A menudo, los practicantes budistas están desconcertados por las diferencias entre la compasión ordinaria (snying-rje), la compasión inconmensurable (snying-rje tshad-med) y la gran compasión (snying-rje chen-po). Los tres tipos de compasión comparten la misma definición: el deseo de que los demás se liberen del sufrimiento y las causas del sufrimiento; sin embargo, son distintas entre sí. Hay muchas explicaciones ligeramente diferentes de las distinciones entre ellas. Pero como punto de partida para diferenciarlas, simplifiquemos la discusión destacando sus principales diferencias en términos de las audiencias a las que se dirigen (dmigs-pa) y los aspectos (rnam-pa) del sufrimiento que desean desaparecer.
Compasión ordinaria
La audiencia a la que se dirige la compasión ordinaria generalmente se limita a aquellos por quienes sentimos simpatía. Es posible que los conozcamos o no personalmente y que nos sintamos apegados o atraídos por ellos, como en el caso de los seres queridos, o incluso ligeramente repugnados, como en el caso de las personas gravemente heridas en un accidente automovilístico. Pueden incluir, por ejemplo, personas enfermas, mendigos, víctimas de desastres naturales, etc.
El aspecto del sufrimiento que la compasión ordinaria desea alejar de ellos es uno o varios tipos del llamado sufrimiento del sufrimiento, como la infelicidad, el dolor, la enfermedad, el hambre, la pobreza, la falta de vivienda y similares. No incluye todas las formas de este tipo de sufrimiento.
Compasión inconmensurable
Hay varias presentaciones de la compasión inconmensurable como una de las cuatro actitudes inconmensurables. Algunas están dentro de la esfera de las enseñanzas del Hinayana, algunas dentro de las enseñanzas Mahayana. En aras de la simplicidad, aquí lo explicaremos de una manera general aceptable en ambas tradiciones.
La compasión inconmensurable está dirigida a una audiencia mucho más amplia que la compasión ordinaria. Es inconmensurable en el sentido de que los individuos que integran su audiencia no pueden contarse en realidad; se extienden en las diez direcciones (cuatro cardinales, cuatro intermedias, arriba y abajo). Así como las diez direcciones son inconmensurables, también lo es el número de seres en esas diez direcciones. Este tipo de compasión también es inconmensurable en el sentido de que la fuerza positiva (mérito) y los beneficios de desarrollarla son inconmensurables.
La audiencia a la que se dirige la compasión inconmensurable se expande gradualmente de quienes nos rodean a grupos de seres cada vez más grandes. Sin embargo, incluso en su alcance más completo, sigue siendo limitada. Aunque ahora incluye a todos los seres en los seis reinos de la existencia samsárica, dado que los practicantes del Hinayana y el Mahayana desarrollan en común una compasión inconmensurable, la audiencia a la que se dirige no cubre a todos los seres limitados (seres sintientes). Esto se debe a que no incluye a los seres liberados, los arhats, aquellos que todavía tienen oscurecimientos cognitivos que impiden la omnisciencia (shes-sgrib). Los sistemas filosóficos del Hinayana no afirman oscurecimientos cognitivos.
Dentro de la audiencia que cubre, la compasión inconmensurable está libre de atracción hacia algunos, repulsión hacia otros e indiferencia hacia otros. El aspecto del sufrimiento del que desea que todos estos seres estén igualmente libres, incluye el sufrimiento del sufrimiento, el sufrimiento del cambio (es decir, la felicidad ordinaria que nunca dura y nunca satisface) y el sufrimiento que todo lo impregna del renacimiento samsárico incontrolablemente recurrente. Estos son los tres tipos de sufrimiento que caracterizan la existencia samsárica.
Aunque existen varias prácticas para desarrollar una compasión inconmensurable, su logro real requiere ser sostenido con un nivel especial de mente, uno de los estados de constancia mental (bsam-gtan, sct. dhyana). Los “dhyanas” son estados de concentración extremadamente avanzados, obtenidos después de lograr un estado mental tranquilo y estable de shámata y más profundamente absorto que solo con el shámata.
