Lam-rim 16: ¿Nuestro próximo renacimiento será hacia arriba o hacia abajo? Reinos sin alegría

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Hemos estado trabajando en el lam-rim, las etapas graduales del camino. Hemos visto que se clasifica según tres niveles de motivación:

  • En el nivel inicial, nuestro objetivo es mejorar nuestras vidas futuras y garantizar que sigamos teniendo preciados renacimientos humanos. 
  • En el nivel intermedio, llegamos a comprender que no importa qué tipo de renacimientos tengamos, aún estarán llenos de sufrimiento y problemas; por lo tanto, buscamos la liberación del samsara (sct. saṃsāra), del renacimiento incontrolablemente recurrente.
  • En el nivel avanzado, aspiramos al estado iluminado de un buda para poder beneficiar a los demás tanto como sea posible.  

Hemos hablado del preciado renacimiento humano, reconociendo los descansos, las libertades temporales que tenemos de los peores estados de renacimiento que harían muy difícil, si no imposible, que nos desarrollemos espiritualmente y practiquemos el Dharma. Ahora tenemos las oportunidades y los enriquecimientos que lo hacen posible. Vimos cuáles son las causas de estos descansos y enriquecimientos y lo difíciles y raros que son de alcanzar. Basándonos en ese reconocimiento, llegamos, primero, a apreciar que tenemos una vida de descanso y oportunidades y, luego, a darnos cuenta de que no va a durar para siempre. 

Luego pasamos por todas las meditaciones sobre la muerte y la impermanencia. Como resultado, al haber visto que la muerte llegará con seguridad, nunca sabemos cuándo, y que, a excepción del Dharma, nada nos va a ser de ayuda en el momento de la muerte, hemos llegado a la conclusión de que vamos a practicar el Dharma ahora. “Dharma” significa una “medida preventiva” que, cuando se toma, nos ayuda a evitar el sufrimiento. Específicamente, nos ayuda a evitar el sufrimiento de que las cosas empeoren en vidas futuras, el sufrimiento del samsara en general (renacimiento incontrolablemente recurrente) y luego, si pensamos en términos Mahayana (sct. Mahāyāna), la incapacidad de ayudar a otros a lidiar con su sufrimiento y, en última instancia, ayudarlos a eliminarlo por completo.

Meditación sobre lo que sucederá después de la muerte

A continuación, tenemos las meditaciones sobre lo que puede suceder después de la muerte. Por supuesto, todo esto se basa en tener cierto nivel de convicción de que existe el renacimiento. Sin eso, nada de este material del lam-rim tiene mucho sentido. Como dicen en los textos, cuando tomamos el renacimiento en serio y pensamos en cómo serán nuestras próximas vidas, vemos que solo hay dos caminos a seguir: hacia uno de los mejores estados de renacimiento o hacia uno de los peores estados de renacimiento. Esto tiene que ver con los tipos de potenciales que hemos acumulado en nuestros continuos mentales, ya sea que hayamos acumulado potenciales negativos por haber actuado destructivamente o potenciales positivos por haber actuado de manera constructiva. Sin embargo, cualquier acción positiva que hayamos realizado se habrá mezclado con la confusión o el no darse cuenta de aferrarnos a un “yo” sólido, un “tú” sólido, etc. Por lo tanto, aunque ayudarían a generar uno de los mejores estados de renacimiento, ese renacimiento seguiría siendo un renacimiento samsárico. 

Lo que determina el tipo de renacimientos que tendremos es lo que hemos hecho predominantemente durante nuestras vidas, así como los pensamientos que tenemos al morir. Como dicen en los textos, no es demasiado difícil predecir de antemano en qué dirección irán nuestros próximos renacimientos. La mayoría de nosotros pasamos la mayor parte de nuestro tiempo acumulando potenciales negativos, y estos solo pueden conducirnos a un futuro desastroso. 

Revisar el día

La primera meditación consiste en analizar el día de hoy y tener en cuenta: ¿cuántas veces desde que me desperté me he enfadado, he pensado mal de los demás, he criticado, he sido negativo, me he dejado abrumar por pensamientos de codicia o lujuria, he hablado sin parar, he tomado lo que no me habían dado, etc.? ¿Cuántas veces durante el día he hecho algo positivo o constructivo, me he abstenido de actuar en función de un pensamiento negativo o he cambiado mi forma de pensar cuando empecé a volverme muy negativo? ¿Cuántas veces he pensado de verdad de forma compasiva y amorosa y he hecho algo beneficioso para los demás? 

