Landaw: Muchas personas hoy en día preguntan: “¿Podría el karma colectivo causar algo como un terremoto, por ejemplo el que acaba de devastar a Haití?”
En respuesta a eso, generalmente se explica que el karma colectivo de todos los seres en este planeta es responsable de las características generales del planeta y de los elementos que lo conforman. Con estos elementos en su sitio, las leyes impersonales de la física toman el control. Por ejemplo, aumenta el calor y de ello resultan varios movimientos, tales como el desplazamiento de las placas continentales y así sucesivamente. Una manifestación de tales movimientos son los terremotos. Desde esta perspectiva, los terremotos son el resultado inevitable del surgimiento de nuestro planeta tal como es; y a su vez ha surgido tal como es, como resultado del vasto karma colectivo de todos los seres que han vivido en este planeta. ¿Podrías comentar más sobre esto?
Dr. Berzin: El karma, o más específicamente, las fuerzas kármicas positivas o negativas (bsod-nams o sdig-pa) y las tendencias kármicas (sa-bon), ya sean individuales o colectivas, maduran en varios tipos de resultados. Uno de éstos es el resultado dominante (bdag-po’i ‘bras-bu). Un resultado dominante es nuestra experiencia por el tipo de ambiente o sociedad en la cual nacemos o ingresamos, y la forma en que ésta nos trata, o los objetos como posesiones y lo que les pasa a estos.
En el caso del resultado dominante del karma colectivo – el término técnico es realmente “karma compartido” (thun-mong-gi las) – de un grupo de seres limitados, esto se refiere principalmente a la experiencia compartida de situaciones ambientales o sociales, o de acontecimientos que experimenta dicho grupo. Sin embargo, igualmente podemos decir que el resultado dominante del karma colectivo también se refiere a las situaciones ambientales o sociales, o acontecimientos que proporcionen las circunstancias para que este grupo las experimente.
Esta última declaración no implica que el karma colectivo de este grupo sea la única causa para el medio ambiente, por ejemplo, que experimenten cuando lo experimentan. El entorno que experimentan, tal como la formación de la tierra o del universo, es el resultado de otras innumerables causas y condiciones. En el caso del universo, su causa que permite (nyer-len-gyi rgyu) – a saber, aquello de lo que obtenemos el universo como su sucesor y lo cual cesa de existir cuando surge su sucesor – es el Big Bang. Podríamos sub-dividir las causas que permiten en aquellas que ocurrieron hace mucho tiempo, como el Big Bang, y aquellas que ocurrieron en el momento inmediatamente precedente al momento presente, tal como un desplazamiento de una placa tectónica, siendo la causa que permite el resultado de un terremoto. Sin embargo, los cambios menores en el entorno una vez que éste ha surgido, tales como la caída de una hoja en particular de un árbol, son los resultados de las leyes de la física y de otras leyes de dicho universo. No obstante, existen resultados de lo hecho por el hombre (skyes-bu byed-pa’i ‘bras-bu) concernientes al entorno, tales como la contaminación del aire siendo el resultado de acciones humanas. Además, los elementos constitutivos en un momento específico, como la materia y energía del universo en ese momento son causas de surgimiento simultáneo (lhan-cig ‘byung-ba’ rgyu) para el universo en ese momento.
El karma colectivo que causalmente contribuyó a la formación de la Tierra y a las leyes físicas que le pertenecen se refiere al karma compartido, no solamente por lo seres que han vivido en la Tierra en el pasado, sino también a aquellos que viven actualemente en ella y a aquellos que vivirán en el futuro. Sin embargo desde el momento en que la Tierra es parte de nuestro universo entero y las leyes de la física son válidas no solamente para la Tierra, sino para el universo entero, necesitamos tener una visión más amplia del karma colectivo – el karma colectivo de todos aquellos que han vivido, que viven actualmente y que vivirán en nuestro universo. Después de todo, la naturaleza física del universo es tal, que un enorme número, si no es que todos los planetas hechos de materia sólida, son en un punto inestables y sujetos a terremotos.
