Prácticas para la ecuanimidad no común desde nuestro punto de vista

Al siguiente paso se le llama el desarrollo de la “ecuanimidad Mahayana no común” (thun-mong ma-yin-pa’i btang-snyom). Este es el tipo de ecuanimidad que desarrollamos al igualar e intercambiar nuestra actitud hacia nosotros mismos y hacia los demás. Cuando hablamos aquí de igualar nuestra actitud hacia uno mismo y hacia los demás, parece haber dos aspectos de eso. Uno es tener, nuevamente, una actitud igualitaria hacia todos los demás, pero aquí específicamente cuando estamos tratando de ayudarlos. El segundo aspecto es ver que nosotros y los demás somos iguales. Es solo una cuestión de énfasis: un aspecto o el otro aspecto. Con este primer aspecto – que todos son iguales cuando los estamos ayudando – el énfasis no está como en la mera ecuanimidad (superar nuestras emociones perturbadoras), sino en ayudarnos, cuando estamos tratando de beneficiar a otros, a no tener favoritos sino ayudar activamente a todos, o al menos intentarlo.

Se divide en nueve puntos. Seis de ellos tienen que ver con el punto de vista relativo y tres con el punto de vista más profundo. Los seis desde un punto de vista relativo se dividen en tres desde nuestro propio punto de vista y tres desde el punto de vista de los demás. Lo que tratamos de desarrollar aquí es que, cuando estamos ayudando a otros es inapropiado sentir que algunos están cerca de nosotros y otros distantes o lejos. No es apropiado dar la bienvenida a unos y rechazar a otros.

Todos han sido igualmente nuestra madre, es solo cuestión de tiempo cuándo fue

Desde nuestro punto de vista, primero pensamos en cómo, si todos los seres limitados han sido nuestros padres y amigos más cercanos en vidas anteriores, es inapropiado considerar a algunos como cercanos y otros como lejanos, porque solo es cuestión de tiempo, en realidad, cuándo fueron nuestra madre, por ejemplo. Aunque no hayamos visto a nuestra madre en diez minutos o en diez años o en diez vidas, ella sigue siendo nuestra madre. Esa es la línea de razonamiento que usamos aquí. Con cada ser, tal vez son diez vidas que no lo hemos visto como nuestra madre, o diez mil vidas, o solo diez minutos, aún así son nuestra madre. Desde nuestro punto de vista, es solo relativo a la cantidad de tiempo que ha pasado desde que la vimos, pero en ese sentido, todos son iguales.

Si estamos tratando de hacer esto en meditación, por supuesto, podríamos imaginar un grupo completo de seres, humanos – también podríamos incluir animales, insectos, etc. (eso es mucho más difícil, pero podemos hacerlo así) – pero como estamos aquí en un grupo de personas, también podemos hacer esto en términos de mirarnos unos a otros, sin hacerlo fijamente de forma descortés, y darnos cuenta de que todos en esta sala han sido nuestra madre en algún momento u otro, es solo una cuestión de cuándo. También podemos, por supuesto, hacerlo en el metro o en cualquier lugar donde haya un grupo de personas, como haciendo fila en una tienda. Hay muchísimas oportunidades en nuestra vida diaria para practicar este tipo de meditación.

Por cierto, este es un paso más además del paso inicial de reconocer que todos han sido nuestra madre en una vida anterior. El siguiente paso es solo una cuestión de cuándo fueron nuestra madre, pero todos fueron igualmente nuestra madre.

Permítanme recordarnos que el estado mental que estamos tratando de generar aquí, cuando estamos viendo a todos, es no tener la sensación de estar particularmente cerca de este y distante de aquel. La razón que nos ayuda a llegar a ese estado mental es que todos han sido nuestra madre, y es solo cuestión de tiempo cuándo. Para aquellos de nosotros cuyas madres ya fallecieron, esto se vuelve un poco más relevante, o significativo, debería decir, o más fácil de relacionar, porque nos preguntamos dónde está nuestra madre ahora, la madre que tuvimos en esta vida; podría ser cualquiera de la edad apropiada.

Intentemos esto por unos momentos.

[Meditación]

Cuando tratamos de considerar a los demás como nuestra madre, ¿es más fácil hacerlo con mujeres que con hombres? La pregunta es cómo lidiar con eso, cómo hacerlo más fácil.

