Lam-rim 15: Meditación sobre la muerte en nueve partes: Meditación sobre el tercer hecho raíz

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La meditación de la muerte en nueve partes (continuación)

Excepto el Dharma, nada puede ayudar en el momento de la muerte

La última vez comenzamos la meditación con el tercer hecho raíz, que es que, salvo haber tomado algunas medidas preventivas mientras estábamos vivos, nada puede ayudarnos en el momento de la muerte. Lo que realmente hay que enfatizar en este punto es que estamos hablando del momento mismo de la muerte. Cuando llega la muerte, no hay forma de posponerla. No podemos decirle a la muerte: “Oye, espera un segundo. No he hecho esto o aquello”. 

Hemos examinado las dos primeras razones para estar convencidos de que este hecho es cierto, que son que, en ese momento, todo el dinero y las cosas materiales que podamos tener no nos pueden ser de ninguna ayuda, y todos los amigos y parientes que podamos tener no nos pueden ser de ninguna ayuda. Lo que nos queda por considerar es la tercera razón: que ni siquiera nuestros cuerpos pueden ser de ninguna ayuda en ese momento. 

La última vez hubo algunas objeciones, en particular sobre el punto de que los amigos y familiares no son de ninguna ayuda. Por supuesto, pasamos nuestro tiempo tratando de ayudar a los demás mientras estamos vivos, pero este punto no se refiere a eso. Se refiere a cuando estamos realmente en nuestro lecho de muerte. En ese momento, como dice Shantideva, en el octavo capítulo de Involucrarse en el comportamiento del bodisatva (Bodhisattvacharyavatara): 

(31) Aunque este cuerpo nació como un solo objeto, la carne y los huesos que surgieron con él se desplomarán y tomarán caminos separados. ¿Qué decir de los amigos que son diferentes (a él)? 

Así que, por supuesto, vamos a tener que separarnos de nuestros amigos. 

Shantideva continúa:

(32) Un hombre nace solo, al tomar un nacimiento, y también muere solo, al experimentar la muerte. Como nadie más puede compartir este dolor, ¿qué pueden hacer los estorbosos amigos?
(33) Así como los viajeros en el camino toman un lugar para alojarse, es similar la forma en que los viajeros en el camino de la existencia compulsiva toman un renacimiento como hospedaje.
(34) Así que permítanme retirarme al bosque hasta que cuatro cargadores saquen a ese cuerpo de ahí, mientras que todas mis (relaciones) mundanas se enlutan.
(35) Permitan que este cuerpo se quede ahí en aislamiento, solo, sin hacer amigos íntimos ni conflictos. Si ya cuento como si estuviera muerto, no habrá dolientes cuando en verdad muera. 
(36) Como no habrá asistentes (merodeando) cerca, lamentándose y causando angustia, no habrá quien distraiga a este (ermitaño) de continuar con recordación en el Buda y más. 

El caso es que, en el momento de la muerte, los amigos y familiares no pueden acompañarnos. Aunque construyamos una pirámide y los enterremos con nosotros, no van a ir con nosotros. Además, los amigos y familiares serán en realidad distracciones, como dijo Shantideva, porque nos impedirán enfocarnos en los pensamientos de la bodichita, el Dharma, los Budas y el deseo de poder seguir ayudando a los demás y trabajando en este camino espiritual en vidas futuras. Además, tener a nuestros amigos y familiares llorando y lamentándose a nuestro alrededor nos causará malestar. Pero incluso si están muy tranquilos y simplemente nos toman de la mano, sin duda nos distraerán los pensamientos de apego hacia ellos. Por eso, Shantideva indica que, en ese momento, nada nos será de ayuda excepto nuestra práctica del Dharma. 

Me parece que el punto que plantea es bastante claro. Creo que estaríamos de acuerdo en que, en ese momento, cuando estamos completamente solos y tenemos que enfrentarnos a la muerte y lo que vendrá después, realmente queremos tener nuestra mente súper ordenada en términos de pensamientos del Dharma y, en particular, como Su Santidad siempre enfatiza, pensamientos de bodichita: “Que pueda continuar en el camino hacia la iluminación y alcanzar esa iluminación para poder ser de la mejor ayuda para todos”. Ese es el mejor pensamiento con el que podemos morir. Todo lo que necesitamos para poder enfrentar la muerte con una mente enfocada en el Dharma estará cubierto por ese pensamiento.

