Los bodisatvas son descendientes o hijos de los Budas Triunfantes (rgyal-sras, sct. jinaputra) en el sentido de que nacen de las enseñanzas de los budas. Manjushri, por ejemplo, es elogiado como “el darse cuenta que discrimina iluminador (shes-rab, sct. prajna), integrado en uno, de todos los Budas Triunfantes de los tres tiempos”. Al mismo tiempo, aprendemos que los budas nacen de los bodisatvas. Entonces surge la pregunta: ¿cómo podría el hijo de un buda ser también el padre de un buda? ¿No es una contradicción decir que el resultado de algo es también su causa?
Chandrakirti plantea y responde a esta objeción en su Autocomentario a “Involucrarse en el Madyámaka” (dBu-ma-la ‘jug-pa rang-‘grel, sct. Madhyamakavataravrtti) y Tsongkhapa lo elabora en su texto Aclarar la intención de (“Involucrarse en el) Madhaymaka” (dBu-ma dgongs-pa rab-gsal).
Según sus explicaciones, los bodisatvas son las causas de los budas desde dos puntos de vista: aunque se han convertido en bodisatvas a través de las enseñanzas de un buda, pueden ser la causa obtentora o la condición que actúa simultáneamente para que alguien se convierta en un buda.
- Una causa obtentora (nyer-len-gyi rgyu) es aquella de la que se obtiene un elemento como su sucesor y que deja de existir cuando surge su sucesor, por ejemplo, una semilla para un brote. Cuando un bodisatva de la décima etapa se convierte en buda, ya no existe como bodisatva de la décima etapa.
- Una condición que actúa simultáneamente (lhan-cig byed-rkyen) es algo que existe antes del surgimiento de un elemento y que ayuda a que el surgimiento suceda, pero que no se transforma en lo que surge, por ejemplo, agua para un brote. Cuando otro bodisatva enseña a un bodisatva de la décima etapa, él o ella ayuda a ese bodisatva de la décima etapa a convertirse en un buda.
Chandrakirti y Tsongkhapa llaman a esta distinción causalidad desde el punto de vista del propio estado y causalidad desde el punto de vista de ser el que hace que alguien se apodere de algo:
- Desde el punto de vista del propio estado (gnas-skabsʼ, sct. avasthana), primero alguien es un bodisatva y luego, a través de la práctica adicional, se convierte en un buda. En lenguaje técnico, el estado de alguien de ser primero un bodisatva – alguien con bodichita no elaborada y, por lo tanto, con una mente que es el camino de la construcción (es decir, en el camino de acumulación) – es la causa obtentora de la cual surge su logro del estado de un buda como su resultado. En este caso, ser bodisatva y ser buda son dos estados consecutivos en el continuo mental de una persona.
- Desde el punto de vista de ser el que hace que alguien se sostenga de algo (yang-dag-par-‘dzin-du ‘jug-pa, sct. samadapaka), los bodisatvas son la condición que actúa simultáneamente para que alguien pueda sostenerse de la bodichita, lo que les permite convertirse en un buda. Después de todo, se dice en un sutra que el bodisatva Manjushri hizo que Shakyamuni y otros, antes de que se convirtieran en budas, se sostuvieran de la bodichita. En este caso, el bodisatva maestro y el bodisatva al que ayuda pertenecen a dos continuos mentales diferentes.
Ejemplos del último caso son el bodisatva Manjushri que apareció en visiones para responder preguntas y brindar orientación directa a Tsongkhapa y su maestro, Rendawa, para sus realizaciones de la bodichita más profunda, la vacuidad. Ese maestro bodisatva, Manjushri, puede que ya sea un buda como la encarnación del darse cuenta que discrimina de todos los budas, o puede ser un bodisatva en camino de convertirse en un buda. Podría aparecer de manera diferente a cada bodisatva, reflejando la personalidad de ese bodisatva, como fue el caso de los Manjushri que se aparecieron ante Tsongkhapa y Redawa.
