¿Qué es una iniciación?

Las iniciaciones tántricas se utilizan en el budismo para despertar en nuestro interior el potencial que todos tenemos para la budeidad, y para crear una fuerte conexión entre los receptores y el maestro, así como con la figura búdica involucrada. La participación activa en una iniciación con un maestro plenamente calificado, concede permiso para comprometerse con ciertas prácticas que fomentan que las semillas de la iluminación crezcan cada vez más fuertes, hasta que se alcance el logro de la iluminación.

Un empoderamiento tántrico (iniciación, wang) es una ceremonia para activar nuestros factores evolutivos de naturaleza de buda, estimularlos para que se desarrollen aún más y plantar más “semillas” de potencial. Nuestros factores de naturaleza de buda son los materiales de trabajo básicos que todos tenemos, que pueden transformar nuestro cuerpo, palabra, mente, acciones y buenas cualidades ordinarias en aquellas de un buda. Incluyen:

  • Rasgos evolutivos de naturaleza de buda son factores que pueden ser estimulados para crecer, como nuestros entramados de fuerza positiva (potencial positivo) y darse cuenta profundo. Por lo general, se traducen como nuestras “colecciones de mérito y sabiduría”.
  • Rasgos estables de naturaleza de buda – son factores que siempre permanecen igual en todas las etapas de la evolución, a saber, la vacuidad (vacío) de nuestra continuidad mental; permiten la transformación. De acuerdo con algunas tradiciones, también se incluye la naturaleza convencional de nuestra actividad mental.

Recibir un empoderamiento requiere, no sólo de un maestro tántrico plenamente calificado, sino también que nosotros estemos apropiadamente preparados, seamos receptivos y participemos activamente en los procedimientos. Una preparación adecuada significa, en primer lugar, darle una dirección segura a nuestra vida (“tomar refugio”). Esto implica ir en la dirección segura indicada por los Budas, el Dharma y la Arya Sangha altamente realizada. Aunque a nivel convencional el Dharma se refiere a las enseñanzas budistas, en el nivel más profundo se refiere a lo que logramos al seguir estas enseñanzas. Alcanzamos el estado en el que todos nuestros sufrimientos y sus causas han sido totalmente erradicados para siempre de nuestra continuidad mental y, por el contrario, todas las realizaciones que se producen y resultan de estos estados llenan nuestra mente. Los budas son aquéllos que tienen esas detenciones verdaderas (cesaciones verdaderas) y esos estados mentales que son el camino (entendimientos verdaderos que conducen a y son el resultado de esas detenciones, “caminos verdaderos”) por completo en su continuidad mental. La Arya Sangha son aquéllos que las tienen en parte.

Además de tener esta dirección segura (refugio) en nuestra vida, también necesitamos un nivel básico de “renuncia”. Esto significa una fuerte determinación de liberarnos del renacimiento incontrolablemente recurrente (samsara). Dado que estamos determinados a liberarnos de él, estamos dispuestos a renunciar a los verdaderos sufrimientos y a las causas verdaderas de esos sufrimientos que son la causa de que nuestro cuerpo, palabra, mente, actividades y buenas cualidades estén limitadas en cada renacimiento.

Más aún, para activar los potenciales de naturaleza de buda necesitamos tener un nivel básico de anhelo de la bodichita. Con este anhelo nos enfocamos en nuestro propio estado de iluminación que aún no ha acontecido, pero que puede acontecer sobre la base de nuestra naturaleza de buda. Nuestro anhelo es alcanzar este estado y la razón para hacerlo es estar en las mejores condiciones de ayudar a los demás a obtener la liberación de su renacimiento incontrolablemente recurrente y alcanzar la iluminación. Tal anhelo, entonces, está basado en tener un amor y una compasión intensos e igualitarios por todos y asumir la responsabilidad universal de ayudarlos.

Además, necesitamos un nivel básico de entendimiento de la vacuidad: que nosotros, los demás, el samsara, la liberación, la iluminación, todos están “primordialmente” desprovistos de existir en formas imposibles. Ninguno de ellos existe de forma aislada, independiente de todo lo demás, incluyendo las causas, los efectos y las categorías conceptuales que se utilizan para discutir o pensar acerca de ellos. También necesitamos un entendimiento básico acerca de cómo la práctica del tantra nos traerá como resultado la iluminación, y confianza en sus métodos y en la habilidad de nuestro maestro tántrico para guiarnos a través de ellos.

Durante un empoderamiento en cualquiera de las cuatro clases de tantra, tomamos los votos del bodisatva, y en las dos clases superiores también tomamos los votos tántricos.

  • Los votos del bodisatva – para evitar conductas que nos obstaculicen ser de la mejor ayuda a los demás.
  • Los votos tántricos – para evitar conductas y formas de pensar que nos obstaculicen el éxito en nuestra práctica tántrica.

