Resumen
Estamos revisando los tres entrenamientos y cómo pueden ayudarnos en la vida diaria, mediante la práctica del óctuple sendero. Los tres entrenamientos son en:
- Autodisciplina ética
- Concentración
- Darse cuenta que discrimina.
Implementamos el habla, la acción, la conducta y la forma de ganarse la vida correctas para desarrollar autodisciplina ética. Ahora podemos revisar el entrenamiento en la concentración, el cual implica esfuerzo correcto, presencia mental (recordación) correcta y concentración correcta.
El esfuerzo correcto es deshacerse de trenes destructivos de pensamiento y desarrollar estados mentales que sean conducentes para la meditación.
La presencia mental es el pegamento mental para sostener y no soltar algo, de tal forma que nos impide:
- Olvidar la verdadera naturaleza de nuestro cuerpo, sensaciones, mente y factores mentales, de tal forma que no nos distraigan.
- Perder sujeción de nuestros diversos lineamientos éticos, preceptos o votos, si es que los hemos tomado.
- Soltar u olvidar nuestro objeto de atención.
De tal forma que, si estamos meditando, obviamente necesitamos presencia mental para no perder el objeto de enfoque. Si tenemos una conversación con alguien necesitamos mantener la atención en la persona y en lo que está diciendo.
La concentración misma es la colocación mental en un objeto de atención. Así, cuando escuchamos a alguien significa que nuestra concentración está colocada en lo que la persona está diciendo, en cómo se ve, en cómo actúa y demás. La presencia mental ayuda a mantener la concentración, al ser el pegamento mental que nos mantiene ahí, de tal forma que no nos aburramos ni nos distraigamos.
Esfuerzo
Este es el primer factor del óctuple sendero que utilizamos para ayudarnos a desarrollar concentración. Nos esforzamos por deshacernos de pensamientos distractores y estados emocionales que no son conducentes para la concentración, así como también tratamos de desarrollar buenas cualidades. En general, si queremos lograr cualquier cosa en nuestra vida, necesitamos esforzarnos. Las cosas no provienen completamente de la nada y nadie dijo que fuera fácil. Pero si hemos desarrollado un poco de fortaleza, producto de haber trabajado con la autodisciplina ética en términos de cómo actuamos, hablamos y nos relacionamos con los demás, eso nos da la capacidad para esforzarnos en trabajar con nuestros estados mentales y emocionales.
Esfuerzo incorrecto
El esfuerzo incorrecto es dirigir nuestra energía hacia trenes de pensamientos dañinos y destructivos que nos distraen y nos hacen difícil, si no imposible, concentrarnos. Existen tres tipos principales de formas de pensar destructivas:
- Pensar codiciosamente
- Pensar con malicia
- Pensar en forma distorsionada con antagonismo.
Pensar codiciosamente
Pensar codiciosamente implica pensar con celos acerca de lo que otros han alcanzado o los placeres y las cosas materiales que disfrutan. Pensamos: “¿cómo puedo obtenerlo para mí?”. Esto surge del apego. No podemos soportar que alguien más tenga cosas que nosotros no tenemos, sea éxito, una pareja hermosa, un nuevo auto (de hecho, podría ser cualquier cosa). Pensamos constantemente en ello y es un estado mental muy perturbador. Impide totalmente nuestra concentración, ¿no es así?
El perfeccionismo entra dentro de este aspecto: siempre estamos viendo cómo podemos superarnos a nosotros mismos. ¡Es casi como tener celos de nosotros mismos!
Pensar con malicia
Pensar con malicia es pensar cómo lastimar a alguien: “Si esta persona dice o hace algo que no me gusta, me vengaré”. Podemos pensar en lo que haremos o diremos la próxima vez que veamos a esa persona y lamentamos no haber respondido cuando nos dijo algo desagradable. No podemos sacarlo de nuestra cabeza, pensamos muchísimo en ello.
Pensar en forma distorsionada con antagonismo
El pensamiento antagonista distorsionado se refiere a pensar, por ejemplo, si alguien se está esforzando por mejorarse a sí mismo o por ayudar a otros: “Es un tonto, lo que está haciendo es inútil; es ridículo tratar de ayudar a alguien”.
