Introducción
Los votos secundarios del bodisatva son para ayudarnos a prevenir cuarenta y seis acciones erróneas (nyes-byas). Las acciones erróneas están divididas en siete grupos; cada una de ellas perjudicial a nuestro entrenamiento en las seis actitudes de largo alcance (pha-rol-tu phyin-pa, sct. paramita, perfecciones) y en nuestro beneficio a los demás.
Las seis actitudes de largo alcance son:
- generosidad
- autodisciplina ética
- paciencia
- perseverancia (entusiasmo positivo)
- estabilidad mental (concentración)
- conciencia discriminativa (sabiduría).
Aunque las acciones erróneas contrarían y obstaculizan nuestro progreso hacia la iluminación, no se considera que hayamos perdido nuestros votos de bodisatva, aun cometiéndolas con los cuatro factores necesarios para romper los votos (kun-dkris bzhi). Sin embargo en la medida en que estos factores estén menos presentes, será menor el daño que hagamos a nuestro desarrollo espiritual a lo largo del sendero del bodisatva. Si llegamos a cometer cualquiera de estas acciones erróneas, es necesario reconocer nuestro error y aplicar los poderes oponentes tal como en el caso de ruptura de los votos raíz del bodisatva.
Hay muchos detalles que aprender acerca de estas cuarenta y seis acciones, con muchas excepciones en las que no hay error al cometerlas, sin embargo, en general, el daño a nuestro desarrollo en las actitudes de largo alcance y al beneficio que podemos dar a otros depende de la motivación subyacente a nuestros actos erróneos. Si dicha motivación es un estado perturbado de la mente, tal como el apego, la ira, el rencor o la arrogancia; el daño es mucho mayor que con estados sin perturbación aunque también perjudiciales tales como la indiferencia, la pereza o el olvido. Con indiferencia, carecemos de la fe o el respeto adecuados al entrenamiento como para tomarnos la molestia de involucrarnos en él. Con pereza, ignoramos nuestra práctica porque nos parece más placentero y fácil el no hacer nada. Cuando carecemos de presencia mental, olvidamos completamente nuestro compromiso de ayudar a otros. En muchas de las cuarenta y seis acciones erróneas, no estaremos fallando si tenemos la intención de eliminarlas eventualmente de nuestra conducta, pero nuestras emociones y actitudes conflictivas son todavía demasiado fuertes como para ejercitar suficiente auto control.
La siguiente presentación se basa en la dada por el maestro gelug del siglo quince, Tsongkapa, en Una explicación de la disciplina ética de los bodisatvas: El sendero principal a la iluminación (Byang-chub sems-dpa'i tshul-khrims-kyi rnam-bshad byang-chub gzhung-lam).
Siete acciones erróneas perjudiciales para el entrenamiento de la generosidad de largo alcance
La generosidad (sbyin-pa, sct. dana) se define como la actitud de estar dispuesto a dar. Incluye la disposición a dar objetos materiales, protección ante situaciones que atemorizan, y enseñanzas. De las siete acciones erróneas que afectan negativamente nuestro desarrollo de la generosidad, dos perjudican nuestra buena voluntad de dar objetos materiales a otros, dos la voluntad de dar a otros protección ante situaciones que atemorizan, dos implican el no proveer las circunstancias para el cultivo y la práctica de la generosidad de otros, y la última perjudica nuestro desarrollo de la generosidad sobre impartir enseñanzas.
Dos acciones erróneas perjudiciales en el desarrollo de la disposición a dar a otros objetos materiales
(1) No hacer ofrendas a la Triple Joya a través de las tres puertas de nuestro cuerpo, palabra y mente
Dejar de hacer ofrendas a los Budas, al Dharma y a la sangha tres veces cada día y tres veces cada noche, al menos con la postración de nuestro cuerpo, palabras de alabanza y el recuerdo de sus buenas características con nuestra mente y corazón; por estar de mal humor, por estar enojados por algo, por flojera, por indiferencia o por simple olvido. Si no podemos al menos ser lo suficientemente generosos para ofrecer esto felizmente cada día y noche a las Tres Joyas de Refugio, ¿cómo podremos perfeccionar nuestra disposición a dar todo a todo el mundo?
(2) Seguir nuestras mentes deseosas
Debido a un gran deseo, apego o falta de satisfacción, nos damos gusto en cualquiera de los cinco tipos de objetos sensoriales deseables (visiones, sonidos, fragancias, sabores o sensaciones táctiles). Por ejemplo, debido al apego a los sabores deliciosos, mordisqueamos el pastel del refrigerador aún sin hambre. Esto es perjudicial para nuestra lucha contra la mezquindad. Pronto nos encontramos acaparando el pastel, incluso escondiéndolo en la parte trasera del estante para no tener que compartirlo. Si realmente intentamos superar este mal hábito pero no lo podemos controlar todavía porque nuestro apego a la comida es muy fuerte, no cometemos falta alguna al tomar un pedazo de pastel. No obstante, tratamos de aumentar el auto-control tomando porciones pequeñas y menos a menudo.
Dos acciones inadecuadas perjudiciales en el desarrollo de la disposición a dar protección a otros en situaciones que atemorizan
(3) No mostrar respeto a nuestros mayores
Los objetos de esta acción incluyen a nuestros padres, maestros, aquellos con cualidades excelentes y en general, cualquier persona con cierto rango de autoridad o simplemente mayor que nosotros. Cuando no les cedemos nuestro asiento en el autobús, no vamos por ellos al aeropuerto, no les ayudamos con sus maletas, etcétera, por arrogancia, enojo, rencor, flojera, indiferencia u olvido, los dejamos en una situación que atemoriza y preocupa, difícil de manejar.
