Introducción
En nuestro seminario de fin de semana nos centraremos en el refugio. Si revisamos cualquiera de los textos budistas, nos encontramos con que el refugio siempre es descrito como el aspecto fundamental del camino budista. De hecho, es la puerta de entrada en el budismo. El refugio define la línea divisoria entre cuando simplemente estamos curioseando -solo echando un vistazo al budismo-, y cuando realmente nos comprometemos con el camino budista. Cada práctica budista que hacemos comienza reafirmando el refugio. Por tanto, debe significar algo.
El refugio es mucho más que simplemente recitar: “Tomo refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha”. Representa algo que es tan fundamental en nosotros que hace un cambio importante en nuestras vidas. Debido a esto, es absolutamente esencial comprender realmente lo que significa tomar refugio de forma cotidiana.
En este seminario, me gustaría discutir y guiarnos a través de una serie de contemplaciones, para que miremos dentro de nosotros mismos y tratemos de entender lo que realmente podría significar el refugio para nuestra propia vida. Eso significa que se cubrirán un buen número de puntos, y con cada uno de estos puntos, vamos a hacer una pausa durante unos minutos para realmente pensar en ello y contemplarlo. Esto es lo que tenemos que hacer con cualquier cosa en el budismo: con cada punto, tomarnos un tiempo para pensar en ello y revisar: “¿Tiene esto algún sentido para mí? ¿Tiene esto algún significado?”. Si no tiene ningún sentido, ¿por qué ir más lejos?
La manera en la que trabajamos con nosotros mismos tiene que ser paso a paso, y si un paso inicial es muy incierto o inestable, todos los pasos posteriores se vendrán abajo - y el refugio es la parte fundamental de todo el camino.
Contemplar el significado
El primer asunto que me gustaría que examinemos es: ¿nuestra vida tiene sentido? Si vemos dentro de nosotros mismos y nos preguntamos: “¿Mi vida tiene algún tipo de significado? ¿Hacia dónde va? ¿Qué estoy haciendo con mi vida?”. Si no podemos identificar realmente algún significado o propósito en nuestra vida, entonces necesitamos considerar: “¿Es posible encontrar algún significado en la vida?”. Esta es la pregunta fundamental que aborda el refugio. Así que, por favor, tomen unos minutos para pensar en esto - examinar por ustedes mismos. “¿Mi vida tiene algún sentido? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? y ¿eso me satisface?”.
[Meditación]
Examinarnos a nosotros mismos de esta forma es muy aleccionador, como tal vez acabamos de vivir. No es una pregunta muy cómoda y no es algo que normalmente examinemos en nosotros mismos. Una vez que empezamos a mirar más profundamente, encontramos que, realmente, esta es una pregunta muy importante. Muy a menudo, descubrimos que tenemos una insatisfacción básica con la forma en que transcurre nuestra vida. No parece tener ningún significado real, ninguna dirección clara. Y, por supuesto, cuando nos sentimos así, que nuestra vida realmente no va a ningún lugar significativo, perdemos el sentido de la propia valía. Sucumbimos a una actitud de “da igual - realmente no importa”. Entonces, solemos seguir cualquier dirección que los medios de comunicación o la publicidad nos ofrecen, que las masas siguen; en cierto modo, nos dejamos llevar: ganamos mucho dinero, conseguimos una posición alta o encontramos una pareja maravillosa con quien vivir. Pero, de alguna manera, nada de eso realmente nos satisface.
Debe haber algo más en la vida que simplemente ganar mucho dinero, por ejemplo. Hay mucha gente muy rica que es absolutamente miserable, a pesar de todo el dinero que tiene. Su Santidad el Dalái Lama siempre dice que el objetivo de la vida es obtener felicidad. Así, tenemos que definir lo que nos produciría felicidad a largo plazo. Tenemos que diferenciar la felicidad del placer o la diversión. Buscar solamente placer y diversión todo el tiempo, encontrar la siguiente película que podamos ir a ver, o la siguiente canción por escuchar, ¿eso realmente satisface? La felicidad no significa realmente placer, diversión o entretenimiento, ¿verdad?
