Puntos principales de las enseñanzas del nivel intermedio

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Breve repaso del nivel inicial de motivación

Las enseñanzas para alguien con un nivel inicial de motivación tienen cinco puntos principales sobre los que meditar: la conciencia del valor del cuerpo humano plenamente dotado y la dificultad de obtenerlo, la muerte, la impermanencia y el sufrimiento de los reinos inferiores, el refugio y la ley de la causa y efecto.

Al contemplar estos puntos con mucho cuidado y, específicamente, siguiendo la ley de causa y efecto, construimos una gran cantidad de fuerza positiva por nuestros actos constructivos. Esto no solo nos protege de tener que caer en un renacimiento inferior en nuestra próxima vida, sino que también asegura el renacimiento en uno de los reinos superiores, con oportunidades perfectas para practicar el Dharma, ya sea como ser humano o divino. Este resultado es definitivo si seguimos la ley de causa y efecto y hacemos acciones positivas.

Encontramos exactamente las mismas enseñanzas en el nivel inicial de motivación en la tradición Kagyu en el Ornamento de Joyas de la Liberación. También encontramos esto en la tradición del lam-rim Nyingma, las enseñanzas del camino gradual de Kunzang Lama’i Shelung y en los muchos textos famosos de lam-rim de la tradición Gelug. En este discurso hablamos del Bodhipathapradipa, Lámpara en el camino a la iluminación, del gran Atisha. Este es el verdadero texto raíz de todas las enseñanzas mencionadas y toma como fuente el Prajnaparamita o Sutras de la perfección de la sabiduría, las enseñanzas directas del Buda.

En la época del Buda, la gente tenía una inteligencia muy aguda y estudiaba directamente las enseñanzas de sutra del Buda, las cuales sirvieron como el curso gradual del lam-rim. Hoy en día, si seguimos las enseñanzas del nivel inicial, basadas en los sutras, definitivamente podemos evitar tener que renacer en uno de los tres estados desafortunados y, además, podemos asegurarnos de lograr un renacimiento perfecto como humanos o como seres divinos.

La intención de una persona con el nivel inicial de motivación es evitar caer a reinos inferiores y asegurar el renacimiento en el futuro como un ser humano o divino. Si pasamos nuestra vida coleccionando una gran cantidad de posesiones materiales y riquezas, eso nos traerá sufrimiento sin importar el tipo de renacimiento afortunado que tengamos. Las posesiones y la riqueza no son suficientes; en el mejor de los casos, solo renaceremos en otro estado de sufrimiento que no sea la felicidad última. En el pasado, acumulamos una gran cantidad de fuerza kármica positiva que ha resultado en nuestra forma actual. Pero este cuerpo no es duradero ni proporciona una verdadera felicidad; va a perecer y terminar. Incluso si nacemos como un rey entre los seres divinos o humanos, aun así, no hay nada más que sufrimiento. Por lo tanto, debemos ver que todos estos estados son de la naturaleza del sufrimiento y buscar un método para liberarnos del renacimiento en la existencia incontrolablemente recurrente.

Nivel intermedio de motivación

Las enseñanzas que abordan los métodos para la liberación del renacimiento en una existencia incontrolablemente recurrente son más avanzadas que las del nivel inicial. Se conocen como enseñanzas del nivel intermedio. En el texto raíz, Lámpara en el camino a la iluminación, las enseñanzas del nivel intermedio se dan en un verso, que dice:

(4) Cualquiera con la naturaleza de rechazar los placeres de la existencia compulsiva y rechazar los impulsos negativos del karma, y quien adquiere un interés entusiasta meramente en su propio estado de paz, es conocido como una persona del nivel espiritual intermedio.

Mientras que el nivel inicial se refiere a aquellos que trabajan fervientemente por la felicidad de una existencia incontrolablemente recurrente, el nivel intermedio es un estado de motivación más avanzado. Aquí, renunciamos a los placeres mundanos, al ver que no tienen esencia en absoluto. Este es un nivel superior de motivación.

La impregnabilidad del sufrimiento

Si preguntamos por qué debemos dar la espalda a los diversos tipos de placeres y logros mundanos, es porque cuanto mayores sean las posesiones mundanas, mayor es el sufrimiento y los problemas experimentados como resultado. Por ejemplo, ocupar un puesto muy alto crea problemas porque cuanto más alto es el puesto, más críticas y dificultades recibimos. Estamos constantemente asustados de perder nuestra posición y, si la perdemos, nos preocupamos por mejorar nuestra situación y recuperar una más alta. Todo este proceso es sufrimiento de principio a fin.