(4) No responder a aquellos que nos hacen preguntas
No responder amablemente a las preguntas sinceras de otros por arrogancia, enojo, rencor, flojera, indiferencia y olvido. Al ignorarlos, los dejamos en un dilema sin nadie a quien recurrir, de nuevo, una posición insegura y que atemoriza.
Como ejemplo al tipo de detalle encontrado en el comentario de Tsongkapa a estos votos, veamos las excepciones en las que no hay error al permanecer en silencio o posponer la respuesta. En el caso de ser nosotros base de esta acción, no es necesario responder si estamos muy enfermos o si la persona que pregunta nos despierta, con toda intención, a medianoche. A menos que sea una emergencia, no se comete falta alguna al pedir a la persona que espere hasta que nos sintamos mejor o hasta la mañana siguiente.
Hay excepciones dependiendo de la ocasión, por ejemplo, cuando alguien nos interrumpe mientras estamos dando enseñanzas a otros, una conferencia, dirigiendo una ceremonia, consolando a otra persona, recibiendo una lección o escuchando un discurso. Pedimos cortésmente que nos hagan la pregunta más tarde.
Algunas situaciones, necesariamente requieren de silencio o de posponer la respuesta. Por ejemplo, si vamos a responder a profundidad una pregunta sobre los infiernos durante una conferencia pública sobre budismo en occidente, podríamos desalentar a muchas personas, causando un impedimento en su relación con el Dharma. El silencio es preferible si al contestar una pregunta, por ejemplo una indagación prejuiciosa sobre nuestros antecedentes étnicos, pudiéramos causar en esa persona aversión hacia nosotros y por lo tanto obstaculizar su receptividad a nuestra ayuda. También es mejor guardar silencio si eso pudiera hacer que otros dejaran de actuar destructivamente y los condujera a un modo de actuar más constructivo. Por ejemplo, cuando la gente psicológicamente dependiente de nosotros nos pide que respondamos cada pregunta de su vida y deseamos enseñarles a tomar decisiones y a resolver las situaciones por si mismos.
Más aún, si estamos en un retiro de meditación guardando silencio y alguien nos hace una pregunta, no hay necesidad de hablar. Finalmente, es mejor concluir una sesión de preguntas y respuestas si por continuarla, cuando la audiencia está cansada y es muy tarde, causamos resentimiento y enojo hacia nosotros.
Dos acciones inadecuadas de no proveer las circunstancias para que otros cultiven y practiquen la generosidad
(5) No aceptar invitaciones
Si rechazamos asistir a una visita o comida por arrogancia, enojo, rencor, flojera o indiferencia, privamos a la otra persona de una oportunidad de acumular fuerza positiva (bsod-nams, sct. punya, potencial positivo, mérito) al ofrecer su hospitalidad. A menos que haya buenas razones para rechazar, aceptamos sin importar cuan humilde pudiera ser el hogar.
(6) No aceptar regalos materiales
Por las mismas razones que en el caso anterior.
(7) No dar el Dharma a aquellos que deseen aprender
En este caso, la motivación para rechazar dar enseñanzas acerca de budismo, prestar nuestros libros de Dharma, compartir nuestros apuntes, etcétera, son el enojo, el rencor, los celos de que la otra persona pueda aventajarnos en algún momento, flojera o indiferencia. En el caso del segundo voto raíz del bodisatva rechazamos por apego o mezquindad.
Nueve acciones inadecuadas perjudiciales en el entrenamiento de la autodisciplina ética de largo alcance
La autodisciplina ética (tshul-khrims, sct. shila) es la actitud de dominio ante las acciones negativas. También incluye la disciplina de involucrarse en acciones positivas para ayudar a otros.
De las nueve acciones inadecuadas que obstaculizan nuestro desarrollo en la auto-disciplina ética, cuatro corresponden a situaciones en las que los demás son nuestra consideración primordial, tres corresponden a nuestra propia situación y dos atañen tanto a los demás como a nosotros mismos.
Cuatro acciones inadecuadas que corresponden a situaciones en las que los demás son nuestra consideración primordial
(1) Ignorar a aquellos con una ética destruida
Si por enojo, rencor, flojera, indiferencia u olvido, ignoramos, negamos o menospreciamos a aquellos que han roto sus votos o que han cometido crímenes atroces, debilitamos nuestra auto-disciplina ética de involucrarnos en acciones positivas para ayudar a otros. Tales personas están especialmente necesitadas de nuestra consideración y atención dado que han acumulado las causas para el sufrimiento e infelicidad presentes y futuros. Tratamos de ayudarlos, sin una actitud moralista o puritana, por ejemplo, enseñando meditación en una cárcel a los presos interesados.
