Lam-rim 2: Un respiro de las cuatro situaciones humanas sin descanso

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Repaso

En nuestra primera clase de la semana pasada, hablamos sobre la meditación. La meditación está diseñada para ayudarnos a integrar las enseñanzas en nuestra vida, en nuestra forma de ser. A través de la meditación, nos familiarizamos con los diversos estados mentales que hemos aprendido al escuchar las enseñanzas. 

Antes de realmente meditar, nos hemos asegurado de que hemos comprendido correctamente las enseñanzas y no solo nos hemos convencido de que esos estados mentales o comprensiones son válidos, sino también que queremos desarrollarlos. Además, nos hemos convencido de que es posible alcanzar esos estados mentales y de que nosotros mismos somos capaces de alcanzarlos. En ese momento, estamos listos para meditar. Ese proceso de convencerse es algo que a menudo entra en la categoría general de la llamada práctica, pero no es lo real o lo formal. Sin embargo, ese proceso es algo muy, muy necesario y que vale la pena. 

Comenzamos con la forma general en que se realiza el curso de entrenamiento de lam rim, que está graduado de tal manera que nos ayuda a desarrollar una motivación cada vez más fuerte y expansiva. Con la motivación, nuestra mente tiene la energía para poder desarrollar diversas comprensiones profundas y alcanzar diversas metas. Toda motivación implica un objetivo, una meta que estamos tratando de alcanzar, y algún tipo de lo que llamaríamos una "emoción motivadora" que nos impulsa a tratar de alcanzar esa meta. Por supuesto, también tienen que existir razones lógicas para alcanzar esa meta. Por lo tanto, la motivación es algo multifacético.  

También hablamos de cómo –como ha enfatizado Su Santidad el Dalái Lama– la relación con un maestro espiritual es un tema que, aunque aparece al principio del texto del lam-rim, en realidad debe abordarse hacia el final del mismo. Así que comenzamos con el tema del preciado renacimiento humano. 

Vimos que la meditación tiene dos aspectos: uno es reconocer que estamos libres de los estados sin descanso, estados en los que no tendríamos libertad ni oportunidad de practicar el Dharma; y el otro es reconocer que estamos dotados de muchísimas oportunidades positivas que enriquecen nuestra vida, en concreto, oportunidades para practicar el Dharma. 

Esta estructura, por así decirlo, es similar a la que encontramos en todas las enseñanzas del lam-rim. Por ejemplo, para alcanzar la iluminación, necesitamos deshacernos de los causadores de problemas, de las cosas que nos causan sufrimiento, y necesitamos obtener la comprensión y las cualidades positivas que no tenemos o mejorar las que sí tenemos. Así, por un lado, nos deshacemos de algo y, por el otro, obtenemos y/o aumentamos algo más. La diferencia aquí, con el preciado renacimiento humano, es que ya estamos libres de ciertas cosas negativas y ya estamos dotados de muchas cosas positivas. Al reconocer eso, podemos ir más allá en ambas direcciones: deshaciéndonos de más cosas negativas de las que aún no nos hemos deshecho y mejorando más las cosas positivas que ya tenemos. Así, vemos que, aunque esta meditación se encuentra en un nivel muy básico de práctica, encaja muy bien en toda la estructura del Dharma. 

Meditar sobre las ocho situaciones sin descanso para practicar el Dharma

La última vez comenzamos las meditaciones sobre las ocho situaciones sin descanso, reconociendo que tenemos un breve respiro de ellas. “Respiro” significa una situación temporal de alivio. Es como tomarse unas vacaciones o un tiempo fuera de estos estados terribles. Como veremos más adelante en la secuencia del lam-rim, hemos acumulado muchas de las causas para renacer en estos estados sin descanso, por lo que necesitamos tomar medidas preventivas –que es lo que significa “Dharma”: “medida preventiva”– para evitar volver a caer en cualquiera de estas peores situaciones. 