Como comerciante, por ejemplo, podemos tener muchos problemas y preocupaciones en torno a cómo vender nuestros productos, cómo acumular inventario para vender y cómo recuperar nuestra inversión. No son más que problemas y preocupaciones. Independientemente de cuánta riqueza material y dinero acumulemos, o cuántos familiares y amigos tengamos, o qué tipo de hogar adquiramos, descubriremos que aún envejecemos. Este es el sufrimiento del envejecimiento y los diversos problemas que surgen con el envejecimiento. El sufrimiento de la vejez llega muy gradualmente y, por tanto, no lo vemos con claridad; sin embargo, crea una enorme cantidad de sufrimiento. Si el proceso del envejecimiento ocurriera de la noche a la mañana, parecería como si instantáneamente nos pusiéramos la máscara de una persona mayor y el sufrimiento sería enorme. El sufrimiento que experimentamos al envejecer es muy difícil de manejar.

También está el sufrimiento de la enfermedad. En la actualidad, es posible que no estemos enfermos, pero ciertamente es posible que nos enfermemos en cualquier momento y experimentemos problemas terribles. Cuando nos enfermamos, aunque tengamos una casa muy bonita, tenemos que ir a un hospital. Así como pensamos en el sufrimiento de la muerte en el nivel inicial de enseñanza y práctica, en este nivel intermedio debemos contemplar estos sufrimientos.

Aunque seamos una persona muy famosa, un rey conocido o quien sea, cuando muramos, nuestro cuerpo va a ser enterrado, incinerado o cualquiera que sea la costumbre, y nuestra vida se acabará. En el momento de la muerte, aunque seamos un general del ejército o un soldado muy famoso, moriremos de una forma muy patética, incapaces siquiera de apretar el gatillo de una pistola. Asimismo, sin importar cuán fuerte sea el animal salvaje, cuán lejos pueda saltar y brincar, cuán fuerte ruja cuando está vivo, en el momento de la muerte no puede hacer nada. Estas son cosas que podemos observar por nosotros mismos. En el momento de la muerte, sin importar cuántas cosas hayamos construido o logrado, tenemos que dejarlas todas atrás. Tenemos que dejar atrás todo lo que nos ha costado tanto trabajo acumular. Como un niño que construye casitas de arena que al final son derrumbadas o tragadas por el mar. Nuestras vidas son así.

Ver la naturaleza de nuestras posesiones materiales como sufrimiento

Todo lo que tenemos en esta vida, nuestra casa, automóvil y joyas, proviene de la fuerza de nuestras acciones constructivas anteriores. No nos apeguemos a estas cosas. Deberíamos verlas como establecidas solo en términos del etiquetado mental y entender su naturaleza en términos de nuestra mente y cómo han surgido. No deberíamos tener un gran apego a ellas.

También debemos darnos cuenta de que la cantidad de sufrimiento que tenemos en una existencia incontrolablemente recurrente es directamente proporcional a la cantidad de posesiones materiales que tenemos. Cuantas más posesiones tengamos, mayor será nuestro sufrimiento. El Buda nació como príncipe, pero renunció a su posición. Luego realizó difíciles prácticas ascéticas durante seis años y finalmente pudo manifestar la iluminación. Asimismo, Atisha, el autor del texto que estudiamos, nació en Bengala en el seno de una familia real, pero renunció a su posición principesca para ser ordenado monje y practicar intensamente el Dharma. Es bastante difícil ver que todas las posesiones materiales y los placeres de la existencia incontrolablemente recurrente no tienen esencia y son de la naturaleza del sufrimiento. Esto es muy difícil de ver, pero debemos tratar de meditar y comprenderlo.

Sin importar cuántos bienes materiales tengamos, siempre queremos más. Incluso si tuviéramos la riqueza material de todo un país, aún pensaríamos en tratar de obtener la riqueza de otro país. Nadie está nunca satisfecho. Nunca tenemos la sensación de que “esto es suficiente, estoy satisfecho y ya no quiero más”. Podemos ver esto también con el ejemplo de la comida. Si hoy tenemos una comida deliciosa de ocho platos, mañana también desearemos otra. No estamos satisfechos y nunca pensamos que hemos tenido suficiente; siempre queremos más y más.

