Introducción
El texto de entrenamiento mental, Las 37 prácticas del bodisatva, fue escrito en el Tíbet en el s. XIV por el maestro sakya Togme Zangpo. Togme Zangpo era bien conocido por ser un verdadero bodisatva y su texto es estudiado por todas las diversas tradiciones tibetanas. Fue el maestro de Rendawa, quien fue uno de los principales maestros de Tsongkapa.
Togme Zangpo escribió muchos otros textos, el más famoso de los cuales es su comentario sobre el texto de Shantideva, Involucrarse en el comportamiento del bodisatva. También compuso el más reciente comentario al texto de Gueshe Chaykawa, Entrenamiento mental en siete puntos. Estas primeras enseñanzas mahayana son las fuentes de los tipos de prácticas que él resume. De estos comentarios, así como del mismo texto de Las 37 prácticas del bodisatva, podemos ver que ciertamente era un especialista en el camino del bodisatva.
El número 37 es significativo: lo vemos aparecer una y otra vez en el material budista. Por ejemplo, hay un conjunto de 37 prácticas o factores que conducen a un estado purificado. Estos incluyen los cuatro emplazamientos cercanos de la presencia mental, el óctuple sendero, etc. Estas son prácticas bien conocidas que todos siguen conforme progresan, ya sea hacia la liberación, siguiendo el camino hinayana, o hacia la iluminación, siguiendo el camino mahayana. Esto explica por qué el número 37 se elige para estas prácticas del bodisatva.
Siguiendo la costumbre india, el texto comienza rindiendo homenaje:
Homenaje a Lokeshvara
Lokeshvara es otro nombre para la figura búdica de Avalokiteshvara. Las figuras búdicas son representaciones de diversas cualidades de un buda; en este caso, la compasión. Casi todos los textos empiezan con un homenaje que el autor hace a los budas o a una figura búdica. En cierto sentido, el homenaje de apertura indica la fuente de inspiración de las enseñanzas contenidas en el texto. Así que para un texto sobre la práctica del bodisatva es sumamente apropiado que se haga homenaje a la compasión. Después del homenaje -o reverencia- se hace una postración.
Me postro siempre respetuosamente, a través de mis tres puertas, ante los supremos gurús y el guardián Avalokiteshvara quien, al ver que todos los fenómenos carecen de ir o venir, realiza esfuerzos únicamente para el beneficio de los seres errantes.
Cuando hacemos postraciones, siempre lo hacemos a través de nuestras tres puertas. Estas son las entradas o puertas a través de las cuales actuamos, hablamos y pensamos, y corresponden a nuestro cuerpo, palabra y mente.
¿Ante quién hacemos postraciones? En primer lugar y sobre todo, ante los supremos gurús, los maestros espirituales. En segundo lugar, ante nuestro Guardián Avalokiteshvara, en donde la palabra “guardián” indica que, en cierto sentido, él nos inspira y esa inspiración nos protege de actuar de forma egoísta, sin compasión. Es relevante que los gurús se mencionan antes que Avalokiteshvara. De hecho, en la mayoría de los textos, el orden en que se presentan las palabras es elegido específicamente por una razón. Al traducir, tenemos que ser sumamente cuidadosos de seguir el orden correcto. Los maestros espirituales son las fuentes de todas las figuras búdicas y, en este caso, de Avalokiteshvara.
Tenemos el relato del maestro indio Naropa y su estudiante Marpa, el gran traductor tibetano. Un día, Naropa manifestó todo el mandala de la figura búdica Hevajra, algo así como un enorme holograma del palacio de Hevajra con todas sus figuras. Después le preguntó a Marpa: “¿A quién le harás postraciones primero: a mí o a Hevajra?”. Marpa respondió: “Bueno, a ti te veo todos los días, ¡pero esta es la primera vez en la vida que veo a Hevajra! Debería hacer postraciones primero ante Hevajra”. Luego, Naropa chasqueó los dedos y el mandala desapareció completamente. Corrigió a Marpa diciendo: “Acabas de cometer un gran error, que ciertamente tendrá consecuencias negativas para ti. Siempre debes recordar que, sin los gurús, no hay manera alguna de alcanzar el logro de estas figuras búdicas. Los gurús son primero”.
Este relato indica claramente que no solo veneramos a las diversas figuras búdicas como si fueran santos y, de manera similar, tampoco veneramos a los gurús como si fueran santos. Los gurús, por sí solos, no van a salvarnos. En lugar de ello, siguiendo sus instrucciones y a través de su inspiración, podemos obtener la liberación y la iluminación por nosotros mismos.
