Establecer una relación con un maestro espiritual

La literatura budista clásica, sánscrita y tibetana, proporciona el material de consulta para la forma de relacionarse con un mentor espiritual. Sin embargo, la mayoría de los textos se refieren explícitamente sólo a la relación con un Maestro tántrico. Los ejemplos principales incluyen las Cincuenta estrofas de Ashvaghosha, sus comentarios, y todos los textos concernientes a los procedimientos de mahamudra, dzogchen, el camino y sus resultados (lamdre, lam-’bras), y la actualización a través del gurú.

Aunque muchos puntos de estos textos tienen un nivel de significado compartido con el sutra, necesitamos distinguir cuidadosamente cuáles comparte con el sutra y cuáles son exclusivos del tantra superior. Sherab Senggé explicó el criterio. Las enseñanzas de significado compartido necesitan concordar con las aseveraciones que se encuentran en los sutras y con la experiencia común de los practicantes del sutra. Si no están en armonía y serían fácilmente malinterpretados, son materiales inapropiados para enseñarles a los practicantes exclusivamente de sutra.

En la explicación tradicional, practicantes del sutra se refiere a los discípulos mahayana, como los hemos definido. Extendamos el alcance del análisis más allá de los practicantes del sutra para incluir a los primeros niveles de buscadores espirituales, empezando por los principiantes que van a los Centros de Dharma como estudiantes de budismo. Es necesario que cualquier enseñanza de un texto tántrico con un significado compartido que se aplica a todos los niveles de relación entre un buscador espiritual y un maestro espiritual, concuerde con las creencias y la experiencia común de los recién llegados del público en general, que están interesados en el budismo. Si una instrucción específica no cumple con este criterio, no se aplica a tales recién llegados y es un material inapropiado para enseñarles.

Por ejemplo, la literatura del guhyasamaja y el kalachakra enfatizan la necesidad de evaluar detenidamente a un maestro tántrico antes de recibir un empoderamiento de esa persona. La literatura tiene también el mandato de dejar de buscar defectos en un maestro; esto, sin embargo, se debe cumplir sólo después de convertirse en discípulo tántrico del maestro, no antes de dar ese paso. Además, un maestro tántrico también necesita examinar cuidadosamente a un discípulo potencial antes de de acceder a conferir un empoderamiento. Ashvagosha explicó la razón. Los votos tántricos que toma un discípulo en un empoderamiento, sellan un vínculo estrecho con el maestro tántrico. Cada lado necesita estar seguro de que puede confiar en el otro y en sí mismo con respecto a que preservará el vínculo y todo lo que implica. Una pérdida de confianza y de creencia produce fácilmente desesperanza espiritual.

El examen mutuo, antes de que dos personas entren voluntariamente en una relación comprometida, concuerda con las costumbres y prácticas comunes. Un patrón y un empleado potenciales se entrevistan mutuamente antes de firmar un contrato. Una pareja se conoce bien antes de decidir casarse. Que buscador y maestro espirituales se examinen mutuamente antes de comprometerse en un serio proceso de instrucción, es enteramente comprensible. Por otro lado, ver al propio maestro espiritual como un buda, le parecería más bien cultista y fanático a la persona común y corriente. Claramente, no puede ser una instrucción general aplicable a las personas totalmente nuevas en el budismo.

La audiencia contemplada para los textos del camino gradual

Todos los linajes del budismo tibetano están de acuerdo con que la iluminación requiere una combinación de prácticas sútricas y tántricas. Por lo tanto, antes de recibir un empoderamiento, especialmente de la clase superior de tantra, los discípulos tántricos potenciales necesitan revisar las etapas graduales del sendero sutra. Necesitan comprender la literatura del camino gradual dentro de este contexto. Los autores de esta literatura nunca pensaron que sus textos fueran para los recién llegados a Centros de Dharma occidentales, que no saben nada acerca del budismo. La audiencia contemplada para la mayoría de los principales textos del camino gradual, estaba constituida por las personas reunidas para recibir un empoderamiento (iniciación, transmisión de poder) del tantra superior. Para ayudar a la audiencia a prepararse, el maestro tántrico enseñaba la parte sútrica de uno de estos textos durante los días que precedían inmediatamente al ritual. Se suponía que los iniciados ya estaban familiarizados con el material y necesitaban meramente un curso de repaso.

