Lam-rim 12: Seis beneficios de tener recordación de la muerte

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Hemos comenzado las meditaciones para tomar conciencia de la muerte y apreciar el valor del Dharma, las medidas preventivas. La muerte llegará con seguridad, no hay forma de saber cuándo, y solo las medidas preventivas del Dharma que hemos tomado serán de alguna ayuda en el momento de la muerte. 

Hemos hablado de cómo todas estas meditaciones dependen de la aceptación del renacimiento. Todo el llamado Dharma Auténtico se basa en el principio básico de que las mentes individuales no tienen principio ni fin y que experimentan renacimientos, pasando de una vida a otra; el tipo de renacimiento depende del tipo de karma que construimos a partir de nuestras acciones. 

El Dharma, entonces, se define como algo que hacemos para evitar el sufrimiento en vidas futuras o para evitar el sufrimiento en su totalidad –es decir, para obtener la liberación– o, además de eso, para eliminar los oscurecimientos que nos impiden ser de la mejor ayuda para todos porque estos oscurecimientos impiden nuestra omnisciencia como budas. Por lo tanto, cuando pensamos en la práctica del Dharma, no estamos pensando solo en términos de esta vida. Estamos pensando más allá, entendiendo que cuando muramos, tendremos vidas futuras. Sin esa comprensión, estas meditaciones sobre la muerte no tienen mucho sentido. Uno podría, por supuesto, hacer una versión del Dharma light, pensando solo en términos de esta vida. En ese caso, simplemente apreciamos la vida que tenemos, reconociendo que va a terminar, y determinamos hacer el mejor uso de la vida que tenemos ahora.

Las meditaciones sobre la muerte comenzaron con las desventajas de no tener recordación de la muerte. Ya las hemos abordado. Hoy, abordaremos los seis beneficios de tener recordación de la muerte.

Los seis beneficios de tener recordación de la muerte

(1) Nos hace actuar de manera muy significativa

El primer beneficio es que nos hace actuar de manera muy significativa. Nos pone en un estado mental en el que no queremos perder el tiempo, sino aprovechar la esencia de nuestra preciada vida humana. La esencia de una preciada vida humana es tener la capacidad de mejorarnos creando las causas para tener vidas humanas preciosas en el futuro, de modo que podamos seguir trabajando por la liberación y la iluminación. El punto aquí es que, si supiéramos que mañana vamos a morir, no pasaríamos el día de hoy haciendo algo sin sentido y trivial. 

Un buen ejercicio de meditación es imaginar que estamos en una prisión, en una guerra o algo parecido, y que mañana nos van a ejecutar. ¿Cómo pasaríamos nuestro último día si tuviéramos la libertad y la capacidad de hacerlo como quisiéramos? Obviamente, no lo pasaríamos haciendo algo sin sentido y trivial. Pero aquí, por supuesto, la cuestión es que cualquier día podría ser nuestro último día. Si somos conscientes de eso, no perderemos nuestro tiempo haciendo cosas sin sentido y triviales. 

Así que dediquemos unos cinco minutos a imaginar que este es nuestro último día. Si sabemos que nos van a ejecutar por la mañana, ¿cómo pasaríamos el día? ¿Lo dedicaríamos a hacer algo sin sentido y trivial, sea cual sea la definición que le demos a eso? Obviamente, esta meditación también nos lleva a examinar cuánto tiempo pasamos haciendo cosas sin sentido y triviales.

[meditación]

Es muy interesante explorar qué haríamos en nuestro último día y qué dejaríamos de hacer. El ejemplo en el que estaba pensando era mirar las noticias: cuántas veces me distraigo durante el día mirando las noticias. Sería totalmente insignificante y trivial si me ejecutaran mañana. Estoy seguro de que todos podemos encontrar muchas cosas que hacemos todos los días que, en vista de la muerte, realmente no tendrían sentido.