Estas ocho situaciones sin descanso se dividen en cuatro situaciones no humanas y cuatro situaciones humanas. La última vez analizamos las situaciones no humanas. Estas situaciones son nacer como:

  • Un ser atrapado en un reino sin alegría. 
  • Un fantasma aferrado desesperadamente 
  • Una criatura o animal rastrero 
  • Un ser divino o dios de larga vida. 

Reconocer el objeto a ser negado, negarlo, enfocarse en su ausencia

Vimos que hay otra estructura similar a la que encontramos en muchas de las otras meditaciones que vienen más adelante en la secuencia del lam-rim, que consiste en reconocer primero algún tipo de objeto a ser negado, luego negarlo y luego enfocarse en la ausencia de ese objeto negado. Esa es obviamente la estructura que utilizamos en la meditación de la vacuidad. Aquí, lo que estamos haciendo es reconocer el estado sin descanso, luego reconocer que estamos libres de eso –es decir, negarlo– y luego enfocarnos en su ausencia, el estado de estar libres de esa terrible situación.  

Querer evitar peores estados de renacimiento: cautela versus miedo

Participante: ¿Es que uno tiene que desarrollar miedo a estos estados?

Dr. Berzin: Creo que “miedo” es una palabra bastante fuerte. El miedo implica un estado mental muy perturbador. Lo que queremos desarrollar es la cautela a los peores estados del renacimiento. La cautela es una de las causas para tomar una dirección segura o refugio. Es el sentimiento de “realmente no quiero eso”. Hay una diferencia entre eso y el miedo. Con el miedo, generalmente tenemos la sensación de “no puedo lidiar con eso y no hay manera de evitarlo”. La cautela, sin embargo, se une –especialmente en la meditación de refugio en la que reconocemos las buenas cualidades de las Tres Joyas del Refugio– con el sentimiento de que hay una manera de evitarlo. 

Permítanme explicar qué es la cautela. Tal vez lo estoy usando en un sentido demasiado personal. Es como, por ejemplo, tener cautela de pasar la tarde con una persona aburrida. “Realmente no quiero hacer esto, pero puedo lidiar con ello. No tengo miedo”. Así que ese es un estado mental diferente al miedo.

Así que, sí, tenemos este sentimiento de querer evitarlas, pero ese sentimiento se unirá más tarde con el sentimiento de que hay una salida. Ese mismo patrón se repetirá con la renuncia, la determinación de ser libre. Con la renuncia, el sentimiento es de repulsión – “No quiero estas situaciones samsáricas y lo que las está causando” – unido a la determinación de ser libre basada en la comprensión de que hay una salida. Luego, con la intención de alcanzar la iluminación, pensamos en todas las desventajas del egoísmo, la preocupación egoísta. De nuevo, pensamos: “Realmente no quiero eso. Quiero evitarlo”, comprendiendo que hay una salida, que es preocuparse por los demás. 

Creo que ver que esta misma estructura se repite es bastante útil para abordar este material de lam-rim, porque entonces entendemos cómo cada ámbito se basa en el siguiente y cómo los últimos toman los mismos estados mentales que teníamos en las etapas iniciales y los mejoran, los expanden, de una manera similar. De esa manera, podemos unir los tres niveles mucho más fácilmente.

Cuando hacemos estas meditaciones, tratamos de combinar lo que se llama “meditación de discernimiento” con “meditación estabilizadora” – o “analítica” y “formal”, como quieran traducirlo. Primero, tratamos de discernir, de ver realmente el hecho de que estamos libres de esta situación. Luego, simplemente nos enfocamos en ese estado de liberación y en la sensación de alivio que lo acompaña. 

Tener un sentido de alegría

Ahora bien, hay una sensación de alegría que va de la mano con eso. Esto es absolutamente crucial cuando se trata de la meditación del tantra anutarayoga, la clase más elevada de tantra, en la que buscamos tener una conciencia dichosa de la vacuidad. La dicha es un nivel mental muy, muy especial que generamos al trabajar con las energías internas, las energías sutiles. En cualquier caso, aquí tenemos esta sensación de alivio: “¡Genial, me he liberado de esto!”. Así que hay un cierto nivel de gozo. 