Contemplar la felicidad
La felicidad es un estado mental del que, cuando lo experimentamos, anhelamos no separarnos; nos gustaría que siguiera y siguiera. No es dependiente de ningún objeto sensorial que estemos experimentando. Podemos ir a algún espectáculo y ser felices, o podemos ir y ser absolutamente miserables; la felicidad no depende del entretenimiento, ¿verdad? Por ejemplo, otras personas pueden estar haciendo algo que les parece divertido, pero a nosotros nos parece completamente estúpido.
Cuando buscamos la felicidad, buscamos algo que es mucho más básico, mucho más estable, que esperamos tener todo el tiempo como un sentimiento subyacente. En el nivel más básico, esa felicidad proviene de un sentimiento de conexión: conexión con los demás - después de todo, todos somos animales sociales. Cuando sentimos esta conexión profunda con los demás, eso nos da un sentimiento de autovalía y sentido. Por favor, piensen en esto y traten de distinguir la felicidad de solo el placer y la diversión.
[Meditación]
Lo que tratamos de diferenciar aquí es: ¿qué sensación tenemos cuando solo vamos a una fiesta, o vemos una película agradable, o escuchamos una canción bonita? Comparemos eso con la sensación que tenemos cuando sentimos una conexión cercana con alguien más, con otros. ¿Cuál es más satisfactoria? ¿Qué sentimiento dura más? ¿Qué sentimiento nos da más fuerza para poder afrontar nuestra vida? Hay una gran diferencia, ¿no? Entre ir a ver una buena película o escuchar nuestra canción favorita y sentirse conectado con un ser querido, ¿no es así?
¿Qué es lo opuesto a sentir esta conexión con los demás? Estar absortos en nosotros mismos, solo pensar en nosotros mismos. ¿Qué pasa entonces? Nos volvemos muy estrechos de miras. Básicamente, nos aislamos de los demás; y ¿cuál es el resultado? Nos sentimos solos y aislados. Y ese es un estado mental muy infeliz, ¿no es así? Cuanto más pensamos en nosotros mismos, más atrapados estamos, en realidad, en nuestras propias preocupaciones. Cuando nuestro corazón está abierto a los demás, somos más felices.
El objetivo general, por supuesto, no es obtener la felicidad solo para nosotros, sino también llevar felicidad a los demás. Trae un poco de alegría a nuestros propios corazones, ¿no es así? Algo así como un subproducto. Es como cuando tenemos un niño pequeño y le damos algo que realmente disfruta, también nos sentimos felices, ¿no es cierto? O cuando hacemos algo bueno por otra persona, también nos hace sentir bien.
Este sentimiento proviene de un sentido de interés por los demás, un sentido de felicidad. Cuidar de los demás, hacer cosas agradables, prepararle la comida a alguien e incluso ofrecerle una sonrisa a alguien, nos hace sentir bien. Cuando somos capaces de darle un poco de felicidad a alguien más, incluso si son solo unas pocas monedas a un mendigo en la calle, eso nos da un sentimiento de autovalía, que podemos marcar la diferencia para alguien, incluso si es solo una pequeña diferencia. Estos pequeños actos de bondad contribuyen a desarrollar el interés por los demás, las amistades y un sentido de conexión.
Contemplar la conectividad
Obtener ese sentimiento de conexión, autovalía, que podemos hacer algo incluso muy pequeño para ayudar a alguien, llevarle un poco de felicidad, nos brinda apoyo emocional, nos hace sentir mejor con nosotros mismos. Construye un nivel muy fundamental de felicidad, no una felicidad dramática, sino algo muy estable. Pienso que “apoyo emocional” es una buena forma de describirlo. Esto es algo en que pensar. ¿Tiene sentido, desde nuestra propia experiencia, y también desde un punto de vista lógico? Si tiene sentido, nos preguntamos si es algo que queremos. Si es así, entonces cuando nos entrenamos - eso es lo que hacemos en meditación - construimos y fortalecemos una nueva forma de pensar; es decir, que obtener esta conexión básica con los demás a través del interés por ellos, e incluso hacer simplemente pequeños actos de bondad, realmente podría ser beneficioso y, por lo tanto, es algo que vale la pena hacer.
