Basándonos en el texto de Shantideva, Involucrarse en el comportamiento del bodisatva (Bodhisatvacharya-avatara), esta noche me gustaría explicar con mayor detalle las prácticas preliminares que realizamos al comienzo de cada una de nuestras clases. Estas incluyen la práctica de las siete ramas, derivada de este texto. Realizar estos preliminares antes de escuchar y aprender el Dharma nos ayuda a establecer un estado mental apropiadamente receptivo. Utilizamos el mismo grupo de prácticas previas a la meditación diaria o las sesiones de estudio de Dharma en casa.
Limpieza del cuarto y arreglo de las ofrendas
Si realizamos estas prácticas como preliminares a nuestra meditación en casa, antes que nada necesitamos barrer y limpiar el cuarto, así como lo hacemos antes de comenzar clase. Si por ejemplo, hay papeles o ropa esparcidos por el cuarto, necesitamos ordenarlos. Mientras hacemos esto, pensamos, “que mi mente pueda estar limpia y despejada, así como estoy limpiando y ordenando el cuarto”.
Es muy importante meditar y estudiar en un ambiente en el que todo esté agradable, limpio y ordenado. Esto aplica de la misma forma para nuestro lugar de trabajo. Lo que vemos, aún periféricamente, afecta de gran forma nuestros estados mentales. Si todo a nuestro alrededor se encuentra desordenado, nuestra mente tenderá a estar también desordenada. Más aún, es benéfico que nuestros lugares de estudio y meditación sean estéticamente agradables. El observar un ambiente hermoso usualmente hace a nuestra mente feliz y un estado feliz de la mente es receptivo para hacer las cosas de manera constructiva. Si lo que observamos a nuestro alrededor es desagradable, tendemos a rechazarlo, lo que afecta negativamente nuestro estado mental. Por lo tanto, generalmente disponemos un altar atractivo en el cuarto, algún tipo de estante o mesa, cubierta con un mantel hermoso, en el cual colocamos como mínimo la estatua de un buda o una pintura representando lo que estamos haciendo, nuestra dirección segura en la vida (refugio).
Cada mañana, después de lavarnos y limpiar el cuarto, hacemos una ofrenda de agua. No es necesario que se utilicen los siete cuencos si no es posible hacerlo. Ofrecer simplemente una sola taza de agua limpia es suficiente. No estamos tratando de impresionar a nadie. Si lo deseamos, también podemos ofrecer velas, flores, incienso, etcétera, pero esto es opcional. No solamente estamos creando un espacio hermoso para invitar a los budas y a los grandes maestros en nuestras visualizaciones, como tradicionalmente se explica; sino que también estamos arreglando el cuarto de tal forma que nos permita sentirnos gozosos y cómodos de estar ahí. El hacer esto permite un estado de mente conducente para la meditación, el estudio o la escucha de enseñanzas.
Enfoque en la respiración
Usualmente se acostumbra hacer tres postraciones frente a la imagen del Buda en el altar antes de sentarse. Para evitar que nuestras postraciones sean mecánicas, sin ningún sentimiento que las acompañe, necesitamos primero poner a nuestra mente en un estado apropiado. Para poder hacerlo, nos enfocamos en la respiración y reafirmamos nuestra motivación. Aún cuando frecuentemente hacemos estas dos cosas después de habernos sentado, es mejor hacerlo inicialmente, mientras estamos de pie.
Primeramente, nos calmamos y hacemos un espacio entre lo que estábamos haciendo y lo que vamos a hacer. Necesitamos llevar a nuestra mente a un estado silencioso y neutral antes de generar una actitud positiva. Hacemos esto enfocándonos en la respiración, con los ojos descansando en el piso frente a nosotros. Si nos encontramos especialmente distraídos o estresados, tal vez sea preferible cerrar los ojos mientras nos calmamos, pero el dejarlos ligeramente abiertos es más conveniente.
Respiramos normalmente por la nariz, ni muy rápido, ni muy despacio, ni muy profundo, ni muy superficial. No sostenemos la respiración, pero pausamos después de exhalar antes de inhalar nuevamente. El método común es contar en silencio el ciclo de exhalación, pausa, inhalación como uno; pero si esta manera nos parece confusa, también podemos contar como uno inhalación, pausa y exhalación. Acostumbramos hacerlo hasta once y repetimos el ciclo de once, dos o tres veces.