A algunas personas no les gustan los deportes y piensan que los que ven el fútbol en la televisión o que van a ver jugar a su equipo son completamente estúpidos. Pero no hay nada dañino en que a alguien le gusten los deportes. Pensar que es estúpido o que es una pérdida de tiempo es un estado mental muy antagonista.
O alguien trata de ayudar a un mendigo dándole dinero y pensamos: “Oh, eres muy tonto por hacer eso”. Si pensamos constantemente en lo tontos que son los demás y en cómo lo que sea que hagan es irracional, nunca seremos capaces de concentrarnos. Estos son pensamientos de los que queremos deshacernos.
Esfuerzo correcto
El esfuerzo correcto es alejar nuestra energía de trenes de pensamientos dañinos y destructivos y dirigirla hacia el desarrollo de cualidades beneficiosas. Para ello, hablamos en términos de lo que en pali se conoce como “los cuatro esfuerzos correctos”. En la literatura sánscrita y tibetana se les conoce como “los cuatro factores para alcanzar las eliminaciones correctas” (en otras palabras, para deshacernos de nuestras limitaciones), los llamados “cuatro abandonos puros”.
- Primero nos esforzamos por evitar el surgimiento de cualidades negativas que aún no hemos desarrollado. Por ejemplo, si tenemos un tipo de personalidad muy adictiva, es posible que queramos evitar unirnos a un servicio de películas en línea, con el que pasaríamos todo el día viendo serie tras serie. Sería bastante perjudicial y nos conduciría a perder la concentración.
- Después, tenemos que esforzarnos por deshacernos de las cualidades negativas que ya tenemos. De tal forma que, si somos adictos a algo, es bueno que tratemos de limitar su consumo. Por ejemplo, todos conocemos algunas personas que son tan adictas a su iPod que no pueden ir a ningún lado si no están escuchando música. Es casi como si temieran quedarse en silencio o pensar en algo, por lo que tienen que escuchar música constantemente. Por supuesto, la música a todo volumen puede ser útil para mantenerte despierto cuando manejas largas distancias o para conservar el ritmo cuando te ejercitas, y la música suave puede tranquilizarte cuando trabajas, pero ciertamente no te ayuda a enfocarte cuando estás conversando con alguien. Inevitablemente, es una distracción.
- A continuación, necesitamos cultivar nuevas cualidades positivas.
- Luego, nos esforzamos por mantener y fortalecer las cualidades positivas que ya están presentes.
Es muy interesante revisar estos aspectos y tratar de encontrar aplicaciones prácticas. Un ejemplo de mi propia experiencia es que he tenido un hábito muy malo en lo que se refiere a mi sitio de internet. Tengo alrededor de 110 personas trabajando en él, que me envían correos todo el tiempo con sus traducciones y archivos editados (recibo muchísimos correos todos los días). Mi mal hábito es que solía descargar todo en una misma carpeta, en lugar de archivarlos en carpetas apropiadas, de tal manera que tanto mi asistente como yo pudiéramos encontrarlos fácilmente. Era realmente un mal hábito porque mi ineficiencia nos impedía concentrarnos en nuestro trabajo, ya que encontrar y ordenar esos archivos nos hacía perder una gran cantidad de tiempo. ¿Cuál sería la cualidad positiva en este ejemplo? Establecer un sistema para archivar los documentos en la carpeta correcta tan pronto como llegan. Ésto desarrolla el hábito de siempre colocar las cosas en el lugar apropiado desde el principio, en lugar de ser flojo y dejar todo en cualquier lugar.
En este ejemplo, encontramos una cualidad negativa, un hábito muy improductivo y también una cualidad positiva. Así que nos esforzamos por evitar la cualidad negativa y creamos un sistema de archivos apropiado de tal forma que impidamos que el mal hábito continúe. De esto es de lo que estamos hablando en un nivel de práctica muy sencillo.