Bueno, si tenemos problemas para hacerlo con los hombres, ¿cómo vamos a poder hacerlo con un mosquito? Necesitamos pensar en continuos mentales sin principio y sin fin que son individuales, para cada individuo y, con base en el karma que se ha construido, a veces ese continuo mental renacerá con un tipo de forma física u otra: a veces como un ser humano, a veces como un animal o insecto, o cualquier otro tipo de no humano, ya sea macho o hembra. Este es el caso no solo de todos los demás, sino también de nosotros mismos. Por lo tanto, es ilógico identificar a la persona inherentemente como solo una forma de vida o un género permanentemente, para siempre, que se establece solo por su propio poder, independientemente de que esté influenciado por todo el comportamiento kármico de este ser.

Recordemos que, anteriormente en nuestra discusión, mencioné que, en términos de obtener comprensión y convicción en vidas pasadas y futuras, necesitamos entender la vacuidad, específicamente, o más especialmente, la vacuidad del yo y la vacuidad de causa y efecto. Si tenemos dificultad para ver a los hombres o a los mosquitos como si fueran nuestra madre en una vida anterior, necesitamos trabajar más en la vacuidad, obviamente, en la comprensión de la vacuidad. Aunque podríamos seguir, digamos, una versión Dharma-light de ver a todos los hombres como si fueran nuestro padre, o, dado que el Dharma-light no considera las vidas pasadas, que podrían actuar con amabilidad y cuidarnos como un padre, ¿qué vamos a hacer con nuestro amigo el mosquito? Es muy difícil tratar con estas otras formas de vida en la versión Dharma-light. Cualquier perro o gato podría ser nuestra querida mascota, pero no muchos de nosotros tenemos un mosquito mascota al que alimentamos todos los días con nuestra propia sangre, una idea interesante.

Todos nos han ayudado por igual más de lo que nos han causado daño

El siguiente punto en el desarrollo de este tipo de ecuanimidad Mahayana es que podríamos tener una objeción. Podríamos decir: “Está bien, así como estos seres tal vez me han ayudado, ¿no me han hecho daño también?”. Con esa línea de razonamiento, podemos decir: “Todo el mundo me ha hecho daño y me ha odiado; por lo tanto, es apropiado ver a todos como enemigos”. Si planteamos esa objeción, entonces debemos seguir la siguiente línea de razonamiento de que, si bien es cierto que todos en algún momento deben habernos dañado también, sin embargo, la cantidad de ayuda que nos han brindado supera con creces la cantidad de daño que nos han hecho. Porque si consideramos la bondad de los demás, que es una meditación específica que hacemos, la cual se enfoca en cómo los demás son amables con nosotros, incluso cuando no han sido nuestra madre, vemos que muchos otros están involucrados en hacer posible que vivamos, ya sea directa o indirectamente: las personas que cultivan nuestros alimentos, las personas que construyen las carreteras y los transportes para poder llevar los alimentos a donde podríamos comprarlos, las personas que los envasan y fabrican el material para envasarlos, toda la industria petrolera para poder permitir que los transportes circulen, y la industria siderúrgica para construir los camiones.

Un ejercicio de meditación es simplemente mirar todo lo que hay en la habitación que nos rodea, o todo lo que usamos durante el transcurso del día, y considerar cuántos seres están involucrados en que eso sea posible. Especialmente hoy en día, en la era de la globalización, todo lo que usamos durante un día lo hacen personas de todo el mundo. Aunque es posible que no lo hayan hecho conscientemente para beneficiarnos de manera personal (algunos trabajadores de una fábrica de calzado en China, por ejemplo), es en dependencia de su trabajo que podemos vivir y sobrevivir. Aunque su motivación podría no haber sido la amabilidad, sin embargo, es muy amable que hayan hecho todo este trabajo. Si pensamos en términos de todos los seres y todas las vidas, la cantidad de ayuda que nos han brindado, ya sea directa o indirectamente, supera con creces la cantidad de daño que nos han causado.

En la meditación, solo tratamos de pensar en eso y digerirlo. Podríamos ver a los demás en la habitación o en el metro con este entendimiento, pero específicamente con la actitud de que no hay por qué acoger a unos como cercanos –“yo te ayudo solo a ti”– y sentirnos distantes con los demás. Aquí estamos mucho más abiertos, activamente, para ayudar a todos, no solo a los favoritos. La razón de esto es la línea de razonamiento de que la cantidad de ayuda que todos han brindado es mucho mayor que la cantidad de daño.

