Lam-rim 46: Purificación de los potenciales kármicos; eliminación de los factores activadores

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La grabación de la primera mitad de nuestra clase se perdió debido a una dificultad técnica. Por lo tanto, omitiremos el resumen de todos los pasos del lam-rim que hemos seguido y repasaremos nuevamente la etapa en la que nos encontramos. Estamos en nuestra discusión sobre el karma.

Repaso

En este análisis del karma, nos referimos al factor de la certeza, es decir, si es seguro o no que un potencial kármico madurará. Según los sistemas de Vasubandhu y Asanga, existen tres posibilidades: 

  • Si un potencial kármico madurará en un momento específico: en esta vida, en la vida inmediatamente siguiente o en alguna vida después de esa. 

Nuevamente, estamos hablando de cuándo comenzará a madurar un potencial kármico, no de cuándo terminará de madurar. Esto se debe a que un potencial kármico puede producir no solo un resultado, sino toda una serie de resultados que pueden madurar en muchas vidas. Además, muchos potenciales kármicos pueden combinarse para producir un resultado o muchos resultados. 

A diferencia de Vasubandhu, Asanga afirma una cuarta posibilidad:

  • Si un potencial kármico madurará o no. 

Hemos visto que, según las escuelas Hinayana en general (es decir, Teravada, Vaibáshika y Sautrántika), todos los potenciales kármicos negativos deben madurar antes de la muerte en la vida en la que uno se convierte en un arhat, un ser liberado. Sin embargo, hay ciertas excepciones a esto. Por ejemplo, después de que uno ha alcanzado la etapa de paciencia de una mente que sigue el camino de la aplicación (el camino de la preparación), ya no puede renacer en un estado de peor renacimiento. Esos potenciales kármicos se acabaron. Sin embargo, desde un punto de vista Mahayana, es posible deshacerse de todos los potenciales kármicos negativos para que no maduren en absoluto. 

“Devastar” versus “destruir”

Luego analizamos los potenciales kármicos positivos. Aunque había algunas escuelas Chitamatra dentro del Mahayana que decían que las llamadas raíces de virtud (fuerza positiva) podían ser cortadas –en otras palabras, destruidas completamente– la mayoría de las escuelas Mahayana no está de acuerdo. Cuando dicen que la ira puede “destruir” el potencial kármico positivo, se refieren a cuando hemos dirigido una ira fuerte hacia un bodisatva y no sentimos arrepentimiento. Además, el potencial positivo al que se refieren aquí es uno que no estaba dedicado a la iluminación y no estaba acompañado por una comprensión de la vacuidad. Sin embargo, el potencial positivo no se eliminaría por completo; solo se debilitaría severamente. “Devastado”, entonces, es la forma en que traduciríamos la palabra “destruido” aquí, lo que significa que su maduración se pospondría por un tiempo muy, muy largo y los resultados serían mucho, mucho más débiles. 

Por lo tanto, no podemos deshacernos por completo de nuestros potenciales kármicos positivos. Por otro lado, sí podemos deshacernos por completo de los potenciales kármicos negativos. Podemos purificarnos de ellos. Purificar el karma negativo, o los potenciales kármicos negativos, no significa que limpiemos los potenciales para que sean mejores; más bien, es que purificamos o limpiamos nuestro continuo mental de esos potenciales para que ya no los tengamos. 

