Se me ha pedido que hable acerca de vivir y trabajar en armonía en una sociedad con diversidad religiosa, y este tema abarca muchos aspectos diferentes. Como mencionó nuestro distinguido anfitrión, uno es el que Su Santidad el Dalái Lama siempre enfatiza, el cual es el de los valores humanos y la ética secular. Sin importar las diferencias que podamos tener en nuestras creencias quienes vivimos en una sociedad particular, la ética no tiene que depender únicamente de un conjunto específico de creencias religiosas, sino que hay un cierto conjunto de lineamientos éticos basados en los valores humanos básicos, el cual es aceptado por todas las religiones y también por los no creyentes. Estos valores están basados en el reconocimiento de que todos somos iguales: todos quieren ser felices, nadie quiere ser infeliz. Con respecto a esto, todos somos iguales. Todos tenemos sentimientos. Todos quieren ser queridos y aceptados. Nadie quiere ser rechazado ni perseguido. Todos quieren ser respetados y tener la consideración de los demás. Así, la base para esta aproximación general a la ética secular es una que, como Su Santidad el Dalái Lama siempre enfatiza, está basada en la compasión, la cual se define como el deseo de que los demás estén libres del sufrimiento, de los problemas y de sus causas.
Ahora, ¿cuáles son las fuentes de los problemas y de la infelicidad? Existen muchas. Vivimos en una época en la que, por supuesto, existen problemas económicos, problemas que implican diversos tipos de conflictos alrededor del mundo. Y todos estamos interconectados, de tal manera que lo que sucede en una parte del mundo afecta a todos los demás; ya no podemos vivir de forma aislada.
Así que cuando revisamos las diversas creencias religiosas es muy importante, por supuesto, que las diferencias en estos sistemas de creencias no contribuyan a generar aún más problemas. Por lo tanto, la pregunta es: ¿cómo podemos evitar disputas, conflictos, malentendidos que puedan surgir debido a los diferentes sistemas de creencias? No es suficiente decir: “Bueno, todas las religiones son lo mismo. También las no religiones, las creencias seculares son lo mismo, todo es lo mismo. Todos creemos en el trabajo básico de tratar de hacer de este mundo un lugar mejor”. Eso no es suficiente. Aunque es posible que sea verdad que todos compartimos el mismo valor, aspiración y meta, aun así hay diferencias; no es justo con las diversas religiones decir que no hay diferencias.
Pero lo que a menudo causa desarmonía está basado en nuestra ignorancia de las creencias de otros. Con frecuencia eso se ve agravado y empeorado por nuestra falta de conocimiento profundo acerca de nuestra propia tradición. Así que en lugar de basarse en cierto entendimiento y comprensión, nuestras actitudes acerca de nuestros propios antecedentes y de los antecedentes de los demás pueden fácilmente degenerar en lo que se conoce como la mentalidad de “equipo de fútbol”. La mentalidad de fútbol significa: “este es mi equipo de fútbol y es el mejor, tenemos que ganar y tenemos que competir y ganarles a todos los demás equipos de fútbol”. Es la creencia de que mi sistema religioso es el mejor simplemente porque es mi tradición y la de mi familia.
Una vez, le preguntaron a Su Santidad el Dalái Lama: “¿Cuál es la mejor religión?”. A lo que Su Santidad respondió: “La mejor religión es aquella que te ayuda a convertirte en una persona más amable”. Así, obviamente, para cada persona, una religión u otra puede ser la más útil para ayudarlas a convertirse en personas más amables. Me parece que esta es una forma sumamente útil de aproximarnos a la diversidad religiosa. Necesitamos reconocer y admitir que cada religión está tratando de ayudar a sus creyentes a convertirse en mejores y más amables personas. Para poder reconocer y valorar eso necesitamos tener conocimiento, necesitamos tener educación acerca de nuestra propia religión y acerca de otras religiones. Esto puede hacerse de forma muy científica en los sistemas educativos, sin tratar de convertir a nadie y sin ningún tipo de actitud sentenciosa, solo como conocimiento general; eso es sumamente útil e importante.