La falta de certeza

No hay ninguna certeza en la vida. El amigo de ayer puede convertirse en enemigo hoy y viceversa. Podemos ver cómo, incluso en una vida, nuestra posición social puede cambiar mucho. Podríamos ser un alto funcionario y, después de eso, ser encarcelados. Luego, nuestra posición oficial superior puede incluso volver a ser restaurada. No hay certeza en absoluto. Las cosas siempre están cambiando.

En el Tíbet, hemos visto por nuestra propia experiencia que había reyes o gobernantes de ciertas áreas; sin embargo, en 1959, cuando los chinos tomaron el poder, estos mismos reyes y gobernantes fueron depuestos y obligados a renunciar a sus formas de vida. Se volvieron muy pobres y vestían ropa desgastada. Todos hemos visto directamente este tipo de cambio. Al salir del Tíbet y viajar por Bután, el funcionario de más alto rango era extremadamente rico y estaba bien vestido. Montaba un caballo muy fino e iba a todas partes para ayudar a los demás. En ese momento, las personas que venían del Tíbet eran extremadamente pobres y estaban en una situación muy difícil, sin nada para comer ni beber. Cinco o seis años después, este mismo funcionario fue asesinado en una disputa civil dentro del círculo íntimo del gobierno butanés. Asimismo, a lo largo de los años hemos visto que el gobernante de la India ha cambiado dos o tres veces; podemos ver que tales posiciones superiores no tienen esencia en absoluto.

Deberíamos ver que, sin importar cuántas metas mundanas logremos, no tienen esencia en absoluto, y debemos entender, como dice aquí en el texto, que todos los placeres mundanos no son en realidad nada más que sufrimiento y problemas.

Para el nivel inicial, pensamos principalmente en el sufrimiento de los estados inferiores más desafortunados de la existencia incontrolablemente recurrente; sin embargo, con el nivel intermedio de motivación ampliamos nuestra contemplación a todo el sufrimiento que implica nacer en cualquier lugar de la existencia incontrolablemente recurrente. Esto es mucho más difícil de ver, pero debemos tratar de darnos cuenta de que, sin importar qué tipo de placer mundano podamos experimentar en la existencia incontrolablemente recurrente, no es más que sufrimiento y problemas.

Por ejemplo, podríamos vivir en un país caluroso que, aunque en este momento es muy agradable, en otras ocasiones nos hace sufrir demasiado calor. Los supuestos placeres que existen en cualquier parte de la existencia incontrolablemente recurrente no son más que sufrimiento. Esto es algo que deberíamos intentar comprender. Si estamos sentados durante mucho tiempo, incluso si estamos cómodamente sentados, nuestras posaderas comenzarán a doler. Incluso el placer de sentarse se convierte en sufrimiento y tenemos una fuerte sensación de ganas de levantarnos. Luego, si nos ponemos de pie y caminamos durante mucho tiempo, nuestras piernas se cansan y, nuevamente, queremos sentarnos.

Si lo pensamos, no hay nada más que sufrimiento involucrado en la existencia incontrolablemente recurrente. Cualesquiera que sean los placeres mundanos que podamos ver, no deberíamos pensar: “oh, desearía tener eso”, y luego disfrutar el hecho de correr tras ellos. Algunas personas tienen demasiados bienes materiales y se vuelven locos pensando en ellos; también tenemos este tipo de sufrimiento.

También hay algunas personas que se vuelven muy ricas, solo para gastar su tiempo y dinero en drogas; incluso podrían suicidarse. Al final, nada de esta riqueza tiene esencia o significado. Si tenemos 100,000 dólares e intentamos comenzar un negocio, la idea es tratar de acumular más y más dinero; esto solo crea más problemas. Los empresarios a menudo tienen que pedir dinero prestado para ganar más dinero. Luego, están constantemente involucrados en los problemas de ganar dinero, pedir prestado y pagar. Si lo pensamos bien, 100.000 dólares deberían ser suficientes. No hay razón para pedir dinero prestado para ganar más dinero. Es un problema interminable. Cuando alguien en esa posición pide prestado dinero, pide prestado mucho porque quiere ganar mucho. Hay muchos problemas, dificultades y sufrimientos involucrados en esto. Por ejemplo, no siempre es fácil encontrar a alguien que nos preste grandes sumas de dinero y, una vez que lo conseguimos, siempre nos preocupamos por los pagos.