Así, el texto describe una característica de los gurús supremos y de Avalokiteshvara, que es el hecho de que ven que todos los fenómenos carecen de ir o venir. Esto se refiere a las enseñanzas sobre la vacuidad (vacío), las cuales entienden perfectamente. Ven con claridad que nada tiene ningún tipo de existencia imposible, incluyendo formas imposibles de ir o venir, un punto que también señala el gran maestro indio, Nagáryuna, en el verso de homenaje de su texto Versos raíz sobre el Camino Medio:
Me postro ante el Buda plenamente iluminado, el mejor de todos los maestros, quien ha enseñado el surgimiento dependiente, aquietado de la fabricación mental y (por lo tanto) pacificado, el cual no tiene cesación, ni surgimiento, ni aniquilación, ni permanencia, ni venir, ni ir, (y por ello) ni cosas diferentes ni una sola cosa.
Podemos entender esto en términos de nuestras propias emociones perturbadoras y el sufrimiento y los problemas que causan. Cuando examinamos estos diversos problemas que todos tenemos, no es que existan como entidades concretas autoestablecidas. No vienen y van como pelotas de ping pong que se disparan en nuestra mente, causándonos problemas. En lugar de ello, todas nuestras emociones perturbadoras y problemas surgen y continúan en dependencia de causas y condiciones, de tal manera que, si eliminamos las causas y condiciones, nos liberamos de las emociones perturbadoras. Si estos estados mentales perturbadores existieran simplemente de forma sólida e independiente por sí mismos, no habría nada que pudiéramos hacer con ellos. Cualquier cosa que intentáramos hacer para liberarnos de ellos no tendría efecto porque surgieron y continuaron por su propio poder. Para poder ayudar a otros es necesario ver que, no solo las emociones perturbadoras, sino todos los fenómenos, carecen de existencia verdaderamente establecida, de un ir y venir autoestablecido.
Sobre la base de entender esto, los supremos gurús y Avalokiteshvara realizan esfuerzos únicamente para el beneficio de los seres errantes. Es solo con este entendimiento de la vacuidad (la verdadera realidad) que uno puede realmente hacer esfuerzos efectivos para beneficiar a los demás. Si tenemos un entendimiento no realista de cómo existen las personas y sus problemas, ¿cómo podríamos realmente ayudarlos? Al final, tendemos a causarles solo más problemas y malentendidos.
Cuando realizan esfuerzos únicamente, significa que ayudar a otros es su único objetivo. No están enfocados solo en sus propios propósitos egoístas, sino que tienen la intención de trabajar únicamente por los demás. Por eso es que nos referimos a los supremos gurús, no a cualquier gurú, porque puede haber muchos maestros espirituales quienes, a pesar de que quizás estén ayudando a otros, en realidad también pretenden alcanzar sus propósitos egoístas.
En la frase para el beneficio de los seres errantes, “seres errantes” se refiere a todos nosotros, a quienes a veces se refieren como “seres sintientes”. Erramos incontrolablemente de un renacimiento a otro, llenos de sufrimientos y problemas. Trabajar para el beneficio significa ayudarlos a alcanzar la meta espiritual apropiada que ellos están persiguiendo, sea la liberación o la iluminación.
El segundo verso introductorio dice:
Budas totalmente iluminados, las fuentes de beneficio y felicidad, han surgido de (su) haber actualizado el sagrado Dharma. Además, ya que eso depende de (su) haber conocido cuáles son sus prácticas, explicaré la práctica de un bodisatva.
Esta es la promesa de componer, en donde el autor establece lo que explicará, algo habitual en cualquier texto indio o tibetano. Comienza con budas totalmente iluminados, las fuentes de beneficio y felicidad. En otras palabras, a través de sus enseñanzas, obtenemos el beneficio de alcanzar, ya sea la liberación de todo el sufrimiento, o la iluminación y la felicidad que proviene de ella, y con esta iluminación somos capaces de beneficiar a todos.
¿Cómo se convirtieron los budas en estas fuentes de beneficio y felicidad? Por haber actualizado el sagrado Dharma. Cuando hablamos acerca del sagrado Dharma, necesitamos entenderlo en términos de la Joya del Dharma, lo cual se refiere a la tercera y cuarta verdades de los nobles. La tercera verdad de los nobles, en el contexto de este verso, se refiere a las detenciones verdaderas de todos los problemas y sus causas en la continuidad mental de un buda, mientras que la cuarta verdad de los nobles presenta el camino verdadero, o la mente verdadera que es el camino. Es el entendimiento de la realidad que actúa como un camino que producirá esa detención verdadera, y el cual también es el estado resultante de esa cesación. Estamos describiendo un estado en el que todos los sufrimientos, los problemas, las emociones perturbadoras y todas estas limitaciones son eliminadas. Además, se alcanzan todos los logros posibles. Un buda plenamente iluminado ha logrado eso, lo cual significa que él o ella ha hecho que esto realmente suceda en su propia continuidad mental.