Si estuvimos trabajando durante el día, ¿pensamos en hacer nuestro trabajo para beneficiar a los demás o nos limitamos a quejarnos y criticar? O, por otro lado, ¿pasamos el día en un estado mental neutral, sin pensar en nada particularmente positivo o negativo, simplemente haciendo nuestro trabajo de manera mecánica como robots, lo que, por cierto, tampoco nos va a proporcionar un mejor renacimiento en el futuro? 

Obviamente, podemos y debemos revisar nuestras vidas y lo que realmente hemos hecho para ver cuáles de los potenciales que hemos desarrollado son los más predominantes. Con base en eso, podemos tener una idea más realista de hacia dónde nos dirigiremos en una vida futura. Probablemente no sea una meditación muy agradable de hacer, pero puede ser muy efectiva y ayudarnos a ser más realistas acerca de nuestros estados mentales y los tipos de potenciales que desarrollamos cada día.

Participante: Es como el tercer pensamiento que dirige la mente hacia el Dharma.

Dr. Berzin: Los cuatro pensamientos que dirigen la mente hacia el Dharma son (1) pensar en la preciada vida humana, (2) pensar en la muerte y la impermanencia, (3) pensar en el karma, causa y efecto, y (4) pensar en las desventajas del samsara.

Este tipo de meditación podría ser parte del tercer pensamiento o del cuarto pensamiento. Podemos incluir el sufrimiento de los tres peores reinos, los tres mejores reinos y el samsara en las desventajas del samsara. Pero también podemos incluir el sufrimiento de los peores reinos en la división del karma, dado que son nuestras acciones kármicas destructivas las que conducen al renacimiento en estos reinos. Es solo una cuestión de cómo clasificamos los temas del lam-rim. En general, sin embargo, creo que es probablemente mejor pensar en los peores reinos en términos de las desventajas de todos los diferentes estados del samsara. En el lam-rim, los peores renacimientos se colocan en el nivel inicial porque, en el nivel inicial, eso es lo que uno intenta evitar.

Hagamos la meditación.

[meditación]

Es muy interesante revisar el tipo de pensamientos y actitudes que hemos tenido y cómo nos hemos comportado durante el día.

Participante: Hasta donde podamos recordar.

Dr. Berzin: Bueno, eso es cierto. Por eso, una de las prácticas recomendadas es adquirir el hábito de recordar lo que hemos hecho durante el día mediante una dedicatoria por la noche.

Existe el conocido ejemplo de Gueshe Benkungyel – “gueshe” (dge-bshes), aquí, simplemente significa “amigo espiritual”, no un grado de estudio. Gueshe Benkungyel era uno de los gueshes Kadampa. Tenía un montón de piedras negras y un montón de piedras blancas. Estaba en retiro y, al final del día, revisaba todo lo que había pensado y hecho. Por todas las cosas positivas, ponía una piedra blanca, y por todas las cosas negativas, una piedra negra. Si había más piedras negras que blancas, se regañaba a sí mismo y decía que iba a decirle a todo el pueblo qué mente tan terrible tenía y que al día siguiente, trataría de hacerlo mucho mejor. Si tenía más piedras blancas, entonces se felicitaba a sí mismo y se animaba a continuar de esa manera. 

No importa si lo hacemos con piedras o no. Lo importante es que, cuando al final del día dedicamos lo que hemos hecho, realmente revisamos lo que hemos hecho. Eso no significa solo revisar lo que hemos hecho físicamente –he hecho esta cantidad de trabajo, he cuidado de la familia, he lavado los platos o lo que sea–, sino revisar cómo han sido nuestros estados mentales. Luego, como Gueshe Benkungyel, o nos alegramos de las cosas positivas y nos animamos a continuar, o nos arrepentimos de las cosas negativas y fijamos la intención de mejorar al día siguiente.