(2) Hace que todas nuestras acciones positivas sean más poderosas y efectivas

El segundo beneficio de tener recordación de la muerte es que hace que todas nuestras acciones positivas sean más poderosas y efectivas. Si fuéramos conscientes de que la muerte puede llegar en cualquier momento, nos desapegaríamos de manera natural de todas las cosas fugaces, de todas las cosas que perecen y se van. Nuestras acciones no estarían motivadas por las tres actitudes venenosas porque veríamos la inutilidad de tener actitudes perturbadoras hacia las cosas que simplemente tendremos que dejar atrás. 

Si muriéramos mañana, ¿por qué nos enfadaríamos con alguien hoy? ¿Por qué nos aferraríamos a alguien, sentiríamos celos o seríamos arrogantes con alguien? En cualquier caso, tendríamos que dejar a las personas que son objeto de nuestra ira, apego, etc., así que ¿qué sentido tendría? Lo mismo ocurriría con nuestras posesiones. Naturalmente, nos volveríamos más generosos con nuestra riqueza y nuestras posesiones y daríamos lo que pudiéramos para beneficiar a los demás. No nos molestaríamos con cosas que, a la luz de la muerte, son triviales y realmente no importan. De esta manera, una vez calmadas nuestras emociones perturbadoras de apego, ira, etc., nuestras acciones positivas se volverían más puras y más eficaces para producir resultados que serán beneficiosos para nuestras vidas futuras. 

Ese es el punto: nuestras acciones positivas se vuelven más poderosas. Dedicaremos más tiempo y esfuerzo a comportarnos de manera positiva porque veremos que no sirve de nada enojarnos con alguien o aferrarnos a nuestras posesiones. En otras palabras, nuestra práctica del Dharma será mucho más fuerte y efectiva si pensamos en la muerte y en que este podría ser nuestro último día. 

Dediquemos otros cinco minutos o más a ello.

[meditación]

Creo que es bastante obvio que, si tuviéramos recordación de la muerte y del hecho de que podría llegar en cualquier momento, sin duda nos esforzaríamos más sinceramente en las prácticas de purificación (por ejemplo, la de Vajrasatva). Sin duda tendríamos mucha más fuerza en nuestras prácticas de la bodichita: “En mis vidas futuras, que pueda seguir trabajando por la iluminación para poder beneficiar a los demás. Que pueda seguir estudiando y aprendiendo de los más grandes maestros espirituales”. Todas nuestras plegarias y esfuerzos serían tremendamente más fuertes y sinceros. 

Luego están los siguientes tres puntos, que van juntos.

(3) Es importante al inicio 

El primero de ellos es que la recordación de la muerte es importante al inicio. Tener recordación de la muerte puede ser un incentivo muy fuerte para iniciarnos en el camino del Dharma. Las personas que han tenido tumores cerebrales, cáncer o que han sufrido accidentes de tráfico o algo por el estilo suelen recurrir a algún tipo de práctica espiritual. Por lo tanto, puede ser muy útil para iniciarnos en la práctica del Dharma. Creo que muchos de nosotros recurrimos inicialmente al Dharma porque hemos tenido una enorme cantidad de sufrimiento en nuestra vida. Por lo tanto, es muy útil al inicio.

(4) Es importante en el medio

El siguiente punto es que la recordación de la muerte es importante en el medio. Si somos conscientes de la muerte y de que puede llegar en cualquier momento, perseveraremos en nuestro estudio y práctica. No perderemos el interés ni nos rendiremos en el medio. Siempre estaremos motivados para seguir adelante, recordando que nuestras preciadas vidas humanas pueden pasar en un instante. 

Muy a menudo ocurre que llegamos a un punto en el que ya no tenemos mucha energía para la práctica. Nuestra práctica se vuelve aburrida y repetitiva; no tiene mucho sentimiento, etc. Entonces ocurre algún desastre en la vida, algún sufrimiento grave, y nos vemos atraídos de nuevo a una práctica del Dharma más fuerte. Pero si en lugar de esperar a que suceda algo desastroso tuviéramos recordación de la muerte y de que podría suceder en cualquier momento, seguiríamos revitalizando nuestra práctica para continuar. 

(5) Es importante al final

El tercero de estos tres puntos es que la recordación de la muerte es muy útil al final de nuestro estudio y práctica. Esa conciencia mantiene nuestra atención enfocada en el objetivo, ya sea seguir teniendo preciados renacimientos humanos o alcanzar la liberación o la iluminación. Por lo tanto, es útil para llevar nuestra práctica a su objetivo previsto. 