Purificar los potenciales kármicos negativos

Luego discutimos cómo podemos deshacernos completamente de los potenciales negativos. La manera de hacerlo es deshacernos de cualquier posibilidad de que los potenciales maduren. Esto tiene que ver con la cognición no conceptual de la vacuidad. Si la tenemos y la tenemos todo el tiempo, entonces el no darse cuenta y las emociones perturbadoras que activan los potenciales kármicos ya no surgirán. Esto se refiere, dentro de los 12 eslabones de surgimiento dependiente, al aferramiento (sed): aferrarse a la felicidad –“No quiero que desaparezca”–, lo que por supuesto implica exagerar las cualidades positivas, etc.; aferrarse a la infelicidad –“Tengo que deshacerme de ella”–, exagerar las cualidades negativas, etc.; o aferrarse a una sensación neutra –“Que simplemente continúe. Que pueda estar en una especie de inconciencia sin sentimientos”. También se refiere a una actitud obtentora. Hay toda una lista de actitudes obtentoras, pero la más fuerte es la de aferrarnos a un “yo” sólido que está experimentando toda esta felicidad, infelicidad, etc. Estas actitudes activan los potenciales kármicos, de modo que surge un impulso kármico que arroja y que impulsa al continuo mental a experimentar más renacimientos, es decir, más infelicidad, felicidad manchada, etc. Por lo tanto, si nos deshacemos de los factores que activan los potenciales, no podemos decir que estos todavía existen. 

Los potenciales kármicos son meramente fenómenos de imputación

Tuvimos una gran discusión sobre lo que esto significa en realidad: estamos hablando de una secuencia temporal que tiene una causa en un extremo de la secuencia y un resultado en el otro extremo. Un potencial kármico es un potencial para el surgimiento de un resultado y es un fenómeno de imputación sobre la base de un continuo mental. Surge en el continuo mental con el surgimiento de un impulso kármico para una acción kármica. El potencial continúa entonces en el continuo mental hasta que deja de dar algún resultado o hasta que se purifica. Hasta ese momento, podemos decir que hay un potencial, un potencial que está aconteciendo en el presente, para que surja un resultado -un resultado que aún no está aconteciendo-. Sin embargo, si se vuelve imposible que un potencial que está sucediendo actualmente dé surgimiento a un resultado que acontece en el presente, entonces no podemos decir que todavía hay un potencial para que surja un resultado. 

Por ejemplo, podríamos decir que desde el momento en que nací hasta el momento en que cumplo 60 años, hay un potencial para vivir hasta los 60 años. Pero si muero a la edad de 50 años, ya no podemos decir que todavía hay un potencial para vivir hasta los 60 años. Ese potencial ya no está allí; ya no puede verse que existe como un fenómeno de imputación sobre mi continuo mental. En lenguaje técnico, hay una detención no analítica (so-sor brtags-pa min-pa'i 'gog-pa) de ese potencial. Otro ejemplo que usamos: si un árbol que tiene el potencial de dar fruto está encerrado en un lugar oscuro y no se le da agua –por lo tanto, se lo priva de las condiciones necesarias para que produzca fruto– no podemos decir que todavía tiene un potencial para producir fruto. 

Luego se planteó la objeción de que, mientras el árbol siga vivo, siempre hay un potencial. Entonces aclaramos que, cuando hablamos de potenciales en el budismo, no estamos hablando de algo que existe con su resultado ya existente dentro de él, como si el resultado estuviera simplemente ahí, esperando a salir, que es la posición Samkhya en la filosofía india, una versión simplificada de la posición Samkhya. Más bien, estamos hablando de un fenómeno de imputación. Luego entramos en una presentación larga y más técnica de esto: de lo que estamos hablando es, de hecho, el continuo mental de una persona y que solo un momento de ese continuo está sucediendo a la vez. 

Sobre la base de cada momento del continuo mental, hay tanto una causa que ya no está aconteciendo –es decir, el impulso kármico para una acción kármica que dio surgimiento al potencial kármico– como un potencial que acontece en el presente para los resultados. Una faceta de ese potencial que acontece en el presente es su capacidad de dar surgimiento a un resultado cuando todas las circunstancias están completas: podría dar surgimiento a un resultado. Sobre la base de esa capacidad, existe el fenómeno de imputación de lo que aún no está aconteciendo de un resultado. Sin embargo, ese resultado que aún no está aconteciendo no se encuentra dentro de esta habilidad como si ya existiera. Como fenómenos de imputación, ninguno de estos fenómenos es sólidamente existente. No son formas de fenómenos materiales, ni son maneras de experimentar algo, estados mentales, como la felicidad o la infelicidad. Son variables que afectan no congruentes que no pueden existir ni ser conocidas independientemente de su base para la imputación. 