(3) Nuestros cuerpos no pueden ayudarnos 

El último punto aquí es que nuestros cuerpos no pueden ser de ninguna ayuda. Nuevamente, cuando estamos vivos, por supuesto, tratamos de cuidar nuestra salud para maximizar los beneficios de los preciados renacimientos humanos que tenemos, por lo tanto, seguimos una buena dieta, hacemos ejercicio, etc. Pero cuando la muerte realmente llega, como dice Shantideva, este cuerpo se desmoronará. No importará si hemos perdido esos cinco kilos de más, nos hemos hecho un estiramiento facial o algo por el estilo. Nada de eso hará ninguna diferencia cuando llegue la muerte. 

Conclusión: Solo el Dharma puede ser de ayuda

Como resultado de pensar así, decidimos que lo único que tiene sentido en la vida es tomar medidas para evitar una caída futura, en otras palabras, practicar el Dharma. 

Así que pensemos en todos estos puntos, en resumen: 

  • La muerte es inevitable 
  • El momento de la muerte es incierto; puede llegar en cualquier momento. 
  • Nada excepto nuestra práctica del Dharma y nuestros pensamientos sobre el Dharma serán de ayuda o consuelo en el momento de la muerte.

Lo que entendemos aquí es que los hábitos y las huellas fuertes que dejamos en nuestro continuo mental al hacer este tipo de práctica de meditación y contemplar estos puntos son cosas que se trasladarán a vidas futuras y nos brindarán la oportunidad de continuar con nuestra práctica espiritual. Por lo tanto, tratemos de mantener el contexto correcto de lo que estamos hablando aquí. Estamos hablando de esos minutos finales cuando realmente estamos muriendo y de lo que nos será de ayuda en ese momento.

[meditación]

Preguntas

¿Es perjudicial morir sedado o inconsciente?

Participante: Mi abuelo murió después de salir de una operación. Durante la operación, los médicos habían descubierto que tenía graves daños en el colon, por lo que decidieron dejarlo morir después de la cirugía. Le habían administrado sedantes para que nunca recuperara el conocimiento. ¿Es un problema estar sedado o inconsciente cuando uno se está muriendo?

Dr. Berzin: Creo que realmente depende del nivel de entrenamiento de nuestra mente. Si nuestra mente está bien entrenada en la práctica del Dharma, si hemos hecho mucha meditación diaria, etc., tendremos muchos pensamientos de Dharma muy fuertes antes de entrar en una operación. Estos pensamientos positivos estarían muy presentes en nuestra mente, incluso si nos atropellara un camión y quedáramos inconscientes de inmediato. Pero morir en un estado mental neutro es ciertamente mejor que morir en un estado mental negativo, un estado de miedo, apego, arrepentimiento o ansiedad. Así que, en muchos sentidos, si no estamos entrenados, es mejor morir mientras dormimos, cuando estamos inconscientes, etc. 

Pero, como dicen, si morimos mientras dormimos o cuando estamos inconscientes, lo que afectará más fuertemente a nuestros próximos renacimientos –esto se refiere al karma que nos arroja al siguiente renacimiento– son los pensamientos más fuertes que teníamos antes de irnos a dormir o de quedar inconscientes. Entonces, como la muerte puede llegar en cualquier momento y no sabemos cuándo, es muy importante tener recordación del Dharma. Como dijo Shantideva, en el momento de la muerte, no queremos distraernos con pensamientos sobre el Dharma del Buda, la vacuidad, la bodichita, la compasión y todo ese tipo de cosas. Entonces, todo realmente depende del estado mental que teníamos mientras aún estábamos conscientes.

Participante: Es posible que mi práctica del Dharma no se haya vuelto muy fuerte cuando me esté muriendo. Si tuviera un buen amigo, un practicante del Dharma, conmigo, eso podría tranquilizarme y ayudarme a no tener tanto miedo.

Dr. Berzin: Lo que no dijiste, pero que podría añadir, es que esta persona te ayudaría a tener recordación del Dharma. Te lo recordaría.

