Preliminares
La forma en la que me gusta comenzar las clases es con un conjunto de preliminares. Estos son varios métodos que utilizamos para calmarnos y ponernos en un estado mental adecuado para meditar o recibir enseñanzas. Para poder entrar a algo de lleno, necesitamos hacerlo lentamente y de manera apropiada. Este es el propósito de los preliminares.
Existen muchos métodos para llevarnos a un estado mental conducente para la meditación o para escuchar enseñanzas. El que yo suelo usar es sólo una dentro de muchas posibilidades. Este método empieza contando nuestros ciclos respiratorios. Cuando estamos muy distraídos mental o emocionalmente, a causa de nuestro trabajo, del llegar aquí o de cualquier otra cosa, es muy importante primero aquietarnos y llegar a un estado mental neutro. Esto nos ayuda básicamente a relajarnos. La manera en que lo hacemos es respirando por las narices naturalmente, es decir ni demasiado rápido ni demasiado lento, ni demasiado profundo ni demasiado superficial. El ciclo comienza con una exhalación y una breve pausa. Por el hecho de hacer una breve pausa después de la exhalación, nuestra inhalación va a ser naturalmente más profunda. Esta es una manera mucho más relajada de respirar de manera profunda que inhalar profundamente de manera consciente. Cuando inhalamos, contamos uno en nuestra mente. Luego, sin contener la respiración, exhalamos. Repetimos esto ciclo once veces, y luego repetimos la cuenta de onces dos o tres veces, según nuestra velocidad. En realidad, los números no tienen importancia, podemos contar hasta cualquier número. No hay que volvernos supersticiosos acerca de esto. Le idea es ocupar la energía verbal de nuestra mente, en lugar de que se ocupe con otro tipo de parloteo mientras respiramos. Por favor, hagamos esto ahora.
Una vez que hemos logrado calmarnos, tratamos dirigir nuestras energías, nuestra mente y nuestros sentimientos en una dirección positiva. Lo hacemos reafirmando nuestra motivación. ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué queremos ganar u obtener con nuestra presencia aquí, o con la meditación? Estamos aquí, en esta ocasión, para aprender más métodos que podamos aplicar a nosotros mismos para ayudarnos en nuestra vida. No venimos a entretenernos, ni a divertirnos, ni tampoco a aprender algo a nivel intelectual. Estamos aquí para aprender algo de índole práctico. Al igual que cuando meditamos, no lo hacemos para relajarnos, como un entretenimiento o un deporte, sino para ayudarnos a cultivar hábitos más constructivos por utilizar en nuestra vida. No lo hacemos para quedar bien con nuestros maestros, sino porque nos hemos convencido de que es algo benéfico. Queremos escuchar algo práctico porque queremos aprender a lidiar con las dificultades de nuestra vida de manera más hábil. No sólo queremos mejorar nuestras vidas un poco, sino en realidad recorrer el camino completo para liberarnos de todas nuestras dificultades. De hecho, queremos aprender métodos que nos ayuden a devenir Budas, para ser de total beneficio a los demás.
Al reafirmar nuestra motivación no sólo pensamos en lo que estamos haciendo aquí, sino también en una visión de largo alcance. Aunque podamos tener la meta de alcanzar la liberación o la iluminación, esto no es algo que pueda suceder de la noche a la mañana y usualmente los milagros no acontecen. El Dharma no es magia. No vamos a aprender métodos mágicos que van a liberarnos instantáneamente de todo nuestro sufrimiento. No vamos a aprender un método que nos dé resultados lineales de progreso positivo diario. Necesitamos ser realistas. Como lo sabemos por nuestra propia experiencia de vida, los estados de ánimo y los eventos en nuestra vida tienen altas y bajas, y seguirán teniendo altas y bajas. Podemos esperar que a largo plazo las cosas mejoren, pero día a día seguiremos teniendo momentos difíciles. No va a suceder el milagro de que de un día para otro no volvamos a enojarnos. Si nos acercamos a la práctica del Dharma desde este punto de vista más realista, con los pies en la tierra, esto nos ayudará mucho a no desencantarnos. Incluso cuando las cosas se ponen realmente difíciles en nuestra vida, e incluso si todavía nos enfadamos, esto no va a sacarnos de nuestro sendero de desarrollo espiritual. Esta es nuestra motivación. Esto es nuestro objetivo. Esto es nuestro entendimiento de lo que podemos obtener realmente de venir a recibir enseñanzas, de la meditación, y de la práctica.