Revisar nuestras vidas

Extendamos ahora esta meditación y pensemos en nuestras vidas. ¿Qué hemos hecho en nuestras vidas? ¿Qué tipos de potenciales hemos desarrollado? ¿Qué tipos de estados mentales hemos tenido? Si en nuestras vidas hemos sido muy negativos o hemos hecho muchas cosas destructivas o negativas, ¿qué hemos hecho para tratar de contrarrestar eso? ¿Qué hemos hecho para tratar de cambiar nuestros estados mentales ordinarios? Eso, nuevamente, nos da una pista de lo que podríamos esperar en nuestras próximas vidas. 

Participante: ¿Se tiene en cuenta también la intención? ¿Y si se ha hecho algo mal sin querer o sin saberlo?

Dr. Berzin: La fuerza de una acción destructiva depende en gran medida de la motivación. Por lo tanto, si la motivación era la mala voluntad y teníamos la intención de causar daño, la acción sería mucho más negativa que si no tuviéramos motivación negativa o no supiéramos lo que estábamos haciendo, estuviéramos confundidos o nos viéramos obligados a hacer algo debido a circunstancias muy difíciles.

Participante: Me preguntaba, ¿esta meditación se refiere solo a las diez acciones destructivas o también a todos los estados mentales negativos, como estar muy estresado, muy ansioso, etc.?

Dr. Berzin: Creo que aquí tenemos que tener en cuenta todos los estados mentales. Si estamos siempre estresados, nerviosos y tensos, tenemos que ver qué hay detrás de eso. Detrás de eso suele haber un pensamiento muy fuerte de “yo, yo, yo” y de “no puedo hacerlo. Es demasiado para mí. ¿Qué van a pensar los demás de mí?”. Por lo tanto, hay un aferramiento muy fuerte a un “yo”. 

Por supuesto, también podemos estar muy molestos por una situación en la que se encuentran otras personas, pero, en general, cuando se practica la compasión de forma adecuada, aunque nos conmueva emocionalmente la situación, no nos estresamos. En lugar de sentirnos abrumados (“Oh, es demasiado. No puedo hacerlo. No puedo ayudar a todo el mundo”), en cuyo caso ponemos más énfasis en el “yo”), sentimos: “Me gustaría poder desarrollarme cada vez más para poder hacer frente a problemas cada vez mayores y más graves”. Por lo tanto, hay una gran diferencia en el estado emocional cuando el foco está en mí y piensas: “No puedo hacerlo”, y cuando está en los demás y piensas: “Me gustaría poder desarrollarme para poder ser de más ayuda”.

Bien, tomemos un poco de tiempo para revisar nuestras vidas. Si queremos hacerlo de una manera más detallada, podemos repasarlas en segmentos de cinco o diez años. De hecho, eso es más productivo que mirar toda nuestra vida de una sola vez. Así es como se hace la versión más extensa de la meditación cuando recordamos la bondad de nuestras madres y lo que hemos hecho a cambio: lo hacemos en períodos de cinco o diez años. Si aún somos bastante jóvenes, los períodos de cinco años son significativos y probablemente lo suficientemente largos. Si somos mucho mayores, los períodos de diez años probablemente tengan más sentido. 

Así que hagámoslo. Tratemos de ver las tendencias. Si hay ciertos períodos en los que, como dije, fuimos muy negativos o nos sentimos perturbados, veamos qué podríamos haber hecho entonces para contrarrestarlo o equilibrarlo. 

De nuevo, el objetivo de todo esto es ver qué hemos hecho hasta ahora que afectará a nuestras vidas futuras. Esto nos lleva a hacer algo ahora para detener cualquier tendencia negativa aplicando las enseñanzas sobre el refugio y el karma para asegurarnos de no pasar a peores estados de renacimiento en el futuro. Al menos queremos pasar a mejores estados samsáricos de renacimiento, si no es que alcanzar la liberación y la iluminación.