Utilizamos el procedimiento de contar las respiraciones únicamente cuando nuestra mente se encuentra especialmente agitada, atrapada en pensamientos irrelevantes. Si nuestra mente no se encuentra muy distraída, no hay necesidad de contar; el simplemente enfocarnos en la sensación de la respiración al inhalar y exhalar por las fosas nasales es suficiente. De forma alternativa, contamos los ciclos por unas cuantas rondas y después continuamos sin contar. De cualquier forma que nos enfoquemos en la respiración, continuamos hasta haber alcanzado por lo menos cierto nivel de calma y silencio interior. Si nuestra mente se encuentra agitada con pensamientos irrelevantes nunca seremos capaces de meditar bien o escuchar atentamente a las enseñanzas.
Examinar el propósito o la motivación
Una vez que nuestra mente se encuentra relativamente calmada, examinamos el por qué vamos a meditar o estudiar o por qué hemos asistido a una clase de Dharma. En otras palabras, examinamos nuestra motivación, que en el budismo significa nuestro propósito o meta al hacer algo. ¿Hemos venido esta noche debido a un hábito mecánico sin un propósito particular en mente, o a la reunión social para ver amigos y encontrarnos en una atmósfera agradable? ¿O hemos venido para realmente aprender algo? ¿Deseamos aprender algo que solamente sea intelectualmente interesante o deseamos aprender algo práctico que podamos aplicar en nuestra vida? Si es algo que queremos aplicar en nuestra vida, ¿Por qué queremos hacerlo? ¿Cuál es el propósito? ¿Es para hacernos la vida un poco más fácil? ¿Para trascender alguna dificultad que tengamos? o, además, ¿es para ser capaces de causar menos problemas a los demás o de ayudarlos más? Tal vez es una combinación de varias de estas razones.
¿Deseamos dar un paso más adelante y aprender el texto de Shantideva para poder establecer hábitos que nos lleven a renacimientos afortunados con más oportunidades de continuar estudiando y practicando el Dharma? Adicionalmente ¿Estamos haciendo esto para obtener la liberación de todo tipo de renacimientos recurrentes incontrolables?, o más allá de esto, ¿deseamos aprender de este texto acerca del comportamiento de un bodisatva de tal forma que podamos ayudar a otros a evitar o a liberarse de los renacimientos incontrolables? Incluso, si no tenemos ninguna de las tres últimas motivaciones, ¿Tenemos, por lo menos, el propósito de tratar de llevar nuestra vida en esa dirección?
Seguimos el mismo procedimiento introspectivo antes de comenzar a meditar o estudiar el texto de Shantideva en casa. Si descubrimos que nuestra motivación o propósito no son muy nobles, como al haber estado a punto de no meditar y terminar haciéndolo por hábito o por culpa; corregimos nuestra motivación y adoptamos una más adecuada. Si ya tenemos una motivación constructiva, la reforzamos. Seguir este procedimiento es muy importante, debido a que fácilmente asistimos a enseñanzas o meditamos mecánicamente, y al hacerlo así sacamos muy poco provecho de ello.
Postraciones con refugio y bodichita
Enseguida, “tomamos refugio y desarrollamos la bodichita”. Esto significa que reafirmamos nuestro propósito y deseo de llevar una dirección segura y positiva en nuestra vida, que es como yo traduzco la “toma de refugio”. Tratamos de pensar y sentir el deseo de ir en una dirección segura de tal forma que pueda evitar problemas y dificultades; no deseo tenerlos. Me provoca temor continuar en una situación difícil. ¿Qué es lo que indica que voy en una dirección positiva para evitar problemas? Un estado mental completamente libre de confusión y pleno en cualidades positivas. Tal estado de purificación y crecimiento es el Dharma. Aquéllos que han logrado tal estado y muestran esa dirección son los budas. Aquéllos que en alguna medida han obtenido dicho estado también muestran esa dirección. Ellos son la sangha. Esa es la dirección que quiero darle a mi vida. Tomar refugio significa reafirmar esta dirección en mi vida.
Más aún, voy a tomar esta dirección segura y positiva para ser capaz de ayudar a los demás tanto como sea posible, no solamente por mi propio beneficio. Para lograr tal propósito, necesito caminar en esta dirección hasta el final, hasta la iluminación, no voy a rendirme, no estaré satisfecho con solamente parte del camino. Esto es lo que hacemos cuando reafirmamos el refugio y la bodichita.