(2) No defender el entrenamiento moral por el bien de la fe de otros
El Buda ha prohibido muchas acciones que, aunque no son destructivas por naturaleza, son perjudiciales para nuestro progreso espiritual, por ejemplo, el tomar alcohol para seglares y monásticos o el que monásticos compartan cuarto con una persona del sexo opuesto. Abstenerse de tal comportamiento es un entrenamiento común que comparten tanto los practicantes hinayana como los bodisatvas. Si, como bodisatvas en ciernes, ignoramos tales indicaciones por falta de respeto o creencia en las enseñanzas éticas del Buda o por flojera de ejercitar auto-control, somos la causa de que otros al ver nuestro comportamiento pierdan la fe y la admiración por los budistas y el budismo. Así que por nuestro interés en la impresión que nuestra conducta causa en otros, nos abstenemos, por ejemplo, de consumir drogas de una forma recreativa.
(3) Ser mezquino cuando concierne al bienestar de otros
El Buda dio muchas reglas secundarias para que los monásticos entrenaran su comportamiento, por ejemplo el tener siempre nuestros tres juegos de hábitos donde dormimos. Sin embargo, algunas veces, las necesidades de otros anulan el tener que seguir dicho entrenamiento menor, por ejemplo, si alguien se enferma y tenemos que pasar la noche cuidando a esa persona. Si por enojo o rencor a la persona o simplemente por flojera de permanecer despiertos toda la noche, declinamos argumentando que no tenemos nuestros tres juegos de hábitos, cometemos esta acción inadecuada. Ser un fanático rígido de las reglas perjudica el desarrollo equilibrado de una auto-disciplina ética.
(4) No cometer una acción destructiva cuando el amor y la compasión lo exigen
Ocasionalmente, surgen ciertas situaciones extremas en las cuales el bienestar de otros se ve seriamente amenazado y la única alternativa para evitar una tragedia es cometer alguna de las siete acciones destructivas físicas o verbales. Estas son: tomar una vida, tomar lo que no nos es dado, incurrir en comportamiento sexual inapropiado, mentir, usar lenguaje divisorio, usar lenguaje severo y cruel o parlotear sin sentido. Si cometemos tales acciones sin ninguna emoción conflictiva en ese momento, como enojo, deseo o ingenuidad acerca de la causa y el efecto, motivados solamente por el deseo de evitar el sufrimiento de otros (estando totalmente dispuestos a aceptar cualquier consecuencia negativa que pudiera venir, incluso un dolor infernal) entonces no dañamos nuestra auto-disciplina ética de largo alcance. De hecho, acumulamos una enorme cantidad de fuerza positiva que nos empuja en el sendero espiritual.
Negarse a cometer estas acciones destructivas cuando la necesidad lo demanda es inadecuado únicamente si hemos tomado y mantenido seriamente los votos del bodisatva. Nuestra reticencia a intercambiar nuestra felicidad por el bienestar de otros perjudica la perfección de la auto-disciplina ética de ayudar siempre a otros. No se comete falta alguna si solamente tenemos una compasión superficial y no mantenemos los votos del bodisatva ni nos entrenamos en la conducta señalada por ellos. Nos damos cuenta de que dado que nuestra compasión es débil e inestable, el sufrimiento resultante que experimentaríamos de nuestras acciones destructivas podría fácilmente causarnos envidia hacia la conducta del bodisatva. Podríamos incluso darnos por vencidos en el camino de trabajar para ayudar a otros. Como el mandato de que los bodisatvas en etapas iniciales de desarrollo sólo se dañan a ellos mismos y a sus habilidades para ayudar a otros si intentan prácticas de etapas avanzadas de bodisatva, tales como dar de comer su carne a una tigresa hambrienta, es mejor para nosotros contenernos y permanecer prudentes.
Dado que puede haber confusión acerca de qué tipo de circunstancias llaman a tal acción de bodisatva, veamos algunos ejemplos tomados de la literatura de comentarios. Por favor tomen en cuenta que estas son acciones cómo último recurso cuando fallan todas las otras formas de aliviar o prevenir el sufrimiento de otros. Como bodisatvas en ciernes, estamos dispuestos a quitarle la vida a una persona que está a punto de cometer un asesinato masivo. No dudamos en confiscar las medicinas enviadas para ayudar a un país destrozado por la guerra si alguien las ha tomado para su venta en el mercado negro o quitarle los fondos de caridad a un administrador que ha despilfarrado o hecho malos manejos de los mismos. Estamos dispuestos, si son hombres, a estar con la esposa de otro (o estar con una mujer no casada cuyos padres lo prohíben o con cualquiera otra compañera inapropiada), cuando la mujer tiene un fuerte deseo de desarrollar su bodichita pero está abrumada por el deseo de tener sexo con nosotros y quien, si muere sin haber tenido sexo con nosotros, cargaría con el rencor como un instinto en vidas futuras. Como resultado sería extremadamente hostil hacia los bodisatvas y hacia el camino del bodisatva.
La disponibilidad del bodisatva para involucrarse en acciones inapropiadas cuando todo lo demás falla para evitar que alguien desarrolle una actitud extremadamente negativa hacia el camino del altruismo espiritual, nos lleva a considerar un punto importante en parejas casadas que siguen el camino del bodisatva. Algunas veces una pareja se involucra en el Dharma y uno de ellos, por ejemplo la mujer, desea ser célibe y deja de tener relaciones sexuales cuando su marido no está de acuerdo. Él todavía tiene apego al sexo y toma la decisión de su esposa como un rechazo personal. En algunas ocasiones el fanatismo de la esposa y su falta de sensibilidad lleva al esposo a culpar al Dharma de su frustración e infelicidad. Sale del matrimonio y da la espalda al budismo con resentimiento y amargura. Si no existe otra manera de evitar su reacción hostil hacia el camino espiritual y la mujer mantiene los votos del bodisatva, haría bien en evaluar su compasión para determinar si es suficientemente fuerte como para permitirse tener sexo ocasionalmente con su esposo sin lastimar profundamente su habilidad para ayudar a otros. Esto es muy importante en términos de lo concerniente al comportamiento casto en los votos tántricos.
