El tantra es una práctica avanzada
Para nuestra última sesión juntos, hablemos un poco acerca del tantra. También necesitamos aterrizar el tantra.
Muy frecuentemente, cuando los occidentales se aproximan a enseñanzas tántricas del budismo tibetano, caen en dos extremos. Un extremo es asustarse y no querer involucrarse con el tantra para nada, y el otro es querer sumergirse en la práctica del tantra inmediatamente. Ambos tienen sus inconvenientes.
El tantra es una práctica extremadamente avanzada. No es algo para asustarse pero tampoco algo para involucrarse prematuramente. En nuestras prácticas al nivel sutra del budismo, los niveles iniciales, lo que estamos haciendo es básicamente aprender a desarrollar muchas diferentes cualidades que nos ayudarán, ya sea a mejorar el samsara, a alcanzar la liberación, o a convertirnos en un buda con el objetivo de ayudar a otros tan plenamente como sea posible. Alcanzar estas metas requiere desarrollar concentración, amor y compasión, un correcto y profundo entendimiento de la impermanencia, del vacío, de la renuncia, etc. Todo esto conforma las causas absolutamente necesarias para lograr las metas mencionadas. Aunque podemos describir el tantra de muchas maneras, un aspecto de la práctica tántrica, es el hecho de que es una manera de poner todo esto junto y practicarlo al mismo tiempo.
Obviamente, no podemos llevar a cabo todas estas prácticas simultáneamente si no las hemos desarrollado primero una por una. El simplemente saltar a la práctica del tantra sin haber primero desarrollado estas cualidades, degenerará en una mera práctica de rituales sin ningún sentido o profundidad. Para realmente obtener cualquier beneficio profundo de un ritual, necesita ser visto como una estructura que reúna todas estas cualidades que hemos estado desarrollando.
Por ejemplo, necesitamos darle a nuestra vida la dirección positiva y segura del refugio. ¿Qué hacemos con la práctica de un ritual tántrico? Justamente eso: vamos en esta dirección segura al tratar de desarrollarnos por medio del ritual. No hacemos el ritual como una forma de entretenimiento, o como ir a Disneylandia, por diversión o escape de nuestra vida ordinaria. Más bien, usamos la práctica del ritual como una forma de ayuda en nuestro desarrollo personal para alcanzar las diversas metas budistas. Estas metas son Las Tres Joyas del Refugio: lo que el Buda enseñó, lo que él logró por completo, y lo que la sangha altamente realizada ha logrado en parte.
La necesidad de la renuncia
La renuncia es otra parte extremadamente necesaria de cualquier práctica tántrica y también necesitamos hacer énfasis en torno a lo que se refiere. La renuncia tiene dos aspectos. Uno de ellos es una fuerte determinación de liberarnos de nuestros problemas. Este aspecto nos posibilita usar la práctica tántrica como un método para liberarnos de nuestros problemas al alcanzar la iluminación. Si no tenemos este aspecto de la renuncia, la determinación de ser libres, seremos incapaces de aplicar las prácticas a nosotros mismos, como una parte integral de nuestro sendero espiritual.
El otro aspecto de la renuncia es el estar dispuestos a dejar, no sólo nuestro sufrimiento, sino también las causas de nuestro sufrimiento. Esto es muy importante. Si no estamos dispuestos a dejar las causas de nuestro sufrimiento no hay manera alguna de que nos liberemos de ese sufrimiento, sin importar qué tanto deseemos liberarnos de él. Desafortunadamente, la causa de nuestro sufrimiento no es algo trivial, como ir al cine, comer chocolate o incluso tener sexo. Es algo que impregna toda nuestra vida. En un nivel, son todos los rasgos negativos de nuestra personalidad (todo nuestro enojo, nuestro apego, nuestra arrogancia, nuestra envidia y demás). Si vamos un poco más profundo, incluye nuestra inseguridad, ansiedad y preocupaciones. Y si vamos aún más profundo, es nuestra confusión: son todas las concepciones erróneas que tenemos acerca de nosotros mismos y de todo en la vida.
