografía donde cada característica indica cuál fue la causa, y la causa fue valorar a los demás, en treinta y dos variantes diferentes. Eso es lo que significa la infografía. Por ejemplo, las cualidades del habla de un buda: todos pueden entender lo que dice el Buda, en cualquier idioma. Obviamente, si nos interesamos por los demás, nos interesamos por comunicarnos con ellos de una manera que puedan entender. Ese es todo el propósito, toda la idea detrás de estas cualidades del habla. Es algo a lo que podemos aspirar.

Además, las cualidades de la mente, para poder comprender a todos, comprender sus problemas, sus necesidades y cómo ayudarlos realmente, eso es algo a lo que realmente podemos aspirar y tratar de hacer. Incluso en el nivel más básico, interesarse por los demás es el primer paso, y luego escuchar lo que tienen que decir, ser sensible a lo que está sucediendo con ellos, no solo pensar: “Oh, desearía que se callaran, se fueran y me dejaran solo para poder volver a ver mi página de Facebook”, o lo que sea.

Es como cuando estamos en un metro abarrotado, ¿solo queremos cerrarnos y perdernos en nuestros teléfonos celulares o auriculares? ¿O tomar el metro nos da la oportunidad de sentirnos conectados con todas estas personas? ¿Alguna vez pensamos así? ¿Cuántas personas realmente disfrutan viajar en un metro lleno de gente? ¿O estar atrapado en uno de esos clásicos embotellamientos aquí en Moscú? ¿Cuánto pensamos en todas las demás personas atrapadas en el tráfico? Por lo general, tenemos pensamientos muy negativos hacia ellos.

De esto se trata la práctica del entrenamiento mental: transformar estas situaciones desafiantes y difíciles en situaciones positivas en las que realmente podamos desarrollar interés por los demás. Es desarrollar la comprensión de que nadie quiere estar en este embotellamiento y que todos estamos juntos en esto. Básicamente, es reconocer que no somos los únicos atrapados en el tráfico. El tráfico o el metro abarrotado son oportunidades maravillosas para trabajar con la compasión, la compasión por todos los demás atrapados en la misma situación. Al hacer prácticas de tonglen y asumir la frustración de todos los demás, a través de nuestra paciencia, comprensión y apertura, desearemos que todos puedan trabajar con la compasión de esta manera, e imaginamos que les damos esta práctica. Al hacer esto, transformamos toda la situación; de esto se trata darle una dirección segura a nuestra vida, no solo de: “¡Oh, Buda, ¡sácame de este tráfico!”. Entonces, el refugio le da sentido a nuestra vida.

Cuando, por ejemplo, comenzamos la mañana con un pensamiento de: “Dios mío, tengo que estar en el tráfico durante dos horas para llegar al trabajo, qué tortura” o “¡Pobre de mí!”, nos hacemos sentir miserables. Si comenzamos el día pensando: “Vaya, ahora tengo dos horas para practicar la compasión mientras voy a la oficina y para trabajar conmigo mismo y ver si realmente puedo lidiar con esto y no enojarme”. Eso le da un sabor completamente diferente a nuestra vida, ¿no es así? Así que eso es lo que se entiende por establecer la intención, tomar refugio por la mañana cuando nos despertamos. No se trata solo de hacer algunas postraciones mecánicamente y recitar algunos versos.

Desarrollar esta conexión con los demás, basada en valorarlos y ayudarlos, es la base de todo lo que he estado diciendo ahora. Entonces, lo que realmente queremos identificar es ¿qué necesitamos superar para poder hacer esto, tener esta conexión y sentir esta conexión con los demás? ¿Qué me impide hacer esto? Este es el siguiente paso.

Por supuesto, el budismo tiene una lista completa de cosas que lo están impidiendo, pero antes de revisar esa lista, creo que es útil revisar dentro de nosotros mismos para ver si somos capaces de identificar lo que nos impide sentir esta conexión, esta apertura a los demás. ¿Le echamos la culpa al hecho de pensar: “Bueno, nadie me ama, ¿todo es culpa de ellos”? O realmente, ¿cuál es la fuente de este sentimiento? Es pensar: “Soy maravilloso, pero nadie lo aprecia”, ¿no es así?

No es muy agradable examinar el tipo de actitud de “nadie me entiende”. “Estoy tan solo, nadie me entiende”. ¿Cuál es ese tipo de pensamiento? ¿Nos hace felices o infelices?