Como bodisatvas en ciernes, estamos dispuestos a mentir si eso salva la vida de otros o evita que sean torturados o mutilados. No dudamos en usar lenguaje divisorio para separar a nuestros hijos de malas compañías o separar discípulos de maestros que los desorientan, que ejercen influencias negativas sobre ellos y promueven actitudes y comportamientos dañinos. No evitamos el uso de lenguaje severo para alejar a nuestros hijos de comportamientos negativos, como no hacer su tarea, cuando no escuchan razones. Y cuando otros, interesados en el budismo, son totalmente adictos al parloteo, la bebida, la fiesta, el canto, el baile, a contar chistes subidos de color o cuentos de violencia, estamos dispuestos a participar si un rechazo hiciera sentir a estas personas que los bodisatvas y budistas en general nunca se divierten y que el camino espiritual no es para ellos.
Tres acciones inadecuadas que corresponden a nuestra propia situación
(5) Ganarse la vida de una manera inadecuada
Tales maneras de ganarse la vida valiéndose de medios deshonestos o retorcidos, son básicamente de cinco tipos principales: a) de manera fraudulenta o con hipocresía, b) con adulación o con el uso de palabras dulces para embaucar a otros, c) a través de chantaje, extorsión o manejando el sentido de culpa de la gente, d) pedir sobornos o exigir multas por ofensas imaginarias y e) sobornar para obtener a cambio algo más valioso. Recurrimos a tales medios por una falta total de moral, de dignidad personal o de restricción alguna.
(6) Entusiasmarse y lanzarse a alguna actividad frívola
Escapar hacia algunas distracciones frívolas (como entrar a un centro comercial, cambiar de un canal de televisión a otro y otro, jugar juegos de computadora, etcétera.) por descontento, agitación, aburrimiento o hiperactividad y deseosos de algo emocionante. Llegamos a estar completamente absortos y fuera de control. Si nos involucramos en este tipo de actividades con otras personas para calmar su enojo o sacarlos de su depresión, para ayudarlos si son adictos a tales actividades, para ganarnos su confianza si sospechamos que son hostiles hacia nosotros o para fortalecer viejas amistades, no dañamos nuestro entrenamiento ético en disciplinarnos para actuar positivamente y para ayudar a otros. Sin embargo, si nos lanzamos a estas actividades pensando que no tenemos nada mejor que hacer, nos estamos engañando. Siempre hay algo mejor que hacer. Sin embargo, en ocasiones necesitamos tomar un descanso para renovar nuestro entusiasmo y energía cuando estamos cansados o deprimidos. No hay ningún error en esto, siempre y cuando establezcamos límites razonables.
(7) Intentar solamente vagar en el samsara
Muchos sutras explican que los bodisatvas prefieren permanecer en el samsara que alcanzar la liberación. Es un error tomar esto literalmente y pensar que significa no trabajar para vencer nuestras emociones y actitudes conflictivas para alcanzar la liberación, sino sólo mantener nuestros engaños y trabajar con ellos para ayudar a otros. Esto es diferente a la ruptura del décimo octavo voto raíz del bodisatva de abandonar la bodichita, con el cual decidimos por completo dejar de trabajar para la liberación y la iluminación. En esta acción inadecuada solamente dejamos de considerar importante y necesario liberarnos de las emociones conflictivas, lo cual debilita muy seriamente nuestra auto-disciplina ética. A pesar de que en el camino del bodisatva, especialmente cuando se trata del anutarayoga tantra, transformamos y usamos la energía del deseo para realzar nuestro progreso espiritual, esto no significa que demos rienda suelta a nuestros deseos y que no trabajemos para deshacernos de ellos.
Dos acciones erróneas concernientes a nosotros mismos y a otros
(8) No deshacernos de comportamientos que nos llevan a tener mala fama
Supongamos que nos gusta comer carne. Si estamos entre budistas vegetarianos e insistimos en comer un bistec, propiciaremos que nos critiquen y nos pierdan el respeto. No tomarán en serio nuestras palabras sobre el Dharma y correrán chismes sobre nosotros que evitarán que nuestra ayuda sea bien recibida. Como futuros bodisatvas, es un gran error no liberamos de dicha conducta.
(9) No llamar la atención a aquellos que actúan con emociones y actitudes perturbadas
Si estamos en una posición de autoridad en una oficina, escuela, monasterio u hogar y debido al apego a ciertos miembros o al deseo de ser agradables para los demás, no reprendemos o castigamos a aquellos que con emociones y actitudes perturbadas actúan de manera disruptiva, estaremos dañando entonces la disciplina y la moral del grupo entero.
Cuatro acciones inadecuadas perjudiciales al entrenamiento de la paciencia de largo alcance
La paciencia (bzod-pa, sct. kshanti) es la disposición de tratar, sin enojo, a aquellos que hacen daño, a las dificultades propias en la práctica del Dharma y a nuestro propio sufrimiento.