Aún más profundo que eso, de lo que en realidad necesitamos deshacernos, es de nuestra mente ordinaria que hace aparecer las cosas de una manera que no es acorde a la realidad. El no darnos cuenta de que las llamadas “apariencias impuras” son engañosas y falsas, nos hace creer que son verdaderas. Todos nuestros problemas provienen de ahí.
La mente en sí misma no es el problema. Es la actividad o función creadora de apariencias engañosas de la mente y nuestra creencia errónea de que estas apariencias son verdaderas. De esta manera, la causa de nuestros problemas tampoco son las apariencias que produce la mente, en sí mismas. Es un gran error pensar que el problema recae en sí en las apariencias. Pensar así es una falla que proviene de malentender la palabra tibetana nangwa, que puede significar tanto “ apariencias” como “fabricación de apariencias”.
Cuando hablamos acerca de deshacernos de las “apariencias ordinarias” o de las “apariencias dualistas” no estamos hablando de un sustantivo; no estamos hablando de apariencias “allá afuera”. Estamos hablando de una forma de darse cuenta de algo; estamos hablando de un verbo. Específicamente, estamos hablando de la función de la mente que causa que las cosas aparezcan de una forma no acorde a la realidad. De eso es de lo que estamos tratando de librarnos; de eso intentamos lograr la verdadera cesación. Y desafortunadamente, la vida es difícil (nuestra mente constantemente hace aparecer las cosas en formas extrañas, sin un principio).
Por ejemplo, aún si tenemos cierto entendimiento de la impermanencia o del yo no sólido, cuando nos levantamos por las mañanas y nos miramos al espejo, nuestra mente nos hace aparecer como si fuéramos la misma persona que éramos la noche anterior, idéntica. Parece que somos permanentes. O nos lastimamos el pie y nuestra mente hace aparecer como si hubiera un “yo” separado del pie. “Me lastimé MI pie”. Nuestra mente conceptual, basada en la manera en que hablamos, hace que así aparezcan las cosas.
A lo que necesitamos estar dispuestos a renunciar es a todo este proceso de la mente que hace aparecer las cosas de esta manera (con lo cual, desafortunadamente, estamos increíblemente familiarizados) y a toda la confusión, problemas y preocupaciones que se derivan de ello. Si no estamos dispuestos a renunciar a esto, ¿cómo podríamos lograr con el tantra una transformación en nosotros mismos, en nuestra autoimagen y en todo este tipo de cosas?
Sin estar dispuestos a renunciar a nuestra autoimagen ordinaria (que es la autoimagen de un “ yo” sólido con algún tipo de identidad sólida) para entonces generar nosotros mismos como una suerte de deidad, es el camino a la esquizofrenia más que el camino a la liberación. Aún tendríamos esta extraña idea de nosotros mismos, completamente enojada y apegada. Sobre esa autoimagen que tenemos, añadiríamos la idea inflada de: “Yo soy una deidad”. Después fácilmente caeríamos en la locura de decir, por ejemplo: “Estoy enojado: es mi aspecto airado como deidad”. O vamos y tenemos sexo con cualquiera que nos encontremos porque: “Soy una deidad con consorte, y tener sexo con todos es una práctica tántrica elevada”. Esto es de gran peligro y puede ocurrir si simplemente saltamos al tantra sin tener las bases de esta determinación de ser libre, de la renuncia a nuestra auto imagen ordinaria.
Y para renunciar a esa auto imagen, es absolutamente necesario tener un correcto entendimiento del vacío; porque, ¿cómo podríamos, de otra manera, transformar la forma en que nos concebimos a nosotros mismos? Sin un correcto entendimiento podemos volvernos completamente locos al pensar: “Todo a mi alrededor es perfecto, es sólo un mandala y todo el mundo es un buda”, de una forma muy extraña, ni siquiera pondríamos atención al cruzar la calle y correríamos el riesgo de ser atropellados por un auto.
Más aún, es absolutamente necesario tener amor, compasión y bodichita. Hacemos todas estas prácticas para ser de ayuda a otros y por interés en los demás. La bodichita realmente nos mueve a poner en práctica todo esto como un método para lidiar con el mundo y con los otros. Sin ella, es muy fácil desviarnos a una disneylandia budista, conducidos por nosotros mismos a una extraña tierra de fantasía.
