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El Kadampa Gueshe Langri Tangpa (Glang-ri thang-pa), también conocido como Langtangpa Dorje Senge (Glang-thang-pa rDo-rje Seng-ge), nació en 1054 en la región Phenpo (’Phan-po) del Tíbet en un área llamada Langtang. Él y Gueshe Sharawa (dGe-bshes Sha-ra-ba Yon-tan grags) eran conocidos como los discípulos cual sol y cual luna de Gueshe Potowa (dGe-bshes Po-to-ba), uno de los tres discípulos principales – los tres hermanos Kadam (bKa’-gdams sku-mched-gsum) – del gran discípulo de Atisha, Dromtonpa (’Brom-ston-pa rGyal-ba’i ’byung-gnas). Por lo tanto, fue uno de los primeros maestros más importantes de la tradición Kadam.

Langri Tangpa fundó el Monasterio Langtang (gLang-thang dGon) en su lugar de nacimiento y era famoso por mantener de forma pura todos sus votos y preceptos. Con el tiempo, se dice que tuvo más de 2.000 discípulos, entre ellos figuras tan ilustres como Gueshe Chekawa (dGe-bshes ’Chad-kha-ba Ye-shes rdo-rje), autor del Entrenamiento mental en siete puntos (Blo-sbyong don-bdun-ma) y Khyungpo Neljor (Khyung-po rNal-’byor), fundador de la escuela Shangpa Kagyu.

Gueshe Langri Tangpa es mejor conocido por su texto Entrenamiento mental en ocho versos (Blo-sbyong tshigs brgyad-ma), un texto instructivo conciso sobre el desarrollo del corazón dedicado de la bodichita. Estos ocho versos se hicieron ampliamente conocidos y apreciados en todo el mundo budista tibetano.

Gueshe Langri Tangpa a veces es llamado el “Langri Tangpa de rostro agrio”, porque rara vez se reía o sonreía, pero pasaba mucho tiempo llorando, ya que siempre estaba pensando en el sufrimiento y los problemas de los reinos inferiores. Una vez, un discípulo le pidió que no estuviera tan triste, y Gueshe Langri Tangpa respondió: “Al pensar en todos los sufrimientos del samsara y en que no hay ni un ápice de felicidad en los tres reinos, ¿cómo podría sonreír?”.

Se dice que solo se rio tres veces durante su vida. Una vez fue cuando tres ratones lograron llevarse una preciada pieza de turquesa de un juego de ofrendas de mándalas colocándola sobre el vientre de uno de ellos y los otros dos arrastrándolo por los pies. En otra ocasión, oyó hablar de un hombre que iba a ser ejecutado y pasó la última noche de su vida remendándose los zapatos. La tercera vez fue al ver a alguien tratando de sacar una roca enorme y pesada que estaba incrustada en lo profundo de la tierra, que resultó ser la cabeza de un ogro dormido. Murió en 1123 a la edad de 69 años.

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