Cuando sentimos esta actitud o estado de mente de seguir una dirección segura para ser capaces de ayudar a los demás e ir completamente en esa vía de ayudar a otros tanto como sea posible, entonces hacemos postraciones. Si ya nos hemos sentado y decidimos no levantarnos y postrarnos, podemos simplemente imaginar que lo hacemos. En cierto sentido, postrarse es como lanzarse completamente en esa dirección; y haciéndolo con respeto, respeto por aquellos que han ido en esa dirección y respeto por nosotros mismos y nuestras habilidades para hacer lo mismo. Por lo que hacer postraciones no es un acto auto denigrante; no nos humilla sino que nos enaltece.
Esta es la primera práctica o rama, de la práctica de las siete ramas: postraciones con refugio y bodichita. Si estamos practicando en clase, nos sentamos después de las postraciones.
Ofrendas
Lo siguiente son las ofrendas. El estado mental más importante a desarrollar cuando hacemos ofrendas en este contexto es: voy en esta dirección. No solamente me lanzo completamente hacia allá, sino que también estoy totalmente dispuesto a dar todo lo que sea necesario de mí, de mi forma de vivir, de mi tiempo y de mi energía para alcanzar tal meta. Estoy dispuesto a dar todo mi corazón para ir en esta dirección para ayudar más a los demás. Con este estado mental hacemos las ofrendas.
Aun cuando usualmente hacemos las ofrendas con visualizaciones, podemos realizarlas de una forma física si estamos practicando en nuestro cuarto de meditación. Después de hacer las postraciones y antes de sentarnos, vamos al altar, mojamos el cuarto dedo de la mano izquierda en el cuenco de agua y salpicamos unas cuantas gotas tres veces, esto simboliza hacer las ofrendas. En cierto sentido, estamos haciendo ofrendas a los budas, pero no con la actitud de dar un regalo para que los budas nos ayuden pues si no ofrecemos nada, entonces ellos nos ignorarán. Más bien, ofrecemos todo por la dirección que estamos tomando en la vida. Tratamos de hacerlo con un estado mental gozoso, felices de ofrecernos a los demás.
Si lo deseamos, podemos hacer ofrendas elaboradas, como en el texto de Shantideva. Sin embargo, no es necesario el repasar una larga lista de objetos que estamos ofrendando, mas sí podemos imaginar todo tipo de objetos hermosos. Lo importante es sentir que nos estamos dando a nosotros mismos. Esta es la segunda rama de la práctica preliminar, las ofrendas. Si hemos hecho esto frente al altar, ahora tomamos asiento.
Admitir las faltas
La tercera parte es admitir honestamente nuestras debilidades, dificultades y problemas. Nos arrepentimos de ellos, ya que nos impiden ser la mejor ayuda a los demás. Deseamos liberarnos de nuestras faltas y decidimos tratar de no repetir nuestros errores. Reafirmamos la dirección positiva y segura que estamos intentando dar a nuestra vida, para ser capaces de ayudar más plenamente a los demás; y finalmente nos recordamos que estudiar y meditar en el texto de Shantideva son acciones positivas que nos ayudan a contrarrestar nuestras faltas. Esta tercera rama es muy importante, porque al admitir que tenemos problemas, reafirmamos la razón y propósito de estar aquí. Queremos aprender y luego practicar métodos para superarlos.
Regocijarse
La cuarta rama es el regocijo, que nos ayuda a contrarrestar cualquier sentimiento de baja autoestima que pueda surgir al reconocer nuestros problemas, errores y dificultades. Necesitamos equilibrar el darnos cuenta de nuestras faltas con la reafirmación de nuestras cualidades. Todos nosotros tenemos buenas cualidades y algunas cosas positivas que hemos hecho. Podemos descubrir, por ejemplo, que hemos tratado de ser de beneficio; de ser pacientes; de entender; o cualquier otra cosa. Recordamos esto y nos regocijamos. También nos regocijamos de nuestra naturaleza búdica: tenemos los potenciales y las habilidades para crecer. Tenemos una base para trabajar; hay esperanza. También observamos ejemplos de buenas cualidades y obras positivas en otros e igualmente nos regocijamos, sin sentimiento de celos. Es maravilloso que existan otras personas tan positivas y de beneficio a otros, especialmente los grandes maestros. Esto se refiere no solamente a los maestros espirituales que existen en la actualidad, sino también a los budas y a Shantideva. Pensamos que maravilloso es el que Shantideva haya escrito este texto. Me regocijo de ello. Gracias, Shantideva. Este es un estado mental importante.
