La inspiración obtenida de una relación saludable discípulo-mentor es una fuente de verdadera alegría y logro espiritual. Por otro lado, cuando se malinterpreta y se mezcla con confusión, la relación se vuelve enfermiza y puede dar lugar a la devastación espiritual y el dolor emocional. Los malentendidos pueden darse del lado del discípulo, el mentor, o ambos; y los factores culturales a menudo se suman a la confusión. Una relación saludable con un maestro espiritual requiere una dirección segura en la vida, una motivación de la bodichita y, sobre todo, un buen entendimiento de la vacuidad. Sin estos prerrequisitos, cualquier intento de construir una relación corre el peligro de caer en una transferencia desenfrenada o en una regresión degenerativa o sobre-dependencia.