El mecanismo de las causas kármicas que dan surgimiento a los resultados kármicos
Si entendemos correctamente que no hay tal cosa como una existencia autoestablecida (rang-bzhin-gyis grub-pa, existencia inherente), entendemos la existencia convencional establecida en términos del surgimiento dependiente. Pero ¿cómo surgen los fenómenos en dependencia en términos de la causa y efecto conductual, en otras palabras, del karma?
[De acuerdo con Nagáryuna, y elaborado en el contexto del sistema Vaibáshika por Vasubandhu, hay siete tipos de karma (las). Nagáryuna los enumera en Versos raíz para el Madyámaka:
(XXVII.4) Palabra, movimiento y aquellas que son distinguidas como las (formas) no reveladoras de no haber renunciado (a cometer un conjunto de acciones destructivas), del mismo modo también las otras (formas) no reveladoras registradas de haber renunciado (a cometer un conjunto de acciones destructivas),
(XXXVII.5) Igualmente, (los impulsos kármicos) meritorios asociados con (otros) haciendo uso (de algo que uno ha dado o hecho) y, de manera similar, los (impulsos kármicos) no meritorios, y también un impulso kármico mental – estos siete fenómenos se registran como lo que indican los impulsos kármicos.
En términos de la mente, (1) el karma se refiere a los impulsos kármicos apremiantes (sems-pa) que conducen a nuestro cuerpo, palabra y mente hacia los caminos kármicos de los impulsos (las-lam), o sea, las acciones. En términos del karma de cuerpo y palabra, el karma (2) constructivo o (3) destructivo, se refiere a los movimientos compulsivos del cuerpo o las expresiones compulsivas de sonidos de las palabras con las que se implementan las acciones. Estas son las formas reveladoras (rnam-par rig-byed-kyi gzugs) de las acciones físicas y verbales: formas obvias que revelan el estado mental motivador de las acciones. Además, el karma incluye las formas no reveladoras (rnam-par rig-byed ma-yin-pa’i gzugs) (4) constructivas o (5) destructivas, de las acciones físicas y verbales: formas oscuras, tales como los votos, que comienzan y continúan con la continuidad mental después de que la implementación de las acciones ha cesado, y que siguen influenciando y dando forma a nuestro comportamiento. Por último, el karma incluye las formas no reveladoras “intermedias” (bar-ma) (6) constructivas y (7) destructivas, de las acciones físicas y verbales de hacer y proveer para otros algo que pueden usar. Siguen con la continuidad mental, sirviendo como una condición para que otros hagan uso de lo que hemos hecho.
Al cesar cualquiera de estos impulsos kármicos asociados con una acción compulsiva (denominados genéricamente como “causas kármicas”) surgen varios tipos de repercusiones kármicas. Las repercusiones kármicas incluyen potenciales kármicos positivos (bsod-nams, mérito), potenciales kármicos negativos (sdig-pa), tendencias kármicas (sa-bon) y hábitos kármicos constantes (bag-chags). A los cuatro tipos de repercusiones kármicas se les puede denominar genéricamente como “hábitos kármicos”, o a los tres primeros como “tendencias kármicas”. Es como resultado de la activación de sus repercusiones kármicas, que las causas kármicas dan como surgimiento, como sus “efectos kármicos”, a nuestra experiencia de diversas situaciones y objetos con la felicidad o infelicidad del momento].
Los efectos kármicos surgen de las tendencias kármicas. Las tendencias kármicas son variables que afectan no congruentes (ldan-min ’du-byed). En general, la conciencia mental es tomada como base sobre la cual existen las tendencias kármicas como fenómenos imputados. La escuela Chitamatra plantea una conciencia álaya (kun-gzhi rnam-shes, sct. alayavijnana) como su base. Chandrakirti afirma que su base provisional (gnas-skabs-kyi kun-gzhi) es la consciencia mental, pero su base última (mthar-thug-gi rnam-shes) es el mero “yo” (nga-tsam), el “yo” convencionalmente existente, que en sí es un fenómeno de imputación sobre la base de la conciencia mental y, de manera más general, sobre la base de los cinco agregados.