La petición de enseñanzas
Después de regocijarse en las cualidades de los grandes maestros y agradecer a Shantideva por haber escrito este texto, estamos listos para la quinta rama, pedir las enseñanzas. Pensamos: Shantideva, es fantástico que hayas escrito este texto. Enséñame algo sobre él; quiero aprender. Esta petición contrarresta la actitud con la que leemos o escuchamos algo del texto con la que sólo pensamos en sus excepciones, tales como ¿cómo hubieran funcionado las enseñanzas sobre la paciencia en el caso de las atrocidades cometidas por Hitler? Aún cuando es importante escudriñar las enseñanzas para ver si son válidas, necesitamos primero pensar en como se aplicarían en nuestra vida diaria. Una vez que entendemos y apreciamos como funcionarían en nuestra vida, entonces podemos considerar si hay alguna excepción. Entonces podemos analizar si en ejemplos tan extremos como el de Hitler son casos en los que las enseñanzas de la paciencia no aplican de ninguna manera o son casos en los que las enseñanzas solamente pueden aplicarse a un nivel avanzado. Cuando escuchamos una nueva enseñanza, una respuesta instantánea de “pero” es contraproducente a la actitud abierta de desear aprender algo. Por lo tanto, aproximarse al texto con la actitud de “enséñame algo” es crucial. Con tal actitud, primero tratamos de observar como podemos aplicar lo que escuchamos o leemos. Vemos el texto de Shantideva como una enseñanza práctica, aplicable personalmente a nosotros, en nuestros hogares, nuestras oficinas, entre nuestros familiares y amigos.
Si estamos practicando los preliminares de las siete ramas antes de la sesión de meditación, también pedimos a los maestros y a los textos que nos enseñen más, en el sentido de que queremos avanzar más por medio de nuestra meditación. Pedimos que nos inspiren a obtener mayor introspección, más entendimiento, mayores realizaciones de lo que nos han enseñado.
Súplica a los maestros de que no mueran
Entonces estamos listos para la sexta rama, que es suplicar a los maestros que no mueran. Pensamos: ¡por favor nunca dejen de enseñar; continúen haciéndolo siempre! No suplicamos de esta manera por apego a nuestros maestros, sino que reafirmamos que somos serios y sinceros en nuestra práctica. “Deseo transitar todo el camino hasta la iluminación para ser capaz de ayudar a todos los seres. Por favor, ¡no se vayan! Tengo que aprender”. También nos dirigimos a las enseñanzas mismas, a Shantideva y su texto: continúen enseñándome. Enséñame más y más. Permíteme obtener e incrementar más mi entendimiento e incrementar cada vez más mi progreso con este material. No te detengas hasta que alcance la iluminación, hasta que todos los seres alcancen la iluminación.
La dedicatoria
La séptima y última rama es la dedicatoria. Pensamos, cualquier cosa que aprenda, cualquier cosa que entienda que pueda ser causa para alcanzar la iluminación y por lo tanto que pueda beneficiar a otros tanto como sea posible. Que mi entendimiento pueda ser cada vez más profundo. Que pueda penetrar y producir en mí una profunda impresión de tal forma que lentamente pueda ser capaz de aplicarlo a lo largo del camino a la iluminación. Específicamente, que pueda ser capaz de aplicar en mi vida cotidiana lo que he aprendido y así comenzar a marcar una diferencia en la forma de lidiar con los demás y poder lentamente compartirles cada vez mayor felicidad.
La plegaria de las siete ramas de Shantideva
Si deseamos, podemos después recitar los versos de Shantideva que cubren estos siete puntos, junto con los versos anteriores para asentar la motivación y después los versos de la ofrenda del mandala:
Tomo una dirección segura, hasta mi estado puro, en los budas, en el Dharma y en la asamblea suprema. Que por la fuerza positiva de la práctica del dar etcétera, pueda actualizar la budeidad para ayudar a aquellos que sufren.
Que el suelo en todas partes sea tan suave como la palma de la mano, libre de piedras y similares, suave y hecho de berilo.
Que los objetos de ofrendas divinos y humanos tanto presentados como imaginados como las incomparables nubes de ofrendas de Samantabadra, llenen completamente la esfera del espacio.
(1) Me postro ante todos los budas que han bendecido los tres tiempos, ante el Dharma y la asamblea suprema, me inclino con cuerpos tan numerosos como todos los átomos del mundo.