La tradición de llamar a Manjushri para recibir orientación y enseñanzas a lo largo del camino se remonta a la India. Tengan en cuenta los siguientes versos al final de la plegaria dedicatoria con la que Shantideva concluye Involucrarse en el comportamiento del bodisatva (sPyod-'jug, sct. Bodhisattvacharyavatara). Aquí Shantideva se refiere a Manjushri con las variantes de su nombre, Manjunatha y Manjughosha.
(X.53) Que cada vez que desee ver o preguntar sobre cualquier mínima cosa, pueda yo contemplar al Guardián Manjunatha mismo, sin impedimento alguno.
(X.58) Me postro ante Manjughosha, por cuya bondad mis pensamientos se han vuelto constructivos; me postro también ante mi maestro espiritual y amigo, por cuya bondad he podido desarrollarme.
Esta es la presentación del sutra. Sin embargo, dentro del contexto del tantra anutarayoga, existe un debate sobre si el maestro bodisatva, como alguien que hace que alguien sustente las realizaciones, puede ser la encarnación de la conciencia profunda (ye-shes, sct. jnana) de la propia mente de luz clara de esa persona. Tal encarnación sería un Manjushri y podría aparecer en una visión pura una vez que esa persona haya alcanzado, por ejemplo, la etapa de luz clara real o, a través de la práctica de dzogchen, rigpa (conciencia pura) y, por lo tanto, una mente que es el camino del ver (camino del ver). Esto lo sugieren las descripciones de Manjushri en Un concierto de nombres de Manjushri ('Jam-dpal mtshan-brjod, sct. Manjushri-namasamgiti):
(10) La conciencia profunda encarnada (ye-shes sku, sct: jnanamurti) que es autoproducida, siendo la conciencia profunda (ye-shes sems-dpa´, sct: jnanasattva), Manjushri.
(60) Él es el progenitor de todos los Budas, el hijo espiritual superlativo y supremo de los budas.
(79) Él es el que no tiene forma, con una forma excelente, el principal, que tiene formas variadas, hechas de la mente.
(139) Es el soporte más interno de las mentes de todos los seres limitados, el que está pasando por la igualdad de sus mentes; él es quien trae satisfacción a la mente de todos los seres limitados, él es la alegría de la mente de todos los seres limitados.
Además, antes del estudio o la meditación, la mayoría de los practicantes del budismo tibetano piden a Manjushri que les dé claridad mental, recitando la Oración a Manjushri: Alabanza al Inteligente (Gang-blo-ma). Cuando no pueden entender algo, visualizan y recitan el mantra de Manjushri. Al componer o traducir una obra y al no poder encontrar la palabra adecuada, invocan a Sarasvati (dByangs-can-ma), la compañera femenina de Manjushri, con el verso y el mantra:
Sarasvati, toda blanca, hija del Brahma de cuatro caras, sobre un cisne en un racimo de lotos del (Cuatro) rostros, ven a jugar para siempre en mi mente.
El debate es si Manjushri o Sarasvati y la persona que recibe la visión pura son del mismo o de diferente continuo mental. No hay una respuesta decisiva.
Sin embargo, al invocar a Manjushri o Sarasvati, debemos tener siempre en mente la vacuidad. Manjushri o Sarasvati no tienen una existencia verdaderamente establecida en nuestra mente de luz clara, ni una inexistencia verdaderamente establecida. Su apariencia no surge de su existencia verdaderamente establecida en algún lugar no manifestado en nuestra mente de luz clara, ni surge de ninguna causa en absoluto. Las etapas para su surgimiento también carecen de una existencia verdaderamente establecida. Además, Manjushri, Sarasvati, nuestro yo convencional, nuestra mente de luz clara y su conciencia profunda carecen de existencia autoestablecida. Todos ellos son fenómenos que surgen de manera dependiente.
Lo que sugiere esta discusión sobre Manjushri o Sarasvati y la conciencia profunda de nuestra propia mente de luz clara es que, cuando obtenemos una percepción correcta de algún punto del Dharma, ¿lo atribuimos a nuestra propia inteligencia (lo que corre el peligro del orgullo) o lo atribuimos a Manjushri o Sarasvati? Vale la pena reflexionar sobre este punto.