[Meditación]

Una cosa que también me parece importante recordar es que cada meditación en particular que tenemos, que implica considerar a los demás desde un punto de vista u otro, distinguir un aspecto de ellos en una meditación... Como, por ejemplo, con alguien a quien estamos muy apegados, distinguir que en algún momento ha sido nuestro enemigo y nos ha hecho daño. Sin embargo, en otra meditación dirigida a la misma persona, distinguimos que ha sido nuestra madre en una vida anterior, y en otra meditación con la misma persona, distinguimos que nos ha ayudado mucho más de lo que nos ha lastimado. Podríamos confundirnos mucho si pensamos: “Bueno, ¿cómo se supone que debo considerar a esta persona? Porque ahora dices que me ha hecho daño y ahora dices que me ha ayudado”.

Una vez más, la comprensión de la vacuidad aquí es esencial. No estamos hablando solo de un aspecto de la persona, el cual es su identidad sólida permanente independiente de todo lo demás. Distinguir todos estos aspectos diferentes –que son todos válidos, correctos– tiene un propósito específico y se enfatizan con relación a un contexto diferente: el contexto de superar el apego o el contexto de igualar nuestra actitud cuando estamos tratando de ayudar a todos. Nos enfocamos en un aspecto u otro relativo al propósito del mismo, que es ayudarnos a superar algún tipo de emoción perturbadora o generar algún tipo de estado mental constructivo hacia la persona. Por eso es muy importante tener una gran comprensión del Dharma. Es por eso que siempre se dice que necesitamos un gran repositorio de escuchar las enseñanzas –haber escuchado muchas enseñanzas y luego haberlas pensado y digerido– para que, en cualquier tipo de situación que encontremos en la vida, cuando surja algún tipo de emoción perturbadora o algún tipo de aspecto problemático, sepamos exactamente qué antídoto aplicar. Y tenemos una gran flexibilidad para poder aplicar un oponente u otro, incluso si se requiere ver a la persona de una manera completamente diferente cada vez.

Por lo tanto, no somos inflexibles ni rígidos. Somos muy flexibles en la forma en que tratamos a las personas porque tenemos muchos, lo que llamaríamos “medios hábiles” (thabs-mkhas) que podemos usar. Para cualquier emoción perturbadora en particular, es muy bueno tener varias formas de manejarla, porque en algunas situaciones un método puede no ser tan efectivo como otro. Siempre debemos tener un Plan B y un Plan C alternativos, no solo un Plan A. Este es un consejo que dio mi maestro Serkong Rinpoche en términos de cómo enfrentar cualquier situación en la vida, que siempre debemos tener planes alternativos para que, si el plan primario no funciona, no nos quedemos completamente sin nada y nos asustemos. No tener un solo paracaídas en el avión, sino varios.

Dado que todos, incluidos nosotros mismos, podemos morir igualmente hoy, ¿de qué sirve causar daño?

El tercer punto que es relativo a nuestro propio punto de vista para ayudarnos a desarrollar la ecuanimidad Mahayana – con la cual no nos sentimos cerca de unos y lejos de otros cuando estamos tratando de ayudar – es pensar en la muerte. La muerte llegará con seguridad, definitivamente moriremos, y el momento de nuestra muerte es completamente incierto; nunca sabemos cuándo sucederá. Por ejemplo, si fuéramos un preso y estuviéramos condenados a ser ejecutados mañana o dentro de una hora, ¿qué sentido tendría pasar los últimos momentos de nuestra vida enojados y tramando cómo lastimar a alguien? Este sería un uso extremadamente trivial de nuestros últimos momentos. Más bien, lo que sería mucho más beneficioso sería tener pensamientos positivos hacia todos y morir en un estado mental positivo. Es lo mismo en cuanto a los demás, pueden morir en cualquier momento, y todos son iguales en ese aspecto. El ejemplo es, ¿por qué patear a un perro moribundo? Hay un perro que se está muriendo, ¿de qué sirve patearlo? Entonces, si todos pueden morir en cualquier momento, ¿de qué sirve patearlos o tratar de hacerles daño? Ya sea que esta sea nuestra última hora con vida en esta vida o no, esto es cierto. Desde ese punto de vista de la muerte, tampoco tiene ningún sentido considerar a unos como especialmente cercanos y a otros como especialmente lejanos. Aquí el énfasis está en estar especialmente lejos y querer lastimar a alguien.