Cuando uno alcanza shámata, esta mente tranquila y estable, esta concentración perfecta, se obtiene una sensación de aptitud del cuerpo y la mente que es estimulante. Es muy, muy gozosa. Uno puede usar su mente para enfocarse en cualquier cosa sin sopor, agitación, volatilidad o cosas por el estilo. Luego, con vipashyana, un estado mental excepcionalmente perceptivo, hay un estado de libertad aún más intenso. Luego está este estado de estar libre de las emociones perturbadoras también. Ese es un estado tremendamente gozoso. Ahora bien, uno podría preguntarse: "¿Por qué es gozoso?". Una de las razones tiene que ver con el hecho de que, por lo general, tanta energía está atada a la preocupación nerviosa, a las emociones perturbadoras, a la divagación mental, al sopor, etc. Cuando estamos libres de esas restricciones, la energía es muy, muy fuerte, y la experimentamos de una manera muy gozosa y exuberante. A esto se le llama la “alegría natural de la mente” en las enseñanzas Sakya de Vajrayoguini. 

En cualquier caso, lo que obtenemos como resultado de estas meditaciones sobre el preciado renacimiento humano es una sensación de alivio. “Estoy libre de esta situación; por lo tanto, estoy feliz con mi vida”. Esto es muy importante. En lugar de pensar: “Pobre de mí”, pensamos: “Oye, en realidad estoy en una situación bastante buena y puedo hacer algo para mejorarla aún más”. Así que este es un estado mental feliz, no un estado mental deprimido. 

Las cuatro situaciones humanas sin descanso

Ahora bien, las cuatro situaciones humanas sin descanso son el renacimiento:

  • Como bárbaro en una región fronteriza salvaje
  • En una tierra donde el Dharma no está disponible
  • Con graves discapacidades de aprendizaje
  • Sostener instintivamente una visión distorsionada de la vida.

Como bárbaro en una región fronteriza salvaje

“Región fronteriza” se refiere a un lugar donde no hay civilización. “Civilización” se refiere a la civilización budista y a las enseñanzas budistas. Un bárbaro sería obviamente alguien violento, que tiene una gran cantidad de emociones negativas descontroladas y cuyas acciones no se basan solo en la ira sino también en el deseo desenfrenado. Probablemente podríamos incluir en esta categoría a las sociedades que se basan en la avaricia, sociedades en las que la gente se centra solo en sus propios beneficios con el descuido total de todos los demás. Si estuviéramos en ese tipo de sociedad, sería bastante difícil practicar, trabajar en nosotros mismos. 

Ahora bien, podríamos objetar que, si estuviéramos bien entrenados, podríamos practicar el Dharma en cualquier situación. Sin embargo, estamos hablando de un nivel muy básico. Como principiantes, sería muy difícil para nosotros empezar a practicar en ese tipo de situación. Si estamos muy bien entrenados, de acuerdo. Pero imaginemos estar en un ejército en el que los oficiales y otros soldados están siempre aterrorizándonos y brutalizándonos, ya ni hablar de estar en un campamento enemigo. Esto constituiría una sociedad bárbara y salvaje, ¿no es así? O imaginemos estar en una prisión en la que hay todas esas bandas que aterrorizan y violan a los demás prisioneros. Qué horrible sería. Estaríamos absolutamente aterrorizados, en un estado constante de miedo, y solo estaríamos preocupados por protegernos a nosotros mismos.

Ahora bien, esto se vuelve un poco difícil porque también se enseña el Dharma a las personas que están en prisión. Pero uno espera que esos prisioneros puedan evitar el tipo de abuso violento que ocurre en algunas cárceles y que al menos se les proporcione algún tipo de espacio protegido en el que puedan realizar prácticas espirituales. Pero, en general, tenemos mucha suerte de no estar en una situación tan terrible. Imagínense si tuviéramos que vivir así. 

Quizás puedan pensar en otros ejemplos.

Participante: Creciendo en un ejército de niños.