Los budas no siempre estuvieron iluminados, eran como nosotros. Trabajaron muy duro para poder eliminar toda la confusión, las emociones perturbadoras, el sufrimiento y demás que obnubilaba su mente. Es crucial que sepamos que estas “manchas pasajeras” son simplemente como nubes que cubren nuestra mente. No forman parte de ninguna manera de la naturaleza de nuestra mente, por lo que pueden eliminarse por completo.
Por supuesto, entender todo eso y realmente convencernos de ello requiere de una gran cantidad de estudio y reflexión. Pero realmente necesitamos tratar de convencernos de que en verdad es posible deshacernos de la confusión a través del entendimiento correcto, y obtener la liberación y la iluminación. Debemos llegar a comprender que no solo otras personas pueden lograrlo, sino que nosotros también somos capaces de desarrollar este entendimiento correcto y conservarlo todo el tiempo. Cada uno de nosotros podemos deshacernos de toda esta confusión en nuestra mente y, como un buda, alcanzar una detención verdadera de ella mediante desarrollar los logros de las cuatro verdades de los nobles – la verdadera mente que es el camino.
¿Cómo pudo el Buda alcanzar esto? Primero que nada, descubrió y escuchó las prácticas verdaderas que lo producen. Después, el Buda las contempló, valoró y analizó hasta que las entendió de forma correcta y completa, y finalmente meditó sobre ellas para poder de hecho integrarlas y convertirlas en logros. Es muy importante saber, como dice aquí Togme Zangpo, que esto depende de haber conocido cuáles son sus prácticas. En otras palabras, necesitamos aprender cuáles son las prácticas del bodisatva: qué tenemos que poner en práctica para convertirnos en budas. Dado que convertirse en buda depende de esto, Togme Zangpo dice que las explicará para que podamos aprenderlas. Sobre esa base, podemos pensar en ellas, tratar de entenderlas y después meditar en ellas para que podamos, en última instancia, ponerlas en práctica.
Una preciosa vida humana
Así como en las enseñanzas del lam-rim o camino gradual, en este texto Togme Zangpo empieza con aprovechar plenamente esta preciosa vida humana, la cual es la base con la que podemos realmente alcanzar la liberación o la iluminación completa.
Así, Togme Zangpo empieza el primer verso de los 37:
(1) La práctica de un bodisatva es, en este momento cuando hemos obtenido el gran barco (de un renacimiento humano) con libertades y enriquecimientos, difíciles de encontrar, escuchar, pensar y meditar incesantemente, día y noche, para liberarnos a nosotros mismos y a los demás del océano del samsara incontrolablemente recurrente.
Si están leyendo esto, entonces han obtenido un precioso renacimiento humano, algo a lo que Togme Zangpo se refiere como gran barco; esta es una imagen que también encontramos en el texto de Shantideva, Involucrarse en el comportamiento del bodisatva:
(VII.14) Sentado en un bote (ahora) de un renacimiento humano, ¡cruza el poderoso río del sufrimiento! Siendo este bote tan difícil de obtener otra vez, tonto, ¡no es hora de irse a dormir!
Así como podemos usar barcos para cruzar océanos enormes, nuestro renacimiento humano es un bote que puede ayudarnos a alcanzar la otra orilla del océano del samsara: la liberación. “Samsara” se refiere a nuestro renacimiento incontrolablemente recurrente, lleno de problemas y confusión. ¿Qué caracteriza este gran barco del precioso renacimiento humano? El conjunto de ocho libertades y diez enriquecimientos.
La palabra “libertad” es similar a un tiempo fuera. Como uno de mis maestros, Gueshe Ngawang Dhargyey, solía explicarlo, es muy útil considerarnos como turistas provenientes de los peores estados de renacimiento, que solo pasamos una breve vacación en el reino humano. Tenemos un breve tiempo fuera, pero indudablemente tendremos que regresar a esos peores estados. No hay necesidad de revisar ahora la lista completa de las ocho libertades y los diez enriquecimientos. En resumen, los enriquecimientos son cualidades o aspectos que nos enriquecen y que nos brindan enormes oportunidades con la práctica espiritual. Pero si hubiéramos renacido en uno de los peores estados de renacimiento, o como humanos en un lugar en donde el Dharma no se encuentra disponible, o en donde todos los tipos de prácticas espirituales fueran perseguidas y demás, ciertamente no tendríamos el tiempo libre para seguir un camino espiritual. Si naciéramos como cucaracha, ¿qué podríamos realmente lograr cuando todos los que nos ven solo quieren aplastarnos?