Sin importar qué tipo de cosas mundanas tengamos, podemos ver que el gran apego y la obsesión producen sufrimiento. Por lo tanto, necesitamos desarrollar el desapego y luego, como dice el texto, rechazar los placeres de la existencia compulsiva y rechazar los impulsos negativos del karma. Necesitamos rechazar los placeres mundanos. “Mundano”, en este sentido, se refiere a la existencia incontrolablemente recurrente, samsara, y la necesidad de desarrollar el desapego de todos los supuestos placeres de este mundo.

Como antes, el método general para deshacerse de todo el sufrimiento de la existencia incontrolablemente recurrente es dejar de cometer acciones destructivas. Estas incluyen no solo las diez acciones destructivas específicas que discutimos en otra parte, sino también alejarse de las principales emociones y actitudes perturbadoras, los tres venenos que contaminan nuestro continuo mental. También debemos alejarnos de ellos porque la principal causa de renacer en una existencia incontrolablemente recurrente son las emociones y actitudes perturbadoras.

Las tres emociones y actitudes perturbadoras raíz

Las 84.000 emociones y actitudes perturbadoras no están fuera de nosotros como 84.000 soldados en un campo de batalla en algún lugar. En realidad, están en nuestro propio continuo mental. De las 84.000 emociones y actitudes perturbadoras, tres son como los generales de un vasto ejército interno y son la raíz de todas las emociones y actitudes perturbadoras. Debemos darnos cuenta de que estos tres generales están en nuestro propio continuo mental y no en un campo de batalla externo.

¿Cuáles son estas tres emociones y actitudes perturbadoras raíz? Son el deseo (apego), la hostilidad (odio) y el no darse cuenta de cerrazón mental (ignorancia). El más fuerte es la ingenuidad del no darse cuenta de cerrazón mental. Una vez más, no hay un gran general vistiendo las estrellas del no darse cuenta de cerrazón mental; está dentro de nuestro propio continuo mental. ¿Qué es este no darse cuenta? Es no darse cuenta de la verdadera naturaleza de la realidad; la verdadera naturaleza de la realidad está oscurecida. Llamaremos “no darse cuenta” a no darse cuenta de la verdadera naturaleza de la realidad.

La causa del oscurecimiento: “Yo”

¿Qué causa este oscurecimiento? Es el sentido de “yo”. Todo el mundo experimenta esto. Primero, tenemos que reconocer cómo surge el pensar en “yo” y en “mí”. Por ejemplo, alguien nos acusa de ladrones. Respondemos instantáneamente, “¿Quién? ¡¿Yo, un ladrón?!”. En esa situación, el sentido de “yo” surge con mucha fuerza. Del mismo modo, si estamos a punto de caer por un acantilado, la sensación de “yo” aparece con mucha, mucha fuerza: “¡Yo estoy a punto de caer!”.

Cuando el sentido de “yo” aparece con fuerza, debemos investigar y pensar en ello. Deberíamos preguntarnos dónde está o qué es el “yo”. Por ejemplo, podemos preguntarnos si este “yo” es nuestra cabeza, nuestros brazos o nuestras piernas. Si el “yo” fuera nuestra cabeza, dos brazos y dos piernas, entonces, de hecho, tendríamos cinco “yos”. Si el nombre de alguien es John y si su cabeza, brazos y piernas fueran John, entonces, de hecho, John tendría cinco Johns. Si morimos y nuestro cuerpo es incinerado, entonces el “yo” dejaría de existir. Si el “yo” se quema en el fuego, entonces no habría renacimientos futuros; sin embargo, este no es el caso. No hay forma de decir que cualquier parte de nuestro cuerpo sea el “yo”.

En este proceso de investigación, podríamos sentir que la mente es el “yo”, que la conciencia es el “yo”. En los sistemas filosóficos de las enseñanzas del Buda a partir de las escuelas Svatántrika se considera que la mente o la conciencia es el “yo”. Esta es una de las posiciones filosóficas. Sin embargo, si la mente fuera el “yo”, entonces sería imposible pensar en “mi mente” o “mi conciencia”, porque, por ejemplo, para hablar de “mi camisa”, la implicación es que el “yo” y la camisa son dos cosas distintas. Podemos entender esto simplemente desde el punto de vista del lenguaje. Si hablamos de “mi mente”, implica que el “yo” y la mente son dos cosas diferentes. Ya que podemos hablar en términos de mi mente, mi cabeza y mi brazo, entonces podemos entender, solo desde el punto de vista del lenguaje, que el “yo” no es ninguna de estas cosas.