Así pues, la recordación de la muerte es útil al principio, en el medio y para llegar al final. Esto pone de relieve que, aunque la conciencia de la muerte y la impermanencia aparece bastante temprano en el curso del lam-rim y se considera parte de lo que se conoce como los preliminares ordinarios o comunes (pensar en los cuatro pensamientos que dirigen la mente hacia el Dharma, etc.), no es algo que dejemos para las primeras etapas de la práctica del Dharma. Es muy importante permanecer conscientes de la muerte y la impermanencia a lo largo de todas las etapas de nuestra práctica, especialmente cuando descubrimos que nuestra práctica se está volviendo aburrida y rutinaria. 

Pensemos en esto durante unos minutos.

Es bastante interesante cómo la muerte de un amigo cercano o un pariente, especialmente la muerte de alguien de nuestra misma edad o más joven, puede recordarnos el hecho de que la muerte puede llegar en cualquier momento.

[meditación]

(6) Moriremos tanto feliz como placenteramente

El último beneficio de tener recordación de la muerte es que, en el momento de nuestra muerte, moriremos felices y placenteramente. En otras palabras, habremos pensado en ella y nos habremos preparado para ella. Habremos tomado suficientes medidas del Dharma para poder morir sintiendo que hemos hecho un buen uso de nuestra vida y que hemos creado las causas que nos permitirán continuar en nuestros caminos espirituales en vidas futuras. 

Lo que se dice que es un indicador de si hemos desarrollado una correcta comprensión de nuestra muerte inminente e inevitable es nuestra actitud hacia la muerte, es decir, si nuestra actitud es la opuesta a la de las personas comunes que se preocupan solo por las cosas transitorias de esta vida. Las personas comunes tienden a temer a la muerte. Pero si hemos practicado con éxito y tenemos una comprensión correcta, lo que temeremos en lugar de la muerte en sí será morir con el arrepentimiento de haber desperdiciado terriblemente una vida humana preciosa. Si hemos sido conscientes de la muerte todo el tiempo, no moriremos con un terrible arrepentimiento. Moriremos, como dice el dicho, feliz y placenteramente. 

Así que hagamos esa meditación.

[meditación]

Estas meditaciones sobre la muerte son muy aleccionadoras, pero, obviamente, son muy importantes para adoptar una actitud realista ante la muerte y poder afrontarla. Es un hecho que sucederá, que nos sucederá a nosotros y que no hay forma de saber cuándo.

Otro ejercicio muy útil es hacer un inventario de las personas que han fallecido y que han sido muy cercanas a nosotros, pensar en cada una de ellas por un momento y luego preguntarnos: “¿Soy diferente a ellas? Podría ser el próximo. ¿Qué he hecho para prepararme para eso?”. 

Preguntas

Practicar lo que nos puede traer el mayor beneficio ahora y en el momento de la muerte

Participante: A veces, hacer esta meditación me deja insatisfecho con mi práctica. Pienso: “Vaya, ¿qué va a pasar si no estoy satisfecho con mi práctica cuando me esté muriendo?”. 

Dr. Berzin: Es un punto muy bueno. Creo que hay dos aspectos en eso. Uno es: ¿Qué estoy practicando? ¿Es lo que estoy haciendo realmente lo más útil que puedo hacer en mi nivel de práctica y lo que será de mayor ayuda en el momento de la muerte? El otro es: si mi práctica es la práctica adecuada para mi nivel, ¿qué tan bien la estoy haciendo, con qué sinceridad? Obviamente, todas las prácticas del Dharma son adecuadas; es solo una cuestión de cuándo una determinada práctica es más apropiada para nosotros, considerando el nivel en el que nos encontramos. 