[meditación]

Aplicar las cuatro fuerzas oponentes al final de la meditación

Al final de esa meditación, lo que siempre es muy útil hacer, especialmente si hemos tenido una gran cantidad de comportamiento destructivo, hemos tenido muchos pensamientos negativos y hemos pasado por muchos períodos negativos, es aplicar las fuerzas oponentes: 

  1. Admitimos haber cometido la acción negativa ante nosotros mismos (no tenemos por qué confesársela a nadie más) y sentimos arrepentimiento. 
  2. Si no hemos hecho mucho para evitar esa acción en el futuro, tomamos la decisión muy firme de tratar de dejar de cometerla.
  3. Reafirmamos la dirección en la que vamos en la vida (Buda, Dharma y Sangha) y nuestra motivación de la bodichita. 
  4. Decidimos tratar de contrarrestar estas cosas negativas mediante acciones y estados mentales más positivos en el futuro. Por otro lado, si hemos hecho muchas cosas positivas, nos alegramos por ello, sin sentirnos arrogantes ni pensar en lo maravillosos que somos por lo que hemos hecho, sino que, en cambio, reforzamos nuestro deseo de hacer aún más.

[meditación]

Preguntas

Mantener el entusiasmo por el Dharma a largo plazo

Participante: Empecé a meditar con mi vida en el Dharma que comenzó hace casi diez años. Al principio, tenía un gran entusiasmo. Compré todos los últimos libros de Dharma, asistí a todo tipo de enseñanzas y viví en una comunidad budista. Con el paso de los años, mi vida se ha vuelto más estable, especialmente desde que comencé a trabajar. Todavía practico el Dharma, pero con un nivel de intensidad menor. Y aunque tanto el período anterior como el posterior tienen aspectos positivos y negativos, creo que el período anterior, en el que estaba realmente entusiasmado, fue más efectivo y en el que me desarrollé más.

Dr. Berzin: Debo decir que es una experiencia muy común. Yo también la he tenido. La mayoría de la gente habla de ello en términos de “enamorarse” del Dharma. Al principio, nos entusiasmamos mucho. Nos inspiramos mucho y practicamos de una manera muy intensa. Tal vez no sea una manera muy sabia, pero es una manera muy fuerte e idealista. Romantizamos el Dharma: “¡Qué hermoso es! ¡Qué maravillosos son los lamas!”, etc. Algunas personas se agotan por eso y descubren que, al final, no han logrado mucho. O empiezan a ver defectos en sus maestros que habían pasado por alto al principio y, por lo tanto, se desilusionan mucho y lo dejan todo. Es bastante común que, después de haber llegado a ese extremo de idealización del Dharma, lleguemos a un estado muy bajo. Aquellos que sobreviven a eso informan que llegan a un camino más bien intermedio, habiendo desarrollado una actitud más madura hacia el Dharma. 

Además, creo que al principio la mayoría de las personas son mucho más estrictas en su práctica, más estrictas en cuanto al seguimiento de los votos, por ejemplo. Son menos flexibles, principalmente porque aún no se sienten muy cómodos con su práctica del Dharma y no se sienten muy seguros en ella. Así que, para superar esa inseguridad, son muy estrictos. Pero luego, a medida que pasa el tiempo, se vuelven más seguros, más estables y son capaces de relajarse. Entonces, ¿esa fase de estar más relajados significa que nos adherimos más libremente a las enseñanzas y somos menos decididos a mantener los votos y, por lo tanto, que la dirección en la que vamos es negativa en lugar de positiva? 

Yo diría que, para la mayoría de las personas, ese nivel de práctica tan fuerte, idealista, casi fanático, es muy difícil de mantener y no es muy saludable en muchos sentidos. Al principio, puede parecer que estamos superando más cosas porque estamos empezando a cambiar nuestros hábitos. Pero creo que, si hemos estado trabajando durante mucho tiempo en el Dharma, llegamos a una meseta y luego nos quedamos en ella durante mucho tiempo. Es muy difícil ir más allá de esa meseta, por lo que parece que no vamos a ninguna parte. He descubierto que una de las principales razones por las que la mayoría de las personas se quedan en esa meseta es que realmente no saben cómo integrar el Dharma en su vida cotidiana. El Dharma, entonces, se convierte más en una actividad secundaria. Meditan o van a un centro budista o a puyas, pero esas actividades están bastante separadas del resto de sus vidas. Ese fue en realidad el motivo principal para escribir el libro sobre la sensibilidad, Desarrollar una sensibilidad equilibrada. Fue para ayudar a las personas a integrar el Dharma en sus vidas cotidianas. Cuando se integra en nuestra vida cotidiana, se convierte en una parte más de nosotros. Creo que, en ese punto, aunque las cosas no sean tan dramáticas, el Dharma se integra más profundamente. 