(1) Descartar los cuatro entrenamientos positivos
Estos entrenamientos son para no tomar represalias cuando (a) recibimos abuso verbal o crítica, (b) somos objeto del enojo de otros, (c) somos golpeados, o (d) humillados. Debido a que nuestro entrenamiento en no tomar represalias en estas cuatro situaciones actúa como una causa para fortalecer la paciencia, si los hacemos a un lado dañamos nuestro desarrollo en este rasgo positivo.
(2) Ignorar a aquellos que están enojados con nosotros
Si otros están molestos con nosotros y nos guardan resentimiento, si no hacemos nada al respecto y no intentamos calmar su enojo, por arrogancia, rencor, flojera, indiferencia; o sin darle importancia, obstaculizamos nuestra perfección de la paciencia porque permitimos que lo opuesto a la paciencia, el enojo, continúe sin disminuir. Para evitar esta falla, nos disculpamos hayamos o no ofendido o hecho algo malo.
(3) Rechazar las disculpas de otros
La tercer ruptura al voto raíz del bodisatva es no aceptar las disculpas de otros cuando ellos piden perdón en el momento en que estamos enojados con ellos. Esta acción inadecuada implica que no aceptamos sus disculpas después del suceso cuando estamos guardando rencor.
(4) Quedarse enojado
Una vez que nos enojamos por cualquier situación, actuamos contrariamente a nuestro desarrollo de la tolerancia paciente si permanecemos con este enojo, guardamos rencor o si no aplicamos las fuerzas oponentes para vencerlo. Si aplicamos dichas fuerzas, tales como meditar en el amor por los objetos de nuestro enojo, pero no tenemos éxito, no cometemos falta alguna. Ya que al menos estamos intentando, no debilitamos nuestro cultivo de la paciencia.
Tres acciones inadecuadas perjudiciales a nuestro entrenamiento de la perseverancia de largo alcance
La perseverancia (brtson-grus, sct. virya, entusiasmo positivo) es el vigor en hacer lo que es constructivo.
(1) Reunir a un círculo de seguidores por el deseo de veneración y respeto
Cuando juntamos a un círculo de amigos, admiradores o alumnos; o bien decidimos casarnos o vivir con alguien, si nuestra motivación es el deseo de que los otros nos muestren respeto, nos den amor y afecto, nos llenen de regalos, nos sirvan, nos den un masaje en la espalda y hagan nuestras tareas diarias por nosotros, entonces perdemos el entusiasmo para hacer cualquier cosa positiva por nosotros mismos, como ayudar a otros. Nos sentimos atraídos a una modalidad de operación inferior, decir a otros qué hacer por nosotros.
(2) No hacer nada por flojera o desidia y cosas por el estilo
Si nos rendimos a la flojera, indiferencia, apatía, estados de ánimos de no querer hacer nada o no estar interesados en nada, o ser adictos a dormir por largas horas, recostados en la cama todo el día, tomar siestas o simplemente perder el tiempo sin hacer nada, nos volvemos adictos a esto y perdemos todo el entusiasmo por ayudar a otros. Por supuesto que tomamos un descanso si estamos enfermos o exhaustos, pero es una gran falla echarnos a perder al ser tan laxos.
(3) Preferir pasar el tiempo con historias, por apego
Un tercer obstáculo que detiene el crecimiento del entusiasmo a ayudar a otros es perder el tiempo sin sentido alguno. Esto se refiere a contar, escuchar, leer, ver en la televisión o en las películas, o buscar en el Internet historias sobre sexo, violencia, celebridades, intrigas políticas, etc.
Tres acciones inadecuadas perjudiciales al entrenamiento de la estabilidad mental de largo alcance
La estabilidad mental (bsam-gtan, sct. dhyana, concentración) es el estado de la mente que no pierde su equilibrio o enfoque a pesar de las emociones conflictivas, divagación de la mente o sopor mental.
(1) No buscar los medios para lograr una absorción meditativa
Si cuando un maestro está dando enseñanzas de cómo calmar nuestra mente en absorción meditativa (ting-nge-'dzin, sct. samadhi) no ponemos atención por arrogancia, rencor, flojera o indiferencia, ¿cómo podemos alguna vez cultivar o mejorar nuestra estabilidad mental? Si estamos enfermos, sospechamos que las instrucciones son incorrectas o ya hemos alcanzado la concentración perfecta, entonces no necesitamos asistir a tales enseñanzas.
(2) No deshacernos de los obstáculos que impiden la estabilidad mental
Cuando practicamos la meditación para alcanzar una absorción meditativa, nos encontramos con cinco grandes obstáculos. Si nos rendimos y no intentamos eliminarlos, dañamos nuestro desarrollo de la estabilidad mental. Si intentamos deshacernos de ellos pero no lo conseguimos aún, no cometemos falta alguna. Los cinco obstáculos son (a) las intenciones de perseguir cualesquiera de los cinco tipos de objetos sensoriales deseables, (b) los pensamientos de despecho, (c) un estado mental nebuloso y adormilado, (d) la divagación mental y los remordimientos, y (e) el vaivén indeciso o las dudas.