Los pequeños actos de bondad producen amistad y la amistad produce apoyo emocional. Actuar de manera egoísta con los demás nos aleja de ellos; ciertamente no quieren estar con nosotros y nos quedamos completamente solos. Por favor, piensen en ese contraste: si este esfuerzo es algo que vale la pena y si este sentimiento de apoyo es algo que nos gustaría lograr. Y si ya tenemos esta sensación hasta cierto punto, ¿es algo que nos gustaría desarrollar más?
Creo que es muy interesante examinar todo el fenómeno de Facebook. No sé cuántos de ustedes están en Facebook, pero estoy seguro de que conocemos a muchas personas que lo usan. Uno de los fenómenos más grandes que ocurre es publicar cosas y esperar a ver cuántos me gusta obtenemos. ¿Qué hay detrás de eso? ¿Por qué queremos estos me gusta?
La expectativa, creo, es que estaremos conectados con otros. Esa es toda la idea de las redes sociales, ¿no? Pero al publicar una foto de un gato o algo así en Facebook y al querer obtener me gusta, ¿quién pensamos realmente que se beneficiará de este "me gusta"? ¿Nosotros mismos o los demás? ¿Por qué nos sentimos ansiosos por eso? ¿Por qué estamos realmente preocupados por la cantidad de me gusta que recibimos? Y si no obtenemos muchos, nos sentimos realmente decepcionados, ¿no es así? Somos infelices. Y está esa ansiedad: cada pocos minutos tenemos que revisar nuestro teléfono nuevamente para ver si hay más me gusta. Realmente no nos conecta con otras personas. La principal preocupación es a cuánta gente le gustamos debido a esta imagen de nuestro gato. ¿Estamos realmente interesados en hacer algo que los haga felices?
[Meditación]
Es una idea interesante analizar por qué hacemos estas publicaciones. Lo que creo que revela es que, subyacente a este comportamiento, hay un fuerte impulso de estar conectados con los demás; por eso estamos en las redes sociales. Sin embargo, de alguna manera, no está funcionando realmente para conectarnos con los demás de una manera satisfactoria porque, en realidad, nuestra principal preocupación es cómo le gustamos a muchas personas.
Ser egocéntricos, pensar solo en nosotros mismos, está poniendo en peligro nuestra capacidad para conectarnos realmente con los demás, ¿no es así? Piensen en esto por un momento, especialmente si tienen esta experiencia en Facebook o cualquier red social que estén usando. ¿Cuál es su motivación para usarla? ¿Qué tan exitosa es en cumplir con ese propósito de estar conectados con los demás? Si no funciona, ¿por qué no funciona? ¿Por qué nos sentimos ansiosos por la cantidad de me gusta que recibimos? ¿Por qué siempre revisamos nuestro teléfono cada cinco minutos?
Si verdaderamente queremos un sentimiento de conexión con los demás -una conexión real, no solo algo insatisfactorio- y recibir algo de apoyo emocional y felicidad, la pregunta es cómo lograrlo. Necesitamos abrir nuestra mente y corazón para pensar en los demás, y realmente interesarnos en su felicidad y bienestar, no solo en agradarles. Para hacer esto, necesitamos trabajar con nosotros mismos. Necesitamos superar nuestra obsesión por nosotros mismos y nuestro egocentrismo. La parte complicada es encontrar una manera de no trabajar con la obsesión por nosotros mismos para superar nuestra obsesión por nosotros mismos, si saben a qué me refiero.