Con mucha frecuencia se llevan a cabo diversas reuniones entre diferentes líderes religiosos. A Su Santidad el Dalái Lama le gusta mucho participar en tales encuentros interreligiosos, le parece que son muy útiles. Recuerdo varios en los que participé personalmente. Uno de ellos fue una reunión avanzada con el Patriarca Bartolomé, el Patriarca de la Iglesia Cristiana Ortodoxa, en Estambul. Lo conocí muy poco tiempo después de que asumiera el cargo y estaba a punto de viajar a Japón, en donde se reuniría por primera vez con un líder budista. Me dijo que se sentía muy agradecido con algunos de los escritos de Su Santidad el Dalái Lama acerca del budismo, porque antes realmente no sabía mucho acerca del budismo y esos libros lo habían ayudado enormemente para ser capaz de conocer y dialogar de forma significativa con los líderes budistas de Japón. Así que encontramos este tipo de actitud abierta que reconoce que la base para el entendimiento y la cooperación entre las religiones es la educación, el conocimiento. Encontramos esta actitud entre líderes de diversas religiones.
He estado particularmente involucrado con el diálogo entre budistas y musulmanes. Originalmente me acerqué a esta área a mediados de los años noventa debido a la situación en el Tíbet, en donde se habían establecido muchos musulmanes chinos, particularmente en la zona noreste.
Tradicionalmente, había musulmanes viviendo en el Tíbet Central. Eran mayoritariamente comerciantes musulmanes que venían de Ladakh y Cachemira. Esto fue en la época del V Dalái Lama, en el s. XVII. Él estableció varias leyes que les dieron a los musulmanes todos los derechos que querían en términos de construir una mezquita, tener su propio cementerio y estar exentos de los diversos rituales o procedimientos budistas que sucedían durante ciertas festividades del año. Así que tradicionalmente no había una confrontación entre estas dos religiones. Pero en tiempos más recientes ha habido una mayor competencia económica debido a la afluencia de los inmigrantes chinos, razón por la cual se han mudado muchos musulmanes al Tíbet.
De esta manera, pensando en una escala mayor de Asia Central y de la historia de la interacción entre las sociedades budistas, musulmanas y cristinas, me pareció que era de gran importancia empezar a tener un diálogo y un mayor entendimiento entre estos grupos, particularmente entre budistas y musulmanes. Esto ayudaría en el desarrollo de toda la región. Una de las cosas que me propuse hacer fue escribir una historia más objetiva de la interacción entre las dos culturas, y esto me dio la oportunidad perfecta para viajar a los países islámicos de Medio Oriente a entrevistarme con académicos del lugar. Debido a que estaba buscando conocimiento, había una enorme apertura por parte de los académicos musulmanes para ayudarme a disipar los malentendidos que habían abundado en la interacción entre estas dos culturas. Muchos relatos solo retrataban la interacción como: “Los invasores musulmanes llegaron a la India y demás, y solo destruyeron todo lo budista”. Y, aunque efectivamente hubo cierta destrucción, no es una representación justa de lo que realmente ocurrió y de la historia completa. Pero mientras los budistas sigan considerando a los musulmanes como quienes destruyeron los monasterios de la India, o mientras los musulmanes sigan pensando que los cristianos fueron quienes dirigieron las cruzadas contra ellos, mientras esa siga siendo la principal memoria de la interacción, solo se perpetuarán más problemas entre los dos, más conflictos.
Así que viajé por lugares como Egipto, Jordania, Turquía, etc., y me reuní con profesores y líderes religiosos del islam. De hecho, el rector de la Universidad Teológica de El Cairo, la Universidad Al-Azhar, me concedió un enorme elogio: dijo que yo era un verdadero luchador por la verdad, el verdadero significado de un mujahedín. Así que estaba intentando esclarecer la verdad de lo que realmente había sucedido. Me encontré con que, no solo los profesores y los líderes religiosos con los que me reuní, sino también los estudiantes, estaban extremadamente interesados en ello. Trescientos estudiantes asistieron a una conferencia voluntaria que ofrecí en la Universidad de El Cairo acerca de budismo básico.