Es importante que recordemos esto, revisándolo y pensándolo. Supongamos que estamos realmente enojados antes de una sesión de meditación. En lugar de tomar refugio en la comida, en los amigos, en el sexo, en la televisión, o en la cerveza, tomamos refugio en el Dharma y meditamos para que nos ayude a superar el enojo. Aún en tal situación, debemos tener mucho cuidado de no esperar que fuera como inyectarnos heroína, como si por sentarnos a meditar nos sentiríamos de inmediato animados y felices, y todos nuestros problemas hubieran desaparecido. Si nos sucede eso, desconfíen. Es cierto que, si practicamos la meditación de forma correcta, después de la práctica podremos sentirnos un poco mejor. Pero quizás no nos hará sentir totalmente bien. A menos que seamos practicantes muy avanzados, lo más probable es que el estado de ánimo desagradable vuelva a presentarse. Como suelo decir: ¿Qué esperaban del samsara?
Por eso, al reafirmar nuestra motivación, decimos, “Bueno, voy a hacer esto porque me ayudará. Voy a tratar aplicar las enseñanzas correctamente para liberarme de las dificultades que estoy experimentando y para llegar a ser de beneficio a los demás”. Que nos sintamos bien dentro de media hora no es importante. Esto no es el punto. Nos estamos dirigiendo en una cierta dirección en nuestra vida y esto es lo que hacemos para progresar en esta dirección. La dirección es nuestro refugio. Cada vez que escuchamos enseñanzas o nos sentamos a meditar, estamos dando un paso en esa dirección. Seguimos andando, a pesar de las altas y bajas. Esta es una actitud realista. Tomemos ahora un momento para reafirmar esta motivación.
Después tomamos la decisión consciente de meditar con concentración. Esto significa que si nuestra atención empieza a vagar la traeremos de vuelta, y que si sentimos somnolencia trataremos despertarnos. Para ayudar a nuestra mente a estar más clara nos sentamos erigidos y también podemos utilizar la visualización de una cámara que se enfoca.
Hay también un ajuste fino que podemos hacer. Primero, si nos sentimos pesados o con poca energía, tratamos levantarla. Para conseguir esto, nos enfocamos en el punto entre las cejas, con los ojos mirando hacia arriba, pero manteniendo la cabeza en plano.
Para aterrizar nuestras energías si están descontroladas o si estamos inquietos, nos enfocamos en la región umbilical bajando los ojos, pero sosteniendo la cabeza nivelada. Inhalamos normalmente, pero sostenemos la respiración hasta que tengamos que exhalar.
Introducción
Hay cuatro pensamientos básicos que orientan nuestra mente hacia el Dharma:
- Pensar en valorar nuestra preciada vida humana;
- Pensar en la muerte y la impermanencia, o sea, que las valiosas oportunidades de esta preciada vida humana no durarán para siempre;
- Pensar en las leyes del karma y de causa y efecto, en otras palabras, cómo nuestro comportamiento afecta lo que experimentamos;
- Pensar en los inconvenientes del samsara, del incontrolable ciclo de renacimientos.
Si apreciamos y valoramos las oportunidades que tenemos ahora con esta preciada vida humana, y si reconocemos y tomamos conciencia de que esta vida no va a durar, sino que vamos a morir en algún momento; si reconocemos que nuestro comportamiento va a moldear nuestras experiencias futuras tanto en esta vida como en vidas futuras después de nuestra muerte; si tomamos conciencia de que, a pesar de lo que experimentamos en el futuro, siempre tendremos muchas dificultades y problemas porque nuestras experiencias surgirán de actuar bajo confusión; si logramos entender todo esto, vamos a voltear nuestras mentes hacia el Dharma.