También hoy en día, normalmente los lamas tibetanos dan empoderamientos tántricos después de dar sus enseñanzas públicas sobre la parte sútrica de los textos del camino gradual. Los lamas pueden no indicar explícitamente que las enseñanzas forman parte de la preparación, y la audiencia puede considerar el empoderamiento meramente como una bonificación agregada al final de la disertación. Aun así, las enseñanzas del camino gradual sirven como los preliminares para el empoderamiento.

Además, la mayor parte de la audiencia para las enseñanzas del camino gradual, estaba compuesta tradicionalmente por monjes y monjas. No sólo habían estudiado ya el sendero del sutra hasta cierto punto, estaban comprometidos a través de votos con la práctica budista como la actividad primordial por el resto de su vida. Incluso cuando la audiencia contemplada para un texto del camino gradual era mayormente laica, como en el caso de la versión nyingma de Paltrul, el propósito era claro. El esquema dividía el material del texto en preliminares exteriores e interiores; los preliminares para el empoderamiento y la práctica del tantra superior.

Evaluación del material de los textos del camino gradual

Los textos del camino gradual que se enseñan antes de una transmisión de poder caen dentro de una de dos categorías. Cubren las etapas del camino sútrico y tántrico juntos en un solo volumen, o tratan solamente la parte sútrica, hacen alusión a las etapas del tantra que vienen a continuación, y dejan la presentación tántrica para un texto separado. Las explicaciones de la relación discípulo-mentor que aparecen en la sección tántrica de los textos del camino gradual, requieren la misma evaluación que las explicaciones de las fuentes específicamente tántricas. Uno necesita investigar cuáles de los puntos tienen un significado compartido aplicable a todos los niveles de relación.

Aparte de algunas notables excepciones en la literatura sakya y drugpa kagyu, las partes sútricas de la mayoría de los textos del camino gradual explican también la relación discípulo-mentor. Aunque el material no es explícitamente tántrico, las instrucciones apuntan a preparar a los discípulos para la relación próxima con un maestro tántrico. Este material también requiere una evaluación para determinar su aplicabilidad general.

Los diferentes niveles de meditación del gurú que se enseñan en los textos del camino gradual

A partir de Reposo y renovación en la naturaleza de la mente, de Longchenpa, las presentaciones del camino gradual sobre la relación discípulo-mentor, incluyen casi siempre instrucciones explícitas sobre los pensamientos y acciones apropiados para los discípulos en una relación con sus mentores. Los procedimientos forman una base de práctica común, compartida por todos los discípulos comprometidos de mentores espirituales, ya sean del nivel sútrico o el tántrico. Algunas formas de proceder, tales como ser educado y respetuoso, son apropiadas para cualquier relación buscador-maestro espiritual. Otras instrucciones, tal como considerar al mentor propio como un buda, requieren explicaciones graduales dependiendo del nivel de la relación discípulo-mentor. Sin embargo, no califican como enseñanzas compartidas concernientes también a las relaciones con profesores de budismo, instructores de Dharma o entrenadores de meditación o rituales, antes de que uno esté preparado para convertirse en un discípulo comprometido con votos.

Muchos de los textos del camino gradual que cubren las etapas sútricas y tántricas en un solo volumen, incluyen instrucciones para meditar en el mentor espiritual. El yoga del gurú que más frecuentemente se enseña en ellos, pide a los discípulos que imaginen que su cuerpo, su palabra y su mente se funden con las tres facultades correspondientes de su mentor espiritual, considerado como un buda. La meditación incluye normalmente imaginar al mentor en la forma física de figuras búdicas, tal como Vajradara, o imaginar a Vajradara en el corazón del mentor. Vajradara es la encarnación de la mente de luz clara completamente iluminada de un buda. Algunos yogas del gurú les piden a los discípulos que imaginen a su mentor en la forma de Maestros del linaje particularmente asociados con el tantra superior, tal como Padmasambava, tomados como figuras búdicas.

Los buscadores budistas se enfocan frecuentemente en imágenes visualizadas de Buda Shakyamuni para poder obtener concentración, incluso antes de entrar en una relación discípulo-mentor. Sin embargo, enfocarse en una figura específicamente asociada con el tantra superior, no concuerda con las costumbres o experiencias comunes de los buscadores espirituales que no están interesados en el tantra superior. Por lo tanto, el yoga del gurú que implica la visualización de tales figuras, no es una meditación compartida con los buscadores espirituales que están en etapas del sendero anteriores a su preparación consciente para la práctica del tantra superior. Tal yoga del gurú pertenece estrictamente al tantra superior.

