Los temas de investigación
Nuestro tema para este seminario de fin de semana es “En el karma: ¿Quién tiene la culpa?”. En realidad, hay tres temas involucrados en esta discusión: el karma, el sí mismo – “yo” – y la culpa. Si queremos examinar esta pregunta, entonces necesitamos analizar y entender lo que queremos decir con cada uno de estos tres temas. Esto porque puede haber una gran cantidad de concepciones erróneas acerca de cada uno de ellos. Como sabemos de las enseñanzas budistas en general, cuando tenemos concepciones erróneas acerca de cosas muy relevantes en nuestra vida, eso causa sufrimiento. El budismo se trata de deshacerse del sufrimiento, ¿cierto?
Con este tema específico, uno de los peligros más grandes es la culpa. Cuando pensamos acerca del karma y lo que hemos hecho y concluimos: “Yo, yo, yo, yo tengo la culpa, soy muy malo, estoy siendo castigado por lo que hice”. Esto es la culpa y causa una gran cantidad de infelicidad, ¿cierto? De hecho, me parece que este es un tema que es muy relevante entender. Con un entendimiento correcto de las cuatro verdades nobles, podemos alcanzar una detención verdadera – la tercera verdad noble – de la culpa, la infelicidad, el sufrimiento y el efecto incapacitante que tienen sobre nosotros.
Hay una gran diferencia entre sentir culpa y asumir la responsabilidad de lo que hacemos y experimentamos. Este es el tipo de cosas que necesitamos investigar. La herramienta que usamos para investigar esto es el análisis. Hacemos preguntas tales como: “¿Qué es el karma? ¿Cuál es la visión budista del yo? ¿Cuáles son los asuntos involucrados con la culpa y la responsabilidad?”.
Su Santidad el Dalái Lama siempre enfatiza la importancia del análisis y de hacer meditación analítica. Por supuesto, para ser capaces de hacer este análisis necesitamos conocer y entender correctamente las enseñanzas relevantes sobre el karma, etc., y tener las herramientas para el análisis racional.
¿Qué es el karma?
Como introducción, empezaremos con una revisión general de los temas que están involucrados en lo que revisaremos en este seminario de fin de semana. El primero de estos tres temas es el karma. ¿Qué es el karma?
Hay muchos malentendidos en torno al karma. El tema del karma es, en realidad, acerca de la compulsividad asociada con nuestra conducta. Tenemos una forma compulsiva de pensar, hablar y actuar. El tema del karma no es acerca de la acción misma. Este es el punto más importante de todos, no solo pensar en términos de acción o conducta. Por el contrario, identificar correctamente cuál es el problema con el karma. El problema es la forma compulsiva en la que actuamos, hablamos y pensamos bajo la influencia de nuestra confusión y nuestras emociones perturbadoras. Está fuera de control.
¿Cómo surge este malentendido acerca del significado de la palabra “karma”? Es debido a que la palabra tibetana para karma también es la palabra tibetana coloquial para acción. Si le pedimos a un tibetano que traduzca la palabra para karma, seguramente la traducirá como “acción”. Sin embargo, cuando analizamos el karma con eso en mente, podemos pensar que, si el problema que necesitamos superar para evitar el sufrimiento es la acción, entonces lo único que tendríamos que hacer es dejar de hacer, decir o pensar cualquier cosa y estaríamos liberados de todos los problemas. Eso es claramente absurdo. ¿Con solo dejar de hacer cosas estaríamos liberados? ¿Eso tiene sentido? Obviamente, no.
Esto es parte del proceso de analizar y cuestionar, especialmente cuestionar términos de traducción porque muchos de nuestros malentendidos provienen de los términos de traducción que se utilizan. Pueden tener una connotación completamente diferente a la de las palabras originales. Si algo no tiene sentido en las enseñanzas, necesitamos indagar de manera cada vez más profunda para tratar de entenderlo. Obviamente, si tenemos confianza en las enseñanzas y en el Buda, tenemos confianza en que lo que el Buda enseñó no carecía de sentido. Debe estar hablando de algo que tiene sentido, y no tiene sentido que el gran problema sea simplemente realizar cualquier tipo de acción.
Por favor, tomen unos minutos para pensar acerca de estas preguntas:
- ¿Cuál es la diferencia entre una acción y los aspectos compulsivos de nuestra conducta?
- ¿La forma en la que actuamos es el problema o el problema es mucho más profundo que solo hacer cosas?