También se recomienda tener una imagen del Buda, nuestro gurú, o algo parecido, cerca de nuestro lecho de muerte. Eso también puede ayudarnos a tener recordación. Creo que es muy importante examinar el tipo de relación emocional que tenemos con la persona que pensamos que estará con nosotros en ese momento. Ahora bien, también podríamos tener un gran apego hacia el Buda, pero el apego a un buda o a un maestro espiritual es ciertamente mejor que el apego al dinero o a otras personas porque podrían hacer que nos sintamos más molestos, etc. Pero tenemos que ser muy cuidadosos con la forma en que organizamos nuestra muerte.

Participante: Me tranquiliza cantar mantras, pero luego perderé el conocimiento cuando muera, así que no podré hacerlo.

Dr. Berzin: Bueno, eso es cierto sin importar qué meditación estemos haciendo en el momento de la muerte. El punto es utilizar cualquier nivel de conciencia que tengamos para tener recordación del Dharma. 

Las etapas de la disolución de la mente que se experimentan en la muerte y el sueño

En la clase superior de la práctica del tantra, el anutarayoga, ensayamos las etapas de la disolución de la mente, un proceso mediante el cual la mente se vuelve cada vez más sutil, de modo que aprendemos a reconocer las distintas etapas (ocho o diez etapas, según el sistema) y a comprender la vacuidad de la mente en cada nivel de disolución; en otras palabras, a ver el proceso como una disolución de las apariencias de la existencia verdaderamente establecida. Si nos hemos familiarizado con estas distintas etapas, entonces, cuando realmente suceda, podremos seguir teniendo recordación de ellas. Pero eso, debo decir, es extremadamente, extremadamente difícil.

Ahora bien, un proceso similar ocurre cuando nos quedamos dormidos. La disolución de las etapas no es exactamente la misma porque no llegamos hasta el nivel más sutil de conciencia. No obstante, el proceso es similar al de la muerte. Es muy difícil reconocer estas etapas cuando suceden porque, por lo general, ocurren muy, muy rápidamente. Es posible notar que está sucediendo la primera etapa. Es esa etapa en la que, mientras estamos acostados en la cama y comenzamos a dormir, tenemos la sensación de caernos de la cama. Esa es una indicación de que el elemento tierra está comenzando a fallar como soporte para la conciencia. Debido a eso, sentimos como si nos estuviéramos cayendo. Soy capaz de reconocer que eso está sucediendo cuando me duermo. Pero, después de eso, se termina. Simplemente me duermo. O eso o estoy tan consciente que me despierto. Obviamente, eso no va a suceder cuando nos estemos muriendo. 

No sé con qué rapidez se produce el proceso de disolución cuando nos estamos muriendo. Tengo la sensación de que ocurre con bastante rapidez. Entonces, ¿cómo mantenemos la recordación a medida que ocurren las otras etapas? Tal vez para la mayoría de nosotros mantener la recordación no sea tan detallado. En cambio, puede ser simplemente una cuestión de reconocer lo que está sucediendo al comienzo del proceso y recordar lo que seguirá. Sé por experiencia que, cuando reconozco esa sensación de caer mientras empiezo a quedarme dormido, lo que hay que hacer es relajarse por completo. Si nos relajamos por completo, nos quedamos dormidos al instante. Me imagino que también es muy importante relajarse por completo cuando suceden las etapas de disolución mientras nos estamos muriendo, incluso si no mantenemos la recordación de cada paso a medida que sucede. En términos comunes, eso suele denominarse "soltar".

Participante: ¿Es realmente paralelo? Cuando te relajas por completo para poder dormir, básicamente pierdes la recordación.

Dr. Berzin: Bueno, ahora tenemos que definir la recordación. Tengan en cuenta que la recordación es el pegamento mental. Lo que queremos sostener es la comprensión de lo que está sucediendo, lo que no significa necesariamente verbalizar mentalmente lo que está sucediendo. La forma de conciliar el sueño, por supuesto, es aquietar totalmente nuestra mente. Si hemos adquirido la capacidad de hacer eso mediante la práctica de la meditación, podemos simplemente silenciar totalmente nuestra mente y relajarnos. Ahora bien, hacer eso mientras mantenemos una comprensión de la vacuidad o algo así, por lo general, me mantendría despierto.