En realidad, yo mismo estaba pensando en esto: en cómo, en el momento de la muerte, parecerá tan trivial si puedo o no visualizar lo que sostiene cada figura en estas complejas visualizaciones tántricas. Parecerá tan inútil haber pasado tanto tiempo trabajando en eso en lugar de trabajar en la bodichita. En todas las tradiciones Mahayana, lo que siempre se enfatiza como lo más importante es la bodichita, que es más que solo amor y compasión. La bodichita es además del amor y la compasión: quiero ayudar realmente a todos, y quiero alcanzar el estado iluminado de un buda para poder hacerlo. Estoy seguro de que, con esfuerzo, y dada la base de mi naturaleza búdica, puedo lograrlo y lo lograré.

¿Cómo podría uno estar en desacuerdo con todos los grandes maestros que han dicho que esto es lo más importante? Lo más importante es no poder visualizar lo que esa deidad que está en esa esquina del mándala sostiene en su segunda mano derecha y de qué color es su cara izquierda. En cierta etapa de nuestra práctica, por supuesto, tener en mente tantos detalles diferentes, lo que representan, etc., es útil para expandir nuestra mente. Si vamos a beneficiar simultáneamente a todos los seres, obviamente tendremos que ser capaces de mantener una enorme cantidad de información junta y en orden. Por lo tanto, esta es una práctica que puede ayudar con eso. Pero puede que no estemos en una etapa en la que sea algo significativo en lo que enfocar toda nuestra energía. 

Por eso, aunque sea un poco heterodoxo, siempre les digo a las personas que están haciendo, por ejemplo, las prácticas de ngondro (sngon-'gro), las prácticas preliminares o la práctica del refugio y la postración, que recuerden cuál es la esencia de todo ello. No se trata de tener una visualización clara de cada figura en el árbol del refugio y de lo que sostienen en sus manos: es el estado mental de dar una dirección segura a nuestra vida, trabajando hacia lo que representan el Buda, el Dharma y la Sangha, mostrándoles respeto, siendo humildes, etc. 

Así que, sí, pensar en la muerte realmente nos hace preguntarnos: “¿Qué estoy haciendo en mi práctica? ¿En qué me estoy enfocando? ¿Es aquello en lo que me estoy enfocando realmente esencial y lo que más me beneficia en esta etapa de mi práctica?” La mayoría de nosotros no tenemos prácticas de Dharma personalizadas que nos haya dado un lama que nos conozca muy bien y que esté calificado para sugerirnos lo que, personalmente, debemos hacer en este momento. Por lo general, seguimos un menú estándar y, en muchos sentidos, tenemos que comprobar por nosotros mismos qué es lo que más nos beneficia. 

Participante: ¿Cómo puedo evaluar mi práctica de meditación? Podría estarme engañando. Podría pensar que es una buena práctica cuando no lo es.

Dr. Berzin: Bueno, si tienes acceso a un profesor que esté bien calificado, puedes consultarlo con un profesor. O puedes simplemente seguir las pautas que se encuentran en casi todos los textos. Conoces cuáles son las prácticas básicas y cuáles son las prácticas posteriores que se sustentan en esos principios básicos. 

Si no hemos integrado completamente los conceptos básicos, aunque nos esforcemos en aprender sobre las cosas más avanzadas para familiarizarnos con las etapas posteriores del camino, no nos enfocaremos en esas cosas avanzadas. Nos enfocaremos en los conceptos básicos. Sin los conceptos básicos, nuestra práctica no es muy efectiva. Entonces solo estamos fingiendo. Es como un niño pequeño que finge ser un adulto, poniéndose los zapatos de mamá o papá y caminando por la casa con ellos. Para muchos de nosotros, nuestra práctica del Dharma es así.

Participante: Hacer estas meditaciones te obliga a ser sincero acerca de cuáles son tus emociones perturbadoras y a pensar en no querer tenerlas en el momento de la muerte y llevarlas a vidas futuras.

Dr. Berzin: Definitivamente. Además, si nuestras emociones perturbadoras fueran aún más fuertes en el momento de la muerte que ahora, ¿qué tipo de renacimiento generarían? No tenemos que pensar en fantasmas aferrados, criaturas del infierno y cosas por el estilo. Hay muchos ejemplos del reino animal en los que pensar: animales que son totalmente agresivos, que cazan y se comen a otros; animales que simplemente siguen sus instintos sexuales, saltando sobre cualquier cosa que se les cruce en el camino; animales que no entienden nada. 