Una vez, Su Santidad el Dalái Lama me pidió que hiciera algo por él. De tanto en tanto suele darme lo que yo llamo una misión imposible. Dijo: “Quiero que encuentres y me traigas a un líder sufí musulmán africano negro”. ¿Qué puede responder uno a semejante solicitud, excepto “muchas gracias”? Su Santidad tiene esta increíble habilidad para conocer las conexiones kármicas que tienen las personas, y siempre que me ha pedido hacer por él estas cosas aparentemente imposibles, ha sido extremadamente fácil llevarlas a cabo: todo simplemente se acomoda de forma automática. Al poco tiempo, viajé a Europa (solía dar muchas conferencias alrededor del mundo) y conocí a un hombre alemán con quien entablé una charla; esta persona resultó ser un diplomático africano, por lo que le platiqué acerca de la solicitud de Su Santidad, a lo que respondió: “Oh, casualmente un buen amigo mío es el líder religioso sufí de la República de Guinea”. Guinea se encuentra en África Occidental, y olvidé mencionar que Su Santidad también había especificado que el líder debía ser de África Occidental. El líder en cuestión estaba en Europa y viajaría a la India para recibir algún tratamiento médico ayurdévico. Y sucedió que estaría en Delhi exactamente el mismo día que yo tenía programado volver y casualmente tenía un par de días adicionales antes de tener que dejar la India; estaba muy dispuesto a encontrarse conmigo y a que lo acompañara a Dharamsala para conocer al Dalái Lama. Así que no se requirió esfuerzo alguno para organizar este encuentro.
De esta forma, conocí al líder sufí. Tenía un aspecto magnífico. Muy grande, como un jefe tribal africano, y sumamente digno. Fuimos a Dharamsala y lo acompañé a su reunión con el Dalái Lama. Estaba vestido con unos muy elegantes hábitos blancos. El momento en que se conocieron fue profundamente cálido y emotivo, como el reencuentro de dos viejos amigos, y el líder sufí de hecho comenzó a llorar. El Dalái Lama mismo se levantó con presteza, fue a su antesala (la habitación que se encuentra justo afuera, en la que recibe a los visitantes) y le llevó personalmente un pañuelo para que limpiara sus lágrimas, lo cual es algo que nunca había visto hacer al Dalái Lama. Siempre tenía un asistente o un auxiliar que lo ayudaba a hacer las cosas; no se levantaba a hacerlas por sí mismo. Así pues, tuvieron una conversación muy cálida acerca de la base para la compasión en el budismo y en el sufismo. Después de eso, a lo largo de muchos años, tuvieron posteriores encuentros.
Así que el Dalái Lama ha estado enormemente interesado en este diálogo, no solo con los musulmanes, sino con líderes de otras religiones alrededor del mundo. Y me ha animado para que un gran porcentaje de mi página web sea traducido a las lenguas islámicas para poner a disposición del mundo islámico más conocimiento acerca del budismo, el Tíbet, sus propios escritos y discursos acerca de la armonía religiosa y la ética secular. Otra misión imposible. Pero sorprendentemente ya hemos podido poner una gran parte de la página en árabe y en urdu. Urdu es el idioma de Paquistán y de los musulmanes del norte de la India. En las últimas semanas, nuevamente sin buscarlo, apareció un equipo que está interesado en traducir nuestra página al indonesio. Indonesia tiene la mayor población musulmana en el mundo.
Así que, como dije, la base para la armonía religiosa es la educación, el conocimiento de las creencias de los demás. Y entonces uno ve que no hay nada que temer. Al tiempo que reconocemos las diferencias que tenemos, enfatizamos lo que compartimos en armonía.
Ahora surge la pregunta: ¿Cómo vivimos y trabajamos realmente en una sociedad multirreligiosa como la que tienen en Kalmukia? Y en particular, dado que esta es una Universidad de Ingeniería, estaba pensando en consideraciones que puedan ser relevantes para ustedes como estudiantes de esta facultad. En otras palabras, cuando están construyendo algo, diseñando algo, ¿qué consideraciones pueden tener para dar cabida a estas diferentes creencias y prácticas religiosas? En mayor escala, ¿cómo estructuramos una sociedad, un gobierno, un gobierno local, etc., si tenemos la habilidad para ayudar a estructurarlo?