Entre los textos del camino gradual que se enfocan sólo en las enseñanzas sútricas, el texto de Atisha, Etapas de la práctica con un gurú, dio comienzo a la tradición de diseñar un nivel sútrico de yoga del gurú. Éste abarca el ofrecimiento de una invocación de siete partes y la solicitud de inspiración. Una invocación de siete partes, como lo señaló Shantideva, comienza con la invocación a las Tres Joyas de Refugio o a una representación apropiada de ellas. Las siete partes que se les dirigen abarcan hacer postraciones y ofrendas, reconocer los errores, alegrarse por las virtudes de otros, solicitar enseñanzas, suplicar a los gurús que permanezcan y dedicar el potencial positivo acumulado mediante la práctica.

Los Maestros kadam posteriores, tales como Sangwejin, extendieron la meditación para incluir a los discípulos que obtenían inspiración de sus mentores espirituales recordando sus cualidades y su bondad. Tsongkapa, y posteriormente Maestros guelug hasta el quinto Dalái Lama, desarrollaron el modelo de Sangwjin en sus textos del camino gradual. Como todos los niveles de maestros espirituales, empezando por los profesores de budismo, poseen algunas cualidades, y al menos la bondad de dar instrucciones, cualquier nivel de buscador espiritual puede obtener inspiración enfocándose en esos aspectos. Tales prácticas concuerdan con la experiencia general. Escuchar discursos durante ceremonias conmemorativas de héroes nacionales, por ejemplo, inspira a muchos.

En Un camino gozoso, el cuarto Panchen Lama modificó el énfasis del yoga del gurú que había diseñado Tsongkapa. Como parte de su presentación de la parte sútrica del camino gradual, enfatizó que los discípulos necesitan considerar a sus mentores espirituales como budas. Al incluir la visualización de Vajradara en el corazón del mentor, indicó claramente el objetivo del tantra superior que implica este paso. Los textos guelug posteriores del camino gradual, hasta La liberación en la palma de tu mano, de Pabongka, siguieron esta orientación del tantra superior y se han explayado sobre el modelo del cuarto Panchen Lama. Al igual que con las formas de yoga del gurú estrictamente del tantra superior, la meditación de ver al mentor como un buda, que se encuentra en textos guelug posteriores del camino gradual, no es una práctica general para buscadores espirituales que no están interesados en el tantra superior.

Muchos occidentales están confundidos acerca de este punto. Algunos se encuentran inicialmente con el budismo tibetano en un empoderamiento de tantra superior, por ejemplo Kalachakra, o asisten a una iniciación muy al comienzo de su sendero espiritual. Es posible que no entiendan nada de lo que sucede durante el ritual, o es posible que estén sentados durante los procedimientos meramente como observadores. Sin embargo, sin tomar conscientemente los votos y tener la intención de mantenerlos, no establecen una relación con el Maestro tántrico. Es más, Wonpo Sherab Jungné agregó que en realidad los miembros de la audiencia no reciben una iniciación a menos que durante la ceremonia tengan algún nivel de experiencia consciente y entendimiento profundo que purifique los obstáculos mentales y plante semillas para realizaciones. En el mejor de los casos, los observadores de una iniciación reciben inspiración por presenciar el ritual, la cual acumula potenciales para involucrarse más seriamente con el tantra superior en el futuro.

Las cualidades de un maestro espiritual

Dado que la meditación del gurú del nivel sútrico formulado por la tradición kadam se enfoca en las cualidades y la bondad de un maestro espiritual, se requiere el conocimiento de esas cualidades y el examen del maestro para determinar si la persona las tiene. Los textos clásicos enumeran las calificaciones sólo para los mentores espirituales. El análisis de las palabras gurú, lama y amigo espiritual, reveló algunos de los puntos más importantes. Los preceptores de refugio y votos, los Maestros mahayana y los Maestros tántricos requieren, cada uno, progresivamente más talentos, capacidades y rasgos positivos de personalidad. Además, los maestros de niveles superiores comparten las cualidades de aquellos de niveles inferiores.