Nuestras vidas son muy ricas en oportunidades. Tenemos enseñanzas disponibles, hay maestros espirituales, libros, personas que apoyan a los Centros de Dharma y tantas cosas que hacen posible que sigamos un camino espiritual. Este tipo de situación es sumamente difícil de encontrar, como Togme Zangpo dice en el texto. Pensemos tan solo en la cantidad de insectos y animales que hay en el mundo, ya no incluyamos a los seres de los demás reinos que no podemos ver; entonces, en comparación, el número de seres humanos es muy pequeño. Incluso entre los humanos, ¿cuántos realmente tienen acceso al Dharma? Quizás este número es cada vez más grande gracias al internet, pero aun así, entre quienes tienen acceso, ¿cuántos de ellos están sinceramente interesados? ¿Cuántas personas ven un sitio web de Dharma e instantáneamente brincan de alegría? Incluso entre aquellos que tienen interés en el Dharma y que tienen acceso a él, ¿cuántos lo encuentran de hecho lo suficientemente importante como para que lo conviertan en algo central en su vida? ¿Cuántos invierten una gran cantidad de tiempo en aprender el Dharma, pensar en torno a él y meditar en él? La verdad es que son muy pocos. La mayoría de las personas, aun si están interesadas, simplemente no tienen el tiempo y no le dan la prioridad que requiere.
La mejor forma de aprovechar este preciado renacimiento humano que es tan difícil de encontrar es a través de escuchar, pensar y meditar incesantemente, día y noche. Eso significa que necesitamos realmente aprender el Dharma; necesitamos escucharlo y después estudiarlo. Originalmente, todas las enseñanzas eran transmitidas de forma oral, sin nada escrito de por medio, de tal forma que aún acudimos a la expresión “escuchar el Dharma” que se utiliza en los textos. Sin embargo, en nuestros tiempos modernos esto también puede significar simplemente leer y estudiar el Dharma. Este es el comienzo: tenemos que aprenderlo porque, como dijo Togme Zangpo anteriormente en el texto, alcanzar los logros del Dharma depende de conocer cuáles son sus prácticas.
No solo necesitamos aprender el Dharma, también necesitamos asegurarnos de que proviene de una fuente auténtica y confiable. Así que para no confundirnos u obtener información engañosa, necesitamos discriminar en términos de a quién escuchamos y qué estudiamos. Es difícil porque podemos tener acceso a muchos libros y maestros que no son realmente confiables. Su Santidad el Dalái Lama siempre explica que, aunque realmente no podemos ver lo que pasa en la mente de ningún maestro, podemos al menos revisar el nivel convencional mundano de cómo actúan, cómo se relacionan con sus estudiantes y, en general, cómo viven su vida. Uno de los votos del bodisatva es no hacer nada que pueda provocar que los demás pierdan la confianza en el Dharma, así que si un maestro actúa de manera vergonzosa, no está conservando los votos del bodisatva.
También necesitamos discriminar entre los libros y sitios de internet, porque no todos son auténticos ni contienen buenas traducciones. Deberíamos tratar de comparar lo que leemos con otros textos para ver si tiene sentido, y también podemos preguntarle su opinión a personas que respetemos. Una vez que hemos determinado la autenticidad de nuestras fuentes y maestros, necesitamos pasar cierto tiempo realmente pensando acerca de lo que hemos aprendido, de tal manera que podamos comprenderlo. Esto no es rápido, requiere una enorme cantidad de tiempo. Si tratamos de meditar en algo sin entender lo que estamos haciendo o cuando aún estamos llenos de dudas, eso solo nos producirá más confusión.
Por ello es que, dentro de la tradición budista, el debate es una poderosa herramienta para aprender; tiene el propósito de prepararnos para la meditación al ayudarnos a esclarecer todas nuestras dudas en torno a un tema específico. Nunca retaremos con firmeza nuestro propio entendimiento, mientras otras personas lo harán sin apiadarse, y esa es la razón por la que debatir con los demás es muy importante. Todos los estudiantes tienen que debatir y nadie puede simplemente sentarse en clase y quedarse dormido. El formato tibetano para debatir es que todos debaten al mismo tiempo, en voz muy alta, unos junto a otros. Esto es en verdad excelente porque obliga a las personas a concentrarse. Sin una buena concentración, una persona no puede debatir al estilo tibetano. Estas habilidades de concentración son algo que después se puede aplicar en meditación.