No tener expectativas no significa no tener metas

Participante: ¿Cómo encaja este tipo de visión con el hecho de no tener ninguna expectativa de nuestra práctica del Dharma?

Dr. Berzin: No tener expectativas no significa que uno no trabaje para alcanzar una meta, siendo la meta principal la iluminación. No niega tener la bodichita. No tener expectativas significa básicamente no convertir en algo sólido y verdaderamente existente los resultados o el “yo” que está trabajando para alcanzar un resultado –“tengo que conseguir esto”, como si el resultado fuera una recompensa, algo que está “ahí afuera” en el cielo. Más bien, es que “voy en esta dirección y eso es suficiente”. 

Lo que va de la mano con no tener expectativas es no tener ninguna preocupación por el fracaso. Eso no significa que seamos descuidados en nuestra práctica; es solo que no estamos todo el tiempo paranoicos sobre si nuestra práctica está yendo bien. La naturaleza del samsara es que tiene altibajos. Tiene altibajos no solo en términos de renacimiento sino también en términos de nuestro estado de ánimo y nuestra práctica. Así es, así que no hay nada especial. 

“No tener esperanzas, expectativas ni preocupaciones” es básicamente una instrucción que se puede aplicar en muchos niveles de la práctica. En un nivel, puede ser permanecer enfocado en el momento presente de nuestra práctica, para limpiar la mente de pensamientos sobre el pasado, el futuro, etc. No significa que no tengamos un objetivo de la bodichita: tenemos ese objetivo. En otro nivel, puede ser mantener la perseverancia, en otras palabras, tener la actitud de “no me importa si mi práctica va bien o no. Simplemente voy a continuar”, lo que nos da la fuerza para seguir adelante. Si tenemos éxito, no pensamos: “Qué maravilloso soy. Ahora no tengo que esforzarme más”. Por otro lado, si tenemos un revés, no nos desanimamos: “Le pasa a todo el mundo. Nada especial”.

Cualquier voto, consejo o regla que encontremos en el Dharma no se establece por su propio poder y desde su propio lado. Es muy importante aplicar la meditación de la vacuidad a los consejos, a los votos y a las prácticas éticas. Si pensamos que estos se establecen por sí mismos y por su propio poder, nos volvemos muy, muy rígidos: “Esta es la ley y tiene que aplicarse en cada situación, sin importar cuál sea”. Entonces nos volvemos fanáticos, fundamentalistas. Esa no es en absoluto la forma en que se pretende practicar el Dharma. 

Tenemos que pensar en términos de surgimiento dependiente: que un consejo o voto en particular surgió con un propósito determinado y debido a una situación determinada. El propósito podría ser evitar distracciones mientras estamos en retiro tratando de lograr una concentración unipuntual. La forma en que aplicaríamos ese consejo en la vida diaria dependería de las circunstancias; por lo tanto, nuevamente, surgimiento dependiente. 

Además, lo que siempre hay que tener en cuenta es la motivación. El consejo o la regla que se da puede ser diferente, dependiendo de la motivación. Por lo tanto, hay ciertas excepciones, situaciones o momentos en los que es más apropiado no seguir lo que se aconseja o especifica, como cuando estamos enfermos o cuando estamos ocupados con otra cosa. Por ejemplo, si alguien nos pide ayuda con algo que es trivial y estamos involucrados en hacer algo que será de beneficio para muchos otros, podemos excusarnos. Hay muchas variables involucradas. Nada, ningún consejo, promesa o regla, se establece por su propio poder y desde su propio lado. Necesitamos ser flexibles y usar el darse cuenta que discrimina al aplicarlo.

Así pues, este punto sobre la flexibilidad encaja bien con la instrucción de no tener esperanzas ni expectativas en nuestra práctica. Encontramos esa instrucción en el contexto de aquietar la mente, por ejemplo. Está dentro del contexto de la meditación mahamudra, por ejemplo. Aparece dentro del contexto de las prácticas para desarrollar la perseverancia. 