Por ejemplo, es necesario que los preceptores de votos hayan mantenido sus votos de liberación con pureza, ya sea como laicos o monásticos. Los Maestros mahayana necesitan, además, una concentración avanzada, una realización estable de la bodichita y de la vacuidad, y un nivel avanzado de libertad de emociones aflictivas tales como codicia, apego, enojo e ingenuidad. Los Maestros tántricos requieren, además, maestría en un enorme campo de rituales tántricos. Eso no significa tener meramente una pericia técnica de sus procedimientos. Los Maestros tántricos necesitan la capacidad de introducir fuerzas iluminadoras reales en los rituales.

Sin embargo, los recién llegados al budismo frecuentemente empiezan sus estudios con maestros de una competencia menor a la que poseen los mentores espirituales. No obstante, es necesario que los maestros espirituales de los primeros niveles compartan ciertas características de los mentores. Los profesores de budismo necesitan un conocimiento sustancial; los instructores de Dharma necesitan conocimiento más el entendimiento profundo que proviene de su experiencia personal; y los entrenadores de meditación o rituales necesitan conocimiento, experiencia y pericia en los métodos de entrenamiento. Además, es necesario que los maestros espirituales de todos los niveles sean éticos, bondadosos, que se preocupen por los demás, que sean pacientes, modestos y emocionalmente maduros. Sobre todo, además de todas las cualidades mencionadas, es necesario que los maestros espirituales sean inspiradores, especialmente para nosotros. Un maestro puede estar enteramente calificado como mentor espiritual y puede incluso inspirar a muchos otros discípulos. No obstante, si él o ella no nos mueven el corazón con inspiración, no seremos capaces de obtener un pleno beneficio de esa relación.

Sin embargo, los maestros plenamente calificados son extremadamente raros de encontrar, no sólo hoy en día sino en el pasado también. En Aproximación al nivel más profundo, Pundarika, el comentador real de Shambala sobre el Kalachakra, declaró: “En esta era de conflictos, los mentores espirituales tienen defectos y cualidades mezclados. Nadie está libre de defectos. Por lo tanto, examina a fondo y confía en aquellos que tienen cualidades en su mayor parte”.

El examen minucioso

Evaluar a un potencial maestro espiritual nunca es un proceso simple. La literatura Guhyasamaja explicó que los discípulos y mentores potenciales necesitan examinar sus respectivas cualidades durante un lapso de hasta doce años. El consejo se refiere específicamente a examinarse mutuamente antes de recibir o conferir un empoderamiento del tantra superior. No implica que el examen se conduzca a distancia. Como discípulos tántricos potenciales, podríamos examinar a posibles Maestros tántricos mientras estudiamos con ellos durante varios años, primero como nuestros Maestros mahayana. Similarmente, antes de decidirnos a tomar votos de refugio con posibles mentores o convertirnos en sus discípulos mahayana, podríamos examinar sus cualidades mientras estudiamos con ellos primero como uno de nuestros profesores de budismo, instructores de Dharma o entrenadores de meditación o rituales.

Tsarchen explicó que la percepción extrasensorial es la herramienta más confiable para que los buscadores y maestros espirituales se examinen mutuamente. Las verdaderas cualidades de una persona pueden yacer ocultas, inaccesibles a la observación común. Si los buscadores o los maestros carecen de poderes especiales, continuó Tsarchen, pueden tratar de inferir sus caracteres y talentos a través de un escrutinio cuidadoso. Para una confirmación, también es necesario que pregunten sobre el otro a las personas que son fuentes válidas de información. Uno nunca debe confiar meramente en la fama, encanto o carisma personal de alguien. Sakya Pandita lo dijo amablemente en Un precioso tesoro de dichos elegantes: “Los sabios saben al discernir ellos mismos, mientras que los tontos siguen las tendencias populares. Cuando un perro viejo ladra con clamor, los otros llegan corriendo sin razón alguna”.

Dado que pocas personas poseen una percepción extrasensorial, la mayoría de los buscadores espirituales necesita confiar en un escrutinio cuidadoso. Aunque los textos clásicos enfatizan que las apariencias pueden ser engañosas, necesitamos evaluarlas lo mejor que podamos. En uno de sus sutras, el Buda dio una analogía con respecto a este dilema: “Puedes ser incapaz de ver a un pez nadando en las profundidades del mar, pero puedes percibir su presencia por las ondas en la superficie del agua”. De modo similar, podemos ser incapaces de ver las cualidades ocultas que tiene un maestro, pero podemos inferir su presencia por lo que indica el comportamiento de la persona.