Participante: Esa es la cuestión. En realidad, no es algo paralelo, porque cuando uno se está muriendo, mantener la recordación sobre lo que está sucediendo no te mantiene vivo.

Dr. Berzin: Correcto.  

Yoga del dormir y del sueño

El yoga del sueño no consiste únicamente en dormir. Trata de reconocer el proceso de quedarse dormido y de tener recordación de la vacuidad mientras nos quedamos dormidos y, luego, cuando realmente estamos dormidos, lo cual es muy difícil de hacer. 

Luego está el yoga del sueño. El objetivo no es poder volar y hacer todo tipo de cosas traviesas en el sueño. El objetivo es reconocer mientras sueñas que el sueño es un sueño. Además, el objetivo no es solo reconocer que es un sueño. Eso es bastante trivial. El objetivo es reconocer que carece de una existencia verdaderamente establecida, que es como una ilusión; de ahí la analogía de que todo es como un sueño. No se trata solo de reconocer: "Bueno, es un sueño. Estoy en esta escena". Eso significa tener un reconocimiento de la vacuidad, reconocer que todo es como una ilusión y luego aprovechar esa oportunidad para meditar en el sueño. Lo que se recomienda en particular es hacer visualización, la práctica de la deidad. Entonces, hacemos nuestras sadhanas, toda la cuestión de la ópera tántrica, mientras dormimos. En ese punto, tenemos una visualización perfecta porque los sueños no son conceptuales, es decir, la parte visual, y las visualizaciones son muy vívidas. Por supuesto, podemos tener pensamientos en nuestros sueños y, obviamente, estos serían conceptuales. Además, tenemos una concentración perfecta en nuestros sueños porque no tenemos distracciones de nuestros sentidos. 

Pero para practicar el yoga de los sueños, no solo tenemos que tener el pegamento mental, sino también ser capaces de permanecer en el sueño sin despertar. Creo que este es el aspecto más difícil.

Ahora bien, obviamente, cuando estamos muriendo, no corremos el riesgo de revivir. Entonces debemos ser capaces de llevar esta recordación a la práctica del bardo, cuando el bardo realmente sucede. Lo que determina cuánto tiempo permanecemos en el bardo son las fuerzas de nuestro karma.

Participante: Hay dos cosas. Una es que intentamos tener estos pensamientos positivos en el momento de la muerte y mantener la conciencia. La otra es que intentamos acostumbrarnos a tener estos pensamientos dhármicos para que surjan automáticamente.

Desarrollar hábitos de pensamiento positivo en la meditación

Dr. Berzin: Así es. Por supuesto que queremos poder hacer estas meditaciones mientras nos estamos muriendo, pero para poder hacerlo, tenemos que haber meditado. “Meditación” (sgom) significa desarrollar hábitos positivos generando y enfocándonos repetidamente en estados mentales beneficiosos, haciéndolo una y otra vez; en otras palabras, practicar como practicaríamos el piano, de modo que estos pensamientos positivos surjan automáticamente. Entonces, en el momento de la muerte, no nos asustaremos. No necesitaremos que alguien nos calme porque habremos desarrollado estos hábitos positivos. Eso es lo que dice este punto: que, si hemos aprovechado la oportunidad de este preciado renacimiento humano para desarrollar estos hábitos positivos, los pensamientos positivos surgirán automáticamente en el momento de la muerte, en lugar de decir: “Oh, mierda, se acabó”.

Es muy interesante observar a los tibetanos. Para muchos de nosotros, que somos de países occidentales, cuando nos golpeamos el pie, tenemos un accidente o algo sale mal, como que se nos descomponga la computadora, lo primero que nos sale de la boca es: “¡Oh, mierda!”, “¡Scheiße!” o “¡merde!”. Lo que dicen los tibetanos es “Konchok sum” (dkon-mchog gsum), “las Tres Joyas”. Se han acostumbrado a decir esto. Ahora bien, que sean conscientes o no de lo que significa es otra cosa, pero sin duda es un pensamiento mejor que “oh, mierda”.

Participante: Es como, "¡Oh, Dios!".