Asimismo, tenemos que considerar que ese aspecto de un potencial que podría dar surgimiento a un resultado, que aún no está aconteciendo, solo puede dar surgimiento a un resultado que acontece en el presente cuando las condiciones que aún no acontecen están todas reunidas. Por lo tanto, la situación se vuelve un poco compleja en términos de lo que ya no está aconteciendo y lo que aún no acontece.

El punto es que no podemos decir que existe un potencial para que surja un resultado si la capacidad de un potencial para dar surgimiento a un resultado cuando todas las circunstancias están completas ya no es una faceta de él. Sin esa faceta, no podemos decir que todavía hay un potencial. Esa es la forma en que liberamos el continuo mental de potenciales kármicos. Un potencial no puede existir como un fenómeno de imputación sobre el continuo mental si un resultado que acontece en el presente ya no puede surgir. En ese punto, todo lo que podemos decir es que hay una causa que ya no está aconteciendo y un potencial que ya no está aconteciendo. Pero no podemos decir que hay un potencial que acontece en el presente. ¿De acuerdo? 

Esto es un resumen de lo que perdimos debido a nuestro problema técnico.

Paso preliminar de purificación: Admisión de errores

Para lidiar con nuestros potenciales negativos antes de tener una cognición no conceptual de la vacuidad todo el tiempo, lo primero que tenemos que hacer es admitir abiertamente todas las cosas destructivas que hayamos hecho. Tenemos que reconocer esas cosas destructivas y admitir abiertamente que haberlas hecho fue un error. 

Admitir nuestros errores no es lo mismo que pedir perdón 

Participante: ¿Se los cuentas a alguien más o solo te los cuentas a ti mismo o a los budas y bodisatvas?

Dr. Berzin: Este es un punto que olvidé mencionar. Admitir abiertamente nuestras negatividades, nuestros errores pasados, generalmente se traduce con la palabra “confesión” (bshags-pa, “confesión”). Sin embargo, no significa que nos estemos confesando ante alguien y pidiendo perdón. Esa no es la cuestión aquí. La cuestión es simplemente ser honestos y admitir que lo que hicimos fue un error. Entonces, la pregunta es: ¿lo admitimos solo ante nosotros mismos? ¿Lo admitimos ante los budas y los bodisatvas?

Participante: ¿O lo admitimos ante otra persona?

Dr. Berzin: Bueno, es muy interesante. Sin duda, podríamos admitirlo ante los budas y bodisatvas, pero no en el sentido de “perdóname”. De todos modos, los budas son omniscientes. Saben lo que hemos hecho, así que no hay necesidad de admitirlo ante ellos. Creo que se trata simplemente de ser honesto con uno mismo. La palabra “admitir abiertamente” en tibetano significa simplemente “abrirse”, como partir un tronco con un hacha. No hay nada en la palabra que signifique comunicarlo a nadie. Por lo tanto, simplemente significa que estamos reconociendo que lo que hemos hecho fue un error. Ahora bien, hay varios sutras, como el Sutra de la Luz Dorada, en el que se enumeran todas las posibles cosas negativas que uno ha hecho. Ciertamente podemos recitar esos sutras –y se recitan–, pero no creo que eso signifique que estemos pidiendo perdón. 

¿Qué implica el perdón? El perdón implica que alguien no nos perdonó, que en cierto sentido tiene rencor y que ahora queremos que nos perdone. Entonces, ¿a quién le pediríamos que nos perdone? Los budas no tienen rencor. No es que haya nada malo en perdonar, y ciertamente, si otros nos piden disculpas, debemos aceptar sus disculpas. Ese es uno de los votos del bodisatva: aceptar las disculpas de los demás. Y aunque el voto no utiliza la palabra “perdonar”, ciertamente implica perdonar, no guardar rencor. 