Además, no tener expectativas significa no tener expectativas no realistas, por ejemplo, esperar que nuestra computadora funcione para siempre y que nunca se descomponga. Por lo tanto, no tomamos la medida preventiva de hacer copias de seguridad de nuestros datos, un ejemplo clásico. 

Participante: Eso no importa en el momento de la muerte.

Dr. Berzin: ¿No importa en el momento de la muerte? Te daré un buen ejemplo. Mi cuñado, que murió hace algunos años, era un químico muy inteligente y creativo, y había desarrollado una serie de nuevos métodos para fabricar diversos productos, etc. Un producto que recuerdo era para limpiar las paredes de los túneles de una manera que no requería que todo el túnel se inundara con espuma de jabón y gases tóxicos. Eso es algo serio: ¿cómo diablos se limpian? Así que él había desarrollado eso, así como otras cosas, y tenía todo bajo llave en su computadora. Todo estaba codificado con contraseñas. Nunca le dio estas contraseñas a nadie. Luego murió. Nadie podía ni siquiera abrir su computadora, y mucho menos obtener las contraseñas de estos archivos individuales. Todo fue arrojado a la basura, todo se perdió.

Participante: Así pasa.

Dr. Berzin: Así pasa. Pero lo que quiero decir es que esto podría haber sido beneficioso para mucha gente. Hay ciertas cosas que no son de gran beneficio y otras que sí lo son. ¿Cómo juzgamos si algo es de gran beneficio o es trivial? Es difícil decirlo, pero creo que sabemos cuándo estamos haciendo algo que podría ser de gran beneficio o no.

Participante: Pero todo está perdido, lo bueno y lo malo.

Dr. Berzin: Las cosas buenas y malas se pierden, pero se puede intentar conservar lo que puede ser útil para los demás. Se puede tomar alguna medida preventiva: dar la contraseña a otra persona, guardarla en una caja de seguridad o algo así. 

Eso es lo que propuse en esas conferencias de traductores, aunque no sé si alguien ha tomado realmente la idea y la ha llevado a cabo. Lo que propuse fue que cada uno de los traductores del Dharma tuviera una caja de seguridad en uno de esos grandes centros informáticos de la universidad donde pudieran poner todas las joyas de sus computadoras, como sus enseñanzas, notas y manuscritos que nunca terminaron o publicaron. La Universidad de Virginia, por ejemplo, tiene muchos servicios informáticos disponibles para el Dharma. De esa manera, esos materiales podrían mantenerse a salvo en caso de que algo sucediera y murieran. De lo contrario, se perderían. Esto sería especialmente importante para las personas de mi generación, personas de cincuenta y sesenta años que han estudiado con los grandes lamas de la generación anterior y que han escrito estas cosas. No tenemos tiempo para ponerlas todas a punto para su publicación, así que hagamos cajas de seguridad para el Dharma. Al principio, la gente pensó que era una idea divertida, pero luego pensaron que realmente tenía mucho sentido. Ojalá se implementase realmente.

Hagamos esta última meditación antes de terminar, y luego, la próxima vez, podemos comenzar la meditación de nueve partes sobre la muerte, la meditación clásica. 

Repasamos a todas las personas que han estado cerca de nosotros (familiares, amigos, mascotas) y pensamos: “¿Qué diferencia hay entre ellos y yo? Fácilmente podría ser mi turno el próximo”.

[meditación]

Tengo sesenta y cuatro años, así que obviamente conozco a mucha gente que ha muerto, gente de la generación de mis abuelos, de la generación de mis padres, de la generación de la mayoría de mis maestros, etcétera... también de algunos de mis amigos. Una forma de hacer esta meditación fue imaginándolos a mi alrededor. No podía realmente mantenerlos a todos en una sola visión, pero podía tomar un grupo a la vez: digamos, miembros de la familia, luego maestros, y así sucesivamente. Luego visualicé a cada persona siendo eliminada una a la vez: esa persona se fue, esa persona se fue, esa persona se fue. Luego miré para ver quién quedaba... y allí estaba yo. Fácilmente podría ser borrado de la imagen a continuación. Esa es una meditación muy buena para hacer, especialmente con amigos que habían estado en el ejército o habían tenido SIDA y habían muerto. 

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