La dirección segura del refugio
¿Qué significa voltear nuestras mentes hacia el Dharma? Lo que básicamente significa es tomar refugio. Es claro que tomar refugio no es algo que se hace media hora después de entrar en un centro de Dharma. No es algo que hacemos para unirnos a un club social ni tampoco a un centro de Dharma. Tomar refugio es algo bastante avanzado y requiere un estado mental adecuado. Encuentro inadecuada la expresión de “tomar refugio”, pues nos lleva a una idea equivocada. En nuestras lenguas, la palabra “refugio” implica algo pasivo, como si nos dirigiéramos a una entidad superior o a un individuo más poderoso y les pidiéramos de salvarnos y protegernos, y de esta manera estamos salvados o protegidos. Así no tenemos que hacer muchos esfuerzos. Esto no es lo que nos dice el budismo. En realidad, a lo que estamos refiriéndonos aquí es darle a nuestra vida, de manera activa, una dirección segura y positiva. Por esto, yo prefiero decir “tomar una dirección segura”. Antes de que podamos dar a nuestra vida esta dirección con sincera convicción, necesitamos primero cultivar los cuatro pensamientos básicos. Esto implica que necesitamos tener al menos cierta idea de cuál es esta dirección a la que nos estamos refiriendo.
¿Cuál es esta dirección? Es el Buda, Dharma y Sangha, las tres Joyas. ¿Qué quiere decir esto? A menudo nos aproximamos a esta idea de una manera demasiado elemental. Vemos el Dharma como las enseñanzas, el Buda como el individuo que transmitió estas enseñanzas tanto verbalmente como con sus propias realizaciones, y la Sangha es algo como la congregación de una iglesia budista o como todos los que asisten a un centro de Dharma. Eso no es lo que Sangha significa. En realidad, se refiere a los practicantes de nivel muy avanzado, que ya tienen una percepción directa de la realidad y que están ya muy cerca de la liberación o de la iluminación. También si decimos, “Voy en la dirección de las enseñanzas del Dharma, según la manera en que el Buda las transmitió, y según la forma en la cual los grandes practicantes las están realizando”, ese tipo de comprensión elemental de la Triple Joya no es algo suficientemente bien fundamentado para darle dirección a nuestra vida.
¿Cuál es la base para convencernos que esta es una dirección positiva? Necesitamos un entendimiento más sofisticado acerca de lo que significan Buda, Dharma y Sangha. Más profundo y sofisticado sea nuestro entendimiento, más firme y mejor fundamentado estará nuestro refugio. Por esto mismo, debemos tener mucho cuidado de no trivializar el asunto del refugio. “Es algo que hice de principiante, cuando empecé a asistir al centro de Dharma y ahora tengo un cordoncito rojo al cuello.” En realidad, es un asunto en que tenemos que trabajar y que tenemos que profundizar a medida que avanzamos en el camino. Entre más firmeza tenga nuestra toma de refugio más estables estaremos en el camino espiritual.
La dirección que seguir la indica la Joya del Dharma. Para entender esta correctamente, necesitamos verla en el contexto de las cuatro verdades nobles. Estos son los cuatro hechos que cualquier individuo de altas realizaciones, quien pueda percibir la realidad de manera directa, podría comprobar. Se les llaman verdades “nobles” porque esto es como algunos traducen la palabra sánscrita arya. Al tener una percepción directa de la realidad, lo que vemos son estos cuatro hechos. El primer hecho son las dificultades de la vida – ¿qué son éstas de verdad? Segundo, vemos cuáles son las causas de dichas dificultades. Y después vemos la cesación de las dificultades y de sus causas. Luego nos damos cuenta de que hay cierto recorrido mental, es decir una manera de entender, que nos puede llevar a esta comprensión de la realidad al eliminar la primera causa de los problemas: la confusión. Cuando nos deshacemos de la causa de nuestros problemas, o sea la confusión, nos deshacemos de nuestros problemas.
La verdadera dirección queda indicada por la tercera y la cuarta verdades nobles. Esas son el verdadero refugio del Dharma. Sin dejar esto como palabrería, nuestro objetivo es un estado mental en donde todos nuestros problemas y sus causas se han quedado totalmente eliminados de manera que nunca regresen de nuevo, y [nuestro objetivo es] también el estado mental que causa esta eliminación y que resulta de esta. Una vez que se hayan eliminado estas dificultades y faltas de entendimiento, tenemos un estado mental que nos permite utilizar todas nuestras capacidades.