Cuando hacemos las prácticas del tantra, nos imaginamos que tenemos muchos brazos y piernas y que estamos rodeados de luces de cinco colores, etc. Cada uno de estos elementos es la representación de diferentes entendimientos, diversas cualidades, como el amor, la compasión, los cinco tipos de conciencia profunda y demás. Imaginar estas características de una forma gráfica, como muchos brazos y piernas, nos ayuda a generarlas simultáneamente. Es en éste sentido que el tantra es una práctica muy avanzada que requiere una tremenda preparación para estar en condiciones de hacerla apropiadamente.
La necesidad de las prácticas preliminares
Cuando hablamos de otro tipo de preparación, como postraciones o la repetición del mantra de las cien sílabas de Vajrasatva, son adicionales a lo que acabamos de discutir. Nos ayudan a construir el potencial positivo para tener éxito en la práctica tántrica y a purificar el potencial negativo que pudiera impedirnos lograrlo. Pero hacer estas prácticas preliminares por sí mismas, sin acompañarlas con los factores del amor, la compasión, la concentración, el vacío, etc., no será suficiente para tener éxito. Por ejemplo, podríamos hacer cien mil postraciones y tener como motivación alguna razón neurótica. Podría ser para complacer a nuestro maestro, o para unirnos al club de la “gente especial”, o como penitencia por ser una “mala” persona; o cosas por el estilo.
Estas prácticas preliminares necesitan ser hechas, no sólo sobre la base de estos diferentes aspectos del Dharma, como el amor y la compasión, sino además con el objetivo de incrementar el desarrollo de estos aspectos en nosotros mismos. Esto es similar a lo que discutíamos antes en términos de cómo, para tener avances en nuestro entendimiento del vacío o de otros temas, es necesario construir una gran cantidad de potencial positivo y purificar algunos bloqueos mentales. Prácticas como las postraciones nos ayudan a generar la energía positiva para unir todos los aspectos del Dharma mencionados. Si carecemos de los aspectos que necesitamos unir, la energía positiva generada por las prácticas preliminares no va a ser suficiente.
La forma de construir potencial positivo y de purificar obstáculos puede ser una estructurada tradicionalmente, pero no tiene que ser así necesariamente. Puede hacerse al cuidar a nuestros hijos, al trabajar en un hospital (cualquier actividad positiva que llevemos a cabo repetidamente). Este es un ejemplo tradicional: el Buda tenía un discípulo muy difícil que no tenía una gran capacidad intelectual. Como práctica preliminar para esta persona, el Buda lo hizo barrer el templo por varios años, mientras recitaba: “Que la suciedad se vaya; que la suciedad se vaya”. Tal fue la práctica preliminar de esta persona, el Buda no lo puso a hacer postraciones. Así que necesitamos ser un poquito más flexibles y entender que lo importante es el proceso en sí de construir y purificar. La estructura de dicho proceso puede ser diseñada a la medida de cada individuo.
El maestro espiritual y la toma de votos
Por otro lado, no hay necesidad de sentirse asustado por el tantra y pensar “realmente yo no quiero involucrarme en esto”. Pero necesitamos ser cuidadosos acerca de ello y hacerlo apropiadamente. Para ello, la relación con el maestro espiritual es muy importante porque, nuevamente, como mencionábamos antes, cuando vemos al maestro como una de estas deidades, como una de estas formas búdicas, también funciona en sentido contrario, eso nos permite ver a las figuras búdicas como seres humanos. En otras palabras, aprendemos a traducir todas estas prácticas tántricas a la vida humana, eso es muy importante; de otra manera, podríamos adquirir ideas extrañas sobre lo que significa visualizarnos en estas formas todo el día.