Dr. Berzin: Exacto. En las familias católicas muy fuertes, dicen: “Madre de Dios” o “¡Jesucristo!”. Sin duda, es mejor tener eso en mente que decir “mierda”, ¿no? Aún mejor es tener paciencia y no maldecir ni decir nada en absoluto, ya sea una maldición con una palabra positiva o negativa.

Con lo que hay que practicar –alguien me lo señaló– es con nuestras computadoras. Una computadora es la mejor maestra de paciencia. Cuando algo no funciona –cuando falla, se pierden algunos documentos o lo que sea– no hay que insultar a la computadora. Descubrí que, al ser un tonto, decía todo tipo de cosas desagradables cuando algo iba mal con ella. Pero luego empecé a intentar practicar la recordación y a no decir “mierda” cuando pasaban cosas. En cambio, intentaba ser paciente y no hacer ningún comentario, ni siquiera en mi mente. Es una práctica muy, muy buena. Es difícil, pero es un buen ámbito en el que trabajar. O cuando algo se cae y se rompe o lo que sea, hay que ser conscientes de los pensamientos que tenemos. Lo mejor es meditar sobre la paciencia.

Participante: Se crea un hábito.

Dr. Berzin: Eso es exactamente lo que significa la práctica del Dharma, la palabra “práctica”. Drub (sgrub) es la palabra tibetana. Drub significa, en realidad, hacer de algo un hábito, crear un hábito. 

La meditación final: imaginar nuestra propia muerte

La última meditación sobre la muerte consiste en imaginar la escena de nuestra propia muerte. Es muy útil visualizar que nuestra propia muerte ocurre ahora mismo. Debemos ponernos a prueba periódicamente para ver qué tan bien preparados estamos y cómo lo afrontaríamos. 

Nos imaginamos, con vívidos detalles, a nuestros familiares y amigos reunidos a nuestro alrededor llorando y lamentándose. 

Obviamente no querríamos esa perturbación, pero esta es la descripción.

Continuamos imaginando nuestro propio funeral y luego imaginando nuestros cuerpos siendo incinerados, completamente envueltos en llamas, o siendo enterrados en el suelo, descomponiéndose y siendo devorados por gusanos. 

Está la práctica de chod (gcod), en la que imaginamos que nuestros cuerpos son cortados en pedazos y luego los ofrecemos a diversos seres para que los coman o hagan con ellos lo que quieran.

Imaginamos que la conciencia entra en el bardo y luego consideramos el tipo de renacimiento que podríamos tener en función de los potenciales que hemos desarrollado en nuestras vidas hasta ahora. De esta manera, nos hacemos conscientes de la inminencia y la concreción de la llegada de nuestra muerte. 

Participante: ¿De dónde provienen estas citas?

Alex: De Antología de consejos bien expresados, que es una recopilación de las enseñanzas orales de Gueshe Ngawang Dhargyey que había escrito. No estoy muy seguro de dónde sacó la meditación, pero, en cualquier caso, ofrece una gran cantidad de detalles. En realidad, publiqué solo el primer volumen de la antología. Los demás volúmenes todavía están en mi computadora. 

Así que imaginamos nuestra muerte y lo que va a pasar. No se enfoquen tanto en las personas que los rodean y en lo que van a pensar: “Me extrañarán mucho y me apreciarán cuando me haya ido. No me aprecian ahora”, este tipo de pensamientos infantiles. En cambio, como dice aquí, imagínenlo desde su propio punto de vista. Pensar: “¿Estaría listo si muriera ahora?” es el punto. 

Imaginen que tienen un ataque al corazón y caen muertos aquí mismo, como le pasó a mi amigo Alan, y que su cuerpo es incinerado, enterrado o lo que sea, y luego pasan al bardo. ¿Qué tipo de renacimiento pueden esperar sobre la base de lo que han hecho hasta ahora en esta vida, por no hablar de lo que han hecho en vidas anteriores, de las que no tenemos mucha conciencia? El objetivo de esto es pensar: "Oye, será mejor que me ponga las pilas". 