¿Cuál es la dirección del Dharma? Es el estado de liberación y de iluminación. La liberación es un estado en el que todo nuestro sufrimiento y sus causas han sido eliminados. La iluminación es un estado en el que somos capaces de ayudar a los demás tanto como nos sea posible, y además en que hemos eliminado todos los obstáculos que nos pudieran impedir hacer esto. Los Budas son aquellos que han logrado ambas realizaciones de manera completa y que además nos han enseñado cómo lograrlas nosotros mismos. Nos han ensañado de dos maneras, con el ejemplo de sus realizaciones y dándonos instrucciones paso a paso. La Sangha son aquellos individuos que han conseguido por los menos la liberación de algunos problemas y de sus causas, y que siguen avanzando en aquella dirección; nos estamos refiriendo a practicantes increíblemente avanzados.
El portal hacia el Dharma
Para orientar nuestra mente y nuestras energías a la liberación y a la iluminación, es preciso entender dos cosas. Tenemos que saber lo que significan los términos liberación e iluminación. No se trata solo de palabras hermosas. Segundo, necesitamos la convicción de que realmente podemos alcanzar dichos estados. Si no estamos convencidos de que es posible alcanzar la liberación y la iluminación ¿para qué nos pondríamos a trabajar para alcanzarlas? ¿Cómo podemos lograr esta convicción? ¿Cuáles son los pasos que nos pueden guiar en esta dirección?
Un gran maestro Sakya (una de las cuatro escuelas del budismo tibetano) de la antigüedad, Sonam Zemo, escribió un texto muy útil que se llama El portal hacia el Dharma, en el cual examina esta cuestión. Él dijo que necesitamos tres cosas. En primer lugar, tenemos que reconocer y aceptar el sufrimiento y las dificultades en nuestra vida. En otras palabras, necesitamos ver a nosotros mismos con honestidad y evaluar lo que se está pasando en nuestra vida. En segundo lugar, necesitamos tener un deseo sincero de salir de este estado de sufrimiento, y no solo de sacar el mayor provecho de él, sino sinceramente querer salir de él. La tercera condición es tener cierto grado de conocimiento del Dharma que nos dé la convicción de que el Dharma nos va a mostrar el camino para salir del sufrimiento. Esta convicción no depende sólo de las palabras agradables de una persona carismática. Necesitamos algún conocimiento y entendimiento del Dharma y de cómo nos pueda liberar del sufrimiento.
¿Cuál es este camino de salida? Es alcanzar la liberación o la iluminación. El Dharma nos muestra cómo lograr esto con la primera verdad noble, la verdad del sufrimiento. Aquí es donde tenemos que empezar según Sonam Zemo; reconocer los problemas. Y estos problemas tienen una causa. Tienen un origen. Para llegar a eliminar esta causa – esta es la tercera verdad noble – necesitamos un camino de entendimiento. Esta es la cuarta verdad noble, que nos deshace de la confusión.
No es nada fácil lograr la convicción de que es posible eliminar las causas de nuestras dificultades. Requiere perseverancia y trabajo continuo. Tenemos que tratar comprender a lo que esto se refiere. Podemos empezar a trabajar con la lógica.
Ahora experimentamos nuestra vida con confusión. Por ejemplo, pensamos ser la persona más importante del mundo, el centro del universo. En consecuencia, pensamos que siempre nos vamos a salir con la nuestra y nos volvemos ávidos y prepotentes. Somos la persona más importante del mundo, entonces todos deben prestarme atención y amarme”. Si no nos prestan atención y si no nos aman todos, nos enojamos.
Aunque seamos dignos de amor, esto no significa que todo mundo va a reconocerlo. Nuestra confusión nos hace creer que todo mundo deba reconocer nuestro valor. O nos vamos al otro extremo y, si vemos que no todo mundo nos pone atención y nos quiere, pensamos que algo debe estar mal con nosotros, que somos malos, y caemos en muy baja autoestima. En cualquiera de los dos casos, sufrimos. Tenemos angustia mental y todo esto resulta de la confusión de creernos el centro del universo y que todo debiera salir de la forma en que nosotros queremos.