Dr. Berzin: Eso es muy bueno. De niños, nos podrían obligar a tomar las armas, a disparar a nuestros padres y a las distintas personas del pueblo, etc. Y nos adoctrinarían totalmente para hacerlo. Sería realmente horrible, ¿no?

Probemos la meditación. Como vimos la última vez, primero tratamos de reconocer cómo sería ese tipo de situación. Luego, nos enfocamos en la sensación de estar libre de ella, la sensación de alivio. Descubrimos que a algunas personas les resulta más fácil la meditación alternando con bastante frecuencia entre imaginar cómo es esa situación y enfocarse en la negación de esa situación, reconociendo que estamos libres de ella. A otras les resulta más propicio ir un poco más despacio, sintiendo cada vez con más fuerza lo horrible que sería ese estado y luego enfocándose en la ausencia, el estado de estar libre de él. Así que tenemos que ver por nosotros mismos qué funciona mejor. 

Si al iniciar una meditación nuestra mente todavía está un poco preocupada y no se ha tranquilizado, hagamos la firme intención de “voy a meditar. Si mi atención se distrae, la traeré de vuelta. Si me da sueño, me despertaré”. Si necesitamos tranquilizarnos más, nos enfocamos en la respiración durante un breve periodo.

[meditación]

Lo que imaginé fue estar en situaciones en las que no podía escapar de esa gente salvaje, como estar en una gran multitud de personas violentas y no poder salir de esa multitud o vivir en un gran cuartel del ejército donde la gente está borracha todo el tiempo o son muy violentos entre sí y siempre te están acosando. Luego imaginé estar libre de eso. 

Una de las cosas en las que estaba pensando –aunque esto no es realmente acorde con un nivel muy inicial de meditación– era cómo, si ya tenemos bastante experiencia con el Dharma, volver a estas meditaciones fundamentales puede ser muy útil. Son útiles porque podemos usar este tipo de meditaciones para mejorar, por un lado, nuestra meditación de la bodichita y, por otro, nuestra meditación de mahamudra. Cuando meditamos con el deseo de beneficiar a los demás, queriendo alcanzar ese estado iluminado en el que seamos de mayor ayuda para los demás, reconocer que estamos libres de estas situaciones terribles es muy útil porque nos damos cuenta de que estas son las situaciones que nos impedirían ser de mayor ayuda para los demás. 

El darnos cuenta de que estamos libres de estos obstáculos básicos nos lleva a preguntarnos: “¿Por qué no estoy ayudando a los demás? No estoy en una situación en la que sería muy difícil ayudar a los demás”. Más adelante, veremos: “Es mi egoísmo lo que me impide ayudar a los demás”, o “es mi ira lo que me impide ayudar a los demás”, o lo que sea. Pero, ahora, en este nivel, nos estamos enfocando en liberarnos de estas situaciones en las que sería realmente difícil ayudarnos a nosotros mismos, y mucho menos ayudar a los demás, a menos que, claro está, estemos ya muy, muy bien entrenados y tengamos la capacidad de lidiar con este tipo de situaciones. Pero, por lo general, no estamos bien entrenados. Entonces, o nos dejamos atrapar por la multitud, o nos vemos totalmente abrumados por el miedo, en cuyo caso, nuestra única preocupación es protegernos a nosotros mismos. 

Enfocarse en la pureza básica de la mente

Cuando nos enfocamos en la naturaleza básica y pura de la mente, una de las cosas que vemos es que la naturaleza básica de la mente no está manchada, y esto incluye el hecho de que no está manchada por los obstáculos de estos ocho estados sin descanso. Nos enfocamos en esa pureza de la mente, es decir, nos enfocamos en su naturaleza básica, que es simplemente la creación de objetos cognitivos, es decir, hologramas mentales, y la conciencia de ellos. Pues bien, esa naturaleza básica no se ve afectada por nada, incluidos esos obstáculos. Incluso si estamos experimentando uno de esos estados sin descanso, ese funcionamiento mental básico sigue estando ahí. Podemos apreciar la libertad natural de la mente respecto de las manchas al reconocer que cuantas más cosas encontremos de las que la mente, es decir, la actividad mental, esté libre, más veremos y apreciaremos que todavía nos queda la mente, la mera creación de apariencias y el conocer. 