El ejemplo en el que estaba pensando, que me hizo reír entre dientes, es cuando estamos con alguien, cuando nos encontramos con un amigo, ¿solo queremos contarle todos nuestros problemas o estamos interesados en lo que le está pasando? Tengo amigos así, que nunca me preguntan cómo estoy, simplemente cuentan de inmediato una larga historia de todas las dificultades que han tenido durante la semana. Entonces, podemos estar en ambos lados de eso, ya sea en el lado de la persona que solo quiere hablar sobre sí misma y realmente no se preocupa por la otra persona, o podemos estar en el otro lado, reconociendo que esta persona me está diciendo todos sus problemas y el pensamiento principal en nuestra cabeza es: “¡Cállate ya, porque quiero hablarte de mí!”. Entonces, el egocentrismo está detrás de ambos lados, se convierte en una interacción muy desagradable.

[Meditación].

En cualquier caso, lo que ayuda es pasar por los diversos factores que nos impiden estar conectados con los demás, ser felices, básicamente, como se presenta en las etapas graduales del lam-rim. El lam-rim es maravilloso en eso. Analicemos estas causas una por una.

La razón para no estar conectados con los demás es porque carecemos del primer estado emocional, el primer componente del estado emocional, que necesitamos desarrollar para darle realmente esta dirección a nuestra vida, ¡se llama miedo! Miedo significa horrorizarnos por lo que hacemos al ser egocéntricos, lo cual es simplemente crear más infelicidad para nosotros mismos. Estamos horrorizados por eso. No es que le tengamos miedo a eso, sino que creemos que lo que hacemos es horrible. Realmente queremos detenerlo.

Obstrucción uno: conductas destructivas

La primera obstrucción es actuar de forma destructiva. ¿Qué incluye esto? Ser deshonestos con los demás, engañarlos, intimidarlos, dañarlos de una forma u otra. Aferrarnos a ellos – “¡Nunca me dejes! ¿Por qué no llamaste? ¿Por qué no me amas?”. O ignorarlos y ser totalmente insensibles con ellos. Todos estos son comportamientos destructivos, y ciertamente no generan amistades, ¿verdad? A la gente no le agradamos si somos deshonestos, los engañamos o intimidamos, etc.

También usar a los demás solo para nuestro propio placer, explotándolos: “¿Qué puedo obtener de ellos?”. Estas son cosas que podemos observar en nuestras propias relaciones personales. Nos examinamos para ver, en esta relación o en aquella relación: “¿Cómo estoy actuando?, ¿cómo me estoy comportando? ¿Estoy usando a esta persona solo para mi propio beneficio, mi propio placer?”. O nos preguntamos: “¿qué trabajo puedo sacar de ellos o qué trabajo puedo hacer que hagan por mí?”. ¿Realmente esto nos impide sentirnos conectados con ellos de una manera positiva? ¿Realmente les ayudamos? ¿Nos hace felices tener este tipo de relación con los demás?

Este comportamiento destructivo es algo para examinar. Si descubrimos que es la forma en que actuamos con muchas personas, que solo está causando más aislamiento, más malas relaciones, nos horrorizamos por nuestro comportamiento. “¡No quiero hacer eso! Es autodestructivo. ¡No solo es desagradable para la otra persona, sino que también es autodestructivo para mí!”. Especialmente si estamos en una posición en la que tenemos personas trabajando para nosotros, ¿solo las usamos? ¿Las vemos simplemente como la función que realizan o las vemos como seres humanos? Entonces, revisemos en nosotros para ver si actuamos de manera destructiva. No tenemos que llevar el examen al extremo que vemos en el lam-rim, viendo si andamos por ahí asesinando gente. Esa es una categoría general. Debajo de ese principio está examinar todas las variantes de lastimar a alguien de una forma u otra, no solo matar mosquitos.

[Meditación].

Obstrucción dos: emociones perturbadoras

Lo siguiente que examinamos son nuestras emociones perturbadoras, como enojarnos con otras personas, sentirnos llenos de deseo por ellos, aferrarnos a ellos o ser ingenuos con respecto a sus sentimientos. ¿Somos ingenuos sobre el efecto que tiene nuestro comportamiento en ellos? ¿Sentimos ansiedad de que no les agrademos, o quizás de que nos rechacen? Revisamos para ver: ¿tenemos estas emociones perturbadoras en nuestras relaciones con los demás y nos impiden realmente ayudarlos y conectarnos con ellos de manera positiva? ¿Estamos siempre enojados con ellos, perdiendo la paciencia? O solo pensando en lo que pueden hacer por nosotros – es decir, estamos apegados. Tener este estado mental perturbador hacia varias personas en nuestra vida, ¿nos hace felices? ¿O realmente está arruinando nuestras relaciones con otras personas? Examinemos nosotros mismos, y si es cierto, nos sentimos horrorizados por el hecho de que esto continúe. Es algo en lo que nos gustaría trabajar y que quisiéramos superar, ¿no es así? “Me está aislando de los demás. Está destruyendo mis amistades”.