Superar los cinco obstáculos de la concentración
El esfuerzo correcto también implica trabajar por superar los cinco obstáculos de la concentración, que son:
Intenciones de perseguir cualquiera de los cinco tipos de objetos sensoriales deseables
Los cinco objetos sensoriales deseables son vistas, sonidos, fragancias, sabores y sensaciones físicas hermosas. Este obstáculo que nos esforzamos por superar es cuando estamos tratando de concentrarnos en algo, por ejemplo, nuestro trabajo, pero nuestra concentración se distrae por pensamientos tales como “quiero ver una película” o “quiero ir al refrigerador”. Estamos buscando placeres sensoriales o deseos, como querer comer, escuchar música y demás. Necesitamos esforzarnos por no perseguir cosas cuando surgen tales sensaciones, de tal forma que permanezcamos enfocados.
Pensamientos de mala voluntad
Esto es pensar en lastimar a alguien. Pensar siempre con rencor “esta persona me lastimó, no me gusta, ¿cómo podré vengarme?”, es un gran obstáculo para la concentración. Necesitamos esforzarnos por evitar pensamientos dañinos desagradables, no sólo acerca de otros, sino también acerca de nosotros mismos.
Obnubilación y somnolencia
Se refiere a cuando nuestra mente está nublada, nos sentimos aletargados y no podemos pensar con claridad. La somnolencia es, obviamente, cuando tenemos sueño. Necesitamos tratar de combatirlo. Sea que lo hagamos tomando café o saliendo a respirar un poco de aire fresco, necesitamos esforzarnos por no sucumbir a ello. Pero si se vuelve demasiado difícil concentrarse, necesitamos establecer un límite. Si están trabajando en casa, pueden decir: “Tomaré una siesta o un receso de veinte minutos”. Si están en la oficina: “Tomaré un receso de café de diez minutos”. Establezcan un límite y regresen al trabajo.
Vagabundeo mental y remordimiento
El vagabundeo mental es cuando nuestra mente vuela hacia la página de Facebook, YouTube o algo así. Sentir remordimiento es cuando nuestra mente se dirige a pensamientos de culpa: “me siento muy mal por haber hecho esto o aquello”. Estas cosas son muy distractoras y realmente nos impiden concentrarnos.
Vaivén indeciso y dudas
Lo último que necesitamos superar es el vaivén indeciso y las dudas. “¿Qué debería hacer? ¿Qué comeré en el almuerzo? Quizás tome ésto. ¿O mejor aquello?”. No ser capaces de tomar una decisión desperdicia una enorme cantidad de tiempo. Si siempre estamos llenos de dudas e indecisión no podemos concentrarnos y avanzar con las cosas, así que necesitamos esforzarnos por resolverlo.
En resumen, el esfuerzo correcto es esforzarnos por:
- Evitar formas de pensar destructivas y perturbadoras.
- Deshacernos de malos hábitos y defectos que tengamos.
- Desarrollar las buenas cualidades que ya tenemos, y aquellas en las que somos deficientes.
- Deshacernos de los obstáculos de la concentración.
Presencia mental
El siguiente aspecto del óctuple sendero que tiene que ver con la concentración es la presencia mental correcta.
- La presencia mental es básicamente el pegamento mental. Cuando nos concentramos, la mente se agarra de un objeto. Esta sujeción, la presencia mental, evita que soltemos el objeto.
- Ésto va acompañado de alerta, la cual detecta si nuestra atención está vagando o si estamos soñolientos u obnubilados.
- Después utilizamos nuestra atención, que es la forma en la que consideramos nuestro objeto de enfoque.
En este punto ponemos atención en cómo consideramos nuestro cuerpo, nuestras sensaciones, nuestra mente y los diversos factores mentales. Queremos evitar sostener y no soltar formas incorrectas de considerar nuestro cuerpo y nuestras sensaciones, porque cuando no soltamos nos distraemos y somos incapaces de concentrarnos. Así pues, revisemos alternadamente las formas de presencia mental correctas e incorrectas.
Con respecto a nuestro cuerpo
Cuando hablamos del cuerpo, en general ésto significa nuestro cuerpo en sí y las diversas sensaciones físicas o aspectos de nuestro cuerpo. Una consideración incorrecta de nuestro cuerpo sería que, por naturaleza, el cuerpo es placentero, o limpio y hermoso. Invertimos una enorme cantidad de tiempo distraídos o preocupados por cómo lucimos (nuestro cabello y maquillaje, cómo nos vestimos, etc.). Por supuesto que está bien mantenernos limpios y presentables, pero cuando vamos al extremo de pensar que la forma en que luce nuestro cuerpo es una fuente de placer y que siempre tiene que ser perfecto para que podamos atraer a otros, eso no nos deja mucho tiempo para concentrarnos en nada significativo.