[Una tendencia kármica, teniendo en su base como un fenómeno de imputación la “habilidad de dar surgimiento a un efecto cuando las causas y condiciones para el surgimiento de un efecto están completas” (‘bras-bu ‘char-ab’i nus-pa), surge como un fenómeno imputado sobre la base del mero “yo” de manera simultánea con el “perecimiento” (‘jig-pa) de su causa kármica. El “perecimiento de la causa kármica” es un fenómeno de imputación sobre la base de la conciencia mental. De manera simultánea con el “perecimiento de la causa kármica” también surge, igualmente como un fenómeno de imputación sobre la base de la conciencia mental, una “ausencia” (med-pa) de la causa kármica. Con la cesación del “perecimiento de la causa kármica”, surge, sobre la base de esta “ausencia de la causa kármica” un fenómeno de imputación conocido como la causa kármica “que ha perecido” (zhig-pa). “La causa kármica que ha perecido” es equivalente a “lo que ya no acontece” (‘das-pa) de la causa kármica”.
Aunque la “tendencia de la causa kármica” sea un fenómeno de afirmación (sgrub-pa) y “la causa kármica que ha parecido” es un fenómeno de negación (dgag-pa) -y, por lo tanto, no hay un común denominador (gzhi-mthun) que sea ambos- aun así, la tendencia kármica sirve como “base que tiene las características definitorias” (mtshan-gzhi) del estado de “la causa kármica que ha perecido”. Aunque la existencia de “la causa kármica que ha perecido” no se establece por el poder de sus características definitorias (rang-mtshan ma-grub-pa), aun así, el que las tendencias kármicas sean una base que tiene las características definitorias de ella, indica que la causa kármica ha perecido.
De manera simultánea, con la compleción de la tendencia kármica proveniente de la causa kármica que da surgimiento a todos sus efectos kármicos, no existe más la “habilidad de dar surgimiento a un efecto” como un fenómeno de imputación sobre la base de la tendencia kármica. Tsongkhapa afirmó que la “presencia (yod-pa) de la tendencia kármica” -ahora sin esta habilidad- continúa aún, pero como un fenómeno de imputación sobre la base del mero “yo”, pero ahora se ha convertido en la llamada “semilla quemada”. De manera similar, las “causas kármicas que han perecido” también continúan como un fenómeno de imputación sobre la base de la continuidad de la “ausencia de la causa kármica” que es un fenómeno de imputación sobre la base de la conciencia mental].
Tsongkhapa afirmó que algo “que ha perecido” es un fenómeno afectado (’dus-byas-kyi chos, fenómeno condicionado), un fenómeno no estático afectado por causas y condiciones. Cuando Chandrakirti explicó que ambos fenómenos, tanto los afectados como los no afectados (’dus ma-byas-kyi chos) son fenómenos afectados, se refería tanto al “perecer” de algo, como a que algo “ha perecido”. No se refería a “no afectado” en el sentido de que algo “que ha perecido” sea un fenómeno estático.
[Por el contrario, significa que esto “que ha perecido” mora (gnas-pa) en el mismo estado sin degenerar (nyams), ya que se vuelve, momento a momento, más distante en el tiempo del “perecimiento de la causa kármica”. Su morar en el mismo estado no se ve afectado por nada].
Esto contrasta con los sistemas de principios Svatántrika, Chitamatra y Sautrántika, y los sistemas menores, que afirman que lo “que ha perecido” de algo, es un fenómeno no afectado en el sentido de ser estático.