[Meditación].

Obstrucción tres: actuar compulsivamente de manera constructiva

El siguiente es actuar compulsivamente de manera constructiva. Esto incluye estar demasiado preocupados por los demás, siempre tratando de ayudarlos, incluso cuando no quieren ni necesitan nuestra ayuda, como dar nuestros consejos y opiniones no deseadas. Corrigiéndolos constantemente, incluso cuando sea inapropiado, solo porque no hacen las cosas de la forma en que nos gusta hacerlas o como normalmente las haríamos. Los corregimos todo el tiempo, pensando que será útil, pero en realidad simplemente lo resienten. Básicamente, solo nos preocupamos por ellos todo el tiempo. Son formas constructivas compulsivas de actuar con los demás.

Nuevamente, nos examinamos a nosotros mismos y vemos: “¿Esto nos impide conectarnos realmente con ellos de una manera positiva y ayudarlos realmente? ¿Nos hace felices?”. El problema no es preocuparse por ellos, el problema es ser demasiado insistentes al respecto. Si tenemos hijos adolescentes, creo que este síndrome se vuelve muy claro. También pasa si dirigimos una oficina o trabajamos con otras personas en una oficina y siempre las presionamos para que hagan las cosas a nuestra manera en lugar de dejar que lo hagan a su manera, la cual podría ser igual de eficiente y buena; esto sucede a menudo en una oficina.

Nuevamente, si descubrimos que estamos actuando así con los demás -tal vez no con todo el mundo, pero sí con un número significativo de personas- esto es algo que nos separa de los demás. Nos impide que tengamos una buena conexión con los demás. Entonces, pensamos: “Estoy horrorizado por eso. Realmente quiero superar este comportamiento. Me gustaría ir en la dirección que me saque de actuar de esta manera”.

[Meditación].

Obstrucción cuatro: actitudes perturbadoras

El lam-rim es maravilloso; nos da etapa por etapa, paso a paso, todas estas cosas que son realmente autodestructivas. La siguiente obstrucción a explorar son nuestras actitudes perturbadoras, centradas en nuestra preocupación con yo, yo, yo. Algunas de las etapas subyacen a nuestro comportamiento destructivo y otras subyacen a nuestro comportamiento constructivo compulsivo. En el caso de los síndromes destructivos, ser egoísta, pensar siempre: “Debo salirse con la mía, debo obtener lo que quiero, soy el más importante, debo llegar al frente de la fila, siempre tengo la razón”. O podría ser lo contrario: “No soy bueno, ¿y si no les agrado?”. Todo esto se enfoca en mí, en mí, en mí, ¿no es así? Y, en el caso de un síndrome constructivo compulsivo, serían cosas como: “tengo que ser perfecto”, la mentalidad perfeccionista. Y: “Lo que es mejor para mí y lo que me gusta, es lo mejor para ti”. Todos estos son ejemplos de esta inquietante actitud de preocupación por uno mismo, pensar: “Lo más importante soy yo. Lo que me gusta, lo que pienso, lo que quiero”.

Es asombroso, cuando realmente empezamos a examinar la forma en que pensamos, con qué frecuencia surgen este tipo de pensamientos, con esa voz en nuestra cabeza que dice: “No me gusta lo que hiciste, quiero que sea así”. etc. “¿Por qué no eres como lo que quiero?”. Incluso se hizo un estudio, Su Santidad el Dalái Lama a menudo cita esto: las personas que tienen la palabra “yo” o “mí” con mayor frecuencia en sus pensamientos o en su discurso padecen la mayoría de los problemas cardíacos. Presión arterial alta, este tipo de cosas. Entonces, nuevamente, nos examinamos a nosotros mismos: “¿Esta actitud perturbadora me impide conectarme con los demás de una manera positiva y ayudarlos realmente? ¿Me hace feliz?”. Y nuevamente, nos sentimos horrorizados por esto. Cuanto más nos enfocamos en pensar en nosotros mismos, en realidad, más miserables somos.