Podemos estar muy cerrados cuando pensamos: “Oh, soy tan malo, necesito trabajar en mí mismo” y demás, “porque soy tan egoísta”, pero, aun así, no nos estamos abriendo en absoluto. Necesitamos trabajar en esto, en desarrollar una apertura básica hacia los demás. Si hablamos en el nivel más fundamental, este es el tipo de dirección que sería más beneficioso tener en nuestra vida. Le daría sentido a nuestra vida. Trabajar para estar más abiertos a los demás y superar nuestro aislamiento autoimpuesto -debido a nuestra obsesión con nosotros mismos-, le daría algún sentido a nuestra vida; proporcionaría algo de apoyo emocional y felicidad básica. En general, de esto se trata el refugio: darle una dirección positiva y segura a nuestra vida, para generarnos básicamente una vida más feliz y significativa al ser de más beneficio para los demás, y trabajar en nosotros mismos para intentar hacer esto.
Los budas y los grandes maestros han logrado y nos han enseñado cómo hacer este trabajo; nos han mostrado el camino, basándose en la comprensión de que esta conexión es algo que podemos lograr por nosotros mismos y que esto es algo que somos capaces de hacer, no es imposible. Lograrlo solo requiere una fuerte motivación que nos dé la energía para trabajar en nosotros mismos y, de hecho, seguir los métodos adecuados. Piensen en ello.
[Meditación]
Contemplar el refugio
Básicamente, el refugio significa ir en una dirección que nos ayudará a evitar dificultades. Por eso tiene un papel tan fundamental en el budismo. En lugar de que nuestra vida no vaya a ninguna parte o vaya en una dirección negativa, trabajamos para que vaya en una dirección positiva. Y esto le da sentido a nuestra vida, le da un propósito. Cuanto más trabajemos para encaminarnos en esa dirección, más conectados nos sentiremos con los demás; el refugio nos brinda apoyo emocional, que recibimos de quienes ya han pasado por este camino, y de estar más conectados con los demás. Sin este apoyo, siempre faltará algo en cualesquiera prácticas avanzadas que hagamos. El refugio nos da la fortaleza, la base y la estabilidad a lo largo de todo el camino budista. Piensen en ello.
[Meditación]
Cuando estudiamos el refugio, podríamos, por supuesto, revisar los 32 signos mayores del cuerpo de un buda, las 64 cualidades del habla y la enorme lista de cualidades de la mente de un buda. Podríamos aprender todas las características del Dharma, todas las cualidades de la Sangha, y podríamos recitar para siempre “Tomo refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha” y hacer un millón de postraciones al mismo tiempo. Al final, no hace ninguna diferencia significativa en nuestra vida. Tiene algún efecto, por supuesto, disciplina, al menos. Sin embargo, sin comprender la idea básica del refugio y lo que agrega a nuestra vida, es difícil ver qué significado tiene. Al final, parece irrelevante.
Una vez que comprendamos de qué se trata el refugio, su propósito, funciones y beneficios, seremos capaces de ver con ojos completamente diferentes todas estas cualidades de un buda. Por ejemplo, estas 32 características mayores de un buda y estas 80 características menores, ¿de qué se tratan? ¿Realmente anhelamos tener lóbulos de las orejas que lleguen hasta los hombros? ¿Eso realmente va a dar sentido y significado a nuestra vida? No, en realidad no. Obviamente, podríamos ponernos un disco en la oreja y estirarlo hasta los hombros, pero ¿luego qué? Lo que empezamos a darnos cuenta, lo cual es algo asombroso, es que la imagen de un buda es en realidad una infografía.
Una infografía es una especie de imagen en la cual todas las diferentes piezas que contiene brindan información. Cuando estudiamos estas diversas marcas de un buda, las marcas físicas de un buda, cada una de ellas tiene una causa. Incluso se les llama así: características indicativas, que indican su causa, esa es una traducción literal. En lugar de centrarnos en la longitud de las orejas del buda, nos enfocamos en ver lo que eso indica; nos da una representación de la causa de esto. ¿Qué tuvo que hacer el buda para convertirse en buda? Este largo lóbulo de la oreja es solo una representación infográfica de eso.