[meditación]

Trijang Rinpoche, quien fue el tutor menor de Su Santidad, nos dio una instrucción que indicaba que, cuando nos despedimos de alguien, debemos pensar: “Uno de nosotros podría morir antes de volver a encontrarnos”, y que, al irnos a dormir, debemos pensar: “Yo podría morir antes de despertar”. Este tipo de pensamientos harán que nuestros apegos, aversiones y enojos parezcan triviales e insignificantes. Esto es realmente muy útil. Además, cuando nos despertamos por la mañana, es útil darnos cuenta de que es un milagro que nos hayamos despertado de nuevo; podríamos haber muerto mientras dormíamos. Sin duda, cuando nos despedimos de alguien, es útil pensar: “Quizás nunca vuelva a ver a esta persona. ¿Estoy bien…?”, en términos de nuestro apego u hostilidad hacia esta persona, “…con el hecho de que ella o yo podamos morir?”. Ese es un tipo de pensamiento muy útil. 

Ahora estamos aquí juntos, así que cuando nos vayamos esta noche podemos pensar que tal vez nunca más nos volvamos a ver. Entonces, ¿qué sentido tiene tener emociones perturbadoras el uno hacia el otro? Creo que podemos extender eso a pensar que, cuando nos vayamos, tal vez nunca más volvamos a ver a nadie que conozcamos en esta vida. ¿Estamos preparados para eso?

[meditación]

Para leer más del texto:

El objetivo de todas estas prácticas para tener recordación de la muerte no es deprimirse ni desarrollar el tipo de determinación efímera y entusiasta por la libertad con la que renunciamos a todo alimento, sueño, comodidad y riqueza en una práctica fanática del Dharma. 

Es importante no llegar a ninguno de esos extremos: deprimirse o volverse absolutamente fanático de la práctica del Dharma. 

La cuestión es desarrollar una actitud realista hacia la vida y la muerte. Mientras mantenemos un equilibrio entre las preocupaciones espirituales y materiales, debemos practicar lo mejor que podamos sin desperdiciar los respiros y las oportunidades de nuestras preciadas vidas humanas. Debemos tomar la determinación de no morir patéticamente como una rata en la cuneta de una calle, sino, en cambio, morir con algún logro, habiendo dado pasos sólidos hacia la liberación y la iluminación. Por lo tanto, en lugar de sentirnos abatidos o frenéticos ante el pensamiento de la muerte, adoptamos una actitud constructiva y madura, especialmente cuando consideramos la calidad de las vidas futuras que estamos creando ahora con nuestras acciones.

Eso es lo que tratamos de desarrollar: una actitud madura y realista. No queremos convertirnos en fanáticos, pero tampoco queremos deprimirnos ni caer en el tercer extremo, que es simplemente desperdiciar las oportunidades que tenemos ahora. Queremos utilizar estas oportunidades de una manera madura. El fanatismo, lo que he traducido como “determinación efímera y llena de entusiasmo”, que es un término tibetano, no dura. Nos entusiasmamos, decimos “¡Sí, lo voy a hacer!” y “¡Wow!”, pero es algo que dura muy poco. Se desgasta y no es algo que podamos sostener. 

Es un tipo de visión madura que debemos desarrollar. Su Santidad siempre dice que lo logra pensando que se necesitarán tres billones de eones de acumulación de fuerza positiva. Si va a llevar tanto tiempo, entonces lo hacemos sin expectativas de que “¡Ah! Si le dedico una cantidad excesiva de tiempo, en unos pocos meses podré alcanzar la iluminación”. 

Preguntas 

¿Es mejor no perturbar el cuerpo inmediatamente después de la muerte?

Participante: Mi padre tiene una petición para cuando muera. Nos pidió a mi hermano y a mí que no lo molestemos durante treinta y seis horas porque eso influye en la mente y en el proceso de morir.

Dr. Berzin: ¿Está esto basado en el pensamiento budista?

Participante: No, creo que es hinduista.

Dr. Berzin: Sería lo mismo. La idea de que cualquier alteración del cuerpo inmediatamente después de la muerte influye en el renacimiento puede provenir tanto del pensamiento hindú como del budista. 

Participante: Entonces, ¿eso es una ilusión o es realmente importante?