Para recibir estos votos debemos aceptarlos conscientemente con la plena intención de hacer nuestro mejor esfuerzo para mantenerlos en todo el camino hasta nuestro logro de la iluminación. La base para tener la habilidad de mantenerlos es nuestro entrenamiento en la autodisciplina ética, obtenido a través de mantener cierto nivel de votos de la liberación individual (votos pratimoksha), por ejemplo, votos laicos para refrenarnos de matar, robar, mentir, consumir sustancias tóxicas e involucrarnos en conducta sexual inapropiada, para alcanzar la liberación.

El ritual de empoderamiento contiene muchas partes, cada una de las cuales implica complejas visualizaciones de nuestro maestro tántrico como una figura búdica (yidam), nuestro entorno como el palacio mandala y la tierra de esa figura, y nosotros mismos como diferentes figuras búdicas que representan nuestro propio estado de iluminación futura que anhelamos alcanzar con la bodichita. Incluso si no podemos visualizar eso claramente, necesitamos al menos sentir que nuestro maestro tántrico, nuestro entorno y nosotros mismos tenemos esas formas puras.

En cada etapa del empoderamiento, también necesitamos imaginar que estamos experimentando un estado gozoso de la mente enfocado en la vacuidad. Aunque no podamos hacerlo muy bien, necesitamos al menos pensar que nada de lo que está sucediendo existe independientemente de tener causas, efectos, partes, y de ser a lo que las palabras y los conceptos se refieren. Cuando nos recordamos este factor de su vacuidad, necesitamos sentirnos felices por ello. Esta experiencia consciente de darse cuenta gozoso de la vacuidad es lo que realmente activa nuestros factores evolutivos de naturaleza de buda, los estimula para que crezcan aún más y planta más “semillas” de potencial. Por lo tanto, necesitamos hacer nuestro mejor esfuerzo para generar tal estado mental. De esta forma, realmente recibiremos el empoderamiento, en lugar de sólo presenciarlo.

Después de recibir un empoderamiento en la práctica de una figura búdica en particular, también podemos recibir un ritual conocido como “permiso subsecuente” (jenang). Como solía explicar mi maestro principal Tsenshap Serkong Rinpoche, si un empoderamiento es como recibir una espada, el permiso subsecuente es como afilarla. Durante este ritual, reafirmamos nuestros votos y experimentamos una mayor edificación de nuestro cuerpo, palabra y mente, y de estos tres aspectos integrados. En la tradición gelug podemos distinguir fácilmente entre un empoderamiento y un permiso subsiguiente: el primero se otorga sobre la base de la representación del palacio mandala colocado a un lado del maestro tántrico, mientras que el segundo se hace con un pastel torma en forma de cono, visualizado como la figura búdica.

Al haber recibido un empoderamiento, somos empoderados para imaginarnos a nosotros mismos en la forma de una figura búdica. De acuerdo con Tsongkapa, si sólo recibimos un permiso subsecuente sin haber recibido previamente un empoderamiento pleno, sólo estamos autorizados a imaginar a la figura delante de nosotros durante nuestra práctica de la meditación. Pero si hemos recibido un empoderamiento en la misma clase o en una clase superior a la de la figura búdica, entonces, aunque no hayamos recibido de antemano un empoderamiento para esa figura búdica específica, aun así se nos permite imaginarnos con esa forma.

Sea que recibamos un empoderamiento o un permiso subsecuente, aceptamos con gusto cualquier compromiso de práctica que nos asigne nuestro maestro tántrico. Después de todo, ¡esa era nuestra intención al asistir! Si sólo acudimos como observadores neutros, para recibir las llamadas “bendiciones”, o únicamente para refrescar nuestros votos y no participamos activamente en los procedimientos rituales, entonces no tenemos ningún compromiso de practicar este tantra. Sin embargo, si tenemos una mente abierta, recibiremos la inspiración de ser personas más amables y sabias.

Resumen

Sin importar qué tan oscurecidas parezcan estar, todos tenemos dentro de nosotros las herramientas mismas que necesitamos para alcanzar la iluminación. En el budismo, las iniciaciones tántricas nos ayudan a descubrir esas herramientas y permiten esparcir las semillas de nuestra iluminación futura.

Hay muchos tipos diferentes de iniciaciones y cada una de las escuelas del budismo tibetano promueve ciertas prácticas con deidades, pero el objetivo es el mismo: crear un fuerte vínculo entre los receptores, el maestro calificado y la figura búdica. Participar activamente en una iniciación es el comienzo de un compromiso de por vida para mejorarnos a nosotros mismos y trabajar por el beneficio de todos los seres.

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