El Buda dijo que podemos salir de todo el sufrimiento que experimentamos si nos deshacemos de la confusión que es la causa del sufrimiento. ¿Qué es lo que nos va a sacar de la confusión? El entendimiento. Si logramos entender cómo nosotros mismos existimos y cómo existen todos los otros en el mundo, ya no estaremos confundidos acerca de esto. Es imposible tener en un mismo instante mental confusión y entendimiento. El entendimiento es la directa fuerza opositora a la confusión. Como ambos no pueden existir en el mismo momento, ¿Cuál va a ganar? Si examinamos a la confusión, cuanto más nos acerquemos, veremos que no puede resistir al análisis. ¿Realmente soy el centro del universo? Pues no, porque todos los otros piensan ser ellos mismos el centro del universo. De otro lado, si examinamos el entendimiento, este sigue firme bajo análisis. Nadie es el centro del universo. Eso significa que nadie es más importante que los demás. Nadie es el centro de atención de todo mundo, querido por todo mundo. Entre más y más examinamos esto con lógica, más claramente nos damos cuenta de que tiene sentido. No solo es verdadero en base a la lógica, sino en base a nuestra experiencia, y en ver cómo funciona la vida.
Como el entendimiento puede ser verificado, y la confusión se deshace cuando la examinamos, precisamente por este motivo el entendimiento puede reemplazar a la confusión, no solamente de manera momentánea, sino de manera completa y duradera. Cuando entendemos que no hay un centro del universo, comprendemos que no todo mundo va a prestarnos atención y va a querernos. No todo mundo le prestó atención al Buda o lo amó, y ¿por qué debería suceder con nosotros? Así que el resultado de este análisis es que no nos desmoronamos. No importa si no nos hacen caso. ¿Qué esperábamos del samsara? Por el hecho de no molestarnos, logramos tratar a cada persona de manera cálida, afectuosa, comprensiva, sin preocuparnos de que nos escuchen o nos quieren. De esta manera, trabajamos en un nivel inicial para convencernos de que la liberación y la iluminación son efectivamente posibles. El trabajar en esa dirección no es una locura.
Los cuatro pensamientos en sentido contrario
Los cuatro pensamientos básicos que orientan nuestra mente hacia el Dharma nos enseñan a un nivel un poco más profundo de que la liberación y la iluminación son posibles. Acabamos de discutir sobre cómo es posible lograr la convicción de que la liberación y la iluminación son posibles en términos de los tres pensamientos básicos para entrar al Dharma: el sufrimiento, el deseo de salir de este sufrimiento y la convicción de que es posible lograrlo. Los cuatro pensamientos básicos que orientan nuestra mente hacia el Dharma en realidad dirigen nuestra mente a estos tres pensamientos, en particular al primero de estos tres pasos, el reconocer y aceptar las dificultades y problemas de la vida. El último de los cuatros pensamientos es la natura insatisfactoria del samsara, o sea el verdadero reconocimiento de las dificultades que experimentamos en la vida. Necesitamos verlos en reversa para valorar el orden y la necesidad de cada uno de los pasos.
¿Cuáles son los problemas que enfrentamos en el samsara? El Buda nos dio a lo largo de sus enseñanzas una gran variedad de listas diferentes, pero la más concisa es una lista de tres tipos de sufrimiento. Podemos llamarles tres tipos de problemas. El primero es el sufrimiento burdo: dolor e infelicidad. Incluye al dolor físico y al dolor mental. Todos podemos reconocer este dolor sin dificultad. A nadie le gusta sentirse infeliz, así que la mayoría de la gente desea deshacerse de esto.