Ya que estamos hablando de la formación del universo, el karma colectivo que contribuyó a su formación y al gran número de seres que lo experimenten tuvo que haber sido acumulado antes del Big Bang por todos los seres con el karma para nacer en este universo.
¿Pero qué hay de aquellas personas que viven en el lugar exacto donde golpea un violento terremoto, tal como en Haití la semana pasada? Para comprender esto, es importante recordar que (1) no todos en este planeta experimentaron los devastadores efectos de tal terremoto y (2) aún en el mismo Haití, no todos murieron o resultaron heridos en el temblor. A pesar de que causó una devastación extensa, no todos, en dicha área, murieron o resultaron lastimados. Esto indica que aquellos que fueron seriamente dañados habían acumulado el karma, tanto individual como colectivo, para experimentar el daño en ese momento, mientras que aquellos que resultaron menos afectados no habían acumulado dicho karma.
Esto no quiere decir que aquellos que murieron hayan sido, de alguna manera, “peores” personas que aquellas que se libraron. Todos poseemos vastas colecciones de karma en nuestro flujo mental, tanto positivo como negativo, y las condiciones que determinan qué tipo de karma madurará en qué momento son muchas y variadas. Alguien podrá haber sobrevivido “milagrosamente” al gran temblor, solamente para morir en otro gran desastre al día siguiente, al año siguiente, o en la próxima vida. ¿Podemos hacer una distinción, entonces, entre el karma colectivo “amplio”, el cual se comparte con todos los seres sensibles del planeta, y el karma colectivo relativamente “estrecho”, el cual compartimos solamente con cierta población de entre todos estos seres?
Sí, podemos hacer tal distinción. Existe el karma colectivo más amplio que ha contribuido a la formación del universo. Este es compartido por todos aquellos que vivirán en dicho universo. Dentro de este conjunto, existe el sub-conjunto de aquellos con el karma colectivo para vivir en la Tierra, el cual ha contribuido a la formación específicamente de la Tierra. Dentro de ese sub-conjunto existe, a su vez, el sub-subconjunto de aquellos con el karma colectivo para experimentar el terremoto en Haití, el cual en un sentido, contribuyó a que ocurriera el terremoto.
A pesar de que cada persona dentro del último sub-subconjunto experimentó el terremoto de forma diferente, como resultado de su karma individual (thun-mong ma-yin-pa’i las; karma no compartido); aún podemos encontrar más sub-divisiones del karma colectivo compartido por grupos aún más pequeños de individuos entre ellos. Por ejemplo, algunas personas murieron y otras sobrevivieron. Aquellas que murieron poseían karma colectivo para morir en el terremoto, no solamente para experimentarlo. Entre aquellas que murieron, algunas pudieron haber tenido el karma colectivo compartido con muchas otras personas para morir en el colapso del mismo edificio. Así que cuando hablamos de karma individual, se refiere a experimentar algo único, no compartido con nadie más, como puede ser morir quince minutos después de ser golpeado en la cabeza por una viga específica.
Para ponerme cósmico por un momento, los seres que han purificado su karma lo suficiente y cultivan una fe sólida pueden renacer en lo que llamamos una “tierra pura” o una “ tierra búdica”, como la del buda Amitaba. Ahí se encuentran en un mundo que no está sujeto a tales agitaciones. En un renacimiento así, en una tierra pura, se dice que todo, tal como el sonido que hace el viento cuando sopla a través de los árboles, imparte enseñanzas de Dharma acercando a los seres de esa tierra pura a la iluminación. Cito esto para subrayar el punto de que existe una correspondencia entre las propiedades de un lugar y las cualidades de las mentes de los seres que viven en tal lugar.
