El camino budista como contexto para las cuatro verdades nobles
Me han pedido que hable sobre las cuatro verdades nobles de acuerdo al Vajrayana. Su exposición en la tradición Vajrayana se puede abordar de dos formas: de manera específica como se presentan en el tantra, o bien, podemos ver al Vajrayana como una manera de referirse a la tradición tibetana del budismo que combina el estudio tanto del sutra como del tantra.
Comencemos con la forma que tienen en común el sutra y el tantra de hablar de ellas. Esta es la manera principal en que usualmente se presentan en la tradición tibetana, está basada en la tradición india del Mahayana de un texto en particular de Maitreya, ¿un buda futuro. Escribió muchos textos, que incluyen un gran comentario a Los sutras del prajnaparamita, o Los sutras de la perfección de la sabiduría, en los que se encuentran una gran cantidad de detalles sobre el camino y las realizaciones que se obtienen a lo largo del camino a la liberación y a la iluminación. El título del texto se traduce como Filigrana de realizaciones, indicando la multitud de potenciales realizaciones a lo largo del camino.
Dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles
Las cuatro verdades nobles tienen dieciséis aspectos, cuatro para cada una de las verdades. Estos comprenden el enfoque principal de meditación en el camino que conduce tanto a la liberación como a la iluminación. Cuando hablamos de liberación e iluminación, la liberación se refiere a superar una serie de oscurecimientos que nublan la mente, los oscurecimientos emocionales. Estos incluyen a las emociones y actitudes perturbadoras como el enojo, el deseo anhelante, la ingenuidad, la ignorancia, la confusión y demás, además de sus tendencias. Cuando las superamos todas, así como a sus tendencias, además de los impulsos kármicos de actuar bajo su influencia, obtenemos la liberación.
Una manera en que podemos obtener la liberación es como un shrávaka, un escucha de las enseñanzas, que básicamente sigue a lo que se le llama -aunque no es un nombre amable- “Hinayana” o camino del vehículo modesto. El Hinayana cuenta con dieciocho escuelas, una de ellas es la Teravada. Realmente no tenemos un nombre que incluya a las dieciocho, pero necesitamos entender que la Teravada es solo una de ellas. También podemos practicar hacia la liberación como un pratyekabuda, alguien que practica durante las eras oscuras entre los tiempos en que los budas están disponibles para darnos enseñanzas. Ellos trabajan sobre la base de sus instintos, sin maestro alguno.
Podemos seguir el camino hacia la liberación con cualquiera de estas dos maneras, o bien, podemos seguirlo como parte del camino del bodisatva. Como bodisatva, obtendríamos la liberación y seguiríamos más allá para alcanzar la iluminación. Para obtener la iluminación, no solo necesitamos superar los oscurecimientos que impiden la liberación, sino que además necesitamos superar un conjunto más profundo de oscurecimientos. Aunque estos son descritos de formas muy variadas por las diferentes escuelas filosóficas budistas, podemos llamarlos oscurecimientos cognitivos. Estos son los oscurecimientos que nos impiden alcanzar la omnisciencia.
Las emociones y actitudes perturbadoras están basadas en la confusión acerca de la realidad, en la confusión acerca de cómo existimos y de cómo existe todo lo demás. El problema es que nuestra mente hace que las cosas parezcan existir en formas falsas y confusas, como si todo fuera sólido y concreto. Es como si todo tuviera un gran recubrimiento plástico o una gruesa línea a su alrededor para hacerlo individual y separado de todo lo demás. Creemos existir de esa manera, y también pensamos: “Soy el centro del universo”, y que todo lo demás está “allá afuera” con estas gruesas líneas alrededor de cada cosa. Eso es confuso, ciertamente. Basados en esa creencia, actuamos en todo tipo de formas inapropiadas y desafortunadas. Para poder alcanzar la iluminación necesitamos superar este aspecto de la mente que hace que las cosas aparezcan de esta forma confusa, en la que no vemos que todo está interrelacionado. Este aspecto se refiere a los hábitos constantes de las emociones y actitudes perturbadoras. Estos constituyen los oscurecimientos cognitivos.
Si no podemos ver que todo está interrelacionado, no podemos tener un pleno entendimiento de cómo podemos realmente ayudar a todos. Para ser capaces de ayudar a todos, necesitamos entender cada cosa pequeña que ha afectado a cada persona desde el tiempo sin principio. Todos los diversos factores de lo que cada individuo ha hecho en vidas previas, lo que les ha pasado, todos los factores históricos que los han afectado y demás. Todo está interrelacionado. También necesitamos conocer, si es que vamos a enseñarle algo a una persona, cuáles serán los efectos de dicha enseñanza. ¿Cómo es que eso afectará, no solo a esa persona sino a todos con quienes tenga contacto desde este momento hasta su liberación? Definitivamente esto no es algo fácil de entender. Si nuestra mente hace que las cosas aparezcan en pequeños paquetes de plástico, entonces no vemos la relación entre todo; en realidad no podemos entender todas las causas de por qué algo le está sucediendo a alguien y todos los efectos de cómo interactuamos con ellos.
Eso es lo que necesitamos superar para llegar a ser un buda. Esos son oscurecimientos cognitivos. Obscurecen a la naturaleza búdica, a la naturaleza de la mente, que es capaz de entender todo y de ver todas las interconexiones. Así que, como bodisatvas, no solo necesitamos superar todas las emociones perturbadoras y la confusión, sino que adicionalmente, también necesitamos superar que nuestra mente proyecte estas apariencias falsas y confusas. La mente fabrica estas falsas apariencias y nosotros las creemos, y actuamos como si en realidad las cosas existieran de esa manera.
Si nos liberamos, llegamos a ser un arhat, un ser liberado. Como arhat, nuestra mente sigue fabricando estas apariencias confusas, pero ya no las creemos. Sabemos que son basura, que no son verdaderas, que no corresponden a la realidad. Al saber esto, por supuesto, no nos alteramos y no reaccionamos y demás. Sin embargo, eso no es suficiente, porque seguimos sin conocer la mejor manera de ayudar a los demás.
Los cinco estados mentales que son el camino
Para poder alcanzar la liberación y la iluminación seguimos cierto desarrollo de la mente que se describe en los cinco caminos. Es el desarrollo de nuestro entendimiento y de nuestro carácter. Son realmente estados mentales que son el camino; siendo, cada uno de ellos, un nivel de la mente que funciona como un camino para alcanzar la liberación y la iluminación. Todo esto comienza con la renuncia.
La renuncia es cuando tenemos una fuerte determinación de liberarnos, liberarnos de todo el terrible y horrible sufrimiento que experimentamos. Ya tuvimos suficiente y queremos deshacernos de eso. Queremos salir, no solo del sufrimiento de esta vida, sino también de los renacimientos incontrolablemente recurrentes con todos los mismos problemas una y otra vez.
La renuncia tiene dos aspectos. No es solo que queramos escapar de esto, pero sin tener que soltar nada. Estamos dispuestos a soltarlo todo, incluso la confusión, las emociones perturbadoras y demás, que están causando nuestro sufrimiento con renacimientos incontrolablemente recurrentes, el samsara.
Renuncia no elaborada y bodichita no elaborada: El principio
La renuncia no elaborada es cuando no se requiere esfuerzo alguno para entender lógicamente por qué queremos salir y demás. Con ella, la renuncia es solo parte de nuestro objetivo en la vida, ya sea que pensemos en ello o no. En este punto, comenzamos con los estados mentales que son el camino. Aquí es cuando comenzamos, antes de eso, estamos solo luchando para subirnos al tren, por así decirlo, el vehículo mental que nos llevará a la liberación. En realidad, nos subimos al tren cuando desarrollamos esta renuncia de una manera no elaborada.
Adicionalmente, desarrollamos la bodichita no elaborada de la misma manera. La bodichita es cuando nuestra mente está enfocada en nuestra futura iluminación, no en la iluminación en general, no en la iluminación del Buda, sino en nuestra propia iluminación individual que aún no acontece. Sin embargo, entendemos que podemos obtener dicha iluminación por nuestra naturaleza búdica y demás. Nos enfocamos en eso, en el entendimiento de que no hemos llegado ahí todavía, pero de que es nuestro objetivo. Esa es nuestra meta porque queremos poder ayudar a todos de la mejor manera posible, y la única manera de lograrlo es alcanzando la iluminación.
Luego, cuando tenemos una bodichita de una forma no elaborada, cuando solo está ahí todo el tiempo sin tener que pensar en el por qué y en todas las razones para ello, comenzamos los cinco caminos del Mahayana. A medida que progresamos en estos cinco caminos, los cinco estados mentales que son el camino, cada uno de ellos es un nivel mental, un nivel de entendimiento que nos va acercando cada vez más a la meta.