- Si el problema es la compulsividad de nuestras acciones, ¿nuestras acciones están fuera de control?
- ¿La compulsividad está bajo la influencia de mi ignorancia y emociones perturbadoras – mi enojo, mi codicia, etc.?
- ¿Realmente la compulsividad es el problema?
- ¿Hay una diferencia entre una acción problemática y la compulsividad detrás de esa acción? Piensen en ello. ¿Gritarle a alguien es el problema o el problema es la compulsividad que está detrás de gritar? Quizás algunas veces gritarle a alguien pueda ser útil; puede serlo en algunas ocasiones. Sin embargo, sin control, si gritamos compulsivamente siempre que cualquier cosa nos molesta, ¿ese es el problema? Tenemos que identificar el problema. ¿Cuál es el problema? Esta es la primera verdad noble: identificar el problema.
Cuando hablamos de karma, no solo estamos hablando de karma destructivo. También está el karma constructivo. ¿Cuál es el problema con eso? Alguien limpia su casa, no hay ningún problema con eso. Sin embargo, alguien que es un limpiador compulsivo, que está totalmente fuera de control y limpia y limpia y limpia y constantemente encuentra una nueva mancha por ahí y está muy preocupado de que alguien vaya a ensuciar – la limpieza de esa persona está fuera de control. La compulsividad es el problema, no la acción.
Me gusta ser muy directo y ese es el punto más importante. Si nos llevamos eso a casa al final de este seminario, que el problema es la compulsividad acerca de nuestra conducta y que la compulsividad es en lo que tenemos que trabajar, eso sería muy bueno. Quizás eso sería de utilidad. ¿Acaso hablamos y actuamos compulsivamente debido al enojo, compulsivamente actuamos y hablamos por avaricia o apego, o actuamos compulsivamente como un perfeccionista? De esto se trata el karma. Necesitamos reconocer que nuestras compulsiones causan que nuestras acciones estén fuera de control. Por lo tanto, pensemos en todo esto por un momento.
[Pausa]
Por lo general, aunque el karma tiene este significado específico, cuando hablamos acerca del karma, la mayoría de nosotros incluye en la discusión también los resultados del karma. También examinaremos este aspecto. ¿Cuáles son los resultados de nuestra conducta compulsiva? Por ejemplo, debido a nuestra conducta compulsiva, siempre somos infelices o siempre tenemos problemas o nos metemos en problemas. Los resultados son parte de todo el paquete de revisar el karma.
Las dos principales presentaciones del karma desde la tradición Nalanda
Hay dos explicaciones del karma que fueron elaboradas por los maestros budistas indios de la Universidad Monástica de Nalanda. Los teravadins también tienen su propia explicación del karma, pero dentro del marco de referencia de la tradición Nalanda, existen dos.
- La más antigua es la presentación Madyámaka, que se encuentra en el texto de Nagáryuna Versos raíz para el Madyámaka, llamado darse cuenta que discrimina y elaborado después, tanto por los maestros indios Sautrántika Svatántrika como por los Prasánguika. Vasubandhu y sus comentaristas también elaboraron en torno a él dentro del contexto del sistema Vaibáshika.
- La otra presentación fue formulada por Asanga en el contexto del sistema Chitamatra, con una variante Sautrántika de él escrita por Vasubandhu.
La explicación Chitamatra es mucho más simple y fácil de entender. Es la que generalmente se enseña primero, en lugar de las presentaciones Madyámaka y Vaibáshika, las cuales son más complejas y difíciles de entender. Sin embargo, el problema es que queremos entender la relación el karma y el yo, entre el “yo” como el agente del karma y quien experimenta los resultados del karma. Si vamos a analizar el yo en el contexto de las enseñanzas Prasánguika sobre ese tema, no podemos encajar ese entendimiento del yo con la explicación Chitamatra del karma. Una explicación Prasánguika de una cosa en la fórmula tiene que encajar con la explicación Prasánguika de la otra.
Entonces, si queremos analizar el yo desde el punto de vista Prasánguika y su relación con el karma, tenemos que analizar el karma desde ese mismo punto de vista Prasánguika. No entraré en muchos detalles acerca de porqué los dos sistemas no embonan con respecto a la visión Prasánguika del yo y la discusión Chitamatra del karma. Es bastante complejo, y es necesario estudiar los sistemas filosóficos. Sin embargo, en el transcurso del seminario, mencionaré algunos puntos en conflicto. Es importante entender por qué esto es relevante, por qué es importante tener el entendimiento del yo y el karma alineado con la misma base filosófica.