Si pensamos mucho en esto, de repente podríamos llegar a pensar: “¡No existo en absoluto!”, pero eso no sirve porque el “yo” tampoco es algo que sea totalmente inexistente. Si no existiera el “yo” en absoluto, cuando alguien nos abofeteara, no sentiríamos ningún dolor. Sin embargo, sentimos dolor. Duele cuando alguien nos abofetea.

¿Cómo existe el “yo”?

Entonces, ¿cómo es que este “yo” existe realmente? El “yo” existe en términos de los cinco agregados. Estos cinco agregados son las facultades mentales y físicas que constituyen la base sobre la cual se establece el “yo” en términos de etiquetado mental.

Para entender esto un poco mejor, imaginemos que algún día quisiéramos convertirnos en altos funcionarios. No sería apropiado dirigirnos a nosotros mismos con un título oficial antes de ser nombrados. Solo sería apropiado después de haber completado toda la educación, la capacitación y haber sido elegidos como funcionarios. En ese momento, la gente nos daría un título oficial y todos empezarían a pensar en nosotros en términos de funcionarios. Asimismo, también comenzamos a pensar en nosotros mismos como funcionarios. Con el tiempo, nos parece que somos funcionarios inherentemente, y no solo porque se nos ha dado ese título. Tenemos que darnos cuenta de lo que no existe: tenemos el título de funcionario, pero no existimos inherentemente como funcionario. Si ese fuera el caso, seríamos funcionarios sin que otras personas tuvieran que darnos el título.

Todos los fenómenos existen de la misma manera. Si, de repente, tuviéramos que instalar una estufa y electrodomésticos para cocinar en una habitación en particular, la llamaríamos “cocina”. Del mismo modo, si lleváramos mesas, sillas y cubiertos a la habitación, podríamos llamarlo restaurante y se convertiría en restaurante. Sin embargo, esta habitación no es inherentemente ninguna de estas cosas y solo se establece como estas cosas cuando contiene tales objetos y se etiqueta mentalmente como tal sobre la base de ellos.

Incluso aunque el “yo” no tiene una existencia verdaderamente establecida, aun así, tenemos un fuerte aferramiento por él. A partir de aferrarnos a un “yo” verdaderamente existente, también desarrollamos el aferramiento por todas las cosas que son “mías”. Entonces, tenemos, por ejemplo, “mi amigo” y “mi enemigo”. Al aferrarnos a las personas como “mi amigo”, desarrollamos deseo y apego. Al considerar a las personas como “mi enemigo”, desarrollamos enojo y hostilidad. Las 84.000 emociones y actitudes perturbadoras se generan a partir de este no darse cuenta de la verdadera naturaleza de la realidad y del deseo y la hostilidad que surgen debido a él.

El oponente directo del aferramiento

Por lo tanto, podemos ver que, en la raíz de todos nuestros problemas, está esta actitud que se aferra al “yo” como si tuviera existencia verdaderamente establecida. Todas las emociones y actitudes perturbadoras surgen de esto. Dado que tal “yo” verdaderamente establecido no existe, entonces el “yo” que comprende la ausencia total de la existencia verdaderamente establecida del “yo”, actúa como un oponente directo para eliminar la mente que se aferra a un “yo” como si tuviera una existencia verdaderamente establecida.

Por lo tanto, debemos tratar de comprender y reconocer la forma en que nos aferramos a un “yo” verdaderamente establecido con una identidad inherente verdaderamente establecida, y desarrollar una comprensión de cómo el “yo” carece de una identidad verdaderamente establecida. Esta es la falta de identidad, la falta de existencia inherente de un “yo”. Debemos tratar de comprender cómo estas dos formas de pensar -que el “yo” tiene una identidad verdaderamente establecida y que carece totalmente de una- son completamente opuestas entre sí.

Entrenamiento en la ética, la concentración y el darse cuenta que discrimina superiores

Estas cosas son extremadamente difíciles de entender. Para obtener comprensión, el propio Je Tsongkhapa hizo tres millones y medio de postraciones e hizo muchas ofrendas del mándala en un plato de mándala hecho de piedra, frotándolo hasta que se quitó por completo la piel de la muñeca. También hizo muchas otras ofrendas con el fin de desarrollar la fuerza positiva para comprender estos puntos cruciales.