Las deidades tántricas también son infografías. Los seis brazos representan las seis paramitas, los cuatro brazos de Chenrezig son las cuatro actitudes inconmensurables. Todas ellos son representaciones infográficas. Nos enfocamos en la infografía como una forma de tener en mente todas las cosas que representa. Con el buda, las cosas principales en las que enfocarse son las causas para volverse así. Estas 32 y 80 características representan una lista enorme e increíble de los actos que realiza un buda, lo que alguien hace para sentir esta conexión con los demás, para superar el egocentrismo y llevar felicidad a los demás. Es una lista increíble de todas las formas de hacer esto, que luego resulta en convertirse en un buda. Básicamente, muestra la dirección en la que queremos ir.
Entonces, comenzamos a apreciar lo increíblemente sofisticado que es el budismo, al haber creado infografías hace dos mil quinientos años.
Podemos aprender todos estos detalles sobre el refugio; podemos estudiar, memorizar las listas, etc. Sin embargo, realmente solo adquieren significado si entendemos las respuestas a “¿De qué se trata el refugio?” “¿Cuál es su propósito, cómo funciona y cómo marca la diferencia en mi vida?”.
Tomen un momento para digerir esto y luego podemos tener espacio para algunas preguntas. Mañana comenzaremos a revisar las cosas que nos impiden ir en esta dirección y en qué tenemos que trabajar. Porque, cuando entendemos lo que nos impide darle esta dirección a nuestra vida, entonces podemos obtener la motivación para querer superarlo y, con el tiempo, obtener los beneficios que esa dirección nos proporcionará.
Hay una motivación bidireccional: “Esto me impide sentir esta conexión y obtener felicidad en la vida” y “esto es lo que quiero lograr. Quiero evitar esto y obtener aquello”. Luego, hay una lista de las emociones que necesitamos sentir para darle esa dirección a nuestra vida, como el miedo, la confianza y la compasión. El refugio tiene que tener algún significado, no solo: “bueno, tengo miedo de ir al infierno, entonces que el Buda me salve”. Es muy sofisticado e increíblemente práctico. No importa si creemos en otras vidas o futuros renacimientos. El refugio es muy útil. Siempre que estemos estudiando budismo, revisemos con mayor profundidad. “¿Cómo se puede aplicar realmente a la vida, a mi vida diaria?”. Cuando descubrimos ese significado, esa relevancia, ponemos nuestro corazón allí. De lo contrario, es solo un pasatiempo; simplemente una diversión o un entretenimiento, pensando: “Qué interesante”, pero nada más. O tal vez pensamos: “Qué aburrido”, y luego lo dejamos. Digieran todo esto por un momento. Básicamente, esto ha sido un adelanto de hacia dónde iremos en este seminario de fin de semana. Sin embargo, no les voy a dar listas. Pueden leer las listas en mi sitio web o en otros lugares.
[Meditación]
Preguntas
Estás explicando la causa de ir en busca de refugio desde el punto de vista de la persona de mayores capacidades. En el primer volumen del lam-rim, se explica como miedo para la persona del nivel de motivación más bajo o del nivel medio. En el primer caso, como miedo a no tener mejores renacimientos, y en el segundo caso como miedo al samsara. Entonces, ¿significa que estos dos son menos importantes y menos significativos que el último?
No, todos son significativos, todos los niveles de motivación. Entraremos en lo que realmente significa el miedo durante el fin de semana, pero todos son necesarios. La compasión es la base de todo el camino budista, todos los niveles de motivación, la compasión y el deseo de ser feliz. Sin entrar en grandes detalles, en un nivel inicial, queremos evitar un comportamiento disruptivo porque va a conducir a peores renacimientos, lo que significa que tenemos que abstenernos de dañar a los demás, y por eso nos interesamos por los demás.
En el nivel intermedio, queremos superar el renacimiento incontrolablemente recurrente: el samsara. Lo que impide eso son nuestras emociones perturbadoras: enojo, apego, etc. Para evitar lastimar a otros a través de nuestro enojo o apego, trabajamos para superar estas emociones. A veces tenemos enojo hacia los demás o tenemos un deseo anhelante hacia los demás. Si revisamos el camino Teravada, que es básicamente este nivel intermedio, hay un gran énfasis en los cuatro inconmensurables: amor, compasión, gozo y ecuanimidad. Está ahí para superar nuestras emociones perturbadoras. El nivel avanzado es, obviamente, la compasión amorosa por los demás, para poder beneficiarlos. Los dos primeros niveles son para evitar lastimar a otros con nuestras acciones de enojo, y el tercer nivel es realmente ayudar a los demás. Entonces, la compasión está ahí para todo el camino. Siento que es muy importante enfatizar eso.