Otra cosa que es muy importante en el tantra es el tomar una serie de votos (votos laicos, votos del bodisatva y, en las dos clases más avanzadas del tantra, votos tántricos). Pero necesitamos tener cuidado y evitar tomar los votos desde un punto de vista en el que nos concebimos a nosotros mismos como un “yo” sólido que dice: “debería hacer esto, o no debería hacer esto”. El entendimiento del vacío es muy importante para ser capaces de tomar los votos de una manera no neurótica, de tal forma que no involucremos sentimientos de culpa sobre lo que hemos hecho en el pasado, o lo que podamos hacer en el futuro, o sentimientos de pérdida de control por tomar los votos, al pensar cosas como: “ahora le he dado el control a alguien más y me he vuelto el esclavo de mi maestro”. Si pensamos de esa manera, en términos de control, tendremos tanto miedo de tomar los votos, que nunca nos involucraremos con el tantra.
Para superar todo lo anterior y ser capaces de tomar y mantener los votos de una manera no neurótica, una vez más, necesitamos el entendimiento del vacío. Una y otra vez, para practicar el tantra NECESITAMOS renuncia, bodichita y entendimiento del vacío. Si estamos preparados de manera correcta, el tantra es extremadamente importante porque nos permite unir todo. Es apropiado ser muy cautos y cuidadosos de no saltar al tantra antes de estar preparados, pero también necesitamos evitar pensamientos como: “nunca estaré preparado y por ello no quiero involucrarme nunca en esto”. Necesitamos una especie de camino medio para aproximarnos al tantra.
¿Cuándo es suficiente nuestro entendimiento?
¿En qué momento sabemos que tenemos suficiente entendimiento del vacío y suficientes bodichita y renuncia como para realmente involucrarnos en el tantra? No es un asunto tan fácil. Primero que nada, nos conocemos a nosotros mismos mejor de lo que nadie podrá conocernos. Al decir: “Oh, el gurú sabe”, realmente estamos percibiendo toda la situación de manera muy romántica. Esta actitud se vuelve un método para sacarle la vuelta al hecho de tomar responsabilidad de nuestra vida, lo cual es muy inmaduro. Por supuesto que si tenemos una relación muy estrecha con un maestro espiritual, discutirlo con él puede ser muy útil. En este punto es necesario que evitemos pensar de forma muy arrogante: “No tengo que consultarlo con mi maestro”. Pero no todos tenemos una relación personal estrecha con un maestro, así que no es tan sencillo. Me parece que tenemos que observar dentro de nosotros, ser honestos con nosotros mismos y no jugar con autoengaños del tipo: “Soy muy avanzado”, y otros por el estilo.
Me parece que el aspecto principal que debemos observar en nosotros mismos (y pienso que sólo nosotros mismos podemos juzgarlo) es qué tan fuerte es nuestra compasión, lo que determinará qué tan fuerte es nuestra bodichita. En otras palabras, ¿realmente qué tanto me preocupan las otras personas y ser capaz de ayudarles? Si esto es suficientemente intenso, puede conducirnos a tener fuertes renuncia y bodichita: “Es preciso que suelte todas las causas que me impiden ayudar a otros y que desarrolle todas las buenas cualidades para ser capaz de ayudar a los demás tanto como sea posible”.
La única manera posible en que podemos liberarnos de las causas de nuestras limitaciones y desarrollar todas nuestras cualidades positivas es a través de lograr un correcto y completo entendimiento del vacío y de no aferrarnos a un concepto sólido del “yo”: “Soy terrible, no puedo hacer nada” o “soy maravilloso, soy el regalo de dios al mundo, no necesito aprender nada”. Es preferible tener entendimiento de la causa y el efecto.
Cuando entendemos el vacío, respetamos de manera natural la causa y el efecto (cómo desarrollar las cualidades para ayudar a otros). Con esta determinación verdaderamente fuerte de ayudar a otros: “Tengo que soltar las causas de mi sufrimiento. Quiero hacerlo. No es que “deba” soltarlas, sino que realmente quiero y necesito hacerlo”, estamos motivados o impulsados, de una forma altruista, a hacerlo. Y nos damos cuenta que para ser capaces de realmente ayudar a otros, debemos seguir la causa y el efecto. Necesitamos desarrollar todas las cualidades para ser de mejor ayuda a otros, y eso sólo puede lograrse a través de un proceso de causa y efecto, que únicamente puede operar sobre la base del vacío.