Observemos el cuerpo de forma realista. Si estamos demasiado tiempo sentados, nos sentimos incómodos y tenemos que movernos. Si estamos acostados, una posición se vuelve incómoda y lo mismo ocurre con la siguiente. Nos enfermamos, el cuerpo envejece. Es importante cuidar nuestro cuerpo y asegurarnos de que tenemos buena salud mediante ejercicio y una buena alimentación, pero estar demasiado enfocados en eso es un problema (la idea de que el cuerpo será una fuente duradera de placer).
Esta presencia mental incorrecta es de la que necesitamos deshacernos. Tenemos que soltar la idea de que nuestro cabello es la cosa más importante del mundo, o que siempre tenemos que coordinar bien nuestra ropa porque ello nos conducirá a la felicidad. Dejamos de aferrarnos a eso y cultivamos la presencia mental correcta, que es: “mi pelo y mi ropa realmente no son una fuente de felicidad. Pensar demasiado en ello sólo desperdicia mi tiempo y me impide concentrarme en algo más significativo”.
Con respecto a nuestras sensaciones
En este sentido hablamos de las sensaciones de felicidad e infelicidad, que están conectadas en forma última con la fuente del sufrimiento. Cuando somos infelices, tenemos lo que se conoce como “sed”: estamos sedientos de que termine la fuente de la infelicidad. De manera similar, cuando tenemos un poco de felicidad, realmente estamos sedientos de más. Ésta es básicamente la fuente de los problemas.
Considerar que la infelicidad es la peor cosa del mundo genera problemas con la concentración. ¿Cómo? Pensamos: “estoy incómodo”, “estoy de mal humor”, “soy infeliz”, bueno, ¿y eso qué? Simplemente continuamos con lo que sea que estemos haciendo. Si realmente pensamos que nuestro mal humor es la peor cosa en el mundo y nos aferramos a ello, eso representa un serio obstáculo para concentrarnos en lo que sea que estemos haciendo.
Cuando somos felices, no debiésemos distraernos deseando que la felicidad crezca y se quede para siempre. Esto puede suceder cuando meditamos y empezamos a sentirnos muy bien; nos distraemos por lo maravilloso que resulta. O si estamos con alguien que nos gusta o comiendo algo delicioso, la presencia mental incorrecta es aferrarnos a la idea de “es tan fantástico” y distraernos por ello. Disfrutémoslo por lo que es, pero no lo exageremos.
Con respecto a nuestra mente
Será difícil concentrarnos si consideramos que nuestra mente, por su propia naturaleza, está llena de enojo, estupidez o ignorancia, si pensamos que hay algo inherentemente malo o defectuoso en ella. Con frecuencia pensamos en nosotros mismos en términos de no ser lo suficientemente buenos. “No soy esto, no soy aquello. No soy nada”. O “no entiendo”, antes de siquiera haberlo intentado. Aferrarnos a estas ideas es bastante desesperanzador. Mientras que, si tenemos presencia mental correcta, con la cual pensamos: “bueno, es posible que temporalmente no entienda o esté confundido, pero eso no significa que esa sea la naturaleza de mi mente”, eso nos dará la confianza de utilizar la concentración para trabajar en ello.
Con respecto a nuestros factores mentales
La cuarta forma de presencia mental es en términos de nuestros factores mentales, como la inteligencia, la amabilidad, la paciencia y demás. La presencia mental incorrecta es pensar que son algo fijo: “así es como soy y todos tienen que aceptarlo, no hay nada que pueda hacer para cambiarlos o cultivarlos”. La presencia mental correcta es saber que estos factores no están congelados en un cierto nivel, sino que pueden ser desarrollados y cultivados, en este contexto, para lograr una mayor concentración.