Conducta destructiva, constructiva y no especificada y el aferramiento a un “yo” autoestablecido
¿Qué es la conducta destructiva en el contexto de la visión Prasánguika? Es conducta que está bajo la influencia de las emociones perturbadoras además de aferrarse a un “yo” autoestablecido verdaderamente existente. Lastimamos a alguien porque “estoy enojado”. Está el enojo y el concepto equivocado del “yo”. “Tengo que salirme con la mía, yo estoy en lo correcto y tú estás equivocado”.
Cuando revisamos la conducta constructiva, aunque no está bajo la influencia de una emoción perturbadora, también está bajo la influencia de este aferramiento a un “yo” autoestablecido verdaderamente existente. El objetivo es tener no apego y no enojo como la emoción que está ahí. Esto solo significa que no exageramos las cualidades buenas o malas de las cosas, dado que de esto es de lo que se tratan el apego y el enojo.
Hay dos tipos de conducta constructiva. Con una, nos refrenamos de actuar de una manera destructiva porque entendemos que, si lo hacemos, producirá sufrimiento. No queremos experimentar el resultado de la conducta destructiva y, para evitarlo, necesitamos reconocer que lo que está detrás de tal conducta es pensar continuamente en un “yo, yo, yo” verdaderamente existente. Estamos pensando compulsivamente: “No quiero experimentar eso”.
El otro tipo de conducta constructiva es realmente ayudar a alguien, pero nuevamente puede haber un muy fuerte aferramiento a un “yo”. Por ejemplo, “quiero ser el bueno, quiero ser el perfecto, quiero alcanzar la iluminación, quiero que la gente me agradezca y me valore”. Aunque no hay influencia del enojo y no hay exageración de la situación o de las cualidades positivas con apego o codicia, aún hay este aferramiento al “yo”. “Tengo que ser el bueno, el perfecto. Soy el único que puede hacer las cosas de la forma correcta”.
Incluso si hacemos algo no especificado, una acción como, por ejemplo, salir a caminar – que el Buda no especificó como constructiva o destructiva en sí misma – se vuelve constructiva o destructiva basada en la motivación y en el objetivo detrás de ella. Podemos salir a caminar para matar a alguien, para ayudar a alguien, o solo salir a caminar. Esto es lo que se quiere decir con que una acción no especificada o neutra depende de la motivación. Sin embargo, incluso esto puede ser compulsivo. Por ejemplo, de forma compulsiva, cada día a las cuatro de la tarde tenemos que salir a caminar porque ese es nuestro momento para el ejercicio. Con algo así, aún es “yo, yo, yo, tengo que salir a caminar”.
Pensemos en ello. “Tengo que ir a la tienda”. Quizás luego nos quejamos: “Tengo que salir al tráfico”. Aún está el “yo” incluso en estas acciones de tipo neutro. Un ejemplo perfecto es el de un niño pequeño: “No me quiero ir a acostar, no quiero comer eso”. Esas son acciones neutras, pero es acerca de “yo, yo, yo”.
Por lo tanto, en todos estos tipos de acciones, sean constructivas, destructivas o no especificadas, subyacente a todas ellas está este aferramiento a un “yo” autoestablecido verdaderamente existente. Por lo tanto, queremos deconstruir nuestra concepción errónea acerca del sí mismo, el “yo”, porque deconstruirlo es esencial para superar el hecho de estar bajo la influencia de la compulsividad del karma. Lo que es común a los tres tipos de conducta es el aferramiento a un yo verdaderamente establecido. “No me gusta la forma en que estás haciendo esto”. “Quiero ser perfecto”. “No quiero irme a la casa”. Todo gira en torno a nuestro concepto de “yo”, ¿no es cierto? El karma se basa en esta ignorancia y no darse cuenta de cómo existimos realmente y por eso es tan compulsivo.
Una visión holística evolutiva del Dharma
Este entendimiento de la compulsividad del karma como basada en la ignorancia indica un principio muy importante que siempre hemos de tener presente cuando estudiamos el Dharma. Cualquier enseñanza sobre un tema específico tiene que ser entendido dentro del contexto del sistema en el que aparece. Es una visión holística. Si no, es posible que mezclemos dos o tres cosas y, dado que no están basadas en las mismas suposiciones, se revuelven. De forma realista, eso no es tan fácil porque eso requiere que hayamos estudiado y aprendido mucho para ser capaces de conocer el contexto del sistema más amplio del que proviene cualquier enseñanza particular.