[Meditación].

Obstrucción cinco: recurrencia incontrolable

Estos síndromes se siguen repitiendo, de una forma u otra, con todos los que conocemos y en cada relación que entablamos. Estos síndromes de emociones perturbadoras, comportamiento destructivo, comportamiento constructivo compulsivo y estar siempre preocupado por mí, por mí, por mí, se repiten incontrolablemente. De eso se trata el samsara. No tenemos control sobre eso. En cada relación en la que nos involucramos y en cada situación, siguen apareciendo una y otra vez. Realmente es espantoso. Cada nueva relación en la que me involucro, cada nueva conexión con alguien, básicamente, estos síndromes la estropean. No queremos estropearlas, pero las estropeamos de todos modos. No tenemos ningún control. ¿Es eso algo que queremos continuar, o es algo que es horrible y que realmente queremos superar?

Nuevamente, nos examinamos a nosotros mismos. “El hecho de que estas emociones y comportamientos se repitan incontrolablemente, ¿me da una mejor conexión con los demás, o una peor conexión con los demás? ¿Me hace feliz? ¿Es este un patrón que me gustaría romper?”.

[Meditación].

Obstrucción seis: no saber cómo ayudar a los demás

El obstáculo final es que realmente no sabemos cómo ayudar a los demás. Realmente no podemos comprender todas las causas y condiciones que afectan la forma en que otros son ahora, y no tenemos idea de cuál será el efecto a largo plazo de todo lo que digamos o hagamos en nuestro intento por tratar de ayudarlos. Eso es más claro cuando intentamos criar hijos; realmente no sabemos qué será lo mejor para ellos. Tal vez tengamos nuestras propias ideas, pero realmente no lo sabemos. Intentemos lo que intentemos, no sabemos cuál será el efecto; eso es bastante terrible, ¿no? Además, no sabemos cómo ayudar a nuestros amigos ni a nuestros padres ancianos. ¿Qué sería lo mejor para ellos? Realmente, no tenemos ni idea, ¿verdad? Sin embargo, desearíamos saberlo. Entonces, pensemos en todo esto.

[Meditación].

Pensamientos finales

En resumen, estos son los obstáculos, cosas que nos impiden estar realmente conectados de manera positiva, significativa y constructiva con los demás. Actuamos destructivamente hacia ellos. Tenemos emociones perturbadoras, como enojarnos con ellos. Intentamos ayudarlos compulsivamente, incluso cuando no quieren nuestra ayuda, por lo que los presionamos. Intentamos ser perfectos. Estamos preocupados por el yo: “Lo que a mí me gusta debería ser lo que a ti te guste; lo que es bueno para mí debe ser bueno para ti”. O, “siempre debemos hacer las cosas a mi manera”. Todos estos síndromes se repiten una y otra vez; no parece que tengamos ningún control sobre ellos. E incluso cuando intentamos ayudar a otros, realmente no sabemos qué sería lo mejor. Pensar en todo esto, como está bien delineado en el lam-rim para nosotros, es algo que nos horroriza, algo que realmente queremos evitar. Cuando hablamos de refugio, no solo estamos hablando de hacer esta revisión en el nivel inicial. Es relevante a lo largo del camino.

Debido a que el refugio subyace a todo el camino, no lo limitemos a pensar: “Bueno, tengo miedo de ir al infierno, así que Buda, sálvame”. Esa es una forma muy limitada de ver todo este tema del refugio. Observamos todos estos patrones en nosotros mismos y de eso es de lo que hablamos cuando decimos desarrollar "miedo", estamos horrorizados por eso. Realmente no queremos que continúen estas emociones y comportamientos perturbadores. En cambio, queremos darle una dirección a nuestra vida que nos ayude a evitar que todo eso continúe. En este sentido, es refugio. Nos salva del sufrimiento.

Recuerden: para que el refugio tenga algún significado para nosotros, como cualquier otro tema del Dharma, tiene que ser relevante para nuestra propia vida. Si no es relevante, si no podemos ver su relevancia, entonces es solo información interesante en el mejor de los casos, o información aburrida en el peor.

Una pequeña dedicatoria: que cualquier comprensión que haya surgido de esta discusión sea cada vez más profunda y actúe como una causa para tomar refugio realmente y para alcanzar la iluminación en beneficio de todos.

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