Ese reconocimiento también puede ayudarnos en la meditación mahamudra. Hay muchas formas distintas de abordar estas meditaciones, y en muchos niveles diferentes.

Participante: ¿Qué tan estricto hay que ser con esta negación? Cuando imagino una experiencia y luego hago la negación: “Está bien, no estoy en esta situación”, tiendo a pensar en la situación en la que estoy ahora. Entonces, ya no me concentro en la negación. En cambio, pienso: “Tengo esto ... Tengo aquello ... Qué maravilloso es”.

Dr. Berzin: Bueno, por eso hay dos grupos de cosas en las que nos enfocamos: aquello de lo que nos hemos liberado y aquello con lo que estamos dotados. Después de este grupo de cuatro, nos enfocaremos en las diez cosas que tenemos y que enriquecen nuestra vida. Primero, nos enfocamos en lo que no tenemos, aquello de lo que nos hemos liberado; luego, nos enfocamos en lo que tenemos. Lo mismo ocurre cuando hacemos tonglen (gtong-len, dar y recibir). Primero, quitamos el sufrimiento a los demás y luego les damos felicidad. Por tanto, siempre estamos primero deshaciéndonos de algo y luego añadiendo algo.

Participante: Pero haces ambas cosas en una sola sesión de meditación, ¿no?

Dr. Berzin: Por supuesto. Es el caso de todos estos puntos del lam-rim. Como Serkong Rinpoche solía decir, si estamos bien entrenados, deberíamos ser capaces de recorrer todo el lam-rim en el tiempo que lleva poner un pie en el estribo de la silla de montar de un caballo y poner el otro pie sobre el caballo. En ese tiempo, deberíamos ser capaces de recorrer todos los puntos del lam-rim. Eso decía Serkong Rinpoche. Pero es verdad. Eso es lo que buscamos. Nuestro objetivo es generar instantáneamente, en un momento, todo ese estado mental. Es lo mismo en el tantra, donde tenemos la disolución y luego la generación de nosotros mismos como una deidad. Podemos hacerlo en etapas o instantáneamente. 

Lo que buscamos es alcanzar instantáneamente ese estado de “estoy libre de las ocho situaciones sin descanso y dotado de las diez situaciones enriquecedoras”. Queremos ser capaces de enfocarnos en el estado de ser libre y de estar dotado sin tener que construir ese estado mental. Es lo que se llama “meditación no elaborada”. Una meditación elaborada significa que tenemos que construir el estado mental. No elaborada significa que estamos tan familiarizados con ese estado mental que podemos generarlo instantáneamente sin tener que pasar por todos los pasos. Con el tiempo deberíamos ser capaces de hacer eso con todas las etapas del lam-rim hasta llegar a la bodichita y luego a las seis actitudes de largo alcance. Deberíamos ser capaces de hacer eso instantáneamente. Como Serkong Rinpoche siempre solía decir, cuando llega la muerte, la muerte no espera a que montemos el altar, encendamos las velas y pasemos lentamente por un proceso de generación de un estado mental. Cuando llega la muerte, llega –a menudo– en un instante. 

Pienso en el ejemplo de mi querido amigo Alan Turner, que sufrió un infarto fulminante. Cayó muerto sin más. Quizá tuvo un momento o dos para generar un determinado estado mental. Había estado practicando muy intensamente durante los últimos treinta y cinco años de su vida, así que tal vez estaba lo suficientemente bien entrenado. Creo que, si alguien estaba lo suficientemente bien entrenado para poder hacer eso, era él. 

Ese es un buen ejemplo: estás sufriendo un ataque al corazón, te estás cayendo al suelo y estás a punto de morir. ¡Zas! Eso es todo. Quieres ser capaz de generar todas las etapas del lam-rim en un momento, al menos para poner en marcha tu bodichita o, como mínimo, el recuerdo de tu maestro. Ciertamente no quieres morir y que el último pensamiento en tu mente sea “¡oh, mierda!”. Es interesante ver qué pensamientos vienen a la mente cuando de repente nos hieren gravemente. ¿Es “oh, mierda” el primer pensamiento que viene a la mente? ¿O es la bodichita, el gurú o el refugio el primer pensamiento? Como hemos visto en nuestra discusión de los doce eslabones, el pensamiento en el momento de la muerte es crucial. Ayudará a dar forma a nuestro próximo renacimiento. Determina qué karma que arroja activamos en el momento de la muerte. 