Asimismo, durante un debate es inevitable que alguien diga algo tonto y que todos se rían. Esto es muy bueno para superar un enorme ego, y es también un aspecto muy importante para abordar en nuestra meditación. Si meditamos con un gran ego, pensando: “Soy un gran meditador” o “miren cómo repito cien mil de esto o de aquello”, a menudo eso solo alimenta más nuestro ego en lugar de erradicarlo. Incluso si no tenemos la oportunidad de debatir, realmente necesitamos pensar acerca del Dharma y siempre cuestionarlo. ¡Es muy importante cuestionar siempre! Lo que he encontrado es que traducir, escribir enseñanzas, transcribir y demás, son formas excelentes de obligarnos a pensar en las enseñanzas. Tenemos que entenderlas para poder explicarlas o para poder traducirlas.
Así que necesitamos meditar. Meditar realmente significa desarrollar el hábito beneficioso de un nuevo entendimiento o una nueva actitud mental, al repetirla una y otra y otra vez. Un ejemplo simple es que para aprender a tocar el piano necesitamos practicar. Cuando practicamos lo suficiente, surge de manera natural en nosotros: podemos tocar sin tener que pensar conscientemente en dónde están las notas en el teclado. De manera similar, cuando meditamos una y otra vez en el amor, la compasión y el correcto entendimiento de la vacuidad, etc., estas cualidades simplemente surgirán de manera natural en nosotros.
Necesitamos hacer esto, como enfatiza Togme Zangpo, incesantemente, día y noche. Esto significa ser consistentes. También podemos entender la palabra “incesantemente” como sin vagabundeo mental. Necesitamos hacer esto “día y noche” y eso significa que siempre que surja una oportunidad de escuchar el Dharma, nos tomamos el tiempo para aprovecharla. Necesitamos darle a eso la máxima prioridad. No tenemos que sentarnos formalmente en un escenario especial para pensar en el Dharma, podemos hacerlo en cualquier momento y en cualquier lugar. Si estamos tomando un baño, si estamos comiendo, sin importar lo que estemos haciendo, siempre podemos utilizar ese tiempo para pensar en este o aquel punto del Dharma. Obviamente, no podemos hacerlo cada segundo de nuestra vida, eso sería muy poco natural. Pero el asunto es que no tenemos que hacer una sesión especial en un cuarto especial con todas las decoraciones y toda la parafernalia que muchas personas piensan que un cuarto de meditación tiene que tener. No necesitamos nada de eso en absoluto. Ciertamente Milarepa no lo tenía y nosotros tampoco tenemos que tenerlo.
No deberíamos nunca de limitar nuestra meditación a algo que hacemos únicamente en el cojín de meditación. Cuando estamos formados en la fila del supermercado o atrapados en el tráfico, por ejemplo, es una maravillosa oportunidad para meditar en la paciencia y practicarla. Muchas personas hacen meditaciones budistas sobre el amor y la compasión y practican solo con seres visualizados, pero no son capaces de hacerlo con personas reales. Ese es un gran error. Necesitamos tratar de poner en práctica todos los buenos hábitos que estamos tratando de desarrollar a través de la meditación en situaciones de la vida real con personas reales. Por lo tanto, lo hacemos día y noche, como aconseja Togme Zangpo.
¿Cuál es la razón o el objetivo que tenemos para hacer esto? Togme Zangpo dice que lo hacemos para liberarnos a nosotros mismos y a los demás del océano del samsara incontrolablemente recurrente. Liberarnos del samsara significa que tenemos como objetivos la liberación y la iluminación, con las que obtenemos la habilidad para liberar a otros de este mismo océano. El océano, por supuesto, se conecta con la imagen que utilizó al principio del verso, del gran barco de la preciada vida humana.
Aprovechar una preciada vida humana
A continuación, Togme Zangpo continúa explicando las circunstancias que son más conducentes para aprovechar esta preciada vida humana que tenemos:
(2) La práctica de un bodisatva es dejar nuestro lugar de origen, en donde el apego por los amigos nos agita como el agua; el enojo hacia los enemigos nos quema como el fuego; y la ingenuidad, que hace que olvidemos lo que debe ser adoptado y abandonado, nos envuelve en la oscuridad.
Cuando nos quedamos en nuestro lugar de origen, sea que estemos hablando de nuestro pueblo, nuestra ciudad, nuestro país o cualquier lugar en el que hayamos crecido, por lo general nuestros hábitos negativos y nuestras emociones perturbadoras dominan los tipos de experiencias y relaciones que hemos tenido. Si es posible, se nos aconseja dejar nuestro lugar de origen, al menos durante un corto periodo, de tal forma que nos alejemos un poco de los hábitos negativos y obtengamos perspectiva de nuestra vida. Esto podría hacerse yendo a un centro de retiros, uniéndose a un programa de estudio intensivo de Dharma, viajar a la India o a Nepal, etc. Hay muchas posibilidades diferentes.