El estado mental que es el camino de la construcción
El primer estado mental que es el camino, generalmente se traduce como “el camino de acumulación”; sin embargo, acumulación en realidad significa “construcción”. Estamos reuniendo y construyendo todas las herramientas que necesitaremos para alcanzar la liberación y la iluminación. Las herramientas que estamos construyendo son shámata y vipáshana. Shámata es un estado mental que es tranquilo y estable, sin dispersión alguna, sin divagar hacia objetos de deseo, sin sopor ni somnolencia, ni nada por el estilo. Está perfectamente concentrada con un sentido de aptitud – un sentido estimulante de poder concentrarnos perfectamente en cualquier objeto, por tanto tiempo como queramos.
Vipáshana es un estado mental excepcionalmente perceptivo. Cuando añadimos vipáshana al shámata, tenemos un sentido adicional de aptitud de que la mente puede entender cualquier cosa. Cuando tenemos estas dos herramientas enfocadas en una cognición conceptual de los dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles, hemos completado el logro de este estado mental que es el camino del primer nivel.
El estado mental que es el camino de aplicación y el estado mental que es el camino del ver
Con el estado mental que es el camino de aplicación, generalmente traducido como “el camino de preparación”, aplicamos más y más esta concentración y entendimiento, continuamente, a nuestra cognición conceptual de estos dieciséis aspectos. Cuando obtenemos una cognición no conceptual de ellos, alcanzamos el estado mental que es el camino del ver, el llamado “camino del ver”, y nos convertimos en un arya.
“No conceptual” significa conocer algo, no a través de una idea general de ello, o a través de una categoría, sino directamente y sin depender de una línea de razonamiento. Un arya es un ser altamente realizado que cuenta con esta cognición no conceptual. Con esto, comenzamos a liberar a nuestra mente de uno de los niveles de los oscurecimientos emocionales.
El estado mental que es el camino de la familiarización y el estado mental que es el camino de no más entrenamiento
Después de esto, necesitamos acostumbrarnos cada vez más a este entendimiento no conceptual. Eso se hace con el estado mental que es el camino de la familiarización o “el camino de la meditación”. Con esto liberamos a nuestra mente de más niveles de oscurecimientos hasta que alcanzamos el objetivo, el estado mental que es el camino de no más entrenamiento, ya sea como un arhat (un ser liberado) o un buda. Un arhat solo se ha liberado de los oscurecimientos emocionales, mientras que un buda, además, también se ha liberado de los oscurecimientos cognitivos.
Enfocarse en las cuatro verdades nobles
A lo largo de todo esto, nos enfocamos en las cuatro verdades nobles y la falta de existencia de un yo imposible que las experimente. “Noble” se refiere a un arya, aquel que tiene esta cognición no conceptual. Se les llama verdades nobles, las verdades de los aryas, porque la gente común no las entiende. Las verdades nobles que ven los aryas de manera no conceptual, son completamente diferentes a la manera en que la gente común entiende la vida. Los aryas ven que lo que la gente común entiende es superficial o no verdadero, en cambio, ellos ven la verdadera forma en que son las cosas en la vida.
Mientras trabajamos para tratar de realmente entender estas cuatro verdades nobles y estos dieciséis aspectos, superamos las dieciséis formas distorsionadas de comprenderlas, las dieciséis visiones erróneas sobre ellas. Desde la perspectiva tibetana, estudiamos las cuatro verdades nobles porque son el tema principal de meditación con los estados mentales que son el camino. Queremos entender los dieciséis aspectos para deshacernos de los dieciséis entendimientos erróneos. En realidad, es de mucha utilidad conocer los entendimientos erróneos y los correctos, y no solo estudiarlos cuando estamos ya en estos niveles muy avanzados. A la par de desarrollar una fuerte motivación de renuncia o bodichita, también es muy útil pensar en estas verdades y aspectos, mucho antes de llegar a esos niveles.
Al enfocarnos en estos dieciséis aspectos, vemos dos partes. Primero, nos enfocamos en los detalles reales: cuáles son los aspectos y que son verdaderos. Pero, además, nos enfocamos también en la falta de que nosotros, quienes estamos experimentándolos, existamos en formas imposibles – tal como un “yo” que exista como una entidad separada dentro de nuestra cabeza y estos dieciséis como otras entidades separadas que existen allá afuera, desconectados de nosotros. Necesitamos entender que, aunque nuestra mente nos hace aparecer como si existiéramos en todo tipo de formas imposibles y las creemos, estas falsas apariencias no corresponden con cómo realmente existimos.
En resumen, ninguno de estos dieciséis aspectos existe de alguna forma imposible: envueltos en plástico, por sí mismos, aislados de todo lo demás. No hay un “hecho” que necesitamos aprender para pasar un examen o algo por el estilo, y tampoco hay un “yo” totalmente desconectado de estos dieciséis aspectos, que tiene que aprenderlos, aunque ya los experimentamos sin saberlo. Esto es de lo que se trata en realidad la meditación en el camino espiritual hacia la liberación e iluminación, junto con la base de la renuncia y la bodichita, que están basados en el amor y la compasión y demás.
Los cuatro aspectos del sufrimiento verdadero
El sufrimiento verdadero se refiera a los cinco agregados manchados como se ejemplifica con nuestro cuerpo
¿Cuáles son estos dieciséis aspectos? Para entenderlos, es necesario entender también las cuatro verdades nobles a mayor detalle. El primero de estos aspectos, los sufrimientos verdaderos, se refieren a los cinco agregados manchados, como se ejemplifica con nuestro cuerpo como la base sobre la cual los experimentamos. “Agregados manchados” es, por supuesto, una expresión técnica, y también necesitamos entender a qué se refiere.
Los agregados se refieren a todo lo que conforma nuestra experiencia. Cada momento de nuestra experiencia está conformado por una o más cosas que clasificamos en cinco grupos, en otras palabras, en los cinco agregados. Este esquema de clasificación es tan solo un constructo mental para ayudarnos a analizar y entender nuestra experiencia. A cada momento, uno o más elementos de cada uno de estos grupos van a estar presentes como parte de lo que estamos experimentando.
¿Qué experimentamos a cada momento? Describamos esto en un orden que nos ayude a entenderlo. Tenemos cierta forma de conciencia, ya sea una conciencia visual, auditiva, olfativa, gustativa, tener una sensación física, o una conciencia mental, por ejemplo, al pensar o soñar. A cada momento, estamos en alguno de estos canales, como en un canal de televisión.
De esta manera, a cada momento, hay alguna forma de fenómeno físico que es percibido o conocido por alguno de estos tipos de conciencias; podría ser algo visible, un sonido, un olor, un sabor, una sensación física, o podríamos estar pensando cualquier cosa. Además, hay un sensor cognitivo, como las células fotosensibles en los ojos de las que depende el poder ver. Por supuesto, también está ahí nuestro cuerpo como una ubicación física en donde estas cogniciones suceden, pero en el esquema de los cinco agregados el cuerpo solo se incluye como el sensor de sensaciones físicas.
A continuación, hay una sensación de un nivel de felicidad. El término “sensación” se refiere solo a eso y no a emociones. ¿Cómo nos sentimos? ¿Es una sensación de felicidad o de infelicidad? Cuando vemos a alguien, ¿nos sentimos felices de verlo o infelices? ¿Y que hay cuando pensamos en esa persona? Felicidad significa que queremos que continúe, infelicidad significa que queremos termine. A cada momento hay cierto nivel de sensación. No es necesariamente dramática; sin embargo, ahí está, en cierto nivel, a cada momento. En realidad, la sensación se define como la manera en que experimentamos la maduración de nuestro karma. Por ejemplo: una persona come queso y se siente muy feliz, y otra persona come el mismo tipo de queso y lo detesta y se siente infeliz. Ese es el resultado de nuestro karma.
A cada momento, también tenemos la distinción. Necesitamos ser capaces de distinguir, por ejemplo, las formas y colores de la cara de alguien de las formas y colores de la pared. Si no podemos distinguir eso, en realidad no podríamos ver a la persona ¿verdad? ¿Qué estamos viendo? Solo vemos puntos de pixeles de colores ¿no es así? Vemos formas de colores. Necesitamos ser capaces de unirlos para distinguir una cosa de la otra. También está sucediendo eso todo el tiempo. A esto, algunas veces, también se le llama “reconocimiento”, pero no es una buena traducción.
Por último, el quinto es todo lo demás, como todas nuestras emociones, concentración, somnolencia y demás.