Gran compasión
La gran compasión es desarrollada exclusivamente por los practicantes del Mahayana como un paso en la generación de la bodichita. Por lo tanto, la audiencia a la que se dirige son todos los seres limitados, incluidos los arhats. Nagáryuna indica esto en el segundo verso de su Comentario sobre (las dos) bodichitas (Byang-chub sems-kyi 'grel-ba, sct. Bodhichittavivarana), que a menudo se repite como parte de los votos del bodisatva:
Así como los Budas, que Lo Han Superado y Lo Han Ganado todo, y los grandes bodisatvas han generado una mente de bodichita, yo también, con el fin de poner en libertad a aquellos no (completamente) puestos en libertad, liberar a aquellos aún no han sido liberados, dar respiro a aquellos sin un respiro, y llevar a una liberación del nirvana a los que no han sido liberados, desde este momento hasta que llegue al corazón de la iluminación, generaré una gran mente de bodichita.
“Aquellos no puestos en libertad” se refieren a los arhats, aquellos que aún no están liberados de los oscurecimientos cognitivos que impiden la omnisciencia. “Aquellos que aún no han sido liberados” se refiere a aquellos que aún no se han liberado de los oscurecimientos emocionales (nyon-sgrib) del samsara. “Aquellos sin un respiro” se refiere a aquellos sin un momento de alivio en los tres peores estados de renacimiento. Por lo tanto, los aspectos del sufrimiento de los que la gran compasión desea que todos los seres estén libres no son solo los tres tipos de sufrimiento de la existencia samsárica; incluyen, además, las deficiencias de su mente al estar limitada por los oscurecimientos cognitivos. Hasta que se liberen de estos oscurecimientos, los seres limitados no tienen los medios hábiles que conlleva la omnisciencia para saber cuál es la mejor manera de ayudar a todos los demás a alcanzar la liberación y la iluminación.
La gran compasión tiene como base la renuncia (nges-‘byung), la determinación de estar libre de todo sufrimiento. Esa determinación está dirigida solo a nuestro propio sufrimiento, pero una vez que la desarrollamos, podemos ampliar su alcance para incluir a todos los seres limitados. Así como no es suficiente estar harto y sentir repulsión (yid-‘byung) por nuestro propio sufrimiento, lo mismo ocurre con el sufrimiento de los demás. Necesitamos estar completamente convencidos de que la verdadera detención (verdadera cesación) del sufrimiento es posible y que la verdadera mente que es el camino (camino verdadero) de la cognición no conceptual de la vacuidad (vacío) es la forma de producir esta detención verdadera. La gran compasión tiene esta misma convicción con respecto a la detención verdadera de los sufrimientos de todos los demás.
La compasión inconmensurable implica tres deseos: “Qué maravilloso sería si todos los seres estuvieran libres de sufrimiento; que estén libres de sufrimiento; que pueda yo liberarlos del sufrimiento”. La gran compasión va más allá de estos buenos deseos e incluye asumir la plena responsabilidad de liberar a todos los seres limitados de todos los niveles de sufrimiento, incluso si tenemos que hacerlo por nosotros mismos.
La gran compasión es la compasión que conduce y causa la determinación excepcional (lhag-bsam), a la que a veces se hace referencia como “responsabilidad universal”. Es con una determinación excepcional que asumimos la plena responsabilidad de liberar a todos los seres de todo sufrimiento. Nuestra compasión solo se convierte en gran compasión cuando se combina con esa determinación excepcional.
La gran compasión iluminadora de un buda
Incluso más grande que la gran compasión de un bodisatva es la gran compasión iluminadora (thugs-rje chen-po) de un buda. Su superioridad proviene de tener como soporte la habilidad iluminadora (nus-pa) para conducir a todos los seres a la liberación y la iluminación, basada en la conciencia omnisciente de los medios hábiles que se adaptan individualmente a cada ser limitado.