Esta es la razón por la que, conforme aprendemos y estudiamos, muy a menudo tenemos que revisar nuestro entendimiento de incluso la más básica enseñanza del Dharma, tal como la impermanencia o el karma, nuestro tema. Con frecuencia necesitamos revisar y obtener un entendimiento cada vez más profundo. Nunca estar satisfechos hasta convertirnos en un buda. Es uno de los votos no limitar nuestro estudio y entendimiento de forma prematura. Pienso que una actitud apropiada es ver todo el estudio del Dharma como una aventura, en lugar de desanimarnos porque nuestra comprensión es muy básica y es tan complicado y falta mucho más. Es mejor verlo y pensar que hay muchas cosas fantásticas por descubrir a medida que profundizamos.
Por eso tienen aquí este programa Descubriendo el budismo y esa es una buena palabra porque, lo que sea que descubramos, es como un tesoro. Esto es porque, si aplicamos en nuestra vida lo que hemos descubierto, disminuye los problemas. Ese es el punto central del Dharma, hacernos la vida más fácil. Escuchamos toda esta publicidad en torno a la liberación y a la iluminación; es muy buena publicidad que nos dicen que tenemos que anhelar la liberación y la iluminación para todos los seres sensibles. Luego, lo que les sucede a muchas personas es que la idealizan, y nuestra práctica del Dharma se vuelve todo o nada. O alcanzamos la iluminación o no es satisfactoria.
Entonces podemos pensar: “No soy lo suficientemente bueno. Lo que estoy haciendo no es suficiente”. Nos presionamos y nos presionamos porque vemos el Dharma y los logros en el Dharma como todo o nada. Pienso que este es un gran error porque, en lugar de que el Dharma nos ayude, nos hace sentir más frustrados, más culpables y no lo suficientemente buenos. Debido a que nos sentimos frustrados, nos presionamos y nos estresamos. La práctica del Dharma no es algo que debería ser estresante. Entonces, debido a que estamos estresados, somos agresivos. Algo está mal con esto.
El progreso no es lineal
Recuerden, el Dharma es un camino. Es un camino hacia la iluminación y hay etapas a lo largo del camino a la iluminación. El progreso nunca es lineal. La naturaleza del samsara es que tiene altibajos; por lo tanto, nuestra práctica del Dharma tendrá altibajos. No esperen que siempre sea perfecta, no será así. Lo principal es que no importa que tenga altibajos. Simplemente somos perseverantes, y pensamos que, sin importar lo que pase, continuaremos.
Durante periodos de tiempo más largos, siéntanse satisfechos de que están mejorando un poco. Es genial que esté mejorando un poco. No perdemos tanto los estribos, o somos un poco más amables, o tenemos un poco más de paciencia. Nos llevamos un poco mejor con nuestros padres – eso es genial.
Uno de los aspectos de construir fuerza positiva, el llamado mérito, es regocijarse. Regocijarse por las pequeñas cosas que somos capaces de lograr. No sintamos arrepentimiento. El arrepentimiento destruye la fuerza positiva. Por ejemplo: “No hice lo suficiente, no fui lo suficientemente bueno”. Así, nos arrepentimos de las cosas positivas que hemos hecho y eso destruye toda la energía, ¿no es cierto?
Evitar los dos extremos de la culpa y la irresponsabilidad
Queremos evitar los dos extremos. Un extremo es ser extremadamente críticos con nosotros mismos al pensar que nunca somos suficiente. No somos un buda, así que, por supuesto que siempre podemos mejorar, ese no es el problema. Sin embargo, necesitamos no ser tan duros con nosotros mismos, juzgándonos y pensando: “No soy lo suficientemente bueno”. Ese es el “yo, yo, yo” que entra en escena de nuevo.
La práctica del Dharma no debería ser compulsiva, con la necesidad de que el “yo, yo, yo” sea perfecto y alcanzar la iluminación esta noche. Eso no va a suceder y es contraproducente. Ese es un extremo, el extremo de la culpa. “Soy muy flojo, no soy lo suficientemente bueno”, etc. Este es un extremo, sea que estemos hablando de nuestra conducta normal o de nuestra práctica del Dharma, están involucrados los mismos asuntos.
El otro extremo es pensar: “No interesa, no me importa y puedo hacer lo que sea”. Esta actitud de “lo que sea” no asume la responsabilidad de nuestra práctica o de nuestra conducta.