El primer pensamiento que se me ocurrió fue que ciertas religiones piden que sus creyentes recen en ciertos momentos del día, como los musulmanes, cinco veces diarias. Si están supervisando una construcción en la que algunos de los trabajadores sean musulmanes, o si están construyendo un edificio público, una escuela o lo que sea, a la que es posible que acudan musulmanes, puede ser muy útil para crear una atmósfera armoniosa que exista una sala de oración, si está perfectamente bien para aquellos a quienes les gustaría orar durante el día tener la posibilidad de seguir sus creencias y costumbres. De manera similar, si hay costumbres de otras religiones a las que se les pueda dar cabida, en términos de diseñar un edificio, sería maravilloso también. En otras palabras, tomar en consideración las que son las características distintivas de un sistema de creencias que harían que la gente se sintiera bienvenida y cómoda.
Verán, siempre hay un asunto relacionado con la lealtad. La lealtad es un concepto muy importante en términos del bienestar emocional de la gente. Deseamos profundamente ser leales a nuestra familia, a nuestros antecedentes étnicos y a nuestra religión. Y también está la lealtad a nuestro estado, al país. Y lo que a menudo causa dificultades es cuando a las personas no se les permite mostrar lealtad a todos estos aspectos de forma armoniosa, cuando son forzados a ser desleales, digamos, a sus antecedentes religiosos, para poder ser leales a las costumbres de la sociedad en general.
Estoy pensando en el ejemplo de la vestimenta religiosa. En las sociedades musulmanas, las mujeres cubren su cabeza y, algunas veces, todo su rostro, con un velo, y ha habido una enorme controversia con respecto a que eso ha sido recientemente prohibido en Francia. Los sikhs – una religión de la India – nunca se cortan el pelo; los hombres nunca se cortan el pelo y siempre usan turbante. Bueno, en algunos sitios dicen que no pueden hacer eso en el lugar de trabajo, o en el ejército, si se unen a él. O el hecho de que a los monjes budistas se les disuada de usar sus hábitos si trabajan en una oficina o en una escuela. En algunas lugares incluso usar una cruz, si eres cristiano, es considerado un poco agresivo acerca de tu religión.
Nuevamente, me parece que es muy importante permitir que las personas, en cierto sentido, sigan siendo leales a su tradición si eso no causa un grave problema en la sociedad. ¿Qué daño haces en el ejército, en la escuela o donde sea si usas un turbante y no te cortas el pelo? ¿Hay algún problema? Realmente no. Aun así puedes hacer tu trabajo bastante bien. ¿Cuál es el problema si, como budista, dices una oración y haces una ofrenda antes de comer? ¿Cuál es el problema? Si usas un velo que cubre completamente tu cara, bueno, ese puede ser un problema para manejar, por ejemplo, porque tu visión es limitada. Entonces podrían decir: “Bueno, no se puede usar un velo sobre toda la cara al manejar”. Pero en otras circunstancias, ¿en dónde está el perjuicio? O si eres mujer, ¿dónde está el daño en insistir que, cuando vas a un hospital, seas atendida por una doctora mujer y por enfermeras mujeres? Hay muchas mujeres que lo preferirían así aun siendo no religiosas.
Así que pienso que, al diseñar un edificio, por ejemplo, pueden tomar en consideración cosas como una sección para hombres, una sección para mujeres, si están en una sociedad en la que hay un considerable número de personas que realmente valorarían eso como parte de sus costumbres. Y si están trabajando con una sociedad, ver qué pasos podemos dar que le permitan a la gente, como dije, ser leales a sus tradiciones en situaciones en las que no causan un problema dentro del funcionamiento de la sociedad.
En resumen, como Su Santidad el Dalái Lama siempre dice, es maravilloso que existan muchas religiones diferentes (y no solo religiones, sino también creencias seculares) en el mundo porque, como en el ejemplo de la comida, si solo hubiera un alimento disponible, eso sería muy aburrido y no sería adecuado para todos. Lo mismo sucede con los sistemas de creencias: lo que se adapta a una persona puede no adaptarse a otra en absoluto. Existen muchos sistemas de creencias que pueden ayudarnos a convertirnos en una persona más amable, más considerada, más amorosa, lo cual puede enseñarnos métodos para vivir en armonía con los demás. Y como dice Su Santidad, la mejor religión es aquella que te sirve para ayudarte a ser una persona más amable. Es como al decir: “solo porque a mí me gusta el helado de chocolate, no significa que a ti tenga que gustarte también”.