Cuando nos quedamos en nuestro lugar de origen, como señala Togme Zangpo, el apego por los amigos nos agita como el agua. Piensen en la imagen de una hoja que ha caído al suelo en un lugar en donde el agua puede arrastrarla y llevarla a cualquier lugar. De manera similar, cuando estamos apegados a amigos que nos dicen: “Vayamos al bar a tomar una bebida”, simplemente los seguimos, como una hoja que es arrastrada por el agua. Cuando nuestros amigos nos ofrecen un cigarro o una bebida alcohólica, los aceptamos por apego. No queremos decepcionarlos, queremos agradarles y que no piensen que somos extraños. Queremos encajar y no perder a nuestros amigos. Este tipo de cosas surgen y nos impiden realmente “mantenernos firmes”, como dicen en tibetano, en términos de nuestra práctica del Dharma.
El enojo hacia los enemigos nos quema como el fuego. Las personas que mejor conocemos son las que nos irritan más, ¿no es así? Esto sucede cuando no hacen lo que queremos que hagan o lo hacen de forma diferente a nosotros. “Mi amigo no me llamó” o “mi auto no encendió”, este tipo de cosas. Nos enojamos mucho con eso porque tenemos expectativas de que estos objetos y personas que nos son familiares siempre van a estar disponibles para nosotros y harán lo que queramos.
La tercera actitud venenosa que es una desventaja de quedarnos en nuestro lugar de origen con personas conocidas es la ingenuidad, con la que olvidamos lo que debe ser adoptado y abandonado, y que nos envuelve en la oscuridad. La frase “lo que ha de ser adoptado y abandonado” se refiere a las acciones constructivas que han de ser adoptadas y las negativas que han de ser abandonadas. Cuando estamos con nuestros amigos o cuando la gente que no nos gusta nos molesta, tendemos a olvidar todo en torno a lo que estamos tratando de adoptar o cultivar. ¿De qué estamos tratando de deshacernos en nuestra mente? Del enojo, el apego, etc. Cuando somos ingenuos ya no sabemos realmente lo que es beneficioso y lo que es dañino para nosotros mismos y para los demás. Esta ingenuidad nos envuelve en la oscuridad, como si tuviéramos una bolsa de papel sobre nuestra cabeza.
(3) La práctica de un bodisatva es confiar en el aislamiento en el que, al habernos liberado de objetos nocivos, nuestras emociones y actitudes perturbadoras se desgastarán gradualmente; al carecer de distracciones, nuestras prácticas constructivas se incrementan naturalmente; y al aclarar nuestro darnos cuenta, nuestra certeza en el dharma crece.
Esta sería la circunstancia más conducente para aprovechar esta preciosa vida humana. Una vez que hemos dejado nuestro lugar de origen, deberíamos intentar vivir en un lugar silencioso y solitario. Si solo intercambiamos nuestro lugar de origen por una ciudad grande, agitada y ruidosa, es posible que eso no sea muy conducente para nuestra práctica del Dharma como principiantes. Solo cuando estamos muy bien entrenados y avanzados como bodisatvas podemos volver y vivir en lugares muy ajetreados y ruidosos. De hecho, ese era uno de los entrenamientos en la India tradicional después de que uno había alcanzado cierto nivel de estabilidad en su práctica. En ese punto, estos grandes yoguis se iban, como ellos decían, “a vivir en un cruce de caminos”, literalmente en un cruce de caminos muy ajetreado. Eso era muy desafiante y los ayudaba a ver si su práctica y sus logros eran estables. Sin embargo, eso es algo que viene mucho después. Al principio, es importante vivir en soledad.
Estos dos versos son muy similares a lo que escribió Shantideva en Involucrarse en el comportamiento del bodisatva:
(VIII.37) Así, déjenme vivir en soledad en bosques bellos y encantadores, con pocos problemas, felicidad y bienestar, aquietando todas las distracciones.
(VIII.38) Habiéndome desprendido de todas las demás intenciones y con mi intención en un solo punto, me esforzaré ahí para asentar mi mente en absorción meditativa y domesticarla.
Cuando vivimos en soledad, ¿qué tipo de cosas podemos esperar? Bueno, al habernos liberado de objetos nocivos, nuestras emociones y actitudes perturbadoras gradualmente serán obstruidas. El término “objetos nocivos” se refiere a cosas a las que estamos muy apegados o que nos molestan enormemente. También se puede referir a una sobre-abundancia de comida o a la disponibilidad de alcohol y drogas que solo nos hacen estar muy aturdidos o aletargados. Cuando nos deshacemos de los objetos que causan el surgimiento de esas emociones perturbadoras, entonces, aun si no es una solución definitiva para deshacernos de ellas, resulta útil. Así, de forma gradual estas emociones y actitudes perturbadoras se verán obstaculizadas, lo cual significa que serán bloqueadas. De esta forma, disminuyen gradualmente.