Sobre la base de esa motivación y ese entendimiento, entonces necesitamos examinar qué es eso de la práctica tántrica y de qué se trata. Necesitamos tener confianza en que el tantra ofrece los métodos más poderosos para deshacernos de aquello que nos impide ayudar a otros y para desarrollar las cualidades con las que podremos ayudar a los demás tanto como sea posible. En otras palabras, necesitamos confiar en que practicar el tantra es la forma más eficiente de lograr las metas de la iluminación y de ser de mayor beneficio a otros seres.
Cuando tenemos la motivación adecuada y cierto entendimiento del vacío, así como una correcta apreciación y entendimiento del proceso de la práctica del tantra, para poder tener cierta confianza en ella y alguna idea de lo que estamos haciendo, entonces, estamos preparados para involucrarnos en la práctica tántrica. Entonces estaremos realmente atraídos a ella de una forma muy positiva y constructiva, y la utilizaremos de una manera constructiva y positiva.
Puntos a recordar antes de involucrarse con el tantra
En resumen, me parece que nosotros mismos somos nuestros mejores jueces en el sentido de cuán sincero es nuestro deseo de ayudar a otros, o si tan sólo son palabras vacías. Si practicamos tantra antes de estar preparados, hay una gran cantidad de peligros. Realmente podemos trastornarnos psicológicamente si sólo practicamos rituales vacíos por algún tipo de razón neurótica. Por un lado este tipo de práctica incorrecta puede fácilmente servir como base para una tremenda inflación de nosotros mismos con extrañas fantasías, arrogancia, y demás; por otro lado, nos podemos sentir desilusionados porque la práctica ritual no estará logrando realmente nada. Cuando simplemente mantenemos el compromiso de practicar cierto ritual todos los días y nos sentimos desilusionados porque no sabemos cómo aplicarlo en nuestra vida, nuestra práctica diaria se vuelve una experiencia terrible que sentimos como una obligación, un deber: “Tengo que hacer esto”. Pronto lo resentimos y se vuelve muy desagradable. Si estamos preparados correctamente y tenemos la actitud adecuada hacia el tantra, entonces la práctica del tantra es extremadamente benéfica. Pero esto requiere realmente unir todo el contenido del Dharma.
También es importante tener en mente que cuando estamos involucrados en la práctica tántrica, nuestra práctica evolucionará. Necesitamos evitar poner una línea sólida alrededor de ella y pensar que nuestra práctica tiene que ser la misma cosa estúpida día tras día, “He recitado mucho este ritual y podría recitarlo de atrás para adelante” La práctica evoluciona con el tiempo. Es un proceso más que una aburrida tarea de recitar la misma cosa por el resto de la eternidad. Aunque la ética, la renuncia, la bodichita, la concentración y el entendimiento del vacío son aspectos que deseamos tener para siempre, el nivel de realización que tenemos de cada uno de ellos evolucionará conforme usemos la práctica del ritual para unirlos.
Pero siempre hay que tener en mente que, así como los altibajos son una característica del samsara, también nuestra práctica tántrica tendrá altibajos. Nunca evoluciona de manera lineal, mejorando día con día. Necesitamos paciencia y perseverancia.
¿Qué preguntas tienen?
Iniciaciones
En occidente es muy común que tomamos iniciaciones y luego tenemos que hacer los rituales sin tener estos entendimientos; y no se nos explica el hecho de que los necesitamos antes de la iniciación.
Sí, tristemente eso pasa muy seguido. Uno de los problemas es que se ofrecen estas iniciaciones y nosotros como occidentales las tomamos en términos de: “ahora debería hacer esto, ahora no debería hacer aquello”. Los tibetanos no se aproximan a ello de esa manera. Cuando se ofrecen estas iniciaciones, la actitud más común entre los tibetanos es: “Asisto con el fin de plantar semillas o instintos en mi continuo mental para vidas futuras”, la mayoría de ellos no tienen la intención de practicar el tantra en esta vida.