Abreviando, los seres cuyas mentes permanecen bajo la influencia de los tres venenos – ignorancia, avaricia y enojo – se encuentran viviendo en un mundo lleno de todas las formas de daño, mientras que aquellos que han obtenido un grado de libertad de tales engaños venenosos, experimentan un entorno donde ese daño es menos común o, como en el caso del renacimiento en una tierra pura, completamente ausente.
En el caso de una tierra pura, como la de Amitaba, la causa que permite su aparición es la fuerza positiva que Amitaba acumuló antes de su iluminación y las plegarias que ofreció también antes de su iluminación. Estas pudieron haber sido plegarias, dedicando la red de fuerza positiva que acumuló, para ser capaz de dar enseñanzas en formas nirmanakaya, los no-aryas junto con el karma para recibir enseñanzas del nirmanakaya de un buda y, específicamente, con el karma para nacer en una tierra pura nirmanakaya para recibir tales enseñanzas. Adicionalmente, sus plegarias pudieron haber sido para dar enseñanzas en formas sambogakaya, arya bodisatvas con el karma para recibir enseñanzas del sambogakaya de un buda y, específicamente, con el karma para nacer en una tierra pura sambhogakaya para recibir tales enseñanzas. Como Amitaba pudo haber ofrecido esas plegarias mucho antes de convertirse en un buda, su tierra pura podría considerarse también un resultado dominante de su red de iluminación de fuerza positiva.
Una condición que actúa simultáneamente (lhan-cig byed-pa’i rkyen) para la aparición de la tierra pura de Amitaba sería el sufrimiento de todos los seres limitados, los cuales habrían motivado a Amitaba a tener compasión y a hacer tales oraciones antes de iluminarse. Una condición que actúa simultáneamente es algo que existe previo a la aparición de algo más y que ayuda a que se dé el surgimiento pero que no se transforma en lo que surge.
Las prácticas de purificación de alguien que renacerá en la tierra pura de Amitaba que se han efectuado en la vida inmediatamente precedente al nacimiento de esa persona en dicha tierra pura, no pueden ser consideradas causa para el surgimiento de la tierra pura de Amitaba. Esto es porque la tierra pura de Amitaba ya habría existido en el momento en que la persona se involucró en tales prácticas de purificación. Las prácticas de purificación realizadas por alguien en la vida inmediatamente precedente al renacimiento en una tierra pura, adicionadas a las oraciones ofrecidas en esa vida para renacer en la tierra pura de Amitaba, serían como la gota final en la red de acumulación de fuerzas positivas de dicha persona a través de un enorme número de vidas, que podrían resultar en su renacimiento en una tierra pura. Solamente las plegarias para nacer en una tierra pura en general que han ofrecido todos los seres con el karma para nacer en la tierra pura de Amitaba, durante las vidas mientras Amitaba aún era un bodisatva podrían funcionar como causas para madurar en el surgimiento de la tierra pura de Amitaba como su resultado dominante. Sin embargo, esto podría ser el caso sólo en conjunción con las plegarias realizadas por Amitaba mismo antes de llegara a ser un buda. Solamente si dichas personas hubieran conocido a Amitaba cuando era un bodisatva y orado para nacer específicamente en su tierra pura después de que se convirtiera en un buda, podrían sus oraciones madurar en la tierra pura de Amitaba como su resultado completo.
Leí en algún texto del Dharma sobre terremotos relacionados a desequilibrios en el elemento tierra de los seres sensibles. Esto es interesante, pero no sé como interpretar tal declaración. ¿Alguna ayuda?
Yo no he visto esa declaración, pero considero que podemos comprenderla en términos de la presentación kalachakra del karma. De acuerdo a esta presentación, existen innumerables universos, cada uno de ellos pasando por un ciclo de eones de formación, eones de resistencia, eones de desintegración, y eones vacíos. Cuando un universo está en la fase de sus eones de formación, otro podría estar en la fase de sus eones de desintegración. Los ciclos por los que atraviesan los universos no están necesariamente sincronizados entre ellos.