Pero ¿es necesario admitir los propios errores ante los demás? Digamos que te he robado algo. Sin duda podría decirte que lo siento. Y eso no es algo que desaconsejemos. Pero incluso en la ceremonia bimestral en la que los monjes y monjas admiten abiertamente sus errores, en realidad no se ponen de pie y recitan ante todo el mundo: “Hice esto y aquello. Perdóname”. Así que creo que se trata simplemente de ser honesto con uno mismo, de reconocer: “Eso fue un error”. Si te hace sentir mejor decírselo a alguien, está bien. Pero uno tiene que pensar: ¿Qué buscamos cuando pedimos perdón y cuál es la implicación filosófica detrás de ser perdonado?

Participante: Me parece que es útil admitir algunas cosas ante otras personas, por ejemplo, ante un amigo, sin tener que pedir perdón necesariamente. Simplemente digo: “Hice tal cosa y me arrepiento”. 

Dr. Berzin: Este es un punto muy interesante. Dices que te sientes mejor cuando le dices a otra persona: “Hice esto y esto, lo cual fue un error. Lamento haber hecho eso”. No estás pidiendo que la otra persona te perdone; tal vez solo estás pidiendo que la otra persona comprenda o reconozca lo que pasó. 

¿Verbalizar nuestros errores hace que nuestro arrepentimiento sea más real?

Aunque, en un nivel convencional, ciertamente puede hacernos sentir mejor, yo cuestionaría eso al preguntar si decirle a alguien que lo sentimos establece que nuestro arrepentimiento realmente existe. “Si lo verbalizo, entonces es real”. Eso es lo que está detrás, por ejemplo, de querer que la otra persona siempre diga “te amo”. Si dice “te amo”, entonces imaginamos que eso realmente lo hace real. Hay personas que se sienten obligadas a decir siempre “te amo” a la otra persona. “Tengo que expresarlo: te amo, te amo, te amo. Y quiero que lo digas”. Si analizamos, podemos ver que lo que subyace a eso es pensar que decirlo o escucharlo lo hace real, le da verdadera existencia. ¿Verbalizar algo establece la verdadera existencia de algo? Esta es realmente la pregunta filosófica más profunda que está detrás de esto. Piensen en ello. 

Recuerdo la frase de Alicia en el país de las maravillas: “Lo que digo tres veces es verdad”. Así que, decirlo tres veces lo hace verdad, lo hace correcto. ¡Hay mucha sabiduría en Alicia en el país de las maravillas!

[meditación] 

Participante: Creo que a veces cuando quiero pedir disculpas es para que la otra persona me entienda. Pero cuando pienso que es bueno hacerlo es más bien porque me ayuda a digerir la situación, a entender las causas y no a sentir los efectos, a no llorar por ello.

Dr. Berzin: Este es un punto muy bueno: verbalizar el arrepentimiento no tiene tanto que ver con establecer la verdadera existencia del arrepentimiento o con hacerte sentir mejor, aunque estos aspectos puedan estar presentes; más bien, te ayuda a aclarar tus pensamientos. Y eso es muy cierto. Es como ir al psicólogo. Hablar de tus problemas con alguien y verbalizar tus errores ayuda a aclarar un poco las cosas.

Participante: Y te puede ayudar a aclarar qué fue lo que llevó al acto, a entender cuáles fueron las causas, para que puedas evitar volver a hacerlo en el futuro.

Dr. Berzin: Exacto. Sin duda, ahí está. 

Creo que, si vamos a verbalizar nuestras faltas y errores a otra persona, tenemos que ser claros acerca de nuestros motivos. Creo que también es muy, muy importante que la otra persona esté dispuesta a escucharnos. A menudo sucede que, para usar la expresión inglesa, simplemente le tiramos toda nuestra ropa sucia a la otra persona. En otras palabras, le contamos todas esas cosas que son tan desagradables de escuchar. En realidad, no quieren oírlas, pero, siendo muy desconsiderados, simplemente se las decimos. Creo que eso es algo con lo que tenemos que ser muy, muy cuidadosos, especialmente cuando la otra persona es alguien con quien tenemos una relación.