En nuestra práctica budista, tenemos muchas meditaciones que se enfocan en la muerte, y aquí hay otro ejemplo de una de ellas. Pensar de manera realista sobre la muerte pone todo en un punto de vista mucho más relativo en términos de lo que es importante. Aquí no pasaríamos nuestra última hora: “A éste lo voy a ayudar, y a aquél le voy a hacer daño”, y hacer esto y aquello. Solo traten de desarrollar una actitud abierta y cálida hacia todos y mueran en ese estado mental, pensando: "Que en mis vidas futuras pueda ayudar a todos por igual". Eso es mucho más beneficioso a pensar que en nuestra próxima vida solo ayudaremos a este y lastimaremos a aquel, porque no tuvimos suficiente tiempo para lastimarlo en esta vida, así que la próxima vida lo lastimaremos. Eso es ridículo. Trabajemos con esta línea de razonamiento sobre la muerte, que podemos morir en cualquier momento, y si esta fuera nuestra última hora, ¿de qué sirve conspirar para lastimar a algunos y solo ayudar a otros, y tener favoritos? Y lo mismo, si fuera la última hora de alguien más, ¿de qué sirve tratar de hacerle daño?

[Meditación]

Si pienso que moriría en una hora, es bastante lógico y razonable no dañar a otros. Pero, ¿cómo lidiar con los pensamientos de que entonces tampoco necesito ayudar a los demás? Podemos pensar que no necesitamos ayudar a los demás en absoluto porque podemos morir en cualquier momento, podemos morir en cualquier instante, por lo que eso podría llevarnos a la conclusión de que no necesitamos ayudar a los demás en absoluto.

Bueno, creo que aquí tenemos que traer otro punto, que es: “¿qué queremos que suceda en nuestras vidas futuras?”. ¿Queremos poder ayudar a otros en vidas futuras, lo cual es obviamente parte de nuestra motivación de la bodichita? ¿O queremos poder dañar a otros en vidas futuras, lo que probablemente también significaría que también salimos dañados? En nuestros últimos momentos, si no podemos ayudar a los demás de una manera activa, al menos hacemos aspiraciones para poder seguir ayudando a los demás. Mientras estamos vivos, tratamos de crear un hábito beneficioso de tratar siempre de ayudar a los demás.

También estaba pensando de manera similar en esta meditación, nuevamente del texto de Shantideva, cuán importante es en el momento de nuestra muerte morir solos, sin que las personas que nos rodean perturben nuestra paz mental, ya sea haciendo que estemos muy apegados a ellos y no queramos irnos, o alterados y llorando. O estaba pensando en una alumna mía esquizofrénica que era una tremenda perturbación, a quien ciertamente no querría al lado de mi cama al morir, actuando de una manera completamente loca. Sin duda, es mucho más beneficioso morir en una atmósfera muy pacífica, solos y sin perturbaciones, de modo que podamos concentrarnos únicamente en pensamientos positivos mientras morimos. Incluso si tenemos a otras personas a nuestro alrededor, molestándonos de una forma (atracción) o de otra forma (repulsión), (si es su caso, por favor, salgan de la habitación) intentaremos recomponernos y simplemente morir en paz con pensamientos para beneficiar a otros en vidas futuras también.

Además, si morimos en un estado mental tan positivo, indirectamente ayuda a los demás con nuestro ejemplo de morir con nuestro interés solo en los demás, no en nosotros mismos, y así sucesivamente. Estoy pensando en los relatos de los médicos que atendieron, por ejemplo, al difunto Karmapa durante sus últimos días en el hospital cuando se estaba muriendo, y de manera similar con otros grandes lamas. Su única preocupación era cómo se sentían los médicos, cómo estaban lidiando con la situación, cómo las enfermeras estaban lidiando con ello, cómo la gente a su alrededor estaba enfrentándolo. No hubo ni siquiera un pensamiento o indicación de autoconmiseración, miedo o de pensar en sí mismos. Esta es una enorme inspiración para los demás, simplemente por la forma en que morimos. Esto es algo muy importante que debemos tratar de hacer, no solo cuando morimos sino, por ejemplo, cuando estamos en el dentista o si estamos recibiendo algún tipo de tratamiento médico y demás: estar más preocupados quizás por el nerviosismo o estado emocional del médico en lugar de nuestro propio miedo.