Por supuesto, no es fácil superar la compulsividad y no queremos convertirnos en un practicante rígido y tenso que siempre tiene que ser como un policía para sí mismo. Esto es muy dualista, ¿cierto? Una parte de mí es el policía y la otra parte es un chico malo o una chica mala. Esto causa una intensa infelicidad. Sin embargo, el otro extremo que queremos evitar es ser demasiado indulgentes o permisivos en términos de la actitud de que no importa lo que hagamos, deberíamos simplemente ser naturales y hacer lo que sea que tengamos ganas de hacer. Entonces, somos completamente compulsivos.
Hay un equilibrio delicado aquí porque necesitamos estar relajados. Hay un cierto arte en practicar el Dharma. Es relajado, responsable, no tenso. No nos tratamos como si fuéramos un bebé y tampoco nos tratamos como un criminal. Ese es el equilibrio que necesitamos encontrar. Si no tenemos grandes expectativas entonces no habrá grandes desilusiones. Esta es una instrucción básica en la meditación. Sin expectativas y sin decepciones. Simplemente hazlo y persevera.
Reflexión en torno al tema del karma y de quién es la culpa
Por lo tanto, el tema del “yo”, el entendimiento del “yo”, es crucial al trabajar con el karma. Si reconocemos que la compulsividad de nuestra conducta es un problema, entonces necesitamos hacer las siguientes preguntas:
- ¿Sentimos que no podemos dejar de actuar de cierta manera? ¿Lo sentimos con frecuencia? Me parece que esto realmente identifica el problema. Por ejemplo, ¿sentimos que no podemos dejar de sentirnos enojados y gritar o que no podemos dejar de intentar ser perfectos en todo lo que hacemos?
- Si esto es lo que sentimos con frecuencia, ¿qué dice eso de nuestro concepto de “yo”?
- Hay dos “yos” involucrados cuando pensamos: “No me puedo detener”. Hay algo incorrecto en eso, ¿cierto?
Para lidiar con este asunto del karma, de quién es la culpa, lo primero a entender es que el problema es nuestra compulsividad. Lo segundo a reconocer es que sentimos: “No puedo dejar de actuar compulsivamente”. Ahora, podemos acercarnos a la raíz del problema. Cuando tenemos la visión de “no puedo evitar actuar así”, entonces podemos ver el escenario del “yo” policía y el “yo” criminal malo, lo cual no funciona. Esta es la razón por la que el entendimiento correcto del yo, de cómo “yo” existo, es crucial para ser capaces de lidiar con el karma.
- Tomen un minuto para reflexionar y pensar acerca de cómo experimentamos la compulsividad con la que actuamos, hablamos o pensamos de una cierta manera. Más allá de cómo actuamos y hablamos, podemos tener todo tipo de pensamientos realmente horribles dando vueltas incontrolablemente en nuestra cabeza.
- Pregúntense a sí mismos: “¿Puedo dejar de actuar, hablar o pensar de esa manera?”.
- Incluso si tenemos éxito al detenernos a nosotros mismos, ¿experimentamos esa detención de manera dualista? ¿Acaso el “yo” bueno detiene al “yo” malo? ¿El “yo” policía detiene al “yo” criminal?
- Al pensar de esta manera dualista, sentimos que no podemos detenernos e, incluso si nos detenemos, aún existe este dualismo. ¿Este pensamiento dualista nos hace felices? ¿O nos hace estar realmente estresados y tensos, causándonos sufrimiento?
- Recordemos todas las veces que nos dijimos en nuestra cabeza: “Soy un idiota” o “¿por qué dije o hice eso?”.
[Pausa]
Espero que podamos empezar a apreciar cuál es el problema y cuáles son los asuntos con los que necesitamos lidiar. Cuando lidiamos con asuntos del karma, no es solo acerca de querer ser un buen chico o una buena chica. Necesitamos profundizar aún más.
Culpa versus responsabilidad
Al haber examinado un poco acerca del karma y de la relación entre el karma y sí mismo, el “yo”, ahora podemos abordar el tercer tema, la culpa. La pregunta es:
- Si no podemos dejar de actuar, hablar o pensar compulsivamente de una cierta manera, entonces, ¿de quién es la culpa? ¿La culpa es nuestra? ¿La culpa es de las otras personas?
- Por ejemplo, si tú me molestas, ¿es tu culpa que yo te grite? O podemos culpar a factores externos como la economía, pensando: “Tuve que robar porque la economía estaba muy mal”.