(3) Considerar al sabor del gozo de la estabilidad mental como su ventaja principal
Normalmente, tenemos una gran cantidad de nuestra energía comprometida en nerviosismo, preocupaciones, indecisiones, pensamientos de anhelo o resentimiento, etc., o los compensamos con sopor y somnolencia. A medida que logramos una absorción meditativa cada vez más profunda, liberamos cantidades aún mayores de esta energía. Vivimos esto como una sensación de gozo físico y mental. Mientras mayor sea el gozo, mas profundas será la absorción a la que nos lleve. Por esta razón, en el anutarayoga tantra, generamos y usamos estados mentales de gozo más intensos que aquellos obtenidos meramente de la concentración perfecta, para alcanzar la actividad mental más sutil de la luz clara y con esa absorción lograr la realización de la vacuidad. Si nos apegamos al sabor de del gozo obtenido en cualquier etapa del desarrollo de la estabilidad mental, sea o no en relación con una práctica tántrica y consideramos que disfrutar del placer que obtuvimos de tal gozo es el principal objetivo de nuestra práctica, entonces entorpecemos seriamente nuestro desarrollo en la estabilidad mental de largo alcance.
Ocho acciones inadecuadas perjudiciales al entrenamiento de la conciencia discriminatoria de largo alcance
La conciencia discriminatoria (shes-rab, sct. prajna, sabiduría) es el factor mental que discrimina decisivamente entre lo que es correcto e incorrecto, lo apropiado y lo inapropiado, lo útil y lo dañino, etc.
(1) Abandonar al vehículo del shravaka (el que escucha)
La ruptura al sexto voto raíz del bodisatva es proclamar que las enseñanzas textuales de el vehículo del shravaka no son palabra del Buda, mientras que la ruptura al decimocuarto es afirmar que las instrucciones en ellas no son efectivas para eliminar el apego y demás. La ruptura al decimotercero es decirles a los bodisatvas que guardan los votos laicos o monásticos de pratimoksha (liberación individual), parte de las enseñanzas del vehículo del shravaka, que no es necesario, como bodisatvas, observar dichos votos. Para que la ruptura a este voto raíz esté completa, los bodisatvas al escuchar nuestras palabras deben, de hecho, renunciar a sus votos de pratimoksha. Aquí, la acción inadecuada es simplemente pensar o decir que los bodisatvas no necesitan seguir las enseñanzas del vehículo del shravaka, específicamente en lo concerniente a las reglas de disciplina de los votos de pratimoksha, ni sostenerlas o entrenarse en ellas. Realmente nadie tiene que renunciar a sus votos.
Al estudiar y mantener los votos sobre las reglas de disciplina, aumentamos nuestra habilidad para discriminar entre aquellos tipos de conducta que han de ser adoptados o abandonados. El negar la necesidad de entrenarnos con los votos de pratimoksha, debilitamos nuestro desarrollo en la conciencia discriminatoria. Además, discriminamos incorrectamente las enseñanzas del shravaka al pensar que sólo son esenciales para los shravakas y sin valor para los bodisatvas.
(2) Esforzarnos en ellos cuando tenemos nuestros propios métodos
Si ponemos todo nuestro esfuerzo en estudiar y mantener meramente nuestros votos de pratimoksha, hasta el punto de desatender el estudio y el entrenamiento de las vastas enseñanzas del bodisatva acerca de la compasión y la sabiduría, también debilitamos nuestra conciencia discriminatoria. Cuando ponemos esfuerzo en las enseñanzas del vehículo el shravaka, simultáneamente trabajamos con las enseñanzas del bodisatva.
(3) Poner esfuerzo en el estudio de textos no budistas cuando no hay que hacerlo
De acuerdo a los comentarios, los textos no budistas se refieren a los trabajos en la lógica y la gramática. Sin lugar a duda, podemos incluir libros para aprender otros idiomas o cualquier otro tema del currículo educativo moderno, tales como matemáticas, ciencia, psicología o filosofía. El error aquí está en poner todo nuestro esfuerzo en el estudio de estos temas y abandonar nuestros estudios y prácticas mahayana al grado que tarde o temprano nos olvidemos de ellas. Si somos extremadamente inteligentes, capaces de entender las cosas rápidamente, tenemos un entendimiento claro y bien cimentado de las enseñanzas mahayana basadas en la lógica y la razón, y somos capaces de retener esas enseñanzas en nuestra memoria por un largo periodo, entonces no hay falta alguna al estudiar textos no budistas si además, mantenemos cotidianamente nuestros estudios y prácticas mahayana.
A los estudiantes de budismo, no tibetanos, que desean aprender el idioma tibetano, les vendrá bien mantener esta pauta en mente. Si son capaces de aprender idiomas rápida y fácilmente y además cuentan con fuertes fundamentos budistas y tiempo suficiente para estudiar tanto el lenguaje como el Dharma, obtendrán grandes beneficios al aprender tibetano. Pueden usarlo como una herramienta para estudios más profundos. Sin embargo, si el idioma les resulta difícil, tienen tiempo y energía limitados y carecen de un claro entendimiento del budismo o de una práctica de meditación diaria y bien cimentada, estudiar tibetano dañará e interferirá en su desarrollo espiritual. Es importante discriminar nuestras prioridades.