Participante: Lo que quiero hacer es deshacerme de todo tipo de potenciales negativos. Solo trabajando con los métodos dados por Buda, el Dharma y la Sangha podemos deshacernos de ellos. Confiar en el Buda, el Dharma y la Sangha. 

Dr. Berzin: Exacto. Seguir los métodos que nos ha indicado el Buda (reconocer abiertamente nuestros errores, sentir arrepentimiento, etc.; todavía no hemos pasado por las cuatro fuerzas oponentes) ayuda mucho a deshacernos de los potenciales negativos. 

Hablaremos de qué nivel de potenciales negativos elimina la meditación de Vajrasatva. No elimina los potenciales negativos por completo. Solo para dar un adelanto, ya que hemos perdido un poco de tiempo hoy: todo lo que hace la meditación de Vajrasatva, incluso si se hace perfectamente, es debilitar los potenciales negativos muchísimo, de modo que la probabilidad de que maduren en alguna vida futura se acerca a cero. Pero en realidad no llega a cero, por lo que los potenciales aún podrían madurar mucho, mucho en el futuro en algo mucho menor. 

El punto es que nuestra mente aún crea apariencias de existencia verdadera. Y como lo hace, todavía existe la posibilidad de aferrarnos a la existencia verdadera, lo que significa que todavía existe la posibilidad de estar motivados por las emociones perturbadoras y acumular más karma negativo. Ese karma negativo podría volverse tan fuerte que rejuvenezcamos, en cierto sentido, los potenciales negativos que habíamos debilitado tanto con Vajrasatva. Por lo tanto, Vajrasatva es ciertamente un método muy, muy efectivo, pero no es la solución completa. Aun así, nos da un respiro.

Pero para terminar con nuestro tema del perdón, hemos dicho que puede ser útil verbalizar nuestros errores a otra persona, especialmente si está dispuesta a escucharnos y si no lo hacemos en exceso. En realidad, es muy difícil encontrar a alguien que esté dispuesto a hacer eso, porque puede ser bastante deprimente. Además, verbalizar nuestros errores puede sonar como si nos estuviéramos quejando: "Qué malo soy. Qué malo soy". Además, es difícil para alguien simplemente escuchar y no responder. Y a menudo, cuando la otra persona responde, no sabe muy bien qué decir. "Oh, eso no fue tan malo", o lo que sea. ¿Qué va a decir? 

Participante: Lo hacía con un amigo de manera regular porque los Amigos de la Orden Budista Occidental tienen ese tipo de esquema. Si la gente quería, podían reunirse y hablar. Lo hacíamos cada semana o cada dos semanas. El papel de la persona que escuchaba era simplemente escuchar y luego decir: "Escuché lo que dijiste". Si queríamos, podíamos hablar sobre las causas, lo que nos llevó a cometer el error, etc. No me deprimía en absoluto, ni al contarlo ni al escucharlo.

Dr. Berzin: O la persona que escucha también podría, como un terapeuta, preguntarle: “¿Cuáles crees que fueron las causas?”, para ayudarlo a hablar. Pero en este caso, las dos personas han acordado hacerlo.

Participante: Sí. Creo que ayuda a refinar el sentido ético.

Participante: ¿Es este un método tibetano?

Dr. Berzin: No, es de los Amigos de la Orden Budista Occidental, que es una adaptación occidental del budismo.

Ciertamente no hay nada de malo en hacerlo así. Y, sin duda, puede ser útil. En los métodos budistas tradicionales, uno se ocupa de ello por sí mismo mediante la meditación, la contemplación, etc. Está presente en la Plegaria de las siete ramas, por ejemplo.

Participante: Te lo acabo de contar porque dijiste que podría ser deprimente contarles a los demás sobre nuestros errores.

Participante: Pero yo pensaba que, en otras tradiciones, el sojong (gso-sbyong; una ceremonia bimestral de monjes y monjas para la purificación y restauración de sus votos) se hace de tal manera que la gente dice abiertamente: “Hice esto y esto”. Confiesan que debilitaron o rompieron este o aquel voto. ¿No es así?