Pienso que esto lo sabemos por nuestra propia experiencia. Si tenemos un mal matrimonio y nos divorciamos, sería muy difícil si tuviéramos que ver todos los días a nuestra antigua pareja. El enojo y las emociones perturbadoras surgirían una y otra vez. Sin embargo, si no vemos a la persona durante mucho tiempo, entonces la fuerza de nuestro enojo y los sentimientos negativos disminuyen gradualmente, ¿no es así? Es lo mismo si tenemos apego por alguien que nos deja. Si lo o la viéramos todo el tiempo, el apego y el dolor continuarían. Con distancia, esas emociones perturbadoras disminuyen gradualmente.
¿Cuáles son otras ventajas del aislamiento? Togme Zangpo dice que al carecer de distracciones, nuestras prácticas constructivas se incrementan naturalmente. Si pudiéramos alejarnos por completo del correo electrónico, los celulares, las películas, el entretenimiento, los bares, las fiestas, la televisión y todo eso, entonces no habría distracciones. Naturalmente, utilizaríamos nuestro tiempo de forma más constructiva, si tal es nuestro objetivo de estar en aislamiento. Lo mismo sucede con la música. Hay muchas personas que son totalmente adictas a la música, que caminan todo el tiempo pegadas al iPod, y a quienes les parece muy difícil estar sin música incluso por un momento. Esto básicamente les impide pensar de forma unipuntual en cualquier cosa. Sin esas distracciones, tenemos la oportunidad de realmente enfrentar a nuestra mente y tratar de entender qué está pasando.
También es muy curioso observar este increíble fenómeno del uso ininterrumpido del teléfono celular. En donde quiera que veo personas sentadas en el autobús o en el tren, es claro que la gran mayoría no puede simplemente estar sentada; todos están jugando con su celular o con algún tipo de aparato electrónico. Es muy extraño. Si nos deshacemos de esas distracciones, nuestras prácticas constructivas naturalmente se incrementarán porque tendremos más tiempo.
El último enunciado es: Al aclarar nuestro darnos cuenta, nuestra certeza en el Dharma crece. Cuando estamos en aislamiento, nuestro darse cuenta, nuestro entendimiento y demás, se vuelven más claros porque estamos lejos de esos objetos nocivos y distracciones. Con más tiempo y menos distracciones, hemos podido revisar nuestras dudas y realmente enfocarnos en el Dharma. Entonces nuestra certeza y nuestra confianza en el Dharma crecen. Esto es algo que realmente vale la pena.
Sin embargo, tenemos que saber que el solo hecho de aislarnos y dejar nuestro lugar de origen no garantiza que nuestras emociones perturbadoras y nuestras distracciones decrecerán. Podemos volvernos muy apegados a cosas muy pequeñas, como nuestro cojín de meditación, o molestarnos mucho con los mosquitos o, si estamos haciendo un retiro grupal, enojarnos con otras personas que tosen o se mueven. No podemos confiar solamente en el hecho de aislarnos, aunque la posibilidad de que las emociones perturbadoras decrezcan es mayor cuando los objetos familiares que las estimulan ya no están. Para ayudarnos a garantizar que no cederemos ante las emociones perturbadoras y demás, pensamos en la muerte y la impermanencia.
Muerte e impermanencia
(4) La práctica de un bodisatva es renunciar a la preocupación de estar totalmente con esta vida, en la cual amigos y relaciones largo tiempo juntos deben partir por sus propios caminos; la riqueza y las posesiones acumuladas con esfuerzo deben ser dejadas atrás; y nuestra conciencia, la invitada, debe dejar nuestro cuerpo, su casa de huéspedes.
Tenemos este preciado renacimiento humano y deberíamos tratar de aprovecharlo plenamente. ¿Cómo podemos hacerlo? Para empezar, necesitamos pensar más allá de esta vida. Aun si vivimos en soledad, quizás todavía nos preocupemos por nuestros amigos, por nuestras posesiones y todo ese tipo de cosas. Togme Zangpo dice que necesitamos dejar de estar preocupados totalmente con esta vida. Eso significa que tenemos que renunciar a nuestra preocupación por estar total y únicamente dirigidos hacia la vida presente. Como explica Su Santidad el Dalái Lama, no es realista y quizás sea imposible decir que estamos 100% despreocupados de esta vida. Después de todo, tenemos que trabajar, mantenernos a nosotros mismos y, si tenemos una familia, también necesitamos mantenerla. Lo que sería mejor, como dice Su Santidad, es 50-50: 50% de nuestra preocupación dirigida hacia las cosas mundanas de esta vida y 50% de nuestra preocupación hacia metas espirituales más allá de esta vida.