Estos son los cinco agregados. A cada momento, tenemos uno o más aspectos de cada uno de estos cinco, y el conjunto de todos ellos es lo que constituye nuestra experiencia. Lo que experimentamos a cada momento cambia todo el tiempo, y cada componente en cada uno de estos cinco agregados está cambiando a diferente ritmo. Estamos viendo, escuchando y pensando diferentes cosas, y nuestro nivel de felicidad e infelicidad sube y baja. Estamos, por ejemplo, distinguiendo una nariz del resto de la cara; básicamente estamos distinguiendo todo tipo de cosas. Adicionalmente, por supuesto, nuestras emociones, nuestra concentración y nuestro interés están cambiando todo el tiempo. Todas estas cosas están constantemente cambiando.
Llamamos a estos agregados “manchados”, algunas veces traducido como “contaminados”, que no es una palabra muy linda. ¿Qué significa “manchados”? Para entenderlo, necesitamos ver cómo surgen estos agregados manchados. Surgen por nuestras emociones perturbadoras, por lo que están manchados por ellas, contaminados de alguna manera por las emociones perturbadoras. Ya sea apego, enojo, ingenuidad, arrogancia o celos, los cinco agregados están manchados por ellas. El efecto de estar manchadas es que los agregados manchados se perpetúan a sí mismos; crean más momentos de sí mismos. Eso es sufrimiento verdadero.
¿Cuáles son los cuatro aspectos del sufrimiento verdadero?
El primer aspecto del sufrimiento verdadero
El primero de los cuatro aspectos del sufrimiento verdadero es que los agregados, como están ejemplificado por el cuerpo, son fenómenos no estáticos. No estático significa que no se quedan quietos, están cambiando momento a momento. Este cuerpo y el continuo de agregados experimentados sobre la base de este cuerpo van a llegar a su fin cuando muramos. Pero luego tendremos otro cuerpo y más agregados en nuestra siguiente vida.
Además del sufrimiento de que este cuerpo y esta vida son impermanentes y llegarán a su fin, está el hecho de que a cada momento se acercan cada vez más a su fin. Por supuesto, habrá una continuidad; habrá otra vida y otro cuerpo, pero no estamos hablando de eso. De lo que estamos hablando es del transcurso de una vida, el cuerpo y esta vida llegarán a su fin, y a cada momento cambian y se acercan a ese final.
El segundo aspecto del sufrimiento verdadero
El segundo aspecto del sufrimiento verdadero es el sufrimiento, y aunque aquí solo se use la palabra “sufrimiento”, quizá necesitamos usar otra palabra: “miserable”. El segundo aspecto es que los agregados, como son ejemplificados por el cuerpo, son miserables. ¿Por qué son miserables? Son miserables porque, sobre la base de nuestro cuerpo, experimentamos todos los momentos agregados de los sufrimientos del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte. Nos suceden cosas que no queremos que nos pasen, muy a menudo no recibimos lo que queremos, etc.
Además, como se explica en el budismo, hay tres tipos de sufrimiento en general. Uno de esos tipos de sufrimiento es el sufrimiento de la infelicidad. Podría ser infelicidad basada en el dolor o infelicidad basada en lo que no nos gusta, o podría ser infelicidad por muy diversas y diferentes razones. No pensemos en esto solo en términos de dolor físico, sino también mental. El dolor es solo una sensación física; estamos hablando de la sensación que tenemos cuando somos infelices por algo o por alguna experiencia de la cual queremos separarnos y, al no poder hacerlo, sufrimos.
El siguiente tipo de sufrimiento es el sufrimiento del cambio, y eso se refiere a nuestra felicidad ordinaria. Nuestra felicidad ordinaria es un gran problema. ¿Por qué es un problema? Porque no dura y nunca sabemos cuándo va a terminar y qué va a venir después de eso. Nunca es suficiente; es frustrante y nunca nos satisface. Además, aunque podemos disfrutar nuestra felicidad ordinaria por un momento, no nos ofrece seguridad. Aun cuando gozamos de un cuerpo fuerte y sano, nunca sabemos cuándo vamos a pescar un resfriado, ¿verdad? Ese es el segundo tipo de sufrimiento.
El tercer tipo de sufrimiento, llamado “el sufrimiento que todo lo impregna”, es de lo que especialmente hablamos en el budismo. El sufrimiento que todo lo impregna se refiere al hecho de que tenemos este cuerpo manchado y, sobre la base de él, experimentamos estos agregados manchados. Al estar constantemente afectados por el enojo, el deseo, el apego y demás, tener un cuerpo y experimentar dichos agregados los perpetúa. Esta es la base para continuar estar repetidamente infelices o experimentar el tipo ordinario de felicidad, el sufrimiento del cambio. Ese es el verdadero problema. El verdadero problema es tener repetidamente una base manchada, tal como nuestro cuerpo.
A veces se dice que, si no tuviéramos cabeza, no tendríamos dolor de cabeza. El problema no es el dolor de cabeza; el problema es tener siempre el tipo de cabeza que va a sufrir un dolor de cabeza. La constitución física de nuestro cuerpo es muy delicada y se desequilibra fácilmente. Nuestra estabilidad mental se ve afectada fácilmente. Eso es de lo que necesitamos deshacernos, de este aspecto “miserable”. En resumen, estos agregados manchados, como son ejemplificados por nuestro cuerpo, son “miserables” porque son la base para los otros tipos de sufrimiento.
El tercer aspecto del sufrimiento verdadero
El tercer aspecto del sufrimiento verdadero es que los agregados, tales como nuestro cuerpo, son fenómenos vacuos. “Vacuo” significa que les falta algo, que hay algo ausente. En ocasiones se le llama “vacío”. ¿Qué es lo que le falta a nuestro cuerpo? ¿Qué es lo que no tiene? Carece de lo que podríamos llamar un “alma” imposible. En budismo, se traduce principalmente como “identidad” o “sí mismo”. Sin embargo, si realmente lo vemos, está hablando sobre el concepto hindú de atman. Quizá en nuestro pensamiento occidental, lo más parecido sería decir un “alma”.
El budismo afirma que el tipo de alma que se cree que existe en estas otras filosofías indias, es algo ilógico y, por lo tanto, imposible. Sin embargo, tendemos a identificarnos con el alma, y decir que eso es nuestro “yo”, nuestra “identidad”, pero eso no es lo que somos. Lo que está faltando, de lo que están desprovistos el cuerpo y los agregados, es de un alma como la definen las filosofías indias no budistas. Existimos -el budismo no refuta eso- pero no existimos como el tipo de alma que definen estas escuelas de pensamiento indias. El Buda hablaba específicamente acerca de lo que todos creían en el subcontinente indio de su tiempo.
¿Cuáles son las características del alma que el buda refutaba? En el tiempo del buda, la creencia era que había un alma eterna e inmutable. A esto, el budismo le llama “alma burda imposible” o “yo burdo imposible”. Además, el budismo también dice que el sí mismo individual, el “yo”, continua por siempre sin principio y sin final. El hecho de que el yo mismo continúe por siempre no es el problema; sin embargo, pensar que el sí mismo, el “yo” eterno, no cambia nunca y no se ve afectado por nada, es lo que es imposible.
Por ejemplo, podemos pensar que siempre estamos aquí. Nos fuimos a dormir anoche y nos despertamos esta mañana y seguimos aquí, siempre el mismo “yo”. No hemos cambiado, seguimos siendo “yo”. Podemos pensar que alguien puede lastimar nuestro cuerpo, pero no me lastimarán a “mí”. Estos son ejemplos de la creencia de un alma o un “yo” como algo que no cambia y que no se ve afectado por nada.
La segunda característica de esta “alma” o este “yo” imposible, es que es una cosa monolítica, sin partes. En algunas filosofías indias, la creencia es que cada uno de nosotros es uno con el universo, un todo sin partes de toda la vida. Todos somos “uno”, o somos solo todo el universo. Estas creencias hindúes, no son, en absoluto, budistas. Otra posibilidad es que el alma es una pequeña chispa de vida sin partes que va de una vida a otra, siempre permanece igual. Eso también es imposible desde el punto de vista budista. Existen muchos aspectos o partes de nosotros como personas. Hay un lado físico de nosotros, un lado intelectual, un lado emocional, un lado profesional, etc.
La tercera característica de este tipo de “alma” o “yo”, es que está completamente separado de los agregados. En otras palabras, entra a un cuerpo y mente en la concepción, y como al vivir en una casa, habita o vive dentro de él como una entidad separada, sin relación con él, y lo usa meramente para experimentar los cinco agregados que constituyen cada momento. El yo los controla, como alguien sentado frente a una computadora presionando todas las teclas; está sentado en nuestra cabeza, hablando.