Tomar el control de nosotros mismos
Cuando analizamos nuestra forma de lidiar con el hecho de estar de muy mal humor o sentirnos culpables, resulta extraño descubrir que simplemente nos aferramos a ese estado de ánimo y nos quedamos pegados a él. Con la culpa nos quedamos pegados al error que cometimos. Bueno, somos humanos y todos cometemos errores. La presencia mental incorrecta es aferrarnos a ello, no soltarlo y sólo latiguearnos a nosotros mismos por lo malos que pensamos que somos. La presencia mental correcta es saber que los estados de ánimo cambian porque surgen de causas y condiciones, que también están en constante cambio; nada permanece igual para siempre.
Un consejo muy útil que encontramos en las enseñanzas budistas es básicamente “tomar el control de nosotros mismos”. Es como levantarnos por la mañana cuando nos sentimos tan cómodos y soñolientos en nuestra cama que realmente no queremos salir de ahí. Bueno, simplemente tomamos el control y nos levantamos, ¿no es así? Tenemos la habilidad de hacerlo, de otra forma ¡la mitad de nosotros jamás se levantaría! Es lo mismo cuando estamos de mal humor o cuando nos sentimos un poco desanimados. Podemos tomar el control de nosotros mismos, “¡vamos, sólo hazlo!”, no dejarnos vencer por ello y continuar con lo que necesitamos hacer.
Otros aspectos de la presencia mental
En general, la presencia mental es realmente de suma importancia. Evita que olvidemos cosas. Si hay cosas que necesitamos hacer, la presencia mental correcta nos ayuda a concentrarnos en ello. La presencia mental tiene que ver con recordar, así que es posible que recuerdes que esta noche transmiten tu programa de televisión favorito. Pero ésto es aferrarse a algo que no es tan importante, lo cual hace que olvidemos otras cosas que sí lo son.
Si estamos siguiendo cierto tipo de entrenamiento, tenemos la presencia mental que nos ayuda a sujetarnos a él. Si estamos haciendo ejercicio, tenemos que sujetarnos al hecho de hacer ejercicio todos los días. Si estamos a dieta necesitamos mantener presencia mental de ello, de tal forma que no tomemos otra rebanada de pastel cuando nos la ofrecen.
La presencia mental es sujetarnos a lo que estamos haciendo y no distraernos por todas las cosas sin importancia que nos rodean.
Conservar la presencia mental cuando estamos con nuestra familia
A muchas personas se les dificulta más tener presencia mental de su ética cuando están con su familia que cuando están con amigos o extraños. Si ese es nuestro caso, el consejo general es establecer una muy fuerte intención al inicio. Si estás a punto de reunirte con tus familiares, puedes afirmar la intención: “Trataré de controlar mi temperamento. Trataré de recordar que han sido muy amables conmigo. Son cercanos a mí y la forma en que los trate afectará sus sentimientos”. Esto es muy importante al inicio.
También tenemos que recordarnos que son seres humanos. No debiésemos identificarlos sólo con el papel de la madre, el padre, la hermana, el hermano o cualquiera que sea la relación que tengamos con ellos. Si nos aferramos a ellos con respecto a cierto rol, entonces tendemos a reaccionar ante lo que hacen con todas nuestras proyecciones de lo que es un padre o una madre, y toda la historia, expectativas y decepciones que hemos tenido con ellos. Es mejor relacionarnos de humano a humano. Si ellos no tienen presencia mental de eso y aún nos tratan como niños, entonces nosotros evitamos caer en ese patrón y no nos comportamos como tales. Recordamos que son seres humanos y no le entramos al juego. Después de todo, se necesitan dos para bailar un tango.
Hace poco me visitó mi hermana. Se iba a dormir muy temprano y entonces, como si fuera mi madre, me decía: “Ya vete a dormir”. Si yo hubiera reaccionado como un niño, diciéndole: “No, es muy temprano, no quiero dormir, quiero quedarme despierto, ¿por qué me dices que me vaya a dormir?”, entonces sólo estaría entrando a su juego y ambos nos molestaríamos. Así que tuve que recordarme a mí mismo que me estaba dando ese consejo porque se preocupa por mí, no porque quiera hacerme enojar. Ella piensa que es mejor para mí que me vaya a dormir temprano. Así que tenemos que intentar tener una perspectiva más realista de lo que está sucediendo, en lugar de sólo proyectar nuestras ideas.