(2) Tal como Manjushri y otros han hecho ofrendas al Triunfante, de la misma forma hago ofrendas a ustedes, quienes han ido asi, nuestros guardianes y a sus herederos espirituales.
(3) Desde el samsara sin principio, en esta y en otras vidas, he cometido actos destructivos inconcientemente, o he causado a otros a hacer lo mismo, desconcertado por la confusión de la ingenuidad. He llegado a regocijarme en todo ello. Observando estos errores, abiertamente los confieso a ustedes, nuestros guardianes, desde lo profundo de mi corazón.
(4) Con felicidad, me regocijo ante el océano de fuerza positiva de la bodichita en desarrollo, deseando traer alegría a todos los seres limitados y trabajando en beneficio de todos.
(5) Con las manos juntas, pido a los budas de todas las direcciones que enciendan la lámpara del Dharma para todos aquellos que vagan en la oscuridad del sufrimiento.
(6) A los Triunfantes, deseando ir más allá de la tristeza, les suplico con las manos juntas: estos seres vagan ciegamente sin nadie quien los guíe; por favor vivan por incontables eones.
(7) Que por la fuerza positiva acumulada por todo lo que he hecho de esta manera, que todos los sufrimientos de cada ser limitado, desaparezcan.
Al ofrecer esta base, ungida con aguas perfumadas, cubierta con flores y adornada con el Monte Meru, las cuatro tierras, el sol y la luna, imaginándola como una tierra búdica, que todos aquellos que deambulan sean conducidos a tierras puras. Om idam guru ratna mandala-kam nir-yatayami. A ustedes preciosos gurus ofrezco este mandala.
Ajustes finales para la concentración
Con el estado receptivo de mente que hemos construido, estamos casi listos para comenzar nuestras clases o sesiones de meditación. Sin embargo, es útil tomar primero la decisión conciente de escuchar, estudiar o meditar con concentración. Decidimos, que si nuestra atención se dispersa, nos concentraremos, si nos empieza a dar sueño, nos despertaremos. Cuando tomamos estas decisiones concientemente, tenemos una mejor oportunidad de concentrarnos.
Finalmente, hacemos un ajuste fino en nuestra concentración y energía. En caso de sentirnos un poco adormilados, necesitamos levantar nuestras energías y despertarnos. Para hacerlo, tal como lo instruyen las enseñanzas de Kalachakra, nos enfocamos en el punto entre nuestras cejas, con los ojos volteando hacia arriba, manteniendo la cabeza nivelada. En caso de sentirnos algo agitados o estresados y de que nuestra mente comience a vagar, necesitamos aterrizar nuestras energías para que se calmen. Para lograrlo, nos enfocamos en un punto ligeramente debajo el ombligo en el centro de nuestro cuerpo, con los ojos volteando hacia abajo, y manteniendo nuestra cabeza nivelada. Conforme respiramos normalmente, sostenemos el aire todo lo que podamos antes de exhalar.
Esto completa todo el conjunto de preliminares para una clase, meditación o estudio privado de Dharma. El mismo Shantideva enfatizó los beneficios y necesidad de hacer la práctica de las siete ramas así como también lo han enfatizado, como la base de su práctica cotidiana, todos maestros budistas tibetanos que he conocido. Aún en sí mismos, estos preliminares constituyen una práctica diaria completa. Podemos hacerlos recitando versos, tales como los del texto de Shantideva o sin los versos, usando nuestras propias palabras o simplemente sintiéndolos. La cuestión principal es el tener un sentimiento para cada una de las siete ramas. El sentir algo es lo que lleva a la mente un a un estado conducente a la meditación o al estudio.
Para nuestra sesión de meditación después de estos preliminares, nos podemos focalizar en la respiración, en algún tema del camino gradual a la iluminación (lamrim) o en algunos versos de Shantideva. Los preliminares nos permiten un estado mental apropiadamente receptivo, sea cual sea lo que elijamos para la sesión de meditación. Incluso, podemos elegir hacer solamente los preliminares, que en sí mismos son una práctica excelente. La cantidad de tiempo que les dediquemos a los preliminares puede variar y depende de nosotros. Ya sea que los hagamos lenta o rápidamente, lo que tenemos que evitar es hacerlos como un ritual vacío. Necesitamos mantener su significado en nuestra mente y tratar de sentir cada paso sinceramente.