Pasamos por estos pasos de la meditación de la bodichita, entonces, ¿cuándo debemos cambiar las etapas o los pasos? ¿Deberíamos esperar hasta alcanzar algún sentimiento, hasta que realmente desarrollemos algún estado mental, y entonces deberíamos pasar a la siguiente etapa? ¿O deberíamos simplemente ir de uno a otro sin esperar a tener esta experiencia?

Esa es una pregunta muy difícil de responder. En el enfoque tradicional, cuando estudiamos, por ejemplo, lam-rim (las etapas graduales del camino), en teoría, ni siquiera sabríamos cuáles son los próximos pasos. Por ejemplo, tuve la gran fortuna de poder estudiar lam-rim de esa manera, porque fui a la India y allí me lo enseñó mi maestro antes de que las traducciones del lam-rim estuvieran disponibles, antes de que se tradujera el texto de Gampopa, que creo que fue el primero en inglés. Aunque habíamos leído un poco de lam-rim, algunas oraciones aquí y allá, en mis clases de idioma tibetano antes de ir a la India, no tenía idea de lo que había en el lam-rim. Tuve que lidiar con cada punto como venía, sin saber qué seguía después. Eso fue muy, muy beneficioso, aunque, por supuesto, mi maestro no esperó hasta que obtuviera alguna realización antes de darme el siguiente punto de las enseñanzas.

Lo más habitual es que conozcamos todo el alcance de la enseñanza para que sepamos cada paso del camino y tengamos cierta comprensión cuando se nos enseña una determinada práctica de meditación; vemos a dónde conduce y qué se basará en ella. Eso es parte de la forma general en que examinamos una enseñanza. Las enseñanzas sobre lo que se llama los cuatro axiomas (rigs-pa bzhi), o cuatro formas de analizar, que es ver de qué depende esta enseñanza, en qué se apoya, cuáles son las etapas anteriores. Luego, a dónde conduce, cuál es su propósito, esos son dos, y el tercero es, ¿tiene sentido lógico?; la cuarta es si encaja con la naturaleza de las cosas, en general, con el modo en que las cosas son. En ese contexto, si tenemos una idea de todas las etapas, entonces tendríamos lo que se conoce como meditación de "vistazo" o "de revisión" de toda la secuencia, pero pondríamos el énfasis en una u otra conforme avanzamos.

Este es el mismo tipo de procedimiento que se usa cuando se hacen las prácticas preliminares. Digamos que nos dedicamos a hacer 100,000 postraciones y refugio y bodichita y Vajrasatva y el mándala y el yoga del gurú. Luego, haríamos un poco de cada uno todos los días, para tener una idea de todo el alcance; sin embargo, nos enfocaríamos en que la mayor parte de nuestra sesión sea con una de estas prácticas, hasta que hayamos hecho 100,000, y luego pasaríamos a la siguiente. Siempre tenemos en mente el alcance de todo el “ngöndro” (sngon-’gro), todo el conjunto de preliminares. Es un procedimiento similar [con los pasos de esta meditación de la bodichita].

En resumen, tenemos los tres puntos en términos de nuestro propio punto de vista relativo. Todos han sido nuestras madres o extremadamente amables con nosotros, es solo cuestión de cuándo, y la cantidad de ayuda que nos han brindado supera con creces la cantidad de daño. Y como podemos morir en cualquier momento y los demás pueden morir en cualquier momento, ¿de qué sirve tener favoritos y, en particular, qué sentido tiene querer lastimar a alguien y sentirse distante de ellos? Sin duda, deberíamos practicar cada uno de estos al menos hasta el nivel en el que lo recordamos para que podamos rememorarlo en diversas situaciones en las que sería relevante, y podamos retener la recordación (dran-pa) de ello, lo cual significa sostenerlo con memoria. Es recordar, eso es el mindfulness, la recordación. Es este "pegamento mental" de agarrarse a ello. En la situación, en particular, cuando nos sentimos muy distantes de alguien, este sentimiento de "no puedo relacionarme con esta persona", que, por ejemplo, podemos sentir cuando vemos a alguien de una cultura o un entorno totalmente diferente, o que tiene una edad muy diferente a la nuestra, digamos que puede ser un bebé, un joven o un anciano. “No puedo relacionarme con esta persona”, este tipo de sentimiento.

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