Para informarnos sobre el comportamiento de un maestro potencial, cuando somos totalmente recién llegados al budismo, primero preguntamos, a aquellos cuyas opiniones respetamos, qué piensan de la persona. Si nos informan que es un charlatán o un sinvergüenza, no hay necesidad de perder más tiempo. De modo similar, necesitamos revisar la confiabilidad de un autor budista antes de leer uno de sus libros. Para los recién llegados, aún incapaces de discernir entre lo que es y no es auténticamente budista, asistir a la conferencia de un maestro de dudosa reputación o leer un libro de un autor cuestionable, puede llevarlos fácilmente a seguir un sendero espiritual poco confiable. Es mejor que los recién llegados eviten tal peligro, si es posible. Conocer directamente a maestros o autores cuestionables, sólo es útil una vez que estamos afianzados en el sendero budista, de modo que no nos confundiremos, y cuando los recién llegados que buscan consejo sobre los maestros espirituales acudan a nosotros como fuentes confiables de información.

Si como recién llegados recibimos un informe favorable sobre algún maestro o autor, podemos asistir a una clase que imparta esa persona, o leer un libro que haya escrito, sin el peligro de quedar confundidos o desorientados. Sin embargo, asistir meramente a la conferencia de alguien, o leer su libro, no convierte a la persona en uno de nuestros maestros espirituales. Establecer una relación, incluso con un profesor de budismo, requiere la intención consciente de estudiar con esa persona.

Muchos textos comunes sobre la relación con maestros espirituales, tal como Una lámpara para el significado definitivo, de Kongtrul, declaran que los buscadores necesitan considerar como uno de sus maestros espirituales a cualquiera que les haya enseñado incluso una sola estrofa de Dharma. Esto no se refiere a escuchar de manera casual un discurso sobre Dharma cuando meramente se asiste a una charla pública o simplemente al sentarse en una conferencia universitaria. La razón de la declaración es que, una vez que hemos confirmado y aceptado a un maestro o autor como una fuente auténtica, entonces oír o leer incluso una estrofa de Dharma de esa persona es algo absolutamente precioso.

Podemos seguir examinando a un maestro potencial al revisar nuestros sentimientos intuitivos y otras indicaciones sutiles. Por ejemplo, los tibetanos normalmente se fijan en los siguientes signos para determinar si tienen una relación kármica con un maestro espiritual. Cuando te encuentras por primera vez con la persona o cuando oyes su nombre ¿sientes algo especial? La primera vez que vas a ver o tratas de contactar al maestro ¿lo encuentras en su casa? Cuando se encuentran por primera vez ¿hay alguna señal favorable, tal como el sol saliendo de entre las nubes? ¿Qué tipo de sueños tienes después del encuentro?

Sin embargo, no todos esos signos aparecen en cada caso. Es más, es posible que su presencia o ausencia no sea concluyente. Por ejemplo, la presencia de un fuerte sentimiento intuitivo puede provenir de la anticipación y de una imaginación superactiva. La ausencia de un sentimiento intuitivo puede deberse a una falta de sensibilidad. Para confiar en los sentimientos intuitivos se requiere auto conocimiento y una mente sobria, sensata.

Un punto adicional que necesitamos investigar es la relación del maestro potencial con los mentores espirituales que ya tenemos. Dado que la mayoría de los maestros carecen de la pericia en todo aquello que necesitamos aprender, estudiar con una amplia variedad de maestros espirituales nos puede beneficiar en gran medida. Sin embargo, si aceptamos como maestro adicional a alguien antagónico a uno de nuestros mentores, experimentaremos inevitablemente un conflicto de lealtad, lo que pondrá en peligro nuestro progreso. Incluso leer un libro escrito por alguien hostil a uno de nuestros mentores nos puede causar confusión. Su Santidad el decimocuarto Dalái Lama resumió la situación con una imagen. Nuestros maestros espirituales necesitan ensamblarse armoniosamente para formar una unidad de trabajo integrada, de la manera que lo hacen los múltiples rostros de una figura búdica.