Recuerden que estoy hablando de tibetanos laicos comunes. Ellos llevan a sus bebés e incluso a sus perros a las iniciaciones. Sienten que al asistir a la iniciación, cualquiera tendrá semillas sembradas en su flujo mental para futuras vidas, incluso los bebés y los perros. Así es como ellos lo ven. Pero nosotros como occidentales no lo pensamos de esta manera. Vamos a las iniciaciones y aún si no tenemos ni idea de lo que está pasando en la ceremonia y durante la iniciación somos totalmente inconscientes del proceso que implica, después decimos: “¡Oh, dios mío! He adquirido este compromiso y ahora DEBO hacer esto y si no lo hago me voy a ir al infierno Vajra!”.
Esto es un enorme malentendido del vacío y del surgimiento dependiente. Las cosas no ocurren de un sólo lado. Recibir una iniciación depende tanto de lo que hace quien da la iniciación, como de lo que hace quien la recibe. Por ejemplo, para realmente recibir una iniciación, necesitamos tomar los votos muy conscientemente, dándonos cuenta plenamente de lo que estamos haciendo. Si no lo hacemos así, entonces no somos muy diferentes del perro que está ahí.
La pregunta interesante es si realmente pueden sembrarse instintos en el perro por sólo estar ahí. De la literatura clásica extraemos que pareciera que sí, porque el perro experimenta el hecho de estar ahí. Así que sí hay una suerte de impresión en su flujo mental aunque quizá sea muy débil. Nosotros también podemos estar presentes y tener una cierta impresión por estar ahí. En occidente, al hecho de tomar una iniciación lo llamamos “bendición”. Pero hacerlo no significa que realmente hayamos recibido la iniciación, y que ahora tengamos todos esos compromisos y votos. A menos que hubiésemos aceptado muy conscientemente tales compromisos y votos, en realidad no los tenemos.
No hay nada de malo en recibir una iniciación de la forma en la que un tibetano común lo haría (como una especie de evento inspirador para generar una impresión que en algún momento del futuro será algo que podamos usar para beneficiarnos a nosotros mismos y a otros). Necesitamos evitar ser pretenciosos y pensar: “Ahora soy una persona muy avanzada. Ahora soy un verdadero practicante tántrico”, cuando nuestra asistencia a la iniciación fue meramente superficial sin realmente comprometernos conscientemente a nada. Necesitamos ser capaces de aceptar que: “asistí al nivel de un perro, y está bien”.
De cualquier forma, asistir a una iniciación al nivel de un perro puede ser muy inspirador y benéfico, no hay problema. Es nuestra vanidad la que no nos permite aceptar que es sólo ese nivel de beneficio el que obtendremos de ello. Obviamente, podemos confundirnos y pensar: “Si voy por ahí coleccionando la mayor cantidad de iniciaciones, seré una persona muy elevada”. Eso también es un poco tonto, ¿no lo creen? Aún si coleccionamos iniciaciones compulsivamente porque pensamos que son inspiradoras y benéficas, es importante que no nos consideremos grandes practicantes tántricos. La humildad es siempre esencial en todos los aspectos de la práctica del Dharma.Terminemos con ese pensamiento. Que todo el potencial positivo y el entendimiento que surja de nuestra discusión conjunta de estos temas pueda actuar como causa para alcanzar la iluminación en beneficio de todos los seres.
Resumen
Todo lo que el Buda enseñó fue para ayudar a las personas a superar las dificultades de su vida. Con eso en mente, cuando nos encontremos con aspectos de las enseñanzas que, por el momento, parecen inaccesibles o irrelevantes con relación a lo que concebimos como nuestro camino espiritual, necesitamos ser cuidadosos de no desecharlas. Quizás la aproximación clásica a esos puntos es demasiado avanzada para nuestro nivel actual, o quizás nuestras ideas acerca de ellas están equivocadas.
Cuando identificamos los problemas y la confusión que tenemos con tales enseñanzas, podemos aplicar métodos aterrizados para abordarlas. Cuando utilizamos métodos no realistas para tratar de alcanzar metas que realmente no entendemos, nos perdemos en la confusión y al final quizás nos demos por vencidos. Pero con métodos prácticos y realistas diseñados para nuestro nivel actual, podemos alcanzar resultados realistas. Para ello, necesitamos reventar los globos de nuestras fantasías acerca de las enseñanzas budistas y aterrizarlas.