Para responder esta pregunta, necesitamos analizar el papel del yo y el papel de las causas, condiciones y circunstancias involucradas en cometer actos y experimentar sus resultados.
Surgimiento dependiente
Todo surge en dependencia de causas y condiciones. Este es un principio fundamental en el Dharma. Dado que todo surge en dependencia de causas y condiciones, la situación presente cambia todo el tiempo. Esto es porque las causas y condiciones que la producen y la afectan posteriormente también están cambiando todo el tiempo. Además, las cosas no surgen de una sola causa. Este es un principio básico en el karma, en las leyes de la causa y efecto conductual. Por lo tanto, todo lo que experimentamos no es solo “mi culpa”. Es una combinación de muchos factores.
Recuerdo un adolescente que conocí que tenía tan baja autoestima que, cuando íbamos a un juego de futbol y su equipo perdía, decía: “Perdieron porque yo estaba ahí, fue mi culpa”. Es claramente ridículo, ¿cierto? Aunque, desde un punto de vista kármico, hemos construido diversas causas para que nos pasen ciertas cosas y para que actuemos de ciertas maneras, nuestras experiencias y nuestras acciones surgen de causas y condiciones, así como de lo que otras personas dicen que detonan estas cosas, tal como los factores económicos. La realidad y nuestra experiencia de ella es una gran mezcla o entramado de factores que surgen dependientemente. No todo es simplemente “mi culpa”.
Cuando empezamos a pensar en términos de culpa: “yo tengo la culpa” o “tú tienes la culpa” o “la sociedad tiene la culpa”, eso significa atribuir la culpa. “Yo soy el culpable” y, por lo tanto, “soy una mala persona”, o “tú tienes la culpa y, por lo tanto, eres una mala persona” o “la sociedad es la culpable y, por lo tanto, la sociedad es mala por causar que yo actúe de esa manera”.
Si pensamos: “Yo tengo la culpa de lo que experimento”, entonces pensamos: “Yo soy el culpable, el malo, y estoy siendo castigado por lo que hice porque lo merezco”. Este es un completo malentendido de las enseñanzas budistas del karma. También es un malentendido aplicar este tipo de pensamiento en una situación en la que sentimos que alguien más tiene la culpa, como en: “Eres culpable y malo y necesitas ser castigado por hacerme hacer lo que hice”. O cuando pensamos que la sociedad tiene la culpa, que la sociedad es culpable y mala, y que el orden social necesita ser demolido o destruido por hacernos hacer lo que hicimos – salir a robar, por ejemplo.
Ética budista
Es muy importante entender que la ética budista no está basada en leyes elaboradas por Dios o por una legislatura, en donde tenemos que seguir las leyes y, si no lo hacemos, somos malos, culpables y tenemos que ser castigados. Eso no es budismo. La ética budista se basa en entender que, si actuamos bajo la influencia de emociones perturbadoras y los impulsos apremiantes del karma, eso producirá problemas y sufrimiento. Además, si actuamos bajo la influencia del ego, eso también producirá problemas o sufrimiento.
Por lo tanto, queremos desarrollar darse cuenta que discrimina, no obediencia a las leyes. Necesitamos discriminar entre lo que nos producirá y lo que no nos producirá sufrimiento. Si no queremos sufrimiento, no actuamos de esa manera. Es tan simple como eso. Piensen por un momento en torno a quién tiene la culpa por la forma en que actuamos.
- ¿Nos sentimos culpables?
- ¿Sentimos que otros son culpables?
- ¿Sentimos que la sociedad es culpable?
- Incluso si estamos estudiando o si estamos involucrados en el budismo, ¿lo estamos mezclando con otro sistema que incluye toda esta idea de la culpa, la ruptura de leyes y el castigo?
- ¿Acaso estamos pensando: “soy malo y quiero ser bueno que agradarle a mi mamá, a mi papá o a los maestros” y “esto me hará un buen chico o una buena chica”?
¿Es así como nos estamos aproximando a la idea del karma? Si es así, eso no es budismo. Es mezclarlo con otra cosa.
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Darse cuenta que discrimina no prejuicioso
Hay una gran diferencia entre asumir la responsabilidad por nuestra conducta y sentirnos culpables y culparnos a nosotros mismos por cómo actuamos. No queremos ser el niño malo culpable en términos de cómo abordamos nuestra conducta. Queremos ser un adulto responsable no prejuicioso. No hay un juicio aquí. Simplemente estamos utilizando el darse cuenta que discrimina acerca de lo que es útil y lo que es dañino y profundizando cada vez más en nuestro entendimiento y análisis.