En realidad, así se siente, aunque sea completamente falso. Imaginamos que el que está hablando dentro de nuestra cabeza es el “yo”, esa pequeña chispa de vida que nunca cambia. Cuando hacemos algo, sigue siendo ese “yo”, viendo esto y haciendo aquello. Pensamos, “yo hice eso” y demás. Imaginamos que ese “yo” está totalmente separado, que controla y usa al cuerpo para hacer cosas y al cerebro para pensar cosas, y que luego los deja y se va a otra casa, a otro cuerpo y a otro cerebro y los usa. Eso es imposible. El yo es totalmente dependiente de tener una base física y no puede existir sin ella. Así que el tercer aspecto del sufrimiento verdadero es que el cuerpo, como la base sobre la cual experimentamos los cinco agregados, está desprovisto de las tres características de esa forma imposible del “yo”.
¿Cuál es el sufrimiento asociado con que nuestro cuerpo esté desprovisto de este “yo” burdo imposible? El sufrimiento es que el “yo”, el sí mismo, al ser algo que no puede existir independientemente de un cuerpo, es dependiente de este cuerpo durante esta vida y tiene que cuidarlo. No podemos ignorarlo porque creamos que somos limpios y que es solo el cuerpo el que está sucio. Necesitamos limpiarlo y alimentarlo, darle suficiente descanso, etc. Necesitamos hacer esto a pesar de que este cuerpo esté lleno de sustancias impuras -comida sin digerir, heces, orina, sangre, mucosa y demás. Como lo dijo Shantideva, el gran maestro budista indio, somos como esclavos de nuestro cuerpo, teniendo que cuidarlo todo el tiempo.
El cuarto aspecto del sufrimiento verdadero
El cuarto aspecto del sufrimiento verdadero es que el cuerpo, como la base para la experiencia de los cinco agregados, también carece de un “alma” imposible. Esto se refiere a un nivel más sutil de un “yo” imposible. Es un “alma” imposible o un “yo” que puede conocerse completamente por sí mismo. Todos creemos en esto porque así se siente automáticamente. Por ejemplo, cuando pensamos en nuestra amiga más cercana ¿qué pensamos? Pensamos que la conocemos, ya que la vemos todos los días.
¿Qué significa eso? En realidad, vemos un cuerpo. ¿Cómo sería posible conocer a esta amiga o ver a esta persona sin ver su cuerpo? ¿Cómo podríamos conocer a nuestra amiga sin conocer algo acerca de ella? Podría ser su nombre, o cómo se ve, o el sonido de su voz por el teléfono. Es solo sobre la base de escuchar el sonido de una voz por el teléfono que podemos decir que estamos escuchando a nuestra amiga. Es solo sobre la base de ver su cuerpo que podemos decir que estamos viendo a nuestra amiga. Lo que es imposible es un “yo”, una persona, nuestra amiga, a quien podamos conocer completamente por sí misma sin conocer además alguno de sus agregados. No podemos solo ver a nuestra amiga y no ver su cuerpo o una foto de su cuerpo.
Sin embargo, siempre pensamos en esa forma falsa: “me hiciste eso a ‘mí’”; “me dijiste eso a ‘mí””. Es como se pudiéramos conocer un “tú” independiente de un cuerpo, independiente del sonido de las palabras que dice, independiente de cualquier cosa. “¡Tú eres una persona terrible!”. ¿Qué es eso? No hay un “tú” en el que podamos pensar o que podamos conocer, al que podamos acusar de algo o con el cual enojarnos, que esté separado del cuerpo y las palabras o lo que sea de la persona.
Lo mismo sucede con el “yo”. Es imposible ver o escuchar o pensar en nuestro “yo”, sin ver simultáneamente alguna parte de nuestro cuerpo, escuchar el sonido de nuestra voz, o pensar en algo en nuestros agregados. Nos vemos en el espejo, o vemos nuestro peso en la báscula y pensamos ese no soy “yo”. “Yo no me veo así de viejo, no soy tan gordo”. El sufrimiento está en que no hay tal “yo” que pueda conocerse separado de la manera en que se ve nuestro cuerpo y de lo que éste pesa, así que necesitamos lidiar con nuestro cuerpo siendo viejo y gordo. Así que estos factores agregados, tales como el cuerpo, carecen de un “alma” o un “yo” imposibles, tanto sutil como burdos.
Este tipo de agregados, y específicamente nuestro cuerpo, son claramente sufrimiento verdadero. Necesitamos entender realmente estos cuatro aspectos: que nuestro cuerpo cambia todo el tiempo, que es miserable, enfermándose y demás, y que carece de estos dos tipos imposibles de “yo”. Si entendemos eso, entonces habremos identificado y entendido el verdadero problema, el sufrimiento verdadero.
Los cuatro aspectos de los verdaderos orígenes del sufrimiento
Ahora, examinemos los verdaderos orígenes o las causas verdaderas del sufrimiento. Esto es interesante y muy profundo. Si hablamos de manera general, las causas verdaderas del sufrimiento son las emociones perturbadoras y el karma. Pero aquí, los verdaderos orígenes del sufrimiento se refieren a algo muy específico. Tiene que ver con el mecanismo del renacimiento a través del cual el cuerpo manchado, como sufrimiento verdadero, se perpetúa a sí mismo.
Revisión de los efectos del karma y de los doce eslabones
¿Cómo funciona el renacimiento en el budismo? Como se acaba de presentar, el sufrimiento verdadero está ejemplificado por el cuerpo que obtenemos una y otra vez con renacimientos incontrolablemente recurrentes, el samsara, con todos los sufrimientos implicados con tener este tipo de cuerpo. El cuerpo es la base para experimentar los agregados y todos los sufrimientos que contienen. Por lo tanto, la causa real que estamos investigando es la causa o los orígenes para continuar renaciendo con este tipo de cuerpo sufriente en cualquier tipo de vida que conlleve. Puede ser como animal, como fantasma o lo que sea. Así que, para identificar los verdaderos orígenes del sufrimiento, necesitamos entender el mecanismo del renacimiento tal como se describe en términos de lo que se llama “doce eslabones de surgimiento dependiente”. Este es otro tema muy básico en las enseñanzas budistas, pero no hay necesidad de revisar todos los doce eslabones en esta ocasión.
¿Qué pasa realmente en la vida? Siempre estamos pensando que existimos como un “yo” imposible. Pensamos: “Aquí estoy, por mí mismo. Me conozco ‘a mí mismo’”. O pensamos: “Voy a encontrar mi “yo”. Voy a expresar a mi “yo””. Creemos que este “yo” puede ser conocido de manera separada del cuerpo o la mente, o lo que sea.
Experimentamos emociones perturbadoras basados en la confusa creencia equivocada de que existimos en esta forma imposible. Con enojo, al no gustarnos algo, actuamos en formas destructivas de manera compulsiva. Lastimaremos o mataremos para alejar eso que no nos gusta de “mí”. O si tenemos un deseo anhelante por algo, vamos a robarlo solo porque lo quiero conseguir para “mí”. Muy ingenuamente podremos pensar que podemos actuar de cualquier manera y que no habrá efecto alguno en “mí” por nuestras acciones. Basados en nuestra idea equivocada del “yo”, hasta llegamos a actuar constructivamente de manera compulsiva, como ser amables con alguien para que “me” quiera, o piense que soy maravilloso y que se enamore de “mí”. En realidad, es algo muy egoísta ser amable con alguien o ayudarlo cuando las razones para hacerlo están basadas únicamente en el ego.
Cuando actuamos de estas maneras compulsivas, nuestras acciones kármicas dejan ciertas impresiones en nuestro continuo mental. Las impresiones se refieren a tendencias kármicas para repetir estas acciones y potenciales kármicos para experimentar felicidad e infelicidad, y obtener el tipo de cuerpo en una vida siguiente que será la base para experimentar más de estas sensaciones manchadas.
Sin embargo, algo tiene que activar esas repercusiones kármicas, específicamente los potenciales kármicos, en el momento de la muerte, para que seamos arrojados a otro renacimiento. ¿Qué las activa? Esto es de lo que hablan los doce eslabones, y aquí es donde entran los verdaderos orígenes del sufrimiento. “Deseo vehemente” es lo primero que activa los potenciales kármicos, y este deseo vehemente es en respuesta a las sensaciones manchadas que estamos experimentando específicamente a la hora de la muerte. Si estamos experimentando felicidad, hay un deseo vehemente dirigido a ella, un fuerte deseo de no separarnos de esa felicidad. La felicidad puede ser por estar con nuestros seres amados o por estar rodeados de nuestras posesiones, y no querer perder nada de eso. Cuando tenemos ese tipo de fuerte deseo vehemente cuando estamos a punto de morir, no queremos soltar la felicidad que estamos experimentando sobre la base de este cuerpo.
También podemos tener deseo vehemente de separarnos del sufrimiento, del dolor. Por ejemplo, si estamos muriendo de cáncer con mucho dolor, queremos vernos liberados de eso. Si, por otro lado, estamos profundamente absortos en un estado avanzado de concentración, experimentamos solo una sensación neutra y deseamos vehementemente que no decaiga. Adicionalmente a estos tres posibles tipos de sensaciones que podemos experimentar durante el momento de la muerte, también está el deseo vehemente solo de continuar existiendo. No queremos dejar de existir con este cuerpo.
