Tsongkapa, el autor del texto
Todos ustedes aquí presentes tienen gran interés en el Dharma y poseen poderosas intenciones de seguir las enseñanzas. Me han invitado a impartirles enseñanzas y estoy muy contento de estar con ustedes. Se me ha pedido que enseñe el texto llamado El fundamento de las buenas cualidades (Yon-tan gzhi-gyur-ma) del gran maestro tibetano Tsongkapa (Tsong-kha-pa Blo-bzang grags-pa).
El fundamento de las buenas cualidades no es un texto muy largo; está escrito en muy pocas palabras. Sin embargo, lo que se aborda en esas pocas palabras es extremadamente extenso. Este texto en particular está incluido en puyas tales como el Yorcho (sByor-mchod) – La puya preliminar, algunas veces llamada La puya del Lam Rim-. En La puya preliminar, este texto constituye la sección en la que se realizan peticiones; aborda todos los puntos de los grandes clásicos y está ordenado en función de cómo practica una persona. Específicamente, está organizado de acuerdo con las etapas o prácticas de individuos de niveles de motivación inicial, intermedia y avanzada, como se puede ver en Lámpara en el camino a la iluminación, el Bodhipathapradipa (Byang-chub lam-sgron), escrito por el supremo maestro Atisha, el más eminente de todos los panditas eruditos de la India.
Las enseñanzas e instrucciones personales que se encuentran en nuestro texto tienen su origen en los linajes de los grandes pioneros de la India: Nagáryuna y Asangha. Estos dos fueron como el sol y la luna y sobresalieron entre todos los diferentes maestros eruditos de la India. Nagáryuna obtuvo sus instrucciones del siempre vigilante Manjushri, mientras que Asangha las obtuvo de Maitreya. Los linajes que se extienden de estos dos maestros se conocen respectivamente como “el linaje de la visión profunda” y “el linaje del comportamiento vasto”. Sin embargo, el cuarto buda de nuestra época, el maestro universal Buda Shakyamuni, es la fuente última de ambas líneas.
El Buda Shakyamuni hizo girar la rueda del Dharma en tres ocasiones. En estas tres ruedas de transmisión expuso las enseñanzas sobre los diferentes senderos para hacer madurar la mente de todos los seres limitados (todos los seres sensibles). El Buda tenía muchos discípulos, entre los que se encontraban los cinco discípulos del círculo original, otros más que escuchaban las enseñanzas (shrávakas), los realizadores solitarios (pratyekabudas) y los seres dedicados (bodisatvas). Muchos de sus seguidores alcanzaron el estado de un ser liberado (un arhat).
Pema Nangsu-chen, uno de los discípulos, le ofreció al Buda un rosario de cristal con un sincero corazón dedicado de la bodichita. Realizó fervientes aspiraciones para que las enseñanzas se esparcieran a lo largo y a lo ancho. Entonces, el Buda predijo que aquel que había ofrecido el rosario de cristal de cien cuentas renacería en la tierra del norte llamada “Tíbet”. Que en una vida futura, esta persona propagaría las enseñanzas a lo largo y a lo ancho, que coronaría una estatua del Buda en el Tíbet y le haría vastas ofrendas.
En otra ocasión, cuando el Buda Shakyamuni estaba en un retiro de verano, el pequeño Luchig le ofreció al Buda una caracola del Dharma en la asamblea del retiro. El Buda se la confió a su discípulo Maudgalyayana (Mo’u ‘gal-gyi bu), quien era sumamente hábil en los poderes de emanación, y le encomendó que la enterrara en la Tierra de las Nieves del Norte en el lugar en el que se encuentran un lago y acantilados. Dijo que, en el futuro, de ese lugar emanaría una gran propagación del Dharma.
De acuerdo con esta profecía, el gran Tsongkapa nació en la Tierra de las Nieves del Norte y desenterró la caracola del Dharma que había sido escondida ahí. Él le confió este tesoro a uno de sus discípulos, Jamyang Chojey (‘Jam-dbyangs Chos-rje), quien construyó el gran monasterio de Drepung (‘Bras-spungs) en donde con el tiempo habitaron 7,700 monjes. De esta manera, Tsongkapa llegó a propagar las enseñanzas en el Tíbet.
También en concordancia con esta profecía, Tsongkapa hizo un estudio exhaustivo de los campos del sutra y el tantra. Alcanzó la perfecta maestría en el estudio y la escucha de las enseñanzas. Tsongkapa no solamente escuchaba las enseñanzas del Dharma, sino que también pensaba acerca de ellas y meditaba en ellas, acumulándolas como hábitos positivos de la mente. De esta manera, alcanzó la total maestría en todo el proceso de escuchar las enseñanzas, pensar o reflexionar en ellas, y después meditar en ellas. Por estos medios, fue capaz de hacer madurar las corrientes mentales de innumerables discípulos y llevar a cabo muchas hazañas iluminadoras.
Entre todas las hazañas iluminadas de su cuerpo, palabra y mente iluminadoras, Tsongkapa desarrolló el dominio supremo de las buenas cualidades del discurso iluminador. Sus enseñanzas fueron reunidas en los numerosos volúmenes de su antología, misma que abarca todos los aspectos principales de los grandes clásicos budistas indios. Los textos que compuso son las obras principales que estudiamos hoy en día. Estas enseñanzas son sumamente claras, sumamente exhaustivas y totalmente dignas de ser consideradas como enseñanzas de gran autoridad. Para nosotros son como una enorme carretera o autopista sumamente fácil de transitar.
Entre estas obras, tenemos aquí un texto en particular de muy pocas palabras pero con un tema sustancial muy extenso. Este texto se llama El fundamento de las buenas cualidades y es lo que abordaremos este día.