[Estos sistemas menores afirman que lo “que ha parecido” de algo es un fenómeno de negación no implicativa estático (med-dgag) -solo una ausencia estática- ya que conforman el “ya no acontecer” de algo. Por otro lado, el Prasánguika afirma que lo “que ha perecido” de algo es un fenómeno de negación implicativa no estático (ma-yin dgag). Su “objeto de negación” (dgag-bya) es “lo que acontece en el presente” (da lta-ba) del perecer de algo. Cuando los sonidos de las palabras de la negación han excluido al objeto a ser negado, arrojan a su paso (bkag-shul) -en otras palabras, dejan como su estela- no solo al fenómeno de negación, el “ya no acontecer del perecimiento de la causa kármica”, sino también al fenómeno de afirmación “un surgimiento a partir del perecimiento de la causa kármica”. Un fenómeno de negación no implicativa arroja a su paso solo un fenómeno de negación, no un fenómeno de afirmación].
El Prasánguika concuerda con estos sistemas menores en que el “perecer” de algo es un fenómeno afectado. El proceso del “perecer” de algo, se da porque es afectado por causas y condiciones que se han reunido. Pero estos sistemas menores dicen que, una vez que ha ocurrido el “perecimiento” de algo, “lo que ha perecido” de algo no se ve afectado por nada y, por lo tanto, es estático, nunca cambia. Pero el Prasánguika contrargumenta que, así como el proceso del “perecimiento” de algo surge al ser causado por diversos factores, esos mismos factores son las causas que producen “lo que ha perecido” de algo y el morar continuo del fenómeno de imputación de su “haber perecido” [sobre la base de su ausencia]. El “perecimiento” de algo, habiendo surgido de causas y circunstancias, da surgimiento a “lo que ha perecido” de algo como su resultado.
Además, no puede encontrarse por análisis último o convencional, ni el “perecimiento”, ni “lo que ha perecido” – son iguales en este sentido. Ambos están desprovistos de estar establecidos por una existencia autoestablecida (rang-bzhin); ambos están desprovistos de existencia auto establecida.
Por consiguiente, Chandrakirti afirmó en Complemento a (“Los versos raíz de Nagáryuna sobre) Madyámaka”:
(VI.39) Dado que la cesación de un impulso kármico no es (establecida) por medio de una naturaleza autoestablecida, debes saber que incluso mucho tiempo después de su cesación, en algún momento, debido a su habilidad (de dar surgimiento a un efecto), se da el surgimiento de un efecto, aun sin una base álaya (conciencia).
Por lo tanto, si no aceptas la existencia de una conciencia base álaya, necesitas aceptar que los últimos momentos de “lo que ha perecido” de la causa kármica están entre las condiciones necesarias para el surgimiento de un efecto a partir de la “habilidad de dar surgimiento a un efecto cuando las causas y condiciones para el surgimiento estén completas”. Esa habilidad es un fenómeno de imputación sobre la base de la tendencia kármica que surgió como una repercusión del impulso kármico. Entonces, así como el proceso de dar surgimiento a un efecto tiene que depender de causas y condiciones para que ocurra, de la misma manera, el “haber dado surgimiento a un efecto” de la “habilidad para dar surgimiento a un efecto” de la tendencia kármica también debe depender de factores causales.
[Por lo tanto, si el “haber dado surgimiento a un efecto” es un fenómeno afectado con un morar continuo sobre su base de imputación (la tendencia kármica), Tsongkhapa razonó que la tendencia kármica que es su base, debe también continuar morando en la conciencia mental, pero ahora como una “semilla quemada”. Su morar solo cesa con el logro de su detención verdadera].
Si afirmas que “lo que ha perecido” de la causa kármica es un fenómeno no afectado [un fenómeno estático que no puede afectar o ser afectado por nada] y, por lo tanto, algo que no tiene causa, entonces tendrías que aceptar la conclusión absurda de que “el haber dado surgimiento a un efecto” de la “habilidad de dar surgimiento a un efecto cuando las causas y condiciones para el surgimiento estén completas” de la tendencia kármica, de manera similar es un fenómeno no afectado y no tiene causa. Por lo tanto, “lo que ha perecido” de la causa kármica y el “haber dado surgimiento a un efecto” de la “habilidad de dar surgimiento a un efecto” de la tendencia kármica, surgieron en dependencia de causas y condiciones y producen efectos [es decir: momentos posteriores en sus continuidades estables].