También hay una segunda actitud que activa nuestro potencial kármico y que proviene del deseo vehemente dirigido hacia nuestras sensaciones manchadas; se le llama “actitud obtentora”, una actitud que obtiene un siguiente renacimiento para nosotros. Hay varias de estas actitudes, pero la principal es pensar que nosotros mismos existimos como un tipo de “yo” imposible que experimenta estas sensaciones, y basado en esto, aferrarnos a que este “yo” imposible corresponde con la realidad. Aunado al deseo vehemente dirigido a estas sensaciones, esta actitud obtentora activa los potenciales kármicos de forma tal que surge un impulso kármico que arroja a nuestro continuo mental al siguiente renacimiento con otro cuerpo que se enfermará, envejecerá y tendrá todos los problemas que todos enfrentamos en la vida.
Así, los verdaderos orígenes del sufrimiento están ejemplificados por nuestras sensaciones manchadas de felicidad e infelicidad, así como la sensación neutra, las cuales son objeto de nuestro deseo vehemente y nuestra falsa creencia de que están siendo experimentadas por un “yo” imposible.
Queremos liberarnos de tener un cuerpo manchado –sufrimiento verdadero– y para lograrlo, necesitamos deshacernos de estas sensaciones manchadas –los verdaderos orígenes del sufrimiento verdadero. Si nos deshacemos de las sensaciones manchadas, ya no habrá nada que deseemos con vehemencia después de morir, ni nos aferraremos a un “yo” imposible experimentándolas al morir, así que no habrá nada que active nuestros potenciales kármicos a la hora de nuestra muerte. Si nada activa nuestros potenciales kármicos en el momento de nuestra muerte, no experimentaremos un renacimiento samsárico con un cuerpo manchado arrojado por el llamado “impulso kármico que arroja” que ha surgido de nuestros potenciales kármicos activados. En lugar de eso, nuestro continuo mental e identidad continuarán con el cuerpo no manchado de un arhat o un buda.
¿Cuáles son los cuatro aspectos de las sensaciones manchadas como orígenes verdaderos del sufrimiento?
Los cuatro aspectos de los orígenes verdaderos del sufrimiento
El primer aspecto de los orígenes verdaderos del sufrimiento es que nuestras sensaciones manchadas son la causa de nuestro sufrimiento verdadero, lo que significa que son los objetos del deseo vehemente que activa nuestras repercusiones kármicas, lo cual produce el verdadero sufrimiento de un cuerpo manchado en los renacimientos subsecuentes.
El segundo aspecto es que nuestras sensaciones manchadas son el origen de nuestros sufrimientos verdaderos. Son el origen en el sentido de que un cuerpo manchado va a surgir una y otra vez en subsecuentes renacimientos incontrolablemente recurrentes. Es como un campo en el que los cultivos crecen temporada tras temporada.
El tercer aspecto es que nuestras sensaciones manchadas son el productor fuerte de nuestro sufrimiento verdadero. Esto significa que rezar al dios creador no es más fuerte que nuestro deseo vehemente por las sensaciones en el momento de nuestra muerte, así que rezarle a un dios creador no puede evitar nuestro renacimiento con el sufrimiento verdadero de tener un cuerpo manchado.
El cuarto aspecto es que nuestras sensaciones manchadas son una condición para el surgimiento de nuestros sufrimientos verdaderos. El surgimiento de sensaciones manchadas durante el momento de nuestra muerte son la condición para desear vehementemente que surjan, lo que activa nuestros potenciales kármicos, que dan surgimiento al karma que arroja para tomar un renacimiento con otro cuerpo manchado. Nuestras sensaciones manchadas son el agua y los fertilizantes como condiciones necesarias para que una planta crezca.
Esos son los cuatro aspectos de los orígenes verdaderos del sufrimiento.
Los cuatro aspectos de la verdadera detención del sufrimiento
La tercera verdad noble son las detenciones verdaderas o cesaciones verdaderas. ¿Qué significa eso? Una detención es la ausencia de algo desde la base de que nunca fue parte integral de ello –por ejemplo, como la ausencia de polvo en un espejo. El polvo nunca fue parte de la naturaleza del espejo. En el caso de la tercera verdad noble, la verdadera detención es la ausencia de algunos o de todos los oscurecimientos emocionales y cognitivos de la naturaleza convencional de la mente. Esto ocurre únicamente en el caso del continuo mental de un arya. Un arya es alguien que tiene cognición no conceptual de estos dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles.
Aquí, mente se refiere a la actividad mental y su naturaleza convencional se refiere a la actividad de dar surgimiento a una apariencia cognitiva, como un holograma mental, de algún objeto de cognición y a un involucramiento cognitivo con dicha apariencia. Dar surgimiento a una apariencia e involucrarse cognitivamente con ella son dos maneras diferentes de describir un momento de actividad mental, y esta actividad ocurre sin un “yo” separado que lo esté haciendo suceder u observando que sucede, y sin alguna mente separada, como un aparato que está usando el “yo” para hacer que suceda.
Los dos oscurecimientos no son parte de la naturaleza convencional de la mente. Aunque manchen o nublen la actividad mental de cualquiera con menos logros que un arya, pueden ser removidos, y podemos lograr una cesación verdadera de los mismos de tal manera que nunca recurran. Esto se logra por el poder de aplicar un oponente efectivo, una verdadera mente que es el camino; no se irán por sí mismos.
Cuando lleguemos a ser un arya, alcanzaremos la verdadera cesación de una porción de los oscurecimientos emocionales. A medida que avancemos para alcanzar etapas cada vez más altas de una mente que es el camino de la familiarización, el camino de la meditación, nos desharemos de partes cada vez más grandes de oscurecimientos emocionales. Cuando alcancemos una detención verdadera de todos ellos, nos convertimos en un arhat, y cuando, además de eso, alcancemos una detención verdadera, paso a paso, de los oscurecimientos cognitivos, nos convertiremos en un buda. Estas son las detenciones verdaderas y, a lo largo de las etapas de alcanzarlas, la naturaleza convencional de la mente sigue siendo la misma. Estas detenciones verdaderas son para siempre, y no cambiarán ni se verán afectadas por nada más. Esto es así porque la naturaleza convencional de la mente siempre estuvo libre de esos oscurecimientos. Podemos ver cómo esto está relacionado con la explicación de la naturaleza búdica, la naturaleza pura de la mente.
¿Cuáles son los cuatro aspectos de las detenciones verdaderas?
El primer aspecto es que la naturaleza convencional de la mente, tiene naturalmente una detención. La naturaleza convencional de la mente nunca estuvo manchada u oscurecida por las manchas pasajeras de los dos oscurecimientos.
El segundo aspecto es que la naturaleza convencional de la mente tiene una pacificación. Pacificación significa que los oscurecimientos han sido aquietados y eliminados de tal manera que nunca vuelvan a surgir. La naturaleza convencional de la mente es un estado de paz duradera.
El tercer aspecto es que la condición de la naturaleza convencional de la mente es un estado superior. Es superior solo a una remoción temporal de una parte del sufrimiento, como la remoción del sufrimiento de la infelicidad cuando logramos un renacimiento como dios en el plano de los seres etéreos, el llamado “reino de la forma”. A diferencia de la mente en un renacimiento tal, tiene el gozo de estar liberado del sufrimiento para siempre.
El cuarto aspecto es que la naturaleza convencional de la mente tiene un surgimiento definitivo. Está definitivamente fuera del estado de experimentar sufrimiento verdadero y sus verdaderos orígenes. El surgimiento definitivo es para siempre.
Los cuatro aspectos de las verdaderas mentes que son el camino
Por último, la cuarta verdad noble es la verdadera mente que es el camino, que se refiere al darse cuenta que discrimina que acompaña los niveles mentales de un arya enfocado, de manera no conceptual, en la vacuidad. Esta verdad noble no está hablando de un camino o carretera como los que hay afuera, sobre los que caminamos; está hablando de una mente que actúa como camino para alcanzar la detención verdadera, para alcanzar los objetivos de la liberación y la iluminación.
Desde el logro de una mente que es el camino del ver hasta alcanzar una mente que es el camino de no más entrenamiento, el mismo darse cuenta que discrimina de la vacuidad acompaña a la cognición no conceptual de la vacuidad. Pero con mayores niveles de fuerza positiva proveniente de la renuncia no elaborada y de la bodichita no elaborada, y con mayores niveles de conciencia profunda provenientes de cada vez más momentos de cognición no conceptual de la vacuidad, el darse cuenta que discrimina se deshace de cada vez más niveles de oscurecimientos.