Así que antes de encontrarnos con los miembros de nuestra familia, podemos tener presencia mental de nuestra motivación, lo cual significa:
- Nuestra meta es tener una interacción agradable con nuestra familia, porque nos preocupamos por ellos y ellos se preocupan por nosotros.
- La emoción acompañante es interesarnos por nuestra familia, como seres humanos que son.
Otra forma de verlo, en lugar de pensar que es un sufrimiento terrible, es considerarlo un desafío, una oportunidad para crecer: “¿puedo atravesar la cena con mi familia sin perder los estribos?”.
Y cuando nuestra familia empiece a molestarnos, como los padres suelen hacer: “¿por qué no te has casado? ¿Por qué no tienes un mejor trabajo? ¿Por qué todavía no tienes hijos?”, (lo primero que mi hermana me dijo cuando me vio fue: “¡necesitas un corte de cabello!”) reconocemos que nos están preguntando esas cosas porque están preocupados por nosotros y simplemente respondemos: “¡Gracias por su interés!”.
También podemos pensar en su entorno, como que muchos de sus amigos les preguntarán: “bueno, ¿y qué hace tu hijo? ¿Cómo le va a tu hija?”, y que nuestros padres tienen que interactuar socialmente. No te preguntan por qué no te has casado por malevolencia, sino porque están preocupados por tu felicidad. El primer paso es reconocerlo y valorar su preocupación. ¡Y si quieres también puedes explicarles con calma por qué no te has casado!
Si no tenemos presencia mental correcta, con frecuencia nos aferramos a cosas que no son productivas en absoluto. Podría ser una historia antigua como: “¿por qué hiciste eso hace diez años?” o “dijiste eso hace treinta años”. Nos aferramos a esas cosas y no le damos a nadie una nueva oportunidad, lo cual nos impide concentrarnos en cómo son ahora. Nos aferramos a la preconcepción de “mis padres vienen de visita: ésto será terrible” y ya hemos decidido de antemano que lo será. ¡Eso hace que nos sintamos muy tensos antes de la cena! Así que modificamos esta situación con presencia mental correcta, pensando en ella como una oportunidad para ver cómo son y para responder de acuerdo a cómo se desarrolle la situación, sin preconcepciones.
Consejo práctico para mantener la presencia mental
¿Cómo conservamos la presencia mental en situaciones difíciles? Necesitamos cultivar:
- Intención – la fuerte intención de tratar de no olvidar.
- Familiaridad – atravesar una y otra vez el mismo proceso para que lo recordemos automáticamente.
- Alerta – el sistema de alarma que detecta que hemos perdido la presencia mental.
Todo ésto se basa en una actitud cuidadosa, con la que nos preocupamos por el efecto que nuestra conducta tenga en nosotros mismos y en los demás. No conservaremos la presencia mental si realmente no nos importa cómo actuamos, porque no tendremos ninguna disciplina. ¿Por qué habría de importarnos? Porque somos seres humanos. Nuestra madre y nuestro padre son seres humanos y todos queremos ser felices, nadie quiere ser infeliz. La forma en que les hablamos y cómo actuamos hacia los demás afecta sus sentimientos, así que debiese importarnos cómo actuamos.
Necesitamos examinarnos a nosotros mismos y a nuestra motivación. Es un poco infantil que sólo deseemos ser buenos para agradarles a los demás; es un poco tonto. La mejor razón para tener y conservar la presencia mental es que nos importen los demás, sobre la base de una actitud cuidadosa.
Concentración
El tercer aspecto del óctuple sendero que aplicamos para la concentración es la concentración correcta (así es, la concentración misma). La concentración es la colocación mental en un objeto. Una vez que nos sujetamos de aquello en lo que deseamos concentrarnos, la presencia mental nos mantiene ahí de tal forma que no lo perdamos. Pero para poder sujetarnos al objeto primero necesitamos concentración.
Utilizamos la atención para dirigir nuestra concentración hacia algo. Lo que pasa con más frecuencia en nuestros días, en comparación con el pasado, es que hemos dividido la atención, de tal forma que nunca estamos plenamente concentrados en nada. Cuando vemos las noticias en la televisión, vemos a la persona en medio de la pantalla relatando las noticias del día, debajo de ella hay un cintillo móvil con otras noticias y en la esquina puede haber otras cosas. No podemos poner plena atención ni concentrarnos en ninguna de ellas. Incluso aunque pensemos que podemos hacer muchas tareas a la vez, nadie es capaz (a menos que sea un buda) de concentrarse al 100% en todas las tareas que realiza simultáneamente.