El segundo problema es el problema del cambio. Esto se refiere a nuestras experiencias usuales y ordinarias de felicidad, que están manchadas de confusión. Son experiencias que cambian, no son duraderas. Por ejemplo, comemos y sentimos la felicidad de que nuestro estómago se siente satisfecho, pero esto no dura, un rato después volvemos a tener hambre. ¿Cuál es el problema aquí? En realidad, no es el hecho de que la felicidad no dura. Esto es sólo la naturaleza de este tipo de felicidad. Ni tampoco el entendimiento más profundo y avanzado del vacío cambiaría el hecho de que este tipo de felicidad no es duradera. Nada va a cambiar esto. Podría molestarnos menos el hecho de que cambie, pero este no es el punto que queremos enfatizar aquí. El verdadero problema con este tipo de felicidad es el factor de incertidumbre. Cuándo esta felicidad termine, ¿qué sucederá? La estamos pasando muy bien con nuestros amigos, pero este momento va a terminar y no sabemos si nos vamos a estar felices, si nos sentiremos cansados, infelices, o qué más. Este es el problema verdadero aquí. Solo buscar esta felicidad temporánea no nos ayudará, aunque podamos sentirnos bien durante un rato. No solamente no resuelve todos nuestros problemas, sino que nos deja en un estado de verdadera incertidumbre por no saber lo que sigue.
El tercer tipo de verdadero problema es el sufrimiento que todo lo impregna. Este es el mero hecho de que el tipo de cuerpo, mente y emociones que tenemos van a perpetuar todos los otros tipos de sufrimiento. Estos se perpetúan a si mismos. Tenemos este tipo de cuerpo. Necesitamos cuidar de él y alimentarlo todo el tiempo. Y cuando comemos, la felicidad no dura, y tenemos que comer una y otra vez. ¡Qué aburrición! Nos involucramos en una relación neurótica con alguien, no aprendemos y salimos heridos, y volvemos a entrar en otra relación igual y lo repetimos todo. La confusión continua interminable. Esta persona no resultó el “príncipe azul” o “la princesa caramelo”, y entonces buscamos otra y otra. Los sentimientos de inseguridad dentro de nosotros siguen apareciendo repetidamente. Este es el problema verdadero: que todas estas situaciones continúan recurriendo. Comprender los tres tipos de sufrimiento es el cuarto pensamiento, los inconvenientes del sufrimiento. Es también la primera verdad noble, la verdad de los problemas.
Ahora bien, ¿cuál es la base para este entendimiento de las desventajas del samsara? Es el tercer pensamiento básico, el entendimiento del karma y de causa y efecto. Estas son las causas del sufrimiento del samsara. Esta es la segunda verdad noble. ¿De dónde viene el primer tipo de sufrimiento, el dolor del dolor o el sufrimiento burdo? Básicamente, de llevar a cabo acciones destructivas. Actuamos de manera destructiva a causa de la confusión. No entendemos los resultados de nuestras acciones, o creemos que nuestras acciones no produzcan algún resultado.
El segundo problema es el del cambio y de la incertidumbre. Para comprender la razón por la cual experimentamos este tipo de problema tenemos que comprender el karma. Si entendemos el karma, llegaremos a la conclusión de que lo que experimentamos es sumamente complejo. Venimos llevando a cabo acciones tanto destructivas como constructivas, mezcladas con confusión, sin comienzo. Podemos creer que somos el centro del universo, y ser amables con todo mundo o groseros con todos. A lo largo del tiempo hemos generado millones y millones de potenciales kármicos, tanto constructivos como destructivos. Entonces, experimentamos felicidad por un rato. Es el resultado de un potencial positivo. Y cuando termina, ¿qué sigue? Hay incontables posibilidades kármicas esperando madurar. ¿Qué va a madurar ahora? No es sencillo. Depende de muchísimas cosas: nuestra actitud, las circunstancias, lo que hacen otras personas, nuestro estado de salud, etcétera. No nos extrañe entonces el que no exista certeza alguna, y que nuestra experiencia en el samsara tenga altas y bajas. Los doce eslabones del surgimiento dependiente describen cómo el karma y la confusión perpetúan el samsara. Cuando entendamos el karma profundamente, nos damos también cuenta de cómo este mecanismo del samsara suba y baje, perpetuando a sí mismo. Este es el problema penetrante que lo impregna a todo.