Durante los eones vacíos entre la presencia de los universos, los cinco elementos de cada universo se han colapsado en una partícula espacial (nam-mkha’i rdul-tshan). Esta partícula espacial guarda semejanza con un “agujero negro”, aunque por supuesto existen diferencias. Los cinco elementos son espacio, viento, fuego, agua y tierra; o podemos quizá pensar en los cinco como espacio, gas o energía, calor, líquido y sólido. Específicamente, la partícula espacial consiste de un rastro de las partículas elementales más burdas de un universo que ya no está unido. En esta situación, las leyes ordinarias de la física de esos universos previamente colapsados ya no son operantes para esos rastros. La partícula espacial para un universo que aún no ha sucedido, funciona como base para partículas más burdas de los cinco elementos de ese universo que surgirá subsecuentemente.
El kalachakra también habla de los vientos del karma (las-kyi rlung), los cuales se refieren a las energías sutiles que acarrean las fuerzas y tendencias kármicas de los individuos. Al final de un eón vacío, por ejemplo, previo al Big Bang que formó nuestro universo, los vientos del karma colectivo de seres con el karma para nacer en nuestro universo, afectaron a la partícula espacial para nuestro universo. Ellos causaron que explotara esa partícula espacial con el Big Bang y que evolucionara en nuestro universo con sus características y leyes de la física específicas.
En el momento del Big Bang, aquellos seres con el karma de nacer en nuestro universo y cuyo karma colectivo influenció la formación de nuestro universo, podrían haber estado situados en otros universos. Como seres samsáricos, los cinco elementos de sus cuerpos podrían haber estado fuera de equilibrio. Consecuentemente, los vientos de sus karmas colectivos podrían haber afectado a la partícula espacial para nuestro universo de tal forma que provocara que los cinco elementos más burdos de nuestro universo que evolucionaría de ellos, también estuvieran fuera de equilibrio. De esta forma, podríamos explicar que un desequilibrio del elemento tierra en lo seres con el karma de nacer en nuestro universo contribuyó al desequilibrio del elemento tierra en este planeta, resultando en un terremoto.
Las enseñanzas de kalachakra explican la relación entre el karma colectivo y el hecho de que los planetas rocosos en nuestro universo están sujetos a inestabilidad y terremotos. ¿Pero cual sería un ejemplo de karma colectivo que resultase en que un grupo de personas experimentara un terremoto al mismo tiempo? ¿Es algo que estos seres han hecho realmente, como en el citado caso de los pobladores que arrojaron arena a unos monjes y después fueron enterrados por una tormenta de arena? ¿O es algo más sutil y penetrante que eso?
Esta es, por supuesto, una pregunta muy difícil de responder. Un grupo de seres experimentando juntos un desequilibrio específico del elemento tierra de este planeta tendrían que haber acumulado el karma colectivo para ello, para que todos ellos participaran en un hecho específico. Tal hecho tendría que haber causado un desequilibrio del elemento tierra de un área, que otros experimentaron y por el cual fueron dañados. Por ejemplo, el hecho destructivo podría haber sido un grupo de personas trabajando conjuntamente en un proyecto que dañara el entorno y causara que las colinas se colapsaran o que ocurrieran deslaves. O el grupo podría haber estado involucrado en operaciones explosivas en trabajos de minería.
Sin embargo, recuerden que los seres samsáricos han vivido en innumerables planetas en innumerables universos. El karma colectivo de seres que experimentan un terremoto específico en un planeta específico podrían, no necesariamente, haberlo acumulado por haber cometido un hecho destructivo compartido en ese planeta. Pudieron haber cometido ese hecho en algún otro planeta en cualquier momento del pasado. Debido a la avaricia y a la ignorancia, estoy seguro que los seres samsáricos han destruído el entorno en innumerables planetas, innumerables veces. Pero sólo un buda podría saber qué acto kármico específico maduraría en qué resultado kármico específico. El karma, después de todo, es el tema más difícil de todos de entender plena y detalladamente.