En una tierra donde el Dharma no está disponible

La siguiente situación humana sin descanso es renacer en una tierra donde el Dharma no está disponible. Creo que quienes han vivido en países ex comunistas tienen una idea de cómo es eso. En esa época, era muy difícil conseguir material sobre el Dharma, si es que había alguno disponible. Además, era ilegal. Durante muchos años viajé y enseñé en esos países, así que soy muy consciente de lo terrible que es estar en ese tipo de situación. Pueden estar muy agradecidos de no estar en esa situación nunca más. Pero podría volver a suceder en cualquier momento, al igual que estar en una tierra bárbara podría volver a suceder en cualquier momento. 

Imaginemos este país durante el período nazi. Qué terrible habría sido verse atrapado en esa mentalidad, que la policía viniera en cualquier momento, etc. Eso podría volver a suceder. Decimos que nunca más, pero podría volver a suceder, no solo aquí en Alemania, sino en cualquier lugar.

Intentemos nuevamente la meditación, tratando de sentir cómo sería estar en una situación en la que las enseñanzas no estuvieran disponibles.

Ahora las cosas no están tan mal porque gran parte del Dharma ha sido traducido, pero imagínense lo frustrante que era cuando no había nada traducido. Cuando fui por primera vez a la India, no había traducciones disponibles. Íbamos a las diversas enseñanzas, rituales, etc., pero nadie tenía idea de lo que estaba sucediendo. Simplemente teníamos la sensación de que “bien, algo bueno debe estar sucediendo aquí”. Qué afortunados somos de que esa situación ya no sea así. 

[meditación]

¿Algún comentario sobre esto?

Participante: Me imaginé una sociedad como la descrita en el libro 1984, donde ni siquiera se permite pensar de otra manera. Pensé en lo grande que es ahora el peligro de que la información se restrinja en algunas partes del mundo y en lo afortunados que somos de no estar en esa situación.

Dr. Berzin: Hay algunos países que están restringiendo el acceso a Internet, por ejemplo. De modo que la información está cada vez más censurada. Esto también podría aplicarse a la información sobre el Dharma. 

También podemos imaginarnos estar en algunos de esos antiguos países comunistas donde tocaban música marcial y propaganda a todo volumen por los altavoces todo el día. Tal vez no todo el día, sin embargo, había algunos lugares donde era así. Esa era una de las torturas en algunas de las cárceles. Tocaban música heavy metal a un volumen ensordecedor y la tocaban sin parar durante varios días. No había forma de que uno pudiera practicar a menos que fuera súper, súper avanzado.

Con discapacidades graves de aprendizaje

El siguiente es nacer con graves problemas de aprendizaje. Llamar a esta situación “graves problemas de aprendizaje” es la forma en que he hecho que este título sea más políticamente correcto. En realidad, se formula como nacer “sordomudo”. Ser sordo se consideraba especialmente limitante. Esto se debe a que, originalmente, las enseñanzas no estaban escritas y la única forma de aprenderlas era escuchándolas habladas. No creo que en esa época existiera la lengua de señas. Recuerden, estamos hablando de la época del Buda. En una situación monástica, habría sido muy, muy difícil aprender las enseñanzas sin poder escucharlas. Sin duda, esa es la razón por la que se especificó como una de las situaciones sin descanso. Hoy en día, es posible leer cosas, por lo que ser sordo no es una limitación tan grande. Sin embargo, podríamos extender esto a tener una discapacidad de aprendizaje grave como el síndrome de Down. En esa situación, sería muy, muy difícil aprender mucho y desarrollarnos mucho. 