Dr. Berzin: Hasta donde tengo entendido, cuando tienen sojong en los grandes monasterios, donde cuatro mil monjes lo hacen todos juntos, no se levanta cada uno individualmente a confesarse. 

Los treinta y cinco budas de la confesión

Participante: Descubrí que cuando me despertaba a las cinco de la mañana cada luna nueva y luna llena y me refugiaba en una especie de atmósfera ritual y hacía postraciones ante los 35 budas, era realmente muy, muy útil.

Dr. Berzin: Esto es muy bueno. Lo había olvidado. Lo siento. Es una práctica en la que uno se abre y admite ante los 35 budas. Sí, definitivamente, existe esa práctica. No recuerdo las palabras exactas que uno recita, pero no creo que haya algo como “perdóname”.

Participante: Estás trabajando con tu cuerpo, tu habla y tu mente. Los limpias. Estás haciendo postraciones; te estás arrepintiendo. Los budas son tu gurú. Es realmente como si estuvieras hablando con el gurú.

Dr. Berzin: El término que se utiliza en tibetano es que los budas son “testigos” de esto. Son testigos. Así que es como si alguien lo escuchara, que es como lo que decías antes. Alguien lo presencia. Sin embargo, como digo, uno tiene que tener cuidado con el peligro de pensar que eso hace que la confesión sea realmente existente: “Si no me confesara con alguien, en realidad no existiría”. Pero si uno lo piensa en un sentido convencional, puede estar bien. Además, con los 35 budas, no te estás entrometiendo en su vida ni estás arrojando sobre ellos algo que, para una persona común, podría resultar muy pesado de escuchar.

Participante: Y son neutrales. No son como amigos.

Dr. Berzin: Tienen una ecuanimidad total. No son como amigos: no tienen un vínculo emocional contigo.

Participante: Y los budas pueden inspirarte.

Dr. Berzin: Exacto. Puedes obtener inspiración de ellos y demás. Por lo tanto, en cierto sentido, no existen los posibles inconvenientes de recurrir a un buen amigo para hacer esto.

Participante: Hay métodos muy diferentes que se utilizan en terapia para hacer esto.

Dr. Berzin: Pero para poder escuchar los problemas de varias personas sin llevárselos a casa se necesita una persona muy fuerte, incluso como terapeuta.

Participante: En mi caso, lo había probado todo: psiquiatría, todo. Pero con el método del Buda no se le da la vuelta a las cosas, se va realmente al grano.

Dra. Berzin: Ella dice que trabajar con psiquiatras, psicólogos, etc., no es tan eficaz como trabajar con los métodos del Buda. Estoy de acuerdo con eso.

[meditación]

Hay otro punto que quisiera añadir sobre la verbalización de las cosas. Es muy interesante cómo, cuando nos sucede algo bueno, algo realmente maravilloso, queremos compartirlo con alguien más. De la misma manera, cuando nos sucede algo terrible, queremos contárselo a alguien. Eso también es interesante de analizar. ¿Por qué es así? ¿Verbalizarlo lo hace más real? ¿Es que estamos tan felices o tan tristes que no podemos contener esos sentimientos en nuestro interior? ¿Qué es lo que realmente está sucediendo? ¿Y es diferente de lo que estábamos diciendo hace un momento: querer decirle a alguien más que hemos cometido un error? Esta es solo una idea para reflexionar. 

Participante: Se me ocurrió otra idea. Como dijo un Rinpoche, es bueno, al final del día, pensar en lo que hicimos que estuvo bien y en lo que no estuvo tan bien.

Dr. Berzin: Esa es una práctica habitual de los textos de lojong: hacer un repaso al final del día. Repasamos las cosas positivas que hicimos y nos alegramos por ellas, y repasamos las cosas negativas que hicimos y nos arrepentimos, prometiendo tratar de no repetirlas al día siguiente. Sí, es una práctica habitual muy útil. 

Bien. Gracias.

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