El tercer pensamiento que orienta nuestra mente al Dharma nos pone en el estado mental de entender porque hay incertidumbre. ¿Qué es lo que va a hacernos pensar de aquella manera? Pues es la conciencia acerca de la impermanencia y de la muerte. La duración de nuestra propia vida es justamente algo incierto. Este es precisamente el segundo pensamiento que orienta nuestra mente hacia el Dharma. Si tomamos seriamente la muerte y la impermanencia, comprendiendo que ninguna situación es duradera a un nivel burdo, ahora así podemos valorar las enseñanzas que nos muestran la incertidumbre de lo que pasa de momento a otro.
¿Qué es lo que nos va a hacer reflexionar sobre la muerte? Es el realmente apreciar y valorar la vida y las oportunidades que tenemos ahora: la preciada vida humana. Así que pensar en la preciada vida humana que tenemos ahora es el primer pensamiento básico que orienta a nuestra mente hacia el Dharma.
Resumen
Al recorrer esto hacia atrás, nos damos cuenta como cada uno de estos pensamientos viene como conclusión del anterior. Se puede explicar esto del primero al cuarto en secuencia lógica. Pero quería presentarlo a vosotros al revés para mostrar cómo cada pensamiento dependa del anterior. Hacia delante, pensamos en nuestra preciada vida humana, nos damos cuenta de que no va a durar para siempre, y que lo que se pasará después de la muerte, en vidas futuras, será resultado del karma. Aun si renacemos en una situación favorable, siempre harán problemas. Al darnos cuenta de esto, queremos salir del sufrimiento. Para conseguirlo, necesitamos generar la convicción de que el Dharma de verdad nos muestra la salida y, necesitamos creer que de hecho es posible alcanzar la liberación de nuestros problemas y la iluminación. Esto nos lleva a tomar la dirección segura, así como también a generar la bodichita, que nos hace dedicar plenamente hacia la obtención de la iluminación para poder ser de beneficio a todos los demás.
Al revés, como hemos visto, para darle una dirección segura a nuestra vida, así como para generar la bodichita, necesitamos tener convicción de que es posible deshacernos por completo tanto de nuestros problemas como de sus causas. Para esto, necesitamos entender la naturaleza y cómo el entendimiento puede eliminar a la confusión.
Para esto, es necesario reconocer y aceptar las dificultades en nuestras vidas, las dificultades del samsara: la repetición sin fin de los problemas y de la incertidumbre. Dicha incertidumbre viene del karma. Para poder integrar el entendimiento de la incertidumbre en nuestras vidas es necesario pensar en esto, primero al nivel burdo de nuestra muerte. No nos preocuparía el hecho de la muerte si no pensaríamos en la vida que tenemos ahora con sus oportunidades y no temeríamos perderla.
Estos cuatro pensamientos básicos - sea que los recorramos en orden progresivo o al revés - son realmente esenciales para ayudarnos a colocarnos firmemente en el camino para llegar a ser de mayor beneficio a nosotros mismos y los demás.
Pregunta
Respecto a la incertidumbre ¿dónde encajan los intereses mundanos? ¿Dónde encaja el pensamiento que, “Si solo yo tuviera esto, sería totalmente feliz”?
Depende de lo que pensamos nos llevará felicidad. Pensar, “Si tan sólo yo alcanzara la iluminación, alcanzaría la felicidad completa” es diferente del pensar “Si tan sólo encontrara a la pareja perfecta, sería feliz eternamente y nunca sufriría”. Si estamos buscando la eliminación total del sufrimiento de manera que nunca vuelva por medios del chocolate, de una pareja, del sexo o algo parecido, estamos condenados a la frustración.
Sin embargo, si somos capaces de reconocer la felicidad ordinaria por lo que realmente es, entonces podemos aspirar a este tipo de satisfacción como a una meta provisional. Si logramos cierto nivel de felicidad pasajeras, podemos utilizarla como circunstancia para progresar en el camino. Por esta razón el nivel inicial del camino gradual del lam-rim está orientado a un renacimiento favorable. Necesitamos la felicidad mundana para poder trabajar hacia la liberación y la iluminación. Depende todo del reconocer nuestra felicidad ordinaria por lo que es y no exagerar su importancia. Es importante tener los pies en la tierra.