Cuando habla de establecer esta conexión con los demás, nos dijo que, cuando atravesamos este camino, experimentamos sentimientos como el miedo y la compasión. ¿Es posible experimentar simultáneamente la compasión y el miedo?
Bueno, sí. Hablaremos de esto más a fondo el fin de semana. Por ahora, diré que tenemos tres causas básicas para darle este rumbo a nuestra vida. Queremos evitar -así que eso se basa en el miedo, pero en un sentido positivo- lastimar a los demás y causarnos más infelicidad a nosotros mismos al lastimar a los demás, enojarnos o ignorarlos. La compasión es el deseo de que los demás se liberen del sufrimiento. Entonces, queremos que estén libres de sufrimiento y no queremos lastimar a otros, eso es lo que tememos. Esto va muy bien junto. Tenemos mucho cuidado porque no queremos herir a los demás, porque no queremos que sufran. Finalmente, está la confianza de que existe una manera de evitar causarnos un problema que podría surgir como resultado de dañar a otros. Los tres van de la mano, las tres motivaciones: miedo, confianza y compasión.
Verán, si realmente nos refugiamos en el Dharma, la confianza que tenemos es que las enseñanzas budistas tienen sentido. Sin embargo, es una suposición: asumimos que las enseñanzas tienen sentido. Si comenzamos asumiendo que algunas de las enseñanzas son una tontería, entonces no tiene sentido; nunca lo descubriremos. Así, suponemos que tienen sentido, y luego tratamos de descifrar las enseñanzas. Esa es una consecuencia importante de refugiarse realmente en el Dharma.
En esta vida nos refugiamos, y este refugio es algo en nuestro flujo mental. ¿Recordaremos este refugio en nuestra próxima vida, o tendremos un sentimiento de este refugio o una especie de impulso que podemos desarrollar en la próxima vida?
Bueno, la mayoría de nosotros no sabemos lo que hicimos ayer, y mucho menos recordamos lo que sucedió en nuestras vidas anteriores. Pero de lo que hablamos es básicamente de lo que en ciencia médica llamamos neuroplasticidad. El cerebro tiene ciertas vías neuronales basadas en ciertos hábitos. Digamos que pasa algo, como que nos paralizamos del lado derecho. Nuestro cerebro puede reconectarse a sí mismo, en cierto sentido, de modo que podamos usar nuestra mano izquierda para lo que solíamos hacer con nuestra mano derecha. El cerebro es plástico en ese sentido; se puede cambiar. Lo mismo ocurre con la mente, con nuestra actividad mental. La neuroplasticidad se refiere a un nivel físico del cerebro, pero también podemos hablar en un nivel experiencial de la mente.
Asimismo, podemos desarrollar nuevos hábitos. Es una cuestión de entrenamiento. Hablamos de esto, en el budismo, en términos de construcción de tendencias, potenciales y hábitos. En vidas futuras, dependiendo de la fuerza de esa tendencia, y todas las otras tendencias y potenciales kármicos que tengamos, esa tendencia seguirá ahí. Técnicamente, los textos hablarán de ellas como fenómenos de imputación sobre la base de nuestro continuo mental: cosas que no son ni formas de fenómenos físicos ni formas de darse cuenta de algo, que están “atadas”, en cierto sentido, a una base, y que no pueden existir ni ser conocidas por separado de esa base. Son inconscientes, diríamos, y tienen que estar ahí las circunstancias para que una tendencia dé lugar a algo manifiesto y consciente que esté sucediendo. Por ejemplo, es posible que tengamos una tendencia a que nos guste el helado, pero si no tenemos hambre o no está disponible, no surge; solo surge cuando tenemos hambre.