¿Cuáles son los cuatro aspectos de una verdadera mente que es el camino? El primer aspecto es que el darse cuenta que discrimina de las cuatro verdades nobles y la vacuidad o falta de un “yo” imposible que las experimente, es una mente que es el camino en el sentido de que sirve como manera de dejar atrás el hecho de ser un ser ordinario para convertirse en un arya y de ahí en adelante convertirse en un arhat y, con el tiempo, en un buda.
El segundo aspecto es que el darse cuenta que discrimina es un medio apropiado. Es un medio apropiado, adecuado y correcto de ser capaces de deshacerse de los oscurecimientos cognitivos y emocionales. Existe una larga explicación de cómo y por qué funciona, lo que es importante de entender, pero en este momento no ahondaremos en ello.
El tercer aspecto es que el darse cuenta que discrimina es un medio para la actualización. Es una manera de hacer que en verdad sucedan estos logros diversos de un arya. Es una forma de realmente obtener la liberación y la iluminación.
El cuarto aspecto es que es un medio para eliminaciones definitivas. Es un método para eliminar definitivamente y para siempre los dos oscurecimientos y, por lo tanto, para eliminar definitivamente y para siempre los sufrimientos verdaderos y sus orígenes verdaderos.
Resumen de los 16 aspectos
Estos son los dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles en las que nos enfocamos en nuestras meditaciones con una mente que es el camino de construcción hasta una mente que es el camino que no necesita más entrenamiento. En la meditación nos enfocamos, tanto en los detalles de los dieciséis aspectos, como en la vacuidad de un “yo” imposible que los experimente. Lo hacemos con renuncia, el firme anhelo de salir de este sufrimiento y sus orígenes, y la disposición de renunciar a todo. Hacemos esto como practicantes Mahayana con bodichita. Anhelamos nuestra propia iluminación con las mentes que son el camino que producen todas estas detenciones verdaderas. Anhelamos todos los entendimientos de un buda que producirán eso, para ser capaces de ayudar de la mejor forma posible a todos a superar también los sufrimientos verdaderos y su verdadero origen. Sobre la base de esa renuncia y esa motivación de bodichita, junto con disciplina, concentración perfecta y muchas otras herramientas, trabajamos con estos dieciséis aspectos una y otra vez, yendo cada vez más profundamente hasta que podamos darnos cuenta de ellos de manera no conceptual, todo el tiempo.
Necesitamos entender los detalles de los verdaderos sufrimientos que enfrentamos, como está ejemplificado por el cuerpo manchado que obtenemos una y otra vez con cada uno de los renacimientos incontrolablemente recurrentes, y sus orígenes verdaderos, ejemplificados por las sensaciones manchadas que deseamos con vehemencia y nos aferramos a un “yo” imposible que las experimenta durante el momento de nuestra muerte, que desencadena estos renacimientos.
Esto significa, básicamente, que queremos deshacernos del malentendido sobre cómo “yo” y todo lo demás existe. Queremos deshacernos de eso, porque, basados en ese malentendido, tenemos deseo vehemente y aferramiento por un “yo” imposible. Nos enfocamos en la verdad de que no existe tal cosa como un “yo” imposible, un “yo” sólido verdadero que esté sufriendo, que es afligido por este origen del sufrimiento, que alcanzará estas detenciones verdaderas, y que logrará esto al obtener estas mentes que son el camino verdadero. No hay un “yo” sólido verdadero que se involucre con ninguno de estos.
Al entender todo esto, trabajamos para deshacernos de todas las formas distorsionadas e incorrectas de nuestro entendimiento actual. Eso es algo muy interesante de investigar y discutir. ¿Qué pensamos? ¿Cuál es nuestra forma normal, distorsionada, de ver la vida?
Las cuatro formas distorsionadas de considerar los sufrimientos verdaderos
La primera distorsión es que pensamos que lo que es impuro es limpio. En otras palabras, la forma en que vemos nuestro cuerpo como limpio está distorsionada. Si lo pensamos, si mentalmente le quitáramos la piel, veríamos que nuestro cuerpo está lleno de todo tipo de cosas desagradables. Si viéramos lo que está dentro de nuestro estómago e intestinos, no sería muy lindo. Sin embargo, solo pensamos en un nivel muy superficial que el cuerpo es bello. Esta forma de pensar que nuestro cuerpo es limpio y maravilloso es incorrecta. No es limpio y no es maravilloso.
Shantideva, el gran maestro indio, lo explicó muy bien. Dijo que, si tomamos algo de comida, incluso la más deliciosa, y la ponemos en nuestra boca (en la nuestra o en la de alguien más), la masticamos unas cuantas veces y luego la escupimos, nadie la volvería a considerar como algo limpio. Por lo tanto, ¿cómo podemos considerar al cuerpo que hace eso como algo limpio? Si pensamos en lo que pasa más tarde cuando eso pasa por nuestro sistema digestivo y sale por el otro lado, nuevamente, ¿qué es este cuerpo además de una maravillosa fábrica de desperdicios? Eso es lo que hace. Le metemos cosas y las convierte en desperdicios que salen por el otro lado. Claramente no es limpio.
No embellezcamos al cuerpo y pensemos que es tan maravilloso. Los tibetanos usan expresiones muy coloridas. ¿Cómo podremos decirlo de una forma agradable? Dicen que, sin importar qué tanto limpiemos un cerote, un pedazo de caca, nunca podrá estar limpio. La mierda es mierda; no podemos limpiarla y hacerla lo que no es. Esa es nuestra visión equivocada del cuerpo.
La segunda distorsión es considerar como felicidad lo que es sufrimiento. Pensamos que nuestro cuerpo es fuente de felicidad. Creemos que, si lo cuidamos, lo ejercitamos, seguimos una estricta dieta vegetariana, tenemos una buena vida sexual, lo vestimos a la última moda, usamos el maquillaje adecuado y demás, seremos felices. Pero sea cual sea la felicidad mundana que obtengamos de esta forma, nunca durará. Son tan solo ejemplos del sufrimiento del cambio.
Si examinamos este tema veremos que no solo queremos comer una vez en nuestra vida; no queremos tener sexo solo una vez y con eso es suficiente; siempre queremos más y más. Es una cuestión interesante. Pensemos en nuestra comida favorita más deliciosa, ¿cuánto tenemos que comer para disfrutarla? No nos parece que una probadita sea suficiente ¿verdad? Queremos más, por lo menos una segunda porción. Y claro, si comemos mucho, nos sentimos mal. Y aunque ya la hayamos comido, queremos comer más. Cualquier felicidad que obtengamos con nuestro cuerpo se convierte en sufrimiento o frustración porque siempre termina y nunca nos satisface.
La tercera visión distorsionada es considerar como estático lo que es no estático. Creemos que nuestro cuerpo será eternamente joven y sano. Queremos que permanezca siempre igual, pero en realidad nuestro cuerpo es muy frágil. Se ve afectado por causas y condiciones así que el más mínimo tropiezo puede causarnos lesiones y dolor. Sin importar lo que hagamos, nuestro cuerpo desarrollará enfermedades y se debilitará a medida que envejezcamos. Nuestros sentidos se debilitarán. Porque no durará para siempre, sino que se deteriorará lentamente e inevitablemente expirará, como una botella de leche de la cual desconocemos su fecha de caducidad, es un error considerarlo como estático.
La cuarta distorsión es considerar como una “alma” imposible a lo que no está establecido como un “alma” imposible. Consideramos a este cuerpo como “yo”. Pensamos en nuestro cuerpo joven y esbelto y seguimos pensando en eso como “yo”. Entonces, cuando nos vemos en el espejo ya que somos mayores, canosos y un poco más gordos, pensamos: “Ese no soy yo. Yo no me veo así. Ese no puedo ser yo”. Seguimos sintiéndonos como el “yo” joven y atractivo. Todos pensamos así, esa es la visión equivocada. El correcto entendimiento de los cuatro aspectos de la verdad noble del sufrimiento verdadero elimina en nosotros dichas visiones erróneas.
Las cuatro formas distorsionadas de considerar los orígenes verdaderos
Las formas distorsionadas de pensar sobre los orígenes verdaderos, es muy interesante. La primera tiene dos partes: el considerar que el sufrimiento no tiene causa alguna o que proviene de una causa discordante. Creemos que nuestros problemas son, tan solo, la manera en que funciona la vida y que no hay causa alguna. O bien, podemos pensar en términos de “mala suerte” o que el sufrimiento proviene de otra causa discordante, en otras palabras, de una causa que no le cuadra. Por ejemplo, pensar que todo nuestro sufrimiento proviene de problemas materiales. Pensamos que, si tuviéramos una linda casa y dinero, seríamos felices. Todo el sufrimiento proviene de razones materiales. Esa es una visión equivocada.