Por supuesto, las cosas siempre varían según la persona, pero no creo que tu experiencia sea inusual en absoluto y no creo que sea algo de lo que preocuparse. Es muy difícil mantener un entusiasmo muy fuerte. Es algo así como una relación amorosa con otra persona. Cuando nos enamoramos por primera vez, todo es muy emocionante y la energía es muy, muy alta. Pero eso es difícil de mantener. Además, hay una idealización de la otra persona. Realmente no vemos sus defectos. Una vez que llegamos a conocer mejor a la persona, descubrimos sus defectos. Eso puede hacer que tengamos sentimientos negativos sobre la relación. Pero si la relación dura, entonces se vuelve mucho más madura. Aceptamos los lados menos atractivos y apreciamos los más atractivos, y se convierte en algo más humano. Creo que la práctica del Dharma también tiene que convertirse en algo más humano. Esa es mi opinión personal y mi experiencia personal. 

No sé si es el caso con estos lamas de alto nivel. Parecen tener una energía muy fuerte que se mantiene en todo momento. Pero para nosotros, que venimos de un entorno no budista, pasar por estos cambios dramáticos parece ser más cierto. Si el Dharma es parte de nuestra cultura, no pasamos por esa fase de enamorarnos de él. Cuando no es parte de nuestra cultura, tendemos a idealizarlo, particularmente cuando somos jóvenes. Los jóvenes tienden a idealizar las cosas de todos modos por el mero hecho de tener la edad que tienen. El período de los veinte y los veinticinco años es el período en el que idealizamos y romantizamos más, en realidad. En la adolescencia, tenemos una forma más inmadura de eso. A mediados de los veinte, creemos que ya tenemos una perspectiva muy madura, pero es cuando somos más idealistas, aunque también más capaces de lograr algo que cuando éramos adolescentes. Pero ese período idealista pasa a medida que obtenemos más experiencia en la vida. 

Examinar nuestras acciones en términos de tres factores que afectan la fuerza de un resultado kármico

Hay tres factores que intervienen en el fortalecimiento o debilitamiento de los potenciales que se construyen y determinan qué tan fuerte será el resultado:

  • La intención
  • La forma en que se lleva a cabo la acción
  • La actitud que tenemos hacia ello en retrospectiva 

Así que esta es otra manera de examinar nuestras acciones: mirar nuestras acciones negativas y positivas en términos de estos tres factores. 

Los ejemplos que escribí para meditar sobre estos tres factores nos ayudan a examinar nuestras actitudes cuando realizamos una acción positiva como meditar, asistir a una puya (sct. pūjā) o una enseñanza, etc.:

  • No queremos levantarnos temprano para meditar, pero nos obligamos, por culpa, a levantarnos para hacer nuestra meditación. O estamos cansados por la noche y no tenemos muchas ganas de ir a la enseñanza o al ritual, pero nos obligamos a ir.
  • Durante el evento, participamos con poca ilusión y estamos llenos de divagaciones mentales. Estamos constantemente mirando el reloj con la esperanza de que termine pronto. 
  • Al final, sentimos: “Gracias a Dios que se acabó. ¡Qué pérdida de tiempo!” y no vemos la hora de volver a nuestras cálidas y cómodas camas.

El potencial positivo acumulado de esta manera es extremadamente débil.

Luego observamos una acción destructiva, como matar un mosquito que ha entrado en la habitación: 

  • Lo buscamos con determinación y alegría, como si fuera el peor villano del mundo, con el único pensamiento de “¡voy a atrapar a esa plaga!”. Nunca nos cansamos de buscarlo y no tenemos problemas con la divagación mental. 
  • Luego, con gran venganza, lo golpeamos entre nuestras manos tan fuerte como podemos para asegurarnos de aplastar cada gramo de vida que tenga. 
  • Al final nos sentimos orgullosos de nosotros mismos y nos alegramos: “¡He conseguido acabar con ese maldito!”. 