(4) Incluso siendo capaces esforzarse en ellos, llegar a obstinarse
Si tenemos la habilidad de estudiar material no budista, como el lenguaje tibetano, con todas las estipulaciones arriba mencionadas, si nos obcecamos con la materia de estudio, corremos el riesgo de dejar a un lado nuestra práctica espiritual y concentrarnos totalmente en este tema menos vital. Dominar el tibetano o las matemáticas no nos lleva a la liberación de nuestras emociones y actitudes conflictivas, ni de los problemas y el sufrimiento que estas producen. No nos da la habilidad de ayudar a otros tan plenamente como sería posible. Sólo el perfeccionamiento de la bodichita y de las actitudes de largo alcance, especialmente la conciencia discriminatoria de la vacuidad, puede llevarnos a esta meta. Por tanto, protegernos de la obsesión en los temas no budistas, que pueden ser útiles de aprender, más no el interés primordial, los estudiamos sobriamente, manteniendo una perspectiva apropiada. De esta manera, discriminamos correctamente lo que es esencial y nos protegemos de dejarnos llevar por temas menos vitales.
(5) Abandonar el vehículo mahayana
La ruptura al sexto voto raíz del bodisatva es proclamar que los textos mahayana no son palabra del Buda. En esta acción inadecuada aceptamos que en general son auténticos, pero criticamos ciertos de sus aspectos, específicamente los textos concernientes a las acciones inimaginablemente extensas de los bodisatvas y a las enseñanzas inconcebiblemente profundas acerca de la vacuidad. Los primeros incluyen relatos de los Budas que se multiplican simultáneamente en incontables formas para ayudar a innumerables seres de miríadas de mundos, mientras que los últimos incluyen colecciones de versos parcos y concisos extremadamente difíciles de descifrar. Degeneramos nuestra conciencia discriminatoria al repudiarlos en cualquiera de las siguientes cuatro razones: (a) porque su contenido es inferior, hablan de cosas sin sentido, (b) porque su forma de expresión es inferior, están mal escritos y no tienen sentido, (c) porque su autor es inferior, no son la palabra de un Buda iluminado, o (d) porque su uso es inferior, no representan beneficio alguno para nadie. Al hacer este tipo de discriminación equivocada, impulsivamente y con poco criterio, dañamos nuestra habilidad para discriminar cualquier cosa correctamente.
Cuando nos enfrentamos a enseñanzas o textos que no entendemos, permanecemos con una mente abierta. Pensamos que a pesar de que no podemos apreciarlos o descifrarlos por el momento, Budas y bodisatvas de alto nivel entienden sus palabras y a través de la comprensión de su significado, benefician a otros de maneras infinitas. De esta manera, desarrollamos una firme determinación (mos-pa) de tratar de entenderlos en un futuro. No hay equivocación alguna si carecemos de tal determinación en tanto que no menospreciemos o denigremos las enseñanzas. Por lo menos mantenemos la ecuanimidad, reconociendo que no las entendemos.
(6) Alabarse a sí mismo y/o menospreciar a otros
La ruptura al primer voto raíz del bodisatva es hacer esto motivados por el deseo de obtener algún beneficio o por envidia. Aquí la motivación es el orgullo, la vanidad, la arrogancia o la ira. Tales motivaciones surgen cuando de manera equivocada nos consideramos mejores que otros.
(7) No ir en nombre del Dharma
La ruptura al segundo voto raíz del bodisatva es no ser generosos con el Dharma por apegos y mezquindad. Aquí, la falta está en no ir a enseñar, a realizar rituales budistas, a asistir a ceremonias budistas o a escuchar discursos por arrogancia, enojo, rencor, flojera o indiferencia. Con tales motivaciones, no discriminamos correctamente lo que vale la pena. Sin embargo, no es un error si no vamos por considerar que no somos maestros o por estar muy enfermos, o porque sospechamos que las enseñanzas que escucharemos o impartiremos serán incorrectas, o porque sabemos que la audiencia las ha escuchado en repetidas ocasiones y ya las conoce, o nosotros ya las hemos recibido íntegramente, las comprendemos y manejamos completamente así que no necesitamos escucharlas nuevamente, o ya hemos tenido una absorción meditativa de las enseñanzas y no necesitamos que nos las recuerden, o porque rebasan nuestro entendimiento y escucharlas sólo nos confundiría. Adicionalmente, si a nuestros maestros les molestara que fuéramos y nos pidiera que mejor hiciéramos otra cosa en lugar de asistir a la enseñanza, ciertamente, no iríamos.
(8) Basarse en el lenguaje para ridiculizar a un maestro
Cuando juzgamos a los maestros espirituales por su lenguaje, debilitamos nuestra habilidad de discriminar correctamente. Ridiculizamos y rechazamos a aquellos que hablan con un acento muy marcado y que cometen muchos errores gramaticales aunque sus explicaciones sean correctas, y corremos detrás de aquellos que hablan elegantemente, a pesar de que no tenga sentido alguno lo que dicen.
Doce acciones erróneas que contradicen el trabajo en beneficio de otros
(1) No ir en ayuda de los necesitados
Consiste en no asistir por enojo, rencor flojera o indiferencia a cualquiera de los ocho tipo de personas que necesitan ayuda en diferentes circunstancias: (a) a tomar una decisión sobre algo positivo, por ejemplo, en una reunión, (b) al viajar, (c) al aprender un idioma extranjero que nosotros conocemos, (d) a llevar a cabo encomiendas que no falten a la moral, (e) a cuidar una casa, un templo o las posesiones de alguien más, (f) a detener una pelea o discusión, (g) a celebrar una ocasión, como una boda, o (h) a hacer trabajo de caridad. Sin embargo, si decidimos no ir, esto no daña nuestros esfuerzos en ayudar a los demás si es que estamos enfermos, ya hemos hecho una promesa de apoyar en otro lugar, mandamos a alguien más que es capaz de hacer el trabajo, estamos involucrados en alguna encomienda positiva que es más urgente o nos sentimos incapaces de ayudar. Tampoco se considera un error si dicha encomienda es dañina para otros, contradictoria al Dharma o poco razonable, o si las personas que solicitan nuestra ayuda son capaces de encontrarla en otro lugar o tienen a alguien confiable que pueda buscarla por ellos.