La segunda visión distorsionada es pensar que el sufrimiento proviene de una causa única. Hacemos esto todo el tiempo. El sufrimiento y los problemas provienen de una combinación de muchas, muchas causas y condiciones, pero pensamos que solo de una. Cuando a nuestro hijo no le va bien en la escuela podemos pensar que es porque no lo hemos ayudado lo suficiente y que es nuestra culpa. La única razón para que las cosas suceden en el mundo somos nosotros. Nos vemos a nosotros mismos como la causa única. No fuimos lo suficientemente buenos, cometimos errores y por eso es que todo falló. Así pensamos ¿verdad? Ahí es cuando entra la culpa. Sin embargo, eso es falso. Las cosas suceden por la unión un millón de diversas causas y condiciones, no por una causa única.
La tercera distorsión es que el sufrimiento lo crea y lo envía la mente de otro ser, tal como Ishvara, el dios creador en una de las filosofías hindúes. Esto es creer que el sufrimiento proviene de un creador, un dios en el cielo que a veces tiene ganas de enviarnos sufrimiento, y otras veces no. Es porque somos buenos niños o niñas; o, si no obedecemos, somos malos niños o niñas. También podría ser solo porque se le antojó a Dios sin razón alguna en absoluto. Esta es una visión falsa.
La cuarta visión distorsionada se refiere a algo específico en la filosofía jainista, otra escuela filosófica en la India. Sobre la causa del sufrimiento, hay algo permanente por naturaleza, pero cambia temporalmente de acuerdo a la ocasión. Esto es pensar que tenemos un alma permanente que es gozosa y está ahí todo el tiempo. Pensamos que sufrimos y tenemos problemas por nuestra asociación con asuntos mundanos y cosas materiales. Si solo pudiéramos alejarnos, separarnos por completo, y básicamente no hiciéramos nada, podríamos alcanzar la liberación. Piensan que necesitamos morir de hambre porque, si comemos, podemos tragarnos a algún animal viviente. Piensan que necesitamos permanecer sentados sin movernos, porque si caminamos, podemos pisar algo. Si no hacemos nada, eso es la liberación. Si pudiéramos separarnos por completo de estos asuntos materiales, entonces el sufrimiento temporal que sucede, dejaría de suceder; estaríamos en la naturaleza básica del alma que es gozosa. Esta es una visión falsa.
El Buda rechazó dicha visión por ser fanática y extremista. Tenemos el tipo de cuerpo en el que, sin importar lo que hagamos, si caminamos sobre el suelo, vamos a matar algo; ese es el problema de tener este tipo de cuerpo. Si comemos, bebemos o respiramos, vamos a matar a algún organismo vivo. Sentarnos sin hacer nada no es la manera de escapar de esto, lo es el detener el mecanismo que nos arroja a renacimientos continuos con dicho tipo de cuerpo. En lugar de eso queremos alcanzar el “cuerpo ligero” de un arhat, a lo que sea que esto se refiera; sin embargo, ese es otro tema.
Las cuatro formas distorsionadas de considerar a las detenciones verdaderas
La primera visión equivocada respecto a las detenciones verdaderas es que no hay tal cosa como la liberación. Mucha gente piensa así; que no hay salida, así que necesitamos callarnos y aceptar que hay sufrimiento. Hacer lo mejor de eso y vivir con ello. Esa es una visión interesante ¿pensamos así? Tratamos de minimizar nuestro sufrimiento, pero básicamente creemos que necesitamos aprender a vivir con él. Esa no es la visión budista, esa está considerada como una visión errónea. Definitivamente hay una liberación, definitivamente hay una detención verdadera, podemos detener el sufrimiento y sus causas para siempre.
La segunda visión distorsionada sostiene que ciertos fenómenos específicos manchados, son liberación. Se refiere a los estados más profundos de concentración absorta que se alcanzan en meditación, lo que en sánscrito se llama dhyanas. Una vez que el practicante alcanza la concentración perfecta, puede ir más y más profundo a niveles más y más sutiles de absorción en los cuales ciertos factores mentales, como ciertas sensaciones, cesan temporalmente. No es necesariamente una práctica budista; los hinduistas también las hacen. En estos estados, no hay ningún sufrimiento físico o mental, o infelicidad, de manera temporal. Es posible solo experimentar felicidad mental o únicamente un estado mental neutro. En cada uno de esos niveles, se alcanza, temporalmente, la cesación de los otros niveles. Nuestro estado se refina más y más. Tan solo estamos ahí sentados y no hacemos nada más en estos estados absortos. Pensar que esos estados son la liberación es una visión falsa, no lo son, al salir de la meditación, nuevamente están ahí los mismos tipos de problemas y sufrimiento.
La tercera distorsión es sostener algún estado específico de sufrimiento como liberación. Esto se refiere a uno de los estados más altos de los seres divinos, de los dioses. Los reinos de los dioses están divididos en tres planos, y el más alto de ellos es el plano de los seres sin forma, el llamado “reino sin forma”. Los dioses en este plano de existencia carecen de cuerpos burdos. Sus cuerpos están formados de una energía muy sutil. La visión distorsionada es pensar que, si alcanzamos tal renacimiento, hemos alcanzado la verdadera liberación. Sin embargo, este no es el caso, porque aun ese tipo de renacimiento llega a su fin.
La cuarta visión equivocada es sostener que, aunque puede haber un agotamiento del sufrimiento, es algo que se repetirá. En otras palabras, creer que podemos deshacernos del sufrimiento, pero solo por un corto tiempo porque regresará nuevamente. Pensar que no existe tal cosa como el deshacerse por siempre del sufrimiento. Eso no es cierto. Estas son las cuatro visiones erróneas respecto a las detenciones verdaderas.
Resulta muy interesante pensar y entender, realmente, lo que entendemos por liberación. Si vamos a orientarnos hacia la liberación y la iluminación es muy importante, en el estudio del budismo, estar convencidos de que en realidad es posible alcanzarlas. Si no creemos que eso es posible y no creemos que podemos lograrlo, entonces nunca nos vamos a orientar en su dirección. Si pensamos que algunos budas en tiempos antiguos en Asia lo lograron, pero que nosotros no podremos lograrlo, es algo que necesitamos examinar. Es muy importante estar convencidos de que las detenciones verdaderas pueden realmente suceder y que podemos lograrlas y que estas visiones erróneas son falsas.
Las cuatro formas distorsionadas de considerar las verdaderas mentes que son el camino
En cuanto a las verdaderas mentes que son el camino, la primera visión errónea es sostener que no hay tal cosa como una mente que es el camino que nos lleve a la liberación. En otras palabras: no hay salida. No importa lo que entendamos, pensamos que no hay nada que nos pueda liberar de los renacimientos incontrolablemente recurrentes y del sufrimiento.
La segunda visión distorsionada o errónea es sostener que una mente que es el camino de la meditación en la falta de un “alma” imposible, es un medio inapropiado. En otras palabras, creemos que, si meditamos en que no existe tal cosa como un “alma” estática, no cambiante, que es la chispa de la vida, o del tamaño del universo, o cualquiera de esas características incorrectas, que eso no nos va a ayudar. No pensamos que refutar tal “alma” o sí mismo nos llevará a la liberación y pensamos que ese no es el método apropiado.
La tercera visión errónea es sostener que ciertos estados específicos de estabilidad mental, los dhyanas, en sí mismos, son los estados mentales que son el camino que nos lleva a la liberación. Pensamos que alcanzar estas absorciones meditativas profundas es suficiente y que, al lograrlo, eso nos llevará a la liberación. Esto no es cierto, ya que estos estados mentales son solo herramientas que nos ayudan; no son el método en sí mismo.
El cuarto punto de vista incorrecto es pensar que no hay tal cosa como el estado mental que es el camino que puede llevarnos a la falta de recurrencia del sufrimiento. En otras palabras, que no hay nada que podamos hacer que nos libere para siempre de los sufrimientos verdaderos y sus orígenes verdaderos.
Estas son las dieciséis visiones erróneas. Este tipo de estudio y meditación en ellas es la base para el camino budista, de acuerdo con esta presentación textual. Este es también el caso, principalmente, en otras formas de budismo. Lo que el Buda enseñó, básicamente, son las cuatro verdades nobles. El texto de Maitreya que hemos estado estudiando, lleva esto a mucho más detalle.
La aplicación de los dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles en el tantra
Completemos esta exposición viendo los dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles en términos del Vajrayana, en otras palabras, del tantra. Primero que nada, el tantra es un tema muy complejo y complicado. Conlleva cuatro clases de práctica, y de estas, la que nos es relevante aquí es la clase superior, el tantra anutarayoga.