Esta es una acción negativa perfecta y completa, y los potenciales negativos que se generan a partir de ella serán fuertes. Al haber generado potenciales negativos tan fuertes, ¿hay alguna duda en torno a en dónde renaceremos? Y aunque las descripciones aquí pueden ser divertidas, el resultado es, lamentablemente, cierto. Por eso, como explican, el número de animales e insectos supera con creces al número de humanos, el número de fantasmas supera con creces al número de animales e insectos, y el número de seres atrapados en el reino sin alegría, o los infiernos, supera con creces al número de fantasmas.

Creo que es muy útil analizar esto. Cuando empezamos a hacer algo positivo, ¿qué tan fuerte es nuestra intención? Cuando lo estamos haciendo, ¿estamos completamente comprometidos o simplemente estamos impacientes por terminar lo antes posible para poder seguir con cosas mejores? ¿Y cuál es nuestra actitud al final? ¿Es “Gracias a Dios que se terminó”? Y luego observemos nuestras actitudes cuando estamos haciendo algo negativo, o incluso algo que no es negativo, como ir a un concierto de rock: todos estamos entusiasmados de antemano, realmente nos involucramos mientras lo hacemos y, al final, nos regocijamos por lo mucho que nos divertimos. ¿Son esas las mismas actitudes que tenemos cuando vamos a una enseñanza del Dharma o hacemos una meditación? Difícilmente.

[meditación]

Los reinos sin alegría

Ahora comenzamos con las meditaciones sobre los tres reinos inferiores. Hay una larga lista de los distintos infiernos, pero no creo que sea necesario repasarlos uno por uno. En lugar de eso, podemos pensar en los infiernos como un todo. 

No me gusta especialmente traducir estos reinos y los seres que habitan en ellos como “infiernos” y “seres del infierno”, simplemente porque son términos que pueden provocar fuertes respuestas emocionales en los occidentales. Serkong Rinpoche solía explicar que el término tibetano (dmyal-ba) tiene la connotación de “difícil de salir”. Por esa razón, me gusta referirme a los seres de esos reinos como “seres atrapados”. Estamos atrapados en el sentido de que es muy difícil salir de estos reinos y lleva mucho, mucho tiempo. La connotación de la palabra sánscrita (naraka) para los infiernos es un lugar donde no hay alegría, es decir, un reino sin alegría. Por lo tanto, me gusta referirme a los seres de estos reinos como “seres atrapados en los reinos sin alegría”. Creo que es una traducción más significativa que “seres del infierno”, “criaturas del infierno” o “infiernos”. 

Hay una cita de Gungtangpa, un gran maestro tibetano. Dijo: “Durante la breve siesta de tu vida impermanente, puedes ser perturbado por sueños de placer y dolor sin sentido. Si cuando te despiertas, de repente te encuentras en un pozo de espinas en un estado infernal, ¿qué podrías hacer entonces?”. Sería como ir a dormir, tener sueños perturbadores de un tipo u otro, y luego despertar y encontrarnos en una verdadera situación de pesadilla. 

Lo que experimentamos durante el sueño se ve muy afectado por los estados mentales en los que hemos estado durante el día. Si nuestros estados mentales han sido muy negativos, o hemos hecho o experimentado muchas cosas destructivas, tendemos a tener pesadillas. Luego, cuando nos despertamos de la pesadilla, a menudo tenemos un poco de inquietud y miedo residuales. Esto es similar cuando pensamos en términos de vidas futuras. Si hemos vivido nuestra vida en estados mentales muy negativos y destructivos, el período del bardo estará lleno de pesadillas. Y, entonces, tal como ocurre cuando nos despertamos de una pesadilla, no solo continuaremos sintiendo inquietud y miedo residuales, sino que también es muy posible que nos encontremos en una situación de renacimiento horrible. Todo esto es provocado por nuestras actitudes y acciones negativas cometidas debido a nuestra falta de conciencia. 

Como escribió Shantideva en el capítulo 5 de Involucrarse en el comportamiento del Bodisatva (Bodhisattvaacharyavatara):

(6) El mismo Orador de lo Perfecto ha mostrado que, de esta manera, todos los temores, así como los sufrimientos inconmensurables, provienen de la mente. 

(7) ¿Quién creó intencionalmente todas las armas para los seres en los reinos sin gozo? ¿Quién creo el suelo de hierro candente? ¿De dónde vienen todas las sirenas? 