A veces, cuando estamos hablando con alguien, nuestra colocación mental está en nuestro celular. Esa es una colocación mental incorrecta porque nos están hablando y ni siquiera prestamos atención. Aun si tenemos colocación mental en algo, es muy difícil mantenerla. Estamos tan acostumbrados a que las cosas cambien de forma tan vertiginosa y a ver una cosa tras otra, que nos aburrimos con gran facilidad. Tener ese tipo de concentración (un ratito aquí, otro ratito allá) es un obstáculo. Es concentración incorrecta. Ser capaces de concentrarnos apropiadamente significa poder concentrarnos en algo por tanto tiempo como sea necesario, sin aburrirnos ni cambiar de actividad porque perdamos el interés.
Uno de los principales obstáculos es que queremos que nos entretengan. Esto se remonta a la presencia mental incorrecta, al pensar que el placer temporal nos satisfará, en lugar de pensar que nos provocará más sed. Los científicos sociales han encontrado que entre más posibilidades existan de lo que podemos hacer y ver (y en este rubro el internet nos ofrece posibilidades ilimitadas) más nos aburrimos, tensamos y estresamos. Cuando vemos algo pensamos que quizá haya algo más entretenido y nos da miedo perdérnoslo. De esta forma, seguimos sin parar y no nos enfocamos en nada. Aunque es difícil de hacer, realmente es buena idea tratar de simplificar nuestra vida, de tal forma que no sucedan tantas cosas al mismo tiempo. A medida que nuestra concentración se desarrolle, seremos capaces de incrementar el ámbito de aquello con lo que podemos lidiar.
Si tenemos una buena concentración, podemos concentrarnos en ésto y luego en aquello, pero sólo en una cosa a la vez, sin distraernos. Es como un doctor que necesita atender a un paciente a la vez y concentrarse plenamente en cada uno de ellos, sin pensar en el paciente anterior o en el que sigue. Aunque un doctor puede ver muchos pacientes durante el día, siempre está plenamente concentrado en una cosa a la vez. Esto es mucho mejor para la concentración.
Sin embargo, ésto es muy desafiante. En lo que respecta a mí, debido al sitio web trato con una gran cantidad de tareas diferentes, diferentes idiomas y demás. Es muy difícil permanecer enfocado en una sola cosa porque suceden muchas cosas al mismo tiempo. Cualquier persona que trabaje en un negocio complejo se enfrenta a la misma situación. Pero la concentración puede desarrollarse por etapas.
Resumen
Deshacernos de los obstáculos de la concentración abarca un espectro muy amplio. Un método sencillo sería apagar nuestro celular cuando estamos trabajando o elegir uno o dos momentos específicos al día para revisar el correo electrónico, de tal forma que seamos capaces de concentrarnos plenamente en lo que necesitamos hacer. Es como el horario de oficina que tiene un doctor o un maestro; no podemos llegar en cualquier momento, porque sólo están disponibles en cierto horario. Debiésemos hacer lo mismo con nosotros mismos, ya que eso nos ayudaría a desarrollar concentración.
Es interesante observar el desarrollo social. Anteriormente, los principales obstáculos para la concentración eran nuestros propios estados mentales: el vagabundeo mental, soñar despiertos, etc. Ahora hay muchas más opciones y la mayoría de ellas provienen de fuentes externas, como los celulares, el Facebook y el correo electrónico. Realmente implica un esfuerzo no vernos abrumados por todo eso, y para poder hacerlo necesitamos reconocer las características perjudiciales de estos medios de comunicación. El más obvio y que muchas personas ya han experimentado es que la capacidad de atención se ha reducido. Twitter tiene un número limitado de caracteres y el Facebook está en constante actualización. Todo es tan vertiginoso que desarrolla un hábito terrible que es muy perjudicial para la concentración, porque no podemos poner atención en nada; todo está cambiando constantemente. Es preciso tenerlo en cuenta.