Las cualidades de un buscador espiritual

Para reconocer las cualidades de un maestro, los buscadores espirituales necesitan ciertas características. Kongtrul declaró que sin las cualidades descritas por el Maestro indio Aryadeva en Las cuatrocientas estrofas, los discípulos sólo verían defectos incluso en el Maestro más talentoso. Aunque el texto de Aryadeva pertenece a la literatura sútrica, las cualidades enumeradas allí pertenecen a todos los niveles de buscadores espirituales, desde los recién llegados hasta los discípulos tántricos. El sentido común y la experiencia confirman que cualquiera que desee aprender algo de alguien necesita esas cualidades.

Primero, los buscadores necesitan ser abiertos, lo que significa no tener apego a las opiniones personales y no tener hostilidad hacia otros puntos de vista. De otro modo, las ideas preconcebidas y los prejuicios los cegarán al reconocimiento de las cualidades del maestro. Segundo, los buscadores espirituales necesitan sentido común. Es necesario que sean capaces de distinguir entre las explicaciones correctas y las deficientes. Tercero, los buscadores necesitan un fuerte interés en el Dharma. A menos que encontrar a un maestro calificado sea vitalmente importante para ellos, omitirán el esfuerzo de examinar apropiadamente a un candidato. En su comentario al texto de Aryadeva, Chandrakirti agregó que los buscadores espirituales también necesitan aprecio y respeto por el Dharma y por los maestros calificados, y una mente atenta.

Por consiguiente, antes de buscar cualquier nivel de maestro espiritual, necesitamos examinarnos honestamente a nosotros mismos. Lo más importante es examinar nuestra motivación, nuestro objetivo y nuestra receptividad al estudio de budismo con un maestro. ¿Deseamos simplemente que la persona nos dé información, o queremos aprender cómo aplicar el Dharma a nuestra vida o cómo meditar? ¿Estamos buscando un bienestar en esta vida, o un renacimiento afortunado, o la liberación, o la iluminación? Pretender que estamos en niveles más avanzados que aquellos en los que en realidad estamos, no beneficiará a nadie.

Además, necesitamos evaluar honestamente nuestro nivel de madurez emocional. Por ejemplo, uno de los votos tántricos es no difamar a nuestro maestro tántrico. Por consiguiente, como potenciales discípulos tántricos, necesitamos la entereza y la estabilidad emocional para conservar la sensatez a pesar de lo que nuestro maestro tántrico pueda decir o hacer. Si encontramos desagradable alguna cosa, necesitamos la habilidad para permanecer en calma y, sin ira o recriminación, ver qué podemos aprender de la situación. Así, Gueshe Potowa, de la tradición kadam, enfatizó que, más que inteligencia, un discípulo potencial necesita buen carácter y un corazón bondadoso. Su consejo es pertinente para formar una relación sana con cualquier nivel de maestro espiritual.

Formalizar una relación discípulo-mentor

Una vez que hemos examinado minuciosamente a un potencial maestro espiritual y a nosotros mismos, y hemos decidido que es la persona apropiada para nosotros y estamos dispuestos receptiva y emocionalmente, estamos preparados para establecer una relación buscador-maestro. En el caso de estudiar con un maestro espiritual como un profesor de budismo, instructor de Dharma o entrenador de meditación o rituales, formalizamos la relación simplemente inscribiéndonos en la clase. Para establecer una relación discípulo-mentor, el procedimiento es más complejo.

Un maestro espiritual se convierte formalmente en uno de nuestros mentores espirituales a través de nuestra toma de refugio, votos de refugio, de liberación, de bodisatva o tántricos, en su presencia. No es necesario decir o hacer explícitamente nada más. Sin embargo, tomar votos con alguien requiere buscar y solicitar el permiso. Cuando un gran lama conduce una ceremonia de votos de bodisatva o confiere un empoderamiento tántrico a una gran muchedumbre, la mayoría de las personas que asisten no tienen la oportunidad de solicitar el permiso de antemano en una entrevista privada. La solicitud y la aceptación ocurren en masa como parte del ritual. Sin embargo, si un mentor espiritual confiere votos en un escenario más privado, ya sea por separado o como parte de un empoderamiento tántrico, para asistir necesitamos solicitar y obtener el permiso de antemano.

Una vez que nos hemos comprometido con el sendero budista a través de votos, podemos estudiar diversos temas de los sutras y los tantras con otros maestros a quienes también examinemos apropiadamente. Aun cuando podríamos no tomar votos inmediatamente en su presencia, esos maestros también se convierten en nuestros mentores simplemente en virtud de nuestro estudio con ellos. Sin embargo, si deseamos formalizar la relación, pediríamos tomar los votos de bodisatva y/o tántricos en su presencia lo más pronto posible, ya sea públicamente – como parte de una ceremonia masiva – o en forma privada, si eso es posible.