Lo que tenemos que hacer es construir una gran cantidad de fuerza positiva y escuchar y estudiar las enseñanzas una y otra vez de los grandes textos; entonces será posible comprenderlas realmente. Así es como se explica.

Si desarrollamos esta sabiduría, el darse cuenta que discrimina de la falta del “yo” imposible de una persona, puede eliminar todas las emociones perturbadoras. Es debido a las emociones y actitudes perturbadoras que actúan compulsivamente bajo su influencia que construimos el potencial kármico. Si eliminamos las emociones y actitudes perturbadoras, naturalmente también eliminamos la acumulación de potencial kármico adicional. En el pasado, acumulamos una gran cantidad de potencial kármico para renacer en diversos estados de la existencia incontrolablemente recurrente. Sin embargo, si ponemos fin a las emociones y actitudes perturbadoras, estos potenciales kármicos no madurarán. Es como si tuviéramos un grano de arroz: si no hay agua ni fertilizante, el arroz no crecerá y seguirá siendo una semilla seca. Lo mismo sucede con las semillas del potencial kármico. Si eliminamos todas las emociones y actitudes perturbadoras, permanecerán secas y no madurarán.

Entonces, el darse cuenta que discrimina que comprende la falta de identidad del “yo” pone fin a las emociones y actitudes perturbadoras. Esto se conoce como el entrenamiento en el darse cuenta que discrimina superior. Para alcanzar el darse cuenta que discrimina superior, necesitamos que la mente esté libre de vagabundeo y sopor mental, y que pueda permanecer fija. Necesitamos entrenar a la mente para que pueda permanecer absorta en un objeto con un estado mental tranquilo y estable. Este es el entrenamiento en la concentración superior. Para desarrollar esta concentración superior, necesitamos -como base- mantener la autodisciplina ética de abstenernos de las diez acciones destructivas. Mantener este tipo de autodisciplina ética es entrenarse en la autodisciplina ética superior.

Estos son los tres entrenamientos superiores: el entrenamiento en el darse cuenta que discrimina superior; el entrenamiento en la concentración superior y el entrenamiento en la autodisciplina ética superior. Si desarrollamos estos tres entrenamientos en nuestro continuo mental, se les conoce como “las enseñanzas de realización” del Buda. Si hemos desarrollado la realización de los tres entrenamientos superiores en nuestro continuo mental y evitamos que se degeneren, entonces estamos manteniendo las enseñanzas de realización del Buda. Si tratamos de enseñar y difundir estas realizaciones a otros, estamos haciendo crecer las enseñanzas de realización. Si trabajamos para evitar que las enseñanzas de realización degeneren en un área o país general, estamos cultivando o cuidando las enseñanzas. Estas tres cosas se conocen como mantener, hacer crecer y cultivar o cuidar las enseñanzas.

Las escrituras que enseñan sobre el entrenamiento en una autodisciplina ética superior se conocen como la Canasta del Vinaya. Vinaya significa “las reglas de la disciplina”. Los textos que abordan las enseñanzas sobre el desarrollo del entrenamiento en la concentración superior se conocen como la Canasta de Sutras. Y los textos que cubren el tema del entrenamiento en el darse cuenta que discrimina superior se conocen como la Canasta del Abidharma. Abidharma significa “conocimiento general”. Estos tres conjuntos de textos juntos se conocen como las Tres Canastas o Tripitaka en sánscrito. Si escuchamos, pensamos y meditamos sobre las enseñanzas de estos textos, mantenemos las enseñanzas escriturales del Buda.

Por lo tanto, es seguro que hay dos tipos de enseñanzas: las enseñanzas de realización y las enseñanzas escriturales. También es definitivo que solo existen estos dos tipos de enseñanzas. Lo que se conoce a través de estas enseñanzas es cualquier cosa que nos enseñe cómo alcanzar el estado de renacimiento superior como un ser humano o divino, o la bondad definitiva de la liberación o el estado iluminado de un buda. Esta es la característica definitoria de una enseñanza tal como se utiliza aquí.