Si renacemos como una cucaracha o un pollo, tal vez esa tendencia a ir en esta dirección positiva, las circunstancias no están ahí para que surja, pero esa tendencia está ahí. La circunstancia tiene que estar ahí, como volver a tener un preciado renacimiento humano; entonces, se manifestará. Depende de la fuerza con la que exista esa tendencia. Es similar a que, si solo intentamos escribir con la mano opuesta unas pocas veces, esa tendencia a escribir con la otra mano no es muy fuerte; realmente tenemos que practicar mucho. Lo mismo ocurre con nuestra forma de pensar. Desarrollamos este hábito beneficioso no solo sentándonos en nuestra sala de meditación y meditando. Es muy importante darse cuenta de que también lo construimos aplicándolo en la vida, no solo pasivamente como un ensayo en nuestra meditación.
¿El sentimiento de felicidad siempre viene como un subproducto de ayudar a los demás, o tal vez podemos alcanzar la felicidad cuando ayudamos a los demás con moderación?
La felicidad, por supuesto, tiene muchos niveles de fuerza. Hacer algo por los demás para agradarles nos da un poco de felicidad, pero no una felicidad duradera porque nunca nos sentimos seguros: “Tal vez no les agradamos”. Hay muchas fuentes de felicidad, muchos tipos diferentes de felicidad. Hay un tipo de estado mental feliz y estimulante que obtenemos del shámata, por ejemplo. Bueno, eso no necesariamente ayuda a otra persona a menos que, de hecho, lo apliquemos para ayudar a otros. Entonces, hay muchos tipos diferentes de felicidad, pero de lo que estaba hablando, de lo que habla el Dalái Lama, es un nivel fundamental muy básico que puede estar ahí para cualquiera. Tanto si practicamos la meditación como si seguimos el budismo, todo el mundo tiene acceso a ella mediante la práctica de los valores humanos básicos de la ética secular.
Es algo para investigar, cuando hacemos algo para ayudar a los demás. Por ejemplo, cuando alguien es demasiado servicial, es posible que la otra persona realmente no quiera nuestro consejo o realmente no necesite nuestro consejo, pero lo damos de todos modos porque queremos ser útiles. Y dicen: “¡Déjame en paz, no te lo pedí!”. De manera similar, cuando tenemos una hija casada y le decimos cómo administrar su casa y criar a sus hijos, ¿dónde está entonces la fuente de la felicidad?
Nuestra motivación nos hace felices, pero cuando realmente la implementamos, a veces se mezcla con el deseo de sentirnos necesarios. Queremos sentirnos útiles y no necesariamente buscamos descubrir y cumplir lo que los demás quieren. Sin embargo, inicialmente nos sentimos felices de querer hacer algo, por lo que el nivel de felicidad está ahí, pero es muy pequeño y no nos brinda apoyo emocional. Debo decir que este es uno de los mayores peligros de tratar de seguir el camino del bodisatva: queremos ser útiles, a menudo en situaciones en las que la gente no quiere nuestra ayuda. Necesitamos darse cuenta que discrimina y sabiduría, saber cuándo ofrecer nuestra ayuda y cuándo solo tener la motivación de ayudar y tener claro que no necesitamos decir nada. Sin embargo, esto es extremadamente difícil. Ofrecemos nuestra ayuda no deseada debido al egocentrismo: yo, yo, yo, yo, quiero ser útil.
Bueno, terminemos con esa anotación. Yo mismo soy culpable de eso, por eso me río. Terminemos con una dedicatoria. Cualquiera que sea la fuerza positiva, cualquier comprensión que haya surgido de esta discusión, que sea cada vez más profunda y actúe como una causa para que todos superen su egocentrismo. Dice esto en el Entrenamiento mental en siete puntos, colocar toda la culpa en una cosa, la actitud egocéntrica. Entonces, que todos puedan superar su egocentrismo, abrirse a los demás y, a través de eso, encontrar una dirección segura en la vida para finalmente alcanzar la iluminación en beneficio de todos.