Lam-rim 2: Un respiro de las cuatro situaciones humanas sin descanso

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Repaso

En nuestra primera clase de la semana pasada, hablamos sobre la meditación. La meditación está diseñada para ayudarnos a integrar las enseñanzas en nuestra vida, en nuestra forma de ser. A través de la meditación, nos familiarizamos con los diversos estados mentales que hemos aprendido al escuchar las enseñanzas. 

Antes de realmente meditar, nos hemos asegurado de que hemos comprendido correctamente las enseñanzas y no solo nos hemos convencido de que esos estados mentales o comprensiones son válidos, sino también que queremos desarrollarlos. Además, nos hemos convencido de que es posible alcanzar esos estados mentales y de que nosotros mismos somos capaces de alcanzarlos. En ese momento, estamos listos para meditar. Ese proceso de convencerse es algo que a menudo entra en la categoría general de la llamada práctica, pero no es lo real o lo formal. Sin embargo, ese proceso es algo muy, muy necesario y que vale la pena. 

Comenzamos con la forma general en que se realiza el curso de entrenamiento de lam rim, que está graduado de tal manera que nos ayuda a desarrollar una motivación cada vez más fuerte y expansiva. Con la motivación, nuestra mente tiene la energía para poder desarrollar diversas comprensiones profundas y alcanzar diversas metas. Toda motivación implica un objetivo, una meta que estamos tratando de alcanzar, y algún tipo de lo que llamaríamos una "emoción motivadora" que nos impulsa a tratar de alcanzar esa meta. Por supuesto, también tienen que existir razones lógicas para alcanzar esa meta. Por lo tanto, la motivación es algo multifacético.  

También hablamos de cómo –como ha enfatizado Su Santidad el Dalái Lama– la relación con un maestro espiritual es un tema que, aunque aparece al principio del texto del lam-rim, en realidad debe abordarse hacia el final del mismo. Así que comenzamos con el tema del preciado renacimiento humano. 

Vimos que la meditación tiene dos aspectos: uno es reconocer que estamos libres de los estados sin descanso, estados en los que no tendríamos libertad ni oportunidad de practicar el Dharma; y el otro es reconocer que estamos dotados de muchísimas oportunidades positivas que enriquecen nuestra vida, en concreto, oportunidades para practicar el Dharma. 

Esta estructura, por así decirlo, es similar a la que encontramos en todas las enseñanzas del lam-rim. Por ejemplo, para alcanzar la iluminación, necesitamos deshacernos de los causadores de problemas, de las cosas que nos causan sufrimiento, y necesitamos obtener la comprensión y las cualidades positivas que no tenemos o mejorar las que sí tenemos. Así, por un lado, nos deshacemos de algo y, por el otro, obtenemos y/o aumentamos algo más. La diferencia aquí, con el preciado renacimiento humano, es que ya estamos libres de ciertas cosas negativas y ya estamos dotados de muchas cosas positivas. Al reconocer eso, podemos ir más allá en ambas direcciones: deshaciéndonos de más cosas negativas de las que aún no nos hemos deshecho y mejorando más las cosas positivas que ya tenemos. Así, vemos que, aunque esta meditación se encuentra en un nivel muy básico de práctica, encaja muy bien en toda la estructura del Dharma. 

Meditar sobre las ocho situaciones sin descanso para practicar el Dharma

La última vez comenzamos las meditaciones sobre las ocho situaciones sin descanso, reconociendo que tenemos un breve respiro de ellas. “Respiro” significa una situación temporal de alivio. Es como tomarse unas vacaciones o un tiempo fuera de estos estados terribles. Como veremos más adelante en la secuencia del lam-rim, hemos acumulado muchas de las causas para renacer en estos estados sin descanso, por lo que necesitamos tomar medidas preventivas –que es lo que significa “Dharma”: “medida preventiva”– para evitar volver a caer en cualquiera de estas peores situaciones. 

Estas ocho situaciones sin descanso se dividen en cuatro situaciones no humanas y cuatro situaciones humanas. La última vez analizamos las situaciones no humanas. Estas situaciones son nacer como:

  • Un ser atrapado en un reino sin alegría. 
  • Un fantasma aferrado desesperadamente 
  • Una criatura o animal rastrero 
  • Un ser divino o dios de larga vida. 

Reconocer el objeto a ser negado, negarlo, enfocarse en su ausencia

Vimos que hay otra estructura similar a la que encontramos en muchas de las otras meditaciones que vienen más adelante en la secuencia del lam-rim, que consiste en reconocer primero algún tipo de objeto a ser negado, luego negarlo y luego enfocarse en la ausencia de ese objeto negado. Esa es obviamente la estructura que utilizamos en la meditación de la vacuidad. Aquí, lo que estamos haciendo es reconocer el estado sin descanso, luego reconocer que estamos libres de eso –es decir, negarlo– y luego enfocarnos en su ausencia, el estado de estar libres de esa terrible situación.  