Repaso de aspectos del nivel intermedio

Entonces, en el nivel intermedio, nos entrenamos en estos tres entrenamientos superiores. Específicamente, trabajamos para desarrollar el darse cuenta que discrimina que entiende la falta de identidad del “yo”. Esto, entonces, actúa como un oponente para las emociones y actitudes perturbadoras y nos ayuda a superar el no darse cuenta que está en la raíz de renacer en una existencia incontrolablemente recurrente. Como resultado, ya no tenemos que renacer en una existencia incontrolablemente recurrente o samsara.

Necesitamos desarrollar la actitud de no querer convertirnos en un rey o adquirir una gran cantidad de riquezas y cosas por el estilo. Deberíamos estar completos totalmente desapegados de estas cosas porque vemos que no tienen esencia en absoluto. Necesitamos tener el nivel de desarrollo espiritual con el que, incluso en los sueños, no deseamos estas cosas. Por supuesto, a menudo en nuestros sueños deseamos ser prósperos y tener una alta posición como reyes o tener riquezas. Sin embargo, de hecho, tenemos que desarrollar el nivel de estabilidad en nuestra motivación de tal manera que ni siquiera soñemos con tales cosas. Debemos tener la intención de no desear ninguno de estos placeres mundanos, ver que no tienen esencia en absoluto y que solo son de la naturaleza del sufrimiento. Necesitamos desarrollar este tipo de intención con la que no nos interesan esas cosas. La acción real que debemos seguir, basada en esta intención, es tomar y mantener el voto de evitar las diez acciones destructivas.

Hay tres conjuntos de votos: pratimoksha o votos de la liberación individual, los votos del bodisatva y los votos del tantra. Para el nivel intermedio, esto significa mantener los votos de un día o novicio o laico, o los votos de un novicio o monje completamente ordenado. Lo que está involucrado en este nivel de motivación se enfoca en no cometer las diez acciones destructivas. Asimismo, el tipo de pensamiento que necesitamos es desapegarnos y alejarnos de todos los llamados placeres mundanos, porque no tienen esencia y están solo dentro de la naturaleza del sufrimiento.

Un criterio adicional necesario para calificar como alguien del nivel intermedio es el deseo de alcanzar la liberación de todo el sufrimiento de la existencia incontrolablemente recurrente. Deberíamos desear ponerle fin, pacificarlo todo y alcanzar lo que se conoce como nirvana o el estado más allá del dolor. Esta intención, en esta etapa, solo nos concierne a nosotros. Aspiramos a alcanzar la liberación por nosotros mismos. Una persona del nivel intermedio es alguien que está trabajando para alcanzar la liberación por su propio bien. Con este objetivo, trabajan para desarrollar el darse cuenta que discrimina que comprende la falta del “yo” imposible de una persona.

Pensar en los demás

Sin embargo, debemos considerar el hecho de que no somos los únicos atrapados en este sufrimiento de la existencia incontrolablemente recurrente. Todo el mundo está en la misma situación y, por tanto, debemos trabajar para liberar a todo el mundo. Trabajar por la liberación de los demás no es la intención real de alguien del nivel intermedio, sin embargo, no debemos entrenarnos exactamente de la forma en que se comporta alguien del nivel intermedio. Más bien, pensando de una manera más amplia, deberíamos entrenarnos pensando en liberar a todos. Si realmente somos incapaces de pensar en términos de liberar y trabajar por el bien de todos y solo podemos pensar en términos de trabajar por nuestra propia liberación, entonces, al seguir estas enseñanzas del nivel intermedio, aún es definitivamente posible liberarnos de tener que renacer en una existencia incontrolablemente recurrente.

Para reiterar, el nivel intermedio implica comprender que todos los placeres de la existencia mundana no tienen esencia en absoluto. La acción involucrada es desarrollar la autodisciplina ética de abstenerse de las diez acciones destructivas, y también utilizar los diversos métodos para detener el surgimiento de las emociones y actitudes perturbadoras. El resultado de hacer todo esto será la eliminación completa de todo sufrimiento.

Si practicamos de esta manera con la base del cuerpo humano que tenemos ahora, podemos lograr este objetivo. Sin embargo, nuestra propia liberación no va a ser de gran ayuda porque, si solo nosotros estamos libres de todo sufrimiento y los demás no lo están, no podremos ser felices. Esto no funcionará, no es suficiente.