Conclusiones
Es muy útil trabajar con estos cuatro pensamientos. Se les suele llamar preliminares porque nos ayudan a ponernos en el estado mental apropiado para quedarnos en el camino de manera firme, de misma manera que los preliminares al principio de una clase nos ponen en un estado mental adecuado para recibir las enseñanzas. ¿Qué significa entrar en el camino del Dharma? Podríamos describirlo de maneras técnica, pero no lo aproximemos en este nivel. Entrar en el camino significa estar convencidos de lo que estamos haciendo, poner nuestro corazón en ello. De otra manera, no va a ser algo estable. Si no estamos realmente convencidos, podríamos hacerlo como hobby, o porque otros lo hacen, pero no estaremos de verdad metidos en el camino.
Para realmente estar metidos en el camino se requiere un cambio de actitud. Implica una cierta forma de ver la vida. Requiere ver con honestidad cual es la situación auténtica de nuestra vida, y aceptar y reconocer que tenemos problemas. Es importante valorar nuestra preciada visa humana y darse cuenta de que no va a durar para siempre. Nuestra vida tiene problemas y nuestros problemas vienen básicamente de la confusión y del karma. Aunque en nuestra vida experimentamos cierto grado de felicidad, ésta no es satisfactoria porque no es duradera, y tampoco podemos garantizar que vamos a quedarnos de buen humor. No es suficiente el sólo estar contentos parte del tiempo.
Aunque nos demos cuenta de que nos involucramos en relaciones disfuncionales, de mesura que estas son emocionantes y divertidas al empezar, seguimos metiéndonos en una después de otra sabiendo que nosotros mismos o la otra persona vamos a tontear. Al final, nos cansamos y nos decimos: “¡Ya basta!” Nos convencimos de que es posible acabar con esto. Sobre la base de esta convicción, podemos realísticamente trabajar para acabar con situaciones parecidas.
Mientras que estemos en el camino, necesitamos un cierto nivel de felicidad mundana, porque así será más fácil recurrir el camino. Pero nuestra experiencia va a tener sus altas y sus bajas. En lugar de estar en la eterna búsqueda del “príncipe azul” o de la “princesa caramelo”, finalmente podemos comprometernos con una relación, sabiendo que no va a ser perfecta – nunca podría ser perfecta en este nivel – y podemos utilizarla de fundamento para adelantar nuestro trabajo. Lo mismo sucede con el dinero. Si dedicamos toda nuestra vida a tener más y más dinero, nunca vamos a alcanzar la meta.
Es claro que necesitamos cierta base de comodidades materiales para vivir y también necesitamos un cierto nivel de cariño, amor, y relaciones estrechas como circunstancias propicias para trabajar con nosotros mismos. La relación de pareja nunca va a ser perfecta. La cantidad de dinero que tenemos en el banco nunca va a ser suficiente. La cantidad de conforts en nuestra casa nunca van a estar perfectos. Este es el problema del cambio. Trabajar para alcanzar la perfección en estas cosas es parecido a golpearse la cabeza contra la pared. Cuando tengamos bastante de estas cosas para involucrarnos en la vida spiritual, ¡tenemos que seguir adelante con nuestra vida spiritual! El punto es que tenemos que utilizar el nivel imperfecto que tenemos para tratar conseguir algo que realísticamente podemos lograr: el estado último. Podemos eliminar la confusión de nuestras mentes, y eso significa que podemos eliminar el sufrimiento. De eso se trata. De esta manera podemos ser felices y ayudar a los demás a ser felices. ¿Qué es lo que de verdad va a beneficiar más los otros, estar fijados en encontrar la pareja perfecta, o trabajar con nosotros mismos para eliminar el enojo?
Dedicatoria
Vamos a terminar la sesión de esta noche con una dedicatoria. Cualquier entendimiento que hayamos logrado obtener hoy pueda profundizar en nosotros más y más para dejar una verdadera impresión en nosotros, y que se agregue esto a todos nuestros potenciales positivos para que poco a poco vayamos viendo las cosas en términos de estos cuatro pensamientos. Que podamos también volvernos más estables en nuestra dirección segura en la vida, acercándonos a la liberación y a la iluminación en beneficio de todos.