Empezar con el autocontrol y regocijarnos en los pasos graduales
Al inicio, sí, simplemente ejercemos el autocontrol. Pero luego profundizamos cada vez más y lidiamos con la compulsividad de nuestra conducta y todo el aspecto de cómo sentimos que no podemos dejar de actuar de esa forma y examinamos todo nuestro concepto del yo. Profundizamos cada vez más.
Pienso que el tema del autocontrol deficiente está unido a todo el problema de que nuestro enfoque esté solo en la liberación y la iluminación y no en regocijarnos en los avances que tenemos hacia esa meta. Por el contrario, deberíamos evitar pensar en que no somos lo suficientemente buenos porque aún no estamos iluminados. La analogía es que pensamos que tenemos que tener una cognición no conceptual de la vacuidad con perfecta concentración y cualquier cosa que sea menos que eso es irrelevante, así que ni siquiera nos molestamos en ejercer el autocontrol con respecto a nuestra conducta compulsiva.
Si somos capaces de ejercer el autocontrol cuando tenemos ganas de gritarle a alguien o decir algo tonto, encontramos que hay un espacio entre tener ganas de decir algo y realmente decirlo. Simplemente paramos; eso es autocontrol. Si somos capaces de hacer eso, aunque sea frustrante y nos haga sentir como un policía, aun así, es mejor que gritar, lastimar gente y decir cosas tontas incontrolablemente. El hecho de simplemente ejercer autocontrol es un paso hacia el paso último que imaginamos que necesitamos, pero necesitamos dar pasos graduales para llegar ahí y regocijarnos de cada uno de ellos. Necesitamos no sentirnos mal de que aún no estamos en el siguiente paso.
Vivimos en sociedades en Occidente que ponen mucho énfasis en la culpa y la ley, sea la ley divina o civil, lo cual conduce a una baja autoestima frecuente. La culpa también representa un obstáculo para el regocijo. Regocijarnos en las pequeñas cosas que logramos en lugar de sentir que son insuficientes es una de las cosas más difíciles de desarrollar para nosotros como occidentales. En conjunto con entender todo el tema del karma y de quién es la culpa, necesitamos desarrollar un sentido de responsabilidad, en lugar de culpa. También necesitamos ser capaces de regocijarnos en cualquier cosa que seamos capaces de lograr.
No se sientan arrogantes cuando se regocijen, pero tampoco se menosprecien. Eso es algo que quizás no se enfatiza lo suficiente en la práctica de las personas. Aprender a regocijarnos no es tan fácil para muchos de nosotros. Un último pensamiento para esta sesión: si nos culpamos a nosotros mismos, pensando que no somos lo suficientemente buenos y que no hemos hecho lo suficiente, eso realmente se convierte en un obstáculo para que mejoremos. Si, por el contrario, nos regocijamos en las pequeñas cosas que hemos sido capaces de hacer, eso nos da un sentido de autoconfianza y autovalía, lo cual sienta una base más firme para continuar y hacer mayores progresos.
Dejemos que eso se asiente por un momento y luego podemos tener algunas preguntas.
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Preguntas y respuestas
¿Sería correcto decir que, en este momento, no podemos practicar mejor debido a nuestro karma? ¿Es nuestro karma lo que no nos permite practicar mejor? Si somos capaces de deshacernos poco a poco de nuestro karma, con el tiempo seremos capaces de practicar mejor, pero por ahora, ¿será que no puedo hacerlo mejor de lo que lo hago?
Es muy interesante observar cuáles pensamos que son nuestros límites y cómo algunas veces nos limitamos a nosotros mismos y pensamos que no podemos hacer nada más. Fui intérprete de mi maestro Serkong Rinpoche y siempre me dijo que, sin importar qué tan cansado estés, siempre puedes hacer cinco minutos más. Pienso que eso es muy cierto, a menos que tengamos alguna condición médica o algo parecido en el que el cerebro simplemente deja de funciona en cierto punto. Conozco a una persona con una lesión cerebral a quien le pasa de ese modo. Sin embargo, la mayoría de nosotros siempre podemos hacer un poco más.
Por ejemplo, hago mucho entrenamiento físico, levantamiento de pesas y ese tipo de cosas. El tema de siempre ser capaz de hacer un poco más es muy relevante porque se nos dice, por ejemplo, que hagamos cierta cantidad de lagartijas. Podemos pensar: “no hay forma de que haga tantas”. Sin embargo, se nos anima: “Vamos, puedes hacer una más”. Entonces, me doy cuenta de que solo me faltan dos y, aunque realmente estoy cansado, puedo esforzarme más y hacerlo.