Expectativas en una relación discípulo-mentor

Establecer una relación discípulo-mentor con un maestro, con o sin tomar votos en su presencia, no significa necesariamente que vamos a ver a la persona en privado para pedir consejos personales. Con excepción de una visita ocasional para ofrecer una banda ceremonial de respeto (kata, kha-btags) o para hacer alguna otra pequeña ofrenda, muchos discípulos tibetanos nunca han hablado en privado con ninguno de sus mentores con excepción de aquellos que viven en la misma casa. Desde un punto de vista tibetano, preguntar sobre la práctica personal de meditación, incluso a un lama con quien vivimos, implica una actitud pretenciosa, de auto importancia. Da la impresión de que nos consideramos grandes practicantes. Los tibetanos valoran enormemente la humildad, especialmente en lo concerniente a los maestros espirituales.

Por supuesto, si un tibetano fuera realmente un practicante serio, buscaría el consejo de un mentor sobre meditación. Los tibetanos, sin embargo, tienen un patrón mucho más elevado que la mayoría de los occidentales con respecto a quién califica como un practicante serio. El mentor consultado sería normalmente uno de los gurús raíz del meditador. No hay necesidad de que todos nuestros mentores desempeñen el mismo rol en nuestra vida espiritual. Un meditador tibetano preguntaría, sobre todo, qué práctica intensiva hacer después de haber completado un retiro. De modo similar, podría preguntar qué textos leer o a qué otros lamas consultar para complementar su meditación. A menos que se les pregunte específicamente, la mayoría de los tibetanos serían demasiado humildes como para revelar sus experiencias de meditación delante de un gran Maestro.

Los tibetanos son también mucho más tímidos para discutir sus asuntos personales, especialmente los concernientes a relaciones o problemas emocionales, que la mayoría de los occidentales. Generalmente, evitan discutir tales cuestiones con sus mentores espirituales. La única situación en la cual los tibetanos consultarían a un mentor sobre una cuestión privada, sería para pedir una adivinación con dados (mo, mo). Pedirían, típicamente, un pronóstico para determinar qué rituales encargar y patrocinar para eliminar obstáculos para un viaje o para negocios o por problemas médicos.

Cuando un buscador espiritual occidental establece una relación discípulo-mentor con un maestro, espera con frecuencia una relación más personal de la que esperaría un tibetano. Esto concuerda con el énfasis en la individualidad que es una característica determinante de la cultura occidental. Las civilizaciones asiáticas, por contraste, ponen más énfasis en la familia, grupo o identidad cultural. En un nivel más iluminado, los asiáticos enfatizan la importancia del “aquí y ahora”. Por ejemplo, yo pasé nueve años con mi gurú raíz, Serkong Rinpoche, como su discípulo, intérprete y secretario de inglés. Aunque nuestra relación era sumamente estrecha, Rinpoche nunca me hizo una pregunta personal sobre mis antecedentes, familia o vida privada. Describo frecuentemente la relación como “impersonal personal”. Sólo nos ocupábamos de lo que era relevante para el momento.

Entonces, al establecer una relación de discípulo con un mentor tibetano tradicional, un occidental necesita ser sensible a la cultura. Es especialmente inapropiado preguntarle a un monje o monja sobre problemas maritales o sexuales. Por otro lado, al establecer una relación de discípulo con un mentor espiritual occidental, un occidental podría pedir apropiadamente consejo personal sobre problemas emocionales privados o sobre la práctica inicial de meditación. Sin embargo, un mentor no es el equivalente de un confesor o un psiquiatra barato al que le revelamos cada semana todos los detalles de nuestra vida. Y un mentor tampoco es un vidente al que acudimos por adivinaciones concernientes a todas las decisiones personales. La costumbre budista es buscar una orientación o guía fundamentalmente relativas a las enseñanzas mismas.

Un mentor espiritual ayuda a guiar a los discípulos en la dirección correcta. Si un mentor nos resolviera todos nuestros problemas, nunca creceríamos. Después de todo, el propósito de entrar en una relación discípulo-mentor, es obtener la madurez espiritual y emocional mediante el desarrollo de nuestras capacidades discernidoras y la calidez de nuestros corazones.

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