Dr. Berzin: Hasta cierto punto, es importante. Hace poco estuve en la exposición Körperwelten, o El mundo del cuerpo. Era una exposición sobre el cuerpo humano, en la que se mostraban diferentes partes del cuerpo conservadas de una manera especial. El foco de esta exposición en particular estaba puesto en las etapas de la vida, que también incluían las etapas de la muerte. Lo que fue realmente interesante y lo que no sabía fue que, después de que dejamos de respirar, cada uno de los órganos y sistemas del cuerpo tarda un cierto tiempo en morir. Por lo tanto, en realidad, el cerebro, el sistema nervioso, los riñones o lo que sea tardan un cierto tiempo en dejar de funcionar. 

Según el punto de vista budista, y supongo que también hindú, la conciencia más sutil –o, para decirlo en términos occidentales, la “chispa de vida”– no ha abandonado por completo el cuerpo, aunque se considere que la persona está muerta desde el punto de vista médico. Por lo tanto, es mejor no perturbar el cuerpo al menos durante un cierto período de tiempo, sobre todo si la persona está meditando. 

Ahora bien, este es un tema muy difícil. Si sufrimos un infarto, ¿querríamos que nos reanimaran con una descarga eléctrica? Obviamente, en algunos casos no es posible reanimarlos.

Participante: ¿Qué tal si donamos partes de nuestro cuerpo?

Dr. Berzin: Exacto. Eso debe hacerse inmediatamente después de morir. 

Por lo tanto, estas cosas son consideraciones. Desde un punto de vista estrictamente meditativo, no queremos que nos molesten. Pero luego tenemos que evaluar cuán avanzados estamos. ¿Realmente estamos haciendo lo que se llama la meditación de la coyuntura de la muerte, es decir, estar enfocados en la vacuidad de la mente de luz clara mientras morimos? La mayoría de nosotros aún no hemos llegado a ese punto.

Participante: Incluso en la tradición cristiana, normalmente el cadáver se mantiene en la cama durante un tiempo.

Dr. Berzin: En la India, aunque la mayoría de la gente no practica la meditación hindú ni nada parecido, incineran el cuerpo lo antes posible, en el mismo día. Creo que esto tiene que ver con el calor y la descomposición del cuerpo.

Además, si se va a realizar una autopsia, ¿cuándo querríamos que se hiciera? Si nos van a embalsamar, ¿cuándo querríamos que se hiciera? Surgen todo tipo de preguntas. 

Participante: Si uno de ustedes se desmayara ahora mismo en esta sala, yo, especialmente siendo médico, querría hacerle reanimación cardíaca o respiración boca a boca. Habría una buena posibilidad de revivirlo porque su cerebro no habría dejado de funcionar.

Dr. Berzin: Creo que todos querríamos que se hiciera eso, especialmente si acabamos de sufrir un ataque cardíaco. 

Son cuestiones difíciles, en realidad. Son difíciles incluso si tenemos un documento de voluntad anticipada que dice que no queremos eso. ¿Cómo iba a saber Mónica cuál era nuestra voluntad anticipada? Como médico, estaría éticamente obligada a intentar resucitarnos. 

¿Importa cómo se desecha el cuerpo?

Participante: En Alemania se está debatiendo qué hacer con el cuerpo después de que la persona muere. Por ejemplo, hoy en día, a veces se entierra a la gente en el bosque. Existe la idea habitual de enterrar a las personas en un cementerio o de incinerarlas, pero, más allá de las consideraciones culturales, ¿existe realmente una diferencia?

Dr. Berzin: No lo mencionó, pero también está la cuestión de qué hacer con las cenizas si la persona ha sido incinerada.

Lo que hacen los tibetanos con las cenizas es llevar una parte al océano y otra parte a una montaña alta. Esto lo descubrí porque lo haré con las cenizas de mi amigo Alan, que tengo. Las llevaré a la India. Mi maestro me dijo que lo que deberíamos hacer con ellas es poner una parte en un río que vaya al océano, si no podemos llegar al océano mismo, porque eso es auspicioso para desarrollar una bodichita amplia y extensa como el océano, y poner otra parte en lo alto de una montaña porque eso es auspicioso para desarrollar una comprensión muy elevada de la vacuidad.  