(8) El Sabio ha dicho que todas esas cosas, son lo (que proviene) de una mente que tiene fuerza kármica negativa. Por lo tanto, en el mundo tripartita, no hay nada qué temer, excepto a la mente.

Entonces, son nuestra mente y actitudes las que afectan nuestro comportamiento, lo cual afecta lo que experimentaremos en el futuro.

No tomar en serio los reinos del infierno y tener aversión a contemplar el sufrimiento

La mayoría de nosotros nos rebelamos contra la necesidad de escuchar descripciones de estos estados infernales de existencia. No los tomamos en serio. Creo que esa actitud se fortalece quizás por el hecho de que vemos películas violentas todo el tiempo. Es increíble la cantidad de películas que están llenas de tiroteos, asesinatos y violencia. Tendemos a volvernos inmunes a la violencia y a no tomarla tan en serio. Incluso las escenas reales de guerra, terrorismo y cosas por el estilo que podemos ver en las noticias de la televisión nos parecen muy lejanas. Pero si, de repente, nos encontráramos allí en esas escenas, las experimentaríamos de manera muy, muy diferente. De eso tratan las meditaciones sobre los reinos sin alegría, o infiernos: de aprender a tomarlos en serio.

A menudo, tenemos actitudes muy cerradas ante el sufrimiento intenso, no solo ante nuestro propio sufrimiento, sino también ante el sufrimiento de los demás. La repulsión o reticencia que sentimos es similar a la que sentimos cuando oímos hablar de personas que han sufrido accidentes sangrientos o han sido víctimas de guerra, de personas que tienen lepra o están deformes, de personas dementes o seniles (y mucho menos cuando tenemos contacto físico cercano con ellas). La mayoría de nosotros nos sentimos muy, muy incómodos y no queremos oír hablar de ellos. Y, desde luego, no queremos tener contacto físico cercano con ellos.

Una reacción cerrada y ansiosamente hostil hacia un ser que sufre intensamente indica no solo una actitud defensiva y egocéntrica, sino también una gran falta de compasión y de sentimientos hacia los demás. Esta falta de compasión no solo nos impide ayudar a los demás, sino que también nos impide desarrollar la motivación para evitar las causas de nuestro propio comportamiento que nos lleven a tener los mismos problemas y sufrimientos en el futuro.

El Buda no enseñó acerca de los reinos del infierno por un deseo sádico de hacernos sentir miedo y depresión, sino por gran compasión y simpatía. Su único deseo era ayudar a salvar a otros de ir allí. Estos reinos sin alegría realmente existen. Tenemos que tratar de entenderlo. El Buda no tenía ninguna razón para mentir acerca de ellos. Su enseñanza sobre estos reinos es como una madre que le cuenta a su hijo acerca de los peligros de jugar con fósforos o nadar en un río profundo. No lo hace por algún tipo de deseo morboso de asustar al niño, sino por una preocupación intensa y amorosa, queriendo que el niño no se queme o se ahogue. Es como un médico que nos muestra una foto de alguien con una enfermedad venérea. No lo hace simplemente para asustarnos. Está siendo muy amable al tratar de motivarnos a tomar medidas para prevenir este tipo de problemas.

De nuevo, lo que tenemos que hacer –y seguiremos haciendo la próxima vez– es pensar por qué sentimos esa reticencia y esa repulsión cuando pensamos en el sufrimiento o cuando vemos el sufrimiento. Incluso las películas de terror pueden resultar difíciles de ver, aunque algunas personas simplemente se rían de ellas. Pueden provocarnos pesadillas y cosas así. ¿Qué pasa con las personas que han estado en combate y han visto cómo les volaban la cabeza a sus amigos y que luego siguen atormentadas por pesadillas durante mucho tiempo? Por tanto, tenemos que pensar si contemplar el sufrimiento de los demás, y mucho menos el nuestro, va a suscitar ese tipo de respuestas o si, en cambio, nos motivará a desarrollar más compasión y empatía y a tomar las medidas preventivas que nos puedan ayudar a evitar las causas que conducen a ese tipo de estados. Por supuesto, también tenemos que abordar la cuestión de si estos reinos sin alegría existen o no y pensar en cómo nos relacionamos con ellos. No es una cuestión fácil.

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