Así como no queremos sufrir en los reinos inferiores cuando pensamos en el nivel inicial, es lo mismo en el nivel intermedio, pero en un ámbito más amplio. Entendemos que todas las situaciones en la existencia incontrolablemente recurrente, incluidos todos los placeres, no tienen esencia en absoluto y son solo de la naturaleza del sufrimiento. Deseamos estar libres del sufrimiento y lo mismo quieren todos los demás. Por lo tanto, tenemos que desear que todos estén libres de todos sus sufrimientos, así como nosotros deseamos ser libres. El tema sobre el que meditamos en el nivel intermedio se conoce como las “cuatro verdades nobles”.

Las Cuatro Verdades Nobles

¿Cuáles son las cuatro verdades nobles? La primera es la verdad noble del verdadero sufrimiento. Un ejemplo de verdadero sufrimiento es este cuerpo manchado con los agregados manchados que no son más que sufrimiento. Esta es una verdad noble del verdadero sufrimiento. El hecho de que no haya certeza o satisfacción en una existencia incontrolablemente recurrente es otro ejemplo de verdadero sufrimiento.

La segunda es la verdad noble del verdadero origen del sufrimiento. Esto se refiere a la fuente de donde surge todo sufrimiento. Todo sufrimiento surge del karma, las emociones y actitudes perturbadoras, son la verdadera fuente de todo sufrimiento. Por tanto, son la verdad noble del verdadero origen del sufrimiento. De estas dos primeras verdades nobles, los verdaderos sufrimientos son los resultados, y los verdaderos orígenes del sufrimiento son las causas de estos resultados. Juntas, estas dos primeras verdades son el lado engañoso de las verdades nobles.

El darse cuenta que discrimina, la sabiduría que comprende la falta de identidad del “yo”, es la fuerza oponente que elimina la causa de todos los sufrimientos. Cuando tomamos el darse cuenta que discrimina como una conciencia que es el camino, es lo que se conoce como la verdad noble de una verdadera mente que es el camino, un camino verdadero. Este darse cuenta que discrimina que comprende la falta de un “yo” o “alma” imposible de una persona es un camino verdadero y, por lo tanto, es la verdad noble de una verdadera mente que es el camino. Cuando desarrollamos esta verdadera mente que es el camino, actúa como un oponente para eliminar el aferramiento a un “yo”, que es la raíz de todo sufrimiento. Por lo tanto, logramos lo que se conoce como una eliminación de este no darse cuenta. La separación de nuestro continuo mental de estos verdaderos orígenes de una existencia incontrolablemente recurrente se conoce como la detención verdadera o la verdad noble de las detenciones verdaderas. Estas verdaderas detenciones son un resultado, y las causas verdaderas son los caminos verdaderos, la verdad noble del verdadero camino. Las segundas dos verdades nobles son el lado purificador de las verdades nobles. Estas dos verdades limpian las emociones y actitudes perturbadoras.

Existe un mantra llamado “la esencia del surgimiento dependiente” (rten-‘brel snying-po) que recitamos con frecuencia: Om ye dharma hetu prabhava, hetun teshan tathagathohya vadate, teshanca yo nirodha, evam vadi maha-shramanaye svaha. Es un enunciado sánscrito que significa: “Om, cualquier fenómeno se ha originado de una causa, El Así Ido, de hecho, ha hablado de la causa de ellos; y cualquiera que sea su cesación también ha sido mencionado por el Gran Asceta, Svaha”.

En sánscrito, yedharma significa “esas cosas”, refiriéndose a todas las cosas que provienen de una causa. Esto se refiere a todo el sufrimiento que proviene de las causas del sufrimiento: las emociones y actitudes perturbadoras y el no darse cuenta. La segunda mitad del mantra se refiere a lo que detiene todo este sufrimiento, y esta es la verdad noble de la verdadera mente que es el camino, la que elimina todas las emociones y actitudes perturbadoras y el no darse cuenta. El único que ha dicho esto es el Gran Asceta, El Así Ido, refiriéndose al Buda.

En resumen, el mantra transmite el método para eliminar la causa de todo sufrimiento como el darse cuenta que discrimina que entiende la falta de un “yo” imposible de una persona, como lo enseñó el Buda. Este mantra sánscrito de cuatro líneas incorpora todas las primeras enseñanzas del Buda sobre las cuatro verdades nobles. La esencia de lo que se discute aquí es que todo nuestro sufrimiento proviene de estas fuentes de engaño y debemos confiar en los diversos métodos para eliminarlas.

Esta ha sido una presentación de las Cuatro Verdades Nobles.

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