(2) Desatender a los enfermos
Por enojo, rencor, flojera o indiferencia.
(3) No aliviar el sufrimiento
Por las mismas razones mencionadas en el punto anterior. Se presentan siete tipos de personas afligidas por dificultades que requieren un cuidado especial: (a) los ciegos, (b) los sordos, (c) los amputados o inválidos, (d) los viajeros cansados, (e) aquellos que sufren por cualquiera de los cinco obstáculos que previenen la estabilidad mental, (f) aquellos malintencionados y con fuertes prejuicios y (g) aquellos que han caído de posición desde un estatus más alto.
(4) No enseñar a los imprudentes de acuerdo a su carácter
Las personas imprudentes (bag-med) son aquellas que no le dan importancia a las leyes causales del comportamiento y cuyas acciones, consecuentemente, les traerán infelicidad y problemas en sus vidas futuras. No podemos ayudar a esas personas si somos moralistas y nos indignamos y los desaprobamos. Para hacer contacto con ellas, necesitamos ser hábiles y modificar nuestro acercamiento para ajustarnos a su situación específica. Por ejemplo, si nuestro vecino es un cazador ávido, no lo sermoneamos indignados diciéndole que arderá en el infierno, de esa manera probablemente nunca más querrá saber de nosotros. En cambio, podemos aproximarnos al vecino apreciando su amabilidad al compartir, con familia y amigos, la carne que obtiene de la cacería. Una vez que es receptivo a nuestro consejo, poco a poco le sugerimos mejores maneras de relajarse y hacer a otros felices sin tener que tomar vidas.
(5) No retribuir la ayuda que recibimos
Consiste en no querer ayudar a otros para corresponder el apoyo que hemos recibido de ellos, no recordar o ni siquiera pensar en retribuirles. No es un error si intentamos regresar la ayuda que nos dieron, como por ejemplo, cuando están reparando su coche, vemos que no tenemos los conocimientos, la habilidad o la fuerza para hacerlo. Más aún, si aquellos que nos han ayudado no quieren nada a cambio, no los forzamos a aceptar nuestra oferta.
(6) No aliviar el dolor mental de otros
Si no tratamos de reconfortar a aquellos que han perdido a un ser querido, dinero o posesiones preciadas, por rencor, flojera o indiferencia, entonces sí que estamos equivocados. Aquellos que están afectados o deprimidos requieren nuestro afecto sincero, simpatía y comprensión, pero de ninguna manera nuestra lástima.
(7) No dar a aquellos necesitados de caridad
Debido al enojo, rencor, flojera o indiferencia. Si es por mezquindad, se trata entonces de la ruptura de un voto raíz.
(8) No atender las necesidades de nuestro círculo
Es un gran error descuidar a nuestro círculo de parientes, amigos, compañeros de trabajo, empleados, discípulos y demás, por rencor, flojera o indiferencia, especialmente cuando nos involucramos en a ayudar a otros como labor social. Necesitamos satisfacer sus necesidades físicas y cuidar su bienestar espiritual. ¿Cómo podemos pretender ayudar a todos los seres sintientes si ignoramos las necesidades de aquellos más cercanos a nosotros?
(9) No seguir las preferencias de otros
Es un error no estar de acuerdo con otros siempre y cuando lo que deseen que hagamos o lo que les guste no sea dañino para ellos o para otros. Cada quien hace las cosas de manera diferente o simplemente tenemos gustos individuales. Si no respetamos esto por rencor, flojera o indiferencia, entonces empezamos con argumentos ridículos acerca de cosas como, por ejemplo, dónde comer, o nos volvemos insensibles a las preferencias de los demás y surge entonces incomodidad y resentimiento cuando ordenamos la comida en un restaurante.
(10) No elogiar el talento o las cualidades de otros
Si no elogiamos a otros cuando han hecho algo bien o evitamos unirnos a las felicitaciones que otros les hacen, por enojo, rencor, indiferencia o flojera, debilitamos nuestro interés y entusiasmo para que ellos sigan creciendo. Si dichas personas se apenan al ser reconocidas, ya sea en privado o en público, o se vuelven arrogantes y vanidosos al reconocerlos personalmente, entonces lo recomendable será no hacerlo.
(11) No ejecutar un castigo de acuerdo a las circunstancias
Para ayudar a otros es importante disciplinarlos si actúan de manera indisciplinada. Si no lo hacemos por problemas emocionales o por flojera, indiferencia o por falta de interés, entonces dañamos nuestra habilidad de ser buenos guías.
(12) No hacer uso de habilidades tales como poderes extrafísicos o magia
Ciertas situaciones requieren de métodos especiales para ayudar a otros, tales como el uso de poderes extrafísicos (rdzu-'phrul). Si poseemos estos medios, pero no los usamos cuando es apropiado y efectivo hacerlo, dañamos entonces nuestra habilidad de ayudar a los demás. Para beneficiar a los demás intentamos usar cualquier talento, habilidad o logro que tengamos.