La forma en que renunciamos a estar totalmente preocupados por esta vida es pensando en cómo amigos y relaciones largo tiempo juntos deben partir por sus propios caminos, como dice Togme Zangpo. ¡Cuando pensamos en términos de la impermanencia, esto es tan cierto! En Entrenamientos, en verso, sobre cómo meditar en la impermanencia, el gran maestro tibetano Gungtang Rinpoche lo ilustró bellamente:
(11) Amigos, familiares, asistentes y seguidores son como hojas amontonadas por un fuerte viento. Después de un momento, se esparcirán por toda la montaña y el valle. Nunca reunirse de nuevo es el fin de todas las reuniones.
Nosotros y nuestros seres amados somos como hojas que caen de un árbol y son arrastradas por el viento. Durante un breve periodo, viajamos juntos por los vientos del karma, pero con el tiempo los vientos hacen que las hojas se separen y viajen en direcciones diferentes.
La riqueza y las posesiones acumuladas con esfuerzo deben ser dejadas atrás. Cuando morimos, no podemos llevarnos nada con nosotros. Aquellos de ustedes que han tenido familiares, quizás sus padres, que hayan muerto, se habrán dado cuenta de que después de que alguien muere, aun sus más preciadas posesiones se vuelven basura; nadie quiere conservarlas y son desechadas. Si tuvimos riqueza, lo que sucede con frecuencia es que nuestros familiares se vuelven enemigos y pelean unos con otros para ver quién se queda con el dinero. Claramente, tiene muy poco sentido depositar todo nuestro esfuerzo en obtener riqueza y posesiones que serán tiradas a la basura y que provocarán conflictos con los demás. Shantideva lo dijo muy bien:
(III.11cd) Como darlo todo viene junto (con la muerte), es mejor dar (ahora) a los seres limitados.
Así, mientras tengamos tiempo, antes de morir, necesitamos regalar nuestras posesiones y cosas a quienes realmente las necesiten.
Observé eso en mi propio maestro, Serkong Rinpoche. Parecía estar bastante consciente de cuándo iba a morir, así que antes de que sucediera regaló muchas de sus posesiones. Regaló muchos de sus libros, por ejemplo, las obras de Tsongkapa, a un monasterio, y regaló a otros todos sus más preciados objetos rituales. Claramente siguió este consejo de que la riqueza y las posesiones acumuladas con esfuerzo deben ser dejadas atrás.
Luego tenemos la última línea, que dice que nuestra conciencia, la invitada, debe dejar nuestro cuerpo, su casa de huéspedes. Shantideva usó la misma imagen:
(VIII.33) Así como los viajeros en un camino toman un lugar para alojarse, similar es la forma en la que los viajeros del camino de la existencia compulsiva toman un renacimiento como un lugar para alojarse.
Ambos versos deben entenderse de forma apropiada. No estamos hablando de un “yo” sólido que está sentado dentro de nuestro cuerpo, como una entidad que lo habita, lo usa, disfruta cosas a través de él y luego, cuando termina, sale volando. En lugar de eso, lo que está diciendo es que los impulsos kármicos en nuestra continuidad mental causarán que tome como su base física diferentes tipos de cuerpos en diferentes vidas, y este cuerpo particular en esta vida es solo temporal.
Shantideva habla mucho acerca de esto en términos de superar el apego a nuestro cuerpo.
Después de morir, por ejemplo, si nuestro cuerpo fuera conservado por muchos días más, nadie querría estar cerca de él porque empezaría a pudrirse y apestar. Todos querrán deshacerse de él, así que ¿qué tiene realmente de maravilloso este cuerpo? No solo nuestras posesiones se vuelven basura, sino que nuestro propio cuerpo, que nos resulta tan querido, también se vuelve basura. La gente solo quiere enterrarlo o quemarlo tan pronto como sea posible, como basura. Esa es la realidad. ¡No es muy glamoroso ni romántico, pero así es, amigos! Como escribió Shantideva:
(VIII.29) Cuando, al ir a un vertedero de cadáveres, vaya a comparar, con las pilas de los huesos de otros, mi propio cuerpo, que tiene la naturaleza de descomponerse.
(VIII.30) Este cuerpo mío también se volverá (putrefacto) así, y debido a su hedor ni siquiera los chacales rondarán cerca.
Cuando estamos realmente conscientes de que esta preciosa vida humana que tenemos, y nuestro cuerpo, posesiones, familia y amigos son temporales y pasarán, entonces no estaremos totalmente absortos en ellos. Seremos capaces de aprovechar la oportunidad que nos brinda nuestra preciosa vida humana para utilizar lo que sea que facilite nuestro estudio y práctica del Dharma.