En el Tíbet, donde no hay combustible disponible a menos que se utilice estiércol de vaca o de yak, cortan el cuerpo en pedazos y se lo dan de comer a los buitres. Bueno, nosotros le damos el cuerpo a los gusanos, así que en realidad no hay tanta diferencia; es solo que no lo vemos. 

Desde un punto de vista budista, no importa lo que hagamos con el cuerpo. El cuerpo no soy “yo”; el cuerpo no es la persona. Pero podríamos pensar, como práctica de generosidad, “voy a dar mi cuerpo a los gusanos poniéndolo en la tierra”. 

Lo que se suele hacer con los lamas de alto rango es incinerarlos en una especie de puya de fuego, con un gran ritual. Luego las cenizas se mezclan con arcilla y se convierten en tsa-tsas, las llamadas tablillas votivas. No tengo ni idea de lo que significa realmente esa palabra, pero de todos modos es como una reliquia que uno podría tener. Tengo aquí algunas estatuas de arcilla que tienen algunas de las cenizas de Serkong Rinpoche. 

Si se trata de un lama especialmente importante, se embalsama el cuerpo. Algunos de los Dalái Lamas fueron embalsamados. Eso sucedió con Ling Rinpoche, el tutor principal. El cuerpo se conserva en la residencia de Su Santidad, lo cual es bastante inusual, aunque algunos de los cuerpos de los antiguos Dalái Lamas se conservaron en el Palacio de Potala. 

Vi el proceso que se llevó a cabo con Ling Rinpoche. Era uno de mis maestros. Yo también solía traducirle. Introdujeron el cuerpo en un tipo de sal. La sal drenaba todo el líquido del cuerpo, de modo que el cuerpo se hacía muy pequeño. Luego lo envolvían. En realidad, lo hacían de una manera nueva. Una de mis amigas, que es escultora, lo hizo. En realidad, ponían el cuerpo dentro de un molde de plástico que se moldeaba para que se pareciera a él, lo cual era realmente extraño. Era una versión más pequeña de su cuerpo. No creo que hicieran eso normalmente. No estoy muy seguro de qué hicieron para recubrir el cuerpo con el fin de evitar la descomposición. Al final, la sal se les daba a varios discípulos y a otras personas para que pudieran tener una especie de reliquia. 

Tuve una experiencia horrible con eso. Había conseguido algo de esta sal porque era uno de los discípulos de Ling Rinpoche. La tenía en una pequeña bolsa que llevé conmigo cuando me fui de viaje a Occidente después de eso. Recuerdo que entré en Inglaterra y tenía un poco de esta sal dentro de mi maletín. Revisaron al azar el equipaje de varias personas, abrieron mi maleta y encontraron estos pequeños cristales blancos de sal. Me preguntaron: "¿Qué es esto?" A lo que respondí: "Esta es la sal para embalsamar la momia que hicieron con mi maestro". Bueno, pueden imaginar lo que siguió a eso. Tuve que esperar mucho tiempo mientras hacían un análisis químico de la cosa. Descubrieron que de hecho era sal y me dejaron ir. 

La mayoría de las personas de mi familia –como fue el caso de mi madre– quieren ser incineradas, básicamente porque no quieren que otros se molesten en mantener una tumba en un cementerio. La gente puede recordar a la persona a través de sus recuerdos; no tienen que ir a una tumba. De hecho, distribuimos las cenizas de mi madre en una cascada en el pueblo donde crecí y que a mi madre le gustaba mucho. Así que ese es un lugar al que podemos ir y recordarla si necesitamos tener un lugar que nos recuerde a ella, lo cual, obviamente, no es realmente necesario.

Una cosa maravillosa del budismo es ofrecer el propio cuerpo a la ciencia; por ejemplo, dárselo a los estudiantes de medicina. Es una idea interesante, ¿no? ¿Estoy dispuesto a que me corten el cuerpo y que los estudiantes de medicina no me traten con mucho respeto, o a que lo donen para exposiciones como esta de El Mundo del Cuerpo y que se envuelvan en plástico distintas partes para que la gente pueda ver cómo es el cuerpo? Hay varias cosas que podemos hacer para hacer un regalo con nuestro cuerpo. 

Con esto llegamos al final de la clase. La próxima vez, comenzaremos con las meditaciones sobre los peores renacimientos: los reinos del infierno, etc.

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