Como el sutra, el tantra es un vehículo Mahayana de la mente que se dirige hacia la iluminación. Lo que impide la iluminación es el hecho de que la mente confunde la apariencia de las cosas como si existieran sólidamente, encapsuladas en plástico por ellas mismas, sin relación con nada más, como si existieran líneas divisorias alrededor de todo. Eso es de lo que realmente necesitamos deshacernos, porque, con base en eso, creemos que las apariencias corresponden con la realidad, y entonces actuamos como si las cosas existieran así.
¿Qué crea esa apariencia discordante? Eso tiene que ver con niveles muy sutiles de la mente. En la clase superior de tantra hablamos del nivel más sutil de la mente, que se conoce como el nivel de luz clara de la mente. Este nivel de luz clara provee la continuidad a nuestra actividad mental individual y subjetiva. Subyacente a todos los niveles burdos de la actividad mental, continúa momento a momento, durante la muerte y hasta la siguiente vida. También continúa en el nirvana y la iluminación. Es lo que da continuidad.
Este nivel más sutil de actividad mental puede ser descrito en términos de un radio, en el que dicho radio puede sintonizar diferentes estaciones y puede tener volúmenes altos o bajos y demás. Sin embargo, este nivel de luz clara de la mente es solo el nivel de encendido del radio. El radio está prendido. No importa qué tipo de estado de renacimiento, en qué estación estemos sintonizados. No importa si el volumen es alto o bajo, o qué tanto sufrimiento tengamos, el radio siempre está prendido. Ese es el nivel de luz clara de la mente.
El nivel de luz clara de la mente, en su estado natural, es a lo que nos referimos cuando hablamos de la naturaleza búdica. No da surgimiento a las apariencias de una existencia sólida. No hace que las cosas aparezcan tan sólidas y, por supuesto, no cree que correspondan a cómo existen realmente. No tiene conceptos. Es no conceptual. En la tradición dzogchen, se le llama “darse cuenta puro”, rig-pa. Este nivel de luz clara de la mente no necesariamente entiende que estas locas apariencias no se refieren a nada real. No necesariamente tiene entendimiento alguno de eso; sin embargo, en sí misma, en su naturaleza, no crea ninguna de estas apariencias discordantes.
Lo que queremos hacer en el tantra es lo mismo que en el sutra, nuestro objetivo es eliminar para siempre los sufrimientos verdaderos y sus verdaderos orígenes. ¿Cuáles son los verdaderos orígenes aquí? Recordemos, expusimos brevemente los doce eslabones de surgimiento dependiente y que tenemos los potenciales kármicos que quedan de nuestro comportamiento kármico compulsivo. Nuestro deseo vehemente por sensaciones y nuestro aferramiento a un “yo” imposible que las experimenta, activa algunos de estos potenciales kármicos justo ante de la muerte, dando surgimiento al impulso del karma que arroja que arroja a nuestro continuo mental al renacimiento siguiente.
En el momento de nuestra muerte, lo único que tenemos es el nivel mental de la luz clara y un nivel de energía muy sutil que lo sostiene, es como la electricidad que le da energía al radio cuando está encendido. Cuando comienza el siguiente renacimiento, este nivel muy sutil de energía comienza a volverse más burdo y nuestra actividad mental también comienza a ser más burda. Sin embargo, permanece subyacente el nivel de luz clara. El radio siempre está encendido, pero con un nuevo estado de renacimiento, ahora está en una estación diferente a la de nuestra vida pasada. Nuevamente, con los niveles de actividad mental más burdos, nuestra mente comienza a formar las locas apariencias de existencia sólida. Esto es el verdadero sufrimiento.
Como ya lo comentamos anteriormente, lo que queremos hacer, obviamente, es detener estos renacimientos incontrolablemente recurrentes, y en el caso del tantra, detener la creación de apariencias de existencia sólida que se da con el renacimiento. Como en el sutra, necesitamos tener la cognición no conceptual de la falta de existencia de un “yo” sólido, de un “alma” imposible, que da surgimiento a experimentar dichas apariencias engañosas. Nuestro objetivo es ser capaces de detener los niveles más burdos de actividad mental y activar la luz clara de la mente y hacerlo durante la meditación y no solo al momento de la muerte. Queremos estabilizar y mantener este nivel de luz clara de la mente para que la mente no se vuelva más burda y comience a hacer todas estas locas apariencias otra vez y a creer que corresponden a la manera en que las cosas existen en realidad. Para que la luz clara de la mente haga esto se requiere que conozca la vacuidad de estas apariencias y del “yo” que las está experimentando.
En cierto sentido, podríamos decir que, en el tantra, el sufrimiento es la creación de apariencias de una existencia sólida y la creencia de dichas apariencias engañosas que tenemos con el renacimiento. El origen verdadero de eso, son los niveles más burdos de la mente que les dan surgimiento. Estos niveles más burdos de la mente están manchados por los oscurecimientos emocionales y cognitivos, y estos oscurecimientos solo se dan en estos niveles. La verdadera cesación es el nivel de luz clara de la mente que está naturalmente libre de crear estas apariencias y de creer en ellas. Y la verdadera mente que es el camino, tal como en el sutra, es el darse cuenta que discrimina de la vacuidad, pero aquí no solo está acompañado de la renuncia y la bodichita sino también de diversos métodos para detener los niveles más burdos de la mente.
Así que en el Vajrayana pensamos más acerca de todo este proceso de cómo la mente fabrica estas apariencias locas. Queremos detener a la mente de fabricar estas apariencias y el método más eficiente es detener los niveles más burdos de la mente a través del poder de la meditación.
Lo que generalmente sucede es que nuestras energías se vuelven locas por nuestro cuerpo. Experimentamos esto sintiéndonos nerviosos, inseguros, enojados y demás. Para decirlo de una manera simple, nuestro objetivo en las prácticas avanzadas del tantra es, básicamente, centrar toda esa energía y disolverla. Cuando hacemos esto, esos niveles mentales más burdos también se disuelven. Cuando nos sentimos muy preocupados y nerviosos, si podemos calmar esa energía, entonces la mente que se está preocupando y pensando todas esas cosas también se detendrá. Hay métodos muy avanzados de yoga para centralizar, calmar y disolver esa energía.
Aquí estamos hablando de los caminos para cesar verdaderamente el que surjan estas energías del nivel de luz clara de la mente y se hagan más burdas. Queremos tener todo el entendimiento del que hemos estado hablando sobre el nivel de luz clara de la mente porque es el medio más efectivo para deshacernos de los oscurecimientos emocionales y cognitivos.
En resumen, esa es la esencia de lo que tratamos de hacer en el tantra. Está basado totalmente en el entendimiento de los dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles del sutra y deshacernos de las dieciséis visiones erróneas. No se trata solo de entender sus detalles, sino también de entender la ausencia de un “alma” imposible, y de un “yo” imposible que los experimenta.
Observaciones finales
Al trabajar con estos dieciséis aspectos de las cuatro verdades nobles es muy importante entender cómo existen la causa y el efecto y cómo funcionan. Una causa no es como una pelota de ping pong, una pieza sólida de plástico aquí, y el efecto otra pelota de ping pong allá. Si la causa y el efecto fueran así, ¿cómo podría una dar lugar al otro? ¿Qué conecta a la causa y al efecto de esa manera? ¿Es como una de las escuelas indias de filosofía que afirma que hay un conector, algo como una vara que los conecta? El budismo afirma que eso es imposible. La única forma en que posiblemente puedan conectarse entre sí es si no son estas sólidas pelotas de ping pong.
Una causa es una combinación de millones de cosas que están cambiando todo el tiempo, y el efecto es también algo que está formado por millones de partes diferentes que están cambiando todo el tiempo. Es por esto que pueden interactuar, y que una causa puede dar lugar a un efecto. Si pensamos en los orígenes verdaderos de forma incorrecta, que esta pelota de ping pong es el problema y que la otra pelota de ping pong es la causa, formando una gran cosa sólida de ambas, ¿cómo podríamos deshacernos de ellas? ¿Cómo podría ayudarnos un estado mental que es el camino a deshacernos del sufrimiento y de sus causas? Si pensamos en el estado mental que es el camino, reconoceremos que: “Este es el antídoto. Esta es la cesación. Este es el resultado que quiero alcanzar”. Sin embargo, si tornamos esto en algo sólido como bolas de ping pong, solas por ahí, nunca lograremos las detenciones verdaderas.
En verdad necesitamos entender lo que son estos factores, cómo existen y cómo existimos cada uno de nosotros con relación a ellos. Por supuesto, para lograrlo, comenzamos con nuestro nivel mental ordinario. Sin embargo, en el tantra, queremos hacer eso con el nivel mental más sutil, la luz clara de la mente que logramos en meditación a través de complicados métodos de yoga. Usamos dichos métodos para realmente lograr un fuerte darse cuenta que discrimina de la vacuidad, el más eficiente y no conceptual. Eso es de lo que se trata el tantra.