Querer evitar peores estados de renacimiento: cautela versus miedo

Participante: ¿Es que uno tiene que desarrollar miedo a estos estados?

Dr. Berzin: Creo que “miedo” es una palabra bastante fuerte. El miedo implica un estado mental muy perturbador. Lo que queremos desarrollar es la cautela a los peores estados del renacimiento. La cautela es una de las causas para tomar una dirección segura o refugio. Es el sentimiento de “realmente no quiero eso”. Hay una diferencia entre eso y el miedo. Con el miedo, generalmente tenemos la sensación de “no puedo lidiar con eso y no hay manera de evitarlo”. La cautela, sin embargo, se une –especialmente en la meditación de refugio en la que reconocemos las buenas cualidades de las Tres Joyas del Refugio– con el sentimiento de que hay una manera de evitarlo. 

Permítanme explicar qué es la cautela. Tal vez lo estoy usando en un sentido demasiado personal. Es como, por ejemplo, tener cautela de pasar la tarde con una persona aburrida. “Realmente no quiero hacer esto, pero puedo lidiar con ello. No tengo miedo”. Así que ese es un estado mental diferente al miedo.

Así que, sí, tenemos este sentimiento de querer evitarlas, pero ese sentimiento se unirá más tarde con el sentimiento de que hay una salida. Ese mismo patrón se repetirá con la renuncia, la determinación de ser libre. Con la renuncia, el sentimiento es de repulsión – “No quiero estas situaciones samsáricas y lo que las está causando” – unido a la determinación de ser libre basada en la comprensión de que hay una salida. Luego, con la intención de alcanzar la iluminación, pensamos en todas las desventajas del egoísmo, la preocupación egoísta. De nuevo, pensamos: “Realmente no quiero eso. Quiero evitarlo”, comprendiendo que hay una salida, que es preocuparse por los demás. 

Creo que ver que esta misma estructura se repite es bastante útil para abordar este material de lam-rim, porque entonces entendemos cómo cada ámbito se basa en el siguiente y cómo los últimos toman los mismos estados mentales que teníamos en las etapas iniciales y los mejoran, los expanden, de una manera similar. De esa manera, podemos unir los tres niveles mucho más fácilmente.

Cuando hacemos estas meditaciones, tratamos de combinar lo que se llama “meditación de discernimiento” con “meditación estabilizadora” – o “analítica” y “formal”, como quieran traducirlo. Primero, tratamos de discernir, de ver realmente el hecho de que estamos libres de esta situación. Luego, simplemente nos enfocamos en ese estado de liberación y en la sensación de alivio que lo acompaña. 

Tener un sentido de alegría

Ahora bien, hay una sensación de alegría que va de la mano con eso. Esto es absolutamente crucial cuando se trata de la meditación del tantra anutarayoga, la clase más elevada de tantra, en la que buscamos tener una conciencia dichosa de la vacuidad. La dicha es un nivel mental muy, muy especial que generamos al trabajar con las energías internas, las energías sutiles. En cualquier caso, aquí tenemos esta sensación de alivio: “¡Genial, me he liberado de esto!”. Así que hay un cierto nivel de gozo. 

Cuando uno alcanza shámata, esta mente tranquila y estable, esta concentración perfecta, se obtiene una sensación de aptitud del cuerpo y la mente que es estimulante. Es muy, muy gozosa. Uno puede usar su mente para enfocarse en cualquier cosa sin sopor, agitación, volatilidad o cosas por el estilo. Luego, con vipashyana, un estado mental excepcionalmente perceptivo, hay un estado de libertad aún más intenso. Luego está este estado de estar libre de las emociones perturbadoras también. Ese es un estado tremendamente gozoso. Ahora bien, uno podría preguntarse: "¿Por qué es gozoso?". Una de las razones tiene que ver con el hecho de que, por lo general, tanta energía está atada a la preocupación nerviosa, a las emociones perturbadoras, a la divagación mental, al sopor, etc. Cuando estamos libres de esas restricciones, la energía es muy, muy fuerte, y la experimentamos de una manera muy gozosa y exuberante. A esto se le llama la “alegría natural de la mente” en las enseñanzas Sakya de Vajrayoguini. 

En cualquier caso, lo que obtenemos como resultado de estas meditaciones sobre el preciado renacimiento humano es una sensación de alivio. “Estoy libre de esta situación; por lo tanto, estoy feliz con mi vida”. Esto es muy importante. En lugar de pensar: “Pobre de mí”, pensamos: “Oye, en realidad estoy en una situación bastante buena y puedo hacer algo para mejorarla aún más”. Así que este es un estado mental feliz, no un estado mental deprimido. 

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