Imagínense estar en esa situación. O imagínese tener un derrame cerebral grave... o la enfermedad de Alzheimer. Eso es aún peor.

Nuevamente, nos enfocamos en estar libres de eso. Lo importante es pensar que la situación que tenemos ahora es un respiro. Son unas vacaciones de estas situaciones, que podemos volver a tener en cualquier momento en el futuro.

[meditación]

Sostener instintivamente una perspectiva distorsionada de la vida

El último es tener una visión distorsionada de la vida de manera instintiva, negando lo que es verdad. Si fuéramos extremadamente cerrados de mente, contrarios a todo lo espiritual y antagonistas hacia cualquiera que estuviera trabajando para alcanzar una meta espiritual, no tendríamos ninguna oportunidad de practicar el Dharma.  

Imagínense tener esa mente tan cerrada, obstinada y antagónica. Podríamos haber nacido con ese estado mental, o podríamos haber sido influenciados por la sociedad que nos rodea. Hay muchas formas en las que podríamos haber adquirido ese estado mental. Obviamente, si fuimos influenciados por la sociedad, debemos haber tenido las semillas para ser así dentro de nosotros. Pero qué maravilloso es que nos hayamos liberado de eso. 

Imaginemos lo fácil que sería volver a cerrarnos de mente si pensáramos, por ejemplo, “Ahora he comprendido todo acerca del Dharma”, pero, en realidad, tuviéramos una comprensión completamente incorrecta y, por lo tanto, nos volviéramos antagonistas hacia cualquiera que no estuviera de acuerdo con nuestra comprensión incorrecta. Eso es bastante común. También hay una cierta autocomplacencia que acompaña a esa visión errónea.

[meditación]

Meditar sobre las ocho situaciones de manera acumulativa

El paso final de estas meditaciones es sentirnos libres de las ocho situaciones de manera acumulativa, sentir que tenemos un respiro, un respiro temporal, de las ocho. Lo que hacemos es repasar la lista, una por una, e imaginar que cada una es como si nos quitáramos un peso de encima. Intentamos tener la sensación de que nos quitamos cada vez más peso de encima hasta que, al final, nos liberamos de todas ellas. 

Así que vamos a hacer esto. Mencionaré cada situación y luego repasaremos la secuencia nuevamente por nuestra cuenta. 

  • Criatura del infierno torturada
  • Espíritu hambriento
  • Animal estúpido y perseguido
  • Dios totalmente ignorado que pasó toda su vida pensando en trivialidades.
  • Región salvaje bárbara
  • Dharma no disponible
  • Discapacidad de aprendizaje
  • Actitud obstinada y de mente cerrada
  • Ya no ser torturado
  • Ya no morir de hambre
  • Ya no ser estúpidos, perseguidos y explotados.
  • Ya no desperdiciar mi vida en nimiedades ni ser ignorado cuando estoy enfermo y viejo.
  • Ya no estar en un lugar salvaje
  • Ya no padecer que el Dharma esté inaccesible
  • Ya no tener discapacidad mental
  • Ya no tener una actitud cerrada y antagónica

Intenta sentir y enfocarte en esa ausencia. Si no lo tienen claro, tenemos que recordarnos una vez más qué es lo que falta. Luego, de nuevo, nos enfocamos en la ausencia. Es como tocar las ocho cuerdas de una guitarra. Cada cuerda es aquello de lo que nos liberamos. Primero, tocamos cada cuerda, luego, tocamos todas a la vez, liberándonos de todas ellas. Toca las ocho cuerdas en tu mente.

[meditación]

Creo que esta imagen de tocar un instrumento de cuerda para crear un acorde es muy útil, así que eso es lo que haremos con todas estas meditaciones de varios pasos. Al principio, tenemos que tocar cada cuerda lentamente, una a la vez, pero, con el tiempo, podemos tocar cada una cada vez más rápido para que, al final, podamos pasar por todas las etapas muy, muy rápido y tener instantáneamente el acorde completo con la comprensión total. Luego, para armar todo el lam-rim, rasgueamos todos esos acordes juntos. Ese es el método. 

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