Esto demuestra, para quienes nos involucramos en tales cosas, que somos de capaces de hacer un poco más de lo que pensamos que somos capaces. Ese poco más se incrementará a lo largo del tiempo. Veo a un fisicoculturista aquí asintiendo, así que sabes de lo que estoy hablando. Existen límites realistas y límites autoimpuestos que solo existen en nuestra conceptualización de nosotros mismos. Necesitamos diferenciar entre los dos.
Otro tema interesante es la vergüenza, la cual es diferente de la culpa. Parece que, si sentimos vergüenza, se relaciona con acciones limitadas y destructivas y, por lo tanto, puede ayudarnos a avanzar en nuestra práctica. ¿Podrías hablar al respecto?
Hay dos factores mentales que siempre necesitan estar presentes en la acción constructiva. Sus opuestos siempre están presentes en la acción destructiva. Esto es de acuerdo con las enseñanzas del abhidharma. En las acciones destructivas, el factor algunas veces se traduce como “sin sentido de vergüenza”. Quizás una traducción un poco más precisa sea “sin sentido de dignidad personal o autovalía”, en la que simplemente no nos importa cómo nuestras acciones se reflejan en nosotros mismos y nuestro sentido de autovalía. El otro factor mental es que no nos importa cómo nuestra conducta se refleja en el gran grupo del cual formamos parte. Esta perspectiva está muy presente en la cultura asiática. Por ejemplo, si somos budistas y actuamos destructivamente, vemos que eso les da una mala reputación a todos los budistas, o una mala reputación a nuestra familia o a nuestro país. La idea occidental de vergüenza tiene más que ver con lo que piensan las demás personas. El énfasis en el budismo es más acerca de lo que yo pienso acerca de mí.
Por otro lado, la conducta constructiva siempre va acompañada de un sentido de autovalía y un sentido de cómo nuestra conducta se refleja bien en aquellos de quienes somos cercanos: nuestros padres, amigos, familia, religión y sociedad. Una vez le pregunté a mi clase en Berlín por qué no salían a robar, vandalizar y este tipo de cosas. ¿Era porque tenían miedo de ir al infierno? Los estudiantes dijeron “no”, que esa no era la motivación.
Pregúntense a ustedes mismos: “¿Por qué no salgo a vandalizar y destruir la propiedad de las personas?”.
La respuesta que todos en mi clase dieron es que “no se siente bien”. ¿Eso es lo que pensamos? Debí haberles preguntado.
No se me antoja hacerlo. ¿Para qué? Pienso que eso podría ser doloroso para otros.
Muy interesante; obviamente hay varias razones. La clase de Berlín dio la respuesta correcta desde el punto de vista budista, siempre simplemente no se siente bien ser desagradable y lastimar a otros y demás. ¿Por qué no queremos lastimar a alguien más? Es porque simplemente no es correcto y tenemos este sentido de dignidad personal. Es pensar: “No me rebajaría tanto como para hacer eso. Me tengo en un mejor concepto que simplemente salir y romper todo y actuar de una forma antisocial horrible”. Esto es porque, si decimos que no salimos a vandalizar porque no se nos antoja, entonces tendríamos que preguntar: “Y si tuviera ganas, ¿lo haría?”. Esa parece ser la implicación de esa respuesta.
En ese caso, si tuviera ganas, lo haría.
En ese caso, ese es un buen ejemplo de que no nos importa y de no tener ese sentido de autovalía que acompaña a una acción destructiva. Este sentido de autovalía es un tema central en la ética budista, y se relaciona con lo que decíamos acerca de regocijarnos y tener un sentimiento positivo y respetarnos a nosotros mismos. Cuando nos respetamos a nosotros mismos, es mucho más fácil asumir la responsabilidad de cómo nos vamos a comportar. Cuando no tenemos respeto por nosotros mismos, ni un sentimiento de auovalía, entonces no nos importa cómo nos comportamos.
A lo largo de las sesiones posteriores de este seminario, profundizaremos en estos temas del karma, el yo y la culpa.
Dedicatoria
Pensemos que cualquier fuerza positiva que haya surgido de esta discusión, cualquier potencial positivo y entendimiento que haya surgido, pueda profundizarse cada vez más y actuar como causa para que todos alcancen el estado iluminado de un buda en beneficio de todos nosotros.